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EL LLAMADO: NO TE NIEGUES A RECONOCER SU VOZ

Primera lección
Meta de la Enseñanza
Como saber que Dios me está haciendo un llamado especial y que evidencias en mi
vida confirman ese llamado.

Visión
Ganar y restaurar las familias del Perú y todas las naciones, haciendo de cada uno
de sus miembros un discípulo, que guarde lo que Jesús enseño, por medio de grupos
en casa, donde aprendemos que a través de nosotros serán benditas todas las
familias de la tierra.

Base Bíblica
Isaías 48:17 “Así ha dicho Jehová, Redentor tuyo, el Santo de Israel: Yo soy Jehová
Dios tuyo, que te enseña provechosamente, que te encamina por el camino que debes
seguir.”

Introducción
A través de la historia Dios ha levantado hombres para proclamar el evangelio y guiar
a la iglesia. En cada generación el Señor llama hombres para el ministerio pastoral y
la predicación de su Palabra.

De allí la importancia que el hombre en quien Dios ha pensado sepa escuchar su voz
y tenga la seguridad que realmente Dios lo está llamando y que no es una simple
emoción.

Luego que descubrimos que realmente él nos está llamando nos toca dar respuesta a
esa invitación ¿Qué responderemos? como Isaías “………….Entonces respondí yo:
Heme aquí, envíame a mí” (Isaías 6:8) o como Jonás ”Y Jonás se levantó para huir
de la presencia de Jehová a Tarsis……..”. (Jonás 1:3)

Desarrollo
¿Qué es un llamado?
Viene del griego “kaleo” que significa convocar o invitar y en opinión del apóstol
Guillermo Maldonado el llamado “es la invitación que Dios nos hace para que vivamos
según su voluntad en nuestras vidas, desarrollando el potencial que hay en nosotros.”

En esta lección no nos estamos refiriendo al llamado general que todo creyente tiene
según Marcos 16:15 llamado popularmente la gran comisión “Y les dijo: Id por todo
el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” sino al llamado especial que Dios
hace a ciertas personas en cierto momento de su vida y para lo cual le da unción,
autoridad y habilidades especiales para cumplirla.

¿Cómo reconocer un llamado especial en mi vida?


1. ¿Tienes el deseo por la labor del ministerio?
Cuando Pablo instruyó a Timoteo en qué es lo primordial en el llamado al ministerio,
le habló acerca de un deseo interno: “Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena
obra desea” (1 Timoteo 3:1). Este anhelo es un sentir interno el cual nace por el
Espíritu Santo a medida que el hombre de Dios crece en su búsqueda y relación con
él.

La palabra griega para anhela es “oregomai” que quiere decir: estirarse uno mismo,
esforzarse para poder tocar o agarrar algo, buscar o desear algo. Por ello no estamos
hablando de una simple emoción que se desanima con los primeros obstáculos, pues
según Jeremías 17:9 el corazón es engañoso y perverso sino de un deseo constante
y persistente en nuestra mente que te lleva a desear la labor ministerial.

No siempre Dios nos llama de una forma espectacular o sobrenatural como Moisés
en la zarza ardiente, esto es la excepción, pues esto está dentro de la soberanía de
Dios, la mayoría de las veces solo dependeremos de una convicción profunda y
persistente en nuestro ser. Tampoco debemos equipararla con la intuición, que es la
facultad de comprender las cosas instantáneamente sin necesidad de
razonamiento, o con la voz de Dios, pues estas de hecho podrían ser de Dios pero
deben ser probadas a la luz de su palabra, las impresiones aceptables son
bíblicamente apropiadas, las impresiones del Espíritu Santo son de un carácter
pacífico y amable, no perturban ni agita la mente, en cambio las que no son del
espíritu, son precipitadas y violentas.

2. ¿El llamado provoca una pasión en tu vida?


Jeremías 20:9 “Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no
obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté
de resistirlo, y no pude.”

En el hebreo fuego es la palabra “esh” que quiere decir arder, encender y Jeremías
describe este fuego como que está metido en sus huesos, como una pasión que no lo
dejaba dormir ni estar tranquilo hasta que no haga algo por su llamado. Así mismo le
ocurre a cualquier persona que tiene un llamado de Dios, siente un fuerte deseo, una
fuerte pasión o un fuego, que si no hace algo al respecto siente que se muere.

Si usted no es feliz haciendo lo que hace, esto significa que lo que está haciendo no
es su llamado, pues su llamado está relacionado con su pasión, que es el combustible
de la voluntad. Por el contrario, nunca estaremos conformes haciendo otra cosa que
no sea la voluntad de Dios para nuestras vidas, es esta la razón por la cual vemos a
muchos hombres y mujeres frustrados e insatisfechos haciendo algo que no han
nacido para hacer.
La práctica del llamado nos debe llevar al estado que la psicología de la felicidad
denomina “estado flow” que es un estado subjetivo que las personas experimentan
cuando están completamente involucradas en una actividad hasta el extremo de
olvidarse del tiempo, la fatiga, obstáculos y de todo lo demás, excepto la
actividad en sí misma”. Así en ese estado disfrutamos con placer de cada segundo
que pasa, haciendo lo que nos gusta hacer.

3. ¿Estoy calificado bíblicamente para este llamado?


El mundo tiene sus propios requisitos o códigos de liderazgo de allí que alguien que
es sobornable puede dar una conferencia sobre la integridad o alguien que lleve una
vida desordenada puede dar una buen conferencia sobre administración o tal vez
como Dominique Strauss-kahn, ex presidente del FMI, acusado de intento de
violación y proxenetismo puede hablar de moralidad. Por el contrario para que un
líder espiritual pueda hablar de integridad, administración o moralidad debe cumplir
en primer lugar con los requisitos que expone Pablo en 1 Timoteo 3:1-4 y en Tito 1:6-
8 para quien anhela ser anciano u obispo o lo que hoy es lo mismo un líder espiritual
o un pastor.

4. ¿Poseo los dones necesarios para cumplir con mi llamado?


Una de las características que distinguen a un obispo (anciano o pastor) de un diácono
es que el primero, debe ser “apto para enseñar” (1 Timoteo 3:2). Igual característica
se encuentra en 2 Timoteo 2:24.

Al pastor hasta el siglo pasado se le conocía como un “minister est verbum Dei” es
decir un ministro de la palabra de Dios, porque un pastor es ante todo alguien que
trasmite al rebaño la palabra de Dios. Esto requiere de habilidades que Dios otorga
como don para enseñar y predicar a los que llama (Romanos 12:6-7)

Por ello reconocer el llamado al ministerio incluye un ardiente deseo por estudiar y
conocer la Palabra de Dios, una pasión por la proclamación del evangelio y una
incesante inquietud por conocer más y más acerca de Dios al punto de sentir lo que
habla el Salmo 119:103 “¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! más que la miel a
mi boca!” y el Salmo 119:77 “Vengan a mí tus misericordias, para que viva, porque tu
ley es mi delicia”

Puede ser que no siempre sentirás la misma intensidad para hacer la obra, pero
siempre debes disfrutar predicar, componer mensajes y estudiar su palabra. Pablo
dijo; "Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con
tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para
dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios." (Hechos 20:24)

Verdades del llamado


1. No admite condición de tu parte

Lucas 9:59-62”Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y
entierre a mi padre. Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y
tú ve, y anuncia el reino de Dios. Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero
déjame que me despida primero de los que están en mi casa. Y Jesús le dijo: Ninguno
que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.”

La expresión “deja que los muertos entierren a sus muertos” no significa que su
padre estuviera muerto, es una expresión de la época que equivalía a decir “déjame
esperar hasta que recibe mi herencia” y Jesús le respondió deja que el mundo cuide
de las cosas mundanas.

Cuando Dios te llama tu respuesta nunca debe ser condicionada por tus temores o
inseguridades, un llamado no implica necesariamente dejar tu profesión, trabajo,
negocio y menos tu familia, pero sí que Dios sepa que si él te lo pidiera lo harías. El
mensaje en Lucas 9:59-62 es que él es primero, no debemos amar por encima de él
a nuestra familia, amigos, trabajo o profesión, etc.

Lucas 5:10-11 “y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran


compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás
pescador de hombres. Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le
siguieron.”

Por otro lado en Lucas 5:10-11 Jesús le decía a Pedro ante su llamado “no temas” en
otras palabras yo supliré tus necesidades y que bueno que él y los otros pescadores
lo dejara todo por seguirlo, sin condición alguna.

Note Ud. que Jesús siguió cumpliendo su palabra de proveerle a pesar que Pedro ya
le había fallado al negarle tres veces. El señor le dio una nueva pesca milagrosa (Juan
21:6)

2. El elige según su soberanía

El hecho que sea Dios quien nos elija, nos debe dar la seguridad y convicción en
nuestro llamado, pues no fuimos escogidos por nuestro alto coeficiente intelectual,
nuestra experiencia profesional o nuestra gran resistencia física, sino por su
misericordia.

Efesios 4:11 “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros,


evangelistas; a otros, pastores y maestros.”

Juan 15:16 “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros”
Romanos 9:15-16 “Pues a Moisés dice: Tendré misericordia del que yo tenga
misericordia, y me compadeceré del que yo me compadezca. Así que no depende del
que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.

Gálatas 1:15 “Pero cuando agradó a Dios, que me apartó desde el vientre de mi
madre, y me llamó por su gracia.”

Jeremías 1:4-5 “Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo: Antes que te formase
en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las
naciones.”

Él ya ha puesto dentro de nosotros los dones y talentos necesarios, es decir el


potencial para cumplir vuestro propósito. Recuerda que potencial se define como
aquello “que no es, no se manifiesta o no existe pero tiene la posibilidad de ser, de
manifestarse o de existir en un futuro”.

Por eso, Dios le dijo a Gedeón cuando lo llamo en Jueces 6:14 “Y mirándole jehová,
le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvaras a Israel de la mano de los madianitas. ¿No
te envió yo?

La palabra fuerza en el hebreo es la palabra “koahj” que quiere decir capacidad,


capaz, idóneo, poder, potencia.

Así el saber quién nos dio el potencial nos crea una identidad y seguridad en él, por
eso cuando el sacerdote Amasias quiso minimizar el llamado del profeta Amos y le
dijo en Amos 7:12 “….Vidente, vete, huye a tierra de Judá, y come allá tu pan, y
profetiza allá”; Amos le respondió en Amos 7:14-15 “…….No soy profeta, ni soy hijo
de profeta, sino que soy boyero, y recojo higos silvestres. Y Jehová me tomó de
detrás del ganado, y me dijo: Ve y profetiza a mi pueblo Israel”.

Porque no se trata de lo que tú puedas hacer para él, sino lo que él puede hacer a
través de ti, no se trata de cuanto de él hay en ti, sino cuanto de ti tiene él.

3. El llamado es una honra

Hebreo 5:4 “Y nadie toma para sí esta honra, sino el que es llamado por Dios.”

La palabra de Dios le llama “honra” al llamado, porque esta invitación no la hace un


hombre u organización, sino de la persona más importante del universo. El llamado no
se hereda, compra o negocia es una honra dada por Dios."

La palabra honra en el griego es la palabra “time” que significa valioso, honor, estima
del más alto grado

4. El llamado es irrevocable
1 Corintios 9:16 "Me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!"

Romanos 11:29 “Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios.

La palabra irrevocable en el griego es la palabra “ametameletos” que significa no hay


que arrepentirse. Pablo nunca desistió de su llamado, él dijo en 2 Corintios 4:8-
9 “Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no
desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos.”

En cambio Juan Marcos, sobrino de Bernabé aunque fue llamado al ministerio luego
de un tiempo se echó para atrás (Hechos 13:13) aunque luego recapacito y tomo la
segunda oportunidad que Dios le dio (2 Timoteo 4:11).

Un ejemplo de llamado: El llamado de Samuel

En el libro de 1 Samuel 3:1-10 la biblia nos relata el llamado del profeta Samuel, por
ese entonces él tendría en opinión del historiador judío Josefo unos 12 años de edad
y vivía y servía en el templo a la orden del sacerdote Eli y fue allí donde oyó una voz
pronunciando su nombre, pero no reconoció que la voz era de Dios, porque según el
verso siete del capítulo mencionado aún no había conocido a Dios ni le había sido
revelada la palabra para su vida. La palabra “conocido” en el hebreo es la palabra
“yada” que significa hallar y la palabra “revelada” es la palabra “gala” que significa
“descubrir claramente”. Samuel hasta ese entonces no había recibido la palabra de
Dios por revelación ni había escuchado su voz.

De este texto podemos extraer algunas enseñanzas sobre el llamado:

 Él no reconoció por sí solo la voz de Dios, necesito que el sacerdote Eli le


ayudara. Así a veces necesitamos que nuestro líder, pastor o mentor nos
enseñe a reconocer la voz de Dios pues él ya la escucho antes.
 Con el llamado, Dios nos extiende más confianza. De esa manera Dios le confió
algo muy importante a Samuel sobre la familia de Eli y así dio inicio a su
llamado al ministerio.
 El llamado es personal, pues solo Samuel escucho su nombre en todo el templo.
 Podemos estar en la iglesia y aun servir a Dios pero seguir sin descubrir
claramente su voz para nuestra vida.

¿Qué te está impidiendo reconocer su voz?

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