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El Poder

del Sexo
Milah
Gerente editorial
Marcelo Grillo Giannetto Datos catalográficos
mgrillo@alfaomega.com.mx
Editor
Milah
Francisco Javier Rodríguez Cruz El Poder del Sexo
jrodriguez@alfaomega.com.mx
Primera Edición
Diseño de portada e ilustraciones
Roy Di Marco
http://roydimarco.daportfolio.com Alfaomega Grupo Editor, S.A. de C.V., México
rogeliohegar@hotmail.com
Fotografía ISBN: 978-607-707-663-6
Rafael Basurto
www.rafaelbasurto.com Formato: 14 x 21 cm Páginas: 236

El Poder del Sexo


Rocío Romano
Derechos reservados © Alfaomega Grupo Editor, S.A. de C.V., México
Primera edición: Alfaomega Grupo Editor, México, abril de 2013

© 2013 Alfaomega Grupo Editor, S.A. de C.V.


Pitágoras 1139, Col. Del Valle, 03100, México D.F.

Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana


Registro No. 2317

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E-mail: atencionalcliente@alfaomega.com.mx

ISBN: 978-607-707-663-6

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lengua española han sido legalmente transferidos al editor. Prohibida su
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Contenido

Prólogo V
Introducción IX

Capítulo 1. El Poder del Sexo en la Pareja  1


Valora la importancia del sexo  3
Prolonga la intensidad sexual  6
Comparte tus fantasías sexuales  8
Recupera la pasión perdida  11
No le niegues el sexo a tu pareja  15
Prepara sorpresas sexuales para tu pareja  20
Los tríos son una opción frente a la rutina sexual  24
Características de la experiencia swinger  30
Riesgos y ventajas del ambiente swinger  33

Capítulo 2. El Poder del Sexo en los Negocios  53


Estimula su punto P  57
Toma el control  62
Prepara a tu pareja  68
Usa posiciones cómodas 72
¿No te excitas? ¡No te preocupes!  76

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


IV El Poder del Sexo

Haz del sexo parte fundamental de tu vida  83


Deja que tus emociones fluyan  92
Fija tus propios líımites  97

Capítulo 3. El Poder del Sexo en la Oficina  99


Busca el tiempo para convivir con tu familia  102
No te preocupes si eres precoz  107
Utiliza las emociones más extremas a tu favor  108
Atrévete a darle un beso negro  112
No le tengas miedo al sexo anal  114
Experimenta sexo tántrico 117
Utiliza la eyaculación retardada a tu favor  122
Se cauteloso  124
Da y recibe  128
Haz que los convencionalismos sociales
  jueguen a tu favor  134
Mantén tu distancia  138
Respeta tus líımites  143
Deja en claro el estatus de la relación desde un inicio  147
Genera tus propios escrúpulos 151
Agudiza tus sentidos  155

Capítulo 4. El Poder del Sexo en la Política  157


Dale placer con tu boca sin importar su tamaño 163
Defiéndete cuando no estés de acuerdo  168
Ayúdalo a excitarse  174
Haz un trío sin desatender a nadie  180
Permítete sentir placer  186
Dale placer sin importar tu tamaño  198
Nunca involucres sentimientos y sexo cuando
  no sea con tu pareja  203
Hazle caso siempre a tu sexto sentido  207

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


Prólogo

Como hombre, me ha pasado muchas veces durante mi vida


que el sexo dicte mi comportamiento. Recuerdo bien cómo en
quinto de primaria, con frenos en los dientes y ropa escogida
por mi mamá , me di cuenta de que me gustaban las curvitas
del traserito de una niña de mi escuela. . . ¡Quinto de primaria,
escuincle precoz!
Después apareció aquel primito o amiguito que me enseñó
que jugando con mi propio cuerpo (la sección bajo el ombligo
para ser exactos) podía sentir placeres inimaginables... Y como
todos los hombres, me tomé esa actividad MUY en serio. Pri-
mero empiezas tranquilo, aplicas el “auto-love” de vez en
cuando, por curiosidad, calentura, aburrimiento (básicamente
cualquier excusa es buena) y eventualmente llegas al grado
avanzado y profesional de competir con amigos a ver quien
termina más rápido, quien eyacula más lejos o quien puede
hacerlo más veces por día. Luego, como adolescente o adulto
joven te das cuenta de que quisieras tener sexo todo el día,
todos los días y que lo fantaseas con muchas personas y de
maneras diferentes.
Por si fuera poco sumémosle a todo esto nuestro descubri-
miento más grande (hasta que podamos tener sexo con alguien
que no sea nuestra propia mano)... La pornografía... y...a
practicar ¡Aún más!

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


VI El Poder del Sexo

Todo esto le pasó a prácticamente todos los hombres que


he conocido en mi vida, mientras que la mayoría de las mujeres
vivían una historia bastante diferente.
Todos vivimos en un mundo creado para nosotros por las
influencias externas: nuestros padres, y todas las generaciones
arriba de ellos, los libros, la televisión, la sociedad, la cultura,
la religión, etc, llevándonos a hacer y decir cosas porque “es
lo correcto” y no realmente porque sea lo que sentimos. Hasta
muchos años más tarde, cuando ya hemos desarrollado un cri-
terio propio, podemos de verdad emitir un juicio de que nos
acomoda y nos gusta objetivamente.
Además de esto, todo lo anterior fué diseñado de una
manera específica para hombres y de otra manera para mujeres.
¿Así, o más confusión para todos?
Esto ocasionó también que nos hayamos privado de poder
emitir juicios objetivos acerca de lo que nos gusta y lo que qui-
siéramos hacer y probar en nuestra vida sexual.
Conocer y leer a Milah ha sido para mí un descubrimiento
fuera de este mundo, porque por primera vez conozco a una
mujer (y qué mujer) que comparte una manera de pensar muy
abierta, muy honesta y lo hace para todos, hombres y mujeres
por igual. Además le agrega cosas nuevas a la vida sexual de
muchos, como por ejemplo el estilo de vida swinger, del cual yo
no tenía mucha información pero que definitivamente ¡suena
muy emocionante!
Tengo la firme creencia de que el amor, el sexo y el dinero
son las cosas que hacen girar a este planeta, y en este libro
Milah se adentra en uno de los temas más incomprendidos,
pero a la vez más importantes del comportamiento humano: el
poder del sexo.
Por cierto... me llamo Leonel, pero todo mundo me dice
“leopi” y llevo años estudiando, entrenando y enseñando a
hombres y mujeres en todo el planeta como conquistar la mente,

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


Prólogo VII

el corazón y el cuerpo de cualquier persona, vaya hago lo mismo


que hacía Will Smith en su película llamada “Hitch”, sólo que
y lo llamo “el efecto leopi”. En esa investigación en la que me
usé como rata de laboratorio a mí mismo, descubrí y aprendí
muchas de las cosas que toca Milah en este libro, y las cuales te
aseguro podrían cambiar tu vida al descubrir el poder que tienes
en ti, y el que ejercen en ti otras personas por medio del sexo.
Pregúntate antes de leer este libro, ¿por qué actuamos
como lo hacemos?, ¿por qué si físicamente nos dan ganas de
hacer “cosas”, no las hacemos? y ¿cómo podrías usar toda esta
información para ser una persona más feliz, tener una pareja, y
hacerla una persona feliz y satisfecha sexualmente?
Milah lo tiene todo en este libro, de la A a la Z del sexo,
así que amigo, amiga, ni lo pienses. Léelo y dale el beneficio
de la duda, ponlo a prueba, intenta cosas y después emite un
juicio, estoy seguro de que te darás cuenta de lo importante,
rico, saludable, relajante y positivo que es o empezará a ser el
sexo en tu vida, con tu pareja y para tu crecimiento personal...
Además de que algunas de las historias de Milah lo dejan a
uno... digamos... Querendón. (debo confesar que varias de sus
historias sí me mandaron a bañarme con agua fría)
Descubre cómo otras personas, los medios, tu pareja,
etcétera, ejercen una atracción, influencia o fuerza en ti, te
despiertan pasiones, sentimientos e instintos sexuales, y así
afectan de diferentes maneras tu vida. Con esto identificado,
ahora también puedes conscientemente hacer tú lo mismo en
otras personas, sobretodo si tienes pareja.
Después de leer este libro l@ tendrás flotando de felicidad,
ronroneando como gatit@ y comiendo de tu mano, mientras
tu sonríes completamente satisfech@ y todo por medio...
del poder del sexo.

Leopi El efecto leopi

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


Introducción

¡Bienvenidos a mi mundo!

Pónganse cómodos, relájense y déjense llevar de la mano


hasta mi mundo, el mundo de Milah, una mujer inquieta
y llena de curiosidad ante la vida que ha experimentado
al máximo cada una de sus emociones y que ahora quiere
compartirlas con todos aquellos que estén abiertos a
recibirlas.
A través de las siguientes páginas trataré de transmi-
tirles la pasión y adrenalina de algunas historias vividas
por mi, una chica normal, una mujer que podrías ser tú
misma o podría ser tu hermana, tu novia, tu sobrina, tu
prima o tu hija. Una niña que creció con todo el amor de
sus padres y con todas las comodidades en la vida, y que
en algún punto logró despertar su sexualidad al máximo
y no titubeó cuando se le presentó la oportunidad de
experimentarla sin límites.
Antes que nada debo confesar que amo la dualidad.
Puedo presentarme como una novia muy fresa y preparada
ante cualquier familia decente de sociedad, o puedo igual-
mente lanzarme a un rave y lucir mis piercings y tatuajes
mientras me pierdo en la hipnosis de la música electrónica.
Han pasado ya casi cinco años desde que me atreví
a escoger esta forma de transición por el Universo y a

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


X El Poder del Sexo

veces no me creo todavía que haya surgido Milah de mi


más profundo ser, y mucho menos, que me haya logrado
liberar de todas mis ataduras físicas, mentales y espiri-
tuales. En este momento de mi vida me siento y soy total-
mente Milah, pero en realidad ese es tan sólo mi nombre
artístico, el nombre de quien comenzó siendo un perso-
naje sui géneris y poco a poco se apoderó, más bien, dejó
salir liberado a mi verdadero yo.
Crecí en una familia muy conservadora de clase
media y durante mi niñez y adolescencia estuve suma-
mente sobreprotegida por mis padres quienes, con la
mejor de las intenciones, me mantuvieron en una atmós-
fera irreal, como si viviera en una burbuja de cristal.
Habiendo nacido en una familia católica, estudié en
colegio de monjas toda mi vida y, aún cuando tuve que
elegir Universidad, mis opciones siempre fueron plan-
teles con fundamentos religiosos.
Como era de esperarse, mi vida sentimental fue casi
nula durante toda mi adolescencia. Mi primera vez, como
la de la mayoría de las mujeres, fue una experiencia llena
de dolores y sinsabores y tan solo sirvió para dejarme sin
muchas ganas de seguir probando. Afortunadamente,
mi incursión en la Universidad me llevó a conocer gente
nueva, tener nuevas responsabilidades y cambiar mis
hábitos y lugares de convivencia así que, como buena
Piscis, recuperé el tiempo perdido y pasé de un novio a
otro casi sin espacio entre cada uno.
Conocí hombres de todo tipo, pero tuve un novio
en especial durante ese trance que logró transmitirme
la esencia apasionada del sexo y que marcó mi vida de
ahí en adelante. Sin embargo, debido a los convenciona-
lismos con los que viví toda mi vida, el primer novio que
tuve en la universidad fue un chico muy decente, de muy

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


Introducción XI

buena familia, todo un caballero. Desafortunadamente


para las necesidades que mi ex novio había generado en
mí, era virgen. Pasamos los primeros meses sin tener
más que el cachondeo habitual de una pareja de adoles-
centes, así que, en cuanto tuve oportunidad, le mandé
un ultimátum con una amiga, quien le dejó ver que pasá-
bamos al siguiente nivel físico o aquello iba a terminar.
No puedo quejarme, la verdad es que aquel hombre
se esmeró en hacer de su primera vez algo muy espe-
cial para ambos, tan especial que rayó en lo cursi, pero
como yo era la más ñoña en aquella época, agradecí cada
detalle. Una glamurosa cena, un atuendo super chic y
todo el romanticismo del mundo nos llevaron a terminar
en un hotel bastante respetable donde, a diferencia de
mi primera vez, las cosas se sentían en armonía y flu-
yeron de lo mejor. él fue el primer chico que me tocó
desquintar y creo que le agarré un gusto morboso a tal
fantasía. Además de que disfruté aprender y descubrir
juegos sexuales nuevos junto con él y sentir como mi ego
subía hasta el cielo cuando contribuía, aunque fuera un
poquito, en su cultura sexual.
A pesar de haber tenido un novio formal durante la
mitad de la carrera en mi mismo salón, nuestro creci-
miento personal y profesional nos llevó a tomar distintos
caminos y terminamos por despedirnos y dejarnos libres
a nuevas aventuras. él y su maravillosa familia fueron el
último lazo afectivo normal y estable, por así llamarlo,
que tuve antes de comenzar a atreverme a vivir mi vida
sin tapujos y dispuesta a enfrentar lo que fuera con tal
de no quedarme con la duda de nada. Si algo me encanta
de mi personalidad, es que mi naturaleza siempre fue
mucho más fuerte que cualquier programación inculcada
y mis impulsos me han llevado a cometer todo tipo de

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


XII El Poder del Sexo

locuras, pero eso sí, todas y cada una llenas de un ini-


gualable aprendizaje.
Debido a todo esto, siguiendo uno de mis tantos arre-
batos, al final de la carrera, me ví envuelta en una muy
intensa relación sentimental con un compañero de mi
generación, que me llevó a casarme a escondidas, tra-
vesía que, contra viento y marea, me aferraría a con-
servar por cinco intensos años. ¡¿Así, o más absurdo?!
Su personalidad arrolladora, su manera de encantar
a todos, su aparente desapego de lo material y su muy
bien ensayada entrega incondicional a los suyos, me
atrajo de inmediato. Era el chico malo-bueno que siempre
quise tener junto a mí y, cegada por sus encantos y por
el entorno que lo acompañaba, simplemente decidí que
quería estar con él sin que nada importara y así, un buen
día decidimos que era buena idea casarnos, ya saben,
muy al idealismo hippie y para evitar complicaciones y
el estrés de permisos, fiestas y demás, decidimos hacerlo
en súper petite comité, únicamente nosotros, dos tes-
tigos y un grupo pequeño de amigos que la siguieron
con nosotros de ahí hasta el día siguiente en casa de mi
entonces suegra que andaba fuera en algún congreso.
Ahí comenzó una nueva forma de vida para mí. Fue la
primera vez que, sin razonar los alcances, únicamente
me dejé llevar por la adrenalina del momento hasta des-
cubrirme totalmente abrumada por las circunstancias
habiendo dejado olvidado mi verdadero yo.
Cuando al fin decidí vivir mi vida sola, me descubrí
como una mujer sumamente exitosa profesionalmente
pero totalmente destruida en lo emocional. Mi autoes-
tima estaba por la borda y físicamente no me gustaba
nada. Mis últimos años de relación habían hecho que mi
libido se bajara a cero y me sentía muy deprimida. De

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


Introducción XIII

pronto, sin darme cuenta, probablemente por la nece-


sidad de serotonina que tenía mi cerebro, descubrí lo
saludable, excitante y relajante que era el sexo ocasional,
así que comencé a liberar endorfinas teniendo la política
de separar el sexo de cualquier clase de sentimientos.
El sexo, en esa etapa de mi vida, me liberó de muchas
cargas y estrés y me permitió desprenderme de mis
miedos e inseguridades, sin embargo, programada a la
mexicana, eventualmente me comenzaron a llegar unos
sentimientos de culpa interminables y, cuando menos
me di cuenta, la necesidad de justificar mi sexualidad
desbordada ya me había comprometido y andaba de
noviecita otra vez con alguien más.
¡Qué gran necesidad tenemos las mujeres mexi-
canas de tener sexo únicamente estando en una relación
estable para sentirnos respetables!
En esa época me encontraba trabajando en el gobierno
y el equipo con el que había entrado acababa de cambiar
y, aunque mis ingresos eran seguros y bastante reditua-
bles, no soporté quedarme ahí únicamente a calentar una
oficina sin tener mayor ingerencia ni proyectos apasio-
nantes, así que aproveché la coyuntura para renunciar a
mi trabajo y dejé todo para irme a la India.
Ese viaje al lejano oriente sin duda cambió mi vida
por completo y marcó la pauta para forjarme tal cual
soy ahora.
¿Destino? ¿Programación? No lo sé, tal vez un poco
de ambas, lo que sí se es que aquella aventura marcó
el detonador a las elecciones de vida que pronto tendría
que hacer.
Viajar a la India fue la primer decisión que tomé por
mí misma, sin que nada ni nadie me importara, y resultó
ser una de las más importantes de mi vida. Renuncié a

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


XIV El Poder del Sexo

un trabajo muy bien remunerado, le dejé a alguien más


un departamento totalmente armado, por segunda vez
en mi vida, me alejé de mi familia y de mis amigos y
salí huyendo. Literalmente salí buscando un escape a lo
que yo sentía que no era vida. Y no es que fuera mise-
rable, en realidad vivía muy bien, rodeada de gente que
me amaba, llena de actividades, reuniones, diversiones
y obligaciones como todo mundo. Sin embargo, mi natu-
raleza inquieta no permitía que me sintiera completa,
plena, me faltaba algo y salí en busca de eso, fuera lo que
fuera, lo único que quería era desaparecer esa sensación
de hueco en el estómago, combinada con una ansiedad
infundada e intranquilidad mental sin alguna razón en
particular.
El caso es que el Universo conspiró para que justo
viviera lo que tenía que experimentar en ese momento y
aprender así todo aquello que necesitaría para la inten-
sidad que mi vida pronto alcanzaría. En ese momento yo
me encontraba en una situación muy incómoda en mi
trabajo pues, como todo en el gobierno, cuando entras
a trabajar a alguna dependencia con un equipo, corres
la suerte del mismo mientras el líder dura en su cargo y
cuando se va, tú también te vas.
Yo tenía un nivel de mando medio que no requirió mi
renuncia de inmediato cuando el jefe se fue, sin embargo,
ya no me sentía cómoda pues no estaba haciendo ya
nada de utilidad ni de impacto social, así que, aunque
me seguían pagando muy bien, decidí renunciar y hacer
algo provechoso de mi existencia. Un día, leyendo un
libro, descubrí que existía un lugar donde, aparente-
mente, las reglas sociales tal como se conocen en general
en el mundo ¡no existen! ¿A qué tanto aplicaba esto? ¿a
qué se referían con vivir feliz y sin complicaciones? Tenía

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


Introducción XV

que experimentarlo en primera persona y así fue como, al


final, terminé pasando una de las mejores y más intensas
temporadas de mi vida en Pune.
Al leer con detenimiento, descubrí que este Ashram
era un lugar al que podías ir de paso y visitar como
turista en su resort, o de plano instalarte para un plan
trimestral como parte de un curso y trabajar ahí mismo
a cambio de hospedaje sumamente barato. Como toda
persona impulsiva y poco previsora, nunca he tenido
ahorros pero en ese tiempo contaba con mi seguro de
separación del trabajo que, haciendo cálculos, me alcan-
zaba para vivir un año entero modestamente en India,
así que decidí inscribirme a un curso titulado “Work as
Meditation” cuya premisa es que puedes usar la medi-
tación en todo momento, incluso en tu trabajo y el plus
es que, aún cuando tu trabajo no te guste en lo más
mínimo, tú puedes lograr encontrar la forma de sacarle
el mejor provecho para crecer como persona.
Tomando en cuenta que, al menos en México, la
mayoría de la gente trabaja en lo que encuentra y no en
lo que prefiere, consideré que me sería de gran utilidad
y apliqué para el programa. Todo lo que allí viví se los
iréc ompartiendo poco a poco pero si algo puedo decirles,
es que me ayudó a liberarme de todos los traumas, pre-
juicios, complejos y convencionalismos que traía arras-
trando desde hacía años. Aprendí a aceptarme tal cual
soy y a disfrutar cada instante de mi existencia, viviendo
abiertamente todo lo que me hace feliz y plena y no lo que
los demás quisieran que fuera mi vida.
Pero no es lo mismo estar a miles de kilómetros de
distancia y alejada de todo tu entorno que tratar de vivir
contra corriente en tu propio ambiente. Apenas regresé
a México, la desprogramación social que había vivido en

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


XVI El Poder del Sexo

la india comenzó a diluirse y, acostumbrada a siempre


guardar una apariencia y a esconder mi verdadera natu-
raleza para encajar, comencé a salir con chicos a quienes
no les presentaba mi verdadero yo, hasta que un día, sin
proponérmelo, me di cuenta de que al fin había encon-
trado a alguien que no solo aguantaría mis intensidades
y mi locura sino que lo disfrutaría junto conmigo.
Las primeras salidas que mi alma gemela y yo com-
partimos fueron de lo más ordinarias. Pasamos meses
únicamente viéndonos para comer y platicando de todo
un poco, sin embargo, esas comidas nos sirvieron para
irnos conociendo tal cual éramos. Al principio, ambos con
nuestra respectiva coraza de seguridad puesta, única-
mente platicábamos de cosas muy triviales y si a alguno se
le ocurría preguntar alguna cosa con la clásica respuesta
moral esperada, los dos recurríamos a la hipocresía como
siempre lo habíamos hecho en nuestras vidas.
Si no hubiera sido por sus recurrentes preguntas
sobre temas sexuales inusuales a los que cada respuesta
mojigata que yo daba le acompañaba una expresión de
decepción de su parte, nunca me hubiera atrevido a irle
abriendo mi corazón y a compartirle mis más profundos
secretos y, por supuesto, no me arrepiento ni tantito,
pues a partir de ese momento ambos fuimos, por pri-
mera vez en nuestras vidas, total y absolutamente sin-
ceros el uno con el otro. Ambos agradecimos este tipo de
relación pues justo nos encontrábamos en un momento
de nuestras vidas en que lo último que necesitábamos
era hipocresía, mentiras y formalidades, así que desde el
instante en que rompimos el hielo la complicidad se dio
de inmediato.
Yo me encontraba trabajando como abogada en la
Administración Pública, aunque a punto de dejarlo todo

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


Introducción XVII

y tener un cambio radical de giro. Teníamos el equilibrio


perfecto entre trabajo y vida en pareja, así que no nos
costó mucho trabajo decidir irnos a vivir juntos y fue
justo en ese momento cuando él terminó de sincerarse
y me confesó que había experimentado el estilo de vida
swinger con su ex. Aún con mi cara de asombro, este
hombre intenso y desinhibido me invitó a probar, así que
decidí darle una oportunidad a aquella loca idea y puedo
decir sin miedo a equivocarme que fue la mejor decisión
que pude haber tomado en mi vida, pues a partir de ahí
ambos hemos sido los más felices y hemos generado una
relación en pareja sui géneris.
Pronto comenzamos una vida en pareja fuera de lo
común hasta alcanzar niveles altísimos de adrenalina
y, un día de reven, al llegar de un club swinger, a mi
novio se le ocurrió proponerme buscar una amiga para
un trío y, en lo que yo me cambiaba y me ponía cómoda,
él encontró un foro donde contaban unas historias tan
candentes, que nuestra excitación alcanzó el nivel más
alto en meses, así que nos quedamos él y yo solos fanta-
seando hasta que surgió una idea que transformó nues-
tras vidas de forma radical.
Es como si Milah siempre hubiera estado dentro de
mí esperando una señal para despertar y aquella noche
mi mente comenzó a volar con la sola idea de tener histo-
rias que nos ayudaran a excitarnos más. Aunque al prin-
cipio me pareció totalmente fuera de lugar, debo confesar
que la idea de vivir experiencias sexuales distintas y lejos
de él fue cobrando interés en mí día a día hasta no poder
sacarla de mi cabeza.
Y así fue como me infiltré en ese nuevo submundo.
Comencé a conocer foristas de algunas páginas para
comentarles mi fantasía y a llamar la atención de hom-

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


XVIII El Poder del Sexo

bres de todo tipo para pedir consejos, tips y detalles


acerca de aquél ambiente, hasta que al fin un día me
animé a llamar a la que yo consideré la mejor página del
momento, pedí informes y subí mi perfil.
¡Así de fácil! En ese momento se vinieron abajo todos
aquellos mitos y leyendas urbanas de las mafias mono-
pólicas que obligan y torturan a mujeres para dedicarse
al sexo. No digo que no existan, sin embargo, ahí des-
cubrí que hasta en esto del sexo te puedes manejar con
total libertad, sin presiones de ningún tipo y siendo yo
misma la dueña absoluta de mi tiempo y mis decisiones.
Una vez decidida comencé a pensar qué nombre uti-
lizar y, tomando como referencia a mi actriz favorita Mila
Jovovich, me pareció que Milah era un nombre lindo,
corto y fácil de recordar. Tengo que confesar que, aunque
al principio intenté hacer una mezcla de ambas perso-
nalidades, me di cuenta de que una personalidad tan
intensa como la de Milah necesitaba un cambio radical
en mi persona y no había de otra más que entrarle al
toro por los cuernos. Nunca olvidaré la primera vez en la
que, luego de un “estuvo delicioso” estiré la mano para
recibir dinero. No podía creer que me dieran tal cantidad
de dinero con una gran sonrisa en la cara y un gesto de
total satisfacción por algo que tal vez había disfrutado
más yo que él.
En realidad, para alguien con mi sexualidad y mi
personalidad, esta es la mejor actividad del mundo, más
en un país como este donde encontrar con quien cum-
plir ciertas fantasías específicas cuesta mucho, mucho
trabajo y no porque a nadie se le antoje, sino por lo hipó-
critas que podemos llegar a ser, incluso con nosotros
mismos. Esta actividad, aunque para algunos suene iró-
nico o barbárico, me permitió tener tiempo de calidad

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


Introducción XIX

para mí y para los que quiero y me mantuvo feliz. Lo


que sí debo reconocer es que se necesitan al menos dos
locos en la misma sintonía para vivir en contra de todas
las normas sociales, guiado tan solo por tus instintos y
haciéndole caso a tu naturaleza pues, de otra forma, ese
sentimiento de desadaptación social te acaba tronando
como ejote.
Por eso es que estoy tan loca y perdidamente ena-
morada de mi Kraken, como apodo a mi novio. No hay
como tener un compañero de vida que, además de todo,
sea tu cómplice de vida. A partir de la primera vez que
me atreví a salir de casa como Milah, mi vida en pareja
cambió y la intensidad que nos caracterizaba se expo-
nenció brutalmente.
Durante mucho tiempo nos angustió la idea de que
alguien me reconociera y las reacciones que nuestros
amigos, familiares y conocidos tendrían si se llegaran
a enterar, sin embargo era tan grandiosa la sensación
que nos daba esa travesura en pareja, que decidimos
cuidarnos lo más posible antes que dejarlo de hacer.
Pasamos varios meses disfrutando al máximo esta aven-
tura bajo la sombra del anonimato pero, a pesar de todos
los cuidados, era lógico que en algún punto alguien me
reconociera y poco a poco se fuera corriendo el mega
chisme.
Poco a poco comencé a recibir mensajes, llamadas y
visitas de mis amigos. Nadie se atrevía a preguntarme de
frente y derecho si el surgimiento de Milah era por nece-
sidad, si me estaban obligando o si no me daba remordi-
miento. Todas esas dudas que me imagino a cualquiera
le surgirían al enterarse de algo así. Simplemente se limi-
taban a cuchichear entre ellos y a imaginarse qué se yo.
Afortunadamente, en aquellos momentos me había reen-

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


XX El Poder del Sexo

contrado con una de mis mejores amigas, ácida como


la chingada, pero a la que más quise siempre. Siempre
respetuosa y cuidadosa de la forma de acercarse a mí,
me facilitó contarle en un panorama general como estaba
aquella loca fantasía mía y, sin querer ahondar, com-
prendió de inmediato mis rollos y los respetó al máximo.
Para mí haberla tenido en esos momentos fue reconfor-
tante porque, tengo que aceptarlo, por más conciencia de
desprogramación de las normas sociales convencionales
y por más ejercicios Zen de desapego, un ser humano al
que le falta mucho, mucho, mucho para la iluminación,
siempre necesita sentirse aceptado aunque sea por una
ínfima porción de similares.
Mi Kraken y yo consensuamos que nos llenaríamos
de historias por un par de meses y que después segui-
ríamos con nuestra vida “normal”, por llamarla de algún
modo, para seguir embonando en esa sociedad que,
aunque no acababa de ser lo que realmente queríamos,
era lo único que teníamos hasta el momento para des-
envolvernos. Así seguí viviendo cientos de historias y
pasé por un sin número de experiencias de todo tipo,
muchas buenas, otras simplemente excitantes. Todo
iba viento en popa hasta que una mala experiencia casi
logró que nos olvidáramos de todo, pero la necesidad
de Milah fue mucho más fuerte que cualquier susto y
decidimos seguir.
Aprovechando mis conocimientos en terapias alter-
nativas comencé a ofrecer masajes terapéuticos y Tantra
que comenzaron a ser todo un éxito. Durante esta etapa
conocí personajes de todo tipo: hombres que gustaban de
vestirse como mujeres y que les hablara como si fueran
mis princesas; clientes que pedían que un strap on para
disfrutar de un orgasmo provocado en su punto “P”;

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


Introducción XXI

figuras públicas como diputados, artistas, deportistas y


religiosos; uno que otro hombre ya en sus veintitantos,
vírgenes aún, a quien me encantó desquintar; ruquitos
que incluso me dejaban un número de emergencias en
caso de paro cardiaco; algunos esporádicos, otros ya de
planta; hombres de todas las profesiones y oficios como
albañiles, ingenieros, abogados, músicos, escritores,
empresarios y comerciantes. En fin, un sin número de
personas, hombres y mujeres, que definitivamente me
enriquecieron cultural y sexualmente.
Un día, uno de mis clientes más asiduos me pidió
escribirle una reseña para que de ahí él se inspirara y
pusiera su versión del mismo encuentro. Aquella fue la
primera vez que yo escribí algo erótico y nunca imaginé
el empuje que tendría al llegar a oídos del Director del
Periódico Metro quien me invitó a comenzar a escribir
semanalmente ese tipo de historias. Por supuesto me
encantó que me lo propusiera y sin darle mucha medita-
ción acepté casi de inmediato.
En algún punto en mi vida, me di cuenta de que el
anonimato había pasado al olvido y, para mi gran sor-
presa, a la gente pareció gustarle toparse con alguien que
abiertamente tocaba temas prohibidos para muchos. Mi
bisexualidad me permitió hacer empatía tanto con hom-
bres como con mujeres y me fui abriendo más descara-
damente en la difusión por medios electrónicos y redes
sociales del personaje de Milah que cada vez formaba
más parte de mi realidad de día a día.
Sin embargo, el ir contra corriente, aunque es suma-
mente liberador, también tiene costos. En esta sociedad
en la que vivimos parece ser que el aplicar aquél dicho
de “ojos que no ven, corazón que no siente” tiene toda la
razón del mundo y aplica a varias situaciones. En mi

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


XXII El Poder del Sexo

caso la tranquilidad de lo que la conciencia no ha tenido


presente aplicó con mi familia pues, durante casi cinco
años en los que yo estuve como Milah casi al cien por
ciento de mi tiempo sin que mis padres se enteraran,
mi relación con ellos estuvo intacta y cada vez mejor.
Mis papás parecían disfrutar verme por primera vez tan
contenta compartiendo absolutamente todo con el amor
de mi vida, viviendo en un lugar increíble lleno de magia
y amor y con mis perros a los que quiero como si fueran
mis hijos. Casi cada mes organizábamos comidas fami-
liares en las que tanto la familia de mi novio como la mía
se juntaban y armábamos unas comilonas de antología.
No había nada que yo disfrutara más que aquellas reu-
niones donde entre plática, comida, cafecitos y licores
toda la familia se la pasaba increíble. Sin lugar a dudas
estos últimos años han sido los que mejor he reflejado
tanto física como emocionalmente y la vida me ha per-
mitido abrirme a experiencias inimaginables que me han
dejado un gran aprendizaje.
En fin, todo esto no bastó para el dichoso día en que
mis padres descubrieron a Milah en su plenitud. Con-
forme comenzaba a conocerse más el personaje de Milah,
para el Kraken y para mí la fantasía estaba tomando
una dirección diferente que implicaba más exclusividad
en lo sexual y más difusión en lo personal, hasta que
un buen día me ofrecieron salir en un programa muy
conocido de televisión por cable con una sección en la
que daba tips sexuales en un formato muy divertido,
informativo y sexy al mismo tiempo, así que me pareció
que lo mejor sería contarles a mis padres que debu-
taría pronto en esa área con el nombre de Milah y en
ese momento, aunque con cara de shock, aceptaron la
noticia no tan asustados.

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


Introducción XXIII

Como era de esperarse, luego de tanta exposición


pública, a mis padres se les hizo divertido buscar en
Internet “Milah” y ya se imaginarán todo lo que encon-
traron. Todos los años de discreción y cuidado se fueron
por el caño en un segundo y para colmo de males ese
fatídico día era justo martes, el día que mi columna salía
publicada en el periódico, acompañada de una foto mía
desnuda de tamaño media plana que, circunstancial-
mente había caído en sus manos.
Yo soy una convencida de que las coincidencias no
existen y de que todo tiene una razón de ser en la suce-
sión de hechos en esta vida, así que cuando recibí la
llamada de mi padre en un tono poco amable y más bien
de enojo y reclamo, no tardé mucho en darme cuenta de
qué se trataba.

—¿Hija, ya compraste el periódico de hoy?

Mi estómago se contrajo y mi colitis nerviosa se activó


de inmediato. A partir de ahí la comunicación telefónica
se tornó en un monólogo por parte de mi pobre padre
que no salía del shock. Al colgar me sentí pésimo, no
porque me arrepintiera de nada, sino porque de refilón
había angustiado a las dos personas que más amaba en
el mundo y, aunque yo sabía que ese día llegaría, me
afectó enormemente.
El mes siguiente fue sumamente angustiante y
empeoró cuando le dije a mis papás que ya todo el mundo
sabía que yo era Milah y que si nada había cambiado en
esos casi cinco años, no tendría porque cambiar ahora.
En fin, la angustia los llevó a tal grado que ya pensaban
en irse a vivir donde nadie los conociera y aislarse de su
vida tal cual la tenían hasta ese momento.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


XXIV El Poder del Sexo

Un sentimiento dual me invadió en esos días y traté


de bajar mi perfil de intensidad un poco en lo que me ase-
guraba que mis papás mejoraran emocionalmente. Traté
de explicarles lo importante que era Milah para mí y que
más allá de la cuestión sexual, Milah había salvado mi
autoestima y me había ayudado a comprender la esencia
de la vida. Obviamente ellos estaban tan alterados que
nada de lo que les hubiera dicho calmaría su desquicie
y como si todo esto fuera poco, en el transcurso de este
vía crucis me tocó vivir una situación de aislamiento e
introspección sumamente fuerte que nos afectóa todos
más allá de Milah y sus locuras.
Yo soy una convencida de que las cosas pasan por
algo en el momento justo y esta experiencia, aunque muy
fuerte, nos ayudó a todos a enfriarnos y a aprender a
respetar espacios y linderos. Ahora ya pasó lo más fuerte
y agobiante y si algo le aprendí a este episodio ácido y
amargo, es que un ser humano no puede reprimir lo que
a él en lo individual le hace feliz. Todos y cada uno de
nosotros somos únicos y a cada quien nos llenan dife-
rentes cosas pero estamos tan sumergidos en vivir la
vida que los demás quieren que vivamos, que muy pocas
veces nos damos la oportunidad de disfrutar con inten-
sidad y honestidad hacia nosotros mismos lo que nos
hace felices.
Es muy triste que exista gente alrededor de cada uno
de nosotros que haya experimentado tan pocas cosas en
su vida y pretenda que los demás se queden viviendo,
igual que ellos, llenos de frustraciones y traumas, cerca
de su zona de confort. Al final, cuando tú eres pleno y
tienes una vida llena vivencias, éxitos y fracasos, alegrías
y tristezas, triunfos y decepciones, cuando tú eres sufi-
ciente para generar tu propio entorno, todo lo que hagan

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


Introducción XXV

los demás, por muy cercanos que sean a ti, no te afectará


de ninguna forma.
Algo importante que he comprobado día a día es que
en la medida en que respetes serás respetado y así me
he dedicado a vivir desde hace mucho. Ahora soy total-
mente Milah a plenitud. La intensidad, la adrenalina, la
sexualidad, la espiritualidad, el intelecto, la energía, los
sueños, la magia y la creatividad me inundan de pies a
cabeza.
Hay muchas cosas que en mi comulgan y que si hace
un par de años alguien me hubiera prometido que todo
esto se conjugaría para tener la vida que ahora llevo,
nunca lo hubiera imaginado. He logrado fusionar ambas
personalidades gracias a que he perdido el miedo a ser
yo misma. Por primera vez en mi vida actúo únicamente
de acuerdo a lo que yo quiero, a lo que me hace crecer, a
lo que me llena, sin importarme opiniones de otros, sin
hacer caso a críticas malsanas ni a consejos juiciosos.
Por eso estoy cierta de que lo mejor que me pudo
haber pasado en estos últimos años fue Milah y pretendo
seguir esta jornada recibiendo cada oportunidad y dis-
frutando cada momento al máximo. La vida se empeña
en enseñarte a ser tú mismo, te pone circunstancias de
las que te cuesta trabajo salir pero que te dejan muchos
aprendizajes, te enfrenta con situaciones y personas que
aunque en el momento te parecen de lo más incómodo,
al final te das cuenta que por algo tuviste que topár-
telas justo en esos momentos. Por eso he aprendido a no
quejarme y más bien tratar de asimilar absolutamente
todo pues nunca sé en qué momento podré hacer uso de
tantas y tantas armas que me ha dado la vida.
Ahora combino mucho más fuerte mi actividad profe-
sional como abogada con la actividad de asesoría y difu-

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


XXVI El Poder del Sexo

sión de consejos sexuales de Milah. Tengo mil proyectos


y estoy llena de actividades. Mi corazón está inundado
de amor y mi cuerpo lleno de energía para lo que venga.
¿Qué hay después de esto? No lo sé y probablemente
no lo sabré nunca en esta dimensión física, pero si algo
tengo por seguro es que aquí no acaba este viaje, este
espacio es tan solo una antesala a la liberación total, pero
como por lo pronto es lo único que tenemos, ¡VIVAMOS
INTENSAMENTE! que es tan corto nuestro pasaje por
este Universo que no podemos darnos el lujo de desper-
diciarlo haciendo cosas que no nos dejen algo lindo y nos
enriquezcan espiritualmente.
Gracias por abrir su corazón a estas letras y dejarme
entrar aunque sea un poquito a su muy particular y res-
petable mundo. Espero algún día cruzármelos en el tra-
yecto de mi viaje y poder compartir una nueva aventura.
Finalmente, agradezco y hago un reconocimiento
especial a mis queridos amigos Ricardo y Laura que com-
partieron con todos nosotros su club Coliseum y que me
permitieron transmitirles un poco de toda la adrenalina
que dentro de esas paredes se vive cada fin de semana en
el mejor lugar swinger de México.

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


Capítulo 1

El Poder del Sexo


en la Pareja

• Valora la importancia del sexo

• Prolonga la intensidad sexual

• Comparte tus fantasías sexuales

• Recupera la pasión perdida

• No le niegues el sexo a tu pareja

• Prepara sorpresas sexuales para tu


pareja

• Los tríos son una opción frente a la


rutina sexual
2 El Poder del Sexo

• Características de la experiencia
swinger

• Riesgos y ventajas del ambiente


swinger

El sexo juega un papel sumamente importante en


la vida de cualquier pareja, sea cual sea el estatus
o nivel de compromiso y amor.
Desde el inicio de las relaciones interpersonales,
el ser humano tiende a querer tener el control de
cada situación que se va presentando, ya sea a
través de la imposición, de la negociación o incluso
a través de juegos sicológicos como la manipulación.
Sin embargo, el poder que tiene el sexo en la
vida cotidiana de una pareja es mucho más fuerte
de lo que creemos y mal enfocado o desaprovechado
puede volverse en contra de uno.
Por eso, si en nuestra relación en pareja pre-
valece el pensamiento de que se cuenta con cosas
mucho más importantes que el sexo entre los dos,
nos estamos mintiendo a nosotros mismos y es
hora de prender un foco rojo.
Desde luego, no es que esté menospreciando todo
aquello que logra consolidar una relación, como lo

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


I. El Poder del Sexo en la Pareja 3

es el amor, la confianza, una historia juntos, hijos y


todo un entorno familiar.

Valora la importancia
del sexo
El sexo es fundamental en la relación
de pareja. Aprende a usar el sexo a
favor del fortalecimiento de tu rela-
ción y no únicamente como meca-
nismo de manipulación que, a la larga,
terminará por corromper lo más pre-
ciado de tu vida personal.

¡Al contrario! Todo este entorno es lo que solidifica


la relación y forma un pilar inquebrantable para
el equilibrio familiar, sin embargo, el sexo siempre
será la llave tanto a la puerta del éxito como a la
del fracaso en una vida en pareja y es por eso que
no debemos permitir que el torbellino de la vida
dia­ria nos arrastre en la monotonía o en la indefe-
rencia.
Las relaciones en pareja pasan por varias etapas,
y en todas y cada una de ellas hay que tener clara la
importancia del nivel de intensidad que debamos ir
inyectando a nuestra vida sexual.
Al principio, cuando recién conocemos a alguien,
nos encontramos en la etapa de enamoramiento total
y absoluto. No hay nada que nuestra media naranja

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


4 El Poder del Sexo

haga que nos pueda molestar. Todo es maravilloso


y sexualmente nos ponemos a darle hasta que el
cuerpo aguante.
Sin embargo, un gran problema que acecha a
casi todas las sociedades es que siempre comienzan
a fundamentar las relaciones interpersonales alre-
dedor de mentiras y de una concepción de sí mismos
que no es del todo real.
Por lo general cuando comenzamos a salir con
alguien cometemos el gran error de comportarnos
como creemos que a la otra persona le pareceremos
más atractivos, sin que necesariamente seamos
nosotros mismos.
Recuerdo cómo era yo misma, antes de ser
Milah, acostumbrada a siempre guardar una apa-
riencia y a esconder mi verdadera naturaleza para
encajar en mi entorno social, de forma que cada
vez que comenzaba a salir con alguien acababa
engañándome a mí misma reprimiendo mis verda-
deros gustos e intereses, así como mi naturaleza
inquieta. Por supuesto esto únicamente duraba un
par de semanas o meses pues lo intenso de mi ser
estallaba a borbotones en cuanto me comenzaba a
sentir acorralada.
Así pasó casi toda mi vida y prácticamente ya
me había hecho a la idea de que nunca encontraría
a alguien con quien pudiera ser sincera en la tota-
lidad, así que como todos me iba acoplando a lo que
mejor me acomodaba.

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


I. El Poder del Sexo en la Pareja 5

Sin embargo, incluso cuando nos encontramos


en esta situación, intuitivamente vamos notando
que el sexo juega un papel determinante pues, al
inicio de una relación todos le echamos todas las
ganas del mundo, la pasión se desborda, las trave-
suras sexuales en complicidad se cometen casi sin
pensar en ninguna consecuencia y todas las deci-
siones giran en torno al sexo.
Basta con recordar nuestras primeras salidas
con alguien: la clásica llamada inquietante que lo
pone a él al límite del nervio por la incertidumbre
de saber si ella aceptará o no la invitación a salir, y
una vez que nosotras aceptamos, la pregunta es ¿a
dónde queremos ir?
A partir de ahí, dependiendo de las intenciones
de ambos, viene la disyuntiva de qué proponer
que no parezca que quisieran irse a la cama de
inmediato o, por el contrario, qué proponer que
nos ahorre toda aquella cursilería del preámbulo
y de plano lleguemos lo más pronto posible al
acostón.
Como pueden ver, a partir de ese primer instante
de contacto entre ambos, el sexo jugó ya un papel
determinante que comienza a complicar absoluta-
mente todo y nos obliga a entrar en una serie de
juegos sicológicos que van enredando cada vez más
las acciones y decisiones que se van generando en
esa relación que apenas inicia.
Es durante esta etapa que las mujeres, cuando
en verdad disfrutamos la intensa vida sexual del

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


6 El Poder del Sexo

momento, tenemos la batuta de la relación, pues


los hombres tardan mucho más en enamorarse que
nosotras que somos algo más romanticonas y, difí-
cilmente superan esta etapa del enamoramiento y
sexo intenso para pasar a algo más, a menos que
esta etapa de vida sexual envidiable sea alargada
por nosotras hasta el siguiente nivel.

Prolonga la intensidad
sexual
Hacer que dure más tiempo la inten-
sidad sexual de la primer etapa de una
relación hasta la fase de consolidación
y estabilidad, tanto para hombres
como para mujeres, es mucho más
fácil y tiene mejores resultados que
tratar de revivir la llama mucho más
adelante cuando la monotonía los ha
alcanzado, así que realmente vale la
pena echarle ganas a este inicio y estar
alertas a las señales de interés que de
ambos vayan surgiendo.

Cuando hablo de señales de interés de ambos, me


refiero a todo tipo de actitudes, comentarios, peti-
ciones o propuestas que les permitan vislumbrar
por dónde van evolucionando los intereses de su
pareja. Recuerden que casi ninguno de nosotros

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


I. El Poder del Sexo en la Pareja 7

solemos ser muy directos ni muy sinceros en nues-


tros intereses, así que deberemos poner a funcionar
nuestro radar intuitivo y contraproponer de forma
más directa todo aquello que a nosotros nos vaya
interesando.
Al principio de nuestra relación, mi novio no era
muy directo a la hora de tratar de ir planteando
alguna fantasía y recuerdo perfectamente cómo iba
llevándome de la mano muy sutilmente a algún tema
en particular haciendo referencia a alguna situación
subyacente o contando alguna historia referente a
lo que tenía en mente. De esa forma logró incluso
implantarme la idea de querer un piercing en el
clítoris. Casualmente, durante la última semana,
todas las revistas que encontraba en casa, las pelí-
culas porno que poníamos antes del sexo nocturno
e incluso algunos sitios de Internet recomendados
por mi novio, contenían alguna imagen o artículo
relacionado con piercings en partes muy privadas
de mujeres y todas las veces que él estaba conmigo
al momento de verlas, me soltaba el clásico comen-
tario de “qué rico”, “wow” y más por el estilo, hasta
que un día le pregunté directamente si le gustaría
que me hiciera uno y, sin pensarlo dos veces, soltó
un “¿tú quieres?”
Tengo que confesar que a partir de ese momento
dejó de ser su idea para ser totalmente un deseo
entrañable en mi ser. Al tener yo ya un antecedente
de tatuajes y otras perforaciones, aquél piercing en

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


8 El Poder del Sexo

el clítoris me pareció de lo más sexy y especial, así


que no pude sacar aquella idea de mi cabeza hasta
lograrlo, y créanme ¡no hay uno que haya disfru-
tado más que ese! Uff. . .

Comparte tus fantasías


sexuales
Recuerden que no hay como la tranqui-
lidad de poder compartir en pareja este
tipo de complicidades que lograrán
afianzar su relación y fortalecer su amor
y pasión. Nunca se queden con ganas
de compartir con su pareja una fantasía
o al menos comentársela y discutir
juntos la viabilidad de la misma y por
favor no se ofendan ni se indignen si la
fantasía involucra factores con los que,
de entrada, no estarían de acuerdo,
pues hay que recordar que bastante
confianza y valor se necesita ya el atre-
verse a comentarlo y dependerá de
nuestra reacción inicial que nuestra
pareja siga teniéndonos la confianza
para platicarnos sus intereses.

Cuando una pareja comienza a generar momentos


como estos, comunicaciones entendidas y entu-
siasmo mutuo, casi de la mano comenzará a gene-
rarse una complicidad sexual fuera de lo común y

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


I. El Poder del Sexo en la Pareja 9

podrán ir cumpliendo fantasías que les permitan


conservar el interés y la pasión.
Como he venido insistiendo, la comunicación
será, durante toda nuestra vida en pareja, la clave
para tener una relación exitosa y más cuando se
trata de fantasear juntos pues no hay como el poder
que el sexo le da a ambos en una relación que va
avanzando a la par.
Si algo me ha quedado claro, es que una vez que
alguien tiene ganas de hacer alguna travesura, su
mente no descansará hasta materializarla de una
forma u otra así que más vale que encuentren la
forma de hacerlo en pareja, buscando siempre las
variables que los dejen satisfechos a ambos.
Si tienes alguna idea que te da vueltas en la
cabeza intenta transmitirlo, lo peor que puede
pasar es que tu pareja no la comparta y no pasa
nada, aunque si temes que vaya a reaccionar mal a
tu propuesta, puedes intentar plantearlo de forma
que no lo sienta como una propuesta directa sino
como un comentario de plática de sobremesa y así
ir sondeando su reacción.
Las fantasías pueden variar de niveles y de
intensidades y pueden ir desde hablarse sucio en
la cama, hasta involucrar a terceros en su rela-
ción sexual y es por eso que para ir subiendo de
intensidad, deberán irse conociendo a profundidad
durante su vida en pareja.
Yo personalmente viví una etapa de enamo-
ramiento con alguien en especial, justo antes de

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


10 El Poder del Sexo

entrar a la Universidad, que logré alargar por casi


dos años al complementarla con una vida sexual
sumamente intensa y llena de fantasías con un
chavo casi 8 años mayor que yo que fue quien me
abrió el panorama sensorial. Con él disfruté mis
primeros viajes por carretera en los que aprovechá-
bamos cada parada para bajar a estirar las piernas
y meternos a algún museo a visitar lo más típico del
lugar. Por lo general no pasábamos ni media hora
turisteando cuando nuestra necesidad de sentir
nuestros cuerpos desnudos nos obligaba a buscar
algún rincón donde escondernos del mundo para
satisfacer nuestros deseos más carnales. Nos daba
igual si era una monumento histórico custodiado
por el INAH, que algún mercadillo local que nos ofre-
ciera un rinconcito para escondernos y dejar que
nuestras bocas comenzaran a calentar con besos
intensos lo que terminaría en tremendo revolcón.
Más de una vez nos corrieron de algunos lugares
y en varias ocasiones nos multaron por faltas a la
moral, pero sin duda alguna, la adrenalina de saber
que estás sintiendo una embestida de tu compa-
ñero de viajes en un lugar prohibido, en plena luz
del día, escuchando el eco de tus gemidos rebotar
por las paredes de aquellos lugares sagrados, lo
vale todo; las fiestas, bodas y compromisos de los
que nos escapábamos para coger en el baño o en el
coche, sin quitarnos la ropa siquiera, tan sólo esti-
mulándonos con nuestras bocas para sentir como

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


I. El Poder del Sexo en la Pareja 11

subía nuestro nivel de excitación; aquél sexo oral


inigualable en la última fila del cine o del teatro,
que nos obligaba a contener en un suspiro aquellos
gritos orgásmicos en los que nos hacíamos explotar,
entre otras cosas, nos permitieron divertirnos como
enanos y coger como dioses.

Recupera la pasión
perdida
Si tu radar te dice que ya tu vida en
pareja ha caído en monotonía, la
rutina diaria te ha sobrepasado, tus
responsabilidades han sobregirado
tus expectativas y tu vida sexual es
en lo último en lo que piensas, existe
una diversidad de cosas que pueden
ayudarnos a recuperar la pasión y las
ganas de compartir con tu pareja.

Recuerdo los mega fajes que nos aventamos en la


sala de casa de mis papás. Nos besábamos sin parar
y dejábamos que nuestras manos juguetearan con
nuestros cuerpos. Me estremecía al sentir sus dedos
tocarme e introducirse lentamente en mi vagina
que ya estaba totalmente empapada, esperando
con ansias que la atendieran como solo él sabía.
Apenas sentía su mano tocarme, me le abalanzaba

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


12 El Poder del Sexo

y me escurría por sus jeans hasta sentir su erección


al máximo. Por supuesto yo no paraba de tocarlo
hasta sentir cómo me chorreaba de la explosión
orgásmica que todo ese ambiente de nerviosismo y
escondidas nos provocaba.
Él era de Colima y se había venido a estudiar
y trabajar al D.F., por lo que vivía en casa de dos
viejitas que le rentaban un cuarto y no le permi-
tían tener visitas, situación que en un principio me
incomodó y creí que nos afectaría por no contar
con espacio propio para la intimidad, pero que al
pasar de los meses nos sirvió para ser creativos
y aprender a cachondearnos en cualquier lugar,
en cualquier rincón, en la vía pública, en lugares
prohibidos, en su trabajo, en el mío, en fin, fue
una de las etapas más divertidas y calientes de mi
vida. Fue justo en esa época cuando mis miedos a
atreverme a hacer ciertas cosas fueron desapare-
ciendo y cuando me di cuenta de lo divertido que
era el sexo, aunque no comprendía aún el poder
que conllevaba.
En fin, una vez que pasa esta etapa de enamo-
ramiento, luego de varios meses o incluso un par de
años, dependiendo de la prolongación que se hayan
esforzado por darle a esa primera etapa, la rela-
ción en pareja se vuelve más estable, ya se tienen
amigos en común, se cometen menos locuras pues
uno complementa al otro y la vida es más cómoda y
más segura si se actúa con cautela. Sin embargo la

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I. El Poder del Sexo en la Pareja 13

actividad sexual se vuelve monótona y va perdiendo


emoción.
Esto es totalmente normal pero debemos estar
muy atentos para cuando llegue esta etapa pues
es ahí cuando se dibuja una línea muy delgada
entre el fracaso rotundo como pareja, la aceptación
mediocre de la relación tal cual está o el resurgi-
miento pasional acrecentado con estabilidad y
complicidad.
La comunicación en esta etapa, sobre todo
cuando se ha descuidado en gran parte la intimidad
en pareja, por lo general es casi nula y debemos ir
casi adivinando las señales que nuestra pareja nos
da para saber cuáles son sus nuevos intereses.
Cuando se llega este nivel de indiferencia y
apatía, tanto hombres como mujeres cometemos el
gran error de querer controlar a nuestra pareja a
través de castigos sexuales, y por esto me refiero a
cerrarle las piernas a nuestra pareja.
Es por eso que insisto en el uso del poder del
sexo en pareja, en complicidad, siempre comuni-
cándose y tratando de negociar, pues si al contrario
intentan manipular las acciones del otro o cas-
tigarlo a través del sexo, muy probablemente ter-
minen arrepintiéndose.
Mi vida con mi actual pareja ha sido, desde un
inicio, sumamente explosiva sexualmente. Los pri-
meros años los pasamos erotizándonos mutuamente
con escapadas de fin de semana a lugares románticos

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


14 El Poder del Sexo

donde pudiéramos desconectarnos del mundo entero


y disfrutarnos al máximo. Con el tiempo fuimos bus-
cando modificar nuestras aventuras y comenzamos
a coger en lugares públicos donde otras personas
pudieran observarnos. Recuerdo incluso un día de
verano en el que el calor era insoportable, así que
me tomé la tarde libre y llegué temprano a casa para
encontrarme con mi amor.

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


I. El Poder del Sexo en la Pareja 15

Lo primero que hice fue quitarme la ropa y que-


darme únicamente con unos shortcitos súper cortos
que dejaban ver media nalga de cada lado, cambié
mi blusa por un top igual de corto y agarré mi
cabello en una cola de caballo. El calor era apenas
soportable de esa forma y nunca imaginé el efecto
que tendría en mi novio el verme así, semidesnuda,
esperándolo para comer en casa.

No le niegues el sexo
a tu pareja
¡Mucho ojo! El negarle sexo a nuestra
pareja como “castigo”a alguna actitud,
conducta o comportamiento, actúa
más como auto sabotaje que como
una forma de control, pues lo único
que estamos ocasionando es que
nuestra pareja salga corriendo de casa
a buscar en la calle lo que de mala gana
le han negado en su propio hogar.

—¡Wow! ¿A qué se debe tal desnudez?


—Pues al calor que me tiene vuelta loca. ¿Qué
quieres comer?

Obviamente la comida pasó a último término y


apenas le di la espalda para comenzar a preparar

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


16 El Poder del Sexo

algo sobre la estufa, él me abrazó de la cintura


y comenzó a besarme suavemente el cuello mien-
tras deslizaba sus manos entre mi ropa para irme
seduciendo lentamente al rozar mi clítoris con sus
dedos.
A partir de ahí mi cuerpo comenzó a vibrar de
la excitación y no pude sino voltear a besarlo en la
boca mientras abría sus pantalones y quitaba todo
aquello que ya para entonces me estorbaba.
No tardé mucho tiempo en darme cuenta de lo
caliente que se encontraba él también y no pude
resistir a bajar para sumergirlo por completo hasta
mis anginas. Su dureza y humedad hicieron que
yo comenzara a escurrir y no soporté el antojo de
jalarlo hasta el balcón del departamento para ter-
minar con lo que habíamos comenzado, así que ya
totalmente desnudos y sobre el barandal del balcón,
nos excitaba gritar de placer mientras veíamos a los
automóviles pasar sin poder detenerse a presenciar
a detalle aquel espectáculo.
La embestida duró varios minutos más y justo
cuando sentí que estaba a punto de explotar, me
quité para recibir toda aquella explosión de pasión
con mi propia boca.
Aquella experiencia nos ayudó a recuperar la
pasión y ese nivel de excitación que hacía mucho
no sentíamos y a partir de ahí surgieron un par de
juegos más que logramos insertar en nuestra vida
diaria.

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


I. El Poder del Sexo en la Pareja 17

Si luego de ir modificando estilos y gustos


sienten que es algo más lo que les hace falta y están
seguros de que su vida en pareja es muy estable,
pueden probar fantasías de otro tipo y nivel.
En mi opinión, el ser humano no es monógamo
por naturaleza, al menos mentalmente. La mono-
gamia sexual es algo impuesto por la sociedad
por razones a las que no entraré a debatir en este
espacio, pero que lo único que logran es tener per-
sonas y parejas frustradas en lo emocional y con
desviaciones en lo sexual.
¡Todos hemos tenido alguna vez fantasías de
estar con alguien diferente! Y con esto no me refiero
exclusivamente a la niñera o la vecina o la secretaria
o el instructor del gimnasio, sino también con algún
artista o figura pública que pudiera ser inalcanzable.
Incluso existen ocasiones en que es tal la atrac-
ción hacia alguien y las ganas de poder experi-
mentar algo mucho más carnal con esa persona,
que cuando estamos con nuestras propias parejas
nos imaginamos que estamos con el sujeto de esa
fantasía que tanto nos atrae.
Esto no quiere decir que nuestra pareja ya no
nos atraiga ni mucho menos, es simple y senci-
llamente que tanto nuestra mente como nuestro
cuerpo necesita sentir o creer que estamos con
alguien nuevo para lograr generar endorfinas, fero-
monas y serotonina en tales cantidades, que nos
permita excitarnos al máximo.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


18 El Poder del Sexo

El poder del sexo en la pareja alcanza su nivel


más fuerte justo en esta etapa en la que, con el
fin de fortalecer nuestra relación y evitar poner el
cuerno y engañar, optamos por opciones que van
desde las más conservadoras y juguetonas, hasta
las más kinky y subidas de tono.
Una opción divertida y un poco elaborada es el
juego de roles que nos permite generar una adre-
nalina diferente desde el momento en que comen-
zamos a entrar en el papel acordado y es muy
sencillo de implementar, pues únicamente nece-
sitan ponerse de acuerdo para saber qué tipo de
personaje adoptar? cada uno y ¡listo! Comienza la
acción.
Si intentan entrarle a este juego, traten de
crear todo el ambiente alrededor de sus perso-
najes, vestirse como ellos lo harían en realidad,
hablar con las características de los mismos y
visitar algún lugar que venga al caso antes de ter-
minar en la alcoba o en algún hotel para cerrar
con broche de oro.
Yo he tenido las más locas experiencias de juego
de roles, pero definitivamente la que más me ha
excitado ha sido la clásica fantasía de la secretaria
con el jefe. Un buen día por la mañana me llamó
un exnovio para proponerme ayudarle a cumplir
una fantasía que llevaba años explorando y que, de
acuerdo con él, también yo disfrutaría.

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


I. El Poder del Sexo en la Pareja 19

—Tú serás mi secretaria, entrarás a mi oficina


a tomar dictado y ya estando los dos solos y ence-
rrados, tratarás de seducirme. ¿Te late?

La adrenalina me subió de un golpe, corrí a enfun-


darme en un traje sastre, medias y tacones altos,
unos anteojos y corrí a encontrarlo. Desde el minuto
en que crucé la puerta de su oficina mi corazón
comenzó a latir al punto de salirse de mi cuerpo
pero aún así saqué mi libreta para dictado y me
senté frente a él cruzando la pierna lentamente a
propósito, dejándole ver la micro tanga que con
trabajos me cubría lo necesario, muy al estilo de
“Bajos Instintos”. Mi amigo comenzó a darme una
serie de instrucciones y mientras más parloteaba,
menos atención le ponía yo. Luego de un par de
minutos decidí levantarme de la silla para servirle
un vaso de agua, mismo que le llevé personalmente
dándole la vuelta a su escritorio y, agachándome
para acomodarlo cerca de él, le embarré mis bubis
en su cara.
Ese fue el primer momento donde lo escuché
tartamudear, así que sin querer perder el hilo de
adrenalina que ya se había generado me senté
sobre su escritorio y me quité la tanga para botarla
frente a él. Mientras él comenzaba con argumentos
para tratar de hacerme entrar en razón y frenar tal
locura, alcé mi falda, subí una pierna en su escri-
torio apoyada en mi tacón y comencé a tocarme

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20 El Poder del Sexo

dejándole ver al descubierto cómo jugueteaba con


el piercing de mi clítoris.

Prepara sorpresas
sexuales para tu pareja
Si no les laten los juegos de roles,
pueden intentar de repente sor-
prender a su pareja. Las sorpresas se
pueden dar desde la forma de desper-
tarnos cada día, hasta estar esperando
en casa a nuestra pareja con algo que
rompa con la rutina. Una cena román-
tica de vez en cuando o utilizar un dis-
fraz excitante al recibir a nuestra media
naranja pueden ser detonadores de
la excitación de nuestra pareja, sobre
todo cuando viene estresada y ago-
biada de la oficina.

Por supuesto él no pudo resistir más y de un arre-


bato tiré todo aquello que cubría su escritorio y
me tumbé sobre él, desabotonó mi blusa y pasó su
lengua por todo mi cuerpo hasta llegar a aquél lugar
de placer que tanto le excitó de entrada hasta que no
pudo más y tuvo que tirar de mi bruscamente para
ponerme contra su escritorio y comenzar la embes-
tida por la retaguardia. Traté con todas mis fuerzas
de contener mis gritos y gemidos, pero no puedo

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I. El Poder del Sexo en la Pareja 21

negar que uno que otro logró escapar de aquella


oficina que para entonces se encontraba totalmente
empañada. Ambos alcanzamos el orgasmo casi al
mismo tiempo y de inmediato nos apresuramos a
restituir nuestra ropa e imagen personal para que
nadie notara lo que acababa de ocurrir ahí mismo,
aunque nunca olvidaré las miradas juiciosas de sus
verdaderas secretarias al verme salir de ahí, cha-
peada y orgasmeada, jajaja.
Mis días comienzan casi siempre de la misma
forma. Un mañanero por la madrugada, ya que
el caliente de mi novio amanece siempre con su
“Kraken”, como él lo apoda, dispuesto a embestir.
Dormimos un rato más, nos levantamos, nos enfun-
damos en unos pants y salimos a caminar con los
perros. Sin embargo, de vez en cuando, trato de
despertarlo de alguna forma que logre romper la
rutina, como por ejemplo con un delicioso oral que
logre ponerlo al máximo y convierta ese clásico y
rutinario mañanero en una mañana llena de pasión
y lujuria.
A mi me encanta amanecer y, todavía entre
sueños, sentir el Kraken de mi novio embarradito
en mi, lo que siempre me provoca menear mi cadera
un poco y meter mi mano traviesa para darle los
buenos días, pero de vez en cuando, el antojo me
lleva a más y no resisto voltearme y meterme entre
las sábanas hasta alcanzar con mis labios aquello
que fue el motivo de mi falta de sueño por la mañana,

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22 El Poder del Sexo

así que tomo fuerzas y bajo directo a chupar su


delicioso caramelo a punto de turrón. Por supuesto
al tener algo tan delicado en mi boca, procuro
esconder absolutamente todos los dientes, pues,
sobre todo a esa hora de la mañana no hay nada
más desagradable que el dolor infligido por seme-
jante atrocidad. Una vez que lo tengo justo como
más me gusta, disfruto succionarlo suavemente
y soltarlo de vez en vez mientras subo de la base
a la punta, moviendo continuamente mi lengua
en pequeños circulitos alrededor de esa sabro-
sura e incluso, cuando ya estoy yo súper caliente,
me encanta escupirle un poco para ayudarle a
lubricar mientras doy un ligero masaje con mi
mano que infaliblemente lo hace reaccionar para
culminar en una mañana de sexo explosivo que
nos da energía vital para todo el día. Parece men-
tira, pero ese ligero toque de cambio al mañanero
tradicional, nos hace estar mucho más calientes
toda la semana.
Pero por supuesto, para tener no sólo una
semana un poquito más candente, sino todo un
mes lleno de sexo apasionado, un trío es la opción
a elegir. Si el adoptar otra personalidad les parece
muy inocente y se consideran una pareja de amplio
criterio y muy seguros de ustedes mismos tanto en
lo individual como en su relación en pareja, y los
ligeros cambios rutinarios no les son suficientes,
intenten invitar a un tercero a su alcoba.

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I. El Poder del Sexo en la Pareja 23

La primera vez que hice un trío con mi novio


nunca se me olvidará. Por supuesto fue él, otra
chica y yo, pues en ese entonces yo todavía era muy
fresa y no hubiera resistido la presión de estar con
dos hombres a la vez.

Los tríos mujer—hombre—mujer (mhm) siempre me


han encantado y es que para una mujer es suma-
mente excitante experimentar la “bicuriosidad”,
sobre todo si tiene frente a ella a su novio o marido,

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24 El Poder del Sexo

pues no hay nada más excitante que ver cómo se va


sulfurando su libido y su sangre al verlas compartir
a lo lejos, en lo que poco a poco ellas le van anto-
jando unirse a la diversión.
Yo ya había tenido una que otra experiencia ino-
centona con un par de chicas, sobre todo cuando
estuve estudiando en Madrid, pero nunca había
llegado a algo mucho más íntimo ni mucho menos
había compartido la misma cama con otra chava y
con mi novio.
Debo confesar que la sola idea de tener a mi
galán concentrado en otra mujer que no fuera yo me
daba un celo terrible y, aunque yo ya iba totalmente
programada a lo que pasaría, tuve que superar el
nervio con casi una botella entera de un Merlot deli-
cioso, así que para cuando dio la hora, ambos está-
bamos más que calientes.

Los tríos son una opción


frente a la rutina sexual
Los tríos sexuales son de lo más exci-
tante que puede haber, únicamente ase-
gúrense de que no sea un conocido o
conocida con quien experimenten esta
fantasía, pues así evitarán malos rollos
en un futuro y su sanidad mental estará
intacta y dispuesta a seguir experimen-
tando nuevas fantasías.

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I. El Poder del Sexo en la Pareja 25

Habíamos rentado una habitación de un hotel


muy lindo con una alberca que nos permitió rela-
jarnos en lo que esperábamos y, cuando al fin llegó
la chica, mi corazón casi se sale de la emoción.
Para nuestra buena suerte, ella era mucho más
linda en persona que en su fotografía, así que a partir
de ahí todo fue viento en popa. Sin tener que invitarla,
ella se desnudó por completo y nos acompañó en la
alberca en lo que emparejaba su nivel de sobriedad
con el nuestro, así que, entre plática y risas, de pronto
ya me encontraba yo tan cerca de ella que nuestros
cuerpos se rozaban dentro del agua.
Mi novio estaba que ardía en deseos de que todo
aquello ya comenzara, y bastó un pequeño empu-
joncito de su parte para que ella rodeara mi cintura
con sus manos y me plantara un beso que selló el
destino de la noche. Luego de un rato de cachondeo
dentro de la piscina decidimos que lo mejor sería
secarnos un poco y pasar a la cama, así que con
la ayuda de mi pareja ambas logramos salir de
ahí y entre los tres nos ayudamos a secar hasta la
última gota de aquella agua efervescente. Nuestra
amiga pronto se hincó sobre la cama y nos invitó
a unirnos. Me acerqué un poco temerosa y ella me
jaló con mano firme hacia su húmedo cuerpo. Mi
novio se puso justo detrás de mi y comenzó a besar
mi cuello a la vez que la otra chica se abalanzaba
sobre mis pechos. Mis pezones no tardaron en res-
ponder a tan intenso ataque de pasión y les bastó

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26 El Poder del Sexo

un par de segundos para quedar tan duritos como


un par de cerezas esperando ser comidas en cual-
quier momento. Sin pensarlo dos veces, entre ambos
lograron tumbarme boca arriba sobre aquella cama
redonda llena de pétalos de rosa y mis ojos no
pudieron más que cerrarse para dejar a mis sen-
tidos sumergirse en aquella llamarada de lujuria y
sensualidad.
Él comenzó a besarme mientras ella bajó con
sus labios por mi ombligo hasta mi pelvis y decidió
estacionar su escurridiza lengua sobre mi clítoris
que ya para entonces estaba más que empapado
y súper sensible a su tacto. Yo necesité en ese
momento tener el Kraken de mi novio dentro de
mi boca para así distraer un poco mi atención de
tanta sensibilidad y, por supuesto, de inmediato
pude sentir como duplicaba su tamaño e intensidad
dentro de mi.
La adrenalina era demasiada y los micro
orgasmos que aquella mujer me provocaba me
hicieron ponerme en cuatro para pedirle a mi novio
comenzar con la embestida mientras yo la probaba
ahora a ella. Nunca imaginé que su sabor pudiera
ser tan delicioso. El ambiente afrodisíaco combinado
con un aroma a vainilla que desprendía cada poro
de su cuerpo y con el roce de mi novio dentro de mi,
lograron hacerme explotar en uno de los orgasmos
más intensos de mi vida, pero esto no podía ter-
minar ahí, yo moría por que él también tuviera el

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I. El Poder del Sexo en la Pareja 27

mismo nivel de excitación por el que acababa de


pasar yo, así que, apenas recobré mi aliento, lo
jalamos entre ambas y lo tumbamos entre noso-
tras, colocamos nuestros labios en su entrepierna y
comenzamos a chupar entre ambas aquel delicioso
instrumento del placer. Por supuesto no pasaron
muchos minutos para tenerlo a punto de ebullición
y fue entonces cuando decidí que moría por verlo
con otra, así que sin casi pensarlo lo enfundé y le
pedí a ella subirse para hacerlo explotar.
No puedo ni comenzar a describir el tamaño de
orgasmo que todos nos llevamos, pero lo que si puedo
asegurarles es que no cambiaría por nada aquella
primera experiencia en tríos que marcó, por mucho,
nuestra vida sexual en pareja de ahí en adelante.
Pero bueno, si ya comenzaron a cumplir este
tipo de fantasías y son más golosos, ya están prepa-
rados para probar con un intercambio de parejas.
Si en algún punto en su relación quisieran ir un
poco más allá, pueden comenzar probando un
intercambio de parejas donde todos se encuentren
en la misma habitación para que la tranquilidad de
verse el uno al otro compartiendo sexualmente con
una pareja de extraños logre excitarlos al máximo.
En toda Europa y Latinoamérica existen clubs
swinger donde pueden experimentar este tipo de
experiencias con toda la seguridad y tranquilidad
del mundo. Entre los clubs swinger más famosos
encontramos el Anchorena en Argentina, el Swing

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28 El Poder del Sexo

Club DF en Brasil, el SYO en Chile, el ADN Swing


Bar en Colombia, el Coliseum en México, el Elxir &
Swingers Class en Uruguay, el 6&9 en España o el
Velvet en EUA.
Sin embargo, para cruzar la delgada línea de la
fantasía a la intensidad sexual, es muy recomen-
dable estar totalmente seguros tanto de nosotros
mismos como de nuestras parejas y entender que
todo aquello que vivamos con terceros será con el
fin último de generar adrenalina y excitación.

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


I. El Poder del Sexo en la Pareja 29

Mi novio y yo pasamos por todas las etapas que


les he platicado de forma muy vertiginosa y vivimos
cada etapa muy intensamente, por eso, cuando ya
estábamos a punto de irnos a vivir juntos, él me
salió con una confesión que no me esperaba.

—Amor, estoy súper clavado contigo y muero


por ya compartir un espacio juntos pero tengo que
confesarte algo antes de cualquier cosa: antes de
conocerte, la mamá de mi hija me contó que ella
conocía el ambiente swinger y me pidió acompa-
ñarla un par de veces y, aunque yo fui con reservas
la primera vez, más por complacerla a ella que por
propio interés, la verdad es que me pareció increíble.
Ahora estoy convencido de que esa forma de vida es
la única manera de llevar una relación saludable,
estable y sobre todo honesta.

¡Wow! Esto no me lo esperaba. Sin duda hay infor-


mación que uno tarda más en digerir, pero aún así
seguía prefiriendo la honestidad, a mi nunca me
ha funcionado aquello de “ojos que no ven, corazón
que no siente”.
En aquella época, aunque para mi el swinger no
era un término ni un concepto desconocido debido a
programas de TV que estaban muy de moda en esa
época en los que televisaban fiestas de ese tipo, no
era lo mismo saber que tan cerca de mi existía algo
así y que de primera mano yo podría vivirlo. Fue

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


30 El Poder del Sexo

entonces cuando mi novio me contó que en México


había un par de clubs swinger pero que existía uno
en particular que era todo un icono.

Características de la
experiencia swinger
Científicamente, el éxito de la expe-
riencia sw tiene su explicación en la
generación de endorfinas, feromonas,
serotonina y demás substancias quí-
micas que nuestro cerebro genera al
estar físicamente con alguien nuevo.
  En mi particular punto de vista, el
swinger nos ayuda a seguir generando
toda esa química que nos mantiene
pasionales y calientes, aprovechando
todo esto en complicidad con nuestras
parejas, además de que se generan
vínculos tan particulares entre ambos,
que difícilmente terminarán separán-
dose como la mayoría hoy en día.

Me contó también que él y su exmujer habían disfru-


tado muchas fiestas de intercambio de parejas con
varios de sus amigos que yo ya conocía. Hasta ese
momento yo lo único que sabía era que el ambiente
swinger se conformaba por parejas que intercam-
biaban sexualmente con otras parejas, y debo con-
fesar que siempre me generó curiosidad.

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I. El Poder del Sexo en la Pareja 31

A partir de ese momento supe la importancia


que el sexo jugaría en nuestra relación y el poder
que nos daría a ambos tanto en lo individual como
en pareja. Debido a que mi novio conocía mucha
gente en el ambiente, mi confianza a entrar a este
submundo se fortaleció y me hizo sentir segura,
así que decidí darle una oportunidad a aquella
loca idea.
El tema sw es algo muy complejo y amplio de
describir, pero básicamente son parejas que, bus-
cando poner un toque de pimienta a su relación,
comienzan a concretar fantasías que involucran
a alguien más y que se excitan de verse con otras
parejas sexuales. A las parejas swinger les gusta
sentir que su compañero o compañera de vida es
deseada por otros u otras y transforman los celos
en adrenalina.
Todas las sensaciones y emociones que estas
parejas viven dentro del ambiente swinger son apro-
vechadas intensamente durante los eventos pero la
verdadera adrenalina llega cuando están solos y
sumamente excitados, acordándose de todo lo que
hicieron con otros, hasta lograr explotar en el mejor
de los orgasmos entre ellos mismos.
A pesar de todos los pros que les acabo de des-
cribir, uno debe conocerse a sí mismo pues este no
es un ambiente apto para cualquier tipo de parejas.
Existen ocasiones en las que los celos son tan fuertes
que la adrenalina del intercambio se diluye y úni-

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


32 El Poder del Sexo

camente da lugar a rencores y malviajes. También


ha sucedido que uno de los dos —casi siempre el
hombre tiene implantada la idea de lo sumamente
excitante que sería estar con su pareja y alguien
más y realmente no está dimensionando lo que sen-
tirá al ver al amor de su vida compartiendo sexual-
mente con un total desconocido.
Como les decía, en este ambiente el manejo de
los celos es básico y con esto no me refiero a no
sentirlos o reprimirlos ¡al contrario! Hay que sen-
tirlos al máximo pero transformarlos en esa adre-
nalina que después te impulsa a querer acabarte a
tu pareja de la manera más pasional y animal que
pueda existir.
La primera vez que visité un club swinger lle-
vaba una idea bastante alejada de lo que en verdad
sería pero aún así supuse que debía llevar un outfit
sexy, así que me enfundé en la mini más corta
que tenía —que, por cierto, casi me llegaba a la
rodilla—, me puse unas botas negras y una blusita
entallada, esperé a que mi príncipe llegara por mí
y ¡listo! de ahí al club sw, mejor conocido como el
“Bar de Pedro”.
En esa época aquél era el único y clásico club
sw respetable de México y era casi obligatorio caer
ahí. Es un lugar totalmente kitsch, por llamarlo
de algún modo. La primera impresión es de terror,
aunque luego llegas a tomarle mucho cariño por
todo lo que implica. Está ubicado por el Reloj Chino

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I. El Poder del Sexo en la Pareja 33

cerca de Bucareli y no cuenta con un solo letrero de


nada. Recuerdo perfecto que al llegar salieron dos
personas con radio como de seguridad, nos reci-
bieron el auto y, envuelta en mi abrigo negro, entré
de la mano de mi novio.

—Buenas noches, pasen por aquí. Les recor-


damos que en este Club el respeto es lo primordial.

Riesgos y ventajas
del ambiente
swinger
Como todas las opciones de vida alter-
nativa, es un arma de dos filos ingresar
a este submundo del ambiente sw.
Si no llegas muy enamorado de
tu pareja, lo más seguro es que las
cosas terminen muy mal. Si vas para
ver si así te dejan de poner el cuerno,
¡fracaso seguro! Si por el contrario,
son una pareja muy enamorada y
segura el uno del otro, lograrán vivir
una de las mejores experiencias de
sus vidas.

Mientras más me adentraba en aquél lugar, más se


derrumbaba la imagen de fiesta sexual glamorosa
tipo “Eyes Wide Shut” que había predominado en

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


34 El Poder del Sexo

mi mente hasta ese momento. Por supuesto los


programas que había visto de fiestas en Miami
tampoco tenían nada que ver con lo que yo estaba
viviendo ahí.
El famoso club de Pedro era simple y sencilla-
mente una bodega con mesas pequeñas para poder
sentar una pareja por lugar con buen espacio entre
cada una para darles un poco de privacidad. Tenía
un techo de lámina, eso sí, con telas de esas que
cuelgan en ondas para adornar y un mezanine
donde se encontraba el cuarto obscuro.
Los meseros en ese club son los mejores del país.
En lugares como este, las parejas swinger siempre
buscamos discreción y las personas que trabajan
ahí saben muy bien su trabajo. El servicio es de lo
más atento y respetuoso, en verdad estos señores
se esfuerzan por hacerte disfrutar cada segundo.
Pero bueno, les platicaré un poco la mecánica de
este tipo de lugares en México. Las parejas llegan,
toman su mesa y ordenan un par de bebidas. Mien-
tras la gente va llegando, se escucha música, baila,
va viendo qué pareja les gusta y como a eso de la una
de la mañana hay un show de strippers —hombre
y mujer— que terminan por tener sexo en vivo ahí,
sobre la pista de baile frente a todos. Después de
eso el cuarto obscuro se abre y se pone a disposi-
ción de todas las parejas que quieran subir a ligar
y a intercambiar. A veces se hacen amigos, muchas
otras ni siquiera se preguntan sus nombres. Ese es

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


I. El Poder del Sexo en la Pareja 35

uno de los encantos del Club de Pedro, que puedes


socializar si te apetece y aislarte con tu pareja si no
estás de humor para convivir.
La mecánica de este tipo de lugares es muy
vampirezca y siempre igual. Mi novio y yo solemos
escoger mesa en algún punto que nos permita ver
quien llega, por lo regular pedimos una botella de
vodka y no perdemos oportunidad para pararnos
a bailar y lucir nuestro sexy atuendo cada noche.
La pista de baile es el mejor lugar para irte emba-
rrando en la chava de al lado o ir cachondeando
con quien te va gustando, así, para cuando llega la
hora, la pasión se desborda en el cuarto obscuro.
Dependiendo del club es la interacción en el
cuarto obscuro. Este en particular, el club de Pedro,
es de lo más hard que puedes encontrar. Aún
cuando al ingresar te advierten que “no”es “no”,
resulta imposible darte abasto para quitar todas las
manos que de inmediato tienes abrumándote por
debajo de tu falda y lo peor es que, aunque intentes
quitarlas, te encuentras con una decena más que
ya te está sabroseando sin parar.
En ese lugar tienes que llegar con la menta-
lidad de que el salir manoseada es un halago y no
un ultraje, pues de otra forma quedarás traumada
de por vida y no querrás saber más del swinger,
jajaja. Ahí, en ese surrealista lugar, fue mi primer
encuentro con el submundo sw. Apenas llegamos
nos sentamos con unos argentinos que tenían como

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


36 El Poder del Sexo

arreglo que ella podía tirarse a quien quisiera pero


que a él ni se le ocurriera tocar a otra —los arreglos
entre parejas son sumamente amplios y lo impor-
tante es ser claros con las parejas que te contactan
para evitar malos entendidos y así fue como pre-
sencié por primera vez a mi novio mega fajándose
con alguien más.

—Si en cualquier momento te sientes incómoda


me dices de inmediato.

Y sin más, tomó de la cara a la susodicha y le


plantó un mega beso. Sus manos escurridizas se
colaron bajo su transparentoso top y apañaron
sus deliciosas lolas que, al sentirse sorprendidas,
lograron enchinar la piel de todo su cuerpo, y el
mío de paso.
No pude evitar abrir los ojos hasta casi sacarlos
disparados. ¡No me la esperaba así todavía! Traté
de estar tranquila pero mi corazón se disparó y sus
latidos iban en aumento a cada caricia de ellos.

—¿Estás bien?

¡Qué contestar a eso! Ni yo misma lo sabía, tenía


una contradicción de sensaciones. Moría de celos
pero al mismo tiempo estaba súper caliente de ver
cómo esas manos que sólo me habían tocado a mí
antes, ahora se encontraban por debajo de la falda

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I. El Poder del Sexo en la Pareja 37

de otra, esquivando su tanga para sentir su húmeda


pasión desbordarse a su roce.

—Sí, sigue— fue lo único que se me ocurrió decir.

Di un vistazo alrededor esperando compartir mi


estado de shock con alguien más sin éxito. Todos
ahí estaban en lo suyo y el que una pareja cachon-
deara con otra en las mesas no era nada fuera de
lo normal. Estaba yo a punto de pedir una pausa
en todo ese asunto, cuando de pronto anunciaron
que el show iba a comenzar, bajaron la luz y todos
parecían prestar atención a algo que sucedería. Uff,
agradecí infinitamente ese momento y no pude más
que jalar a mi hombre, montarme en él y besarlo
hasta saciar mi celo.

—Qué rico. Nunca creí que algo así me calen-


taría a ese grado.
—Qué bueno, por un momento creí que no lo
estabas pasando bien.

Si supiera en verdad la angustia, el coraje, el celo y


la adrenalina que sentí por varios minutos antes de
comenzar a disfrutar. Lo que era un hecho, es que
nunca había estado tan ansiosa de ya coger como
en ese momento.
El show de sexo en vivo no causó tanto morbo
en más pues ya en alguna ocasión, tanto en Bar-

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38 El Poder del Sexo

celona como en París, había tenido la oportunidad


de visitar lugares que lo ofrecían, en realidad lo
único que yo quería era ya subir al cuarto obscuro.
Cuando al fin dieron el anuncio, pedimos que nos
subieran las bebidas, nos despedimos de los argen-
tinos y pasamos a lo que seguía.
El cuarto obscuro de ese lugar es mega pequeño,
de inmediato sientes como te invaden manos tras
manos y, tratar de moverse ahí dentro, es peor que
viajar en el metro a hora pico. Por suerte mi novio
encontró una pareja conocida con la que intercam-
biamos un par de palabras y, tras una cálida y tra-
viesa petición de mi novio, ella me besó.
Debo confesar que aunque aquél no era el primer
beso que una niña me daba, si había sido el más
intenso. Los pocos intentos anteriores sólo habían
sido jugueteando, además, el tener a mi novio vién-
dome, fue de lo más excitante. Obviamente, los
dos hombres se calentaron tan sólo de vernos y los
cuatro moríamos por ya comenzar con la acción.

—Vamos al cuarto de al lado.


—Ok.

Si ese cuarto estaba obscuro, el de al lado era como


entrar al Sensorama. No se veían más que sombras,
pero con esa luz bastó para lograr sentir lo que,
hasta ese momento, fue la mayor excitación de mi
vida.

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


I. El Poder del Sexo en la Pareja 39

Lentamente me solté de la mano de mi novio


para darle espacio a la otra chica de quedarse
con él. Entre sombras y reflejos pude ver cómo se
besaban intensamente, cuando el novio de aquella
mujer que tanto parecía disfrutar al mío me tomó
por la cintura y comenzó a besarme mientras sus
manos me desnudaban. Apenas estaba tratando
de entender lo que pasaba ahí cuando ya tenía al
esposo de aquella chica totalmente sobre mí, tan
rico que logró que mis nervios se esfumaran y
dejara de preocuparme por lo que estaba haciendo
mi novio en ese momento. Sentí su mano subir por
mis piernas y al mismo tiempo quitó mi blusa. Su
boca bajó por mi cuello distrayéndome mientras
sus dedos jugueteaban con mi clit. Bastaron pocos
segundos para calentarme al máximo, así que quise
atraer la atención de mi novio y lo único que se me
ocurrió fue bajar a probar las delicias de mi inter-
cambiada pareja sexual. Por supuesto de inmediato
tuve la atención de todos en el cuarto y mientras
más me pedía que lo chupara aquél, más calientes
nos poníamos todos. Después de un par de minutos
mi cuerpo pedía a gritos ya sentir a aquel extraño
dentro de mí, así que me levanté, me puse en cuatro
y dejé que me embistiera con el ímpetu que merecía
la ocasión.

—¡Cógeme!

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40 El Poder del Sexo

Y sin más, debidamente enfundado, me penetró


hasta lo más profundo.

—¡Ahhhhhh!

No pude evitar soltar un gran alarido de placer,


seguido de un sin fin de gemidos que hicieron que
mi ya muy entrado novio, volteara y se pusiera
nervioso.
Los gritos sexuales se oían por todo el piso y yo
estaba tan absorta en mi emoción tan llena de adre-
nalina, que no me importó cuando escuché cómo
mi novio se venía con aquella mujer que tan ama-
blemente me había dejado a su novio. Seguimos
por un par de minutos más mientras ya todos nos
prestaban atención hasta sentir cómo sin espe-
rarlo, él me apretó de la cadera y entró hasta lo
más profundo en mi. Nosotros no podíamos parar
en ese momento, apenas comenzaba todo para mí.
Mi corazón a punto de salirse se aceleraba cada vez
que mis ojos sorprendían a mi novio deleitándose
con la imagen de aquel padrino entre mis piernas.
Me cogió de frente por un rato y luego me volteé y me
puso en cuatro nuevamente hasta explotar y darme
hasta la última gota de su ser frente a ellos que,
aún excitados, esperaban a que terminara la escena
para desquitarse con nosotros posteriomente.
Aquella experiencia sin duda marcó nuestro
destino y me dejó con una cantidad interminable

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


I. El Poder del Sexo en la Pareja 41

de ideas para fantasear con mi propio novio. Aún lo


recuerdo y me calienta aquella sensación de placer
combinada con adrenalina. Aquella cara de shock
y gusto grabada en mi novio sólo lograban que
siguiera cogiendo más y más.

—¿Todo bien amor? —era mi turno de preguntar.


—¡Más que bien!

A partir de ahí sólo recuerdo haber tardado en


procesar andar desnuda por todo el piso de arriba
unos minutos, para después seguir acoplándome
al ambiente del lugar. Aquella experiencia, tal cual
la vivimos y disfrutamos, fue el detonador para
irnos ya a vivir juntos y comenzar nuestra vida en
complicidad.
Vivimos meses llenos de aventuras, algunas
increíbles, otras decepcionantes. Durante algún
tiempo nos citamos con parejas que conocimos a
través de páginas de Internet donde abres tu perfil
y subes fotos, sin embargo nos llegó a suceder que
no eran parejas reales, que las fotos eran falsas,
que sí eran ellos pero hacía 10 kilos o simplemente
no había nada de química a la mera hora.
Como todas las parejas, fuimos evolucionando y,
por una temporada, decidimos que lo que más nos
gustaba y excitaba era ir directo al club swinger,
ver quién nos gustaba y explorar si se daba algo,
pues cuando habíamos salido a cenar con parejas

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


42 El Poder del Sexo

en citas a ciegas, no siempre había resultado una


buena experiencia. Durante nuestra búsqueda en
la Ciudad de México recorrimos todos y cada uno
de los antros sw que se nos atravesaron, incluso los
más arrabaleros y así, un día de ociosidad, dimos
con el Sex Capital que estaba de espanto, dentro de
la plaza del sexo en pleno centro, este lugar contaba
con un show de botargas en el que un pene gigante
salía a amenizar, pasaba a un grupo de mujeres a
un concurso y al final de un cachondeo recibido por
las asistentes al lugar, explotaba como con espuma
de afeitar por arriba simulando una venida patética.
Las estripers eran unas chiquillas sabrosas que se
veía a leguas que no se dedicaban a eso pero que
le echaban muchas ganas al bailecito sexy, que por
cierto, creo que era lo mejor del lugar. Los baños
eran un alucine, sin puertas, únicamente sepa-
rados por cortinitas que, traslúcidas, dejaban nada
a la imaginación. La gente tenía sexo en los pasillos,
en los sillones, en la pista, en donde fuera y, sin
excepción, siempre una porra te apoyaba cuando
más entrado estabas en lo tuyo quitándote, obvia-
mente, toda concentración. Sin embargo, ese lugar
surrealista nos hizo pasar un momento inolvidable
y conocer una pareja sui géneris. En una de mis
visitas al baño, me topé con un chavo que tenía toda
la espalda tatuada con unas alas de ángel increí-
bles y, antes de poder entrar, me tomó de la mano
y me jaló ligeramente hacia él, me plantó un beso

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


I. El Poder del Sexo en la Pareja 43

tierno y me pidió encontrarlo a él y a su mujer en


la pista. Cuando regresé con mi pareja le conté lo
sucedido y sin pensarlo dos veces nos acercamos a
ellos para conocerlos. No pasó mucho tiempo para
lograr encontrar un rincón con un poco de priva-
cidad y realizar el tan esperado intercambio, así
que en un sillón separado de lo demás por una cor-
tina nos acomodamos. Sin perder oportunidad me
senté sobre aquél, lo besé y de reojo veía cómo mi
esposo se atascaba con aquella princesa, así que
seguí hasta tenerlo dentro de mí aún con el ves-
tido puesto. Salté sobre él durante mucho tiempo
hasta que se me antojó probarlo con mi propia
boca. ¡Vaya tamaño el de aquel tipo! Nunca antes
había visto a alguien tan bien dotado, tanto que no
me cabía en la boca, así preferí seguirlo sintiendo,
ahora de espaldas a él, mientras me excitaba viendo
a mi marido moviendo su cadera sin parar sobre
aquella niña tan linda y dejando que su Kraken
disfrutara al máximo aquella noche. Aquella expe-
riencia fue única y ellos prevalecieron en nuestras
vidas durante algún tiempo después de eso.
Otro sitio bastante fuerte y memorable para
nosotros es el Desdén. En ese Club en Lindavista
pasamos varios de nuestros mejores momentos.
Este lugar en particular es de los más hard y kinkys
que hay en México. Tiene dos cuartos obscuros, uno
para hombres solos buscando acción con alguna
pareja y otro para puras parejas, pero lo curioso

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


44 El Poder del Sexo

es que el muro que los divide está repleto de “glory


holes”, esto es, pequeños —y no tan pequeños agu-
jeros donde los hombres de un cuarto pueden meter
su pene por si alguna de las mujeres en el otro se
anima a chuparlo o a empinarse, como mejor le
vaya a su antojo. El Doc, que era el dueño del lugar,
siempre se veía por ahí en algún rincón saludando
a los asiduos y los strippers en ese lugar tenían
más facilidad de dar privados o tal vez era que las
mujeres ahí eran más desinhibidas y solicitaban
más ese servicio.
Uno de los mejores recuerdos de varias expe-
riencias kinky que vivimos en ese lugar fue un Gang
Bang de locura: todo comenzó como un ligue ino-
cente en un jueves donde podían entrar hombres
solos, para ver si alguna parejita les daba entrada,
así que desde antes del show yo ya le había echado
ojitos a un chavo que se sentó frente a nosotros, al
otro lado de la pista, y que no paraba de hablar por
teléfono como calmando su ansiedad y el nervio de
estar en un lugar como ese solo y por primera vez,
circunstancias que sólo ayudaron a calentarme aún
más, así que en cuanto dieron luz verde, caminé
hacia él, le quité el teléfono de la oreja y le planté
un beso jalándolo de la mano hasta llevarlo al
cuarto obscuro de hombres solos para que mi novio
pudiera ver en primera fila aquel espectáculo. Todo
comenzó tiernamente, unos besos nos sirvieron de
preámbulo y la excitación del momento me llevó a

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


I. El Poder del Sexo en la Pareja 45

aventarlo contra una de las camas que ahí había,


sacarle el pantalón casi de un jalón y montarme
sobre él cual jinete galopante. Por supuesto todos
los hombres que ahí se encontraban se calentaron
con aquella escena donde yo tenía todo el control
sobre aquel hombre, pero sin imaginarme lo que
sucedería, de pronto sentí cómo alguien me tomaba
por los hombros, me acomodaba un poquito y. . .
¡bum!
Inauguró mi puerta trasera para no desapro-
vechar el nivel de libido que ahí vivíamos todos.
Pocos segundos pasaron después de eso cuando
ya tenía yo mi boca bien ocupada esperando la
leche de otro más y muchas otras manos tocando
hasta los rincones más secretos de mi cuerpo. Para
mi sorpresa, toda aquella escena me hizo sentir la
mujer más poderosa del universo, llena de adre-
nalina y excitación me encantó sentir cómo uno a
uno iba llegando hasta dejarlos vacíos y agotados.
Mi esposo por su parte no cabía de la emoción y
de tantos sentimientos y sensaciones encontradas,
así que una vez que terminé con lo que yo hacía,
corrimos al cuarto de parejas para dejarlo solo a él
comerme y explotarme al máximo hasta venirse.
¡Qué noche!
Nunca más se repitió algo tan intenso como
aquella escena y vaya que nos dio horas y horas de
placer aún después de ese día. De hecho, nos sigue
dando.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


46 El Poder del Sexo

Pero no todos los clubs sw en México son tan


intensos como estos. También llegamos a ir a una
casa de varios pisos en la calle de Oslo casi esquina
con Florencia. Supuestamente la dueña había sido
de las precursoras del sw en México y mantenía
una casa, de esas muy antiguas coloniales, como
club todavía, lo cual hubiera sido una buena loca-
ción si no fuera por el estado de decadencia en que
se encontraba. El lugar era incómodo pues se sub-
dividía como en tres salitas y así es imposible fijarte
en quien llega, quien se va y quien te late para un
inter. El cuarto obscuro se encontraba en el piso de
arriba y tenía demasiada luz, así que solo una que
otra pareja pasaba y en todo el tiempo que ahí estu-
vimos, nadie hizo nada.
No sé por qué pero el estado austero de los
inmuebles que incuban los clubs sw en este país es
un común denominador. Yo creo que este fenómeno
se da porque, por muy atractivo que llegara a sonar
este tema, un club swinger no es un buen negocio,
al menos no tan bueno como un table o un strip
club. La gente que tiene negocios de este tipo es
más por amor al arte que por dinero.
Por supuesto no podíamos dejar de conocer la
Casa Swinger que está situada en una zona bas-
tante decente de la Ciudad de México y en realidad
no es más que una casa de dos pisos adaptada por
un grupo de amigos que se ve que llevan más de
10 años en el ambiente y decidieron que era mejor

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


I. El Poder del Sexo en la Pareja 47

rentar una casa y jugarle al club sw. Debo decir que


les resultó bastante bien pues es de los lugares que
más parejas meten incluso entre semana y tienen
la ventaja —para algunos y gran desventaja para
parejas más conservadoras— de que pueden entrar
bastantes hombres solos. Nosotros habíamos visi-
tado ya un par de clubs donde pueden entrar hom-
bres solos y más allá de no molestarnos, nos parecía
incluso muy excitante, sin embargo en este lugar, a
pesar del esfuerzo de los anfitriones por tener una
fiesta ambientada, llegaban muchos hombres solos
que claramente no entendían la mentalidad swinger
e incomodaban a todos y es que la mayoría pensaba
que por el solo hecho de estar ahí tenían derecho a
echarse a quien quisieran sin importar si la mujer o
su pareja estaban de acuerdo, sin el menor respeto
a los demás. Pero dejando a un lado este inconve-
niente —que dicho sea de paso cuando una pareja
ya tiene experiencia en estas cosas con la mano en
la cintura maneja la situación— también hubo algo
que no me latió: los anfitriones de la casa swinger
estilan entrar en una dinámica consistente en una
serie de jueguitos que francamente no son mi estilo.
Desde mi punto de vista si voy a besar o hacer
cualquier cosa con alguien es porque me gusta y
no porque perdí en un juego o es castigo de algo
o incluso premio. Las cosas en el swinger tienen
que ser siempre por gusto y no porque no te queda
de otra ni por compromiso. Aquí a la fuerza NADA.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


48 El Poder del Sexo

Por otro lado, la cuenta es bastante accesible, ya


que únicamente pagas la entrada y cada quien lleva
algo de tomar que se comparten en un sistema de
auto servicio en la cocina donde todos acomodan
sus bebidas. En realidad este no fue nunca nuestro
tipo de club, así que fueron pocas las ocasiones que
asistimos a ese lugar y seguimos en búsqueda de
cosas nuevas.
Por un periodo corto de tiempo surgió un club
que se llamaba Samsara. Este lugar por fuera tenía
el letrero de un club de futbol y por dentro tenía una
de las mejores instalaciones del momento. Contaba
con dos cuartos obscuros bastante amplios y bien
decorados, una pista grande y las mesas alrededor
de una pantalla gigante donde proyectaban tanto
películas porno como videos musicales. Había todo
el tiempo un par de gogo girls y strippers animando
e inclusive estos mismos animadores participaban
algunas veces con parejas con las que se entendían
y se gustaban. La música era buena y el ambiente
de lo mejor, en plena colonia Del Valle del Distrito
Federal, uno de los más disfrutables sin duda. Lás-
tima que duró tan poco.
En fin, después de un par de años de estar brin-
cando, literalmente, de un lado al otro, al fin surgió
un nuevo club que llamaron Coliseum. Este lugar
pasó por todo un proceso de adaptación, cambió
de dueños y de dirección varias veces, hasta ser
lo que es hoy. Este es el club swinger ideal para

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


I. El Poder del Sexo en la Pareja 49

parejas fresas y jóvenes. Además del ambiente rela-


jado y respetuoso que se vive ahí, las instalaciones
son de lo mejor. Al llegar te dan una pulserita que,
dependiendo del color que escojas, serán las inten-
ciones que lleven en pareja: pulsera blanca (no
hacen nada, es primera vez, van a ver únicamente);
pulsera amarila (mujer con mujer dejando a sus
respectivos maridos solo calentándose de verlas);
pulsera verde (son pareja “soft”, intercambian fajes,
caricias, besos y apapachos pero nada más); pul-
sera roja (“full swap”, intercambio completo con
otras parejas, lo cual no necesariamente tiene que
ser con todas sino únicamente con quien les guste).
Este último club ha sido donde más aventuras
hemos vivido, donde más amigos hemos hecho y
donde más hemos gozado, sin quitarle su encanto
a todos los demás que nos divirtieron como enanos
en su momento.
El Coliseum ha cambiado de locación un par
de veces desde que lo conocimos hasta ahora y
actualmente se encuentra en Río Rhin, muy cerca
de Reforma. Los dueños adaptaron una casona
antigua y el inmueble es inmejorable. El ambiente
es de camaradería y cachondez y las parejas se
notan divertidas todo el tiempo. Este es el lugar
ideal para que las chicas vistan sus prendas más
sexys y las parejas se reúnan a intercambiar sus
actualizaciones, es decir, si conocieron alguna
pareja en una cena, si tuvieron alguna fiesta, en

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


50 El Poder del Sexo

fin, es el lugar para el chisme a todo lo que da. Al


entrar por las escaleras de ensueño y pasar hacia el
bar ya puedes ir vislumbrando quién te gusta y qué
tan bueno está el ambiente, así que para cuando
llegas a la parte de abajo a tu mesa ya estás perfec-
tamente enterado de cómo pintará la noche. Aquí,
a diferencia de otros lugares, puedes hacer uso del
cuarto obscuro aún antes de que comience el show
y la actividad sexual en este sitio es progresiva.
Este lugar ha sido locación de algunos programas
de televisión en los que hemos participado mi pareja
y yo, así como de algunas fotos para revistas para
caballeros para las que yo he posado. Contado de
esta forma, todo esto parece muy frívolo y pura-
mente sexual, sin embargo, todos estos lugares nos
han servido para ir conociendo gente maravillosa
con la que hemos podido generar complicidades y
formar parte de un círculo pequeño de esta hipó-
crita sociedad en la que nos desenvolvemos.
El swinger llegó para quedarse más como un
estilo de vida que como una locura para meterle
chispa a nuestra relación, pero con todo y todo, hay
muchas veces que lo único que queremos es estar
nosotros dos solos y disfrutarnos al máximo. Ahora
ya hay momentos también donde preferimos evi-
tarnos toda la interacción con una pareja y mejor
preferimos llamar a una chica o un chico y hacer
un trío para después quedarnos solos una vez más.
Hemos vivido todo un proceso en nuestro creci-

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


I. El Poder del Sexo en la Pareja 51

miento como pareja, en lo personal y sexualmente


hablando nuestros gustos se han ido transformando.
Cada pareja tiene sus reglas y sus límites pero
el poder que el sexo tiene en la pareja es incues-
tionable y, sin lugar a dudas, un gran afianzador
y potenciador del amor, la complicidad y la pasión
entre los dos.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


Capítulo 2

El Poder del Sexo


en los Negocios

• Estimula su punto P

• Toma el control

• Prepara a tu pareja

• Usa posiciones cómodas

• ¿No te excitas? ¡No te preocupes!

• Haz del sexo parte fundamental


de tu vida

• Deja que tus emociones fluyan

• Fija tus propios límites


54 El Poder del Sexo

Sin lugar a dudas, los negocios a nivel mundial


siempre le deben sus mejores cierres, sus mayores
inversiones y sus más grandes contactos al sexo.
Directa o indirectamente, el sexo en su más amplia
expresión juega un papel relevante en la toma de
decisiones de quienes conforman la pirámide admi-
nistrativa de cualquier negocio. No es por nada que
tanto grandes como pequeñas empresas inviertan
en chicas y chicos guapos dentro de su plantilla,
dedicados únicamente a promocionar sus pro-
ductos o servicios.
El sexo considerado como el arte de la seduc-
ción, vende desde el servicio que brindan edecanes
y modelos al repartir o promocionar productos en
semáforos y eventos, hasta los grandes congresos
donde se reúne gente de muy alto nivel para con-
formar redes de conexiones que les permitan generar
buenos negocios en un futuro cercano o incluso a
más largo plazo.
Como parte de mis actividades como abogada,
con frecuencia me veo obligada, y por obligada me
refiero a lo necesario que es para la subsistencia de
mi negocio, a asistir a diversos congresos masivos
que reúnen gente de todo el mundo con el fin de
elegir representantes legales para las filiales de sus
empresas y durante los cuales las relaciones públicas
en general juegan un papel sumamente importante.
Menciono estos congresos en particular porque
me parecen un ejemplo preciso y claro de cómo

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


2. El Poder del Sexo en los Negocios 55

se manejan las preferencias de los clientes por


una firma u otra, pues en la mayoría de las oca-
siones, la capacidad intelectual de alguien se puede
ver ensombrecida por los talentos especiales que
alguien más pueda llegar a tener.
Hace un par de años asistí a una de mis pri-
meras reuniones de este tipo en Miami. Yo iba ate-
rrada y con la presión de conseguir muchos clientes
para la firma que representaba, así que me preparé
muchísimo y llegué, según yo, lista para cualquier
adversidad. Al principio me pareció un congreso
más de gente apretada, de muy alto nivel y muy
difícil de conquistar. Representantes de las marcas
más fuertes a nivel mundial se encontraban ahí
eligiendo abogados para proteger sus intereses en
diversos países y yo me sentía abrumada. Mi ner-
viosismo en aquella ocasión resultó de utilidad y al
final me permitió darme cuenta de cómo operaba la
gente en este tipo de reuniones.
Conforme transcurría la reunión me di cuenta de
que, en vez de sentarme y recitar una letanía de los
servicios que nosotros brindábamos en México con
cada persona con la que me reunía en privado previa
cita, funcionaba mucho mejor llegar, sentarse rela-
jadamente, preguntar cómo había estado el vuelo y
cómo la estaba pasando ahí e intentar entablar un
trato mucho más personal que le permitiera percibir
al de enfrente mi verdadera naturaleza. Este tipo de
actitud me permitió darme cuenta de que la gente res-

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


56 El Poder del Sexo

ponde mucho mejor a quien le inspira confianza en


su ámbito personal y a partir de ahí, se va abriendo
hasta estar convencida de que dejar en tus manos
sus intereses más preciados, es la mejor decisión.
Junto conmigo viajaba un grupo de asociados
que poco a poco me fueron enseñando el arte del
encantamiento de clientes y nada me gustó más
que ir comprobando, uno a uno, que todo lo que
acababa en sexo, redituaba en cliente seguro.
Uno de mis compañeros, gay de closet, logró
captar la atención de uno de los directivos más
importantes de una empresa de ropa de las más
fuertes a nivel mundial. Distintivamente aquella
personalidad era total y abiertamente gay, así que,
entendiendo las señales que mi compañero daba
en sus ademanes, comentarios y comportamiento
en general, no tuvo la menor duda en suponer que
ambos bateaban del mismo lado así que, sin titu-
bear, comenzó a encontrarse con él en cada evento,
baile y cena agendados dentro del programa de acti-
vidades y, justo antes de que terminara aquel afa-
mado congreso, abiertamente este individuo invitó
a su habitación a mi compañero.

—¡No sé qué hacer! Obviamente si quiere que


suba a su cuarto es para parchar y yo no soy gay.
—¿De verdad? ¿Lo vas a seguir negando? Tal vez
es tu oportunidad de darte cuenta de si realmente
te atrae ese lado o no.

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2. El Poder del Sexo en los Negocios 57

Estimula su punto P
La mayoría de los hombres que han
experimentado la estimulación de su
punto P, coinciden en la increíble sen-
sación de placer que un orgasmo pro-
vocado directamente en su próstata
puede llegar a provocarles.
Si nunca lo has intentado, comiencen
tocando y lubricando mientras siguen
con el cachondeo y ya que ambos
estén muy calientes, deja que tu
pareja introduzca uno de sus dedos
suavemente mientras lo va moviendo
en circulitos muy suaves dentro de ti
a la vez que acompaña este juego eró-
tico con un oral intenso que permita
estallar en una explosión orgásmica en
muy pocos minutos.

No sé si fue por curiosidad en su propia vida o por


ganar la cuenta, el chiste es que sin pensarlo mucho
aceptó la invitación y no supimos de él hasta el día
siguiente en el desayuno. Todos lo mirábamos con
cara de duda esperando que nos contara con lujo
de detalle cómo había estado su noche, pero él se
resignó a únicamente dirigirnos una mirada furtiva
y decir:

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58 El Poder del Sexo

—Anoche descubrí que el punto P existe. . . La


cuenta es nuestra.

Sin embargo, el sexo vende no únicamente en aque-


llas altas esferas, también existe el coqueteo entre
clientes y empresas a niveles más moderados.

En la época en la que me encontraba cumpliendo mi


fantasía de trabajar como escort, conocí un cliente

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2. El Poder del Sexo en los Negocios 59

que tenía una empresa de distribución de computa-


doras y su éxito dependía de los contratos que con-
siguiera para dotarlos de equipos suficientes para
la operación de sus negocios.
Por supuesto, mientras más grande la empresa,
mucho mejor era el negocio para mi cliente y, apli-
cando aquel dicho de que los mejores negocios
se cierran en comidas y borracheras, la astucia
de este personaje fue mucho más allá de eso y
le añadió un ingrediente decisivo a sus tardes de
negocios.

—Milah, tengo que cerrar un negocio muy fuerte


hoy en la tarde en una comida con tres represen-
tantes de una empresa muy grande, así que con-
síguete dos amigas y nos vemos a las cuatro en el
restaurante de un hotel muy lindo en Reforma.

Por supuesto el morbo de conocer gente famosa y


empresarios importantes logró movilizarme y a la
hora acordada nos encontrábamos ya todas super
sexys y arregladitas visitando a mi amigo en su
comida.
Ya podrán imaginarse la carita de aquellos tres
hombres que nunca esperaron terminar una tarde
de negocios en la cama con tres intensas mujeres
que llevaban toda la intención de volverlos locos de
placer, así que luego de un par de tragos mi cliente
les comentó que podían pasar cada quien a una

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


60 El Poder del Sexo

habitación que ya les tenía reservada y, sin pen-


sarlo dos veces, todos subimos buscando acción.
Al subir por el elevador todos al mismo tiempo, mis
amigas y yo comenzamos a besarnos entre nosotras
para lograr ponerlos en el máximo nivel de su excita-
ción, así que cuando llegamos al piso designado, ya
podrán imaginarse lo firmes que estaban y la excita-
ción que comenzaron a transpirar por cada uno de
sus poros. Cada quien tomó de la mano a su cada
cual y nos despedimos a medio pasillo para pasar
con nuestras respectivas parejas a la intimidad.
Apenas cerré la puerta tras de mi, me quedé
totalmente pasmada sobre un muro, fui abriendo
lentamente los botones de mi vestido para dejarle
ver poco a poco la lencería que ya se podía percibir
al transparentarse a contra luz por la tela de mi
ropa y comencé a tocarme lentamente para anto-
jarle mi cuerpo por completo.
Aquél empresario se encontraba totalmente
asombrado ante la situación, y entre los nervios y
el giro tan inesperado que había tomado la tarde,
parecía tener problemas para excitarse por com-
pleto así que una vez habiendo retirado por com-
pleto mi vestido, caminé con tacones en lencería de
encaje hacia él y le planté un beso que lo dejó per-
plejo. Sin parar de posar mis labios sobre los suyos
continué despojándolo de su traje y fui aventando
toda su ropa sobre un sillón a modo de que no se le
arrugara absolutamente nada.

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


2. El Poder del Sexo en los Negocios 61

—Qué guapo te ves así, desnudito frente a mi.

Tomé su corbata de regreso y la coloqué en su cuello


para poder jalarlo de ahí y acercarlo hacia mí a mi
antojo. En un par de segundos ambos nos encon-
trábamos ya de ladito sobre la cama con el pulso
totalmente acelerado y deseándonos sin inhibi-
ciones. Por supuesto yo no iba a permitir que aquel
bombón se preocupara por nada, así que sin dejar
que se moviera comencé a besar todo su cuerpo
suavemente mientras con mi mano bajaba a com-
probar el nivel de su excitación.

—Mmmm, estás delicioso. Muero por comerte


completito...

Seguí bajando mi boca por su torso hasta llegar a


encontrarme con aquel amigo que no podía estar
más parado y duro para entonces. Mi boca no
pudo contenerse y comenzó a chuparlo sin parar,
subiendo y bajando mientras mis manos tomaban
turnos para acompañar aquella degustación con un
mini masaje que lo puso a chorrear de placer.
Era obvio que yo no quería que terminara pronto
aquel momento, así que me separé un poco y regresé
a besar su boca para luego montarme lentamente
sobre él, dejándole ver cómo iba entrando nuestro
amiguito, poco a poco, hasta dentro.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


62 El Poder del Sexo

La vista para aquel hombre era más que embria-


gante. Mi torso totalmente reclinado sobre él le per-
mitió tener mis bubis a plenitud para jugar a su
antojo con ellas y pasar su lengua traviesa sobre mis
pezones que se encontraban duros de excitación. Mi
abdomen totalmente apretado marcaba el ritmo de
mi cadera al vaivén de mis movimientos que, justo
cuando estaban por hacernos llegar a ambos, lograba
controlar para alargar el éxtasis del momento.

Toma el control
Si estás a media acción y te das cuenta
que tu pareja está a punto de terminar,
retírate unos segundos, respira y baja
el ritmo para permitir que la adrena-
lina se distribuya y ganar un par de
minutos más hasta desear con toda
intensidad el orgasmo.

Pero no era justo que únicamente se quedara con


aquella visión, así que sin sacarlo de mi, logré girar
sobre él hasta quedarle de espaldas y dejar mi
tatuaje en la espalda baja a su disposición total. El
hombre estaba tan caliente que se prendó de mi cin-
tura como si no quisiera dejarme escapar y comenzó
a lanzar unos gemidos de placer que me hicieron
apretarlo con todas mis fuerzas para recibir aquel
orgasmo, que de contagio me vino a mi también.

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


2. El Poder del Sexo en los Negocios 63

Esa fue la única vez que me encontré con aquel


personaje, pero por supuesto el negocio que mi
cliente esperaba cuadrar ese día, cerró con creces.
¡El sexo de verdad mueve montañas! Incluso
cuando crees que ya la tienes perdida, el viejo truco
de la fiesta sexual siempre reditúa.

Un buen amigo mío, al que conocí en mis andadas,


trabajaba en una empresa de energía muy fuerte
y su diversión más grande era llevarnos a una de

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64 El Poder del Sexo

mis mejores amigas y a mi a pasar tardes enteras


en un hotelito con jacuzzi, acompañados de unos
cuantos aperitivos a pasar horas y horas de placer
para todos.
Por supuesto su posición en la compañía en la
que trabajaba le permitía estos lujos y más, tanto
por la cuestión económica como por el tiempo que
podía invertir en aquellas tardes lujuriosas sin que
nadie lo estuviera molestando por el celular. Sin
embargo, nada es eterno. Un buen día, su com-
pañía se fusionó con otra empresa mucho más
grande aún y el recorte de personal arrasó con más
del 80% del personal.
Mi amigo, ya totalmente resignado a que su
estadía ahí tenía sus días contados, se relajó y de
todo corazón comenzó a pasarles toda la información
a quienes se quedarían en su lugar. Por supuesto,
fiestero como era, ya a una semana de despedirse
de su trabajo adorado se le ocurrió invitar a quien
quedaría en su lugar y al que sucedería a su jefe a
pasar un día en su casa de campo para cerrar cor-
dialmente su ciclo en aquel lugar. Lo que nunca les
comentó a aquellos dos incautos era que los acom-
pañaríamos tres mujeres dispuestas a volverlos
totalmente locos en la cama... y fuera de ella...
Al fin llegó el fin de semana y quedamos de
vernos en la caseta, así que ya desde ahí nos divi-
dimos en tres coches y comenzamos el ligue. Desde
el momento en que llegamos a aquella casa en la

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


2. El Poder del Sexo en los Negocios 65

orilla del lago, nosotras nos quitamos la ropa y nos


quedamos en tan sólo unos trajes de baño muy
diminutos que lograron hacerles abrir los ojos al
máximo a aquellos tres. Por supuesto comenzamos
a amenizar la mañana con música y uno que otro
trago para ir quitando el nervio y, cuando menos nos
dimos cuenta, ya estábamos tumbadas tomando el
sol junto a la alberca.
Aquellos hombres comenzaron a tratar de arre-
glar el mundo con su plática de negocios y noso-
tras comenzábamos a aburrirnos, así que bastó
una miradita traviesa de las tres al mismo tiempo
para lograr pararnos de los camastros y comenzar
a picar a aquellos señores que no se acababan de
animar a acercarse.

—Hola chicos, ¿qué no se les antoja ir a esquiar?


—Creo que tendremos que comenzar nosotras,
así que vamos chicas.

Las tres corrimos a la orilla del lago y nos prepa-


ramos para comenzar a esquiar cada quien en una
lancha diferente.

—¡Topless!

Aquél grito de guerra fue suficiente para que las


tres nos quitáramos la parte de arriba de nuestros
bikinis y aquella escena con nuestras lolas al aire

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


66 El Poder del Sexo

rebotando a cada ola, logró calentar al máximo a


nuestros amigos que ya esperaban ansiosos nuestro
regreso. Un abrazo entre nosotras sellado con un
beso entre las tres fue el detonante que disparó la
adrenalina de todos y nos obligó a comenzar con la
fiesta.
Ya semidesnudas y todas llenas de arena, nos
encantó darnos un regaderazo frente a ellos para
llevarlos a su punto máximo de excitación, así que
nos quitamos absolutamente todo y caminamos
hacia ellos esperando sentirlos totalmente absortos
en nosotras. La pasión no se hizo esperar, aque-
llos hombres comenzaron a besarnos como si no
pudieran contener sus impulsos. Sus palancas se
encontraban aparcadas en la velocidad más alta de
su euforia y casi por necesidad tuvimos que correr
a las habitaciones.
Desde que los conocí, a mi me encantó el jefe de
mi amigo así que no titubeé en lanzarme sobre él
y, ya en la privacidad de nuestro cuarto, comencé
a seducirlo hasta volverlo completamente loco. Su
boca no sabía si bajar a probar mi sexo o quedarse
estacionada en mis labios mientras mis manos no
paraban de tocarlo, hasta que la adrenalina lo obligó
a jalarme con todas sus fuerzas y de una vuelta
ponerme en cuatro sobre la cama para darme la
mejor embestida de su vida.
El sonido de nuestras caderas no cesaba y mis
gritos de placer resonaban con eco por toda la casa.

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


2. El Poder del Sexo en los Negocios 67

Moría porque siguiera así por horas, así que le pedía


sin parar que me siguiera dando pero justo en el
momento que sentí que lo perdería, me quité.

—Espera, ven acá.

Lo senté en una silla que se encontraba frente a un


escritorio y me subí de frente a él. Necesitaba sentir
sus manos tocando mi cuerpo, su lengua comién-
dose mis bubis y su piel sudando sobre la mía. Lo
abracé del cuello y comencé a jalarme contra él
para sentir cómo me entraba lentamente hasta lo
más profundo y no paré hasta explotar al mismo
tiempo en medio de la habitación. ¡Vaya sesión que
nos habíamos aventado!
Apenas nos quedaron fuerzas para echarnos un
baño y salir a reencontrarnos con nuestros amigos.
Todos ahí afuera tenían unas caritas de mega
cogidos que no podían con ellas y por supuesto la
energía comenzó a decaer, así que rápido comen-
zamos a servir un par de tragos más para todos
y decidimos cambalachear nuestras parejas. Aque-
llos individuos nunca se esperaron el giro que esa
tarde llevaría. Para ellos aquella aventura había
sido ya demasiado y se encontraban alistándose
para regresar, pero lo que mi amigo nos había
encargado era que les diéramos una aventura inol-
vidable, así que nosotras nos encargamos de que la
fiesta continuara.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


68 El Poder del Sexo

Mientras una de mis amigas comenzó a besar


al compañero de mi amigo, yo comencé a besar a
mi amiga enfrente de los otros dos hasta lograr que
se acercaran y comenzaran a interactuar con noso-
tras. Mi amigo ya no pretendía seguir y prefirió ori-
llar a la mujer que moría por estar con él a hacer
un trío con su jefe y conmigo, así que mientras los
otros dos regresaron a su habitación, a nosotros
la euforia del momento nos ganó y terminamos los
tres tumbados en la arena intercambiando besos,
caricias y cachondez.

Prepara a tu pareja
La penetración no lo es todo en
una relación sexual. Utiliza juegos y
cachondeo previo para preparar el
camino para la excitación y el placer
total y absoluto. Muchas veces es
mucho más rico un orgasmo logrado
por juegos sexuales que uno alcan-
zado por la pura penetración.

Nosotras dos bajamos a quitarnos el antojo de chu-


parlo al mismo tiempo y aún recuerdo como si fuera
ayer cómo su cuerpo se estremecía al sentir nues-
tras bocas turnándonos para probar su virilidad.
Como era de esperarse, la incomodidad del entorno
nos obligó a regresar a la alberca y ya sobre un par

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


2. El Poder del Sexo en los Negocios 69

de toallas aquel par comenzó la acción, mientras yo


me ocupaba de chuparlos a ambos hasta hacerlos
llegar en una de las más ricas explosiones orgás-
micas del mundo.
El resultado de ese fin de semana de lujuria y
pasión fue por demás redituable e, increíble como
parezca, el poder que el sexo tuvo en aquella tarde
de locura y desenfreno logró que mi amigo conser-
vara su plaza en aquella empresa y fuera la mano
derecha del actual jefe.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


70 El Poder del Sexo

Es impresionante cómo en todas las esferas


se dan este tipo de preferencias al jugar bien tus
cartas en el cierre de algún negocio. Incluso en el
ámbito de la salud, en el que pensaríamos que los
doctores trabajan tanto que ni tiempo les quedaría
para algún affair, se dan situaciones picositas.
Un viejo amigo que se dedica a vender y pro-
mocionar productos de un laboratorio muy fuerte
en México, pasa su vida de consultorio en consul-
torio ofreciendo todos los productos que se encuen-
tran de novedad. Este no es un trabajo fácil, por
supuesto se necesita carisma para lograr que algún
médico realice un buen pedido, así que sus aten-
ciones no tienen límites y él disfruta al máximo ir
de comida en comida haciendo relaciones públicas,
pero si hay algo que le guste aún más son los retos,
así que un buen día uno de sus compañeros lo
retó a cerrar un trato con una doctora que era el
hueso más duro de roer, y no porque ella fuera ni la
más moral ni la más recta del mundo, sino porque
la plaza que había conseguido en aquel Instituto
había sido designación directa de su jefe, con quien
sostenía un amorío desde hacía años, así que ella
únicamente aceptaba los tratos que aquel buen doc
previamente aprobara.
De inmediato el detonador de adrenalina de
mi amigo se disparó y aceptó aquel reto sin pen-
sarlo mucho más. Como era de esperarse, el primer
contacto le costó muchísimo trabajo pero luego de

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


2. El Poder del Sexo en los Negocios 71

insistir sin parar, logró que lo recibiera tan solo


diez minutos. Él sabía que tenía que aprovechar
esos pocos minutos al máximo y lograr que aquella
mujer le diera entrada para una segunda aproxima-
ción, así que, haciendo uso de sus múltiples arti-
mañas, se untó un poco de feromonas, se arregló
como si fuera a una cita romántica y llegó puntual
al encuentro.
Al ser muy pocos los minutos con los que con-
taba, mi amigo decidió no tocar el tema de los pro-
ductos de su laboratorio en ningún momento, así
que se dedicó a hacerle plática amena y ligera a
aquella doctora que se notaba a leguas había
pasado amargada la mitad de su vida, soportando
la relación sexual—afectiva con su jefe por conve-
niencia y frustrada en consecuencia. Poco a poco
el rostro duro de aquella mujer se fue ablandando
e inclusive una que otra risita nerviosa comenzó a
asomarse de vez en vez hasta que mi amigo, pun-
tual como siempre, justo a los diez minutos, se
hizo el sorprendido por lo rápido que se le había
pasado el tiempo en su compañía, se disculpó y,
por supuesto, consiguió una nueva cita para poder
promocionar sus productos.
La siguiente semana mi amigo regresó puntual al
consultorio de la doctora pero esta vez inició con un
saludo mucho más cordial que incluyó un beso en
la comisura de los labios de ella y un medio abrazo
que la dejó nerviosa de entrada y, luego de tirarle

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


72 El Poder del Sexo

un par de piropos, comenzó con la promoción de su


medicamento, a la cual no le invirtió mayor tiempo
ni esfuerzo y cuando al fin terminó, se levantó y se
acercó a ella, pero al acercarse a darle un beso para
despedirse le susurró al oído.

Usa posiciones cómodas


Te recomiendo tres posiciones muy
útiles para cuando únicamente tienes
un escritorio dentro de cuatro paredes:
él sentado en la silla del escritorio con
las piernas abiertas y los pies apoyados
en el suelo, en espera para colocarte de
pie entre sus piernas dándole la espalda
y sentarte sobre su regazo, permitiendo
que te detengas del escritorio mientras
te carga y se mueve en pequeos cír-
culos; una de mis favoritas es cuando la
mujer se sienta en la orilla del escritorio
para permitir la penetración, abrazando
con sus fuertes muslos la cadera de él
mientras la embestida dura y dura;
por último, ambos de pie, la mujer de
espaldas a él para que pueda penetrarla
por detrás. Inclinándose hacia delante,
la mujer modifica el ángulo de pene-
tración para conseguir una mayor pro-
fundidad, mientras el hombre tiene las
manos libres para acariciar el clítoris o
las bubis de su compañera.

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


2. El Poder del Sexo en los Negocios 73

—Sé que no puede aceptar ninguna invitación a


salir, pero no me puedo resistir a su belleza y selló
aquella frase con un beso en el cuello que se fue
alargando hasta encontrarse con sus labios cálidos,
de los que ya no se separó hasta lograr seducirla
por completo.

La vida vacía de aquella doctora de pronto se veía


iluminada por la pasión que mi amigo desbordaba,
así que no pudo resistirse a sus encantos y, cuando
menos se lo esperó, se encontraba ya sobre su escri-
torio, sintiendo las manos de aquel hombre reco-
rrer su cuerpo hasta toparse con su falda que no
pudo más que subir para dejar al descubierto todo
aquello que mi amigo cobijaría muy pronto con su
propia boca.
La doctora tuvo que hacer un gran esfuerzo para
no denotar todo el placer que estaba recibiendo y,
justo cuando se encontraba a punto de estallar, le
gritó con todas sus fuerzas la necesidad de sentirlo,
de una vez por todas, dentro de ella.
La embestida fue rápida pero cargada de lujuria.
Él no paró de tocar sus deliciosas bubis que col-
gaban frente al escritorio, mientras por detrás le
daba con todo lo que llevaba semanas guardando
para ella.

—Sigue así, no te salgas. ¡Quiero sentir cómo te


vienes dentro de mí!

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74 El Poder del Sexo

Así que obedeció hasta la última palabra de


aquella doctora que, por primera vez en su vida,
se permitía tener sexo por el puro placer de sentir
y vibrar.
No tengo ni que aclararles que el trato se cerró
con muchas más ganancias de las que había espe-
rado, y esa fue la prueba de aquella apuesta que
mi amigo y su colega habían pactado cerca de un
mes atrás.
El poder que el sexo tiene a la hora de decidir
cerrar un negocio es innegable. El sexo es el único
persuasivo que invariablemente generará ganancias
cuando es bien aprovechado, pero si, al contrario,
no se hace una buena chamba al querer ganar lo
más, se perderá por lo menos.
Un cliente mío, representante de algunos
artistas, tuvo alguna vez la oportunidad de repre-
sentar a una belleza de mujer exitosa como ninguna,
hasta que el amigo fiel que vive en sus pantalones,
lo traicionó.
Aquella actriz acababa de pasar por un divorcio
y su libido estaba mucho más alto que nunca. Al
enterarse mi cliente de que todos los cambios en
la vida de ella incluían cambio de representante,
de inmediato le mandó un mail y se puso a sus
órdenes. Lo que no sabía era el casting al que se iba
a tener que enfrentar llegando a su entrevista.
La cita fue en casa de ella pues no quería hacer
público su cambio de representación, así que, en

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


2. El Poder del Sexo en los Negocios 75

un evento muy privado, citó al susodicho y comenzó


la interacción. Desde el principio él notó que la plá-
tica giraba en un tono muy personal y poco a poco
fue dilucidando que lo que ella quería era algo más
que tan sólo una reunión de trabajo, así que, de
un momento a otro, cambió su switch mental y se
preparó para lo que él creyó sería el mejor sexo de
su vida.
La cosa comenzó muy bien, ella totalmente
tirándole la onda le ofreció un par de bebidas y,
entre plática y plática, de pronto se encontraban ya
en pleno beso de telenovela. Él, aún nervioso, trató
de ir llevando la situación con calma, pero aquella
mujer parecía que no podía esperar, así que sin más
le bajó los pantalones y ¡oh sorpresa! Resulta que
nuestro pequeño amiguito, no reaccionó ante nin-
guno de sus encantos.
Ella trató de ser paciente y continuó con el
cachondeo esperando recibir algún tipo de res-
puesta pero al ver que pasaban los minutos y el ato-
londrado de mi cliente de plano no podía levantar
su ánimo, lo invitó a retirarse.
Si luego de probar algunos recursos descu-
bren que la disfunción eréctil es más una cues-
tión fisiológica, entonces visiten a su médico ya
que éste les puede recomendar alguna medicina
que suba su estamina y testosterona, facilitando
así la erección.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


76 El Poder del Sexo

¿No te excitas?
¡No te preocupes!
La disfunción eréctil es sin duda una
de las preocupaciones más grandes
de los hombres que pasan la mitad de
sus vidas esperando que no les pase
y la otra mitad tratando de curarla,
aunque en la mayoría de los casos
suele ser más una cuestión sicológica
que un problema fisiológico. Por lo
tanto, ideen juntos trucos para com-
batirla como utilizar ropa sexy y len-
cería sensual, el efecto visual logrará
distraer la atención del hombre, rela-
jándolo al punto en que la erección
se de sin siquiera proponérselo. Tam-
bién propónganse regalarse buen
sexo oral y mucho cachondeo, acom-
pañado de una selección de música
lounge erótica con ambientación a
media luz. Les recomiendo ingerir ali-
mentos picantes, con muchas espe-
cies y calientes para subir su libido y
ayudar a la erección. Si quieren probar
con algún juguete, algunas veces la
bombita succionadora utilizada para
alargar el pene puede ayudar a que la
circulación en esta parte del cuerpo
irrigue mejor y de pie a una erección
mucho más prolongada.

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


2. El Poder del Sexo en los Negocios 77

Los nervios son el peor compañero que cual-


quiera puede tener ante cualquier situación, pero
cuando se incluye la condicionante del éxito de un
negocio dependiendo casi única y exclusivamente
del sexo, la presión es demasiada y la mente siempre
termina por traicionar al cuerpo.
Muchas cosas pasan cuando el sexo es lo que
define el éxito o fracaso de un negocio, pero el único
negocio que depende total y absolutamente del sexo
es sin lugar a dudas el sexo servicio.
En México, una chica escort puede prestar ser-
vicios de diferente tipo. Hay quienes acompañan
a eventos sociales, hay quienes salen de viaje con
algún cliente, hay quienes cogen a domicilio o hay
quienes únicamente van a hoteles, pero al final,
todo acaba en lo mismo: un tremendo revolcón.
Aquí la mayoría de las chicas escort de alto nivel
únicamente atienden en hoteles gran turismo o en
los moteles de la zona céntrica de Viaducto y Patrio-
tismo. Por una módica cantidad extra, algunas van
a domicilio pero no son la mayoría.
Desafortunadamente en provincia los clientes se
quejan de que no hay gran variedad ni calidad en el
servicio y tienen que conformarse con los servicios
kitsch —por llamarles de alguna forma— locales. La
Ciudad de México es una de las entidades más pin-
torescas del mundo. En nuestro Valle multifacético
contamos con todo tipo de opciones para cada una
de las categorías en las que el ser humano consi-

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


78 El Poder del Sexo

dera que se encuentra la diversión y, por supuesto,


el sexo no es la excepción.
Definitivamente esta ciudad mágica es de las
pocas metrópolis donde las sexo servidoras —a partir
de cierto nivel— ponen sus reglas. Basta con abrir
cualquier página de Internet que ofrezca servicios
de acompañamiento para toparnos con una amplia
gama de variedad de chicas para todos los gustos,
y cuando digo todos los gustos, me estoy refiriendo
a cuestiones tanto físicas como de idiosincrasia. El
menú cuenta con nacionalidades de casa, argen-
tinas, venezolanas, brasileñas, colombianas y hasta
una que otra europea. Por supuesto hay chicas del-
gadas, gordibuenas, exuberantes, rubias, castañas,
azabache, altas, medianas o pequeñas. Pero ahí no
acaba la cosa, también puedes elegir entre mujeres
muy jóvenes, más maduras, letradas, amateurs,
experimentadas o inocentes, entre muchas otras
cosas más. Desafortunadamente, en México no
existen muchas chicas o lugares donde se ofrezca
una amplia gama de fantasías como en otros países
del mundo donde el sexo es mucho más abierto y
su comercialización también. Fantasías como dun-
geons de dominatrix; cougars; fetiches; juegos de
rol y demás no se encuentran tan fácil ni se dan en
forma profesional como en otros lados donde existe
toda una cultura sexual de apertura y goce. Pero
qué se puede pedir de una sociedad donde el porno
es satanizado y a las mujeres les incomoda ver mas-

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


2. El Poder del Sexo en los Negocios 79

turbarse a sus parejas. Al final todo es mental y qué


mejor que en pareja podamos realizar todo tipo de
fantasías y tener todo tipo de experiencias.
Pero regresando a nuestro México lindo y que-
rido, aquí la aventura para un citadino comienza
desde la difícil decisión de a quién elegir con tanto
que hay para ofrecer, así que, después de pasar bas-
tantes minutos sentados frente a una computadora
—minutos seguramente aprovechados en horas de
oficina— y luego de tener ya una lista con varios
nombres y teléfonos, al fin llega el momento de la
tan esperada llamada para hacer una cita.

—Hola hermosa, ¿me puedes dar informes?

Es aquí cuando la sacrosanta mujer aprovecha para


soltarse con una letanía de costo contra servicio,
límites, permisos, prohibiciones, lugares de aten-
ción y demás condiciones que varían de caso en
caso, de cliente a cliente, de petición a petición y de
nivel de locura e intensidad.
A partir de esta etapa, nuestros queridos con-
ciudadanos, pasarán aproximadamente una hora
más tratando de decidir cuál fue la de la voz más
cautivadora, la de mejor relación costo—servi-
cios, la más alivianada o simple y sencillamente,
la más barata.
Pero ¡cuidado! que como diría mi sabio padre,
lo barato sale caro, y es que ni un peso de los aho-

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


80 El Poder del Sexo

rrados valdrá la pena cuando al abrir la puerta


se vayan de espaldas al darse cuenta que la de la
foto no es ni siquiera la sombra de lo que acaba de
llegar a nuestra habitación o tal vez sí es la misma
chica pero con diez kilos más, o peor aún, era Juan
antes de ser Juana. En fin, antes de llegar a la parte
de la recepción de la candidata elegida, todavía se
tienen que invertir un par de minutos en la elección
del lugar indicado para el cachondeo próximo, así
que, dependiendo de la zona, nos sentamos una vez
más frente a la computadora, esta vez para entrar
a algún foro y pedir consejo, investigar reseñas y
direcciones de hoteles de paso cercanos a nuestro
lugar de trabajo o, si ya es más tarde, cerca de
nuestro hogar.
Si eres novato en esto del amor pagado, tienes
que tomar en cuenta que casi todos los hoteles de
este tipo llevan el prefijo de “Hotel y Villas” y en
verdad insisto en esto pues muchos cometen el clá-
sico error de decir “estoy en la habitación 104 del
Villas” y ¡vaya si se dan confusiones gracias a este
tipo de errores! Ahí vemos correr chavas de hotel a
hotel tratando de descifrar a cuál chingao hotel se
refería aquél cristiano y ni se diga del pobre hombre
que tiene que estar esperando horas enteras hasta
que la chica salga de la confusión y al fin llegue des-
pués de casi una hora de espera.
Pero bueno, todo esto es parte de la parafer-
nalia de la más multicitada fantasía de poder

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


2. El Poder del Sexo en los Negocios 81

pagarle a alguien para llegar al cielo, para que sin


mover un dedo logres tener uno de los orgasmos
más inolvidables de tu vida, para poder hacerle a
un mujerón lo que no te atreves —por respeto— a
hacerle a tu propia mujer, ¿o no? Así que estos 50
minutos de placer, lo valen todo y por eso sigues
con la elección del mejor lugar para la ocasión. Por
supuesto encontrarás desde el hotel piojito hasta
uno más nice, muy minimalista con jacuzzi y hasta
con alberca, eso ya depende del nivel de palo que
cada quien se quiera aventar, para al final siempre
esperar llenos de adrenalina aquellos pasitos de
tacón que se escuchan por el pasillo, acompañados
de un par de “toc, toc, toc” que hacen retumbar la
puerta de tu habitación. ¡Madres! Ya llegó. En ese
momento corres a asomarte por el agujerito de la
puerta para comprobar que sí es lo que ordenaste,
luego abres y comienzas a sudar frío del nervio de
tener a quien tanto trabajo te costó elegir justo
frente a ti. Amablemente la saludas y la invitas a
pasar, ella te preguntará por su “regalito” y una vez
que tú se lo hayas dado, un par de picoretes comen-
zarán a calentar motores para toda la acción que
pueda venir a partir de ahí y pues, bueno, eso ya
dependerá de lo que sus respectivos Krakens estén
dispuestos a dar en desempeño.
De cualquier forma, si todo va saliendo de
acuerdo al plan, el resultado de aquella citadina
experiencia los dejará con una sonrisa de oreja a

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


82 El Poder del Sexo

oreja que valdrá la pena como para todo el mes.


Pero más allá del simple físico, también hay quien
se topa con chavas espectaculares que tan solo se
tiran a la cama sin la menor expresión ni intención
de pasar un buen momento, únicamente para dar
una experiencia tipo muñeca inflable, sin besos,
sin caricias, sin la mínima pasión. En fin, en estos
casos, muchos optan por pagarles para que se vayan
con tal de terminar con la tortura y a otros les vale y
le sacan el mayor jugo posible a la experiencia.
Aún así, a los hombres mexicanos parece gus-
tarles este método de contratar por Internet y,
seamos sinceros, no hay mejores opciones para
este deporte extremo. En todo caso, tanto para ellos
como para las chavas, cada encuentro tiene su alta
dosis de adrenalina y emoción pues el nerviosismo
de encontrarte en una cita a ciegas con alguien y
saber que el sexo jugará un papel determinante te
hace correr la sangre por todo el cuerpo y logra que
te calientes desde que vas en camino.
Como les contaba, al nivel al que me movía,
las chicas son más fresas, casi nunca ofrecen un
servicio tipo “hard” y por esto me refiero a tener
relaciones ilimitadas en una hora, disfrazarse, dar
y recibir sexo oral e incluso abrir la puerta trasera
y, aún cuando lo llegaran a ofrecer, cada petición
extra costaría bastantes pesos más.
Yo por mi lado, ofrecía un servicio completo sin
cargos extra, pero es porque en realidad también

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


2. El Poder del Sexo en los Negocios 83

aprovechaba para cumplir algunas de mis propias


fantasías con cada cliente. Me encanta el sexo oral,
adoro cachondear y soy más besucona que un ple-
costomus. El sexo por la retaguardia es una de mis
perversiones favoritas, y tomarme toda la leche...
¡wow!...una delicia. Por eso en este negocio para de
verdad sentir todo el poder, tienes que gozar el sexo
al máximo.

Haz del sexo parte


fundamental de tu vida
Cuando haces del sexo una parte muy
importante de tu vida diaria, tu segu-
ridad y autoestima suben y grandes
transformaciones se generan en tu
entorno.

Un viejo amigo mío, dueño de una fábrica de pisos,


llevaba meses tratando de firmar un contrato de
exclusividad para proveer de todo tipo de pisos a
una de las empresas constructoras más fuertes de
México pero cada vez que estaba a punto de cerrar
el negocio, alguien más llegaba con alguna otra pro-
puesta que lo sacaba de la jugada.
Llevaba mucho tiempo tratando de hacerle
entender que lo único que le faltaba era un incen-
tivo que ayudara a aquel representante constructor

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


84 El Poder del Sexo

a dar el paso. Yo ya me había cansado de decirle


que me dejara ir a negociar a cambio de una comi-
sión sobre las ganancias si lograba cerrar el trato,
hasta que al fin un día recibí una llamada de su
parte rogándome ir a verlo.

—Milah, tienes que sacar cita con este ingeniero


y lograr que te firme el contrato. De eso depende mi
empresa.

Luego de algunas negociaciones me comprometí


a visitar al tan aferrado ingeniero y hacer todo lo
posible por lograr aquel negocio. Debo confesar que
nunca creí que en verdad fuera tan difícil un acer-
camiento con aquel tipo. Desde el inicio fue engo-
rrosísimo lograr sacar la cita con su secretaria y,
cuando al fin logré tenerla, me esmeré por que todo
fuera perfecto.

—El ingeniero la puede ver en su oficina mañana


al medio día.

Desde hacía semanas yo tenía listo el vestido que


llevaría para aquella reunión y había estudiado a
la perfección tanto el contrato como la oferta que le
presentaría, así que me apresuré a tener todo listo
y al día siguiente estaba puntual sentada en la sala
de espera de aquel elegante edificio.

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


2. El Poder del Sexo en los Negocios 85

—Ya puede pasar, el ingeniero la espera.

No puedo negar que la pura presencia de aquel


señor imponía y cuando escuché su grave voz con
ese tono tan seguro al saludarme e invitarme a
pasar, me quedé, por unos segundos, paralizada. A
leguas se notaba que era una persona culta e inteli-
gente, además de ser un señor maduro sumamente
atractivo, pero no era el momento de derretirme
frente a él, así que tomé fuerzas y, luego de un res-
piro, comencé con mi presentación. Al principio yo
no sabía si le estaba interesando o simple y sen-
cillamente se estaba aburriendo en su silla, hasta
que de pronto comenzó a disparar una pregunta
tras otra sin darme un espacio para pensar entre
cada una. Así continuamos por alrededor de una
hora, durante la cual fuimos relajándonos y hasta
una que otra sonrisa le vi esbozar.

—Ingeniero, ya casi es la hora de comer y supongo


que ya tiene algún compromiso, y como yo he termi-
nado con la parte formal de la presentación, en verdad
disfrutaría mucho continuar con mi propuesta algún
día de esta semana durante la comida.

Aquel hombre se levantó y se acercó tanto a mi que


me puso a temblar de nervios, pero bastó una linda
sonrisa y un beso en la mejilla para despedirse y
tranquilizarme.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


86 El Poder del Sexo

—Mi secretaria la contactará. Gracias por su


visita.

Ups, en realidad yo no sabía si me había ido bien o


si únicamente aquel bombón había sido realmente
amable y me había dado el avión durante todo aquel
tiempo. Estaba a punto de llamarle a mi amigo para
contarle mis impresiones, cuando mi celular sonó y
justo era él.

—Milah, no sé qué rayos hiciste, pero acabo de


recibir un mail del ingeniero agradeciéndome la
presentación y dándome una cita para dentro de
tres semanas.

Bueno, por lo menos aquella era una señal de que


todo iba viento en popa, así que me seguí concen-
trando para programar el éxito de aquel importante
negocio y me puse a esperar la tan prometida lla-
mada, hasta que una tarde que me encontraba
saliendo del gym, al fin me hablaron para comuni-
carme que aquel ingeniero me invitaba a comer al
día siguiente para terminar de tratar el asunto que
teníamos pendiente.
Como se podrán imaginar, comencé a prepa-
rarme tres horas antes del tan esperado encuentro
y puse absolutamente toda mi atención en mi apa-
riencia, comenzando desde aquel largo baño de tina
caliente que me sirvió para relajarme, acompañado

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


2. El Poder del Sexo en los Negocios 87

de un poco de aromaterapia que logró dejar mi piel


increíblemente tersa y suave.
Cautelosamente comencé a escoger de entre mi
lencería, aquella que tuviera el encaje más delicado
y lograra hacer que mi figura sirviera de detonador
para la decisión de aquel interesante hombre de
negocios. Sobre mi sexy juego de lencería rojo decidí
colocar un vestido negro ceñido y corto acompañado
de unas zapatillas altas del mismo color. Mi cabello
suelto y un collar discreto y delicado sirvieron de
marco para lo que sería una tarde de ensueño.

—Hola, muchas gracias por darme una segunda


cita.
—Luces hermosa, siéntate por favor.

Desde el inicio la plática entre nosotros se tornó


cálida y personal y a cada copa de vino, más con-
fianza íbamos agarrando ambos. Luego de un par
de horas, al fin llegó el postre y el helado de vainilla
que acompañaba su strudel de manzana me hizo
un gran favor al quedarse embarrado en la comi-
sura de su boca.

—Espera, te quedó un poco de helado aquí, te


ayudo a quitarlo...

Sin pensarlo dos veces me acerqué a él y pasé mi


lengua justo a un lado de sus labios para quitar

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


88 El Poder del Sexo

aquella mancha que parecía haber jugado a mi


favor.

—¡Perdóname! Debe ser el vino. No pude


resistirme.

Sin decir nada, tan solo esbozó una traviesa son-


risa a medias que logró ponerme un poco nerviosa
y acto seguido tomó mi mano, la acercó delicada-
mente a su cara y, luego de darle un beso tierno,
dirigió su mirada profunda a mí, me tomó de la
nuca y me acercó hasta tenerme a escasos milíme-
tros de su cara para darme uno de los mejores besos
de mi vida.

—No quisiera ser descortés, pero tengo una suite


en uno de los mejores hoteles de Reforma y, si tú
quisieras, podríamos ir a tomar una copa saliendo
de aquí.

¡La respuesta era más que obvia! Al subirnos a su


automóvil de inmediato subimos la ventana que
nos separaba del chofer y desde ahí comenzamos
el cachondeo a lo lindo. Siempre conservando el
estilo y siendo todo un caballero, aquel ingeniero
comenzó a besar mi cuello mientras me acari-
ciaba suavemente con sus manos frías y firmes.
Yo, por mi lado, no pude más que cerrar los ojos
y dejarme sucumbir a sus encantos, así que dejé

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


2. El Poder del Sexo en los Negocios 89

que mi piel se enchinara al sentir sus dedos subir


por mis muslos hasta llegar a mi entrepierna que
lo esperaba húmeda y cálida desde hacía horas. De
un suave empujón lo recliné hacia atrás, subí mi
vestido y me monté en él. Poco a poco fui sintiendo
como iba reaccionando a mis caderas moviéndose
sobre la suya pero decidí esperar a llegar a aquella
suite y hacerlo explotar de la mejor forma. Cuando
al fin llegamos tratamos de ataviarnos nuevamente
y se nos hizo eterno el trayecto del estacionamiento
hasta aquella lujosa habitación, pero valió la pena.
Ya no podíamos esperar un segundo más para
ver por primera vez nuestros cuerpos desnudos y
poder sentir nuestra proximidad al máximo, así que
apenas entré me saqué el vestido para quedar úni-
camente en aquella lencería que había elegido espe-
cialmente para la ocasión y, aún con los tacones
puestos, me acerqué a él para besarlo completito.
Aún de pie me enganché en un beso apasionado
que sirvió de detonador para ir avanzando lenta-
mente hasta la habitación, en la que nos esperaba
una botella de vino con dos copas para calentarnos
aún más. Sin decir una sola palabra continuamos
nuestra danza erótica en la que yo iba desvistiendo
poco a poco a mi Inge consentido mientras él se
dejaba seducir por mi minuto a minuto y, cuando
lo tuve totalmente vulnerable frente a mi, lo tumbé
sobre la cama, me subí sobre él, me quité la poca
ropa que me quedaba, dejé mis tacones puestos

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


90 El Poder del Sexo

y comencé a pegar mi cuerpo al suyo lentamente


mientras mi boca recorría cada parte de su ser. Nos
abrazamos totalmente desnudos por un buen rato,
mientras un par de besos tiernos nos ponían cada
vez más calientes, cerré sus ojos con mis labios y
bajé a probar su deliciosa trabe que se encontraba
ya a punto de explotar, así que pasé mi lengua
por encima, escupí un poco y la hundí hasta mis
anginas para apretarla con fuerza cada vez que
entraba y salía de mi boca, a la vez que la apre-
taba fuertemente con mi mano para poder sentir la
dureza de su gran erección. Me senté frente a él y
le tendí la mano para ayudarlo a colocarse hincado
frente a mi, lo jalé de su parte más erguida y lo
coloqué entre mis piernas para seguirlo sintiendo
mientras yo me mojaba cada vez más.
De una vuelta me puse de espaldas y bajé
mis manos a la cama para dejarle ver mi tatuaje
de la cadera a plenitud y al fin sentir la culmina-
ción de tantas horas de adrenalina y pasión. Sin
poder soltar mi cadera comenzó a darme con todas
sus fuerzas mientras yo me tocaba con mis dedos
ligeros para aumentar la lubricación y, cuando ya
no podía más, me quité para sentarlo frente a mi y
subirme para hacerlo explotar dentro de mi inten-
samente, así que, sin dejarlo reaccionar, lo clavé en
mí y comencé la embestida a todo poder hasta escu-
char un fuerte grito de éxtasis, acompañado de un
llanto espectacular.

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


2. El Poder del Sexo en los Negocios 91

—Vaya Milah, te pido una disculpa por las


lágrimas, pero no sabes qué orgasmo tan fuerte me
acabas de provocar.

Aquella fue la primera vez que vi llorar a alguien


de un placer orgásmico y me encantó. Termi-
namos aquella tarde muy románticamente entre
las sábanas y al final del día nos despedimos con
un tierno beso que, al menos a mi, me ayudó a
dormir como ángel aquella noche. Él nunca tocó
el tema del negocio que teníamos pendiente y a mí
me pareció de muy mal gusto sacarlo, así que dejé
que aquel día transcurriera tal cual iba fluyendo y
a la siguiente mañana mi teléfono me despertó muy
temprano con buenas noticias.

—Milah, te has ganado tu comisión. ¡Mil gracias!

El Ingeniero llamó a primera hora a mi amigo para


darle la noticia de que firmaría con él y ese mismo
día quedó cerrado el tan anhelado negocio. Qué
poder más sutil y más intenso tiene el sexo en este
tipo de intereses y qué mejor que poder disfrutar de
las mieles desde el principio hasta el final de aquella
sui géneris negociación.
Sin embargo, para cerrar un negocio con éxito,
no siempre es necesario que exista sexo tan explí-
cito. Existen algunas ocasiones en las que con tan
solo dotar al cliente con situaciones sexys que le

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


92 El Poder del Sexo

sirvan de golosina mental es más que suficiente


para conquistarlo.

Deja que
tus emociones fluyan
Si al terminar una sesión de sexo
con tu pareja te da por llorar o reír a
carcajadas, no te preocupes, estas
reacciones se generan debido a la
descarga de la tensión acumulada
durante el orgasmo debido a que se
elevan los niveles de serotonina en
la sangre. Esta hormona produce una
sensación de felicidad hace que nos
relacionemos mejor.

Una amiga mía trabaja como edecán y casi todos


los fines de semana viaja a eventos por todo el país
y, según me cuenta, aunque a ellas únicamente las
contratan para ofrecer atenciones, información o pro-
ductos, la mayoría de las veces algunas de las chicas
terminan en pleno revolcón con alguno de los asis-
tentes. La mayoría de las veces es por cuenta propia,
ya sea por dinero o por simple diversión, pero unas
cuantas veces llevan la consigna desde un inicio de
tener marcaje sobre algún empresario importante
para seducirlo e ir viendo hasta donde quiere llegar.

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


2. El Poder del Sexo en los Negocios 93

A mi el tener que estar tanto tiempo en un


solo evento me parece absurdamente cansado, sin
embargo, mi amiga me pidió en una ocasión que
la acompañara a Cancún pues tenía la comisión
de ser la sombra de uno de los asistentes al evento
que le tocaría atender y necesitaba alguien de con-
fianza que le hiciera el paro. Obviamente yo feliz
de la vida empaqué un par de bikinis, la ropa que
usaríamos y me lancé a trabajar con ella. La incer-
tidumbre de qué tipo de hombre sería iba matando
a mi amiga que no acostumbraba hacer ese tipo de
servicios, así que le propuse darle el 2×1 y entre
las dos consentir al susodicho. Nosotras éramos
amigas desde hacía mucho tiempo y nos encan-
taba hacer tríos juntas, así que planteamos aquello
como si fuera parte de nuestro desmadre y nos lan-
zamos a la aventura.
Al llegar al evento de inmediato nos presentaron
con aquel empresario merecedor de todas nuestras
atenciones y sin más, comenzamos a platicar con él
de manera muy cercana y amable, sin descuidar a
los demás invitados al evento.
Cuidando de no atosigarlo, nos desvivimos por
atenderlo y por estar al pendiente de sus requeri-
mientos y, luego de un muy largo día, al fin ter-
minó aquel asunto, así que nos acercamos a aquel
hombre hiperactivo que tenía nuestra atención
acaparada y sutilmente lo invitamos a reventar
con nosotras.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


94 El Poder del Sexo

—¡Claro! ¿cómo de qué tienen ganas?

Luego de un par de minutos para dilucidar qué


rayos haríamos con él, decidimos llevarlo a él y a su
mejor amigo de antro.

—¡Perfecto! Paso por ustedes en dos horas a su


hotel.

Desde luego aquel empresario no tenía idea de


si hacíamos aquello por el puro gusto o por ins-
trucciones de alguien, pero pareció no importarle
y ¡vaya reventón que agarramos! Desde la llegada
al antro comenzamos a bailar y, entre cachondeo
y cachondeo, mi amiga y yo comenzamos a darnos
un par de picoretes frente a ellos para calentarlos
y dejarlos con las ganas. Afortunadamente aquellos
dos eran personas súper decentes y agradables, así
que más que por obligación, acabamos disfrutando
cada segundo de aquella velada y, por supuesto,
luego de un par de horas de ligue, drinks, y mucha
adrenalina, no tardaron en invitarnos a seguirla
a su suite. Aquellos hombres de negocios tenían
una villa privada con una alberca deliciosa a la que
mi amiga y yo nos lanzamos sin pensar desde que
llegamos.
Rápidamente fuimos quitando toda nuestra ropa
hasta quedar totalmente desnudas frente la alberca,
volteamos a verlos con una mirada pizpireta y nos

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


2. El Poder del Sexo en los Negocios 95

enfrascamos en un tierno beso, más que delicioso,


que les permitió vislumbrar nuestras siluetas de
perfil mientras nos cachondeábamos de lo lindo.

—Chicos, no tarden o empezaremos sin ustedes.

Como de bólido, ambos se encontraban de un


impulso ya sentaditos en la orilla de la alberca con
un par de bebidas para todos y, luego de un par de
minutos de plática, los jalamos a unírsenos. Bastó
tan solo eso para tener el pretexto perfecto para
colgarnos de sus cuellos y abrazarlos con nuestras
piernas mientras al fin uníamos nuestras bocas con
las suyas. A partir de ahí todo fue pasión y adrena-
lina y el sentir nuestros cuerpos totalmente al des-
cubierto dentro del agua caliente nos ayudó a pasar
a punto de ebullición de inmediato.

—¿Les parece si nos secamos un poco y pasamos


adentro a escuchar un poco de música?

A todos nos pareció más que apropiado terminar


con aquella alberca y tardamos un par de minutos
en bañarnos y secarnos antes de reencontrarnos.
Ya un poco más recuperados, nos sentamos a escu-
char música en la salita lounge de su villa y poco
a poco fuimos retomando la pasión, sin embargo,
ambos se sentían un poco reprimidos y no aca-
baban de abrirse por completo ni se atrevían a dar el

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


96 El Poder del Sexo

siguiente paso, así que sin querer presionarlos, mi


amiga y yo comenzamos a besarnos hincadas sobre
el tapete blanco que se encontraba frente a noso-
tros mientras con nuestras manos jugueteábamos
con nuestros cuerpos hasta hacernos humedecer.
Suavemente nos fuimos recostando hasta quedar
totalmente postradas ahí mismo, así que decidí qui-
tarme el antojo y bajé a probar todo aquello que ya
escurría de ella.
Mi boca no podía desprenderse de aquello tan
rico mientras que de reojo lograba vislumbrar a mi
amiga con cara de éxtasis, revolcándose de placer a
mi contacto.

—No pares Milah, ¡me quiero venir en tu boca!

Por supuesto yo comencé a tocarme al mismo tiempo


pues el sentirla así, al límite del orgasmo, logró
calentarme a tope. Mis dedos escurridizos entraban
y salían de ella a la par que mi lengua jugaba con su
clítoris y yo ya no podía más, así que justo cuando
sentí que ella se venía, me dejé llevar para unirnos
en una explosión orgásmica de antología. Cuando
al fin recobramos fuerzas, volteamos a ver a aque-
llos dos que estaban con la boca abierta y los ojos
más abiertos que una caricatura del correcaminos.

—Uff, qué rico. Ustedes me disculparán pero yo


tengo como política no tener sexo más que con mi

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


2. El Poder del Sexo en los Negocios 97

mujer, así que luego de semejante calentada, me


retiro para darme un baño de tina muy largo. El
chofer ya tiene instrucciones para llevarlas a donde
quieran. Mil gracias por la velada.

Un beso en la boca de cada uno de nuestros ente-


nados bastó para dejarlos más que felices y noso-
tras nos dispusimos a partir, más que satisfechas.

Fija tus propios límites


El sexo no únicamente se circunscribe
a la penetración como tal, muchas
veces un calentón de miedo tiene el
mismo efecto que una noche de sexo
ardiente y además deja a los involu-
crados con paz mental y sin culpas ni
preocupaciones.

Ser empresario no es nada fácil. Nunca es suficiente


ni el talento, ni el intelecto, ni las conexiones que se
tengan y al final, siempre un empujoncito de toque
sexual, ayuda a agilizar y cerrar hasta los más rea-
cios negocios.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


Capítulo 3

El Poder del Sexo


en la Oficina

• Busca el tiempo para convivir


con tu familia

• No te preocupes si eres precoz

• Utiliza las emociones más


extremas a tu favor

• Atrévete a darle un beso negro

• No le tengas miedo al sexo anal

• Experimenta sexo tántrico

• Utiliza la eyaculación retardada


a tu favor
100 El Poder del Sexo

• Se cauteloso

• Da y recibe

• Haz que los convencionalismos


sociales jueguen a tu favor

• Mantén tu distancia

• Respeta tus límites

• Deja en claro el estatus de la rela-


ción desde un inicio

• Genera tus propios escrúpulos

• Agudiza tus sentidos

Casi todos hemos tenido algún amorío en nuestro


lugar de trabajo, y la delgada línea entre haberlo
disfrutado o haberlo padecido se dibuja simple y
sencillamente entre si el acostón fue por el puro
placer o si fue necesario para obtener algún bene-
ficio a cambio.
Desafortunadamente, al involucrarnos con alguien
del trabajo no necesariamente tenemos en mente
el poder que el sexo puede llegar a tener en aquella
relación o incluso el poder que nos puede dar en tér-

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


3. El Poder del Sexo en la Oficina 101

minos laborales, aunque tampoco vislumbramos en


el momento que si en el transcurso de aquel peligroso
juego hacemos un mal movimiento, podríamos llegar
a sufrir un jaque mate nosotros mismos.
Irónicamente, lo primero que a todos nos dicen
cuando entramos a trabajar a algún lugar por pri-
mera vez, es que están prohibidas las relaciones con
personas de la misma institución o empresa, sin
embargo, ¿qué se puede esperar que ocurra cuando
pasamos mucho más tiempo en la oficina que en
nuestro propio hogar? Es inevitable que se generen
vínculos entre nosotros y muchas de las personas
que trabajan a nuestro alrededor, pero ¿cuántos de
esos vínculos son elegidos por nosotros mismos y
cuántos son impuestos o adquiridos por compro-
miso? A diferencia de la Universidad o el colegio,
donde las relaciones que tenemos giran en torno
al mismo ambiente porque es con quienes compar-
timos en ese momento de nuestras vidas algo en
común, en el trabajo la situación se vuelve un poco
más complicada pues, por lo general, además de
las relaciones que tenemos en la oficina, la mayoría
ya tenemos una vida privada que compartimos
con una pareja e incluso, la mayoría de las veces,
con hijos, de forma que tenemos que encontrar el
tiempo para atender ambos ámbitos.
Es aquí, en este ambiente laboral, donde el sexo
es el responsable de nuestros éxitos y de la mayoría
de nuestros fracasos profesionales por muchas

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


102 El Poder del Sexo

razones. Si a la convivencia diaria con el mismo cír-


culo de personas le sumamos que la mente de los
trabajadores está distraída pensando en sexo, su
productividad laboral se ve afectada o nulificada.

Busca el tiempo para


convivir con tu familia
Existen varios estudios que señalan que
el sexo en la oficina baja notablemente
la productividad de los empleados, sin
embargo, si en las empresas se contara
con un horario decente de trabajo, en
el que los empleados pudieran tener
un par de horas para comer y salir antes
de que anocheciera para poder llegar a
casa y aún tener la oportunidad de con-
vivir con sus parejas e hijos e incluso de
realizar alguna actividad con ellos, la
gente no estaría tan obsesionada con
tener sexo con alguien de la oficina.

Es por falta de condiciones laborables saludables


que la gente se la pasada pensando en sexo en
horas de trabajo, incluso cuando se realiza alguna
auditoría de los sitios de Internet visitados en cada
computadora en las empresas, la mayoría de las
analizadas reportan que gran parte del uso de las
mismas se ha utilizado en ingresar a sitios relacio-

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


3. El Poder del Sexo en la Oficina 103

nados con pornografía o redes sociales y, una cosa


lleva a la otra, pues cuando alguien lleva varios
minutos explorando este tipo de imágenes, en lo
primero en lo que piensa en cuanto se levanta de
ahí, es en sexo.
La mayoría de mi vida laboral me la he pasado
tras una computadora y, aún cuando he tenido tra-
bajos sumamente demandantes en tiempo y aten-
ción, siempre he tenido algún compañero o jefe
que más que llamar mi atención para cuestiones
laborales, se la ha pasado pidiéndome ir a su ofi-
cina con algún pretexto que, al final, ha resultado
en una segunda intención. Yo misma he tenido la
oportunidad de tener mi “favorito” y poderlo citar a
mi antojo y conveniencia con tal de lograr quitarme
el antojo.
Hace un par de años me encontraba encabe-
zando un proyecto que requería que todos los invo-
lucrados estuviéramos en la oficina desde las 9:00
am hasta casi las 11:00 pm todos los días. Yo en esa
época acababa de divorciarme y como toda mujer
que acaba de pasar por una larga temporada de
pésima o nula vida sexual y habiendo tenido como
mejor amigo durante todo ese tiempo a mi vibrador,
mi libido se encontraba hasta el tope, así que,
haciendo uso de mi nivel jerárquico, le pedía a uno
de los abogados del equipo ir a mi oficina mucho
más de lo necesario. Era un hombre moreno suma-
mente educado que casi acababa salir de la Univer-

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


104 El Poder del Sexo

sidad y llevaba muy poco trabajando con nosotros.


Cuando comenzamos a convivir me tocó escuchar
que acababa de terminar una relación muy larga
que lo tenía devastado y fue justo ahí cuando mi
interés en él logró encapricharse.
Como todos, mi mente también se encontraba
continuamente pensando en sexo, sobre todo cuando
aquel hombre, objeto de mis deseos, dejaba mi ofi-
cina infestada con su aroma afrodisíaco y, aunque yo
no podía ingresar a sitios de Internet que no fueran
estrictamente relacionados con mi proyecto, pues el
firewall me lo impedía, no puedo negar que todos los
días en casa, antes de desayunar, me deleitaba con-
sintiéndome a mi misma ayudada de alguna película
porno sutil y muy erótica que hiciera que mis días
comenzaran de lo más rico y relajados.
Por supuesto aquellos orgasmos matutinos solo
hacían que mi nivel de calentura se incrementara
durante el día y, como no pudiera sacar mi energía
en el gimnasio o de alguna otra forma, mi mente no
podía dejar de pensar en echarme a aquel aboga-
dillo que les platico, así que un buen día programé
una reunión en la sala de juntas y, por supuesto,
solo lo cité a él.

—Licenciada, perdón por llegar retrasado. ¿Y los


demás compañeros?

—Solo te cité a ti.

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


3. El Poder del Sexo en la Oficina 105

Acompañando a mis palabras únicamente siguió


una actitud seductora que poco a poco me dejó irme
acercando a él mientras su creciente nerviosismo me
excitaba cada vez más. Cuando al fin logré tenerlo
a escasos milímetros de mi, aun sin tocarlo, hume-
decí mis labios y luego de pasar mi lengua sobre
ellos, los uní a los suyos. Su respuesta alentó mi
ego, pues apenas nos unimos en aquel beso, aquel
hombre me jaló de la cintura y me apretó contra él
como si nada más importara. Mis manos entonces
lo tomaron de la nuca y disfruté meter mis dedos
entre su cabello que olía a una esencia de vainilla
que me pareció de lo más excitante en ese momento,
caminé empujándolo unos cuantos pasos hasta
que uno de los muros nos detuvo y me dejó pre-
sionar mi cuerpo contra el suyo dejándome sentir
como él, poco a poco, reaccionaba a mi contacto,
así que no podía desaprovechar semejante muestra
de entusiasmo y no pude sino abrir sus pantalones
y regalarle un rico masaje que fue cambiando de
tono hasta tenerme totalmente hincada frente a él
chupándolo sin poder detenerme.
Recuerdo perfecto su cara al tenerme agarrada
del cabello disfrutando cada vez que mi cabeza
subía y bajaba para seguir haciéndolo lubricar
de placer, hasta que ya no pudo más y me subió
para plantarme un beso intenso antes de llevarme
hasta la mesa y ponerme en cuatro para darme
con todo.

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106 El Poder del Sexo

Aunque su embestida duró pocos minutos,


ambos contuvimos nuestros ímpetus para que
nadie afuera se percatara de lo que ahí sucedía,
sin embargo, al sentir como entraba y salía de mi,
al tiempo que con sus dedos estimulaba mi clí-
toris, el orgasmo no se hizo esperar y un agudo
grito acompañado de un fuerte suspiro de su
parte lograron llenar el ambiente de aquella sala.
Claro está que una vez veniditos, el nerviosismo
nos invadió a ambos y como pudimos nos rein-
corporamos y regresamos a nuestras respectivas
oficinas. Después de eso nunca se volvió a tocar el
tema y nuestra relación laboral continuó intacta,
aunque, no voy a negarlo, mucho más alivianada
entre ambos pues la tensión sexual ya se había
roto y, aunque traté de no ser muy condescen-
diente con él para no levantar sospechas, la verdad
es que sí tuve muchas más consideraciones que
con cualquiera de mis otros muchachos.
Nos guste o no, nuestra vida laboral siempre
se verá beneficiada o afectada al decidir involucrar
sexo en la misma. Aquí la cuestión es ¿hasta dónde
es por decisión propia y hasta dónde se vuelve una
obligación? Existen diversos tipos de situaciones de
connotación sexual en un ambiente laboral. Entre
las relaciones más comunes encontramos la que se
da entre dos compañeros de igual rango trabajando
en el mismo equipo.

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3. El Poder del Sexo en la Oficina 107

No te preocupes
si eres precoz
Tanto hombres como mujeres cotidia-
namente se sienten presionados por
durar mucho sin llegar al clímax en una
relación sexual, sin embargo, existen una
diversidad de factores externos como
nervios, presión, inexperiencia o des-
conocimiento de tu propio cuerpo que
influyen tanto en una eyaculación pronta
e incontrolable como en una explosión
orgásmica. Lo que se recomienda es:
realizar ejercicios de respiración acom-
pañados de movimientos profundos y
prolongados, este es el principio del sexo
tántrico y es sumamente efectivo; tómate
unos minutos diarios para dedicarlos a
ti y solo a ti, pon una película porno en
tu cuarto o algún video de Internet
y piérdete en la exquisita sensación del
conocimiento de tu cuerpo; evita o con-
trola el sexo oral, pues tal estimulación
te dejará hipersensible; utiliza posiciones
en las que tú tengas el control y comienza
con movimientos firmes pero muy lentos;
cuando sientas que estás a punto de
venirte, retírate y dale sexo oral a tu
pareja hasta casi lograr el orgasmo con
tu boca, introduce nuevamente y disfruta
de un orgasmo simultáneo.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


108 El Poder del Sexo

Otros casos comúnes de relación son la rela-


ción entre compañeros del mismo nivel pero que
dependen de diferentes oficinas; la relación entre
jefe y subordinado por gusto; o la relación entre jefe
y subordinado por presión.
Más seguido de lo que se cree se generan rela-
ciones entre dos compañeros de trabajo que pasan la
mayor parte de su tiempo conviviendo entre ellos por
tener que cumplir con los tiempos límite de algún pro-
yecto, o por pertenecer al mismo equipo de trabajo.

Utiliza las emociones más


extremas a tu favor
No hay nada mejor que sexo instintivo
y lleno de adrenalina y pasión, así que la
próxima vez que estés realmente eno-
jado o alterado por algo, considera tener
sexo y descargar en ese acto todas aque-
llas emociones que lleves contenidas.
¡Valdrá la pena el arranque emocional!

Las complicaciones en este caso se dan al tratar de ser


condescendientes el uno con el otro, debido a la rela-
ción que llevan. Mientras la relación es puramente de
tipo sexual, no hay tanto problema, pues aun cuando
no coincidan en algún punto y se enfrenten en el
ambiente laboral, el sexo de reconciliación superará
cualquier rencilla que se pudiera haber tenido.

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3. El Poder del Sexo en la Oficina 109

Yo llegué a generar una relación adictiva en un


trabajo en el que teníamos que llegar sumamente
temprano para hacer un reporte, pasar todo el día
trabajando, salir a comer en una hora y regresar
a trabajar hasta altas horas de la noche. Mi com-
pañero y yo disfrutábamos trabajar tan cerca el
uno del otro durante toda la mañana, intercam-
biar información y compartir la sala de juntas con

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110 El Poder del Sexo

todos los demás en aquellas reuniones intermina-


bles. Todo nos parecía leve mientras estuviéramos
lanzándonos aquellas miradas de lujuria que no
necesitaban acompañarse de palabras para saber
lo que escondían. Uno que otro mensaje de texto
con alguna foto mía desnuda lograba hacer que se
ruborizara de vez en vez y, por supuesto, cuando la
hora de la comida llegaba, lo único que teníamos
ambos en mente era correr al hotel más cercano
para saciar nuestra pasión desbordada.
Por lo general bastaba un mail confirmando
hora y lugar, yo le daba un par de minutos de ven-
taja para que pudiera llegar cuando ya todo estu-
viera listo y lográbamos que aquella hora valiera la
pena. Aquellos encuentros furtivos llenos de adre-
nalina por no ser descubiertos y presionados por el
tiempo para no llegar tarde a trabajar, marcaron la
diferencia durante todos esos meses. Me encantaba
llegar directo a la habitación y topármelo a él entre
las sábanas, totalmente desnudo y esperando con
ansias el momento en que yo me paraba frente a
él y poco a poco iba desprendiéndome de cada una
de las prendas que me cubrían. Una sobredosis
de tiernos besos eran la apertura ideal de aquellas
tardes y un suave masaje acompañado de múltiples
caricias siempre lograban quitarnos el estrés del día.
Yo amaba sentir sus labios bajando lentamente por
mi cuerpo que se estremecía al sentirlo parar en mi
entrepierna, donde se estacionaban horas, deján-

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3. El Poder del Sexo en la Oficina 111

dome sentir el calor necesario para prenderme al


máximo. Él sabía perfectamente que luego de seme-
jante detonador me tendría caliente para hacerme
lo que quisiera, así que, luego de un par de posi-
ciones y movimientos tradicionales, comenzábamos
a innovar experimentando todo tipo de cosas. Me
gustaba llevarlo al límite y comérmelo completito
hasta dejarlo a punto de explotar, retirarme un
par de segundos mientras cambiaba la estrategia
y estimulaba otra de sus partes más sensibles y lo
besaba por detrás antes de dejarlo sentir mi cuerpo
desnudo y sudado muy cerca de él, rozándolo hasta
hacerlo gotear un poco para luego voltearme de
espaldas a él e introducirlo en mi para sentirlo sin
parar hasta estallar en un orgasmo explosivo. Por
lo general ambos llevábamos un par de juguetes y
lubricantes de sabores para amenizar el momento
y siempre lográbamos explotar en éxtasis minutos
antes de tener que separarnos abruptamente para
regresar a nuestras labores.
A partir de ese momento, la tarde transcu-
rría tranquilamente y nuestra desesperación por
tenernos bajaba notablemente.
Así pasamos casi un año, hasta que un buen
día él se fue a estudiar su doctorado al extranjero y,
al quedarme yo aquí, ya sin ninguna distracción ni
motivación diaria para ir a trabajar, las horas se me
hacían eternas, así que esperé a tomar mis vaca-
ciones y me lancé a hacerle una visita.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


112 El Poder del Sexo

Atrévete a darle
un beso negro
¡Todo un tabú cuando se trata de estimula-
ción anal! Sin embargo, cuando te atrevas
a probar un poco de estimulación en esa
parte tan sensible, muy probablemente
descubras que te encanta, así que cuando
lo hagas, disfruta un roce de dedos o
incluso un jugueteo con la lengua.

La situación, por supuesto, era totalmente dife-


rente. La adrenalina de tener que escondernos y de
hacer algo prohibido ya no inundaba mi persona,
pero definitivamente el haber tenido la ilusión de
escaparme de todo para irle a dar una visita, me
hizo aquellos meses mucho más llevaderos.
Desde antes había quedado de verme en el aero-
puerto con mi amigo y entre la emoción del viaje y
la inexperiencia de viajar completamente sola por
primera vez, metí todos sus datos en la maleta y no
preví traer su dirección conmigo así que, como se
podrán imaginar, me llevó un largo rato convencer
a la funcionaria que me entrevistó para dejarme
entrar de que sí tenía donde pasar un par de
semanas, de que era solvente y de que contaba con
los medios para trasladarme a India y de regreso.
En fin, después de una gran discusión, al fin me

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3. El Poder del Sexo en la Oficina 113

dejaron entrar y cuando vi que me sellaba el pasa-


porte, mi alma descansó.
Fue un camino largo hasta su piso, lleno de
tales arrimones y cachondeo que lo único que que-
ríamos era llegar a materializar tantas y tantas fan-
tasías que teníamos imaginadas desde hacía meses
ambos, así que dejamos a un lado todo el estrés
del viaje para, después de darme un muy necesario
baño luego de tantas horas de vuelo, poder coger
en cada rincón de su piso. Mientras me duchaba en
su microscópica regadera, el tono de su voz ponién-
dome al corriente de su vida me excitaba poco a
poco, su distintivo y penetrante olor a madera y
sándalo por todo su baño provocó que comenzara a
tocarme de imaginarme como sería ese primer roce
de cuerpos en su espacio del viejo continente. Mis
oídos no escuchaban ya palabras, únicamente oían
su cachondísima voz que me incitaba al placer.

—Hey, ven acá que no te escucho, acompáñame.


Boquiabierto, se quedó paralizado en la puerta del
baño al encontrarme totalmente desnuda y empa-
pada saliendo de la ducha.
—Eso, cállate y ya bésame por lo que más
quieras.

No se dijo más. Ahí comenzamos una cruzada inter-


minable de lujuria que duró casi un mes más. Mis
manos marcadas en el espejo lleno de vapor se afe-

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


114 El Poder del Sexo

rraron en ese espacio mientras yo pedía más. Su


boca carnosa me besó tiernamente desde el cuello
hasta la cintura y, al llegar a mi cadera me volteó sua-
vemente para probar mi sexo. Mi espalda arqueada
no pudo más y, antes de venirme en su boca, lo jalé
para sentarlo de frente a mi y me monté en él. El
podía seguir por horas y horas y aún quería más.
Mi boca disfrutó cada centímetro de su piel y luego
de besar su cara completita comencé a mecerme
sobre su abdomen lentamente para poder disfrutar
al máximo su roce dentro de mi.

No le tengas miedo
al sexo anal
¿Fantasía o placer? La verdad es que la sola
idea de introducir algo a esa parte tan
sensible, genera ñáñaras y dolor virtual, sin
embargo, una vez que lo pruebas, el placer
generado en esta parte de tu cuerpo, te lle-
vará al tope de tu excitación. Si nunca lo has
experimentado y no sabes cómo hacerlo,
puedes comenzar lubricando mucho y
dejando que tu pareja introduzca uno de sus
dedos suavemente mientras lo va moviendo
en circulitos muy suaves dentro de ti, a la vez
que con su otra mano toca y acaricia tu clí-
toris, así, cuando estés a punto de ebullición,
la penetración será fluida y placentera.

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


3. El Poder del Sexo en la Oficina 115

Sus manos en mi retaguardia solo incrementaron


mi excitación y deseando con todas mis ganas explotar
de pasión, subí la velocidad al máximo y no paré
hasta sentir cómo me daba el recibimiento más largo
de la historia por mi puerta trasera. Unos minutos
de silencio nos acompañaron después de semejantes
orgasmos, el silencio nos envolvió y no pude más que
volver a la ducha.
¡Vaya bienvenida! No podía pedir más, yo, por
segunda vez en mi vida, en la Ciudad del Amor, con
el mejor anfitrión que pude haber tenido e ilusionada
por todo lo que aún venía, no cabía de la excitación.
Sobra decir que mi esencia quedó impregnada en
cada rincón de su casa y de su ser. Fueron los días
más sexuales que había tenido hasta ese momento
y aún no conocía lo que era realmente el sexo a
plenitud.
Definitivamente, en esta situación, el sexo tiene
un poder sumamente efectivo en la productividad
laboral, pues al lograr mantener una motivación
diaria para ir a trabajar y encontrar la forma de
sacar el estrés y la tensión sexual, las cosas en el
trabajo siempre marchan viento en popa. Este tipo
de relaciones tan intensas es recomendable que
únicamente sucedan entre dos personas solteras y
sin compromisos pues difícilmente algo tan intenso
podría permitir separar los sentimientos del sexo,
cuestión que se complicaría si alguno de los dos
estuviera comprometido con alguien más.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


116 El Poder del Sexo

Por otro lado, si la necesidad del placer físico


supera la motivación diaria y se convierte en lo
único que ocupa sus mentes, entonces el poder del
sexo deja de funcionar a favor y se convierte en un
gran lastre que los hundirá profesionalmente.
Este tipo de sexo ocasional también se da en
ambientes de extrema convivencia que no necesa-
riamente se dan en una oficina. Hace un par de
años decidí dar un giro total a mi vida y me fui a un
Ashram en Pune, India, por casi un año. Estando
ahí yo tenía la responsabilidad de difusión del área
de actividades y conmigo trabajaba un brasileño
con el que hubo química casi desde el principio
y, por lo general a la hora de la comida, aprove-
chábamos para ir a mi habitación y aventarnos un
rapidín antes de tener que regresar.
Un día por la mañana, mientras caminaba de
la meditación al área de desayuno lo escuché plati-
cando con uno de los instructores, al que le dijo que
tenía que salir corriendo al curso de sexo tántrico y
que todavía no tenía con quién tomarlo.

—Espera, alcancé a escuchar que no tienes con


quien tomar tu curso de sexo tántrico. ¿Puedo ir?
—¿De verdad? ¡Claro! solo que no es barato y es
fuera del Centro, ¿no te importa?

¡Por supuesto que no me importaba! Algo tan excén-


trico debía ser bueno, y la verdad es que compartir

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


3. El Poder del Sexo en la Oficina 117

algo así con aquel bombón, no me lo podía perder así


que me subí a su moto y en ese momento comenzamos
una aventura que marcaría mi vida por completo.

Experimenta sexo tántrico


El tantra que se concentra en lo sexual,
busca interrelacionar la conciencia de
las parejas en un plano íntimo y pro-
fundo a través de la energía despren-
dida de su sexualidad que les permite
conectarse a su vez con el Universo. Sin
embargo, para que lo anterior suceda
es necesario que las personas que
están a punto de sumergirse en este
mar de experiencias nuevas rompan
con todo tipo de programación social
y paradigmas, se olviden de todo pre-
juicio y se entreguen a sus sensaciones
sin culpas ni miedos, incluso si se prac-
tica en lo individual sin una pareja.

Al inicio del curso, lo primero que nos hicieron


entender es que, si experimentas sexo tántrico con
tu pareja sentimental, esta técnica te ayudará a un
mejor entendimiento y a generar una especie de
complicidad única e intransferible entre los dos,
pero si decides vivirlo en lo individual, sin una
pareja sentimental, debes tener en cuenta en todo

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


118 El Poder del Sexo

momento que lo único que se experimentaría entre


tú y tu pareja de ejercicios serían emociones rela-
cionadas contigo mismo y sensaciones físicas que
nada tenían que ver con sentimientos afectivos de
ningún tipo entre ambos. Así pasó casi un mes,
hasta el día de la prueba final. Y ¡no! El examen
final no fue tremenda cogida frente a un sínodo ni
un maestro, como todo mundo pregunta cuando
platico la historia. La prueba final consistió en un
encerrón de más de ocho horas de un intenso y deli-
cioso placer sexual.

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


3. El Poder del Sexo en la Oficina 119

La locación fue el lugar donde él vivía, cerca del


centro, en una comuna en medio de un jardín botá-
nico hermoso, con cuartos que tenían paredes de
cristal para poder absorber la energía del cielo y la
naturaleza. Llegamos a eso de las seis de la tarde,
todavía con algo de luz, estacionamos su moto
afuera de la habitación, pasamos a asearnos al
baño común y, después de dejar nuestros zapatos
afuera, entramos a su rincón de introspección. Era
un lugar asombroso, la calma y la pasividad rei-
naban en el lugar y, a pesar de no contar con una
sola cortina, la sensación de independencia y priva-
cidad te llenaban de inmediato.

—Voy a poner un poco de música sufi, si te va bien.

Esa música era perfecta para el momento, mantras


suaves y delicados que ayudaran a entrar en conexión
contigo mismo era justo lo que necesitaba. Nos des-
nudamos totalmente e invertimos un par de minutos
en algunos ejercicios de respiración y meditación
para comenzar con el encuentro. No se dijo una sola
palabra a partir de ahí, simplemente nos levantamos
y nos hincamos sobre su cama redonda, colocamos
nuestras cabezas frente a frente y cerramos nuestros
ojos. Después de un par de respiraciones nuestros
pulsos tomaron el mismo ritmo y nuestras manos se
entrelazaron para intercambiar la energía que ya nos
recorría de pies a cabeza.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


120 El Poder del Sexo

Subimos un poco nuestra mirada y logramos


que nuestras bocas se encontraran para disfrutar
de la suavidad de nuestros labios húmedos que a
partir de ahí, comenzarían una exploración cor-
poral que duraría horas.
Al soltarnos subí mi cabeza y volví a cerrar mis
ojos para únicamente sentir su boca y sus manos
recorriendo cada centímetro de mi cuerpo que se
estremeció con fuerza al sentir sus labios resbalar
por mi cuello mientras sus dedos recelosos subían
desde mis piernas hasta mi cintura. Su lengua logró
enchinar mi piel al deslizarse por mi tórax hasta mi
ombligo y estacionarse ahí un par de segundos para
acumular mi energía mientras mi espalda en arco
permitía que mi cabeza saludara a mis pies aprove-
chando el soporte que su mano en mi cintura brin-
daba a mi cuerpo.
Mi piel se encontraba abierta a todo tipo de
sensaciones, mismas que comenzaron a brotar
sin parar haciéndome estremecer de segundo a
segundo. Decidí hacer una pausa casi impercep-
tible para reincorporarme y sentir su cara con
mis manos antes de que terminara de recorrer mi
cuerpo. Nuestro aliento entrecruzado logró enchinar
nuestra piel y nuestros cuerpos totalmente pegados
de hombros a pelvis únicamente nos dejaban per-
cibir los latidos que nos marcaban el ritmo de la
pasión. Mis manos se deslizaron por su columna
hasta sus espalda baja, donde se estacionaron un

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


3. El Poder del Sexo en la Oficina 121

par de minutos para continuar recorriendo más a


profundidad cada rincón de aquél ser que se encon-
traba frente a mi. ¡No se podían pedir movimientos
más rítmicos y fluidos que los que se daban en
aquél momento!
Continuamos descubriendo un mar de expe-
riencias sensoriales durante horas, saboreando y
disfrutando nuestro sexo, diferenciando texturas,
olores, sabores y colores, nos nutrimos de nuestros
propios fluidos que eran un elíxir de los dioses hasta
ser interrumpidos por un hermoso amanecer que
nos sacó un poco del trance en el que llevábamos
para, al fin, llegar al éxtasis esperado. Una indes-
criptible explosión orgásmica inundó aquella habi-
tación y la llenó de un silencio absoluto durante
varios minutos.
Hay algo indescriptible en la eternidad orgásmica
de la culminación del sexo tántrico. Aquella había
sido la experiencia sexual y sensorial más fuerte de
mi vida y no estaba segura de haberla compren-
dido por completo. Cuando volteamos a ver la hora
corrimos a bañarnos y arreglarnos para regresar al
centro, pues nuestras actividades iniciarían pronto
y teníamos que irnos reincorporando a la cotidia-
neidad poco a poco. Esta experiencia, aunque no
fue exactamente una relación en oficina, sí se dio
en donde ambos teníamos las mismas responsa-
bilidades en la misma área y pudimos encauzar
nuestro deseo sexual de la mejor forma.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


122 El Poder del Sexo

Utiliza la eyaculación
retardada a tu favor
La mayoría de los adolescentes y gran
parte de adultos también, suelen mastur-
barse demasiado durante el transcurso
del día, provocando que duren mucho
más a la hora de tener sexo, sin embargo,
deben tomar en cuenta que las mujeres
agradecemos una relación sexual lo sufi-
cientemente larga para hacernos llegar
pero comenzamos a desesperarnos e
incluso a sufrir una experiencia tan larga
que nos canse e incluso nos comience a
doler físicamente, así que cuando esto
suceda, el hombre puede terminar ayu-
dado de un buen oral por parte de su
pareja, o puede decidir descansar un
poco mientras continúa erotizando a la
mujer hasta calentarla nuevamente al
punto en donde ella misma desee conti-
nuar con la acción.

Por otro lado, cuando se da una relación entre


compañeros del mismo nivel pero que dependen
de diferentes oficinas, el sexo solo sirve como dis-
tractor pues, al no poder convivir tan de cerca y
tan seguido, el pensamiento de estar con aquella
persona se convierte en una obsesión y se está bus-
cando cualquier pretexto para salir de su lugar de

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


3. El Poder del Sexo en la Oficina 123

trabajo con tal de encontrarse, aunque sea por un


par de minutos, con el amante furtivo.
Aquí el sexo, en vez de empoderarnos, nos pone
en un predicamento pues no estamos concentrados
por completo en el trabajo ni podemos dedicarle
un espacio suficiente a aquella persona especial,
aunque si se logra mantener este tipo de relación
espaciada y sin la obsesión de tener que buscarse
un espacio para verse, puede ser algo excitante y
podría ayudar a romper con la monotonía laboral.
En alguna ocasión tuve un colega con el que
la atracción física mutua era innegable, así que,
aunque no acostumbrábamos ni llamarnos por
teléfono ni visitarnos muy seguido, cuando nos lle-
gábamos a topar en algún pasillo, la magia sexual
aparecía de inmediato y era únicamente en aquellas
ocasiones que intentábamos, por todos los medios,
saciar nuestros deseos.
Hubo una ocasión en particular en la que mi jefe
me mandó a recolectar unas firmas justo con el jefe
de aquél hombre que me encantaba, así que yo, feliz
de la vida, corrí a su oficina y desde que su secretaria
me anunció, ambos sabíamos lo que ahí sucedería.
Apenas entré, cerré la puerta tras de mí y nuestras
bocas se enfrascaron en un beso afrodisíaco que nos
llevó a desatar toda nuestra lujuria ahí mismo. De un
empujón él me sentó sobre su escritorio y comenzó a
introducir sus traviesos dedos entre mi tanga. Casi
de inmediato le devolví el favor, abrí sus pantalones

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


124 El Poder del Sexo

y pude comprobar lo excitado que estaba, así que


me levanté para ponerme de espaldas a él y esperé
paciente sentir su calor llenando mi ser. Debo con-
fesar que nos valió si alguien escuchaba, de hecho,
creo que nos excitaba aún más el saber que afuera
se estuvieran dando cuenta de lo que sucedía entre
esas cuatro paredes.

Se cauteloso
El sexo, además de darle el poder a
alguien o hacerlo ganar algo, sirve
para estabilizar el ambiente y quitar la
monotonía de las labores diarias.
  Únicamente hay que ser cautelosos
de no molestar a nadie y de no generar
celos innecesarios que conlleven a
alguna queja que pudiera repercutir en
nuestro contrato laboral.

Mientras me encontraba en Pune, antes de conocer al


brasileño del que les platicaba, conocí un hindú que,
según me contaron en su momento, había estado
fuera más de un año dando terapias por Europa y
regresaba ahora con nuevas técnicas y disciplinas.
Contrario a la mayoría de los hindús que había cono-
cido hasta ese entonces, este hombre era muy alto y
fuerte. Tenía una cabellera larga y rizada y contaba
con una personalidad muy dominante.

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3. El Poder del Sexo en la Oficina 125

—Hola, eres nueva ¿cuánto tiempo llevas aquí?


—Apenas un par de meses. ¿Quién eres?
—Soy terapeuta y practico la medicina ayurveda.

A partir de ese día nos hicimos muy amigos y prác-


ticamente íbamos a comer diario fuera del centro.
Me enseñó uno que otro lugar de comida típica muy
bueno y disfrutábamos nuestra compañía al máximo.
Este personajazo acostumbraba intercambiar algo
que él supiera hacer por algo que otro miembro del
centro tuviera como fuerte, por lo general a la hora
de la comida justo antes de la meditación de las
6:00. Diario se podía ver el desfiladero de gente a su
cuarto o al de algún otro miembro del centro dando
y recibiendo alguna terapia, reiki, masajes y cosas
por el estilo. Incluso algunas chicas que se hospe-
daban en el resort le entraron al trueque y salían de
sus habitaciones con una sonrisa de oreja a oreja.

—Oye, por cierto, ¿quieres intercambiar algo


conmigo? ¿Qué sabes hacer?
—Pues yo en realidad apenas estoy aprendiendo.
—¿Pero así, sin aprender, qué te gusta dar o
compartir con otras personas?
—Masajes de cabeza. Me encanta sentar a alguien
frente a mí y tomar su cabeza entre mis manos hasta
dejarlo tan relajado, que casi se quede dormido.
—¡Cerrado! Nos vemos hoy después de la comida
en tu cuarto.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


126 El Poder del Sexo

No me dejó opción. La cita la hizo él y a mí no me


quedó de otra más que abrir mis ojos al máximo en
asombro. Bueno, ¿qué tenía que perder? Además,
tengo que reconocerlo, el chico me encantaba. Llegó
la hora pactada y subí a mi cuarto para esperarlo.
Preparé mis aceites, me puse ropa cómoda y dejé la
puerta abierta para que entrara en cuanto llegara.

—¿Lista? Tú dime qué hago.


—Pues quítate la túnica porque te voy a untar
aceite en el cabello y se te puede manchar.

Más tardé yo en decirle aquello, que aquél hombre


en sentarse entre mis piernas, semidesnudo, con su
cabeza recargada en mi barbilla. Yo, un poco ner-
viosa por el impacto que su presencia causaba en
mi ser, puse música rica, cerré mis ojitos y comencé
a sobar en circulitos pequeños cada centímetro de
su cabeza, comenzando por la frente y terminando
hasta la nuca.
La aromaterapia de sándalo y melisa que nos
había estado acompañando durante todos esos
minutos ya nos tenían totalmente relajados, pero
bastó un cambio de posición para modificar total-
mente aquel ambiente pues el masaje de cabeza
se extiende hasta la cara, así que me levanté y lo
recosté sobre mi almohada, me senté sobre él de
frente sin ejercer peso y comencé a pasar mis yemas
de los dedos a través de su frente una y otra vez

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


3. El Poder del Sexo en la Oficina 127

para luego bajar por su nariz y escurrir mis dedos


hasta sus mejillas y continuar con sus labios. Sin
embargo, algo pasó cuando toqué sus labios, una
descarga eléctrica nos despertó a ambos y la reac-
ción hizo que su cuerpo se sentara de un brinco,
dejándonos sumamente cerca el uno del otro.
Nuestras miradas se cruzaron petrificadas por
unos instantes y, sin pensarlo siquiera, nos fuimos
acercando lentamente hasta sentir como nuestras
bocas se fundían en una sola. Nuestros ojos vol-
vieron a cerrarse pero esta vez nuestras manos nos
envolvieron en un abrazo interminable. Lentamente
lo fui devolviendo a la posición original hasta dejarlo
totalmente acostado y fui bajando mi boca por su
escultural cuerpo hasta llegar a su abdomen donde
me detuve por un instante mientras quitaba el top
que llevaba puesto y regresé para abrirle los ojos.
Nunca olvidaré sus ojos abiertos como olivas espe-
rando que algo mágico sucediera allí. Él terminó
de desnudarse por completo y yo tan solo quedé
con una faldita de olanes muy corta sobre él que
me permitió sentir, al roce de nuestros cuerpos, su
mástil ardiente en deseos. Sin decirnos nada y aún
con la música de fondo, acercamos nuestras bocas
para sellar con un beso lo que ahí estaba a punto
de pasar, así que mientras nos perdíamos en las
mieles de cada uno, aproveché para enfundármelo
muy lentamente, hasta que entró por completo
dentro de mi.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


128 El Poder del Sexo

La sensación de euforia era tal, que mis caderas


no se atrevían a moverse para no perder aquella
sensación de éxtasis que envolvía mi ser, así que
él tomó las riendas y sin salirse de mi me volteó
por completo y comenzó el suave vaivén de sus
muslos sobre los míos. Así, totalmente abrazados,
seguimos apretándonos el uno contra el otro hasta
lograr sentir los más ricos orgasmos imaginados.
Para cuando nos dimos cuenta, ya faltaba muy
poco para la plática de las seis, así que corrimos a
desaceitarnos, nos despedimos con un beso y cada
quien volvió a sus labores.
Luego de aquel encuentro hubo un par más,
hasta que su prometida, de la cual yo no tenía idea
de su existencia, llegó al centro de meditación. Pero
esa es otra historia que luego les platicaré, el caso
aquí fue que, aunque trabajábamos en distintas
áreas, cada día encontrábamos algún espacio para
ceder a nuestros impulsos y nos traíamos en la
cabeza todo el tiempo.

Da y recibe
Experimenta la satisfacción de
compartir e intercambiar técnicas
y secretos sexuales y aprende de
cada vivencia.

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3. El Poder del Sexo en la Oficina 129

En fin, también tenemos la clásica relación entre


jefe y subordinado por el puro gusto, por que ambos
se erotizan de tan solo escucharse y por la pura adre-
nalina que esto les genera. Estas relaciones son de
las más peligrosas que pueden existir y el poder del
sexo en esta situación juega, la mayoría de las veces,
a favor del subordinado quien será el que, inevita-
blemente, goce de los privilegios correspondientes y
cualquier argumento en contrario, es una total men-
tira, pues aún cuando el sentimiento entre ambos sea
legítimo o aún cuando la relación se reduzca a única-
mente a sexo, inevitablemente el jefe o la jefa se sen-
tirán siempre comprometidos y cederán a la primer
señal de apoyo que puedan brindarle a su subalterno.
Las historias en este tipo de relaciones van desde
la clásica inocente relación sexual que acaba en matri-
monio, hasta cuestiones con muchos más enredos en
las que terceros salen perjudicados. Es por eso que
entrarle a este juego es bajo su propio riesgo.
Cuando aún era pasante de Derecho, me encon-
traba trabajando en un despacho muy renombrado,
en el que lograr una posición dependía, además de
los conocimientos y habilidades como abogado, de
los contactos y conexiones adquiridas. Por supuesto
la imagen personal era un tesoro nacional para cada
uno de los asociados y socios de aquella firma y las
relaciones entre jefes y pasantes o secretarias, defi-
nitivamente, además de estar prohibidas, estaban
muy mal vistas.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


130 El Poder del Sexo

Sin embargo, las escapadas a hoteles de paso a la


hora de la comida o las cenas que terminaban en
sendos acostones al final de la jornada, eran cosa
de todos los días y hubo una historia en particular
que sorprendió a muchos en el lugar. Uno de los
asociados, joven y guapo, comenzó a salir con su
secretaria, primero a escondidas, luego un poco
más obvio a la hora de la comida, hasta terminar

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3. El Poder del Sexo en la Oficina 131

teniendo abiertamente una relación amorosa con


ella. Pero vayamos un poco antes. Justo cuando
estos dos individuos comenzaron a salir, la adrena-
lina que a ambos les causaba estarse coqueteando
todo el día, al tiempo que trataban de que nadie lo
percibiera, los tenía más que fogosos para cuando
terminaba el día, así que, al menos una vez a la
semana, los dos se buscaban un espacio para ir a
desfogar todas las emociones acumuladas durante
la semana.
Yo sé la historia de primera mano, pues la
susodicha, era mi mejor amiga. Ella me contaba
aquellas noches de pasión desbordada, en las que,
sin lograr esperar a llegar a la habitación, ella
comenzaba probándolo y estimulándolo desde el
automóvil mientras él manejaba, y ya que lo tenía
firme junto a ella, paraba y se alejaba un poco
para dejarlo reincorporarse. Así transcurrían los
minutos hasta llegar al hotel, en el que él se bajaba
y pedía una habitación. Su lujuria llegaba a tal
grado que no podían esperar a subir y comenzaban
con una probadita en el elevador. ¡Si aquellos ele-
vadores hablaran! Por supuesto, una vez que lle-
gaban a la habitación, entre besos y caricias, la
culminación de la semana rompía en tremendos
orgasmos. Aquella situación, obviamente, no hacía
más que dejarlos a ambos con ganas de más y los
tenía distraídos todos los días, únicamente pen-
sando en el cochino sexo. Salir con mi amiga era

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132 El Poder del Sexo

imposible, pues se la pasaba derramando miel y


contando todas sus aventuras sexuales con aquel
individuo, pero cuando yo comencé a ver que
las cosas no pararían ahí y que ninguno de los
dos parecía aburrirse, fue cuando realmente me
preocupé.

—¿De verdad te quieres enfrascar en una rela-


ción estable con él? ¿Qué pretendes?

Su respuesta fue clara, no pretendía absolutamente


nada más que fidelidad y exclusividad, lo mismo
que ella ofrecería a partir de aquel punto. Todos
sabemos que cuando una relación llega al punto de
exigir tales cosas, es porque ya va más allá de una
simple aventura, así que me dispuse a sentarme y
esperar a ver a donde los llevaría tal aventura. Para
mi sorpresa, ambos terminaron totalmente enamo-
rados, las escapadas al final de la semana se vol-
vieron fines de semana juntos y hasta vacaciones
en Europa.
Por supuesto, no había ninguna otra chica que
gozara de tantos días de descanso, ni de tantos
aumentos de sueldo al año, ni de participar en
reuniones y fiestas con otros asociados e incluso
una que otra reunión con alguno de los socios, sin
embargo, el sexo perdió absolutamente todo su
poder en esta etapa de su relación y el amor tomó el
control de ahí en adelante.

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3. El Poder del Sexo en la Oficina 133

Las otras chicas comenzaron a evitarla pen-


sando que no podrían hablar de nadie frente a ella,
pues corrían el riesgo de que fuera con el chisme a
los altos mandos y ni se diga de volverla a invitar
a algún evento como antes. La envidia y el miedo a
ser acusadas de algo indebido con los superiores,
la fueron aislando hasta hacerla renunciar al muy
buen puesto que ya había conseguido.

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134 El Poder del Sexo

Al final a ella le convino, pues contrajo nupcias


con su jefe y fue todo un sueño hecho realidad pues,
aunque tardó en obtener la aceptación del completo
círculo de élite, luego de un tiempo ya nadie se acor-
daba de aquella historia inicial.

Haz que los


convencionalismos
sociales jueguen a tu favor
Desafortunadamente vivimos en so-
ciedades absurdamente jerárquicas
y, aunque las relaciones entre jefe y
subordinado no debieran afectar en
la aceptación de alguien en un círculo,
en la realidad sí afecta, así que trata
de manejar la situación de forma en
que nadie se sienta acorralado o pre-
sionado y definitivamente actúa de
acuerdo a lo que solo a ti beneficie sin
importarte lo que opinen los demás.

Otra historia es cuando únicamente se trata de


puro sexo, sin dejar que se involucren sentimientos
de ningún tipo. En este caso el poder del sexo es
casi inconmesurable pues el subordinado jugará a
su favor, con mucho más conciencia de sus actos,
cada paso que de en ese sentido.

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3. El Poder del Sexo en la Oficina 135

Cuando regresé de la India conseguí un tra-


bajo en un centro holístico en el que casi cada mes
teníamos que salir de gira al interior de la repú-
blica para dar algunos cursos y un par de terapias.
El dueño del centro era un tipo de muy buen ver,
muy joven y sumamente desmadroso y casi desde el
primer día hubo una química especial entre noso-
tros, así que apenas salimos de gira la primera vez,
nuestras ganas de disfrutarnos a nuestras anchas
se apoderaron de nosotros.
Las palabras sobraron desde el inicio, cada
quien se registró en una habitación diferente y en
la noche él me citó para darme las últimas indi-
caciones para comenzar en punto de las 9 del
siguiente día. La reunión, por supuesto, fue en su
habitación y apenas entré lo callé con un beso al
que no se pudo resistir. A partir de ahí no pudimos
separarnos en toda la noche pues no nos habíamos
percatado de nuestra desesperación por poseernos
hasta ese momento en que la pasión se desbordó
al grado de hacernos arrancar nuestra ropa de la
forma más salvaje posible.
Un par de botones salieron volando de mi camisa
al quitármela él con desesperación y yo no pude
esperar más para sacarle la playera que llevaba
puesta, así que, como un par de bestias, nos termi-
namos desnudando ambos hasta quedar totalmente
transpirando de la excitación uno frente al otro, total-
mente paralizados, sin saber por dónde empezar.

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136 El Poder del Sexo

Sin pensarlo mucho él me jaló de la cintura y me


embarró en su cuerpo ardiente y, al sentir como iba
creciendo su amigo allá abajo mientras mis besos
lo tenían embebido en mis encantos, mi cuerpo se
estremeció. Mi piel se enchinó al sentir sus dedos
tocarme ligeramente por toda mi columna vertebral
hasta tenerme a punto de ebullición deseando úni-
camente ya sentirlo dentro de mi. De un empujón
lo tumbé en la cama y sin más, me monté sobre él.
Sus manos comenzaron a subir desde mi cadera,
pasando por mi cintura donde pararon un par de
minutos para ayudarme a balancear mi cuerpo
sobre él y luego continuaron su camino hasta
alcanzar mis bubis que acapararon su total aten-
ción. La imagen de mi cuerpo en el espejo mecién-
dose sobre él transfigurándose con cada espasmo
orgásmico me calentaba cada vez más, así que tuve
que parar y ponerme en cuatro para dejarlo ter-
minar a su ritmo. Recuerdo lo fuerte que me jalaba
de la cadera para estrellarme contra él en cada
embestida y aún me mojo.
Me cogía con tal furia e intensidad que lograba
calentarme aún más con cada orgasmo, hasta al
fin sentir como explotaba, dentro de mi, sin res-
tricción alguna, sin control, sin un solo límite y fue
ahí cuando supe que el sexo tendría el más grande
poder entre nosotros. Por supuesto a partir de ahí
nos veíamos diario para coger. Contaminamos con

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


3. El Poder del Sexo en la Oficina 137

nuestro vicio cada cuarto del centro, su coche, el


mío, hoteles cercanos y no tan cercanos e incluso
su propia casa.
Cada quien era muy bueno en sus respectivas
labores, nunca descuidamos absolutamente nada,
pero todo el tiempo moríamos por tenernos. Yo con-
seguí, desde luego, trabajo en todas y cada una de
las giras, mejores comisiones que cualquiera, per-
misos especiales para llegar tarde o faltar, boletos
para eventos, productos y terapias gratuitas y todo
marchó a la perfección mientras solo fue sexo.
Ambos salíamos ganando: yo obtenía satisfacción a
mi lujuria y él mantenía su mente llena de fantasías
a realizar cada día. Las ganancias o pérdidas mate-
riales eran aledañas y no tan importantes como las
emocionales, hasta que él intentó dejarlo todo y
comenzar algo conmigo. Los celos surgieron al por
mayor, la necesidad de pertenencia comenzó a frus-
trar todos y cada uno de mis planes de vida y la
frustración de comenzar de ceros en otro lugar nos
hizo los más miserables, así que todo el poder que el
sexo me había conferido durante todos esos meses,
desapareció como por arte de magia en el instante
en el que tuve que renunciar.
En empresas o instituciones en las que es posible
transferir a los empleados a distintas áreas, una
relación así puede darse con más facilidad pues, en
caso de necesitar distancia de por medio, existen
alternativas que los beneficien a ambos.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


138 El Poder del Sexo

Mantén tu distancia
Las relaciones que son sumamente
sexuales y muy intensas, en algún
momento deben llegar a un fin, pues si
en cualquier momento se entromete un
sentimiento, podra echar todo a perder.

Es por eso que el poder del sexo debe tomarse con


mucho tamiz y debemos ser sumamente cautelosos
a la hora de hacer uso del mismo, pues uno nunca
sabe en qué momento la vida nos dará un revés.
También platicábamos de un tipo más de rela-
ciones, aquellas que se dan entre un jefe o una jefa
y un subordinado pero más por presión del jefe
mismo que por mutuo consentimiento. La figura de
acoso sexual está legislada en casi todos los países
del mundo, sin embargo, la presión ejercida por un
jefe, ya sea ofreciendo beneficios a cambio de sexo
o amenazando con perjudicar al subalterno en caso
de no ceder a sus demandas, se sigue dando en casi
todas las oficinas del mundo.
Cientos de veces me ha tocado vivir y presenciar
situaciones de supra subordinación donde el jefe o
la jefa ponen en tal situación al empleado, que éste
no tiene otra opción que ceder a sus presiones o
atenerse a las consecuencias. Yo misma he vivido la
presión ejercida por una de mis jefas sobre mi hace

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


3. El Poder del Sexo en la Oficina 139

un par de años, en el último trabajo que tuve antes


de independizarme.

Aún cuando había jurado no volver a trabajar para


un sistema esclavizante en el que por más que me
esforzaba no lograba nunca marcar una diferencia
real y tangible y en el que la continuidad era impo-
sible al depender siempre del partido en turno, mi
regreso de la India me dejó en saldo rojo y tuve que

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


140 El Poder del Sexo

tomar un muy buen trabajo que me ofrecieron al


regresar para capitalizarme y de ahí poder reiniciar
independientemente.
Al principio todo fue bien, me llevaba increíble
con todos y el ambiente era de camaradería hasta
que una de mis jefas comenzó a tirarme la onda. Yo
en aquella época era mucho más fresa que ahora
y, aunque ya incursionaba en el ambiente swinger,
una relación con una mujer todavía era demasiado
para mi, así que cuando las invitaciones a comer y
a salir en la noche comenzaron a llegar, lo primero
que se me ocurrió fue decirle que yo ya tenía planes
con mi novio pero que con todo gusto podía unirse
si quería.
La ira en sus ojos no tardó en manifestarse, y de
pronto me encontraba con una amenaza a trans-
ferencia de área. Estaba en un dilema, mi novio se
pondría más que celoso como le contara que había
tenido que ceder a las invitaciones de aquella mujer
con tal de que no me transfirieran a un área que
nada tenía que ver conmigo, y en la que la hora de
salida sería a las diez de la noche teniendo forzosa-
mente que hacer guardias cada dos fines de semana.
¡No tenía de otra! Si quería seguir ahí y conservar
mi plaza tenía que aceptar salir con aquella mujer.

—Hola, sé que estás pensando en transferirme,


así que quisiera invitarte a comer antes de dejar de
pertenecer a tu equipo.

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


3. El Poder del Sexo en la Oficina 141

—¿En serio? Bueno, así sirve que platicamos


y vemos si logramos que te quedes con nosotros.
¿Te parece si comemos en mi casa? Vivo a cinco
minutos de aquí.

Y así, sin más, nos escapamos temprano de la ofi-


cina, pasamos por una botella de tinto y llegamos a
su hogar.

—Te acompaño a la cocina, ¿en qué te ayudo?


—Abre el vino y sírvenos una copa, yo ahorita te
alcanzo en la sala.

Cuando menos lo esperé, la música ya sonaba, las


copas nos esperaban y mi jefa hizo su aparición,
ya sin tacones, con la camisa desfajada y con una
actitud mucho más relajada. Apenas iba a balbucear
un par de palabras de nervios, cuando ya la tenía
sobre mí, besándome suavemente. No puedo negar
que aquella experiencia me tenía más que nerviosa
pero me estaba encantando, aunque dentro de mi
cabeza pasaban mil miedos y cuestionamientos de
si debía decirle a mi novio lo que ahí estaba ocu-
rriendo o era mejor guardarlo para mi.
Aquella mujer se esmeró por hacerme olvidar
tanto remordimientos como ansiedades y logró
tenerme totalmente recostada sobre su sofá sin-
tiendo como sus manos resbalaban por mi cuerpo
poco a poco. Yo un poco sacada de onda todavía, me

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


142 El Poder del Sexo

dejé consentir al máximo y no me atrevía a tocarla


más de lo necesario, hasta que ella comenzó a besar
mi cuello y logró enchinar mi piel de aquella sen-
sación. La adrenalina me invadió y en un par de
segundos estaba yo sobre ella sacando su camisa
y quitando su falda. Ahora era mi turno de hacerla
llegar al cielo, así que terminé de quitarme toda la
ropa y tiernamente comencé a recorrer su cuerpo
entero con caricias y besos. Mi boca se detuvo en
sus pezones un par de minutos mientras mis dedos
recorrían su entrepierna y exploraban qué tan
húmeda se encontraba ya la víctima de mis deseos
recién adquiridos.
¡Vaya que estábamos calientes ambas! Sin
dejarla hablar, únicamente escuchando uno que
otro gemido de placer, continué con mi recorrido
hacia el sur hasta toparme con su delicioso clítoris
que pedía a gritos ser comido de una vez por todas.
Mi lengua comenzó a jugar caprichosamente hasta
que pude sentir como escurría de excitación. Por
supuesto continué con lo que estaba disfrutando
tanto, hasta que ella me pidió sentarme sobre su
boca para poder regalarme un poco de lo que yo
le estaba proporcionando, así que, acomodadas en
un súper caliente 69, seguimos comiendo las hieles
que nos embebían aquella tarde hasta lograr sentir
como ambas conseguíamos retorcernos en unos
espasmos deliciosos provocados por los impresio-
nantes orgasmos que experimentábamos justo en

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


3. El Poder del Sexo en la Oficina 143

ese instante. Por supuesto ninguna de las dos regre-


samos a trabajar, pero yo tuve justificada aquella
falta. ¡Más que justificada!

Respeta tus límites


Hasta ahora no había tocado el tema
de la moral, ni del engaño, ni de
los terceros involucrados a la hora
de decidir tener sexo en la oficina, sin
embargo, el poder que nos puede dar
el sexo, ya sea intencional o colateral-
mente al tener relaciones con alguien
de la oficina siempre se veránublado o
alterado si una de las dos partes tiene
algún compromiso sentimental en su
vida diaria.

Aquella noche llegué a casa con un sentimiento de


culpa que casi me volvía loca, y no pude más que
confesarle a mi novio lo que había sucedido. Por
supuesto, al principio se calentó con la historia,
pero poco a poco, y con toda razón, le fue entrando
un celo insoportable. Me costó un par de horas cal-
marlo y, por más que le decía que había tenido que
ceder por conveniencia de ambos, su coraje no lo
dejó ver ni un solo punto bueno de aquel asunto.
Al día siguiente mi jefa fue muy amable con-
migo, sorprendentemente ya me había conseguido

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


144 El Poder del Sexo

oficina para mi solita y me tenía una lista inter-


minable de prestaciones extraordinarias, mismas
que se fueron por el caño en el instante en que me
senté a platicar largo y tendido con ella, explicán-
dole, entre muchas otras cosas, que mi conciencia
no me permitía engañar a mi novio. Como era de
esperarse, al día siguiente me transfirieron y luego
de un par de semanas, renuncié.
Aún cuando la calentura nos gane y dejemos a
un lado momentáneamente nuestra vida en pareja
con alguien más, tenemos que tener muy claro
que, en algún punto, relacionarnos con alguien
tan cercano a nosotros y con quien convivimos
tantas horas al día, siempre traerá consecuen-
cias. Es por todo lo anterior que lo más recomen-
dable para satisfacer cualquier necesidad sexual
es el sexo ocasional con desconocidos, con el que
no se generan lazos afectivos de ninguna especie y
con quien no tendrán que lidiar nunca más en su
vida, dejándolos totalmente tranquilos en su cons-
ciencia de no haberle dado ni el tiempo, ni el cariño
ni la atención que únicamente su pareja merece, a
alguien más que, en un ataque emocional, podría
incluso meterlos en problemas serios con quien
comparten su vida.
Yo experimenté de primera mano que el sexo
como tal puede dejarte un gran sabor de boca pero
en el momento en el que cualquiera de las dos per-
sonas comienza a confundirse y a clavarse con el

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


3. El Poder del Sexo en la Oficina 145

otro, ahí se acaba el encanto. Cuando recién llegué


al centro de meditación en India, durante el curso
de inducción me interesó casi de inmediato un
hindú de carácter tímido pero cuerpo candente. Sus
brazos fuertes captaron totalmente mi atención y su
personalidad apocada, tímida y enigmática me cau-
tivó por completo. Para mi sorpresa, cuando llegué
a conocer a la persona en su interior, mi interés en
él se hizo aún más grande. Era un hombre de 30
años que emocionalmente actuaba como un niño.
Era culturalmente de clase media, venía de una
familia de joyeros, profesión muy respetable en la
India, y aunque con un hijo ya, contaba con “cero”
experiencia emocional y sexual.
En pleno siglo XXI y por instrucciones de su
padre, se casó en matrimonio arreglado con una
mujer que conoció ocho meses antes de su boda. La
primera vez que la vio fue en la cena familiar donde
los presentaron y la volvió a ver hasta el día de la
ceremonia. Como era el hermano menor, le tocaba
vivir bajo el auspicio y administración de la familia
de su hermano, así que, obviamente, ni siquiera se
había desarrollado en él el sentido de la responsa-
bilidad familiar.
Era claramente un alma atormentada por la
represión cultural en la que le tocó nacer y vivir,
por lo que, aprovechando la faena del velorio de su
abuelo que mantuvo ocupada a toda su familia por
días, salió huyendo de su entorno hacia aquel centro,

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


146 El Poder del Sexo

arriesgando a su mujer a ser relegada y enviada a


un centro de mujeres dejadas o divorciadas.
Terminando la inducción, nos pusieron a
trabajar juntos en el centro de actividades y mi
primer encuentro sexual en ese centro fue con
el susodicho. Había algo en su inocencia que me
enloquecía. Me enternecía su forma de hablarme.
A mí era a la única persona a la que le hablaba
en inglés y su timidez le impedía comunicarse
más que con sus compatriotas, por lo que lo des-
tinaron a realizar labores de intendencia, arre-
glar los salones para las terapias, en fin, todo lo
que implicara tener en orden y limpio el centro.
Al final del día, cuando nos quedábamos solos,
solía hablarme como si me recitara en verso cada
acción o cada idea que quería compartirme y eso
¡me encantaba!
Su fortaleza natural y su pureza lograron que
el sexo tuviera un significado mucho más puro
para mí, sin tabús ni complejos, solo dos personas
disfrutando y experimentando sus sentidos al
máximo. Ahí, entre sus piernas, supe que el sexo
no se aprende, se intuye, se disfruta, se vive inten-
samente. Su habitación era una delicia, se encon-
traba en una isla en medio de la alberca, rodeada
de vegetación y con un jacuzzi en la parte lateral.
En realidad era una habitación para tres personas,
pero aún no llegaban sus roomates, así que noso-
tros la gozamos intensamente por semanas.

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3. El Poder del Sexo en la Oficina 147

Cogíamos al despertar, cachondeábamos luego


de cada comida y casi todas las noches nos veíamos
antes de dormir. Me encantaba su carita de asombro
cada vez que le contaba que en occidente el sexo no
estaba tan reprimido como en la India y supongo que
cuando él me contaba sus historias surrealistas mi
cara se veía igual de admirada que la suya, así que
intercambiamos culturalmente miles de anécdotas
y aprendimos innumerables cosas el uno del otro.
Sin embargo, él comenzó a confundir aquella
relación puramente sexual con algo más senti-
mental y ahí fue cuando yo decidí cortar todo de
tajo. Yo comprendí que al estar trabajando juntos
en el centro, no había forma alguna de que él y yo
entabláramos una relación y menos aún siendo él
casado con un hijo y con fecha límite para regresar
a su hogar.

Deja en claro el estatus de


la relación desde un inicio
Si desde que se inicia una relación fur-
tiva se deja bien claro tanto de palabra
como de acción que del plano físico
no pasará, podrán disfrutar del sexo
como tal sin más preocupaciones,
pues de otra forma pondrán en riesgo
su estabilidad emocional.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


148 El Poder del Sexo

El sexo es el mejor regalo que la naturaleza nos


pudo haber hecho y nos urge aprender a utilizarlo,
a gozarlo, a disfrutarlo sin tapujos ni limitaciones.
Riesgos los hay en todo lo que hagamos en la vida, pero
la sexualidad es una actividad única, que sabiendo
llevar, nos brinda las mejores sensaciones y experien-
cias imaginadas pero, y tú ¿hasta dónde estarías dis-
puesto a llegar por unos cuantos beneficios más?
El sexo es una poderosa arma para lograr casi
todo lo que se nos ocurra en esta vida, aunque aún
no lo tengamos muy claro, pero ¿estarías dispuesto
a olvidarte de todo escrúpulo para llegar a donde
quieres? Una vieja amiga me enseñó que el sexo
lo puede todo, y es que desde muy joven comenzó
a trabajar como secretaria en una fábrica, con los
clásicos horarios de sol a sol y con un sueldo mise-
rable. Poco a poco fue conociendo a todos en el lugar
y descubrió que el hijo del dueño también trabajaba
ahí, así que le pareció interesante ligárselo e ir tan-
teando si aquella relación le traería algún beneficio
laboral. Para su mala fortuna, su ya entonces novio,
resultó ser el hijo de la esposa del dueño, así que el
tenerlo ahí trabajando no era más que una atención
a su mujer y, por lo tanto, ningún beneficio resultó
directamente de aquella relación. Sin embargo, el
tener acceso a reuniones familiares y el hacer uso
de sus artimañas femeninas, le facilitó el camino
para ser cada vez más cercana al jefe hasta lograr
que la nombrara administradora del lugar.

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3. El Poder del Sexo en la Oficina 149

Por supuesto el tener acceso total y absoluto a


todo lo relativo a la fábrica, le permitió también ser
la persona más cercana al dueño pues debía tratar
asuntos relacionados con su negocio todos los días.
Como podrán imaginarse, la relación entre ellos fue
subiendo de nivel cada vez más y más, al grado de
irse juntos a cerrar negocios a tables y antros, lo
que les permitió al final intimar de la manera más
explosiva posible. Cada viernes se daba por hecho
que habría alguna comida de trabajo en la que solo
ellos sabían que terminarían en algún hotel dán-
dole vuelo a la hilacha, y ¡vaya que le sacaban pro-
vecho a su noche!
Más de una vez tanto el novio de mi amiga como
su suegra le marcaron hasta el cansancio para pre-
guntarle si no sabían el paradero del susodicho pero
obviamente ella no podía confesarles lo que en rea-
lidad sucedía, así que se limitaba a decirles que ella
lo había dejado luego de la comida y que no tenía
idea de donde encontrarlo. Sus noches de lujuria
involucraban, la mayoría de las veces, a otras chicas
con las que ambos gozaban hasta perder la cordura.
Mi amiga, convenientemente siendo bisexual, apro-
vechaba al máximo cada situación, así que el tener
una chica para los dos siempre le generó una excita-
ción inigualable. Incluso a mi me tocó ver un par de
videos en los que se podía apreciar a los tres en su
esplendor, totalmente extasiados entre besos y cari-
cias, ellas tocándose sin poder detenerse mientras

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


150 El Poder del Sexo

alguna lograba probar las mieles de aquel hombre


que tan solo de estar ahí en medio estaba a punto
de venirse. La escena por lo general continuaba con
él corriéndose en la boca de alguna mientras ellas
dos continuaban por horas erotizándose y probán-
dose mutuamente hasta hacerse explotar en un
mega orgasmo.
Por supuesto, los beneficios económicos no se
hicieron esperar. El sueldo de mi amiga se triplicó
casi de inmediato e incluso consiguió un préstamo
para comprarse un coche de lujo que obviamente
nunca pagó. Esta es la muestra más clara del poder
que el sexo puede llegar a tener. No conforme con
todos aquellos beneficios, a esta chica se le hizo fácil
comenzar a aplicar el robo hormiga y de cada opera-
ción fraudulenta que llevaba a cabo, iba comprando
centenarios para ahorrar el dinero y que no quedara
rastro de sus fechorías en alguna cuenta bancaria.
Su vida con el novio continuó como si nada,
llena de mentiras y traiciones, hasta que una tarde
lluviosa él fue a buscarla a su oficina y, al quererle
dar la sorpresa, entró sigilosamente y la escuchó
hablando por teléfono platicando de cuestiones
sexuales con alguien. Ella, al sentirse descubierta,
no tuvo otro remedio que decirle que tenía pla-
neado ligarse a su padrastro para tener acceso a
todas sus claves y a todo el capital y poder com-
partir sus fechorías con él. A partir de ahí, entre
los dos, comenzaron a desfalcar a aquella empresa

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3. El Poder del Sexo en la Oficina 151

a sus anchas, sin remordimientos ni escrúpulos de


ningún tipo. Ella comenzó a intensificar los encuen-
tros sexuales y le cumplió hasta la mínima fantasía
a aquel individuo hasta alcanzar el punto en el que
decidieron abandonar juntos la compañía y casarse
para quedar bajo el manto protector de la suegra si
algo se llegaba a saber.

Genera tus propios


escrúpulos
Cuando la avaricia de alguien no tiene
límites, las cosas pueden complicarse
y salirse de control pues el utilizar
la sexualidad olvidando por completo
la línea entre lo moralmente tolerable
y lo totalmente inadecuado y extremo,
puede dejarnos envueltos en una
situación bastante comprometedora
sin darnos cuenta siquiera.

Por el contrario, la expectativa de tener sexo con


alguien también genera un fuerte poder en algunos
casos y el término que mejor ejemplifica a quienes
utilizan esta artimaña para lograr beneficios es
“calienta pelotas”, pues es justo a lo que se dedican
durante meses, a dar largas y dejar entre ver que
al final de una gran lista de favores, terminarán
teniendo sexo.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


152 El Poder del Sexo

Durante un par de años me dediqué a organizar


eventos en diferentes instituciones, para los cuales
necesitaba forzosamente interactuar con la mano
derecha del director de mi organización a fin de que
me facilitara permisos, personal, material o incluso
me abriera un par de puertas con alguna llamada
telefónica a altos mandos.
Desde el día en que me presentaron con él, su
trato y sus miradas no dejaron lugar a dudas de
lo libidinoso de su personalidad. Era un tipo con
un muy buen nivel, totalmente seguro de si mismo
y de un ego inalcanzable pero sumamente amable
cuando se trataba de ligarse a una chica.
Por supuesto todos mis primeros encuentros
con él fueron sutiles y muy profesionales, yendo
directamente al punto del tema a tratar y tocando
muy brevemente temas personales. Poco a poco
éstos fueron ocupando más espacio en nuestros
encuentros, hasta llegar al punto de comenzar a
intercambiar comentarios sexuales. Al principio los
comentarios se daban de forma casual y muy en
general pero con el tiempo ambos fuimos personali-
zando aquellas ideas.
Comentarios como: “con este frío se antoja un
encerrón” fueron subiendo de tono hasta llegar
a convertirse en frases como “¿no se te antojaría
empiernarte conmigo?” y cosas por el estilo. Por
supuesto que a mi me encantaba aquél hombre
pero el acostarme con él estaba totalmente fuera

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3. El Poder del Sexo en la Oficina 153

de mis intenciones, yo únicamente disfrutaba


darle alas, coquetearle de vez en cuando y dejarle
entrever que algún día pasaría algo entre nosotros,
al fin y al cabo, aquel comportamiento me había lle-
vado a conseguir absolutamente todo lo que había
querido hasta ese momento. Como es de suponerse,
este tipo de situaciones tienen un límite, mismo que
depende de la paciencia de aquél que otorga todos
los beneficios, así que la situación pronto alcanzó el
punto en el que o hacía algo, o perdería absoluta-
mente todo lo que había logrado hasta el momento.
Un jueves por la tarde le llamé para ver si podía
pasarlo a visitar antes de irme a casa para tratar
los últimos detalles de un evento que llevaríamos a
cabo el viernes, así que pinté mi boca, me arreglé
un poco, subí mi falda y me puse unos tacones
súper sexys. Al llegar a su oficina cerré la puerta
detrás de mi y al saludarlo le planté un beso en la
comisura de sus labios. Al sentir mis intenciones
y mi proximidad, su respuesta no se hizo esperar
y, antes de dejar que me separara de él, me tomó
por la cintura y me jaló para no soltarme más. Sin
decir nada me regresó el beso pero esta vez fue un
beso de verdad, con una pasión que hacía mucho
no sentía en alguien y junto con aquella intensidad,
comenzó a sacar mi camisa de la falda que llevaba
puesta, así que le ayudé un poco e incluso desabo-
toné lentamente todos y cada uno de los broches
de mi blusa para dejar totalmente al descubierto la

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


154 El Poder del Sexo

sexy lencería que intencionalmente llevaba puesta


ese día.
Sin quitar totalmente mi ropa, subí la falda y
me senté sobre su escritorio, abrí sus pantalones y
saqué aquello que tantas ganas acumuladas había
generado en mi. Al sentirlo tan duro y erguido
comencé a tener ligeros espasmos de excitación y
no pude resistir jalarlo hacia mi y tumbarme total-
mente sobre su escritorio para hacerlo entrar en mi
de inmediato. La imagen de mis piernas abrazán-
dolo del torso, con los tacones al aire, logró calen-
tarme aún más y no paré hasta sentir como me
empapaba sin parar. Ya un poco más tranquilos
y con el pulso totalmente acelerado aún de tanta
adrenalina, tan solo pudimos exhalar un “hasta que
se nos hizo” y ahí acabó todo. Y cuando digo que
ahí acabó todo, me refiero a absolutamente todo lo
que yo había ganado hasta antes de ese día pues
el trato entre nosotros se tornó extraño, lleno de
nerviosismo a partir de ese momento y nunca más
conseguí tantos beneficios como los que antes tenía
gracias a su apoyo.
Al contrario de la historia anterior, aquí el sexo
lo terminó arruinando todo pues mientras ambos le
entramos al juego de la seducción y el misterio todo
marchó perfectamente y nos mantuvo a ambos al
borde de la locura y del deseo.
El poder del sexo no necesariamente tiene que
circunscribirse al puro y simple acto sexual. Es

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3. El Poder del Sexo en la Oficina 155

importante darnos cuenta qué funciona con cada


quien y cuál es el juego que nos está produciendo
excitación y nos mantiene a todos con ganas de
seguir por un poco más, pues si nos equivocamos
en el camino, correremos el riesgo de perder todo
el poder que el sexo nos había otorgado hasta
entonces.

Agudiza tus sentidos


El uso del sexo como arma requiere de
una gran sensibilidad y un gran juego
psicológico que si no se sabe manejar,
más vale ni intentarlo.

La adrenalina en sus vidas la deciden ustedes


mismos y mientras tengan claros los alcances y
consecuencias de sus encuentros sexuales, sién-
tanse seguros de usar sus encantos y habilidades
en beneficio propio.

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Capítulo 4

El Poder del Sexo


en la Política

• Dale placer con tu boca sin


importar su tamaño

• Defiéndete cuando no estés de


acuerdo

• Ayúdalo a excitarse

• Haz un trío sin desatender a nadie

• Permítete sentir placer

• Dale placer sin importar


tu tamaño
158 El Poder del Sexo

• Nunca involucres sentimientos y


sexo cuando no sea con tu pareja

• Hazle caso siempre a tu sexto


sentido

En la política como en la vida, el sexo juega un


papel básico e indiscutible en las decisiones más
importantes. A través de la historia los escándalos
sexuales, especialmente aquellos que involucran
aspectos de la vida de algún político renombrado,
han sido la nota roja más importante del momento
y con justa razón, pues no hay nada peor que tener
un sector de políticos queriéndose meter en nuestra
intimidad, juzgándonos y tratando de decirnos cómo
vivir nuestra sexualidad cuando ellos mismos se
encuentran haciendo lo que a nosotros nos prohíben.
De igual forma, al transcurrir de los años, las
mujeres han tenido roles diferentes al tratarse de
posiciones de poder. Antes, por lo general, eran las
mujeres quienes intercambiaban favores sexuales
con ciertos políticos con tal de tener algún beneficio
o posición a cambio, sin embargo esto ha cambiado.
Las mujeres tienen cada vez con más frecuencia posi-
ciones de más poder que algunos hombres, así que
el sexo a cambio de un poquito de poder en nuestros
días, aplica igual para hombres que para mujeres.

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


4. El Poder del Sexo en la Política 159

Si analizamos un poco los sentimientos y emo-


ciones que giran en torno a la política, como lo son
el egocentrismo, el poder, la influencia, la domina-
ción, el control y la facultad de poder decidir sobre
otros y sobre diversos asuntos, nos daremos cuenta
que, en realidad, el que el sexo forme una parte
esencial en este ambiente, no es más que el reflejo
de todas y cada una de las necesidades emocionales
de los políticos.
En mi búsqueda incansable por experimentar
los placeres de la sexualidad, he tenido la oportu-
nidad de conocer y vivir todo tipo de historias en
las que el éxito o fracaso de la carrera política de
alguien siempre ha ido de la mano con el sexo. Si hay
algo que es admirable y mucho más notorio en este
ámbito, es que la bisexualidad abunda y permea
el círculo político. En mi punto de vista, las per-
sonas bisexuales son las que más disfrutan su vida
a plenitud pues no se quedan con ganas de experi-
mentar todo tipo de placeres carnales, además de
que les da el doble de poder que a alguien hete-
rosexual pues sus parámetros están mucho más
abiertos a todo. No sé si tenga que ver con la política
o sea pura coincidencia, pero reiteradamente me ha
tocado ver que a mayor nivel jerárquico, sobre todo
en este ambiente, mayor bisexualidad.
¿Será que la necesidad de poder se refleja en
el sexo? En el sexo finalmente se acaba reflejando
absolutamente todo: alegrías y tristezas, éxitos y

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160 El Poder del Sexo

fracasos, así que no veo por qué no la demostración


de poder también se refleje necesariamente en la
conducta sexual de alguien. Por lo general, un polí-
tico que ya cuenta con una gran trayectoria y un
nombre reconocido, logra todo lo que se propone,
incluso cogerse a quien se le antoje, pues, aunque
uno nunca sabe a ciencia cierta qué tanto pueda
sacar de la oportunidad de intimar con alguien
poderoso y bien conectado, si algo nos queda claro
es que inevitablemente existirá un bloqueo en la
carrera política de algún novato que le niegue un
acostón a alguien poderoso.
Cuando terminé de estudiar Derecho me encon-
traba trabajando en un área muy política del
gobierno de México en la que me correspondía orga-
nizar eventos ministeriales y, resultado de un con-
greso que organicé en aquél momento, me ofrecieron
una beca para ir a estudiar un Máster a Madrid.
Gracias a la carrera que fui forjando desde que era
pasante, tuve la oportunidad de irme becada a ese
Master tan cotizado con duración de un año, en el
que participaron miembros de gobiernos, partidos
políticos o fundaciones relacionadas con algún par-
tido político de toda Iberoamérica.
Al ser el Master totalmente político, todos los
asistentes estábamos vinculados con algún par-
tido de nuestro país y procurábamos actuar de
acuerdo a la ideología del mismo, sin embargo, todo
el idealismo de juventud con el que llegábamos, de

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4. El Poder del Sexo en la Política 161

repente se veía nublado con el actuar de algún líder


político que, teniendo una conducta y una imagen
pública al visitar España en alguna comisión, ter-
minaba por contradecir sus principios de partido,
dejando sin fundamento moral cualquier causa que
apoyara. En alguna ocasión, justo cuando el par-
tido de derecha en México postulaba por todos los
medios por la exaltación de la moral y las buenas
costumbres, uno de sus militantes, de muy alto
cargo, decidió que era buena idea ir a visitar a los
adeptos de su partido al Colegio Mayor donde nos
hospedábamos.
Luego de una amena tarde llena de tintos de
verano, una de las chicas que cursaba el Master
con nosotros, militante de su mismo partido y de
la que se rumoraba ya tenía una relación furtiva
previa con él, lo invitó a subir a su habitación.
Lo que nunca sospecharon ambos, es que previa-
mente uno de los compañeros, eterno enamorado
de aquella inocente paloma, por celos había dejado
un teléfono grabando absolutamente todo lo que
pasaría ahí dentro, con el único fin de comprobar
si de verdad ella no tenía alguna relación con nadie
de sus compañeros y poder así entrarle de lleno a
su conquista. Como se podrán imaginar, lo que este
pobre incauto descubrió, nos dejó a todos con la
boca abierta.
Aquél tipo era un político renombrado, petu-
lante y supuestamente lleno de prejuicios sociales.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


162 El Poder del Sexo

Su política de intolerancia en cuestiones de prefe-


rencia sexual, sexualidad aplicada y moralidad es
bien sabida por todos los mexicanos. Sin embargo,
su doble moral no le permitió perderse de las deli-
ciosas mieles de aquella estudiante que le ofrecía
un poco de su belleza y juventud.
El video, aunque poco obscuro, dejaba ver el
ataque impulsivo de aquel hombre insaciable hacia
ella, quien estando a su vez totalmente excitada,
no paró de recitarle toda clase de suciedades en la
cama. Desde que entraron a la habitación, ambos
se quitaron la ropa con desesperación, la aventaron
donde pudieron y de un empujón él la tumbó sobre
la cama. Los besos fueron escasos, pero la embes-
tida fue impresionante. Con su carita de mátalas
callando, aquel individuo apenas podía parar de
sentir su instrumento del poder entrar y salir de
aquella chica, que mientras más lo tenía, más
empinada se ponía para recibirlo y apretarlo dentro
de ella como si no quisiera que terminara nunca.
Después de un buen rato él la tomó del cabello y la
hincó frente a él para poder mover su cabeza a su
antojo al introducirle su mazo por completo hasta
las anginas. La acción continuó por varios minutos
más, la escena mostraba cómo ella se lo comía com-
pletito y lo metía hasta su garganta hasta ponerlo
tan caliente que tuvo que dárselos ahí mismo, en
su boquita que apenas podía con tal explosión de
placer.

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


4. El Poder del Sexo en la Política 163

Por supuesto hoy en día, después de un par de


años y luego de tan tórrida relación, ella también
goza de una muy buena posición política y de la
grata amistad de otros políticos como él.

Dale placer con tu boca


sin importar su tamaño
Si su pene es grande, mételo en tu boca
únicamente de la mitad para arriba,
juega con tu lengua en circulitos al
llegar a la punta y desliza tus manos para
masajear mientras hasta sentir que está
totalmente duro y excitado. Si es muy
pequeño, succiona suavemente mien-
tras lo chupas y aprieta ligeramente con
tu mano mientras vas sintiendo que se
fortalece la erección. Recuerda apretar
sutilmente con los labios escondiendo
los dientes para no lastimar.

Pero como les contaba, la bisexualidad en este


ámbito se da mucho más de lo que se podrían ima-
ginar y el común denominador es la ganancia en
conexiones que el novato siempre se lleva luego de
intercambiar algunos favores sexuales o incluso
una relación “sentimental” acompañada de mucho,
mucho sexo naturalmente.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


164 El Poder del Sexo

Pocas veces algún político de alta talla se ve per-


judicado o envuelto en algún enredo que fuera tan
escandaloso que pudiera costarle su posición polí-
tica, sin embargo, de que se dan casos... se dan, y
vaya con qué intensidad. Hace un par de sexenios,
como ya se ha hecho costumbre en nuestro México
lindo y querido, un grupo de políticos con una gran
trayectoria dentro de uno de los partidos más fuertes,
decidió que era una buena idea, o un buen negocio,
formar un nuevo partido político. El líder de aquel
partido en busca de registro incluyó a su gente más
cercana para comenzar la gestación e impulsar su
campaña y su mano derecha, a su vez, conformó un
equipo de trabajo de toda su confianza.
Un amigo mío tuvo la oportunidad de apoyarlos
durante todo ese tiempo, hasta que una circunstan-
cial conducta le dio un giro tanto a su situación per-
sonal, como a la del partido político en general. El
coordinador de este partido político que les comento,
formó un equipo de trabajo donde los barones jóvenes
y guapos predominaban y las reuniones del grupo
ocurrían de lunes a sábado. Sin embargo, un fin de
semana al mes el Coordinador “invitaba/obligaba” a
todos a ir su Rancho para seguir tratando algunos
temas de forma más relajada y equilibrar el estrés
del mes. O al menos aquella era la versión de aquel
hombre para las familias de sus colaboradores.
La fama ya precedía a dicho Coordinador y era
un secreto a voces que su bisexualidad tirándole

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


4. El Poder del Sexo en la Política 165

a homosexualidad, lo llevaba a contar con un per-


sonal y con colaboradores de ciertas características:
hombres jóvenes de muy buen ver, por lo general
abogados o politólogos, con aspiraciones altas y
muchas ganas de triunfar en la política a costa de lo
que fuera. Como se podrán imaginar, aquellos fines
de semana de “trabajo” eran una simple cubierta
para todos para irse de desmadre y reventar todo
un fin de semana lejos de sus familias.
Mi amigo, cada vez más cercano a su jefe, no
se perdió nunca aquellas reuniones y cumplía fiel-
mente con todas las horas excesivas de trabajo a
las que todos estaban sometidos por la premura de
la época. Como es de suponerse, el Coordinador de
quien les platico, un buen día decidió invitar a mi
amigo al área privada de su cabaña en el Rancho,
invitación a la que este chico no pudo oponerse
aunque sabía lo que se infería en silencio al aceptar
tal situación. El joven abogado en aquel entonces,
haciendo uso de su agilidad mental, encendió su
teléfono celular en modo de grabadora de voz y
lo dejó en el bolsillo de su pantalón. Tal como lo
esperaba, en cuanto llegaron al privado, el Coor-
dinador cerró la puerta tras de ellos y comenzó a
insinuársele.

—No es un secreto que me encantas y creo que


ya es tiempo de pasar al siguiente nivel en nuestra
amistad, ¿no crees?

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


166 El Poder del Sexo

Mi amigo se limitó a balbucear frases cortas de


asombro y a hacer como que no entendía lo que ahí
sucedía, lo que dio lugar a una conversación mucho
más densa y a un forcejeo sin igual. Al darse cuenta
de que aquel colaborador suyo no caería rendido a
sus pies, el Coordinador lo jaló fuertemente hacia él
y bajó sus pantalones. ¡Qué más claro que eso! Pero
mi amigo permaneció firme y se negó rotundamente a
tener algo que ver con él en términos sexuales.

—Yo lo respeto muchísimo y usted sabe que soy


incondicional y leal al partido pero prefiero, por salud
laboral y mental, no intimidar con nadie del equipo.

Aquél hombre poderoso no soportó tal respuesta y


de inmediato comenzó a condicionarle su escalada
en la política.

—A mí no me importa lo que pienses que es


mejor, si no aceptas pasar esta noche conmigo, olví-
date de tu carrera política, al menos en este partido.

Como podrán imaginarse, salir de aquella oficina


no estaba tan fácil, así que, fingiendo que aceptaba,
logró que abriera las puertas para pasar a la alcoba
y, en cuanto se distrajo, salió huyendo, tomó su
automóvil y regresó al D.F. Su estrategia a seguir
fue muy astuta. Se encontraba en una encrucijada
pues, siendo alguien tan poderoso su jefe, no podía

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


4. El Poder del Sexo en la Política 167

intentar amenazarlo a él directamente con la graba-


ción que tenía pues no era su trabajo ni su carrera
política la que peligraba, sino su propia vida y la de
su mujer. En cambio, se le ocurrió una idea que,
aunque lo bloqueó políticamente de por vida, le
arregló su situación económica inmediata.
Desde hacía meses él ya había observado un
patrón de comportamiento en el tan mentado Coor-
dinador. Por lo general cada vez que iban al Rancho
ocurría una de dos cosas: o uno de los chavales
más nuevos comenzaba a subir como la espuma o
terminaba despedido, así que, luego de haber vivido
semejante experiencia, de inmediato hiló lo que ahí
sucedía. Sin pensarlo dos veces comenzó a loca-
lizar, uno a uno, a todos aquellos que habían sido
despedidos injustificadamente y fue cuando descu-
brió que todos ellos habían pasado por el mismo vía
crucis que él acababa de vivir, así que los reunió y
los logró convencer de firmar una carta en donde
cada uno narrara su propia experiencia.
En aquella compilación de experiencias se
narraban historias de abuso, violencia, sexo forzado
e incluso sexo acordado por conveniencia pero con
remordimientos posteriores. Una vez conformado el
expediente entre confesiones, relatos y grabaciones,
mi amigo se dirigió con el presidente del partido y
logró que su secretario particular lo recibiera. Por
supuesto luego de ver semejante amenaza, le dio
entrada directa con el presidente y éste comenzó

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


168 El Poder del Sexo

las negociaciones de inmediato. Para no hacerles la


historia más larga, el arreglo fue que el partido sub-
sidiaría la constitución de una fundación manejada
por mi amigo y le entregaría a fondo perdido cinco
millones de pesos.

Defiéndete cuando
no estés de acuerdo
Es muy fácil verte inmerso en alguna
situación desventajosa para ti, así que
debes estar alerta a las señales del
entorno para reaccionar atinada-
mente cuando una situación peligrosa
o incómoda se te llegue a presentar.
Recuerda que no es no y nada ni nadie
puede forzarte a hacer algo que no
hayas decidido tú.

A partir de ese día mi amigo fue boletinado en abso-


lutamente todas las dependencias públicas y nunca
más pudo trabajar en la Administración Pública ni
en ningún otro partido político, sin embargo, nunca
más lo necesitó ni lo extrañó. La política es capri-
chosa y al final el poderoso siempre consigue lo que
quiere. En la mayoría de las ocasiones los políticos
siempre conservan la calma y el control, sea por

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


4. El Poder del Sexo en la Política 169

los medios que fuere, así que lo más común es que


se ceda a sus demandas de inicio, incluidas las
demandas sexuales.
Historias como esta las viví muy de cerca mien-
tras trabajé en el gobierno, sin embargo, durante
mis años de escort tuve la oportunidad de conocer
políticos de todas las edades, ideologías y posiciones
en el plano puramente sexual.
Como podrán imaginarse, la convivencia con
este tipo de personalidades es, generalmente, muy
privado y lleno de protección. Sin embargo me tocó
conocer un par de tipos a los que el alcohol no les
permitía pensar con claridad y a quienes les encan-
taba hacer apariciones en lugares públicos como
casas de masajes, casas de citas y hoteles de paso.
La primera vez que me tocó atender a uno de estos
personajazos me encontraba yo en el restaurante de
un motel, esperando a que llegara mi cita, cuando
sonó mi teléfono y me di cuenta que era el chavo de
la mesa de enfrente quien estaba realizando aquella
misteriosa llamada, así que me acerqué a saludarlo
y me presenté en persona.

—Hola Milah, solo estaba comprobando que


fueras tú la de la foto. ¿Estás libre? ¿subimos?
—Pues estaba esperando a una persona, pero
ya pasaron los 15 minutos reglamentarios, así que
¡vamos!

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


170 El Poder del Sexo

Su cara se me hizo conocida desde el inicio y no


tardé mucho en reconocerlo a plenitud. Aquel
diputado tenía una fama de decencia absoluta
y había estado presente en medios durante una
buena temporada, así que mi morbo subió al tope y
comencé a calentarme con tan solo saber de quién
se trataba.
Apenas iba a acercarme a él para comenzar con
un ligero beso, cuando me pidió una pausa y sacó
toda una maleta con desinfectantes quirúrgicos de
todo tipo: en gel, en spray y hasta en crema. Luego
me explicó que acostumbraba bañarse y desinfec-
tarse antes y después de cualquier aventura, así
que yo hice lo mismo antes de que algo sucediera
y después de varios minutos, ambos nos encontrá-
bamos, al fin, totalmente esterilizados y desnudos
uno frente al otro.
El alcohol y los políticos forman una man-
cuerna sin igual, y este diputado en particular,
sí que tenía una inseparable relación con el Ron,
aunque en ese momento yo todavía no lo sabía.
Luego de todo aquel show de aseo y ya con algunas
copas encima, aquel joven diputado comenzó el
cachondeo.
Como era de esperarse, tanto alcohol en su
cuerpo impidió que su desempeño fuera el más
deseado, así que tuve que hacer uso de todas
mis artimañas para lograr una buena erección
en aquel hombre que ardía en deseos de coger.

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


4. El Poder del Sexo en la Política 171

A las personas con poder les encanta sentir que


están en control todo el tiempo, así que lo peor
que podía hacer yo era evidenciar su impotencia,
por el contrario, comencé a decirle lo guapo que
lo encontraba y sin bajar mis manos de la altura
de su cadera para no meter presión, seguí acari-
ciándolo por varios minutos más. Poco a poco lo
fui recostando sobre la cama y cuando al fin lo
tuve totalmente relajado, me hinqué frente a él y
comencé a tocar mis bubis para intentar sedu-
cirlo a través de la vista. De inmediato sus dedos
comenzaron a introducirse en mi vagina mientras
su vista no podía desviarse de mis pezones que ya
para entonces se encontraban tan duros y para-
ditos como dos rojas cerezas.
La excitación estaba al máximo y aquel hom-
brecito al fin comenzó a reaccionar, así que sin
pensarlo dos veces bajé a saludar a su soldadito
que empezaba a ponerse firmes. Mi boca logró
abarcarlo por completo y conforme fue alcan-
zando más y más altura, mis anginas se apode-
raron de su total libido hasta tenerlo totalmente
vuelto loco jalándome del cabello y empujando mi
cabeza sin parar como si quisiera que me lo aca-
bara completito. Al sentirse tan caliente y con la
sangre hirviendo, me tomó de los hombros, me
volteó y me puso en cuatro para poder darme con
todo su poder, y con una fuerza desmedida me
embistió hasta que mis gritos se pudieron escu-

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


172 El Poder del Sexo

char por todo el piso de aquel hotel. Una que otra


nalgadita adornó aquella erótica escena que, al
resonar por la habitación, provocó que me pren-
diera aún más. El ambiente se inundó de pala-
bras fuertes y altisonantes que me incitaron a
pedir más sin parar. Por supuesto, ¿a quién le
dan pan que llore? Aquel diputado continuó con
lo suyo durante muchos minutos hasta sentir que
su cuerpo estaba a punto de colapsar. Fue hasta
entonces que se paró de frente a mí, me tomó de
los pelos y colocó mi boca de receptor de absolu-
tamente toda su leche.
La euforia, la adrenalina desbordada, la vio-
lencia consentida y la excitación al límite es algo
que me encanta de los políticos, sin embargo,
cuando los niveles de alcohol superan la delgada
línea de la diversión, el encuentro se puede tornar
en una pesadilla en un dos por tres. Justo eso era
lo que sucedía cada vez que alguna chica com-
partía un par de horas con aquel cretino. Una vez
que se venía, su violencia, su intolerancia, su forma
intensa de ser y su majadería afloraban y ni se diga
si el alcohol no había permitido que su compinche
ser parara erguido al ataque, porque entonces su
furia era desatada como si dejaran salir al mitoló-
gico Kraken contra la chica en turno. Al final del
encuentro aquella primera vez, el tipo no paró de
hablar mal de sus compañeros, conocidos, otras
chicas e incluso de mi misma y justo cuando yo

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


4. El Poder del Sexo en la Política 173

ya me estaba arreglando para despedirme pues el


hastío me impedía pasar un segundo más con aquel
sujeto, se le ocurrió que podía abusar de mi tiempo
y me obligó, entre forcejeo y forcejeo, a quedarme
con él una hora más de lo acordado, obviamente sin
retribución alguna.
Aquella fue la única vez que estuve con él y a
partir de ahí comencé a enterarme de que ya estaba
vetado de un par de spas, puesto que ninguna de
las chicas que ahí trabajaban quería atenderlo ya
pues casi diario armaba unos desmanes de anto-
logía que orillaba a los dueños de aquellos negocios
de giro negro a cerrar a fin de no llamar mucho la
atención de las autoridades.
Un par de veces me tocó ver a mi misma como
aventaba cuchillos a los meseros para llamar su
atención y como pedía a gritos que lo atendieran.
Sus guardias de seguridad procuraban siempre
suavizar la brutalidad de ese señor, por lo general
sin buenos resultados.
Pero no todas las historias de los políticos
son así. Existen muchos hombres y mujeres muy
poderosos que no necesitan de tanto alcohol para
desinhibirse y que son sumamente atentos y consi-
derados. Las fiestas que organizan son por demás
calientes y llenas de absolutamente todo lo nece-
sario para pasarla bien. Las mujeres hermosas
abundan y el sexo es el principal ingrediente en
cada una.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


174 El Poder del Sexo

Ayúdalo a excitarse
En muchas ocasiones algunos factores
contribuyen a la falta de erección y,
desafortunadamente, mientras más
bloqueo existe, más ansiedad se
genera para entrar en acción. Cuando
esta situación sea propiciada por cir-
cunstancias emocionales como celos,
pena o nervios, el cachondeo entre
ambos ayuda a ir sacando de la mente
la situación que logró partir el mood.
Un buen oral es indispensable para
alcanzar el éxtasis total y, en oca-
siones, el escupir sobre la punta del
pene y decir una que otra palabrota
ayuda a que ellos recuperen la segu-
ridad y comiencen a tener la erección
esperada. Sin embargo, el abuso del
alcohol, en la mayoría de los casos,
hace prácticamente imposible que el
cuerpo reaccione a los estímulos, así
que tendrán que llevar la excitación a
un grado tal que el alcohol sea pasado
por alto por la mente y poco a poco
comience a erguirse el tan anhelado
miembro. En estas circunstancias el
porno es indispensable y un pequeño
show donde le dejes ver a él como te
tocas hasta explotar en un orgasmo,
siempre despierta hasta al más muerto.

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4. El Poder del Sexo en la Política 175

En la época en la que trabajé más intensamente


como escort, un grupo de políticos tuvo a bien rentar
una habitación en uno de los mejores hoteles de la
Ciudad de México y cada jueves se organizaba alguna
reunión que terminaba hasta el día siguiente como
al medio día. Durante aquellas fiestas el ambiente
era intenso, las pláticas entre ellos eran suavizadas
por uno que otro comentario en son de broma de las
chicas y la ocupación de las habitaciones se daba
por turnos, conforme la calentura le pegaba a cada
quien. Por lo general cada quien tenía una acompa-
ñante por toda la noche, aunque, de vez en vez, uno
que otro intercambiaba pareja para tener un poco
de diversidad.
Los tríos ocasionales le ponían siempre un tinte
excitante a la noche y la diversión nunca paraba. Yo
no formaba parte de aquel grupo tan exclusivo de
chicas pues no estaba en mis intereses pasar más
de un par de horas con alguien y mucho menos
estar toda una fiesta compartiendo con alguien,
sin embargo, hubo una ocasión especial en la que
uno de aquellos caballeros solicitó expresamente
un trío conmigo y con una muy buena amiga mía,
así que por invitación expresa llegué a aquel lugar
un jueves por la noche. Desde la llegada a aquel
hotel, el recibimiento fue excelso y una vez que nos
escoltaron a la habitación destinada para aquellos
eventos, el lujo y la abundancia se hicieron notar.
Por supuesto pasé varios minutos saludando y pre-

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


176 El Poder del Sexo

sentándome con todos los asistentes al lugar y,


luego de echar unos drinks, mi amiga y yo comen-
zamos a lanzarnos una que otra mirada furtiva que
fuera calentando a los invitados y de vez en vez nos
robábamos un beso ligero en los labios que provo-
caba la mirada lujuriosa de más de uno.
Originalmente nosotras íbamos acompañando a
un funcionario con nivel de Coordinación y fue alre-
dedor de éste de quien hicimos un par de acciones
para subir la temperatura de la fiesta, ya saben,
un beso de tres entre baile y baile, un cachondeo
con él en medio de nosotras dos y ese tipo de cosas,
sin embargo, luego de dejarnos solas como por una
hora, regresó pidiéndonos una disculpa por tener
que irse y cambiarnos el plan. Aquél caballero
había conseguido una buena negociación política
a cambio de ceder su trío a otro político de muy
alto rango al interior de su partido que se encon-
traba presente ahí mismo, así que nosotras gus-
tosas aceptamos el cambio y continuamos con la
fiesta, no sin antes despedirnos de quien nos había
invitado con un mega beso que lo dejó con el antojo
de más.
Luego de un par de horas de plática y cachondeo
con los ahí presentes, nuestro amigo en común
comenzó a ponerse cariñoso y, sin pensarlo dos
veces, los jalamos a una de las habitaciones. El
lugar era espectacular, un jacuzzi le ponía el toque
ideal a aquella velada de luna llena, así que no

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


4. El Poder del Sexo en la Política 177

podíamos desperdiciarlo. Mi amiga y yo comen-


zamos a besarnos frente a aquel hombre que ya
moría por probar un poco de nuestras mieles y,
luego de una señal para que se nos uniera, se nos
fue acercando poco a poco hasta quedar en medio
de ambas. Entre las dos fuimos desnudándolo len-
tamente, ella por delante y yo por detrás, mien-
tras los besos y las caricias abundaban en aquella
escena. Mis manos fueron recorriendo su espalda
ancha lentamente y muy suavemente fui bajando
dejándole sentir mis labios tibios durante todo el
recorrido. Un giro inesperado nos puso a ambas
frente a él y mi boca comenzó a centrarse en su
poder de mando tan duro y rico que no pude más
que pegarme a él un par de minutos sintiendo como
entraba y salía de mi boca sin parar.

—Ven, entra al agua mientras nos quitamos


todo lo que nos estorba.

Mientras él se sentaba en primera fila disfrutando


del espectáculo de vernos desnudarnos mutua-
mente, nosotras fuimos poniendo música sexy y nos
dispusimos a comenzar la acción. Ya los tres dentro
de aquel jacuzzi comenzamos a intercambiar toda
clase de caricias. Sus manos recorrían mi cuerpo de
arriba abajo mientras su boca se centraba en ella,
hasta que, sin poder resistir más, lo sentamos en
una franja para bombardearlo de sensuales movi-

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


178 El Poder del Sexo

mientos. Por supuesto el tener nuestras curvas a la


altura de sus ojos no dejó lugar a más y de inme-
diato quiso pasar a la acción.

—Chicas vamos a la cama que necesito pro-


barlas completitas.

Lentamente salimos de ahí cuidando de no resbalar


y estropear aquel sensual momento y logramos
llegar a la cama donde entre las dos lo llenamos de
besos y caricias hasta quedar enfrascadas en un
oral a dos bocas que lo hizo perder la razón. Nues-
tras lenguas se cruzaban continuamente mientras
una subía y la otra bajaba y, de vez en vez, nues-
tros labios se besaban para luego seguir con aquél
recorrido.

—Ven Milah, siéntate en mi boca que te quiero


probar mientras tu amiga se monta en mi.

Yo sobre su cara comencé a sentir su lengua jugue-


tear con mi clítoris mientras mi amiga, de frente a
mí, movía su cadera sin parar sobre él. Mi cuerpo
se estremecía segundo a segundo al sentir las
manos de ella tocando mis tetas mientras la boca
de nuestro anfitrión no paraba de moverse debajo
de mi. Así continuamos durante muchos minutos
más, hasta que decidimos darle a aquel hombre
mucho más placer aún.

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4. El Poder del Sexo en la Política 179

—Ven, párate a la orilla de la cama.

Era mi turno de devolverle aquel orgasmo que su


deliciosa boca me había otorgado, así que mien-
tras él embestía con todas sus fuerzas a mi amiga
que se encontraba en cuatro sobre la cama, yo me
inmiscuí por debajo de ella para poder saborearlos
a ambos desde aquel rincón. Mi boca no podía
parar de probarlos a ambos mientras mis ojos se
extasiaban al mirar como él entraba y salía de
ella, a la vez que los dedos juguetones de aquella
loca amiga jugaban con el piercing de mi clítoris
hasta sentir como, casi al mismo tiempo, los tres
explotamos en otro mega orgasmo que parecía no
tener fin.
Por supuesto hasta ahí llegó el aguante de
nuestro político favorito del momento, nosotras nos
limitamos a arreglarnos y a cobijarlo bien antes de
irnos, agradecimos a todos por aquella memorable
fiesta y partimos. Tener amigos conectados nunca
está de más y estas reuniones eran justo el momento
ideal para conocer gente importante. Muchas de las
chicas que participaban en aquellos eventos eran
extranjeras, la mayoría argentinas y venezolanas,
y el tener a aquellas personalidades como “amigos”
les facilitó muchas veces su residencia en nuestro
México lindo y querido, es por eso que el sexo en
aquellas reuniones les brindaba justo el poder de
permanencia en este país.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


180 El Poder del Sexo

Haz un trío sin


desatender a nadie
El truco para lograr que los tres invo-
lucrados en una fantasía sexual se
diviertan y todos se eroticen sin que
nadie se quede en esa posición
incómoda, solo y abandonado, está
en que las dos chicas tengan química
entre ellas, así, aunque el hombre esté
siempre ocupado con alguna, la otra
se las ideará para hacerla gozar de
placer al mismo tiempo. Si de plano
entre ellas no hay la conexión espe-
rada, asegúrate de tener a ambas ocu-
padas en ti. No hay nada mejor que un
oral a dos bocas, un beso de tres labios
o un tren de orgasmos.

Por supuesto a los organizadores de estos eventos,


el brindar este espacio lleno de diversión, excita-
ción, adrenalina, sexo e intensidad, les redituaba
en beneficios económicos que se veían reflejados a
través de permisos, licencias, licitaciones y demás
concesiones que aquellas conexiones de tan alto
nivel podían facilitar.
El sexo en la política se da a todos los niveles.
No es necesario ser alguien muy importante para
poder recibir u otorgar beneficios a cambio del

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4. El Poder del Sexo en la Política 181

sexo. Las alianzas en la política se dan desde


las esferas más básicas hasta las más altas. En
el ambiente swinger de vez en cuando conoces
algunos hombres y mujeres solos, que gustan de
hacer tríos con las parejas del ambiente. Así, mi
pareja y yo conocimos a una amiga muy espe-
cial, que luego de acompañar a alguien a un

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


182 El Poder del Sexo

club swinger, terminó por ser nuestro trío ofi-


cial, hasta que comenzó a trabajar en la Cámara
de Diputados y su tiempo comenzó a invertirlo
estratégicamente en conseguir un hueso mucho
más jugoso dentro de aquel poder legislativo. Sin
embargo, una naturaleza tan sexual como la de
ella no podía perderse en la escalada al poder,
así que pronto consiguió comenzar a salir con un
diputado y, experimentada como era, no tardó en
proponerle aventuras súper kinky que incluían
otras chicas e incluso otros chicos.
Con aquel diputado fue con el primer hombre
con quien participé en un “reverse gang bang”, es
decir, cinco mujeres ávidas de pasión y lujuria tan
solo con él. Aquella tarde de primavera mi amiga me
llamó para proponerme aquella locura que acabó
siendo mucho más divertida para nosotras que para
el propio hombre.

—Milah, mañana es cumple de mi novio y le


quiero regalar una tarde con varias chavas que no
olvide nunca. ¡Quiero que lo volvamos loco! Ya tengo
tres amigas que sí le entran, ¿te animas?

Obviamente no podía negarle ese favor a aquella


amiga que tantas noches de fantasías nos había
brindado a mi pareja y a mi, así que acepté de
mil amores y comenzamos a organizar todo de
inmediato.

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4. El Poder del Sexo en la Política 183

Reservamos una habitación en el mejor hotel


para encuentros sexuales de la Ciudad de México
y quedamos de vernos ahí todas a las cinco de la
tarde. Puntualmente fuimos llegando una a una,
comenzamos a tomarnos la champagne que nos
esperaba, quitamos toda nuestra ropa y únicamente
quedamos en lencería de colores para comenzar
a acomodarnos en la enorme cama redonda que
ocupaba gran parte de la habitación. Bajamos las
luces y, en cuanto escuchamos el elevador parar
en nuestro piso, apretamos el botón que hacía girar
aquella enorme cama redonda hacia la entrada del
cuarto para recibirlo como merecía, con todas y
cada una de nosotras moviéndonos al ritmo sexy de
la música, invitándolo a unirse a nosotras ¡ya! Él ya
sabía que su novia le tenía preparada una sorpresa,
pero desde luego, nunca imaginó tal regalo.
Sin poder entender todavía en totalidad lo que
aquello sería, nuestro joven diputado se dejó llevar
por el momento y se aventó al centro de la cama
para quedar “flojito y cooperando” entre tantas
mujeres. Su novia lo recibió con un mega beso en
la boca que lo entretuvo mientras todas las demás
nos apurábamos a quitar absolutamente todas las
prendas que lo cubrían.
Dos de nosotras quitábamos el saco y la camisa
mientras otras dos se abalanzaban sobre los zapatos
y pantalones y, apenas lo tuvimos desnudo entre
nosotras, comenzamos a besarlo suavemente por

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


184 El Poder del Sexo

toda su tersa piel, turnándonos su boca minuto a


minuto y dejándolo tocarnos a voluntad mientras
su libido subía exponencialmente.
¡Feliz Cumpleaños! Gritamos todas al unísono
cuando decidimos hincarlo entre nosotras para poder
saborearlo por todos lados mientras él no sabía por
donde empezar, así que le facilitamos el trabajo y en
lo que mi amiga y yo lo distraíamos en un beso de
tres, otras dos chicas comenzaron a chupar lo que ya
daba muestras de total excitación, pasando sus len-
guas entrecruzadas de arriba abajo, esperando a que
la quinta en discordia comenzara con el show. De
pronto las luces bajaron aún más, la música cambió
y la chica que faltaba en aquella cama afrodisíaca de
pronto se encontraba colgada de un tubo que ador-
naba aquella habitación. El show continuó durante
dos canciones más mientras otro par de mujeres se
besaba y comenzaba con un lesbian show que dejó
al festejado atónito en su lugar.
Sin darle tiempo a reponerse, me acerqué y
pasé mi lengua por su antena parabólica que, para
esos momentos, captaba absolutamente todas las
señales que enviamos desde varios puntos del
cuarto, y luego de lubricar muy bien, me monté en
él de espaldas a su cara para dejar que su novia se
pusiera de frente para guiar sus bubis hacia sus
labios tibios. La excitación no podía ser más alta,
así que antes de que pudiera llegar al clímax, invité
a otra chica a acompañarnos y mientras él le daba

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


4. El Poder del Sexo en la Política 185

por detrás, ella pasaba su lengua sobre los labios,


más no la boca, de una de sus amigas que cho-
rreaba por la pasión del momento.

—Espera, no termines en ella. Todas queremos


probarte...

Sin más lo quitamos y lo dejamos jalársela en medio


de todas para poder recibir aquella lluvia orgásmica
que justo en esos momentos brotó de lo más profundo
de su ser. ¡Wow! ¡Vaya festejo! Sin lugar a dudas, uno
de los mejores cumpleaños a los que he asistido.
Después de semejante locura, decidimos ir todos
a relajarnos al jacuzzi y a esperar para el segundo
round, pero esa, es otra historia. Como podrán ima-
ginarse, al final de aquel año, mi amiga ya tenía
una plaza más que envidiable en la Cámara Baja,
por eso soy una convencida de la importancia de
saber escoger los regalos para cada ocasión. Como
ya hemos visto, todo en este mundo se maneja a
través de política. El sexo ha logrado permear abso-
lutamente todos los estratos y círculos de nuestra
sociedad y el poder que éste genera, varía de cir-
cunstancia en circunstancia.
También hay que tener en cuenta que la mono-
tonía es la más grande culpable de la falta de ape-
tito sexual, así que si de vez en cuando le metes algo
diferente y divertido a tu relación, lograrán subir su
excitación y conseguirán los orgasmos esperados.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


186 El Poder del Sexo

Permítete sentir placer


Existen momentos en nuestras vidas
donde alcanzar el orgasmo es suma-
mente difícil, aún cuando nosotros
mismos nos exploramos para provocár-
noslo. Muchas veces ni siquiera existe
apetito sexual, lo cual conlleva a una
excitación muy baja o nula, pero muchas
otras la sexualidad está a tope y simple-
mente la persona no alcanza a venirse.
Si te encuentras en el supuesto anterior,
practica ejercicios de Kegel consistentes
en apretar, retener y soltar los músculos
genitales. Estos ejercicios ayudan tanto
a hombres como a mujeres y en muy
poco tiempo verán resultados impresio-
nantes. Visita tu doctor con regularidad
para checar tus cambios hormonales,
menopausia y andropausia y cerciorarte
de que no tienes alguna infección que
incluso pueda ser imperceptible para ti.
Los cambios hormonales son bastante
controlables con infusiones de jen-
gibre, té rojo, alimento de soya y mucha
agua. Recuerda que nuestra mente es el
órgano sexual más poderoso, así que si
tienes algún problema, más vale que lo
aclares y lo enfrentes, de lo contrario te
verás atorado en un callejón sin salida
con tu libido hasta el suelo.

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


4. El Poder del Sexo en la Política 187

Hace un par de años conocí a un personajazo que


me dejó boquiabierta desde la primera vez que lo vi.
Este hombre español es una de esas personas con
mucho poder, con todas las conexiones políticas y
económicas del mundo y representante de las altas
esferas del clero para las negociaciones más impor-
tantes, pero aquel sábado por la mañana yo aún no
lo sabía. Desde un par de días antes del encuentro
acordado, un hombre con acento español llamó a mi

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


188 El Poder del Sexo

celular y muy decentemente solicitó una cita con-


migo. Yo tenía apenas un mes de haberme anun-
ciado como escort y entonces todavía daba servicios
en fin de semana, así que aún cruda me levanté
temprano, me arreglé y salí al lugar acordado.
Aquella fue la primera, y casi la única, vez que
acudía a algún lugar que no fuera alguno de los
ya aprobados previamente por mí, pero había algo
en el tono de la voz de aquel individuo que me dio
toda la seguridad que necesitaba para citarnos ahí.
Cuando al fin llegué, le llamé para confirmarle que
estaba ahí y él, muy amablemente, me invitó un
jugo en el restaurante antes de subir a la habita-
ción, así que me desvié y comencé a buscarlo cerca
de la barra como me había dicho y ¡oh sorpresa!
aquella voz vigorosa, llena de arrojo y confianza,
resultó ser el eco de un hombre de alrededor de 80
años, muy delgado, de aspecto totalmente madri-
leño, muy bien ataviado, sentado con la pierna cru-
zada, fumando un cigarrillo y levantando la mano
para saludarme.

—Hola Milah, qué puntual eres, ven te pedí un


zumo de naranja.

En mi cabeza únicamente podía escuchar mis pen-


samientos diciendo: “lo vas a matar, pobre hombre
no resistirá, pero eso sí, quedará orgasmeadísimo
en su lecho de muerte, jajaja...” En fin, luego de

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


4. El Poder del Sexo en la Política 189

un poco de plática, donde me fue poniendo al tanto


acerca de quien era, qué era lo que hacía en México
y un par de cosas más, me comentó que él veía por
lo regular a una chica brasileña que ya no estaba en
México y que era por eso que había intentado probar
conmigo para ver si teníamos química y poder lla-
marme así cada vez que visitara mi país.
Aquél hombre no paraba de hablar y yo única-
mente me limitaba a ver el reloj para presionarlo a
subir a la habitación de una vez por todas, hasta que
de un movimiento sacó un fajo de billetes de su saco,
los puso sobre la mesa y me dijo que todo eso era mío,
que se quería tomar su tiempo y que así todos esta-
ríamos más tranquilos. Por supuesto yo sin pensarlo
más me lo embolsé y, ya más relajada, comencé a dis-
frutar hasta el último suspiro de su plática.

—Vamos, anda. Tú sube por el elevador y yo iré


por la escalera porque no quiero que nadie me vea
subir contigo.

Al ir adivinando que aquella persona era una figura


pública bastante pesada en el clero, comprendí que
su necesidad por discreción lo hubiera orillado a
tomar tanta precaución, así que continué con el
plan y subí por mi lado. Apenas crucé la puerta de la
habitación, este hombre se encontraba ya ahí semi-
desnudo y llenando el jacuzzi que formaba parte de
la diversión de aquella mañana.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


190 El Poder del Sexo

Sin seguir hablando ya, me fue quitando el ves-


tido y la lencería que llevaba poco a poco, entre beso
y beso, hasta tenerme totalmente desnuda entre
sus brazos.

—Tienes los ojos rojos. Una de dos, estás cruda


o acabas de follar.

La verdad es que eran ambas, estaba crudísima y me


había aventado un mañanero de antología, así que
aquél caballero me había descubierto. Por supuesto,
no me atreví a decirle que había tenido súper buen
sexo un par de minutos antes de verlo, así que me
circunscribí a contarle que me había ido de fiesta el
día anterior y que había dormido muy poco.
El cachondeo continuó sin parar, los besos de
aquel hombre maduro lograron meterme en un
intenso trance y sus caricias me relajaron al punto
de dejarme por demás sensible. Poco a poco fuimos
recostándonos sobre la cama hasta encontrarnos
completamente abrazados. Fue entonces cuando
comencé a recorrer su suave y frágil piel desde su
frente y me permití percibir lo dulce de su aroma.
Mi boca no logró detenerse por muchos minutos
en alguna parte específica de aquel cuerpo fuerte y
atlético, así que continué mi camino hasta toparme
con una gran, gran sorpresa. ¡Vaya tamaño des-
comunal! La crismera de aquel hombre de fe era
algo enorme e inaudito. Mis ojos casi se salen de

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


4. El Poder del Sexo en la Política 191

órbita cuando al fin pudieron centrar su atención


en aquello y mi boca no pudo resistir bajar a probar
tan delicioso instrumento litúrgico. Aquel encuentro
mañanero comenzó mucho más rico de lo que había
imaginado y aún faltaba más.

—¡Qué rico la mamas! Pero ahora es mi turno.

A partir de ahí los papeles se voltearon y el placer


comencé a sentirlo absolutamente todo yo solita. No
cabe duda que la edad te da toda la experiencia del
mundo, o al menos aquel hombre sí había apro-
vechado sus horas de vuelo y sabía perfecto como
mover aquella lengua furtiva. Aquella fue la pri-
mera vez que tuve multiorgasmos y no podía dejar
de sentir tanto placer. Luego de los primeros micro
orgasmos, sus dedos juguetones comenzaron a
colarse dentro de mi, introduciéndose en pequeños
circulitos que alcanzaron a estimular por completo
mi punto “G”.

—¡Mentirosa! Por supuesto que tuviste sexo en


la mañana antes de llegar.

¿Cómo podía ese individuo estar tan seguro de eso


con tan solo tocarme por dentro? No cabía duda
que su experiencia hablaba por él y que su cono-
cimiento en las artes de la seducción era amplio.
Sin ahondar más en el tema, comencé a robarle

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


192 El Poder del Sexo

besos apasionados hasta tenerlo a punto de esta-


llar. El roce de nuestras caderas al sentir nuestras
piernas entrelazadas logró tenernos a ambos en el
punto máximo de excitación y no paré hasta lograr
arrancar un grito desesperado pidiendo que me
subiera de una vez por todas en él.
Cuando al fin logré montarlo, tuve mucho cui-
dado de mover muy lentamente mi cadera sobre él,
pues quería que durara muchísimo aquella sensa-
ción de placer que hacía mi cuerpo estremecer. Len-
tamente me movía hacia delante y hacia atrás y muy
de vez en cuando subía a punto de dejarlo salir de
mi para clavarme con fuerza de regreso y, cuando lo
tenía lo más adentro de mí posible, movía mi cintura
en círculos mientras apretaba con fuerza mi vagina
por dentro para estimularlo al máximo. Aquel juego
de éxtasis llevado al límite nos trajo locos por horas,
hasta que decidimos pasar al jacuzzi para relajar un
poco la excitación y cambiar el ambiente. La resis-
tencia o el control de semejante caballero ante un
ambiente de ebullición emocional total era envidiable.
Sin embargo, al tenerlo ya sentadito frente a mí
con sus piernas dentro del agua hirviendo, no pudo
resistir la humedad de mi boca y explotó por com-
pleto ahí dentro, sobre mi cara, sobre mis labios,
sobre mi pecho... A partir de ese día comencé a ver
a quien se convirtió en uno de mis clientes favo-
ritos una vez al mes. Cada vez la intensidad subía
un poco más y un poco más. Sus pláticas versaban

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


4. El Poder del Sexo en la Política 193

acerca de decisiones estratégicas sobre negocios,


política o economía por lo general, y la presión de
ser única y exclusivamente suya subía a cada ins-
tante. Él sabía perfectamente que yo vivía con mi
novio y cada vez que teníamos un encuentro, me
insistía en irme de viaje con él, en dejar a mi pareja
y en ya no compartirme sexualmente con nadie.
Yo comencé a sentirme incómoda ante tanta pre-
sión y decidí espaciar los encuentros poco a poco.
Por supuesto él no tardó en pedirme alguna reco-
mendación de otra chica con la que pudiera con-
vivir, ante tanta negativa de mi parte y yo tuve a bien
presentarle a una de mis amigas. Desde luego yo le
advertí a la chica en cuestión la naturaleza intensa
de aquel personaje y le di el ABC de cómo tratarlo,
pero al parecer, ambos se agarraron el modo casi
de inmediato y una intensa relación se comenzó a
generar entre los dos.
Aquella relación pasajera se circunscribía
siempre a la alcoba y nunca cruzó los límites de
aquella frontera física, sin embargo, él comenzó a
generar sentimientos de pertenencia con mi amiga
y los celos comenzaron a alcanzar niveles desco-
munales. Aún con todo, ella continuó atendién-
dolo y pasándola bien los momentos en los que
estaban juntos, hasta que ocurrió algo que el ego
y el orgullo de este personaje de quien les platico,
no pudo soportar. Un buen día, uno de mis clientes
más asiduos, me preguntó si tendría una amiga que

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


194 El Poder del Sexo

quisiera hacer un trío con nosotros y, por supuesto,


de inmediato pensé en esta mujer de quien les pla-
tico, así que ambas nos metimos unos vestiditos
muy escotados, cortos y entallados, los adornamos
con unas zapatillas de tacón de aguja y dejamos
que se nos notaran las micro tangas que debajo de
todo aquel atuendo ya llevábamos muy bien aco-
modaditas. Desde el inicio, aquél encuentro estuvo
lleno de buena onda y aquellos dos de inmediato
conectaron. Recuerdo perfectamente sus bocas
besándose mientras yo me desnudaba y sus manos
recorriendo tiernamente cada rincón de su cuerpo.

—Hey, hey, hey, permítanme que yo también


quiero.

Como pude me entrometí entre ambos y comencé a


besarme con mi amiga para excitarlo al máximo, pero
ya no era necesario. De reojo pudimos ver como aquel
compañero de aventuras se desprendía por completo
de su atuendo y su gran amigo ya estaba que ardía
de pasión paradito firme junto a nuestras caras. Por
supuesto no pudimos esperar ni un segundo más y
nuestras lenguas brincaron de un solo intento hasta
la base de su instrumento para subir en espiral hasta
su deliciosa punta cósmica que nos incitaba al placer.

—Esperen niñas que las quiero a ambas solo


con sus tanguitas paradas contra la pared.

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


4. El Poder del Sexo en la Política 195

No tuvo que pedir semejante antojo dos veces,


nosotras moríamos por ya comenzar con la acción,
así que recargamos nuestros brazos sobre la pared
y paramos nuestras nalguitas para que nuestro
amigo pudiera deleitarse con semejante vista.
Sus manos no se daban abasto al acariciar a
una y a otra, así que decidimos tumbarlo sobre la
cama y comenzar la embestida nosotras mismas.

—Ven aquí cariño, déjate consentir.

Ahí reclinadito sobre la cama yo me subí sobre él


mientras mi amiga colocaba su cadera justo sobre
su boca para dejarlo recibir la lluvia orgásmica que
de ella escurría al sentir su clítoris sumergirse en
aquel abismo de lujuria. Yo traté de prolongar lo más
que pude aquella diversión, así que mis movimientos
fueron siempre lentos y suaves para dejarle sentir la
excitación máxima y, justo cuando sentí que estaba a
punto de llegar, me levanté, jalé a mi amiga y ambas
esperamos con la boca abierta aquella cascada que
fue el punto detonador a nuestros propios orgasmos.
Después de ese día, casualmente, dejé de ver a
mi cliente sin ningún aviso, hasta que mi amiga me
llamó un día para contarme que se encontraba per-
didamente enamorada de alguien que yo le había
presentado. Por supuesto de inmediato supe de
quien se trataba y me dio muchísimo gusto que al
fin hubiera encontrado equilibrio y felicidad.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


196 El Poder del Sexo

Resulta ser que, desde aquella vez, ellos se vol-


vieron a ver al día siguiente, y al siguiente, hasta
comenzar a vivir juntos. Ambos se enamoraron perdi-
damente y él estaba vuelto loco por ella, así que desde
el inicio de aquel tórrido romance ella cortó en seco su
personaje de escort y dejó de contestar las llamadas
de aquel número destinado a encuentros sexuales.
Por supuesto esto desató la furia de nuestro
embajador del clero y, conectado como estaba,
comenzó a indagar quién había sido el responsable
de aquel hurto del corazón de su entenada y la
batalla contra ambos comenzó.
El poder que dan algunos círculos es, la mayoría
de las veces, insospechado. El tipo consiguió la lista
de llamadas del celular de ella y del mío y comenzó
a cruzar llamadas que ambas hubiéramos realizado
el mismo día al mismo número hasta lograr dar
exactamente con el número de él.
El nuevo enamorado de mi amiga comenzó a
recibir llamadas desde teléfonos ubicados en lugares
oficiales de alto nivel, en las que recibía amenazas
o en las que hablaban mal de mi amiga. El acoso
fue tal que ella tuvo que desaparecer de la faz de la
tierra por varios meses con su nuevo novio y dejar
que las aguas se enfriaran para poder retomar su
vida una vez más.
Bajo su criterio, afortunadamente este personaje
solo pasaba en México una semana al mes, cuestión
que supuso la favorecería para poder llevar una vida

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


4. El Poder del Sexo en la Política 197

“normal” sin acosos ni amenazas. ¡Qué equivocada


estaba! Su lucha por amargarle la existencia no ter-
minaría ahí y aprovechándose del nivel político del
que gozaba, comenzó a amenazarla con acusar de
trata de blancas a su nuevo galán y mil cosas más,
así que luego de meses de estar yendo y viniendo, mi
amiga terminó por dejar a su enamorado para servir
exclusiva y definitivamente a aquel señor que tanto
le jodió la existencia. Yo solía preguntarme qué nece-
sidad tenía alguien tan poderoso de obligar a una
mujer a estar con él y qué tanto podría disfrutar de
un encuentro en el que la contraparte estaba abier-
tamente a disgusto y contrariada, sin embargo he
llegado a entender que justo esta situación de domi-
nación y de sentir que no hay nada que se les pueda
negar, es lo que excita a mucha gente en el mundo.
En fin, historias como estas me tocó vivirlas de
a montones con personajes supuestamente “respe-
tados” y muy poderosos. En el mundo de la política
se viven historias extremas y pareciera mentira que
luego con quien menos te imaginas que pasarás un
buen rato sea con alguien que vive una cacería de
brujas por nuestros propios políticos.
Hace ya un par de años, me tocó conocer a quien,
en su momento, me dijo que trabajaba para los “Z”.
Por supuesto esa no fue su carta de presentación
pues, muy prudentemente, supongo que no quiso
asustarme. Sin embargo, desde el momento en que
lo conocí hubo una atracción especial.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


198 El Poder del Sexo

Dale placer sin importar


tu tamaño
Si tu Kraken es demasiado grande será
básico que tengas a la mano un lubri-
cante hecho a base de agua para lubricar
excesivamente y utilizar una posición
donde el control lo tenga ella en todo
momento, recostándote tú boca arriba
para que ella te monte y pueda ir intro-
duciéndolo poco a poco hasta alcanzar
un grado de excitación tal que el dolor
desaparezca y puedan entonces cam-
biar a otras posiciones. Si por el con-
trario, eres demasiado pequeño, lo
mejor es lubricar muy levemente la
pura puntita y utilizar posiciones en las
que no se necesite tener mucho espacio
entre tu cadera y la de ella, por ejemplo,
sentados en la orilla de la cama y ella
de espaldas a ti apoyada en tus muslos.
Una vez adentro, los movimientos de
la cadera que ella realice deberán ser
oscilatorios y lentos y se recomienda no
subir ni bajar pues se corre el riesgo de
perder la penetración.

Una tarde como todas, un cliente me habló por


la mañana y me pidió encontrarlo en un hotel de
Patriotismo en veinte minutos. Obviamente aún era
muy temprano para mi y tuve que correr a bañarme

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


4. El Poder del Sexo en la Política 199

y arreglarme de volada para lograr llegar a tiempo al


encuentro, pero con todo y todo, lo logré.
Desde el segundo en que este buen hombre me
abrió la puerta ese olorcito a hierba dulce inundó el
ambiente y los ojitos pachecos de mi anfitrión lo dela-
taron al instante. Por supuesto yo no hice ningún
comentario al respecto y, como no vi residuo alguno
de lo que yo había percibido al entrar, pues supuse
que no quería que me diera cuenta y no dije nada.

—Hola preciosa.

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200 El Poder del Sexo

Recuerdo como si fuera ayer aquel riquísimo


beso que me transportó hasta su universo de un
golpe. Sus labios tibios se clavaron en mi boca
durante horas enteras y sus manos comenzaron
a desnudarme sin permitir que nuestros labios se
separaran.
Una pequeña pausa para tomar un poco de agua
me sirvió para quitarle todo lo que ya le sobraba a
mi nuevo amante y su desnudez dejó al descubierto
un par de tatuajes que robaron toda mi atención.
Hubo una pantera en especial que resaltaba
en su morena tez y se quedó clavada en mi mente
mientras continuábamos con la seducción. Cuando
al fin lo tuve totalmente parado frente a mi, intenté
bajar a probar su delicioso gallo que se encontraba
ya dispuesto a absolutamente todo, pero un empu-
joncito de su parte me hizo recostarme sobre la
cama y pasarle la batuta a aquel señor que comenzó
a comerme de la forma más deliciosa del mundo,
como si disfrutara mucho más darme placer a mi
que recibirlo él mismo.
Aún recuerdo su boca tibia jugando con mi clí-
toris, su recorrido con una lengua traviesa que se
detenía en cada rincón de mi ser para regalarme los
mejores momentos de placer que alguien me hubiera
dado nunca, sus deditos aventureros que exploraban
con paciencia mis zonas más erógenas hasta hacerme
explotar en varios de los mejores orgasmos de mi vida
me hicieron disfrutar a mi pantera al máximo.

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4. El Poder del Sexo en la Política 201

Luego de varias explosiones, de reojo pude cer-


ciorarme de lo excitado que se encontraba ya mi
felino favorito y de un solo jalón me volteó sobre la
cama, me jaló hasta la orilla y me puso en cuatro
para recibir su embestida con la pila recargada.
El golpeteo de caderas no se hizo esperar y
nuestro reflejo en los espejos de la habitación me
tenían vuelta loca, deseando seguir sintiendo como
me daba con todas sus fuerzas, viendo como entraba
y salía de mi sin parar y escuchando una que otra
nalgadita de vez en vez.

—Ven para acá. Te quiero de frente a mi.

Con una voltereta me tuvo de inmediato cara a


cara y mis manos se prensaron fuertemente de su
cuello hasta lograr columpiarme para sentir como
me entraba hasta lo más profundo. Hacíamos el
amor en tiempo pacheco y parecíamos no querer
que terminara nunca. Pero todo lo bueno llega a su
fin en algún momento, así que, cuando al fin sentí
que estaba a punto de venirse, apreté mi vagina
con todas mis fuerzas para retenerlo dentro de mí y
hacerme llegar al sentir como explotaba de pasión
ahí dentro. Ese orgasmo cósmico nos dejó sin aliento
un par de segundos y cuando al fin nos repusimos,
comenzamos la presentación oficial, jajaja.

—¿Cómo te llamas hermosa?


—Me llamo Milah.

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202 El Poder del Sexo

—Y tu nombre real es...


—Nunca digo mi nombre real y tampoco pre-
gunto, así que tú serás el Pantera para mi.

A partir de ese día mi Pantera me citaba una vez a


la semana para coger como dioses, llegar al paraíso
y aterrizar con una plática existencial que siempre
tenía historias muy interesantes. El Pantera era
gente de toda la confianza de una de las organiza-
ciones paramilitares más fuerte de México y tenía
como misiones, entre muchas otras, transportar
droga de Estado a Estado y velar por los intereses de
la organización, a lo que fuera que eso se refiriera. Yo
nunca pregunté nada, siempre escuché atenta sus
historias de vida y además me encantaba ser su com-
pañera sexual aunque fuera por escasos minutos.
Detrás de aquella armadura dura y ruda, mi
Pantera era todo un hombre en toda la extensión
de la palabra. Su forma de ser sumamente respe-
tuoso y su personalidad noble y desprendida logró
hacer que le tomara un cariño fuera de lo normal.
Fue ahí cuando comencé a poner distancia entre
ambos pues la primer regla de oro en cualquier acti-
vidad que involucre sexo por el puro placer, es no
dejar que los sentimientos afloren, así que con todo
el pesar de mi corazón, fui espaciando las visitas
hasta despedirme de él por completo a través de
una de mis columnas publicadas cada martes en el
periódico. Adiós Pantera... adiós.

ALFAOMEGA EL PODER DEL SEXO  l  MILAH


4. El Poder del Sexo en la Política 203

Nunca involucres
sentimientos y sexo cuando
no sea con tu pareja
Existe una muy delgada línea en los
encuentros sexuales consuetudina-
rios, que si perdemos la perspectiva,
peligrosamente nos permitirán involu-
crarnos sentimentalmente. Para evitar
que esto suceda fijen sus reglas desde
el principio, traten de no platicar nada
muy personal y en el momento en
el que sientan que el otro se está cla-
vando, corten de tajo el acuerdo y la
relación. Vale más la pena terminar algo
a tiempo que asumir las consecuen-
cias que unos momentos de calentura
pueden imponerte.

Pero así como los he encontrado apasionados y de


buen corazón, a pesar de su entorno y sus activi-
dades profesionales, existen también hombres que
su nivel o posición en el sistema les da un poder
que llega a transformarse en vicio. Muy al principio
de mi carrera como escort, recibí una tarde una lla-
mada de un tipo con una vibra muy tenebrosa.
Era un día bajo de llamadas y estaba por demás
aburrida, así que no me iba a permitir rechazar un
servicio y por supuesto, acepté. Este tipejo estuvo lla-

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204 El Poder del Sexo

mando a mi celular cada media hora y todas y cada


una de las llamadas, aunque en buen tono y amable,
me transmitieron una vibra extraña y densa. Aún
así quedé con él a las 17:00 y, como apenas eran las
15:00, me lo tomé con calma. Comí a mi tiempo, me
arreglé minuciosamente y, apenas dieron las 16:00,
el hombrecito ya me estaba llamando insistentemente
que si ya no tardaba, que cuánto me faltaba, etc.

—Quedamos a las 17:00 y apenas son las 16:00.


Tranquilízate que ahí estaré a las cinco en punto.

En esa época yo vivía a diez minutos de la zona de


los hoteles de paso más solicitados, así que con-
tinué con mis cosas y quince minutos antes de la
hora acordada salí al encuentro.

—Hola, ¿ya ves? Te dije que aquí estaría en


punto de las cinco.

Mientras me ponía más cómoda, su teléfono sonó


y alcancé a oír como él le decía a otra chica que lo
sentía, pero que había tardado demasiado y ya no
la necesitaba. Yo todavía pensé “uff, qué suerte, un
poco más y me lo gana otra”. Evidentemente, no
sabía lo que pasaría.

—Oye, quería comentarte que a mí me encanta


el sexo rudo, golpear, ahorcar ese tipo de cosas.

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4. El Poder del Sexo en la Política 205

Yo con los jeans a medio quitar, me levanté y me


disculpé. Me vestí de vuelta en un santiamén y le
dije que se había equivocado de chica.

—Mejor llámale a alguien más corazón.


—No, no te vayas, solo era un comentario,
no quiere decir que lo vaya a hacer contigo si no
quieres, anda quédate.

Y, ¿por qué no? Mi temprana inocencia, me llevó a


regresarme y confiar en aquel individuo.

—Ven, chúpamela, cómetela toda, quiero sentir


cómo te llega hasta adentro.

Aquel funcionario de quien les platico me jaló de


los pelos y con todas sus fuerzas hundió su asque-
roso miembro dentro de mi boca hasta casi aho-
garme con él. Yo tuve que tomar bocanadas de aire
cada vez que podía para lograr contener la respira-
ción con cada asfixiada y, por si fuera poco, mien-
tras él me mangoneaba y casi me mataba, hablaba
por teléfono con su novia diciéndole que por eso lo
tenía harto, por insegura, que él se mataba nego-
ciando en juntas de trabajo y ella siempre pen-
sando que se estaba cogiendo a una puta. Una
letanía de insultos inundó la habitación y todavía
la pobre mujer terminó regañada y amenazada por
este patán.

EL PODER DEL SEXO  l  MILAH ALFAOMEGA


206 El Poder del Sexo

Cuando al fin colgó el teléfono, me quise


levantar por un poco de agua y de inmediato me
tumbó boca arriba, jaló su pantalón para buscar
un condón y, al acercarlo se le cayó, sin querer,
una pistola. Yo no sé que cara puse y de qué
tamaño abrí mis pequeños ojos de pipisca asom-
brados, que en seguida me dijo que no me preo-
cupara, que tenía licencia para usarla. ¡Cómo si
eso a mí me tranquilizara! A partir de ahí todo fue
una pesadilla, me comenzó a taladrar con todas
sus fuerzas y minuto a minuto me tapaba la cara
con una almohada para sentir por dentro como mi
vagina se contraía cada vez que estaba a punto del
desmayo por la falta de aire. Fue la hora más larga
de mi vida y todavía duró más.
Cuando al fin se cansó de asfixiarme, comenzó
a golpearme con todas sus fuerzas. Yo creí que me
rompería la nariz y por más que gritaba que parara,
aquél individuo seguía como si cada vez se excitara
más.

—No te dejaré ir hasta que me venga.

Yo no sabía como reaccionar pero no quería que


me percibiera atemorizada, así que de donde pude
saqué fuerzas y comencé a pedirle más.

—Ni creas, sígueme cogiendo, anda, que quiero


que te vengas en mi boca, que me llenes de ti.

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4. El Poder del Sexo en la Política 207

El tipo se súper sacó de onda al ver mi reacción y


hasta frenó un poco su ímpetu, se quitó de mi y
comenzó a jalársela en mi boca hasta al fin venirse
como desquiciado. Sorprendentemente, una vez
deslechado, fue el más amable, lindo y tierno. Obvia-
mente yo lo único que quería era salir huyendo, así
que como pude me vestí sin siquiera bañarme y salí
corriendo.

Hazle caso
siempre a tu sexto
sentido
Todos hemos tenido esa sensación
de que alerta al tener que discernir
entre una opción u otra, sin embargo,
cuando dejamos que nuestro lado del
cerebro que se encarga de la razón
entre a valorar las decisiones, muchas
veces nos arrepentimos de no haber
seguido nuestra corazonada. Esa cora-
zonada o sexto sentido no es más que
el reflejo de un conocimiento genéti-
camente preadquirido que nos sirve
para tener precaución ante los acon-
tecimientos cotidianos, así que más
vale que le comiences a prestar más
atención a tu alarma personal.

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208 El Poder del Sexo

El sexo y el poder tienen una relación especial


cuando se trata de personalidades públicas, de polí-
ticos o funcionarios que explotan sus periodos de
conexiones para explotar su personalidad egocén-
trica al máximo. Pero no podemos generalizar, como
ya les he platicado, existen seres humanos que aun
con todo el poder que un sistema les pueda otorgar,
demuestran en su trato su educación y decencia y
disfrutan su vida con la misma intensidad o incluso
más que aquellos patanes que terminan por dejar y
llevarse un mal sabor de boca.

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