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“Las brujas me salieron al encuentro en el día de la victoria.

Su ciencia es superior
a la de los mortales. Quise preguntarlas más, pero se deshicieron en niebla. Aún no
había salido yo de mi asombro, cuando llegan nuncios del Rey saludándome como
a señor de Glamis y,
Ross: Macbeth, el Rey ha oído tus hazañas. Incierto entre la admiración y el
aplauso, no sabe cómo elogiarte por el valor con que has lidiado contra los
noruegos sin percatarte tú mismo del estrago que en ellos hacías. El Rey envía a
darte las gracias y a llevarte a su presencia. Él me encarga que te salude con el
título de señor de Cáudor.
lo mismo que las hechiceras, pero éstas dijeron, además: "Salve, Macbeth, tú serás
rey”. He querido, esposa amada. Confiarte este secreto, para que no dejes, por
ignorancia, ni un solo momentos de gozar la dicha que nos esta profetizada.
Piénsalo bien. Adiós.”
¿Quién llega?
¡Salud, Macbeth y Banquo!
¡Salud, Macbeth, señor de Glamis!
¡Salud, Macbeth, señor de Cawdor!
¡Salud, Macbeth, tú serás rey!
Serás más grande que Macbeth y menos.
Más feliz y menos feliz.
No rey, pero padre de reyes.
¡Salud! ¡Salud! ¡Salud!
Saludo al rey, saludo al rey Duncan.

Duncan: ¡Hijos, parientes, caballeros, saber que nombro heredero de mis Estados
a mi hijo Malcolm, que desde hoy se llamará príncipe de Cumberland! Pero este
honor no puede venir solo, y para celebrarle haré que caigan, como estrellas, títulos
de nobleza sobre todos los que los merezcan.
Macbeth: ¡Príncipe heredero Malcolm! Obstáculo nuevo en mi camino. He de
saltar por él o rendirme.
Esposa mía, esta noche llega Duncan.
Lady Macbeth: ¿Y cuándo se va?
Macbeth: Dice que mañana.
Lady Macbeth: ¡Nunca verá el Sol de mañana!
Macbeth: La ambición me impele a escalar la cima, ¿pero rodaré por la pendiente
opuesta?
¡Ha llegado la hora! Duncan…
Banquo: Ya eres rey, Macbeth, señor de Glamis y de Cáudor. Está cumplido en todas
sus partes el vaticinio de las hechiceras, pero ¿quién sabe si la traición te habrá
allanado el camino? No ha de quedar el cetro en tu linaje. Si es verdad lo que nos
dijeron, reyes han de ser mis hijos. ¿Por qué los oráculos fueron veraces contigo no
han de ser también propicios a mi ambición? Pero disimulemos.
Macbeth: ¿De qué me sirve el poder sin la seguridad? Banquo es mi amenaza
perpetua: su altiva condición me infunde miedo. Junta su valor el ingenio y la
prudencia. Me reconozco inferior a él como Marco Antonio a César. Él fue quién
se atrevió a dirigir la palabra a las brujas cuando me aclamaron Rey, y a
preguntarlas por su suerte futura, y ellas con fatídica voz le contestaron: "Tus hijos
serán reyes". no puedo vivir en paz, si él no muere.
¡Te horrorizan mis palabras! ¿Y por qué? Sólo el crimen puede consumar lo que ha
empezado el crimen.
Mañana temprano iré a ver Hécate. Quiero averiguar el mal, aunque sea por
medios torcidos.
Macduff está en Inglaterra. Necesito entrar a Faife, degollar a su mujer y a su
hija…
Macduff: Malcolm, nunca he sido traidor.
Malcolm: Esa noble indignación que muestras, es reflejo de tu alma generosa.
Iremos a recuperar Escocia.
Espía/Sicario: La reina ha muerto.
Macbeth: ¡Ojalá hubiera sido más tarde! No os oportuna la ocasión para tales
nuevas.
Macbeth: ¡Tiempo perdido! Más fácil te será cortar el aire con la espada que herirme
a mí. Mi vida esta hechizada: no puede matarme quien haya nacido de mujer.
Macduff: Este es el tirano.
Macduff: Malcolm, ya eres rey.
Malcolm: No pasará mucho tiempo sin que yo pague a todos lo que al afecto de todos
debo.
Todos: ¡Salud al Rey de Escocia!
Todo a buen precio…

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