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Cordial saludo.

La respuesta sobre la baja incidencia de éxito en proyectos de desarrollo en el país quizá va


un poco más allá de la articulación en los diferentes niveles de ejecución de políticas
públicas, pues ya de por si es una característica necesaria el hecho de que se articulen,
primero de manera externa, a las políticas externas y por supuesto a las políticas internas
nacionales derivadas del gobierno de turno, y segundo que exista coherencia entre el plan
que define los programas y proyectos a desarrollar en determinada vigencia.

Es posible que buena parte del fracaso de los proyectos (y de las políticas públicas en
general) se deba a la falta de planeación; No debería ser secreto que los tiempos
administrativos son muy cortos, y que muchas veces la proyección de actividades se hace
de manera apresurada, por las limitaciones de la administración pública en cuanto a las
vigencias fiscales. A esto puede sumarse la falta de idoneidad de los encargados de las
proyecciones, o también la falta de recursos, que tiene incidencia en asuntos de tipo
contractual o de alcance (La complejidad de hacer más por menos, y encontrar quién lo
pueda hacer). También es importante señalar la carga burocrática a la que se enfrentan
algunos proyectos. Colombia es un Estado excesivamente normatizado, y esta sobrecarga
de normas se traduce en mayores procedimientos y trámites. Por poner un ejemplo, que
integra las situaciones señaladas, vale la pena observar los procedimientos administrativos
en una entidad en momentos de coyuntura (ley de garantías en época electoral o cambios de
administración) para conocer de cerca la falta de planeación en combinación con la
necesidad urgente de ejecución presupuestal.

Otro factor que incide, de manera lamentable, es el flagelo de la corrupción. Existen


infinidad de casos documentados en el país sobre proyectos absurdos, que en el papel
cumplen con todos los requisitos para considerarse como proyectos de desarrollo, pero que
a la postre se convierten en focos de detrimento patrimonial, bien sea por apropiación de
recursos o por que el objetivo del proyecto no es el beneficio social sino el cubrimiento de
intereses particulares. Como se mencionó más atrás, Colombia sufre de exceso de normas,
y esto se explica en parte por el fenómeno de la corrupción, pues muchos de los
procedimientos administrativos están diseñados para garantizar que no haya corrupción.
Sin embargo esto se convierte en un arma de doble filo, pues entre más procedimientos
existan, aumentan las posibilidades de encontrar grietas y alternativas para proceder sin
honestidad.

Esta palabra puede resumir el núcleo del problema.

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