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Capítulo 9

Personalidad y Sociedad

Llegado este punto el lector o lectora ya tiene un conocimiento


suficiente (más o menos profundo dependiendo de su grado de
esfuerzo e implicación en la materia) de la estructura de la
personalidad, sus bases psicofisiológicas, su relación con los
principios de la cognición y en rendimiento, y su influencia en el
aprendizaje de las personas, entre otras cuestiones.

Todo ese bagaje de conocimientos es vital para comprender


qué efecto tienen los rasgos de personalidad sobre nuestra vida
diaria, sobre nuestras relaciones con los demás; cómo nuestro nivel
en los diferentes rasgos “sugiere” nuestra forma de proceder en
numerosas situaciones, tareas, y hasta cómo moldea las sociedades
en que vivimos. Así, no sería fácil explicar por qué la
Responsabilidad se relaciona con el rendimiento laboral si no
hubiésemos descrito las propiedades de ese rasgo, si no supiésemos
su relación alta y negativa con impulsividad. Difícilmente podría
entenderse por qué los extrovertidos fuman más o toman más café si
no conociésemos su tendencia a la búsqueda de esa estimulación que
les permita alcanzar un nivel óptimo de arousal y superar, al menos
por unas horas, esa desasosegante infrareactivación cortical. Seguro
que se le ocurren numerosos ejemplos, probablemente vinculados la
mayor parte de ellos con sus propias vidas.

A partir de este momento prepárese para un viaje de fusión, un


recorrido donde la ciencia se une con la vida para que los psicólogos
(con la ayuda de muchos otros científicos) intentemos explicar al
resto de las personas aquello que tanto les preocupa ¿Cuál es el
efecto que tiene el ser como somos nuestra vida diaria? ¿Sobre
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nuestras relaciones con los demás? ¿Cómo “influyen” los diferentes


rasgos en nuestra forma de proceder? ¿Cómo “contribuyen” a
moldear las sociedades en que vivimos?

PERSONALIDAD Y ENTORNO ESCOLAR

El sistema educativo no solo es el necesario instrumento que posee


cada sociedad para transmitir a las nuevas generaciones el acerbo de
conocimientos acumulado, también es un gran proceso de selección
en el cual ciertos estudiantes alcanzan un nivel educativo más
elevado con las ventajas sociales, personales y económicas que ello
conlleva mientras que otros estudiantes no logran alcanzar esa
educación superior y, en un momento determinado, salen fuera del
sistema educativo para comenzar su vida laboral.

Si existe un tema que haya generado investigación por parte de


los científicos sociales ese ha sido cómo lograr que estos últimos no
abandonen prematuramente la educación. Igualmente, en pocas
líneas de investigación resulta tan clara la diferencia entre el
enfoque de las diferencias individuales y el de la psicología
generalista. Este último enfatiza las diferencias en la formación
recibida, en las estrategias de enseñanza, en los procesos de
aprendizaje generales, en variables de tipo ambiental como el
número de alumnos por clase o los materiales pedagógicos, o de tipo
social como el nivel económico, el entorno en el que se encuentre el
centro educativo, etc. No hay ninguna duda de que la investigación
sobre estas variables ha generado un conocimiento extremadamente
útil en contextos escolares. Desde otra perspectiva, y de un modo
complementario a la psicología generalista, el enfoque de las
diferencias individuales se centra en las características individuales
que predicen el éxito académico, principalmente en los rasgos que
marcan quién aprende y supera los correspondientes tramos
educativos y quién no.

Antes de explicar cómo pueden relacionarse las diferencias en


los rasgos de personalidad con el rendimiento académico, piense en
qué perfil tendrá el alumno/a exitoso/a. ¿Será introvertido/a?
¿Neurótico/a? ¿Alto/a en Psicoticismo? Asumiendo que la falta de
concentración continuada, los elevados niveles de ansiedad y la
incapacidad para controlar los propios impulsos limitarían el
rendimiento escolar, tendríamos un perfil de extrovertido-neurótico
alto en Psicoticismo que, en teoría, rendiría menos. Sería el perfil del
estudiante díscolo, inquieto, que se metía en problemas con los
profesores y el resto de los alumnos. Seguro que habría alguien con
un perfil similar en su clase de bachillerato, ¿Sacaba buenas notas?
A excepción de algunos casos, seguramente no. Por otro lado,
tenemos a una persona callada, tranquila y que se cuida mucho de
sus cosas y tareas. Probablemente también había alguien así en su
clase, ¿Sacaba buenas notas? Y, aún mejor, a lo largo del ciclo
194

educativo vamos conociendo y despidiendo a numerosos compañeros


de escuela, habrá conocido a varias personas que encajaban en el
primer o segundo perfil, como era cada grupo en general, ¿sacaban
buenas o malas notas?

En el párrafo anterior hemos dibujado los perfiles de


personalidad más probables del estudiante exitoso y no exitoso.
¿Corresponden a la realidad? No del todo, siempre hay que matizar.
Veamos. Las relaciones entre extroversión y rendimiento académico
cambian con la edad, de una correlación negativa durante la
adolescencia se pasa a una positiva en la universidad y la época
adulta. Las causas son varias e interactúan. Como no se le habrá
escapado al lector avezado, una explicación parsimoniosa puede
recaer en la mayor tendencia a la distracción de los extrovertidos.
Por ejemplo, los extrovertidos realizan más descansos cuando
estudian en la biblioteca de la universidad, y buscan sitios donde las
oportunidades de entablar relaciones fueran mayores 1. Explicaciones
más complejas también han encontrado apoyo. Así, los introvertidos
rendirían mejor en situaciones estructuradas de aprendizaje
comparados con los extrovertidos que serían más eficaces en
situaciones no estructuradas2. No es difícil darse cuenta de que hasta
llegar a la universidad las situaciones son bastante más
estructuradas de lo que encontramos en la formación superior.

La teoría de Gray plantea hipótesis complementarias, así los


extrovertidos funcionarían mejor en contextos donde se enfatizasen
las recompensas mientras que los introvertidos serían más eficaces
en situaciones donde predominase el castigo o la amenaza. En
diversos estudios en el aula se ha encontrado este patrón, los
extrovertidos rinden mejor cuando el maestro está orientado a la
recompensa, a diferencia de lo que sucede cuando está orientado al
castigo3.

Más complejo aún es el panorama de relaciones entre


Neuroticismo y rendimiento académico. No se ha encontrado un
patrón de correlaciones coherente y, en determinados casos,
aparecen relaciones curvilíneas similares a la ley de Yerkes-Dodson.
Este último resultado no es nada sorprendente teniendo en cuenta
que: 1) La ley de Yerkes-Dodson relaciona rendimiento con ansiedad,
y 2) los niveles de neuroticismo y ansiedad correlacionan
fuertemente. Recuerde que la Ansiedad es una faceta de N en el
NEO-PI-R. Así, las personas con puntuaciones altas y bajas en
Neuroticismo rendirían peor que aquellas con niveles medios. No
obstante, en ciertas ocasiones se han encontrado relaciones
positivas, esto es, a más neuroticismo mejor rendimiento,
especialmente con muestras universitarias.

Una posible explicación es que el sistema educativo filtra a las


personas con niveles de neuroticismo tan altos que interfieren
considerablemente en el aprendizaje y, sin embargo, favorece el
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avance de aquellos estudiantes con niveles de neuroticismo


intermedios que les sirven como impulso y motivación, sin llegar a
dificultar su aprendizaje. A un grupo de niños de 10 años se les
enseñó mediante dos estrategias: una inductiva, centrada en el
aprendizaje del alumno por sí mismo, y otra más deductiva en la que
el profesor les iba guiando y corrigiendo. Aunque los autores
informan de niveles de eficacia similares con ambos métodos, se
observó que los niños con ansiedad baja aprendían más con el
método inductivo, frente a los alumnos con alta ansiedad que se
desenvolvían mejor con el método deductivo 4. Niveles medios de
neuroticismo serían equiparables a los niños de baja ansiedad en
tanto su propia inquietud les llevaría a buscar las soluciones por sus
propios medios.

Obsérvese que tanto para el caso del neuroticismo como de la


extraversión, el efecto de la personalidad interacciona con diversas
variables de la situación escolar como el tipo de enseñanza,
recompensa, etc. La clave por tanto está en la interacción entre la
persona y el ambiente escolar. Una mejora en las condiciones
educativas podrá aumentar el nivel de rendimiento general, pero
tendrá más efectos beneficiosos sobre un determinado tipo de
alumno e, incluso, podría tener consecuencias negativas sobre otros.
Piense en un sistema que solo contemplase el refuerzo como
herramienta para animar a los alumnos a estudiar, es probable que
acabase teniendo efectos perniciosos sobre los alumnos
marcadamente introvertidos. “Dios mío, cómo voy a castigar a las
criaturas para que aprendan más”. No le estamos diciendo que les
someta a castigos y amenazas inhumanos. Recuerde que también la
retirada de un refuerzo supone un castigo. Pero si un alumno rinde
mejor en condiciones de castigo que de recompensa, ¿Usted qué
preferirá?: ¿Castigarle cuando sea necesario, o permitir que fracase
académicamente?.

Respecto al Psicoticismo, su relación con el rendimiento


académico es mucho menos compleja y más consistente que la
encontrada en el caso de la Extroversión y el Neuroticismo. Se
encuentran correlaciones negativas entre Psicoticismo y
calificaciones escolares. En un estudio desarrollado en España se
correlacionó medidas de personalidad normal (EPQ-Versión infantil)
y psicopatológicas (CDI-Cuestionario de Depresión Infantil de
Kovacs) con notas escolares5. De las 4 dimensiones evaluadas por el
CDI, el tercer factor era el que presentaba un mayor impacto en el
rendimiento (correlaciones entre ambas variables de –0.35 y –0.40
para niños y niñas, respectivamente). Este factor evalúa conducta
hostil y agresiva con los demás. Como puede imaginarse el lector, su
correlación con Psicoticismo es alta.

Yendo un paso más allá, dos estudios realizados con una


medida de los Cinco Grandes nos permite comprender mejor el
porqué de las relaciones entre Psicoticismo y rendimiento escolar.
196

Abarcando desde los 4 a los 12 años, 224 profesores evaluaron la


personalidad de 10 de sus alumnos a través de una prueba de
adjetivos que medía los “Cinco Grandes”6. En todos los rangos de
edad, el factor de “Responsabilidad” presentaba coeficientes
(correlación media de 0.50) considerablemente más altos que el
resto de los otros cuatro factores. Por tanto, parece que es el
componente de impulsividad más que el de agresividad o falta de
empatía el que explicaría las relaciones negativas entre Psicoticismo
y notas escolares. Los niños capaces de controlar sus impulsos y
cumplir con sus obligaciones escolares tienen más probabilidades de
lograr mejores notas.

Similares relaciones positivas entre rendimiento académico y


Responsabilidad se han encontrado en población universitaria. Y, en
este contexto, también con Apertura a la Experiencia 7. Este último
resultado merece un comentario. En contextos universitarios, es vital
la propia iniciativa, interés y búsqueda de las propias fuentes de
información, por lo que no sorprende que las personas altas en
Apertura se matriculen en más cursos, tengan más motivación,
curiosidad y, por tanto, rindan más. Además, las correlaciones
positivas con Inteligencia Cristalizada apoyan esta interpretación.
Ese interés y motivación les hace desarrollar aptitudes cristalizadas
que les permiten rendir mejor, a la vez que ese rendimiento más
eficaz propiciaría un desarrollo de esas aptitudes.

Cuando le hemos preguntado sobre sus antiguos compañeros


de clase, sus notas y su forma de ser, quizás usted nos haya
replicado: “Sí, había chicos/as así, pero los “bulliciosos” sacaban
buenas notas mientras que los “callados” no”. Suponemos que esa
respuesta le habrá hecho seguir con un razonable escepticismo este
apartado. Lo comprendemos perfectamente. Escepticismo que vamos
a incrementar: Tiene razón, es probable que suceda lo que usted
vivió. ¿Por qué? La respuesta es sencilla y compleja a la vez. Es
sencilla porque basta con afirmar que la personalidad no es el único
predictor del rendimiento académico. Ni siquiera es el mejor. Las
correlaciones encontradas y los tamaños del efecto en los estudios
sobre comparación de grupos no suelen ser altos. Es decir, la mayor
parte de las diferencias en el éxito académico no son atribuibles a la
personalidad. Y es compleja porque la situación escolar tiene
múltiples factores implicados y un modelo sencillo de relaciones
entre rasgos y rendimiento no puede recoger toda esa complejidad.
Por ejemplo, tiene mucha mayor potencia explicativa la inteligencia
general o factor g (correlaciones de hasta 0.7 en educación primaria,
y 0.5 en secundaria y bachillerato). Probablemente sus compañeros
“bulliciosos” tenían una inteligencia más elevada lo que le permitía
aprender y superar los exámenes con menor esfuerzo y dedicación
que sus compañeros “callados”. Si llega a trabajar en dichos
entornos, téngalo en cuenta, la personalidad es importante, la
inteligencia bastante más y otras variables también, pero, sobre
197

todo, indague en las interacciones entre ambiente y persona porque


ahí radica la clave.

PERSONALIDAD Y ENTORNO LABORAL

Uno de los campos de trabajo de los psicólogos se sitúa en el terreno


laboral. En él, gran parte de los humanos ejercemos nuestra labor y
dedicamos gran parte del día para ganarnos el pan y pagar las
facturas. Una de las principales labores está en la selección de
personal y la reorganización de puestos de trabajo. Pues bien, en
ambos casos, poder predecir cómo se comportarán las personas con
respecto a su productividad o con los compañeros, es de la máxima
importancia.

Selección de personal

En multitud de ocasiones se ha demostrado que el mejor predictor


del rendimiento laboral, independientemente de cómo se mida ese
criterio, es la inteligencia general8. Existen otros predictores (p.e.,
periodos de entrenamiento, experiencia previa en el puesto, nivel de
estudios, entrevista de selección, evaluación por “Assessment
Centers, etc.) que pese a predecir en menor medida, tienen su
importancia (ver tabla 9.1 para un resumen de estudios). Sin
embargo, en todas las ocasiones estos predictores también
correlacionan con inteligencia general de forma que, cuando se aísla
la influencia del mayor o menor nivel de inteligencia de las personas,
disminuye drásticamente su importancia.

Sin embargo, hay un predictor que no correlaciona con


medidas de inteligencia general, pero que sí influye en el
rendimiento laboral: Los rasgos de personalidad. ¿Por qué es tan
importante esto? La razón está en que su capacidad predictiva no se
ve influida por la inteligencia y, por tanto, cuando se toman en
conjunto, inteligencia y personalidad, todo el valor predictivo de la
personalidad se añade al poder predictivo de la inteligencia. Y, por
tanto, nuestra capacidad de predicción se incrementa enormemente.
Tabla 9.1: Validez predictiva media de diversos predictores
utilizados en la selección de entrada al puesto para la cual el
entrenamiento ocurre después del contrato del aspirante
(Modificado de Hunter y Hunter, 1984, a partir de los datos de
Tett y cols., 1994).

Predictor Valide N
z
Capacidad intelectual general .53 32.124
(compuesto) .44 (s.r)a
Periodo de prueba .37 4.429
Inventarios biográficos .26 5.389
Informes de referencias .24 13.521
198

Personalidadb .18 32.124


Experiencia laboral .14 2.694
Entrevista .13 (s.r)a
Ratios de entrenamiento y pericia .11 1.089
Logro académico .10 32.124
Nivel educativo .10 1.789
Intereses (puntuación en -.01 32.124
cuestionarios)
Edad
a
(s.r.)= Sin datos de referencia sobre el número de sujetos evaluados en los distintos
estudios sometidos a análisis.
b
Datos tomados del estudio de Tett y cols. (1994).

En un meta-análisis reciente 9, recogieron los estudios que


incluían medidas desarrolladas explícitamente a partir del modelo
teórico de los cinco grandes. Cuando se toman conjuntamente todos
los estudios incluidos, se observa que el factor más relacionado con
el rendimiento laboral es la Responsabilidad (Coeficiente de validez
= 0.20), seguido de Estabilidad Emocional (0.13), Cordialidad (0.11),
Extraversión (0.09) y Apertura a la Experiencia (0.06). Como se
puede apreciar, los coeficientes son pequeños, claramente inferiores
a los obtenidos por el factor de inteligencia general (alrededor de
0.50). No obstante, guiados por la posible existencia de diferencias
en los coeficientes en función del tipo de trabajo, se planteó que en
aquellas ocupaciones que exigiesen contacto con otras personas
(comercial, atención al cliente, etc.) se observaría una relación
mayor con Extraversión y Cordialidad, las dos dimensiones
vinculadas directamente a las relaciones personales. No obstante,
Responsabilidad continuó manteniendo el coeficiente mayor
independientemente del tipo de trabajo, incluso en aquellos
relacionados con el trato personal. El resto de los factores seguían
manteniendo índices de validez bajos.

Una de las principales críticas que se hace a los estudios sobre


rendimiento laboral es la baja fiabilidad de las medidas que sirven de
criterio (como la supervisión de responsables de cadena, n-productos
x unidad de tiempo, etc.), lo cual disminuye artificialmente las
correlaciones y el efecto atribuido a las variables predictoras.
También se examinó si los coeficientes variaban en función del tipo
de criterio empleado (Rendimiento en tareas, dedicación al trabajo y
apoyo personal en el trabajo). En general, Responsabilidad continuó
siendo el rasgo más relacionado con cualquier tipo de medida,
aunque Estabilidad Emocional y Cordialidad presentaban
correlaciones similares cuando se tomaba como criterio el apoyo
prestado en el trabajo. No obstante, los coeficientes siguieron
manteniéndose bajos (inferiores a 0.20)

Los resultados que muestran un mayor impacto del rasgo de


Responsabilidad en las diferencias observadas en rendimiento
laboral han sido generalmente replicados en los estudios de este
199

tipo. Además el coeficiente de validez de dicho rasgo suele estar


alrededor de .20. En general, los coeficientes encontrados no son
demasiado elevados lo que, equivocadamente, ha sido utilizado para
minimizar la importancia de la personalidad en la predicción del
rendimiento laboral. Sin embargo, teniendo en cuenta los cinco
grandes son relativamente independientes entre sí, estos darían
cuenta conjuntamente de más de un 25% de la varianza en el criterio
laboral, lo que no es, desde luego, nada despreciable y apunta a una
necesaria evaluación de la personalidad en procesos de selección
laboral.

En un estudio similar al anteriormente mencionado 10, se


recogieron los resultados de 222 trabajos que totalizaban más de
500.000 de personas. Se incluían aquellos estudios que habían
utilizado los tests de “Integridad”. Estos tests evalúan directamente
la responsabilidad, además del compromiso laboral a largo plazo, la
consistencia de su ejecución, la propensión a la violencia, el
razonamiento moral, la hostilidad, la ética laboral y la dependencia
del centro de trabajo. No es difícil ver que todos ellos son aspectos
relacionados, en mayor o menor medida, con el rasgo de
Responsabilidad, por lo que dichos tests pueden considerarse una
medida fiable y válida de ese rasgo. Como criterios se contemplaron
las valoraciones de los superiores y ejecución en tareas relacionadas
con el trabajo de la persona. Una vez corregidos los sesgos de
restricción de rango y falta de fiabilidad de la medida, se obtuvo una
correlación con el criterio de 0.47. Asumiendo que no hay relación
entre las puntuaciones en inteligencia y las de responsabilidad, se
estimó que los coeficientes de validez predictiva en contextos
laborales tomando conjuntamente la inteligencia y la responsabilidad
estarían entre 0.47 y 0.71. Aunque el tamaño de los coeficientes
varía notablemente entre ambos meta-análisis, no cabe duda que
todas las evidencias muestran el poder predictivo del rasgo de
“Responsabilidad”, replicado en cientos de trabajos.

Respecto a la diferencia entre rendimiento laboral y el


aprovechamiento de la formación previa a la incorporación a un
puesto de trabajo, los resultados indican que en este último caso se
invertían las relaciones según el siguiente orden: Cordialidad (0.18),
Extraversión (0.17), Apertura a la Experiencia (0.13), Estabilidad
Emocional (0.08) y Responsabilidad (0.03). Estos resultados apoyan
otros estudios sobre formación previa al desempeño del trabajo11.
Así, en un curso de entrenamiento de futuros pilotos, se comprobó
que los neuróticos introvertidos tenían una tasa de error del 60%,
frente al 37% de los extrovertidos, y al 32% y 14% de los estables
extrovertidos e introvertidos, respectivamente. Estos resultados se
interpretaron como una evidencia complementaria a la hipótesis de
que es más costoso para los extrovertidos mantener un determinado
rendimiento en el tiempo. En otro estudio dirigido a comprobar dicha
hipótesis, se evaluó la conducción durante un periodo de cuatro
horas. El rendimiento de los extrovertidos decrecía con el tiempo
200

significativamente más que el de los introvertidos. Sin embargo, que


alguien les hablase o escuchar la radio tenía un efecto más positivo
sobre el rendimiento en los extrovertidos que en los introvertidos. En
este sentido, se ha comprobado que los conductores de autobús
neuróticos extravertidos tenían más posibilidades de tener un
accidente que los introvertidos estables. Una matización importante
es que dicha propensión a sufrir un accidente tenía relación con el
componente de impulsividad de la Extroversión, no con el de
sociabilidad.

Pero los rasgos de personalidad no solo han demostrado su


utilidad en la predicción del rendimiento laboral, también han
demostrado su valía en otros aspectos ligadas a este contexto, como
el ajuste persona-puesto y la frecuencia de ausencias injustificadas.
En concreto, ambos criterios están relacionados positivamente con el
Neuroticismo.

Ajuste persona-puesto

Las diferencias en personalidad también han demostrado su


relevancia en la relación ajuste-puesto y, en concreto, con aspectos
referidos a las características ambientales del puesto de trabajo. Un
ejemplo notable es la investigación desarrollada por Adrian
Furnham12. Este investigador relacionó el rasgo de personalidad
"Introversión-Extroversión" con la dimensión ambiental laboral
"oficina cerrada versus abierta" (i.e. si se trabajaba en oficinas con
muros o sin muros, respectivamente). La figura 9.1 expresa la
relación encontrada entre ambas variables con respecto a la eficacia
en el puesto de trabajo.
Eficacia laboral
+

Introvertidos

Extrovertidos

-
Oficina Oficina
abierta cerrada

Figura 9.1.: Relaciones entre personalidad y eficacia en dos tipos de


diseño de oficinas (tomado de Furnham, 1987)

La conclusión que se extrajo de este estudio fue que los


extrovertidos, con altas necesidades de reactivación y estimulación
externa, rindieron bien en una oficina abierta con toda la excitación
201

provocada por los ruidos, las personas, los movimientos y la


variedad, pero bajaron su rendimiento en oficinas cerradas, donde se
encontraban relativamente deprivadas de estimulación sensorial. Por
el contrario, los altos niveles de activación cortical de los
introvertidos hicieron que éstos rindieran mejor en oficinas cerradas
bajo condiciones de baja activación.

Absentismo y accidentalidad laboral

Otro aspecto relevante de la vida profesional relacionado con la


personalidad es el absentismo laboral. Pese a ser éste un fenómeno
muy elusivo a la investigación y con demasiadas variables extrañas
asociadas a él, los pocos resultados sólidos existentes apuntan a que
los factores G ("Conciencia" en el 16-PF o Responsabilidad en los Big
Five), Dependencia/Independencia, y Q4 (Ansiedad en el 16PF) están
asociados con el absentismo. Es decir, los individuos ansiosos,
dependientes, y aquellos no muy "responsables", tienden a
ausentarse del puesto laboral13. Así mismo, los factores de
autoestima y lugar de Control de la Salud externo, son predictores
significativos del absentismo laboral.

En general, parece que los rasgos de personalidad permiten una


predicción pequeña pero significativa del absentismo laboral. Sin
embargo, cuando la personalidad se pone en interacción con
variables demográficas y factores organizaciones, se aumenta el
poder predictivo del absentismo. Es decir, cuando el tipo de
organización y la situación favorecen el que se produzca un mayor
absentismo, estos factores interaccionan con la personalidad y
provocan que las personas propensas al absentismo se ausenten
todavía más.

Un aspecto colateral, aunque de gran relevancia para la


industria, es la accidentalidad laboral. A través de un complejo
modelo causal de accidentes industriales, Hansen 14 ha encontrado
evidencias suficientes de que, tanto el factor de Distraibilidad
(subfactor de Neuroticismo o Estabilidad/Inestabilidad) como el de
Desajuste Social General (subfactor que se sitúa en el extremo
opuesto a la dimensión Responsabilidad), son predictores estables
del riesgo laboral, contribuyendo ampliamente a explicar la
frecuencia de accidentes industriales de los trabajadores (sean del
rango que sean). Este hallazgo adquiere una especial relevancia por
el hecho de que en este estudio se controlaron diversas variables
como la edad del trabajador, su nivel intelectual general y, sobre
todo, su exposición a situaciones de riesgo de accidentes.

Salud laboral
202

Respecto a los posibles efectos del trabajo sobre la salud mental, uno
de los temas que más se ha indagado ha sido la predisposición a
padecer el Síndrome de “Burnout” (o síndrome del “quemado”), en
función del patrón de personalidad. Este síndrome se caracteriza por
la pérdida de interés por el trabajo, contacto con los compañeros y,
en definitiva, una degradación del rendimiento que conduce a una
incapacidad para seguir trabajando. Actualmente, cada vez hay más
interés en este síndrome debido a su impacto sobre la persona,
familia, y compañeros y empresa en general. De hecho, ya existen
sentencias judiciales en España que consideran improcedente
despedir a una persona que lleve un largo periodo de baja debido al
síndrome de Burnout. Es un problema de salud y, por tanto, un
motivo de baja laboral justificable.

El instrumento que más se ha empleado para evaluar “Burnout” es el


MBI (Maslach Burnout Inventory) que evalúa tres factores:
Cansancio Emocional, Despersonalización y Acoplamiento personal.
Se han encontrado sistemáticamente relaciones superiores a 0.50
entre Neuroticismo (y Cansancio Emocional), Extroversión
(Negativamente con Acoplamiento personal) y Psicoticismo (con
Despersonalización). Es decir, el estrés crónico, falta de interés por
realizar un buen trabajo, experimentar sentimientos negativos hacía
la gente y sentirse emocional y físicamente exhausto está
estrechamente vinculado con los rasgos de personalidad normal.

¿CÓMO NOS TOMAMOS LA VIDA?

Que nuestra vida cotidiana sea una continua tarea de resolución de


problemas a los que nos debemos adaptar, no es algo nuevo para
nadie. Aunque los problemas sean más o menos difíciles de resolver,
no evita que produzcan una cierta tensión y que lo vivamos con un
cierto estrés. Según hemos visto a lo largo de este libro, algunas
personas se alteran con más facilidad, con mayor frecuencia, de
forma más intensa y se habitúan menos al estrés que otras personas.
¿Por qué? Una posibilidad que, por su modo de ser, sean más
vulnerable ante el estrés. Otra posibilidad es que, en realidad, sus
vidas sean más estresantes. El cómo nos tomemos la vida, en este
sentido, depende en buena parte nuestra sensación de adaptación y
bienestar.

Estrés y cotidianeidad

El tráfico de ida y regreso al trabajo, discusiones familiares, pagos de


hipotecas, subir a un avión, exámenes, reducciones de plantilla,
rupturas amorosas, los hijos, y un largo etcétera, son situaciones,
mas o menos cotidianas que causan estrés. Lógicamente, todos
nosotros nos sentimos más ansiosos ante circunstancias estresantes
que ante las no estresantes. Sin embargo, no todos nosotros
203

tendemos a reaccionar ansiosamente con la misma intensidad o


frecuencia ante la ocurrencia de una misma situación. Es más, el
concepto de estrés no es nada fácil de separar de la personalidad. De
hecho, el mismo concepto de estrés no está nada claro.

16
Alto N Bajo N
14
angustia emocional

12

10

8
6

2
Sobrecarga en

Sobrecarga

Transportes

Discusiones

Discusiones

Discusiones
fnancieros
Demandas

0
Problemas
familiares
Trabajo
la familia

pareja

Hijos
Figuran 9.2: Angustia emocional (estrés) relacionada con varios estresores de la
vida diaria en personas con alto y bajo Neuroticismo (Boger y Schilling, 1991)

Si bien la mayoría podemos estar de acuerdo en que hay


circunstancias más estresantes y molestas que otras, muchas de las
circunstancias se viven con estrés porque la personas está, en
realidad, reaccionando con ansiedad y agotamiento. Así, por ejemplo
(ver figura 9.2), la investigación sobre estresores de la vida
cotidiana nos dice que las personas que obtienen una puntuación alta
en neuroticismo viven las situaciones estresantes más
angustiosamente que los que obtienen una puntuación baja15.

Volvamos a lo que acabamos de decir más arriba; que estamos


de acuerdo en que existen situaciones más estresantes que otras.
Pues bien, situaciones que en teoría consideraríamos estresantes
(como un examen o hablar en público), no lo son para algunas
personas. Lo que sabemos es que, las puntuaciones en neuroticismo
tienden a predecir la tendencia a experimentar situaciones
estresantes en la vida. Así, las personas que obtienen una puntuación
muy alta en neuroticismo tienden a considerar que la mayoría de las
situaciones, (sean estresantes o no) pueden amenazar su bienestar y
las consideran como estresantes en mayor grado que las personas
con neuroticismo bajo16.

Neuroticismo, ¿causa o síntoma?


204

Como hemos visto, hay evidencias que indican que la sensación de


bienestar de las personas en sus vidas puede estar más influida por
sus puntuaciones en neuroticismo que por los acontecimientos
estresantes de su vida. Pues bien, en principio el Neuroticismo puede
ser, bien una causa o un síntoma de las experiencias negativas de la
vida, disfunciones mentales o conductuales. Lo más normal es que
pensemos que el Neuroticismo está correlacionado con los síntomas
del estrés porque el N es un síntoma que tiende a desarrollarse
después de que los acontecimientos negativos de la vida sucedan. Es
decir, hay personas que les suceden cosas negativas con relativa
frecuencia o intensidad, ante ellas reaccionan con estrés, esto hace
que tengan miedo a futuros acontecimientos y tengan ansiedad, y esa
alta ansiedad hace que puntúen alto en las escalas de Neuroticismo.

Todo ello es lógico, sin embargo, también puede suceder que


en la correlación entre N y estrés, el Neuroticismo sea la causa y no
el síntoma. Es decir, que las personas neuróticas (altas puntuaciones
en N), dado que son más propensas a las reacciones de ansiedad
(angustia, agotamiento psicológico, etc.), tiendan a presentar
reacciones emocionales y de comportamiento adversas ante los
principales acontecimientos vitales. La mejor estrategia para
estudiar este punto son las investigaciones longitudinales. Por tanto,
la cuestión clave está en saber si el N es causa o síntoma de la
ansiedad producida por los acontecimientos vitales.

Para averiguar este extremo Ormel y Wohlfath17 realizaron una


investigación longitudinal sobre influencia a largo plazo del
Neuroticismo en el estrés psicológico o ansiedad y life-events o
sucesos vitales. En un primer momento (T 0) aplicaron a un grupo de
personas la escala N del EPQ de Eysenck. Posteriormente y en dos
ocasiones, seis años después (T1) y siete años después (T2), pidieron
al grupo de personas que describieran “todas las dificultades a largo
plazo” presentes en sus vidas en las cuatro semanas anteriores y
midieron, además, su nivel de estrés actual (grado de angustia y
agotamiento psicológico). Las dificultades a largo plazo se defirieron
como aquellos acontecimientos de al menos dos meses de duración,
que la mayoría de las personas considerarían como estresantes,
como por ejemplo, el desempleo, problemas matrimoniales, o
enfermedad crónica de un miembro de la familia. La severidad de
cada dificultad se juzgó en el contexto de la situación de vida de cada
sujeto (por ejemplo, un desempleado con buenas oportunidades de
obtener otro trabajo, frente al que tiene pocas oportunidades para
obtener otro trabajo). Con estos criterios, se distinguieron entre
“life-events” o acontecimientos vitales estresantes endógenos y
exógenos. Los sucesos endógenos se consideraron como aquellos que
se ven influidos por la propia conducta de la personas, como
discordias maritales; mientras que los exógenos (por ejemplo,
quedarse en el paro), como aquellos debidos fundamentalmente a
factores externos.
205

Neuroticismo en
el T0
0.4 0.5
0.2 4 6
0
Sucesos Sucesos Ansiedad o
estresantes estresantes 0.2
estrés
exógenos en el endógenos en 5
psicológico en el
T1 el T1 T1
0.4
0.1 0.4 1
0.1 1
2 0

Ansiedad o
estés
psicológico en el
T2

Figura 9.3: Parte del modelo causal de los efectos del Neuroticismo y los
acontecimientos estresantes sobre el malestar psicológico (Ormel y
Wohlfarth, 1991)

La figura 9.3 nos muestra algunos de los resultados de tal


investigación a través del modelo causal utilizado. Como puede
verse, el N influye directamente tanto sobre la ansiedad (medidas de
angustia y malestar) de las personas como sobre la frecuencia con la
que les ocurrían sucesos estresantes (sobre todo los endógenos) que
pasaban 6 o 7 años más tarde de tomar las medidas de N. Es decir,
los autores encontraron que el neuroticismo tenían un efecto directo
más fuerte en su estrés psicológico que las dificultades a largo plazo.
Esto no quiere decir que los sucesos ambientales estresantes no
influyan sobre el nivel de angustia y agotamiento psicológico que
sufren las personas en un momento dado. De hecho, tanto los
sucesos exógenos como endógenos influyeron sobre el nivel de
ansiedad o estrés, pero como puede observarse en la figura 9.3 su
importancia fue mucho menor. Es decir, el nivel de estrés o ansiedad
depende mucho más de su nivel de neuroticismo que de los sucesos
estresantes. Esta investigación es particularmente importante, ya
que el neuroticismo de las personas se había medido 6 o 7 años
antes, lo que apunta a, la ansiedad como síntoma del Neuroticismo y
no al revés, y a que “los rasgos temperamentales son más poderosos
que los factores ambientales a la hora de medir el estrés
psicológico”18.

También se han realizado estudios longitudinales sobre las


bases causales para la relación entre el N y la depresión clínica. La
mayor parte de los estudios recientes sugieren que el Neuroticismo y
sobre todo, el Neuroticismo asociado con la Introversión (alto BIS),
actúa como actúa como un factor causal, es decir, como un factor de
predisposición para la depresión mayor19, aunque un episodio de
206

depresión puede también influir o “cicatrizar” la personalidad


después del tratamiento20.

En una investigación longitudinal de 12 años de seguimiento en


el estudio de la depresión21, se demostró que, frente a muchas
medidas clínicas, demográficas, y sociales tomadas como línea base,
los predictores más potentes de la ansiedad y los estados depresivos
fueron dos rasgos de personalidad: el Neuroticismo, y la Baja
Autoestima, medida por las Personality Deviance Scales22 y
altamente relacionada con el Neuroticismo e Introversión.
Ciertamente, las medidas clínicas, demográficas y sociales jugaron
un papel significativo, pero escasamente importante en la predicción;
es decir, son “gasolina” para el fuego del Neuroticismo. Además, se
ha visto en otras ocasiones que el Neuroticismo tiende a ser mucho
más estable en el tiempo que al “animo” depresivo, que tiende a
presentar grandes fluctuaciones23.

Así pues, la investigación longitudinal apunta a que el


Neuroticismo, y sobre todo la combinación entre Neuroticismo e
Introversión, parece ser el factor desencadenante de las reacciones
de ansiedad y estrés ante los diversos acontecimientos estresantes
de la vida diaria. Pero no sólo esto, también el Neuroticismo parece
ser la causa, no el síntoma, de las reacciones de ansiedad y los
estados depresivos que se provocan a largo plazo. Tanto los sucesos
estresantes como las características demográficas, sociales, etc.,
juegan un papel significativo, pero su influencia es menor que el del
Neuroticismo. La consecuencia de esto para el psicólogo no es que se
mida el Neuroticismo y la Introversión y se desprecien el resto de
medidas ambientales. Lo que decimos es que han de medirse
“todas”, pero que el peso mayor deberá recaer en las escalas de
Neuroticismo o en la combinación entre Neuroticismo e Introversión.

Felicidad y bienestar

Lo visto hasta el momento nos indica que nuestra personalidad


influye, y mucho, sobre cómo nos tomemos los aspectos más
problemáticos de nuestra vida. Pero nuestra cotidianeidad no está
compuesta sólo de problemas, sino que también puede estar plagada
de elementos positivos. Estos aspectos positivos de la vida los
estudiamos bajo la rúbrica de Psicología Positiva (Seligman y
Csikszentmihalyi, 2000). La familia, el trabajo, nuestras relaciones
con los demás, también son fuente de ilusiones, esperanzas y
satisfacciones. En la medida en que el balance de nuestro pasar por
la vida sea favorable, influye en nuestra sensación de bienestar y
felicidad (Avia y Vázquez, 1999). Aspectos como la calidad de vida,
bienestar subjetivo y social, o satisfacción vital son parte de lo que
llamamos “Felicidad”. ¿Influyen nuestros rasgos de personalidad en
nuestra sensación de bienestar y felicidad? Parece ser que sí.
207

Al igual que nos diferenciamos en cómo afrontamos los


aspectos más problemáticos de nuestra vida, también lo hacemos con
los más positivo (Por ejemplo, Costa y McCrae, 1980; Diener, 2000;
Myers, 2000). En estudios que abarcan periodos de 10 años, las
evaluaciones de rasgos de temperamento tomadas al inicio predicen
de forma consistente, el grado de felicidad y satisfacción a lo largo
de los mismos. Así, mientras que el nivel de neuroticismo, sobre todo
el neuroticismo en combinación con la introversión, predice la
infelicidad, el rasgo de extroversión predice el grado de satisfacción
vital (Costa y McCrae, 1980). Estas predicciones se han mostrado
consistentes en muy diversos países (Ver Diener, Suh, Lucas, y
Smith, 1999; Diener, Oishi, y Lucas, 2003; Diener y Seligman, 2002).
Ante la enorme estabilidad de estos rasgos, algunos autores han
llegado a definir la felicidad como “extroversión estable” (Francis,
1999).

Estos datos dan al traste con la creencia clásica de que estados


transitorios de ánimo den cuenta de la parte más importante de las
diferencias en felicidad. Con todo ello no queremos decir que las
personas extrovertidas no experimenten periodos de infelicidad e
insatisfacción. Lo que parece suceder es que los factores de
personalidad, como en este caso la extroversión, ejercen una gran
influencia a largo plazo y, aunque las circunstancias puedan variar
ligeramente la línea base de bienestar (Headey y Wearing, 1988), las
personas vuelven a nivelarse con respecto a dicha línea base. Esto no
quiere decir que las personas neuróticas estén condenadas a vivir
una vida llena de desgracia e insatisfacciones. Con la llegada de la
edad madura y el entrenamiento, podemos aprender a vivir más
satisfactoriamente (Avia y Vázquez, 1999).

PERSONALIDAD Y SALUD

Probablemente, la tarea más requerida por la sociedad a los


psicólogos es la de garantizar o devolver la salud, normalmente
psíquica, a las personas. Entiéndase salud desde una visión general
donde no existe una división clara entre salud física y psicológica. El
tema de bases biológicas de los rasgos de personalidad recoge
pruebas sustanciales sobre la inadecuación de la separación clásica
entre cuerpo y mente. Ambos están inextricablemente ligados y se
afectan (para bien o para mal) mutuamente.

Uno de los conceptos más relacionados con la salud desde un


punto de vista psicosocial ha sido el patrón de personalidad Tipo A.
Las personas con este patrón se han descrito como excesivamente
orientados al logro, competitivos, obsesionados con el tiempo,
susceptibles y hostiles. En un primer momento se consideró que las
personas con dichas características eran más propensas a padecer
problemas cardiacos que las personas clasificadas como Tipo B, que
mostraban un patrón opuesto y experimentaban menos respuestas de
208

estrés24. No obstante, estudios posteriores han tenido problemas


para replicar que las personas con patrón de Tipo A tengan más
riesgo de enfermar y morir por problemas cardiacos que las personas
clasificadas en el Tipo B.

Dichos resultados negativos se deben a la consideración del


Tipo A como un conglomerado consistente. Se ha comprobado que la
capacidad de predicción del Tipo A se debe principalmente al
componente de hostilidad. Entendida como susceptibilidad a la
irritación, frustración y vulnerabilidad al estrés (Neuroticismo), o
como reacción negativa hacia otros (polo opuesto a la Cordialidad).
Ambas acepciones de la hostilidad son importantes, pero existen
pruebas de que esta última es la principalmente implicada en el
desarrollo de problemas cardiacos25. La explicación actual es que
dichas personas interpretan muchas situaciones como amenazantes
(especialmente aquellas conflictivas a un nivel interpersonal), y se
encuentran permanentemente en un estado de alerta que mantiene
“disparadas” las reacciones simpáticas y neuroendocrinas que
aparecen en situaciones estresantes, forzando al organismo al límite
y reduciendo la capacidad de su sistema inmunológico.

Esta explicación descansa sobre los bien contrastados efectos


del estrés sobre el sistema inmunológico. En este sentido, son
especialmente interesantes los estudios de desafío vírico. Con esta
metodología se compara a las personas que enferman con aquellas
que no lo hacen cuando todas han sido expuestas a un determinado
virus. Consistentemente se encuentra una diferencia significativa en
el número de eventos estresantes entre las personas de ambos
grupos. Como ya habrá supuesto, el grupo de personas que
enfermaban decían tener más sucesos estresantes.

Este tipo de estudios, así como la mayoría de las


investigaciones sobre personalidad y salud, están basadas en auto-
informes de frecuencia y gravedad de los problemas de salud, no en
medidas objetivas. Dichos auto-informes están influenciados por los
rasgos de personalidad, lo que supone un serio sesgo de la
información proporcionada. Así, las personas con puntuaciones altas
en Neuroticismo informan de más problemas de salud (dolores en el
pecho, de cabeza, etc.), y de más síntomas que los bajos en
Neuroticismo, aunque se compruebe que no existen diferencias
reales en el estado objetivo de salud26.

Eysenck y sus colaboradores27 han sugerido una tipología que


identificaría a las personas con propensión al cáncer (Tipo 1), a la
cardiopatía isquémica (Tipo 2), de reacción alternante,
razonablemente sanos (Tipo 3), y a las personas autónomas y sanas
(Tipo4). La clasificación en cada uno de los tipos se puede obtener
con el Inventario Breve de Propensión a la Enfermedad28.
209

Las personas del tipo 1 se caracterizan por una tendencia


permanente a considerar a un objeto, persona, ocupación, o
cualquier otra cosa que posea un elevado valor emocional, como la
condición más importante para su bienestar y felicidad (i.e.,
neuróticos dependientes). La ausencia o pérdida de ese objeto
provoca un gran estrés y se experimenta de forma traumática. No
obstante, no logran alcanzar el objeto y permanecen constantemente
dependientes de él. Por su parte, las personas del tipo 2 muestran
una sobreexcitación, Se mantienen en contacto permanente con el
objeto (persona, situación etc.) que les angustia y perturba. Ni se
distancian ni se liberan, y tienden a reaccionar con ira y agresividad.
El tercer tipo se caracteriza por una ambivalencia. Experimentan una
alternancia de sentimientos de desesperación-desamparo y de ira-
agresividad que les mantiene relativamente a salvo tanto del cáncer
como de la cardiopatía isquémica. Finalmente, las personas del tipo
4 tienen una personalidad “resistente”. Valoran su propia autonomía
y la autonomía de las personas que les rodean. Son realistas en
cuanto a las posibilidades de aproximación-evitación respecto al
objeto de sus deseos.

Cáncer CI
50
45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
Tipo 1 Tipo 2 Tipo 3 Tipo 4
Figura 9.4: Porcentaje de fallecimientos por cáncer y Cardiopatías
Isquémicas (CI) en el estudio yugoslavo.

El seguimiento de tres muestras en dos países diferentes ha


mostrado la utilidad de la clasificación establecida por Eysenck y sus
colaboradores. La primera muestra era de origen yugoslavo,
mientras que las normal
Muestra otras dos estuvieron compuestas por personas
Muestra sometida a estrés
residentes en la localidad alemana40de Heidelberg 29(figura 9.4), en
40
estas últimas, las muestras estaban sometidas a estrés. En el estudio
35 35
yugoslavo, la media de Cáncer
edad era de 62 años mientras que Cáncer
en los
% Fallecimientos

30
% Fallecimientos

estudios de Heidelberg CI
30 la media era aproximadamente de 50 CI años.
Los resultados de los tres estudios
25 25 reflejan los porcentajes de
mortalidad con intervalos de seguimiento
20 20 superiores a los 10 años.
15 15
10 10
5 5

0 0
Tipo 1 Tipo 2 Tipo 3 Tipo 4 Tipo 1 Tipo 2 Tipo 3 Tipo 4
210

Figura 9.5. Porcentajes por causa de fallecimiento en los dos estudios en


población alemana: Muestra normal y sometida a estrés (modificada de
Eysenck, 1993).

En el estudio yugoslavo, los porcentajes de supervivientes


fueron de: 24; 28; 57 y 91 para los tipos 1, 2, 3 y 4, respectivamente.
Otro dato a destacar fue que, tal y como predijo el modelo, las causas
de mortalidad variaron mucho en función del tipo de personalidad
asignado. Así, el 46% de las personas clasificadas como Tipo 1
fallecieron de cáncer, mientras que “solo” el 8% lo hicieron a causa
de un problema cardiaco. Para el tipo 2 se invirtieron los porcentajes,
el 6 y 29% de las personas fallecieron de cáncer y cardiopatía
isquémica, respectivamente. Por su parte, en los dos estudios de
Heidelberg se obtuvieron las siguientes tasas de supervivencia: 72;
64; 98 y 99 en la muestra normal; y 38; 48; 93 y 97 en la muestra
sometida a estrés (ver figura 9.5). No solo se aprecia también una
mayor mortalidad en los tipos 1 y 2, sino que en la muestra sometida
a estrés las tasas de fallecimientos son muy superiores, lo que indica
una interacción entre la personalidad y el grado de estrés. Las
personas de ambos tipos no solo son más propensas a padecer
cáncer o cardiopatía isquémica (CI) sino que también el impacto que
tiene el estrés sobre su salud es mucho mayor.

Finalmente, no existen apenas trabajos empíricos que


relacionen longevidad y personalidad. No obstante, hay un estudio 30
que debe ser comentado por el largo intervalo de seguimiento (66
años). En 1920 se aplicó un cuestionario de personalidad a niños de
11 años. Posteriormente se contactó con las personas que seguían
vivas en 1986. Adaptando las medidas originales a los cinco grandes,
se comprobó que uno de los rasgos de personalidad estaba asociado
con la longevidad: Responsabilidad. Pero las razones por las cuales la
responsabilidad predice la supervivencia no están nada claras. En
general, una de las lagunas de los estudios sobre personalidad y
211

salud es el nexo causal. Poseemos cierto poder predictivo, pero


nuestro conocimiento es aún escaso sobre los mecanismos
implicados. Por ejemplo, no sabemos si viven más años las personas
responsables porque tienen menos accidentes, porque tienen
conductas más saludables, o por otra razón. Tampoco sabemos si
viven más los responsables o menos las personas con baja
responsabilidad, etc.

PERSONALIDAD, TRASTORNOS Y TERAPIA

¿Ha conocido a alguna persona diagnosticada de un trastorno


mental? Si es así, por favor, recuerde cómo se comportaba. En
muchos casos, los trastornos obedecen a una incapacidad para
controlar los propios impulsos, piense en las personas que sufren
Anorexia, Bulimia, o en los trastornos de adicción. No son capaces de
controlar sus impulsos relativos a determinados objetos: comida,
tabaco, alcohol, drogas no legales como la cocaína, la heroína, el
éxtasis, etc. Piense también en las personas que son incapaces de
refrenar el miedo y la ansiedad ante determinadas situaciones u
objetos (fobias). Si la única información que tuviera sobre una
persona fuese que no puede reprimir determinadas necesidades
(comer, salir corriendo de una habitación, etc.), ¿Qué opinaría? ¿Que
puntúa alto en Neuroticismo? ¿Lo hace a su vez en Extroversión? ¿Y
en Psicoticismo? Si la pregunta sobre Neuroticismo ha tenido una
respuesta positiva, es que va por el buen camino. Cuando se evalúo 31
las relaciones entre personalidad (a través del MPQ de Tellegen) y la
presencia de trastornos mentales a los 18 años, los resultados
indicaron que puntuaciones altas en Emocionalidad Negativa
(definida por baja cordialidad y, sobre todo, alto neuroticismo)
diferenciaban entre las personas sin trastornos y las que eran
diagnosticadas de problemas mentales independientemente del tipo
de trastorno (afectivo, de ansiedad, abuso de sustancias o trastorno
de conducta).

En un estudio recopilatorio32, se encontró una gran


congruencia en las relaciones entre rasgos y trastornos.
Independientemente del cuestionario psicopatológico o entrevista
diagnóstica utilizada como criterio, cuando se tomaban
conjuntamente los “Cinco grandes”, los índices de validez criterial
eran elevados (alrededor de 0.5). Los rasgos también eran útiles para
discriminar entre diferentes tipos de trastornos. Así, el principal
rasgo relacionado con el tipo esquizoide era la extroversión,
mientras que el Neuroticismo estaba fuertemente implicado en los
trastornos de Evitación y Límite. También aparecían correlaciones
negativas consistentes y sustanciales entre este último y los rasgos
de Cordialidad y Responsabilidad.

Al hilo de los resultados anteriores sobre relaciones entre


categorías nosológicas y rasgos de personalidad, imagine dos
212

ejemplos, en un primer momento conoce a una persona que suele


pasar largos periodos encerrada en casa, sin experimentar placer
con lo que hace (anhedonia), evitando el contacto social y las fuentes
de estimulación como la comida o la luz. ¿Qué pensaría en un primer
momento? ¿Extrovertida o Introvertida? Posteriormente, le cuentan
que ahora padece una depresión reactiva no demasiado severa
provocada por la muerte de un familiar querido. ¿Cree que una
persona extrovertida se comportaría así en caso de pasar por la
misma situación? ¿Le resultaría más congruente que desarrollase un
trastorno maniaco-depresivo? Quizás el desarrollo de un trastorno
dependa del nivel de Neuroticismo de las personas, pero desde luego
la expresión a nivel conductual tiene mucho que ver con la
constelación global de personalidad y no solo con un rasgo concreto.

Otro ejemplo, desgraciadamente muy real, puede ser el


siguiente. Un buen día le comentan que un compañero de colegio
está “enganchado” a la heroína. Después de varios años, su familia y
amigos han conseguido que entre en un programa de
desintoxicación. Pero el pronóstico no es bueno. Usted empieza a
recordar cosas sobre él. Solía discutir con los profesores, y muchas
veces acababa castigado. No se callaba, una vez le llegó a decir al
director del colegio que no tenía sentido ir a la escuela, y menos a
esa. También era muy ocurrente, aún se ríe a veces pensando en las
jugadas que le hacía a los compañeros y, en cuanto se descuidaban, a
los profesores. Le gustaba probar cosas nuevas y nunca decía que no
a una experiencia excitante. A veces era un poco violento y mandón,
pero no se portaba mal con sus amigos... y era tan divertido.
Recuerda a alguien en el colegio que fuese así, ahora que ya sabe
algo sobre los rasgos, que le parece: ¿Alto o bajo en Extroversión?
¿Alto o bajo en Psicoticismo? ¿Le podría definir como un buscador de
sensaciones? ¿Cree que su perfil de personalidad ha tenido algo que
ver en el desarrollo de su adicción?

Al final del párrafo anterior, usted podría argumentar: “Si no


hubiese tenido contacto con la heroína no habría llegado a
engancharse”. Naturalmente, pero toda vez que esa situación social
está presente, una de las tareas del psicólogo es pronosticar quién
“caerá” y quién no. También ha podido argumentar que si le
hubiesen enseñado a decir NO, ahora estaría en otra situación menos
angustiosa. Quizás. Responda sinceramente a esta pregunta, cuando
era niña/o y/o adolescente y sus padres o profesores le decían que no
hiciese algo, ¿usted nunca lo hacía? Ahora piense en sus pasados
compañeros/as de clase y en una conducta como hacer novillos:
¿Había niños o niñas que no faltaban nunca? ¿Había niños o niñas
que faltaban sin causa justificada? ¿Quiénes de ellos no solían
respetar las prohibiciones?

Los rasgos no son únicamente un sistema de comprensión


diferente al de las categorías nosológicas. También permiten un
pronóstico de las posibilidades de desarrollar un trastorno,
213

pronóstico muy temprano debido a la aparición de los rasgos ya en la


niñez y a su marcada estabilidad a lo largo de la vida 33. Usted puede
replicar: “Perfecto, pero a los psicólogos ya nos vienen con los
problemas, ¿De qué me sirve pronosticar?” La respuesta es directa,
la forma en que usted planifique y desarrolle el tratamiento
dependerá del tipo de trastorno, de las circunstancias que rodean a
la persona, y de otras cuestiones, pero, por supuesto, también debe
tener en cuenta cómo es su cliente, cómo es su personalidad.

25

20

15

10

5
Inicio 1 2 3 4 S2 S8
Control Cobertura Conductual

Figura 9.5: Número de cigarrillos fumados por día durante el tratamiento y


el seguimiento a 2 y 8 meses en los tres grupos.

Veamos un ejemplo. O´Connor y Stravynski34 dividieron a los


fumadores en cuatro grupos según fuesen fumadores de baja y alta
actividad. A los primeros se les clasificó a su vez entre los que
fumaban para aliviar el aburrimiento o para distenderse. A los de
alta actividad se les dividió según fumasen bajo estrés emocional o
para mejorar la concentración. En función de esta clasificación se
diseñaron tratamientos diferentes, por ejemplo a los que fumaban
para aliviar el aburrimiento se les enseñaron otras estrategias para
entretenerse, a los que fumaban para rebajar la tensión se les
entrenó en métodos de relajación, etc. Los fumadores fueron
asignados a tres grupos en función del tratamiento asignado: 1) El
tipo de terapia dependía de la evaluación previa de las motivaciones
del hábito de fumar (Grupo conductual), 2) Recibía el tratamiento
estándar enfocado a poner de relieve los efectos del tabaco (Grupo
de cobertura), y 3) Tan solo contabilizaban su propio consumo de
tabaco (Grupo Control). La figura 9.5 muestra el consumo de
cigarrillos durante las cuatro sesiones de tratamiento y en el
seguimiento a 2 y 8 meses.
214

Hay dos cuestiones que deben ser comentadas. En primer


lugar, aunque el grupo de cobertura también reduzca el consumo de
cigarrillos con respecto al grupo control, la reducción es menor que
en el grupo conductual. En segundo lugar, el seguimiento a 8 meses
revela que el grupo de cobertura volvió a incrementar su consumo de
cigarrillos mientras que el grupo tratado diferencialmente no,
incluso continuó reduciendo la tasa de consumo una vez finalizado el
tratamiento.

En este sentido, cuando se compararon los efectos de diversas


terapias, se observó una eficacia diferencial en función de la
personalidad35. Así, la terapia Rogeriana (Humanista) funcionaba con
extrovertidos mientras que la racional-emotiva de Ellis era
principalmente útil con personas introvertidas. Este resultado
diferencial de las terapias iba en la línea de lo hipotetizado por la
teoría de Gray. La terapia rogeriana es fundamentalmente reforzante
y, por tanto, funciona mejor con los extrovertidos, mientras que la
terapia de Albert Ellis es más punitiva y presenta mejores resultados
con los introvertidos. Finalmente, la desensibilización sistemática era
efectiva tanto con las personas extrovertidas como con las
introvertidas.

Los sistemas de clasificación nosológicos trabajan con


categorías cerradas. Los sistemas dimensionales permiten la
matización de la etiqueta diagnóstica aportando información
fundamental para una correcta evaluación psicológica y el diseño de
un exitoso tratamiento. Cuando se aplicó el EPQ 36 a sujetos
diagnosticados como neuróticos, se encontró una correlación positiva
entre el tiempo que tardaban en responder al tratamiento y su
puntuación en Psicoticismo. Además, encontraron una probabilidad
mucho mayor de haber cometido un error en la clasificación en
aquellas personas con altas puntuaciones en Psicoticismo que en las
que presentaban puntuaciones medias o bajas. De hecho, una tipo de
evidencia que empleó Eysenck para definir y defender la existencia
de un tercer gran factor de personalidad (Psicoticismo) fue que dicha
dimensión permitía diferenciar entre personas con esquizofrenia,
trastornos afectivos y normales. También permitía explicar las
diferencias en gravedad entre personas diagnosticadas con el mismo
trastorno y, por tanto, aportaba información fundamental para el
correcto diagnóstico y diseño del tratamiento de cada persona37.
215

Tabla 9.2. Interpretación de las puntuaciones en las escalas del CAQ (Adaptada de
TEA, 1998).

Puntuaciones bajas (1-3) Esca Puntuaciones altas (8-10)

Hipocondriasis
Contenta, su mente trabaja bien, no D1 Preocupada por la salud,
tiene temores de salud desarreglos y funciones corporales
Depresión suicida
Satisfecho de la vida y sus aspectos, D2 Insatisfecha de la vida
goza de la vida
Agitación
Evita peligros y situaciones de D3 Busca excitación, acepta riesgos,
aventura, poca necesidad de intenta hacer cosas nuevas,
excitación incansable
Depresión Ansiosa
Tiene calma en las emergencias, D4 Sueños perturbadores, desmañada
confía en lo que le rodea, sosegada manejando cosas, tensa, fácilmente
perturbable
Depresión baja energía
Enérgica, muestra entusiasmo por el D5 Sentimientos de intranquilidad y
trabajo, duerme profundamente preocupaciones, falta de energía
para afrontar lo que le llega
Culpabilidad-resentimiento
No perturbable por sentimientos de D6 Con sentimientos de culpabilidad, se
culpabilidad, puede dormir si deja sin acusa por todo lo que no le sale
hacer cosas importantes bien, se autocrítica
Apatía-Retirada
Relajada, considerada y animosa con D7 Evita contactos interpersonales, no
las personas se halla confortable con otros
Paranoia
Confiada, no le afectan los celos o la Pa Cree que se le persigue, controla,
envidia espía, maltrata o se le envenena
Desviación psicopática
Sensata, evita implicarse en actos Pp Complaciente ante la conducta
ilegales o transgredir las normas antisocial propia o ajena, no le
ofenden las críticas
Esquizofrenia
Evalúa con realidad a otros o a sí Sc Se aleja de la realidad, tiene
mismo, sin conducta regresiva impulsos repentinos o incontrolados
Psicastenia
No le molestan ideas o pensamientos As Tiene ideas repetitivas o insistentes
inoportunos o hábitos compulsivos y hábitos compulsivos
Desajuste psicológico
Se considera tan capaz, confiable y Ps Tiene pensamientos de inferioridad
agradable como la mayoría o inutilidad, es tímida y pierde la
cabeza fácilmente

Un ejemplo de las relaciones entre cuestionarios clínicos y los


enfocados a evaluar la personalidad normal aparece en el manual del
CAQ en población española38. La tabla 9.2 muestra una breve guía
para interpretar cada polo de las dimensiones clínicas evaluadas por
el CAQ.

En la tabla 9.3 aparecen las correlaciones (N = 775 varones


aspirantes a puestos de seguridad) entre las puntuaciones del CAQ, y
las cuatro dimensiones evaluadas por el EPQ. Todas las correlaciones
216

con Neuroticismo son significativas excepto con D3, lo cual refuerza


la idea de que el Neuroticismo está fuertemente relacionado con
cualquier trastorno de la personalidad. De igual modo, las
correlaciones con Extroversión y Psicoticismo son también
significativas en su mayoría, aunque no alcanzan valores tan altos
como los encontrados para el Neuroticismo. Otro dato que merece la
pena resaltar es el signo de las correlaciones: Negativas para
Neuroticismo y Psicoticismo, y positivas para Extroversión, lo cual
sugiere los dos primeros son factores de riesgo, mientras que la
Extroversión representaría un factor de protección. No obstante,
estos resultados pueden deberse a un sesgo del CAQ, que incluye
diversos tipos de depresión, trastorno con más probabilidades de
aparecer en personas con un patrón claro de personalidad:
Neuróticos-introvertidos (i.e. Melancólicos según la tipología
temperamental de Eysenck).
Tabla 9.3. Correlaciones entre las dimensiones clínicas evaluadas por el CAQ y las
puntuaciones del EPQ (Adaptada de TEA, 1998).

Escala CAQ EPQ-N EPQ-E EPQ-P EPQ-S

D1 0.56 -0.28 0.46 0.33


D2 0.43 -0.24 0.47 0.22
D3 0.03 0.20 0.12 0.14
D4 0.45 -0.27 0.32 0.31
D5 0.61 -0.29 0.37 0.36
D6 0.64 -0.19 0.25 0.22
D7 0.38 -0.49 0.46 0.30
Pa 0.39 -0.20 0.37 0.31
Pp -0.35 0.14 -0.10 -0.05
Sc 0.51 -0.36 0.42 0.34
As 0.51 -0.06 0.12 0.20
Ps 0.57 -0.41 0.37 0.41

Comentario aparte merece la correlación positiva de


Extroversión con D3-Agitación. Por favor, vuelva a leer la descripción
de las personas con puntuaciones altas en D3, ¿Tiene sentido para
usted dicha correlación positiva? No lo estaremos haciendo tan mal
cuando encontramos evidencia convergente de cuestionarios tan
distintos. Fíjese, además, en las relaciones entre Extroversión con D3
y Pp (Desviación Psicopática) y la relación negativa de este último
con Neuroticismo. Este es el llamado “arco de protección” ya que,
cuando se da esta constelación de rasgos en una persona, su riesgo
de trastorno mental clínico es muy bajo. Finalmente, las
correlaciones con la escala de Sinceridad son también positivas lo
que indica que las personas con mayor propensión a los trastornos
manipulan en mayor medida sus respuestas a los cuestionarios de
personalidad o, simplemente, son represores.

En general, los rasgos de personalidad son capaces de capturar


gran parte de la varianza de cuestionarios psicopatológicos (como el
CAQ o el MMPI), lo que apuntaría a que el funcionamiento anormal
217

no es cualitativamente diferente sino que viene provocado por


puntuaciones extremas en determinados rasgos de personalidad.
Existiría un grado considerable de solapamiento entre las
dimensiones normales y las empleadas para explicar las desviaciones
de lo normal.

Existen tres tipos de evidencia paralela que permiten sostener


esta interpretación: 1) La heredabilidad de los trastornos de
personalidad es similar a la encontrada para los rasgos de
personalidad “normal”39. 2) Los efectos de la terapia en periodos
largos de tiempo son mínimos. Así, en los escasos estudios
longitudinales sobre eficacia de la terapia se ha encontrado una tasa
de recaída del 89% en depresión a los 10 años 40. 3) Existe una
disposición estable y consistente a sufrir problemas psicológicos. Si
una persona ha tenido un problema psicológico anteriormente, tiene
más probabilidades de padecer otro en un futuro que una persona
que nunca ha tenido un trastorno mental. Por ejemplo, las personas
con problemas de atención e hiperactividad en la infancia tienen el
triple de posibilidades de que se les diagnostique un problema
mental a los 18 años, y 16 veces más de que se les diagnosticase un
problema de atención. Paralelamente, las personas con un trastorno,
del tipo que sea, tienen más probabilidades de sufrir
simultáneamente otro trastorno diagnosticable. Es lo que se ha dado
en llamar co-morbilidad. Por ejemplo, destaca el alto porcentaje de
personas que son diagnosticadas simultáneamente de un trastorno
de ansiedad y otro de depresión.

La caracterización de los trastornos clínicos como altamente


heredables, estables y vinculados refuerza la idea de que están
estrechamente ligados con rasgos de personalidad subyacentes.
Especialmente importante es la idea de la co-morbilidad puesto que
la explicación más parsimoniosa a este hecho pasa por incorporar las
tendencias consistentes y estables de personalidad (i.e. los rasgos) a
la comprensión de la génesis, desarrollo y tratamiento de los
trastornos mentales.

Trastornos de conducta en la adolescencia

A un grupo de madres se les entregó un cuestionario de 100 ítems


para describir la personalidad de sus hijos (todos varones de entre
12 y 13 años de edad)41. Por su parte, los hijos completaban dos
cuestionarios sobre su implicación en actos ilegales o abuso de
sustancias, mientras que los profesores evaluaban si el alumno
presentaba problemas de conducta.

La figura 9.6 muestra los resultados cuando se comparan los


niños clasificados como delincuentes con los no delincuentes. Se
incluía en el grupo de delincuentes a los niños que informaban de
uno o más sucesos de vandalismo, allanamiento de morada, violencia
218

contra otros y/o venta de drogas, mientras que los niños incluidos en
el grupo de no delincuentes no informaban de ningún suceso violento
contra las personas o la propiedad o, en todo caso, conductas
menores como vandalismo en casa o robo de una cantidad inferior a
5 dólares. Son remarcables las diferencias sustanciales que aparecen
en los factores de Cordialidad, Responsabilidad y Extroversión.
También son significativas para el factor de Apertura a la
Experiencia, pero no para el de Neuroticismo. En otra muestra
diferente, el grupo de delincuentes juveniles (entre 13 y 15 años)
también difería solamente del grupo control en Psicoticismo42.

0.5
0.4
0.3
0.2
0.1
0
-0.1
-0.2
-0.3
-0.4
-0.5
E A C N O

Delinquentes No delinquentes

Figura 9.6: Media (en puntuaciones típicas) en los cinco grandes para los
niños clasificados como delincuentes y no delincuentes.

La figura 9.7 muestra las diferencias entre niños con


desordenes “externos” (Exteriorizadores) e “internos”
(Interiorizadores). Los primeros se definen por conductas de
agresión, robo, engaño, falta de atención, impulsividad e
hiperactividad, mientras que los segundos tiene como expresión
conductual ansiedad, quejas constantes, así como retraimiento
social. Por favor, antes de continuar, imagine cuál será el patrón de
personalidad de los niños con ambos tipos de trastornos. ¿Cree que
será idéntico?
219

0.5 0.5
Desorden interno Desorden externo
0.4 0.4

0.3 0.3

0.2 0.2

0.1 0.1

0 0

-0.1 -0.1

-0.2 -0.2

-0.3 -0.3
-0.4 -0.4
-0.5 -0.5
E A C N O E A C N O

Interiorizadores No interiorizadores Exteriorizadores No exteriorizadores

Figura 9.7: Diferencias en puntuaciones típicas entre los niños con


trastornos externos e internos y aquellos sin ningún tipo de trastorno.

Como se puede apreciar en la figura 7.5, existen similitudes y


divergencias en los patrones encontrados. Así, en ambos casos
destacan las diferencias en los rasgos de Cordialidad y
Responsabilidad. Sin embargo, se aprecia una marcada diferencia
respecto a la Extroversión y el Neuroticismo. En el primer caso,
puntuaciones altas en Extroversión definen a los exteriorizadores, no
existiendo diferencias en Neuroticismo. Para el caso de los
interiorizadores se invierte el patrón, hay claras diferencias en
Neuroticismo pero, en contra de lo esperado, los niños catalogados
como interiorizadores no son más introvertidos. En cualquier caso,
compare el perfil de los exteriorizadores con el de los delincuentes,
es muy similar, ¿verdad?

PERSONALIDAD Y CONDUCTA ANTISOCIAL

La personalidad predice la conducta antisocial. No es una hipótesis,


es un hecho. Una afirmación clara y contundente, apoyada en
multitud de datos43 y, por consiguiente, no exenta de verdad. Quiere
esto decir que la personalidad predice el 100% de la conducta
antisocial, que conociendo el perfil de una persona seremos capaces
de predecir con una probabilidad igual a 1 cuándo cometerá actos
criminales. La respuesta también es clara: NO.

Naturalmente, del monosílabo que da fin al párrafo anterior se


colige que otros factores no directamente identificables con la
personalidad juegan también un papel fundamental en la generación
220

de conductas antisociales44. Es correcto. ¿Excluye esto a los rasgos


de personalidad en la explicación de dichas conductas?. Un nuevo,
NO, es la respuesta correcta. La criminalidad es un problema
complejo con múltiples raíces, tal y como lo afirman diversos
autores45. La siguiente cita ilustra perfectamente estas ideas: “Sería
demasiado simple asumir que la criminalidad viene determinada
exclusivamente tan solo por factores situacionales o personales; de
una forma mucho más realista, la situación y la personalidad
interactúan propiciando la conducta criminal”46.

¿Cuál es el perfil de la persona con más probabilidades de


cometer actos criminales? Aunque no exista (ni deba esperarse) una
sola teoría que dé cuenta de todo el comportamiento criminal 47, la
respuesta que se ofrece, en términos generales, es que los criminales
son más extrovertidos y más neuróticos que la población normal. Los
individuos extravertidos tienen más probabilidades que los
introvertidos en caer en el crimen, porque su escasa
condicionabilidad tiende a evitarles la adquisición de reglas sociales.
Como consecuencia, experimentan menos inhibición para
comportarse antisocialmente. Los individuos altos en neuroticismo
son relativamente ansiosos, y la ansiedad actúa como un impulsor
que multiplica el hábito. Esto signifca que alguien que haya
adquirido respuestas antisociales será especialmente probable que
insista en esas respuestas si tiene un alto neuroticismo. Por otra
parte, los que puntúan alto en Psicoticismo, tienden a ser
indiferentes respecto a la gente, y es poco probable que sientan
culpa, empatía o sensibilidad hacia los sentimientos de los demás.
Por lo tanto, los individuos con estas características experimentan
pocos escrúpulos para comportarse de forma antisocial.

La predicción general es que los criminales tendrán, de media,


puntuaciones superiores en estas tres dimensiones de personalidad.
Estas predicciones fueron confrmadas (ver tabla 9.4) en dos
extensas investigaciones llevadas a cabo por Sybil B. G. Eysenck y
por A. Maclean con un total de 1.800 prisioneros y 1.700 control. Los
resultados muestran claramente que las diferencias son altamente
signifcativas para las tres dimensiones de personalidad.

Tabla 9.4: Puntuaciones en P, N, y E de grupos de adultos prisioneros y controles


en dos investigaciones independientes.

AUTOR Y N Psicoticism Extraversió Neuroticis


GRUPO o n mo
S.B.G. Eysenck
Prisioneros 1301 6.55  3.16 12.51  3.63 11.39  4.97
Control 1392 4.10  2.53 11.65  4.37 9.73  4.71
Significación P< 0.001 P< 0.001 P< 0.001
A. Maclean
Prisioneros 569 6.65  3.12 12.47  3.67 11.77  4.98
221

Control 595 4.38  2.32 11.54  3.65 8.82  4.50


Significación P< 0.001 P< 0.001 P< 0.001

Estos resultados han sido comprobados en diversas ocasiones,


como así lo revela un reciente meta-análisis 48. En un estudio con
muestras españolas49, aparecían diferencias significativas en E, N y P
entre una muestra de reclusos y una muestra control. Un análisis
interesante y revelador por parte de los autores fue comparar el
perfil de hombres y mujeres reclusos. No aparecían diferencias en
ningún rasgo. Es más, cuando se tomaban en cuenta las diferencias
en Psicoticismo entre hombres y mujeres, se explicaba el abismo
entre los porcentajes de hombres frente al de mujeres existente en la
muestra de reclusos (reflejo natural de las frecuencias reales por
sexos en la población penitenciaria). Lo que este análisis tan fino
sugiere es que las diferencias en las tasas de reclusos por sexos se
deben a diferencias en personalidad entre hombres y mujeres.

No obstante, no todas las investigaciones han apuntado a


resultados tan claros. Las razones pueden ser varias. En no pocos
casos el grupo de prisioneros y el grupo control no se han
emparejado por edad adecuadamente, por lo que las oscilaciones de
estas dimensiones a lo largo del ciclo vital pueden haber
enmascarado los resultados. En otros casos no se ha controlado la
disimulación o deseabilidad social (utilizando como factor corrector
la escala L del EPQ) de los prisioneros al responder a los
cuestionarios. Téngase en cuenta que los prisioneros pueden
enmascarar sus respuestas si piensan que los resultados pueden ser
utilizados en su contra.

Como es lógico suponer, los criminales no forman un grupo


homogéneo. ¿Cómo se relacionan las dimensiones de P, E, y N con los
distintos tipos de criminales? Eysenk llevó a cabo un amplio estudio
diseñado especialmente para responder a esta pregunta. En el se
clasifcaron a los prisioneros en cinco grupos: timadores, agresores
contra la propiedad, criminales violentos, criminales inadecuados, y
un grupo “residual” que incluía a prisioneros
P - no especializados en un
tipo específco de crimen, sino que habían sido 3.6 condenados por
diversas causas. Si bien la mayor parte de estos E quedan
grupos
+ +
claros al lector, el grupo de “inadecuados” merece timador una explicación.
Estos son delincuentes que caen 6.5 en el delito no porque sean
antisociales, sino porque simplemente no “pueden”N con la
-
complejidad de la vida moderna. Estas personas suelen ser torpes e
+ N -
indefensas; a menudo son fguras solitarias, sin amigos o familia, y
con frecuencia sus crímenes consisten en romper la luna de un
comercio y esperar14.2 a ser arrestados con la esperanza 12.5 de obtener una
cama, calor y algo de comida, prefriendo la prisión y el poco confort
que ofrece a la dureza de buscar comida y dormir en la calle.
+ E - + E -

14.8 13.3 14.0 12.5

residual inadecuado violento propiedad


222

Figura 9.8: Diferentes patrones de personalidad de delincuentes


relacionados con diferentes tipos de crimen.

A todos los prisioneros se les administró el cuestionario EPQ.


Los resultados que se obtuvieron fueron claros; se diferenciaban
bastante bien en función de sus puntuaciones. La fgura 9.8 nos
muestra estos resultados en forma de diagrama de flujo (los números
de las cajas corresponden a las puntuaciones medias por grupo en
las diferentes dimensiones). Comenzando la clasifcación por la
dimensión Psicoticismo (P); los timadores obtuvieron puntuaciones
bajas en P, mientras que el resto de los grupos las obtuvieron altas.
La siguiente clasifcación toma en cuenta la dimensión Neuroticismo
(N); tanto el grupo de los inadecuados como los residuales puntuaron
alto en N, mientras que los violentos y los que atentan contra la
propiedad puntuaron bajo. Con respecto a la dimensión de
Extraversión, los inadecuados y los que atentan contra la propiedad
mostraron puntuaciones bajas en E, mientras que los residuales y los
violentos puntuaron alto. Si observamos de nuevo a los timadores,
estos, además de obtener puntuaciones bajas en P, obtuvieron
puntuaciones altas en E y bajas en N. Las puntuaciones bajas en
psicoticismo se explican por el hecho de que sus negocios demandan
relaciones sociales normales.

Como acabamos de ver, la particular dirección de la actividad


criminal viene parcialmente determinada por la personalidad. En un
estudio distinto, se encontró que los agresores sexuales y agresores
223

violentos tendían a tener puntuaciones excepcionalmente altas en la


dimensión de Psicoticismo.

Tomando el modelo de los “Cinco Grandes”, se predecirían


diferencias significativas en Cordialidad y Responsabilidad,
principalmente. Los resultados mostrados en la figura 9.6 apoyan
fuertemente esta predicción. ¿Qué sucedería con Apertura? Por un
lado, su correlación con Extroversión y Búsqueda de sensaciones
induce a pensar que las personas con mayor puntuación en Apertura
también tendrían más probabilidades de cometer delitos. Por otro
lado, también se ha comprobado una correlación positiva entre
Apertura e Inteligencia (especialmente con Inteligencia Cristalizada
y nunca superior a 0.4). Conociendo que la inteligencia correlaciona
negativamente con la criminalidad, entonces se hipotetizaría justo el
efecto contrario. La figura 9.6 muestra un patrón de resultados en
este sentido. Los jóvenes no delincuentes puntuaron por encima de la
media en Apertura a la Experiencia.

La violencia en contextos familiares, especialmente la ejercida


sobre la pareja, ha saltado a la opinión pública en los últimos años,
ocupando un considerable y necesario espacio en los medios de
comunicación. Desgraciadamente apenas existen estudios rigurosos
en nuestro país que indaguen en los posibles predictores de la
violencia doméstica. Sin embargo, diversas investigaciones se han
desarrollado en países occidentales. Un ejemplo es el estudio de la
Doctora Sommer en Canadá. Investigación longitudinal que constó
de 2 fases (1989 y 1992). En 1992 se aplicaron las mismas medidas a
988 personas de las 1257 originales. Tanto en la fase 1 como en la 2
se preguntó a los participantes si habían agredido a su pareja. A su
vez, en la fase 2 también se recogió si la agresión había tenido lugar
en el último año. En la fase 1 el porcentaje de hombres que había
agredido a su pareja fue de un 26%, mientras que el 39% de mujeres
afirmaba haber agredido a su pareja. En la segunda fase los
porcentajes fueron del 18 y 28%, para hombres y mujeres,
respectivamente. Por otro lado, tanto el 7% de hombres como de
mujeres afirmaba haber agredido a su pareja en el último año.
Aparte de estos sorprendentes porcentajes sobre tasas semejantes
de maltrato en hombres y mujeres (replicadas en otros estudios en
Estados Unidos y países europeos), el interés del presentes estudio
radica en la gran cantidad de información recogida lo que permitió
un análisis retrospectivo sobre las variables que eran capaces de
diferenciar intrasexo a las personas que agredieron en el último año
de las que no lo hicieron.

Para los hombres, los predictores fueron (por orden de


importancia):1) Ser joven, 2) no católico, 3) antecedentes de malos
tratos en la pareja, 4) experiencia familiar de violencia: Padre pega a
madre, 5) situación de gran estrés, 6) interacción de estrés y
antecedentes de malos tratos en la pareja, y 7) interacción de estrés
y edad. Mientras que para las mujeres lo mejores predictores fueron
224

(por orden de importancia): 1) Alta puntuación en la escala de


Psicoticismo del EPQ, 2) alta puntuación en Neuroticismo, 3)
experiencia familiar de violencia: Madre pega a padre, 4) no haber
observado mutua violencia de los padres, 5) interacción entre alcohol
y neuroticismo, 6) interacción entre alcohol y experiencia familiar de
violencia: Madre pega a padre, y 7) interacción entre alcohol y
antecedentes de malos tratos a la pareja. Además, en el caso de las
mujeres, los datos sociodemográficos no presentaban relaciones
significativas con el maltrato de la mujer hacia el hombre. Estos
resultados50 no apoyan hipótesis que enfatizan el rol de variables
sociales en las diferencias entre hombres y mujeres en la expresión
de conductas violentas o de maltrato.

Apreciablemente, la personalidad juega un papel relevante en


la explicación de las experiencias de maltratos en la pareja,
especialmente en el caso de las mujeres. Pero el efecto de la
personalidad puede además no ser directo, sino mediado por otras
variables. Observe la influencia de la resistencia al estrés
(relacionado considerablemente con el neuroticismo), y del
comportamiento observado a los padres (recuerde la alta
heredabilidad de los rasgos de personalidad). En este sentido, una
pregunta que ha recibido respuesta es: ¿Por qué pega una persona a
su pareja? ¿Porque ha visto pegar a su padre/madre, o porque ha
heredado un determinado patrón de personalidad? McGue y sus
colaboradores51 mostraron como, cuando se aísla el efecto de la
heredabilidad, el impacto de la agresividad familiar tiene mucha
menor influencia en la agresividad de los hijos que la herencia. Sin
embargo, una cosa es que el factor hereditario de la agresividad pese
mucho más que el factor ambiental, y otra muy distinta es que el
factor ambiental de la agresividad no pese como factor de riesgo.

Cuando se estudia la relación entre padres e hijos, se observa que


la correlación en escalas de agresividad entre padres e hijos, a la
misma edad, es de 0.63. Esto nos indica que la agresividad es un
fenómeno familiar que no solamente es debido a la transmisión
genética, sino también a los modelos de agresividad desplegados por
los padres (correlación genético-ambiental pasiva). Estos datos han
sido contrastados por Plomin y Rowe 52 con resultados congruentes. A
diferencia de muchos otros rasgos de personalidad, las diferencias
en agresividad se ven influidas, en una buena parte, por el
componente de ambiente compartido (familiar) de la varianza
ambiental. Esta influencia proviene de dos fuentes:

 De los padres53, cuyo modelo de agresividad influye tanto sobre los


niños/as de por sí agresivos, incrementando signifcativamente su
agresividad más allá de lo esperable por la genética (correlación
genético-ambiental pasiva positiva), como sobre los niños/as no
agresivos, haciéndolos agresivos (correlación genético-ambiental
pasiva negativa).
225

 De los hermanos que son agresivos de por sí. En este caso, se da


una influencia sobre el hermano “no-genéticamente” agresivo,
haciéndolo agresivo (correlación genético-ambiental pasiva
negativa), pero no influye sobre el hermano “genéticamente”
agresivo, haciéndolo más agresivo; es decir, no se da una
correlación genético-ambiental pasiva positiva.

PERSONALIDAD Y ELECCIÓN DE SITUACIONES

Según el paradigma de las diferencias individuales, nosotros vamos


en busca del estímulo y es la interacción entre ambos lo que produce
una determinada respuesta. Si esto es así, diferencias en
personalidad implicarían preferencia (búsqueda activa) por unos
estímulos (situaciones) frente a otros. Nos interesa comprender por
qué María elige situaciones activas, cambiantes, llenas de gente, en
general “movidas”; mientras que su amigo Antonio se encuentra muy
feliz en momentos de silencio, de tranquilidad, y solo se siente a
gusto en presencia de amigos y familiares muy cercanos. Por qué nos
sorprende que a Esteban le encanten las situaciones límite, que le
veamos sonreír solo cuando se enfrenta a un desafío, que
socialmente le atraigan los momentos frívolos.

La pregunta que nos hacemos es: ¿Existen diferencias en


rasgos de personalidad que nos permitan predecir por qué María,
Antonio y Esteban se mueven por los ambientes que se mueven? La
respuesta es positiva. De los tres rasgos el más relacionado con las
diferencias en preferencias fue Extroversión. Las personas que
puntúan alto en esta dimensión prefieren situaciones sociales
estimulantes, que demanden asertividad, contacto con los otros y
que impliquen cierta competitividad. Los neuróticos, por su parte,
tienden a evitar situaciones que implican competencia con otros o
interacción social. Las personas altas en Psicoticismo buscan
situaciones inusuales, sorprendentes y que, al igual que sucedía con
los extrovertidos, demanden comportamiento asertivo donde haya
oportunidades de manipular a otros. Informaban de mayor
preferencia por las actividades relacionadas con las artes y la
obtención de placer sensorial, mientras que las personas bajas en
Psicoticismo preferían situaciones que supusiesen apoyar y cuidar a
otros, especialmente a niños o niñas54.

En un trabajo reciente55, se comprobó en qué medida las


facetas de los cinco grandes operativizadas a partir del NEO-PI-R se
relacionaban con más de 40 criterios de la vida real incluyendo
consumo de alcohol y tabaco, religiosidad, popularidad, estar a dieta,
conducir rápido, número de citas y con cuántas personas diferentes,
apostar, donar sangre, rendimiento académico, etc. Los resultados
indicaban que las facetas del NEO-PI-R añaden validez predictiva a
226

los rasgos generales, aunque la mayor parte de la varianza de los


criterios debida a la personalidad ya está recogida en las
dimensiones generales. Controlando el efecto de la variable sexo, los
criterios mejor explicados a partir de las puntuaciones del NEO-PI-R
(ya fuesen dimensiones generales o facetas) eran los siguientes
(entre paréntesis figuran las dimensiones relacionadas y
determinadas facetas): Disposición a compartir dinero (A),
Religiosidad (O, A; e impulsividad en negativo), rendimiento
académico (C, O), Consumo de tabaco (N, autodisciplina en
negativo), participación en actividades deportivas (E, A), Asistencia a
fiestas (E; Ansiedad social en negativo), estar a dieta (N,
impulsividad; Autodisciplina en negativo), Consumo de alcohol (N,
impulsividad; Responsabilidad en negativo), número de cursos
académicos matriculados (O, E), etc. En general, se explicaba entre
un 10 y un 20% de la varianza, valores significativos y nada
despreciables teniendo en cuenta que la mayor parte de los criterios
se operativizaron con un solo ítem de respuesta dicotómoca, lo cual
reduce sustancialmente las correlaciones con los predictores debido
a la baja fiabilidad del criterio.

La preferencia personal por determinadas situaciones no solo


se refleja en lo que hacemos día a día, sino también en decisiones
fundamentales en nuestra vida como la elección de nuestra
profesión. Reiteradamente se ha comprobado que los extrovertidos
eligen trabajos que requieren contacto social, mientras que los
introvertidos optan por ocupaciones técnicas y científicas donde el
contacto con la gente no es un elemento central de las demandas
laborales. A su vez, hay una tendencia de las personas introvertidas a
implicarse en tareas rutinarias (financieras y técnicas), frente a la
preferencia de los extrovertidos por trabajos relacionados con las
ventas o marketing, que no solo demandan contacto social sino una
variación constante en las tareas a realizar. No le resultarán
sorprendente al lector estas diferencias en función de lo que ya
conoce sobre la resistencia a la rutina o la necesidad de estimulación
novedosa de los extrovertidos. Por otro lado, el efecto del
Neuroticismo sería potenciar las tendencias, así los introvertidos
estables preferirían aún más que los introvertidos inestables las
tareas técnicas rutinarias, mientras que los extrovertidos inestables
desarrollan una preferencia más acusada por los trabajos novedosos
que conlleven trato continuo con la gente frente a los extrovertidos
estables. Es interesante esta interacción entre Extroversión y
Neuroticismo puesto que, aunque ambos factores presenten una
correlación nula a nivel psicométrico, en el plano biológico los
sistemas vinculados a ambos rasgos se comunican estrechamente
elevando el grado de activación general.
1
Campbell y Hawley, 1982.
2
Leigh y Wisdom, 1970.
3
McCord y Wakefeld, 1981.
4
Trown y Leith, 1975.
5
Aluja y Blanch, 2002.
6
Mervielde, Buyst y De Fruyt, 1995.
7
Paunonen y Ashton, 2001.
8
Hunter y Hunter, 1984; Juan-Espinosa, 1997.
9
Hurtz y Donovan, 2000.
10
Ones, Viswesvaran y Schimidt, 1993.
11
Recogidos en el libro de Eysenck y Eysenck, 1985.
12
Furnham, 1987.
13
Bernardín, 1977; Ferris, Bergin, y Wayne, 1988.
14
Hansen, 1989.
15
Bolger y Schilling, 1991.
16
Aldwin, Levenson, Spiro y Bosse, 1989; Ben-Porath y Tellegen, 1990, Watson, 1990.
17
Ormel y Wohlfath, 1991.
18
Ormel y Wohlfath, 1991; p. 751.
19
Bagby, Joffe, Parker, Kalemba, y Harkness, 1995.
20
Watson y Clarck, 1995.
21
Surtees y Wainwright, 1996.
22
Deary, Bedford y Fowkes, 1995.
23
Duggan, Lee, y Murria, 1990.
24
Ver el clásico libro de Friedman y Rosenman, 1974.
25
Stone y Costa, 1990.
26
Depue y Monroe, 1986; Watson y Pennebaker, 1989.
27
Grossarth-Maticek, Eysenck y Vetter, 1988.
28
Grossarth-Maticek y Eysenck, 1990.
29
Eysenck, 1993.
30
Friedman, Tucker, Tomlinson-Keasey, Schwartz, Wingard y Criqui, 1993.
31
Krueger, Caspi, Moffitt, Silva y McGee, 1996).
32
Widiger y Costa, 1994.
33
Los hallazgos del estudio longitudinal “Dunedin” así lo han puesto de manifiesto (v.g. Caspi,
2000).
34
O´Connor y Stravynski, 1982.
35
Di Loreto, 1971).
36
Rachman y Eysenck, 1978.
37
Eysenck, 1992.
38
TEA, 1998.
39
Jang, Livesley, Vernon y Jackson, 1996.
40
Lewinsohn, Zeiss y Duncan, 1989.
41
John, Caspi, Robins, Moffitt y Stouthamer-Loeber, 1994.
42
Putnins, 1982.
43
Ver Eysenck y Gudjonsson, 1989.
44
Por ejemplo, McMahon y Wells, 1998; Sprague y Walker, 2000.
45
por ejemplo, Lykken, 1995.
46
Eysenck y Eysenck, 1985 (pp. 230).
47
Eysenck, 1979.
48
Jackson y Center, 2002.
49
Rebollo, Herrero y Colom, 2002.
50
Al igual que los encontrados por Rebollo y cols, 2002.
51
McGue, Bacon, y Lykken, 1993.
52
Plomin, Foch y Rowe, 1981; Plomin, Nitz y Rowe, 1990.
53
Jary y Steward, 1985.
54
Furnham, 1981; 1982.
55
Paunonen y Ashton, 2001.

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