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Cuando los discípulos llegan a la orilla tras la horrible experiencia que han tenido en
el mar, se llevan un enorme susto. Dos hombres muy violentos que están poseídos por
demonios salen de un cementerio cercano y corren hacia Jesús. Los relatos de Marcos y
Lucas se centran solo en uno de ellos. ¿Por qué? Quizás porque es el más agresivo y
porque es el que lleva más tiempo bajo el control de los demonios.
Este pobre hombre va desnudo. Día y noche anda “entre las tumbas y por las
montañas gritando y cortándose con piedras” (Marcos 5:5). Es tan violento que la gente
tiene miedo de pasar por el tramo del camino donde suele estar. Algunos han intentado
sujetarlo con cadenas y grilletes, pero él siempre los rompe. Nadie tiene fuerzas para
dominarlo.
El hombre se acerca a Jesús y cae a sus pies. Entonces, los demonios que lo
controlan le hacen gritar con fuerza: “¿Qué tengo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios
Altísimo? Júrame por Dios que no me atormentarás”. A continuación, Jesús demuestra
que tiene autoridad sobre los espíritus malvados al decir: “Tú, espíritu maligno, sal del
hombre” (Marcos 5:7, 8).
En realidad, el hombre está poseído por muchos demonios. Por eso, cuando Jesús le
pregunta su nombre, responde: “Me llamo Legión [...], porque somos muchos” (Marcos
5:9). Una legión romana está formada por miles de soldados, así que ese nombre indica
que son muchos los demonios que lo controlan. Estos malvados espíritus, que disfrutan
haciendo sufrir al hombre, le suplican a Jesús que no los mande “al abismo”. Por lo visto,
saben lo que les espera tanto a ellos como a su líder, Satanás (Lucas 8:31).
En los alrededores hay una piara de unos 2.000 cerdos, animales que son inmundos
según la Ley y que los judíos no deberían tener. De modo que los demonios le piden a
Jesús: “Mándanos con los cerdos para que entremos en ellos” (Marcos 5:12). Como
Jesús les da permiso para hacerlo, salen del hombre y entran en los cerdos. En ese
momento, los 2.000 animales se lanzan en estampida por un precipicio y se ahogan en el
mar.
Cuando los que cuidan los cerdos ven eso, salen corriendo y cuentan en la ciudad y
en el campo la noticia de lo sucedido. Así que la gente acude a ver qué ha pasado.
Al llegar, se encuentran al hombre en buen estado y en su sano juicio. Además, está
vestido y sentado a los pies de Jesús.
Quienes se enteran de lo que ha pasado o ven al hombre se asustan mucho, pues
temen lo que pueda hacer Jesús después. Por eso, le piden que se marche de la región.
Cuando Jesús se sube a la barca, el hombre le suplica que le deje ir con él. Pero Jesús le
dice: “Vete a tu casa. Vuelve con tus parientes y cuéntales todo lo que Jehová ha hecho
por ti y cómo te tuvo compasión” (Marcos 5:19).
Normalmente, Jesús les dice a las personas que sana que no se lo cuenten a nadie,
porque no quiere que la gente saque conclusiones sobre él basándose en informes
sensacionalistas. Pero, en este caso, el hombre que había estado endemoniado es una
prueba viviente del poder de Jesús y podrá darles testimonio a quienes tal vez no tengan
la oportunidad de escuchar a Jesús en persona. Además, su testimonio tal vez
contrarreste las cosas negativas que se digan por la muerte de los cerdos. Así que el
hombre se va y empieza a proclamar por toda la Decápolis lo que Jesús hizo por él.
◊ ¿Por qué se centran los relatos de Marcos y Lucas en uno de los hombres
endemoniados?
Cuando los discípulos llegan a la orilla tras la horrible experiencia que han tenido en
el mar, se llevan un enorme susto. Dos hombres muy violentos que están poseídos por
demonios salen de un cementerio cercano y corren hacia Jesús. Los relatos de Marcos y
Lucas se centran solo en uno de ellos. ¿Por qué? Quizás porque es el más agresivo y
porque es el que lleva más tiempo bajo el control de los demonios.
Este pobre hombre va desnudo. Día y noche anda “entre las tumbas y por las
montañas gritando y cortándose con piedras” (Marcos 5:5). Es tan violento que la gente
tiene miedo de pasar por el tramo del camino donde suele estar. Algunos han intentado
sujetarlo con cadenas y grilletes, pero él siempre los rompe. Nadie tiene fuerzas para
dominarlo.
El hombre se acerca a Jesús y cae a sus pies. Entonces, los demonios que lo
controlan le hacen gritar con fuerza: “¿Qué tengo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios
Altísimo? Júrame por Dios que no me atormentarás”. A continuación, Jesús demuestra
que tiene autoridad sobre los espíritus malvados al decir: “Tú, espíritu maligno, sal del
hombre” (Marcos 5:7, 8).
◊ ¿Qué saben los demonios sobre el futuro que les espera?
Estos malvados espíritus, que disfrutan haciendo sufrir al hombre, le suplican a Jesús
que no los mande “al abismo”. Por lo visto, saben lo que les espera tanto a ellos como
a su líder, Satanás (Lucas 8:31).
◊ ¿Por qué le pide Jesús al hombre que estaba endemoniado que les cuente a
otras personas lo que hizo por él?
Cuando los que cuidan los cerdos ven eso, salen corriendo y cuentan en la ciudad y
en el campo la noticia de lo sucedido. Así que la gente acude a ver qué ha pasado.
Al llegar, se encuentran al hombre en buen estado y en su sano juicio. Además, está
vestido y sentado a los pies de Jesús.
Quienes se enteran de lo que ha pasado o ven al hombre se asustan mucho, pues
temen lo que pueda hacer Jesús después. Por eso, le piden que se marche de la región.
Cuando Jesús se sube a la barca, el hombre le suplica que le deje ir con él. Pero Jesús le
dice: “Vete a tu casa. Vuelve con tus parientes y cuéntales todo lo que Jehová ha hecho
por ti y cómo te tuvo compasión” (Marcos 5:19).
Normalmente, Jesús les dice a las personas que sana que no se lo cuenten a nadie,
porque no quiere que la gente saque conclusiones sobre él basándose en informes
sensacionalistas. Pero, en este caso, el hombre que había estado endemoniado es una
prueba viviente del poder de Jesús y podrá darles testimonio a quienes tal vez no tengan
la oportunidad de escuchar a Jesús en persona. Además, su testimonio tal vez
contrarreste las cosas negativas que se digan por la muerte de los cerdos. Así que el
hombre se va y empieza a proclamar por toda la Decápolis lo que Jesús hizo por él
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LECTURA ASIGNADA
(Mateo 8:28-34)
28
Cuando llegó al otro lado, al país de los gadarenos, lo encontraron dos hombres
—poseídos de demonios— que salían de entre las tumbas conmemorativas, feroces en
extremo, de modo que nadie tenía ánimo para pasar por aquel camino.
29
Y, ¡mire!, gritaron, diciendo: “¿Qué tenemos que ver contigo, Hijo de Dios? ¿Viniste
aquí a atormentarnos antes del tiempo señalado?”.
30
Pero muy lejos de ellos había una piara de muchos cerdos paciendo.
31
De modo que los demonios le suplicaban, diciendo: “Si nos expulsas, envíanos a la
piara de cerdos”.
32
Por consiguiente, les dijo: “¡Vayan!”. Ellos salieron y se fueron a los cerdos; y, ¡mire!,
toda la piara se precipitó por el despeñadero al mar, y murió en las aguas.
33
Pero los porquerizos huyeron y, yéndose a la ciudad, informaron todo, incluso el
asunto de los hombres poseídos de demonios.
34
Y, ¡mire!, toda la ciudad salió al encuentro de Jesús; y, habiéndolo visto, le instaron
con ahínco a que se saliera de sus distritos.
(Marcos 5:1-20)
5 Ahora bien, llegaron a la otra orilla del mar, al país de los gerasenos.
2
E inmediatamente después que él salió de la barca, vino a su encuentro de entre las
tumbas conmemorativas un hombre bajo el poder de un espíritu inmundo.
3
Este tenía su guarida entre las tumbas; y hasta aquel entonces absolutamente nadie
podía atarlo firmemente ni siquiera con una cadena,
4
porque muchas veces había sido sujetado con grilletes y cadenas, mas las cadenas las
había roto con estallido, y los grilletes realmente quedaban hechos pedazos; y nadie
tenía fuerzas para domarlo.
5
Y continuamente, noche y día, aquel estaba en las tumbas y en las montañas dando
gritos y cortándose con piedras.
6
Pero al alcanzar a ver a Jesús desde lejos, corrió y le rindió homenaje,
7
y, habiendo clamado en alta voz, dijo: “¿Qué tengo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios
Altísimo? Te pongo bajo juramento por Dios que no me atormentes”.
8
Porque él le había estado diciendo: “Sal del hombre, espíritu inmundo”.
9
Pero se puso a preguntarle: “¿Cuál es tu nombre?”. Y él le dijo: “Mi nombre es Legión,
porque somos muchos”.
10
Y le suplicó muchas veces que no enviara a los espíritus fuera del país.
11
Ahora bien, allí junto a la montaña una gran piara de cerdos estaba paciendo.
12
De modo que ellos le suplicaron, diciendo: “Envíanos a los cerdos, para que entremos
en ellos”.
13
Y él se lo permitió. Con eso, los espíritus inmundos salieron, y entraron en los cerdos;
y la piara se precipitó por el despeñadero en el mar, unos dos mil de ellos, y uno tras otro
se ahogaron en el mar.
14
Pero sus porquerizos huyeron y lo informaron en la ciudad y en la región rural; y la
gente vino a ver qué era lo que había acontecido.
15
De modo que llegaron a Jesús, y contemplaron al endemoniado sentado, vestido y en
su cabal juicio, este que había tenido la legión; y tuvieron temor.
16
También, los que lo habían visto les contaron cómo le había ocurrido esto al
endemoniado, y acerca de los cerdos.
17
Así que comenzaron a suplicarle que se fuera de sus distritos.
18
Entonces, al entrar él en la barca, el que había estado endemoniado se puso a
suplicarle que le dejara continuar con él.
19
Sin embargo, él no le dejó, sino que le dijo: “Vete a casa a tus parientes, e infórmales
acerca de todas las cosas que Jehová ha hecho por ti, y de la misericordia que te tuvo”.
20
Y él se fue y comenzó a proclamar en la Decápolis todas las cosas que Jesús había
hecho por él, y toda la gente se admiraba.
(Lucas 8:26-39)
26
Y arribaron al país de los gerasenos, que está en el lado opuesto a Galilea.
27
Pero al salir él a tierra se encontró con él cierto varón de la ciudad, [uno] que tenía
demonios. Y hacía mucho tiempo que no se ponía ropa, y no se quedaba en casa, sino
entre las tumbas.
28
Al ver a Jesús, dio un grito y cayó delante de él, y en voz fuerte dijo: “¿Qué tengo que
ver contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes”.
29
(Porque él había estado ordenando al espíritu inmundo que saliera del hombre. Pues
hacía mucho tiempo que lo tenía firmemente asido, y repetidas veces lo sujetaban con
cadenas y grilletes, custodiado, pero él reventaba las ataduras y era impelido por el
demonio a los lugares solitarios.)
30
Jesús le preguntó: “¿Cuál es tu nombre?”. Él dijo: “Legión”, porque muchos demonios
habían entrado en él.
31
Y le suplicaban que no les ordenara irse al abismo.
32
Pues bien, había una piara de cerdos bastante numerosa paciendo allí en la montaña;
de modo que le suplicaron que les permitiera entrar en ellos. Y les dio permiso.
33
Entonces los demonios salieron del hombre y entraron en los cerdos, y la piara se
precipitó por el despeñadero en el lago, y se ahogó.
34
Pero al ver los porquerizos lo que había sucedido, huyeron y lo informaron a la ciudad
y a la región rural.
35
Entonces salió la gente a ver lo que había sucedido, y vinieron a Jesús, y hallaron al
hombre de quien habían salido los demonios, vestido y en su cabal juicio, sentado a los
pies de Jesús; y se llenaron de temor.
36
Los que lo habían visto les informaron cómo se le había devuelto la salud al
endemoniado.
37
Entonces toda la multitud de la comarca de los gerasenos le pidió que se fuera de
ellos, porque estaban poseídos de gran temor. Entonces él subió a la barca y se apartó.
38
Sin embargo, el varón de quien habían salido los demonios le rogaba [que lo dejara]
continuar con él; pero él despidió al hombre, diciendo:
39
“Vuélvete a tu casa, y sigue contando qué cosas ha hecho Dios por ti”. Por
consiguiente, este se fue, proclamando por todas partes de la ciudad qué cosas había
hecho Jesús por él.
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IINFORMACIÓN
MATEO 8:28-34
w73 15/8 pág. 497 párrs. 8-9 Acercamiento a Jehová, o a los demonios... ¿cuál?
77. Al rebelarse contra Dios, ¿desafiaron Satanás y sus demonios el poder de Dios?
77
Esto se debe a que aquella rebelión fue un desafío a Jehová Dios. Satanás y sus
demonios no desafían la omnipotencia de Dios, pues saben que él es más poderoso que ellos
y tiene poder para destruirlos. En la Biblia, en Santiago 2:19, leemos: “Tú crees que hay un solo
Dios, ¿verdad? Haces bastante bien. Y sin embargo los demonios creen y se estremecen.” Se
estremecen porque saben que Jehová ha declarado su propósito de destruirlos. Cuando
Jesucristo, obrando como representante de Dios, estaba a punto de librar a ciertas personas de
la influencia de unos demonios, éstos clamaron preguntando si él había venido a ‘destruirlos
antes del tiempo debido.’ (Mateo 8:29; Marcos 1:24) Así es que estos hijos rebeldes que son
de la región espiritual saben que no pueden desafiar con éxito el poder del Dios Todopoderoso.
MARCOS 5:1-20
***Mr 5:19, 20. ¿Por qué fueron diferentes las instrucciones de Jesús en este
caso? (nwtsty nota de estudio para Mr 5:19: “infórmales”) ***.
nwtsty nota de estudio para Mr 5:19
infórmales: Aunque Jesús normalmente le pedía a la gente que no hablara de sus milagros
(Mr 1:44; 3:12; 7:36), a aquel hombre le dijo que contara a sus familiares lo que había sucedido.
Es probable que lo hiciera porque le habían pedido que se marchara y ya no podría predicar en
ese lugar. Además, eso contrarrestaría cualquier comentario negativo sobre la muerte de los
cerdos.
*** it-1 pág. 980 Gadarenos ***
GADARENOS
¡QUÉ aterradora vista se presenta ante Jesús cuando llega a la ribera! Dos hombres
extraordinariamente fieros salen del cementerio cercano y corren hacia él. Están
poseídos de demonios. Puesto que uno de ellos es posiblemente más violento que el
otro y ha sufrido por más tiempo bajo el control de los demonios, se hace el foco de la
atención.
Por mucho tiempo este hombre digno de lástima ha estado viviendo desnudo entre
las tumbas.
*** w89 15/10 págs. 30-31 Joyas del Evangelio de Marcos ***
Allí, en el país de los gerasenos, Jesús libró del poder de los demonios a un hombre
que “tenía su guarida entre las tumbas” (5:1-20).
A veces tumbas labradas en la roca eran guaridas de dementes, escondites de
delincuentes o moradas de pobres. (Compárese con Isaías 22:16; 65:2-4.) Según cierta
obra del siglo XIX, una persona que visitó la zona donde Jesús halló al endemoniado dijo
lo siguiente sobre una morada de ese tipo: “La tumba tenía unos ocho pies (2,4 metros)
de altura por dentro, pues había un gran escalón desde la piedra del umbral hasta el
piso. El sitio medía unos doce pasos de ancho por otros doce de largo; pero como en él
no se recibía luz sino por la entrada, no podíamos ver si había una cámara interior como
en otras tumbas. Todavía quedaba dentro un sarcófago en perfecto estado, y este lo
usaba ahora la familia como baúl para el maíz y otras provisiones, de modo que este
profanado sepulcro de los muertos se había convertido así en un refugio seguro, fresco y
conveniente para los vivos”.
*** w87 15/5 pág. 8 Un discípulo inverosímil ***
Al acercarse el hombre a Jesús y caer a sus pies, los demonios que lo controlan
hacen que grite: “¿Qué tengo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te pongo
bajo juramento por Dios que no me atormentes”.
*** w87 15/5 pág. 8 Un discípulo inverosímil ***
Pero frente a Jesús, suplican que no se les envíe al abismo. De nuevo vemos el gran
poder que Jesús tenía para vencer hasta a los crueles demonios. Esto también revela
que los demonios saben que el juicio que con el tiempo les vendrá de Dios es ser
abismados junto con su caudillo, Satanás el Diablo.
*** it-1 pág. 783 Ejército ***
La cantidad de legiones variaba según las épocas, desde unas 25 hasta 33. También
variaba la cantidad de soldados que formaban una legión, cantidad que oscilaba entre
4.000 y 6.000, aunque en el primer siglo solía ser de 6.000. Por esta razón, la palabra
“legión” se usa en las Escrituras para designar un número grande pero indefinido. (Mt
26:53; Mr 5:9; Lu 8:30.)
*** it-2 págs. 198-199 Legión ***
LEGIÓN
Nombre por el que se identificó a sí mismo uno de los dos endemoniados a quienes
Cristo Jesús encontró en la región que quedaba al E. del mar de Galilea. Sin embargo, su
verdadero nombre obviamente no era Legión, sino que se refería a que estaba poseído
por muchos demonios. Posiblemente el principal de estos demonios hizo que el hombre
dijese que su nombre era Legión. En vista de que en el siglo I E.C. las legiones romanas
generalmente estaban formadas por 6.000 hombres, esto puede dar una idea de la gran
cantidad de demonios que poseían a este hombre. El endemoniado y su compañero
eran tan feroces, que nadie se atrevía a pasar por la zona donde ellos se guarecían entre
las tumbas. Bajo la influencia demoniaca, el hombre que se identificó como Legión
andaba desnudo, gritaba día y noche y se cortaba con piedras. Todos los esfuerzos que
se habían hecho por atarlo, incluso con grilletes y cadenas, habían sido en vano. Sin
embargo, Cristo Jesús liberó a este hombre y a su compañero del poder de los
demonios. Luego los demonios tomaron posesión de una piara de cerdos e hicieron que
se precipitase por el despeñadero al mar de Galilea, y todos los cerdos murieron en sus
aguas. (Mt 8:28-34; Mr 5:1-20; Lu 8:26-39; véanse CERDO; GADARENOS.)
*** w87 15/5 pág. 8 Un discípulo inverosímil ***
“Mi nombre es Legión, porque somos muchos”, es la respuesta. A los demonios les
deleita ver el sufrimiento de las personas a quienes pueden dominar, y aparentemente
disfrutan de atacarlas en grupo con cobarde espíritu de chusmas.
*** it-1 págs. 463-464 Cerdo ***
Aunque los israelitas apóstatas comían cerdo (Isa 65:4; 66:17), los libros apócrifos de
Primero de Macabeos (1:65, NC) y Segundo de Macabeos (6:18, 19; 7:1, 2, NC)
muestran que durante la dominación del rey sirio Antíoco IV Epífanes y su violenta
campaña para erradicar la adoración de Jehová, muchos judíos rehusaron comer carne
de cerdo, y prefirieron morir por violar el decreto del rey antes que quebrantar la ley de
Dios.
Si bien había otras naciones que tampoco comían cerdo, para los griegos era un
manjar exquisito. Por tanto, probablemente como resultado de la influencia helénica,
parece ser que para el tiempo del ministerio terrestre de Jesucristo había bastantes
cerdos en Palestina, en especial en la región de la Decápolis. En el país de los
gadarenos había al menos una piara de unos dos mil cerdos. Cuando Jesús permitió que
los demonios que había expulsado entraran en esta gran piara, todos los animales sin
excepción se precipitaron por un despeñadero y se ahogaron en el mar. (Mt 8:28-32; Mr
5:11-13.)
Los demonios expulsados que entraron en los cerdos. No se puede culpar a
Jesús por haber permitido que los demonios entraran en los cerdos, pues es muy posible
que haya habido ciertos factores envueltos que no se especifican, como el que los
dueños de los cerdos fuesen judíos y por lo tanto culpables de no respetar la Ley. Por
supuesto, Jesús no tenía por qué prever lo que iban a hacer los demonios una vez
entraran en los animales inmundos. Puede que los demonios hayan deseado tomar
posesión de los cerdos con el fin de derivar cierto placer sádico y contranatural. Por otro
lado, pudiera razonarse que un hombre vale mucho más que una piara de cerdos. (Mt
12:12.) Además, todos los animales pertenecen a Jehová debido a que Él es su Creador;
por consiguiente, como representante de Dios, Jesús tenía todo el derecho de permitir
que los demonios tomaran posesión de la piara de cerdos. (Sl 50:10; Jn 7:29.) El que los
demonios entraran en los cerdos fue prueba concluyente de que ya no poseían a los
hombres, y también dejó muy claro a los ojos de los observadores el daño que les
sobrevenía a las criaturas carnales poseídas por demonios. Además, aquello demostró a
los observadores humanos el poder de Jesús sobre los demonios y el de estos sobre las
criaturas carnales. Todo ello tal vez cumpliera el propósito de Jesús y explique por qué
permitió que los espíritus inmundos entraran en los cerdos.
*** jy cap. 45 pág. 115 párrs. 2-3 Jesús expulsa muchos demonios de una vez *
Cuando Jesús se sube a la barca, el hombre le suplica que le deje ir con él. Pero
Jesús le dice: “Vete a tu casa. Vuelve con tus parientes y cuéntales todo lo que Jehová
ha hecho por ti y cómo te tuvo compasión” (Marcos 5:19).
Normalmente, Jesús les dice a las personas que sana que no se lo cuenten a nadie,
porque no quiere que la gente saque conclusiones sobre él basándose en informes
sensacionalistas. Pero, en este caso, el hombre que había estado endemoniado es una
prueba viviente del poder de Jesús y podrá darles testimonio a quienes tal vez no tengan
la oportunidad de escuchar a Jesús en persona. Además, su testimonio tal vez
contrarreste las cosas negativas que se digan por la muerte de los cerdos. Así que el
hombre se va y empieza a proclamar por toda la Decápolis lo que Jesús hizo por él.
*** it-1 págs. 980-981 Gadarenos ***
Sin embargo, quizás solo él quiso más tarde acompañar al Hijo de Dios. Jesús no se
lo permitió, pero a cambio le animó a proclamar todo lo que Dios había hecho por él.
Esta instrucción de Jesús difirió de las que normalmente daba: que no se anunciasen
sus milagros. Más bien que buscar publicidad ostentosa y permitir que la gente basara
sus conclusiones en informes sensacionalistas, al parecer lo que Jesús quería era que
las personas determinasen con el debido fundamento que él en realidad era el Cristo.
Esto también cumplió las palabras proféticas habladas por medio de Isaías: “No reñirá, ni
levantará la voz, ni oirá nadie su voz en los caminos anchos”. (Mt 12:15-21; Isa 42:1-4.)
No obstante, la excepción que Jesús hizo en el caso del endemoniado fue apropiada.
Podía dar testimonio a las personas con las que el Hijo de Dios solo había tenido un
contacto limitado, en particular en vista de que se le pidió que se marchase. La presencia
de este hombre daría testimonio acerca del poder de Jesús para hacer el bien, y
contrarrestaría cualquier informe desfavorable que pudiera circular por la pérdida de la
piara de cerdos. (Mr 5:1-20; Lu 8:26-39; véase CERDO.)
*** w14 15/3 pág. 3 Cómo llegarles al corazón a familiares no creyentes ***
Cómo llegarles al corazón a familiares no creyentes
“VETE a casa a tus parientes, e infórmales acerca de todas las cosas que Jehová ha
hecho por ti, y de la misericordia que te tuvo”, le dijo Jesús a un hombre que quería ser su
seguidor. Probablemente estaban cerca de la ciudad de Gadara, al sureste del mar de
Galilea. Las palabras de Jesús revelan que comprendía una característica básica del ser
humano: el deseo de hablarle a su familia de las cosas que le importan (Mar. 5:19).
Hoy día seguimos viendo esa característica en todas las culturas, aunque en algunas
es más evidente que en otras. Por eso, cuando alguien se hace siervo del Dios
verdadero, Jehová, por lo general siente el deseo de hablarles a sus parientes de su
nueva fe. Pero ¿cómo debería hacerlo? ¿Cómo puede llegarles al corazón a familiares
que tienen otra religión o que ni siquiera creen en Dios? La Biblia da consejos muy
prácticos
*** w08 15/2 pág. 28 párr. 6 Puntos sobresalientes del libro de Marcos ***
Hizo una excepción en el caso del hombre del país de los gerasenos que había
estado endemoniado, a quien curó y ordenó que fuera a contárselo a sus parientes. A
Jesús le habían pedido que abandonara aquella región, por eso tuvo muy poco contacto,
si acaso alguno, con sus habitantes. La presencia y el testimonio de un hombre al que
Jesús había curado podrían servir para contrarrestar cualquier comentario negativo
sobre la pérdida de la piara de cerdos (Mar. 5:1-20; Luc. 8:26-39).
LUCAS 8:26-39
Nombre por el que se identificó a sí mismo uno de los dos endemoniados a quienes
Cristo Jesús encontró en la región que quedaba al E. del mar de Galilea. Sin embargo, su
verdadero nombre obviamente no era Legión, sino que se refería a que estaba poseído
por muchos demonios. Posiblemente el principal de estos demonios hizo que el hombre
dijese que su nombre era Legión. En vista de que en el siglo I E.C. las legiones romanas
generalmente estaban formadas por 6.000 hombres, esto puede dar una idea de la gran
cantidad de demonios que poseían a este hombre. El endemoniado y su compañero
eran tan feroces, que nadie se atrevía a pasar por la zona donde ellos se guarecían entre
las tumbas. Bajo la influencia demoniaca, el hombre que se identificó como Legión
andaba desnudo, gritaba día y noche y se cortaba con piedras. Todos los esfuerzos que
se habían hecho por atarlo, incluso con grilletes y cadenas, habían sido en vano. Sin
embargo, Cristo Jesús liberó a este hombre y a su compañero del poder de los
demonios. Luego los demonios tomaron posesión de una piara de cerdos e hicieron que
se precipitase por el despeñadero al mar de Galilea, y todos los cerdos murieron en sus
aguas. (Mt 8:28-34; Mr 5:1-20; Lu 8:26-39; véanse CERDO; GADARENOS.)
*** w87 15/5 pág. 8 Un discípulo inverosímil ***
“Mi nombre es Legión, porque somos muchos”, es la respuesta. A los demonios les
deleita ver el sufrimiento de las personas a quienes pueden dominar, y aparentemente
disfrutan de atacarlas en grupo con cobarde espíritu de chusmas. Pero frente a Jesús,
suplican que no se les envíe al abismo. De nuevo vemos el gran poder que Jesús tenía
para vencer hasta a los crueles demonios. Esto también revela que los demonios saben
que el juicio que con el tiempo les vendrá de Dios es ser abismados junto con su caudillo,
Satanás el Diablo.
*** it-1 págs. 980-981 Gadarenos ***
Sin embargo, quizás solo él quiso más tarde acompañar al Hijo de Dios. Jesús no se
lo permitió, pero a cambio le animó a proclamar todo lo que Dios había hecho por él.
Esta instrucción de Jesús difirió de las que normalmente daba: que no se anunciasen
sus milagros. Más bien que buscar publicidad ostentosa y permitir que la gente basara
sus conclusiones en informes sensacionalistas, al parecer lo que Jesús quería era que
las personas determinasen con el debido fundamento que él en realidad era el Cristo.
Esto también cumplió las palabras proféticas habladas por medio de Isaías: “No reñirá, ni
levantará la voz, ni oirá nadie su voz en los caminos anchos”. (Mt 12:15-21; Isa 42:1-4.)
No obstante, la excepción que Jesús hizo en el caso del endemoniado fue apropiada.
Podía dar testimonio a las personas con las que el Hijo de Dios solo había tenido un
contacto limitado, en particular en vista de que se le pidió que se marchase. La presencia
de este hombre daría testimonio acerca del poder de Jesús para hacer el bien, y
contrarrestaría cualquier informe desfavorable que pudiera circular por la pérdida de la
piara de cerdos. (Mr 5:1-20; Lu 8:26-39; véase CERDO.)
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