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Material de Capacitación revisado y aprobado en enero de 2018 para formación de líderes ministeriales y especialidades
Nomenclatura: Liderazgo Ministerial “Curso como Interpretar la Biblia”
Especialidades “Introducción a la Hermenéutica”
Los cristianos somos “el pueblo del libro”, es decir, nuestra fe no puede desprenderse de la
Biblia. Ella es nuestra máxima autoridad en materia de fe y práctica (define qué creemos y cómo
vivimos).
Es por tal motivo que leer, meditar y entender la Palabra de Dios es de vital importancia para quien
desea conocer a Dios y servirle de corazón.
En las próximas semanas vamos a transitar juntos este camino. Vamos a considerar todo lo que resulta
pertinente a la tarea de interpretar correctamente las Escrituras Sagradas. Vamos a ver lo clave que es
el rol del Espíritu Santo, quien inspiró a los escritores de las páginas bíblicas y quien también nos
auxilia a la hora de entender y aplicar cabalmente el mensaje del Señor para nuestras vidas.
¡Bienvenido a esta aventura! Sí, porque sumergirse en ese “río de Dios” que es su revelación tan vasta,
es una verdadera aventura. Al ser confrontados por ella, seremos animados, amonestados,
interpelados, motivados, aconsejados, y alcanzaremos la sabiduría que nos guía al cielo (Juan 5:39).
Sencillamente no podemos “ignorar las Escrituras” (Mateo 22:29). Tenemos ante nosotros la
oportunidad de conocer más profundamente cada día las verdades del eterno. Dios nos abre sus tesoros
para que nos apropiemos de esas perlas preciosas y no vivamos de modo miserable, sino enriquecidos
en la vida del Espíritu.
INTRODUCCIÓN
Para los cristianos la Biblia es nuestro “libro de cabecera”, por cuanto ella es Palabra de Dios, y es la que
nos dice cómo hemos de vivir para agradar a Dios, por lo tanto es sumamente importante interpretarla
correctamente. Y para eso necesitamos conocer las herramientas y los métodos (reglas) adecuadas. No
queremos abordarla con negligencia, ni hacerle decir lo que no dice. Anhelamos oír de verdad al Señor en
cada una de sus páginas y encontrar un mensaje relevante de parte de Él para la gente de nuestro tiempo.
No encontramos nunca en la Biblia, que ella deba ser meramente leída, sino más bien estudiada, el término
que empleó Jesús fue: “escudriñar” (Juan 5:39). Lo que implica investigar, examinar, averiguar lo más a
fondo que se puede su contenido.
Lamentablemente mucha gente encuentra que la Biblia es un libro “misterioso” o difícil de interpretar, o
que solamente los eruditos pueden hacerlo con eficacia. Se topan con partes que no entienden, o con cosas
que eran tan distintas hace siglos, cuando esos textos fueron escritos, que desisten de estudiarla.
No obstante, debemos acordar que el lenguaje que Dios eligió para hablarnos no puede sencillamente ser
oscuro o difícil de entender, quizás lo que nos falta es entrenarnos y sobre todo pedir auxilio al Espíritu
Santo, el que inspiró a los escritores bíblicos, para que sea El quien nos ayude a encontrar el sentido de esa
Palabra para esta y todas las épocas (ver 2 Pedro 1:19-21).
En el ámbito de las iglesias evangélicas sostenemos que la Biblia es la máxima autoridad para la
interpretación de sí misma. Es decir que no depende de las autoridades jerárquicas de la iglesia, ni de un
intérprete individual “iluminado”. Se trata de interpretar los textos más difíciles con la ayuda de los escritos
claros. La Biblia es su propia intérprete.
Y de hecho, Dios ha pronunciado severas amonestaciones acerca de añadir o quitar algo del texto de las
Escrituras (Deut. 4:2; 12:32; Apoc. 22:19). Con ello se evidencia que Su revelación es exhaustiva y
completa, sin necesidad de aditivo alguno de nuestra parte. Pero al mismo tiempo toda ella es necesaria, no
podemos prescindir de alguna de sus palabras, ni disminuirla o recortarla a nuestro antojo o conveniencia.
La Biblia es la revelación especial de Dios, y quedó registrada de manera escrita, para testimonio a todas
las generaciones. Su tema principal es la salvación que Dios ofrece al ser humano que está bajo el pecado,
a través de Su Hijo Jesucristo.
Martín Lutero expresó su experiencia en los siguientes términos: “Estudio mí Biblia como recojo
manzanas. Primero muevo todo el árbol para que las que están maduras caigan. Después muevo cada rama
completa, cuando las he sacudido todas, muevo cada ramita. Después miro debajo de cada hoja.”
El apóstol le escribía a Timoteo: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no
tiene de qué avergonzarse, que usa (traza) bien la palabra de verdad” (2 Tim. 2:15).
Pues, de eso se trata, la N.V.I (Nueva Versión Internacional) lo traduce así: "que interpreta rectamente".
Para un buen acercamiento al texto bíblico y una comprensión de su sentido, hay ciertas condiciones a
tener en cuenta:
1- El intérprete debe contar con una mentalidad sana y equilibrada. Pues si la persona tiene
dificultades para entender y comprender, o posee una imaginación extravagante, en otras palabras
sufre de una mente defectuosa, el resultado de su interpretación se verá afectado por esas
características y no alcanzará a descubrir las claves del pasaje bíblico en cuestión y arribará a
conclusiones erróneas.
2- Debe tener la capacidad de percibir prontamente lo que un texto de las Escrituras enseña. Debe
captar con rapidez la esencia del mensaje divino contenido en el pasaje. Para esto es imprescindible
desarrollar una cierta cualidad intelectual, que le permita entender lo que la Biblia dice, y aun lo
que no dice.
3- Necesita un criterio sano y sobrio. Debe ser competente a la hora de analizar, examinar y comparar.
Ejercitado en el discernimiento, observará detenidamente los argumentos y cada posible
interpretación (cuando hay más de una), considerando los puntos débiles y fuertes de cada una,
para sacar sus propias conclusiones.
4- Por supuesto, también debe reunir ciertas cualidades espirituales. Debe caracterizarse por tener un
corazón dispuesto a buscar y alcanzar la verdad. Debe ser una persona enseñable. El intérprete no
debe poseer una mera curiosidad por descubrir la verdad, sino estar decidido a abrazarla y
adoptarla para su vida personal. Tiene que contar con esta voluntad y decisión de experimentar la
verdad de Dios revelada en las Escrituras.
Y sobre todo, necesita el auxilio del Espíritu Santo. Sin El no hay posibilidad de acceder a los
depósitos divinos. Solo en una vida de comunión con El, el velo se va corriendo y la luz ilumina el
entendimiento del creyente para conocer las profundidades de la Palabra de Dios.
Para reflexionar, el dicho del ateo Voltaire: “Si quisiéramos destruir la religión cristiana, primero que todo
debemos destruir la creencia del hombre en la Biblia.”
2. MÉTODOS DE INTERPRETACIÓN
A lo largo de la historia del cristianismo se han utilizado diferentes métodos. Así es que cada época
tuvo algún modo prevaleciente, aunque en todos los tiempos hubo lectores y estudiosos de la Biblia
que (con sentido común), aceptaban el significado obvio (literal) de las principales partes de ella.
En general, los métodos erróneos de interpretación se dieron origen a partir de conceptos equivocados
acerca de las Escrituras. Hallamos dos extremos, los que le conceden un valor prácticamente
supersticioso (mágico) a la letra de la Biblia, y por otro lado los que tienen prejuicios, y son hostiles
no aceptándola como Palabra de Dios. Como consecuencia, estos métodos suelen arribar a
conclusiones absurdas y caprichosas.
Lo triste es que esto ha llevado a personas a acercarse al texto bíblico simplemente para satisfacer
una curiosidad, o para demostrar que ella se contradice. Y no necesariamente para oír al Dios de la
Biblia en cada una de sus páginas.
1 – EL MÉTODO ALEGÓRICO:
Con frecuencia, los que echaron mano a este método, han tratado las narraciones de la
Biblia como mitos griegos, y las interpretaron, a veces como una incorporación
histórica y otras veces como enigmas, que en realidad contienen en su trasfondo
lecciones morales y religiosas.
Entre los primeros cristianos, abundaban las alegorizaciones. Por ejemplo, Clemente de
Alejandría, comentando sobre la prohibición (del Pentateuco) a comer cerdo, halcón,
águila, cuervo, lo explicaba así: “El cerdo es el emblema de la codicia voluptuosa y
sucia, de alimento… El águila indica latrocinio, el halcón injusticia y el cuervo
voracidad.”
La base de este método, es una reverencia importante ante las Escrituras, y un deseo de
exponer las múltiples profundidades de su sabiduría. Pero, por lo general, descuida el
sentido primario o común de las palabras, al tiempo que le da vuelo a las ideas más
fantásticas. No se esfuerza por extraer el significado legítimo del lenguaje que usa el
autor en el texto, sino, por el contrario, lo tergiversa y aún introduce sus ideas o su
criterio arbitrario.
Lo peor es que no tiene reglas definidas, y cada intérprete aplica lo que le parece.
Guarda un gran parecido con el alegórico, ya que sostiene que “deben buscarse
múltiples profundidades y matices de significado en cada palabra de la Biblia.”
Orígenes decía (un maestro de la fe cristiana de los primeros siglos), por ejemplo, que
así como el ser humano está compuesto de cuerpo, alma y espíritu, también las
Escrituras tienen un triple sentido: el corporal o literal, el psíquico o moral y el espíritu
o alegórico (tropológico – anagógico).
En su explicación del mandamiento “no matarás” (Éxodo 20:13), dice Swedenborg que
el sentido natural contiene una prohibición al asesinato y el acariciar pensamientos de
odio y venganza. En el sentido espiritual, prohíbe “portarse como el diablo y destruir el
alma de un hombre”. Y en el sentido celestial, los ángeles entienden por matar, el
aborrecer al Señor y la Palabra.
3 – LA EXPOSICIÓN PIETISTA:
En este caso el intérprete pretende ser guiado por una “luz interna” recibida como una
unción especial.
En este caso se omiten las reglas de la gramática, y el uso común o corriente de las
palabras, al sostenerse que la “luz interna del Espíritu es la que revela de modo
infalible”.
Este método se ha empleado especialmente entre los pietistas alemanes, como los
cuáqueros de Inglaterra y EEUU. Uno debe suponer que esa “luz interna” que nunca se
equivoca no podría llevar a contradicciones, sin embargo, sus seguidores arriban a
interpretaciones distintas en un mismo pasaje, lo que indica que no merece
credibilidad.
Al igual que los dos métodos que consideramos anteriormente, éste tiene el concepto
que las Escrituras son sagradas, y busca en ellas lecciones de vida eterna, pero carece
de reglas objetivas y definidas. Cada intérprete establece su propio criterio (subjetivo).
Cree que las enseñanzas bíblicas con respecto a los milagros, el sacrificio vicario y
expiatorio de Cristo, la resurrección, el juicio eterno, la existencia de ángeles y
demonios, deben considerarse como acomodamientos a las ideas supersticiosas, las
preocupaciones y la ignorancia propia de la época en que fueron escritos.
No se admite la inspiración divina de las Escrituras, sino que cada libro fue escrito por una
necesidad del momento y muchas de sus declaraciones son simplemente falsas. El padre de esta
escuela destructiva es J. S. Semler.
5 – LA INTERPRETACIÓN MORAL:
Al igual que los métodos alegórico y místico, queda librado a la fe o fantasía del intérprete, ya
que no tiene reglas consistentes.
6 – EL MÉTODO NATURALISTA:
Este método fue seguido por el “Mítico”, que niega la historicidad de los relatos
evangélicos, considerándolos mitos. Como la naturalista niega la posibilidad del
milagro.
Hay que decir que existen otros métodos racionalistas, que al igual que estos cuatro últimos
(mítico, naturalista, moral, acomodaticio), niegan el elemento sobrenatural de las Escrituras
Sagradas. También es justo decir que estas teorías racionalistas se destruyen entre sí, la una a la
otra.
Se destaca por aplicar a la Biblia las mismas reglas gramáticas y el mismo proceso de sentido común que
aplicamos a cualquier otra literatura.
3. LA HERMENÉUTICA GENERAL
Se designa con este nombre a los principios generales que se utilizan en la interpretación de la
Biblia, y que se aplican también a cualquier otro libro. A diferencia de la
Hermenéutica Especial (que veremos luego) que se aplica a ciertas partes de la Biblia, según el
género literario al que pertenecen.
Cuando una mente racional desea comunicar un mensaje, se vale de los medios
convencionales de la comunicación, pues eso le garantiza que los demás entenderán lo
que quiso decir. Las palabras tienen un significado y un uso definido, de modo que al
emplearlas confiamos que los lectores u oyentes podrán captar nuestras ideas o
pensamientos. Y podemos estar seguros que los escritores bíblicos no tuvieron el
propósito de ser mal entendidos (sus mensajes no fueron dados como enigmas).
No hay razón para suponer que la Biblia deba interpretarse de modo diferente a los demás libros,
así que estas reglas son tan útiles como en otros escritos de la antigüedad.
LA HERMENEUTICA GENERAL
Un principio fundamental es que las palabras no tienen más que un significado en una
misma conexión. Por ejemplo cuando la Biblia habla de un milagro, lo registra como
un hecho, un acontecimiento real con muchos o pocos testigos, y los escritores nunca
sugieren que sus declaraciones contengan otra cosa que verdad sencilla y literal.
De modo que al buscar el significado de un pasaje, este NUNCA puede ser diferente al
sentido que le dio el escritor originalmente. Para ello nada mejor que tomar las palabras
en su sentido usual y ordinario (interpretación literal), salvo en situaciones especiales
que veremos más adelante. Aunque es preciso aclarar qué sentido literal no es lo mismo
que “al pie de la letra”. Por ejemplo, en Génesis 6:12b dice: “… porque toda carne
había corrompido su camino sobre la tierra.” Estos términos subrayados son figuras
comunes, debemos entender carne como “persona” y camino como “costumbres”
(proceder).
Dice Luis Berkhof: “La Palabra de Dios fue originada de un modo histórico y, por
tanto, debe ser entendida solamente a la luz de la historia. Esto no significa que todo lo
que contiene puede ser explicado históricamente. Como revelación sobrenatural de
Dios contiene, naturalmente, elementos que trascienden los límites de la historia; pero
esto significa que el contenido de la Biblia es determinado, en gran parte,
históricamente; y para esta parte debe buscarse su explicación en la historia…
Así que al considerar las ideas prevalecientes en los tiempos en que se compuso una
obra determinada, al analizar todo lo que pueda la vida en sí del autor, al localizar en
qué zona o región geográfica se desarrolló, al familiarizarse con las circunstancias
sociales, políticas y religiosas (tanto del autor como de sus destinatarios), estará en
mejores condiciones de captar, comprender e interpretar cada pasaje que está
escudriñando.
“La Biblia es la Palabra de Dios para nosotros. Es el mapa del viajero, el cayado del
peregrino, la brújula del navegante, la espada del soldado y la guía del cristiano.
Debería estar en nuestra memoria, gobernar nuestro corazón y guiar nuestros pasos.
Debiera ser leída atentamente, con frecuencia y en actitud de oración” (anónimo)
4. LA HERMENÉUTICA ESPECIAL
Ya hemos visto que la Biblia debe ser interpretada como cualquier otra literatura a partir de las leyes
de la Hermenéutica General. Aunque también es cierto que en muchos aspectos es un libro muy
diferente a los demás. Contiene muchas revelaciones presentadas en un lenguaje que no debe
interpretarse de modo literal. En esos casos necesitamos del complemento de la llamada Hermenéutica
Especial (es decir para los casos especiales).
La Biblia, en cuanto que es una verdadera “Biblioteca”, porque reúne una cantidad de
literatura muy diversa, con géneros literarios muy variados, necesita de la
Hermenéutica Especial de interpretación, para abordarlos correctamente.
5. EL LENGUAJE PROFÉTICO
Los métodos principales, por medio de los cuales Dios comunicó su mensaje de modo especial
(sobrenatural) a los hombres son: Sueños, visiones y estados de éxtasis espiritual. En estas formas y
condiciones los hombres que escribieron la Biblia, recibieron las revelaciones del Señor.
Recibieron mensajes de Dios en sueños: Abimelec (Gén. 20:3-7); Jacob (Gén. 28:12-15);
Laban (Gén. 31:24); José (Gén. 37:5-10); el copero y el panadero (40:5-9); el del faraón
(41:1-32); el madianita (Jueces 7:13-15); Salomón (1 Reyes 3:5; 9:2); Nabucodonosor
(Daniel 2 y 4); Daniel (Dan. 7:1); José (Mt. 1:20;2:13,19); los magos de Oriente (Mt.2:12).
Hay además tres “visiones nocturnas” en Hechos que pueden corresponder a sueños (16:9;
18:9 y 27:23). Dios, a través de los sueños les manifestó su mensaje (Dice Terry: “Es
evidente que en la naturaleza interna del hombre existen facultades y posibilidades latentes
que solo las ocasiones extraordinarias o ciertas condiciones peculiares pueden desplegar”).
Hay autores que opinan que esta era una forma primitiva e inferior de revelación divina.
El éxtasis espiritual se considera un modo más elevado de revelación, en que el espíritu del
profeta era poseído por el Espíritu del Señor, y aunque conservaba su conciencia humana
era arrebatado en visiones a fin de que percibiese un mensaje al que no podría acceder por
canales normales. En esta línea hallamos: A Natán (2 Sam. 7:4-17); David (2 Sam. 23:2);
Ezequiel (usa cuatro expresiones: apertura de los cielos, visiones de Dios, la venida de
INTERPRETACIÓN DE PROFECÍAS:
Sobre todo, las porciones que predicen el futuro, son las que necesitan de la
Hermenéutica Especial. Gran parte de las profecías se hallan en lenguaje figurado y
simbólico, por lo tanto sería un error interpretarlas literalmente (Ejemplos: las
pronunciadas por Jacob, Gén. 49; de Balaam Núm. 23 y 24; de Moisés Deut. 32 y
en los libros proféticos propiamente dichos). Por eso es vital determinar qué parte
de la profecía es simbólica y qué parte no lo es; como así también observar el
símbolo de modo amplio (lo esencial) para no resaltar las pequeñeces; y por último
comparar con otros símbolos a fin de verificar semejanzas y diferencias en la Biblia,
para seguir un criterio uniforme, consecuente.
Tampoco hay que descuidar (en el caso de la interpretación de profecía) las reglas
generales que ya vimos, es decir: Hay que averiguar la posición histórica del profeta
(contexto histórico y geográfico); luego el objeto principal y plan de su libro; a esto
hay que incorporar un análisis del trato que le da a las palabras y símbolos; y por
último una comparación prolija de pasajes paralelos (si los hubiera).
En el A. T. hay una notable cantidad de anuncios proféticos acerca del Mesías, que
tienen por objeto el glorioso reinado del Señor entre los hombres (Ejemplos: Isaías
2:2-4; 4:2-6; 7:14-16; 9:1-7 y capítulos 11 y 12; entre muchos otros), y reciben el
nombre de profecías mesiánicas. En el N. T. en especial en los Evangelios,
encontramos un buen número de esas profecías que tienen pleno cumplimiento en la
persona de Jesucristo, y hay otras pendientes de realizarse.
Algunos suponen que las revelaciones por medio de profecías, tienen múltiples
interpretaciones (significados dobles u ocultos). No podemos aceptarlo, ya que esto
implica confusión, incertidumbre. Lo que sí admitimos es que las Escrituras son
susceptibles de variadas aplicaciones prácticas, según los propósitos del Señor (2
6. LA POESÍA HEBREA
Casi la mitad del Antiguo Testamento está escrito en estilo poético. Pero, hay que tener en cuenta que
la poesía hebrea tiene características peculiares de notable originalidad, Su metro no se compone de
sílabas (ni de rima) sino de sentencias y sentimientos. Se nota bien en la poesía hebrea el estilo
elevado, la armonía y sobre todo el paralelismo de sentencias, el fluido sonoro de palabras gráficas, el
arreglo artificial de cláusulas, repeticiones, transposiciones y antítesis retóricas que constituyen la vida
de la poesía.
PARALELISMO SINÓNIMO:
Ocurre cuando las diferentes líneas o miembros presentan el mismo pensamiento con
ligeras modificaciones en la expresión. Ejemplos: “Alzaron los ríos, oh Jehová,
PARALELISMO ANTITÉTICO:
Ejemplo de simple:
Del compuesto:
PARALELISMO SINTÉTICO:
No temerá mi corazón;
También hay casos en que aparecen varios paralelos sucesivos que van acumulando
imágenes o ideas:
También se hallan poemas artificiales en los cuales los versículos o líneas comienzan
con una de las letras del alfabeto hebreo, en su orden regular. Eso es posible descubrir
en Salmos, Proverbios y Lamentaciones. Se usaba para atraer la atención y colaborar en
la memorización.
7. TIPOS Y SÍMBOLOS
Los tipos y símbolos constituyen una clase de figuras diferentes a las que ya vimos hasta ahora, pero
no son, hablando con propiedad, figuras del lenguaje. Se parecen entre sí, en que son representaciones
de verdad religiosa y moral, y se las puede definir como figuras del pensamiento en las que, por medio
de objetos materiales, se ofrecen conceptos espirituales a nuestra mente (especie de emblema).
LOS TIPOS:
El tipo es siempre una cosa real, no un símbolo ficticio o ideal, que prefigura
esencialmente algo en el futuro. Usualmente lo hace a partir de alguna analogía entre el
tipo y lo que prefigura (a veces se hace entre dos personas, objetos o acontecimientos).
Aquello que el tipo prefigura se denomina anti-tipo.
En la economía divina, el tipo sirve como una especie de sombra de las cosas venideras
(Col 2:17 y Heb. 10:1). Así, las disposiciones del A. T. eran preparatorias para el N. T.
Para interpretar los tipos bíblicos hay que tener en cuenta especialmente: a) El
verdadero punto de semejanza entre el tipo y el antitipo (evitar la búsqueda de analogía
rebuscada); b) Observar las diferencias y contrastes entre el antitipo y el tipo; c) Los
tipos del A. T. no pueden ser completamente interpretados sin la luz del N. T. Así por
ejemplo, el tabernáculo y el culto en sí en el viejo pacto, eran incapaces de perfeccionar
a los adoradores, y a la vez preparatorios (pedagógicos) de la experiencia de adoración
a partir de la venida de Cristo, y del Espíritu Santo.
LOS SÍMBOLOS:
Este es uno de los asuntos más difíciles de interpretar en la Biblia. Las verdades
espirituales, las cosas no vistas y eternas, han sido representadas de modo enigmático
Los símbolos superan a los signos convencionales de uso común entre los hombres y
suelen usarse principalmente en los textos apocalípticos, para expresar las revelaciones
dadas en sueños y visiones, que no podrían transmitirse de otro modo.
Ejemplos de símbolos que tienen su significado ya dado en las Escrituras: El arco iris
simboliza el pacto de misericordia y fidelidad de Dios (Gén. 9:13-16). El pan y el vino
como símbolos del cuerpo y sangre de Cristo (Marcos 14:22-24). Los higos buenos y
malos de Jeremías tienen su explicación (Jer. 24). El cuerno en la cabeza del macho
cabrío que menciona Daniel, que representa al rey de Grecia (8:20-21). El símbolo del
valle de los huesos secos, profecía de la restauración de Israel (Ez. 37). En Apocalipsis
los siete candeleros de oro representan a las siete iglesias (luz del mundo). Y hay
muchos más.
El símbolo difiere del tipo en que es un signo sugestivo más que una imagen de aquello
que está destinado a representar. El símbolo puede representar algo pasado, presente o
futuro. Y aunque en el uso de símbolos se dice una cosa y se significa otra, siempre
puede rastrearse alguna similitud entre el símbolo y lo que representa. Cabe
preguntarnos: ¿Qué probables puntos de parecido existen entre este signo y la cosa que
se quiere que represente?
8. DISCREPANCIAS BIBLICAS
Ahora vamos a tratar las aparentes contradicciones que algunos dicen que hay en las
Sagradas Escrituras. Nos referimos a pasajes oscuros, de dudosa interpretación, o bien
de textos que están en pugna con otros pasajes de la Biblia, lo que los críticos
inmediatamente declaran como irreconciliables. Estas discrepancias se pueden hallar en
las genealogías (listas de nombres), en ciertas cifras que se dan (datos numéricos),
fechas históricas, y hasta en alguna que otra declaración doctrinal, ética y profética.
Debemos admitir, inicialmente, que el hecho de que no tengamos una respuesta para
cada asunto que surge (como aparente contradicción en la Biblia), eso no significa que
no tenga solución. De hecho, la mayoría de las discrepancias son por nuestra capacidad
finita y limitada de entender ciertos asuntos (del A. T. por ejemplo) que nos vienen de
Ejemplos: Hace algunos años se cuestionaba lo que leemos en 2 Reyes 15:29, diciendo
que nunca hubo tal rey asirio Tiglat-pileser, y que la supuesta conquista de Israel que se
menciona sería un mito. Sin embargo, la arqueología ha corroborado el informe de las
Escrituras. También se negaba que Moisés hubiese escrito el Pentateuco, diciendo que
en esa época no había escritura. Hoy se ha demostrado por los descubrimientos que aun
antes de Abraham existía la escritura.
Causas
Debemos enfatizar, en este momento, que ninguna de esas discrepancias son asuntos de
relieve, o que ponen un manto de duda en cuanto al tema central de la Biblia: la
salvación obrada por Jesucristo; o siquiera algún otro asunto de consideración o
relevancia. Suelen tratarse de datos marginales, que no modifican la esencia del
mensaje divino.
Cabe destacarse que en el alfabeto hebreo existen letras muy semejantes entre sí, y
además al principio el texto estaba compuesto únicamente de consonantes, por lo cual
era muy fácil equivocarse en el copiado. A esto hay que sumarle las peculiaridades del
lenguaje y del pensamiento oriental. Así que es correcto decir que muchas de estas
pretendidas contradicciones de la Palabra de Dios, sólo existen en la imaginación de los
críticos escépticos.
Otra cuestión que han enfocado los críticos es en cuanto a las divergencias que existen
entre los cuatro evangelios de Jesucristo, asumiéndolo como prueba en contra de su
credibilidad. En este caso debemos tener en cuenta: a) Que antes de ponerse por
Cuán indigno, resulta entonces, el escepticismo y el espíritu crítico que echa mano a
pequeñas divergencias para exagerarlas, presentándolas como contradicciones, con el
deseo de desacreditar el mensaje de los evangelistas, y con ello desalentar la fe en sus
palabras.
Integridad bíblica
Como intérpretes de las Sagradas Escrituras, debemos tener en cuenta que ella como
integridad (como la tenemos hoy en día), no fue un regalo que descendió del cielo
repentinamente. Sino que es el producto de la revelación gradual y progresiva de Dios.
En un proceso muy lento, ella se fue conformando de partes que son muy diversas y en
épocas muy distintas. Dice Hebreos 1:1-2 que Dios habló (se reveló) de modos muy
variados en medio de los tiempos. Aun así podemos verificar un “hilo dorado” en toda
la Biblia, ya que hay un solo autor, el Espíritu Santo, y muchos escritores sagrados,
inspirados por El, a fin de que el mensaje sea coherente, lleno de sabiduría, desde el
principio hasta el final.
Así que, para interpretar bien la Palabra de Dios, y emplearla eficazmente, es necesario
prestar debida atención a su carácter progresivo. Eso nos ayudará a comprender las
aparentes discrepancias. Por ejemplo la afirmación de algunos, que el N. T. contradice
al A. T. es incorrecta, ya que una es imperfecta, y no tenía por objeto presentar toda la
verdad de Dios, es incompleta. Recién con la manifestación de Cristo y todo el N. T. la
obra está completa. Hay cosas que, contempladas desde un punto de vista parecen
contradictorias, más desde otros se ven como porciones de un todo, que unidas forman
una armonía maravillosa.
Por último, hemos de admitir nuestra total dependencia del Señor para entender sus
revelaciones (nota en el Salmo 119 cuantas veces el salmista le pide a Dios: “Dame
entendimiento”). Santiago dice que ante la faltante de sabiduría, debemos acudir al que
tiene abundantemente y está dispuesto a darnos, sin reproche (1:5).
Esta empresa no es algo que podemos llevar a cabo por nuestra propia cuenta, si
queremos tener éxito. El Espíritu Santo, que inspiró a los escritores sagrados, es
nuestro mejor auxilio (paracleto), para acceder a la comprensión e interpretación de los
mismos pasajes.
Recuerde que Ud aquí está tomando un curso con un nivel superior en lo que respecta a didáctica
y de formación profesional o ministerial en asunto de la Biblia. Por ello tenga en cuenta que el
texto de cada respuesta tenga coherencia en sí mismo y las mismas demuestren ampliamente que
ha comprendido el tema. Esto tiene un doble sentido: que Ud aprenda a expresarse con
coherencia, lo que lo ayudará al momento de la predicación frente a otras personas y, también a
realizar un texto en forma correcta y ordenada, esto lo ayudará en la creación de sus
predicaciones, enseñanzas, etc
Asignación: Responda en forma completa las siguientes preguntas y envíelas con su Nombre,
Apellido y numero de estudiante en un archivo Word luego de terminada la lectura comprensiva
de la clase y anterior al trabajo practico final.
Se recomienda leer los libros de Santiago, y los cuatro evangelios. Esto sumado a los libros
recomendados en el curso anterior hace que Ud. ya haya estudiado casi todo el Nuevo
Testamento y vaya teniendo una panorámica de lo que es este curso
Se autoriza el uso de este material didáctico en el ámbito REMAPROMA (Red de Ministerios Apostólicos, Proféticos
y Misionero Asociado)
Este material es de uso gratuito e interdenominacional. Si desea utilizarlo como material para capacitaciones solicítelo
a la Dirección de Departamentos Académicos de la Red Ministerial
direcciondepartamentosacademicos@hotmail.com