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Facultad de Ciencias Ambientales

Ingeniería Agroforestal
Manejo Integrado de Plagas – Practicas de Laboratorio

GUIA 10. CONTROL CULTURAL, FISICO Y MECANICO DE PLAGAS AGRICOLAS

INTRODUCCION

Desde que el hombre se convirtió en agricultor se vio en la necesidad de combatir las plagas que
atacaban a sus cultivos, disminuyendo su cosecha y, por tanto, su fuente de alimentación.
Manualmente se empezaron a eliminar los insectos de las plantas, realizando así el primer control
de plagas de la historia. No obstante, paulatinamente comenzó a darse cuenta de la capacidad
de determinados minerales para combatir esas mimas plagas. Así, por ejemplo, se tiene
constancia del empleo de azufre como plaguicida desde 1000 años antes de Cristo

La historia de la lucha contra las plagas sigue evolucionando hoy en día y aparecen nuevas formas
de control de plagas, la idea es utilizar una estrategia que combine prácticas y técnicas que
permitirían reducir el uso de agroquímicos, considerados muchas veces como única opción para
el control de las plagas agrícolas. Esa estrategia se llama Manejo Integrado de Plagas (MIP), es
lo que en adelante desarrollaremos como parte de los pasos básicos para reducir el daño de los
insectos en los cultivos.

El Manejo de Integrado de Plagas (MIP) es un sistema de protección de cultivos orientado a


mantener las plagas en niveles que no causen daño económico mediante el uso preferencial de
factores naturales, o sus derivaciones, que resulten adversos al desarrollo de las plagas. Entre
estos factores están las variedades resistentes, agentes de control biológico, prácticas
agronómicas, medidas físicas y mecánicas, y la utilización de estímulos que determinan el
comportamiento de los insectos tales como repelentes y atrayentes, y otras prácticas. Se buscan
efectos duraderos en la reducción de las densidades de las plagas. En estos casos, el uso de
plaguicidas debe ser selectivo; evitando las aplicaciones generalizadas de productos de amplio
espectro y prolongada residualidad.

Figura 1. Esquema de la estrategia de MIP uso de técnicas y prácticas para reducir poblaciones
de organismos plaga.

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CONTROL CULTURAL

El control cultural consiste en la utilización de las prácticas agrícolas ordinarias, o algunas


modificaciones de ellas, con el propósito de contribuir a prevenir los ataques de los insectos, hacer
el ambiente menos favorable para su desarrollo, destruirlos, o disminuir sus daños. En general no
se trata de medidas tomadas de improviso, ante la presencia de la plaga, sino que, por el contrario,
normalmente responden a una planificación previa dentro del proceso normal de la producción
agrícola e incluye medidas como: labores de preparación de tierras, métodos de siembra,
selección de variedades, ejecución de cultivos y aporques, manejo del agua, y de los fertilizantes,
oportunidades de cosecha, períodos de campo limpio, etc. La adecuada aplicación de las
prácticas agrícolas con estos fines, requiere de conocimientos apropiados sobre la fisiología y
fenología de las plantas cultivadas y de sus características agronómicas; de las modalidades de
las prácticas agrícolas propiamente dichas; y naturalmente, un buen conocimiento de la biología
de las plagas locales, su comportamiento y su ocurrencia estacional.

Figura 2. Técnicas de control cultural (manejo del cultivo o plantación)

Las labores culturales pueden orientarse fundamentalmente a la destrucción de las fuentes de


infestación de las plagas; a la interrupción de sus ciclos de desarrollo; a la vigorización de las
plantas para conferirles mayor tolerancia a los ataques; a formar condiciones micro climáticas
desfavorables para el desarrollo de las plagas; a eludir las estaciones del año que resultan
favorables para los insectos; y al empleo de plantas-trampa.

También se suele considerar dentro del control cultural, la utilización de plantas resistentes o
tolerantes a las plagas, se refiere al amplio grupo de técnicas u opciones de manejo que pueden

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ser manipuladas por productores agrícolas para lograr sus objetivos de producción de cultivos
(Kennedy et al. 1975), son "manipulaciones del medio ambiente para mejorar la producción de
cultivos." Por otra parte, "control cultural", es la alteración deliberada del sistema de producción,
bien sea el sistema de producción en sí mismo o prácticas específicas de producción de cultivos,
para reducir la población de plagas o evitar el daño de las plagas a los cultivos (Ashdown, 1977).

Condiciones del control cultural.


1. Optimizar el crecimiento de la planta.
2. Se logra una mayor resistencia del cultivo contra las plagas y enfermedades prestando la debida
atención a los factores de crecimiento como el clima, abonado, irrigación, pH, CE, etc.
3. La mayoría de los cultivadores pueden controlar la mayoría de estos factores.
4. Cuando uno de estos factores no es del todo óptimo, la planta muestra síntomas de estrés. Se
vuelven más débiles y disminuye su resistencia, aumentando la vulnerabilidad del cultivo frente a
las plagas y enfermedades. Si, por el contrario, el cultivo está sano, se deberán utilizar menos
productos fitosanitarios químicos.
5. Usar variedades resistentes o tolerantes donde y cuando sea apropiado.
6. Cultivar las variedades susceptibles preferentemente en un periodo en el que el nivel de infección
es bajo. Adelantando o atrasando el periodo de crecimiento puede ayudar a disminuir la infección
de ciertas plagas.
7. Evitar las elevadas densidades de plantación.
8. Las elevadas densidades de plantación resultan en plantas débiles y delgadas, que son
susceptibles a las plagas y enfermedades.
9. Usar, en la medida de lo posible, material de plantación procedente del cultivo de tejidos. Esta
es la base de un material de propagación libre de enfermedades.
10. Usar, en la medida de lo posible, material de plantación procedente de viveros en los que se
practique el MIP.
11. Evitar que las plantas lleven demasiados frutos o flores o demasiado pocos. Las plantas
cosechadas a intervalos irregulares se debilitan y son por lo tanto más vulnerables a los
organismos nocivos.
12. Aplicar el sistema de rotación de cultivos. Si se rotan cultivos que sufren las mismas plagas con
cultivos que sufran otras plagas, el nivel de infección será relativamente bajo.

Preparación del suelo. Un suelo sano significa plantas sanas, que son relativamente más
resistentes a las plagas. Un suelo rico en materia orgánica contiene un gran número de
microorganismos benéficos que controlan a nematodos y enfermedades. Además, a través del
volteo de la tierra se expone a algunas plagas del suelo al ambiente o a predadores, el terreno es
nivelado y facilitado el manejo adecuado de agua.

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El volteo del suelo favorece la germinación uniforme de las semillas y un buen enraizamiento de
las plantitas.
Actualmente también hay la tendencia de una labranza mínima o labranza cero con el fin de evitar
la perturbación del suelo y fortalecer los microorganismos, pero su incidencia sobre las plagas
aún no está bien definida

Uso de semilla limpia. Una semilla limpia evita la proliferación de enfermedades e insectos
nocivos. Buena semilla garantiza un crecimiento y desarrollo bueno desde un principio.

Elección de las variedades. Las variedades a sembrarse en cada ecosistema agrícola deberán
ser variedades que han demostrado ser resistentes a plagas y/o enfermedades. Generalmente
son variedades locales, autóctonas de la zona que son más rústicas y pueden soportar
condiciones ambientales adversas mejor que los híbridos. También hay variedades mejoradas
genéticamente con fines de sanidad vegetal. Se recomienda usar variedades adaptadas y
aprobadas en la zona con relación a temperatura y suelo
Control de la densidad de la siembra. Algunos cultivos cuando son sembrados en mayor
densidad pueden ser raleados y de esta manera mantenerlos niveles de producción

Aporque o calzado. Es la apilación de tierra alrededor de la base de las plantas, para evitar que
las raíces se expongan a la intemperie y sean presa de algunas plagas (p.e. polilla de la papa
Phthorimaea operculella o para cubrir hojas minadas por moscas minadoras de papa Liriomyza
huidobrensis). En este caso la plaga no puede atacar al cuello de las plantas, raíces o tubérculos

Manipulación de la fecha de siembra y cosechas oportunas. La elección de una fecha


apropiada de siembra, y la realización en un corto período de tiempo, permite en algunos casos
escapar a ciertas plagas. Este el caso de la siembra adelantada de algodonero para evitar ataques
de arrebiatado. Adelantando o retrasando la siembra o cosecha de cultivos anuales se puede
evitar un fuerte ataque de plagas, realizando las siembras en las épocas del año en que las plagas
se encuentran ausentes, o sembrando de tal modo que el estado más susceptible del cultivo
coincida con la época del año en que la plaga sea menos abundante. Una cosecha temprana
puede impedir que la plaga se desarrolle completamente y muera, por lo que la temperatura y/o
la humedad relativa son inapropiadas para plagas o las plagas no pueden terminar a desarrollarse

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Manejo de malezas

Dentro del cultivo


Las malezas causan molestias por competir con los cultivos por los recursos vitales, como agua,
nutrientes y luz. Estas plantas albergan tanto insectos como patógenos que pueden convertirse
en serios problemas para el cultivo.
Sin embargo, la estimulación selectiva de algunas malezas puede generar beneficios en el control
de ciertas plagas.
Actualmente se recomienda una destrucción selectiva de malezas, previa evaluación de cada
caso.

En los bordes del cultivo


Muchas plagas insectiles, como también benéficos, pueden alimentarse y/o reproducirse en la
vegetación que crece en los bordes de los campos, las que posteriormente infestarán al cultivo.
Las plantas pueden ser reservorios para los enemigos naturales y refugios de la vida silvestre.

Periodos libres de cultivo. En algunas regiones es necesario dejar los campos libres por un
determinado lapso, y de esta manera reducir plagas de cierta importancia económica que afectan
el cultivo. Con este período libre se corta el ciclo de reproducción de las plagas

Destrucción de residuos y rastrojos / Campo limpio. Consiste en la destrucción total de plantas


hospederas por un período relativamente prolongado, generalmente no menor de dos meses.
Para que se tengan buenos resultados la medida debe observarse sobre un área extensa. P.ej.
frutas dañadas por moscas de la fruta Ceratitis capitata y evitar el incremento de su población

Cultivos asociados o policultivos. El incremento de la biodiversidad en los agroecosistemas,


facilita el incremento de organismos benéficos, además de mejorar en algunos casos la
incorporación de nutrientes, como en el caso de leguminosas. En un monocultivo hay una mayor
abundancia de hospederos, con lo que la plaga se propaga en gran cantidad. En cambio, en
cultivos asociados la propagación de las plagas no es tan alta, por falta de alimento y por lo que
es más difícil encontrar a la planta hospedera por el olor y la presencia visual del otro cultivo.
Algunos ejemplos son:
- Maíz intercalado con algodón favorece el desarrollo de enemigos, particularmente chinches
predadores de huevos de Heliothis y otras plagas.
También se favorecen las avispitas Trichogramma y Apanteles.
- Maíz - frijol regula a Meloidogyne sp.

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Rotación de cultivos. Una de las prácticas culturales más antiguas y difundidas es la rotación de
cultivos, cuyo principal objetivo es separar en el tiempo o espacio la plaga de sus hospederos.
Desde el punto de vista fitosanitario, este método consiste en alternar campañas con cultivos de
diferentes familias botánicas que no sean atacados por las mismas plagas. Si un cultivo
susceptible a una plaga es seguido por otro igualmente susceptible, se favorece el desarrollo de
la plaga y sus daños se acentúan. Con esta práctica se interrumpe los ciclos de las plagas de un
cultivo, que no son comunes a los otros cultivos en rotación y la plaga no se puede reproducir por
falta de alimento

Plantas repelentes. Algunas plantas producen un olor fuerte y desagradable para insectos que
los ahuyenta. Estas plantas asociadas con plantas atrayentes pueden reducir el ataque de plagas
a un mínimo.
Además del olor también hay plantas que producen exudaciones radiculares que no favorecen a
plagas como nematodos en el suelo. Las exudaciones radiculares modifican la fauna del suelo.
P.ej. caléndula y tagetes (marigold) controlan a Meloidogyne sp.; una asociación entre zanahorias,
cebollas y poro se protegen contra moscas

Manipulación de la fertilidad. El cultivo en suelos fértiles o una buena fertilización produce


plantas vigorosas de rápido crecimiento que son capaces de tolerar los ataques de cierta
población de plagas; de otro modo, plantas débiles que crecen en suelos pobres o que no han
sido abonadas pueden ser destruidas por el ataque de una población similar de plagas.
El abonamiento correcto ayuda mucho a las plantas en defensa contra los insectos, pero un
abonamiento exagerado puede ser peligroso pues las plantas crecerán en exceso con la
consiguiente formación de tejidos tiernos que son muy atractivos para muchos insectos y ácaros,
p.e. un exceso de nitrógeno en la planta provoca mayores infestaciones de arañita roja
(Tetranychus urticae) en diversos cultivos

Uso de tutores. Los tutores permiten que algunas plantas desarrollen hacia arriba y no hacia los
lados, de esta manera se evita el ataque de algunas plagas, en el cultivo de tomate.

Poda y remoción de partes infestadas. Partes de plantas dañadas por plagas, deben ser
eliminadas para evitar que estas se reproduzcan e infesten a toda una plantación; esta técnica es
útil en el control de diversas queresas de cítricos (queresa coma Lepidosaphes becki y queresa
redonda Selenaspidus articulatus).

Manejo de agua. El manejo del agua de riego puede favorecer o impedir el desarrollo de altas
poblaciones de insectos. Los riegos deben darse en forma muy cuidadosa y controlada, evitando
los riegos pesados y distanciados. Se recomienda riegos ligeros y más frecuentes con la finalidad

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de lograr una zona radicular con un adecuado volumen poroso conteniendo suficiente aire y agua
de buena calidad. Los volúmenes de agua aplicados deberán estar apoyados en un programa de
investigación.

CONTROL FISICO DE PLAGAS AGRICOLAS

El Control Físico consiste en la utilización de algún agente físico como la temperatura, humedad,
insolación, fotoperiodismo y radiaciones electromagnéticas, en intensidades que resulten letales
para los insectos.
El fundamento del método es que las plagas sólo pueden desarrollarse y sobrevivir dentro de
ciertos límites de intensidad de los factores físicos ambientales; más allá de los límites mínimos y
máximos, las condiciones resultan letales. Los límites varían según las especies de insectos; y
para una misma especie, según su estado de desarrollo. Además, los límites de cada factor varían
en interacción con las intensidades de los otros factores ambientales y con el estado fisiológico
del insecto. Los insectos en diapausa, por ejemplo, son capaces de soportar temperaturas muy
bajas que resultarían letales para los individuos que no se encuentran en ese estado.

Figura 3. Técnicas de control físico de plagas agrícolas.


Los factores físicos del ambiente en el campo son esencialmente los constituyentes del clima,
factores que hasta el presente no pueden ser manipulados significativamente por el hombre. En
unos pocos casos es posible lograr algunas variaciones microclimáticas que tienen efecto sobre
las plagas; como el manejo de la densidad del cultivo (distancia entre plantas y entre surcos), la
orientación del surco respecto al movimiento del sol; la utilización de sombra para ciertos cultivos
como el cafeto y el cacaotero. Algunos de estos manejos se tratan dentro del Control Cultural
puesto que son precisamente las prácticas culturales las que permiten estas variaciones.

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Las temperaturas bajas
Las temperaturas bajas pueden llegar a producir la muerte de los insectos pero normalmente sólo
después de exposiciones muy prolongadas; de lo contrario, el insecto se recupera del estado de
sopor ocasionado por el frío. En muchos casos, el uso de bajas temperaturas no tiene como
intención principal provocar la muerte del insecto sino retardar su desarrollo en los productos
vegetales almacenados. Los insectos en estados invernales suelen ser muy resistentes a las bajas
temperaturas; las larvas invernales de la polilla de la manzana, por ejemplo, llegan a soportar
temperaturas de -20°C sin congelarse.
Los insectos de granos almacenados son bastante susceptibles a las bajas temperaturas. En
lugares con inviernos muy fríos se recomienda abrir los almacenes o trasvasar el grano de un silo
a otro con el fin de enfriarlo.
Temperaturas de almacenamiento de granos y semillas de 8° a 10°C inactivan a los insectos; sin
embargo debe tenerse cuidado que la humedad sea menor de 12% para evitar el desarrollo de
ácaros que sí pueden estar activos a esas temperaturas.
El almacenamiento de frutos infestados con la mosca mediterránea, Ceratitis capitata y otras
especies, a temperaturas de 1°C por 12 días ó 2°C por 20 días mata a todos los estados de
desarrollo de esos insectos. Estos tratamientos son apropiados para peras, manzanas, uvas, kiwi,
kaki y granada. Entre las frutas tropicales, algunas especies como mangos y papayas son
afectadas por estas condiciones. En cambio los cítricos y la carambola soportan los tratamientos.
Las termitas que se encuentran atacando la madera, mueren cuando son expuestos a
temperaturas de -9°C por 4 días. La refrigeración de telas y pieles protege a estos productos de
los insectos que las dañan.

MANEJO DE LA HUMEDAD
La humedad tiene gran influencia sobre las poblaciones de los insectos pero su manipulación
como medida de control es muy limitada. En algunos casos es posible reducir la humedad en el
espacio cubierto por el follaje, mediante la eliminación de las malezas y seleccionando plantas
que tienen hábitos de crecimiento foliar abierto o erecto. Estas posibilidades se discuten dentro
del capítulo de Control Cultural.
La alta humedad de los granos almacenados favorece el desarrollo de las plagas y hongos; de allí
que se recomiende el almacenamiento de los granos cuando su humedad no sea mayor al 12 por
ciento.
En el campo, los riegos pesados matan gusanos de tierra y otros insectos por ahogamiento.
MANEJO DE LUZ
La iluminación es otro factor que tiene influencia en el desarrollo pero sobre todo en el
comportamiento de los insectos. Su utilización no ha sido resistentes a las bajas temperaturas; las

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larvas invernales de la polilla de la manzana, por ejemplo, llegan a soportar temperaturas de -
20°C sin congelarse.
Los insectos de granos almacenados son bastante susceptibles a las bajas temperaturas. En
lugares con inviernos muy fríos se recomienda abrir los almacenes o trasvasar el grano de un silo
a otro con el fin de enfriarlo.
Temperaturas de almacenamiento de granos y semillas de 8° a 10°C inactivan a los insectos; sin
embargo debe tenerse cuidado que la humedad sea menor de 12% para evitar el desarrollo de
ácaros que sí pueden estar activos a esas temperaturas.
El almacenamiento de frutos infestados con la mosca mediterránea, Ceratitis capitata y otras
especies, a temperaturas de 1°C por 12 días ó 2°C por 20 días mata a todos los estados de
desarrollo de esos insectos. Estos tratamientos son apropiados para peras, manzanas, uvas, kiwi,
kaki y granada. Entre las frutas tropicales, algunas especies como mangos y papayas son
afectadas por estas condiciones. En cambio los cítricos y la carambola soportan los tratamientos.
Las termitas que se encuentran atacando la madera, mueren cuando son expuestos a
temperaturas de -9°C por 4 días. La refrigeración de telas y pieles protege a estos productos de
los insectos que las dañan.

MANEJO DE ATMOSFERAS CONTROLADAS


Las atmósferas controladas constituyen una alternativa moderna al uso de fumigantes contra
insectos de las frutas y otros productos en almacenamiento. El propósito es matar a los insectos
por asfixia, alterando las concentraciones de oxígeno, dióxido de carbono y nitrógeno que son
componentes naturales de la atmósfera. Con tal fin, el oxígeno generalmente es reducido a menos
del 1 por ciento y el dióxido de carbono se eleva notablemente sobre el 10 por ciento.
El efecto letal contra los insectos suele ocurrir entre unos pocos días a dos semanas, según la
especies de insecto, tipo de producto almacenado, temperatura, humedad y calidad de la
atmósfera controlada. El tratamiento no debe afectar la calidad de productos almacenados.
La atmósfera normal del almacén debe ser desplazada por la atmósfera controlada en uno o dos
días. El oxígeno se suele disminuir por combustión (generalmente con quemadores de gas natural
o propano); el bióxido de carbono se libera de galones de gas concentrado; y el nitrógeno a partir
de nitrógeno líquido o separado del aire comprimido.
Algunos insectos de granos almacenados son controlados exponiéndolos por 203 días a 0.5 por
ciento de oxígeno y 11.5 por ciento de dióxido de carbono; o dióxido de carbono sobre 70 por
ciento a 27°C y 60% de humedad relativa. Temperaturas más bajas y humedades relativas más
altas requieren mayor tiempo de exposición (Mitchel y Kader, 1992).

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MANEJO DE LA RADIACIÓN
Desde la década de 1960 se ha tratado de utilizar comercialmente el tratamiento de productos
agrícolas secos y frescos con radiaciones (rayos gamma y rayos X) usando fuentes de Cobalto y
Cesio radiactivos, para controlar plagas y enfermedades. Los insectos son más sensibles a la
radiación que los hongos, bacterias y virus, y mueren dentro del límite de radiación máxima
aprobada por razones de seguridad (100 kilorads).
Las radiaciones utilizadas no deben dañar la calidad del producto (apariencia, sabor, color, valor
nutritivo, etc). Las dosis efectivas están entre 45 y 60 kr. y pueden ser toleradas fácilmente por la
fruta seca y las nueces. En cambio, productos frescos suelen sufrir cambios fisiológicos
indeseables por acción de las radiaciones (Lindsey y col., 1989). En general es un procedimiento
costoso y complicado.

CONTROL MECANICO DE PLAGAS AGRICOLAS

Figura 4. Prácticas de control mecánico de plagas agrícolas.

El control mecánico de las plagas comprende las técnicas más antiguas y simples de la lucha
contra los insectos. Estas técnicas consisten en la remoción y destrucción de los insectos y
órganos infestados de las plantas. También se incluye la exclusión de los insectos y otros animales
por medio de las barreras y otros dispositivos. La aplicación de estas técnicas demanda mucha
mano de obra por lo que tienden a desaparecer de las grandes y medianas áreas de cultivo. En
ciertos casos, particularmente cuando se trata de la pequeña agricultura, el control mecánico
puede aplicarse con relativa eficiencia. Entre las diversas técnicas de control mecánico se pueden
mencionar las siguientes:

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RECOJO DE INSECTOS
La práctica más conocida de control mecánico, e indudablemente el método más antiguo de
control de plagas, es el recojo manual de insectos y caracoles. Para que esta práctica sea factible
los insectos, larvas o adultos, o masas de huevos, deben ser de tamaño grande y fácilmente
visibles.
Se recomienda el recojo de larvas de esfíngidos, como los gusanos cornudos del tomate, tabaco,
vid, y yuca; de escarabajos adultos de la familia Scarabaeidae; de gorgojos grandes como
Rhynchophorus del cocotero y de los caracoles, en diversos cultivos. En el Perú, se ha practicado
por mucho tiempo la recolección manual de bajas poblaciones remanentes del arrebiatado del
algodonero. Los insectos recolectados pueden eliminarse por diversos medios; una forma muy
común consiste en sumergirlos en recipientes con kerosene y agua. En el recojo del arrebiatado,
cada recolector va provisto de una botella con kerosene y agua en la que va introduciendo a los
insectos que captura.
En un esfuerzo por mecanizar estas técnicas y facilitar la recolección y destrucción de los insectos,
se han diseñado diversos artefactos, pero la mayoría han sido abandonados por su limitada
efectividad. En el Perú se trató de facilitar el recojo del picudo del algodonero mediante el "embudo
Lamas" y la "red Bagley", pero no dieron los resultados esperados. Estos instrumentos, sin
embargo, pueden utilizarse como métodos de muestreo de poblaciones de picudo y otros insectos.

TRITURACIÓN DE INSECTOS
En los países industrializados, particularmente en los Estados Unidos, se han ensayado
destrozadoras (desbrozadoras) mecánicas de residuos del algodonero con el fin de eliminar el
gusano rosado que se cobija en el rastrojo, restos de bellotas y semillas, que quedan después de
la cosecha; pero la eficiencia de estas máquinas parece ser limitada. En la industria de la molinería
se ha desarrollado una máquina llamada "Entoleter" que destruye a los insectos de los granos por
impacto. En esta máquina el grano es lanzado por fuerza centrífuga contra las paredes de un
cilindro causando la muerte del insecto y el quebrado de los granos infestados. Los insectos y los
granos quebrados son separados luego por medio de tamices.
En casos muy particulares, como cuando sé realizan podas de renovación en duraznos y otros
frutales dejando solo los troncos y las ramas maestras, se pueden eliminar las infestaciones de
queresas utilizando escobillas de fibras duras, como aquellas que se utilizan para lavar ropa.
Puede incluirse también en esta forma de control a la acción mecánica de los chorros de agua a
alta presión que destruyen a los migrantes de queresas, cochinillas harinosas, ácaros y otros
insectos pequeños de arbustos, árboles y otras plantas en jardines caseros.

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RECOJO DE ÓRGANOS INFESTADOS
Cuando los botones y frutos que se encuentran infestados se distinguen fácilmente, puede
procederse a su recolección manual. Los órganos recolectados se destruyen para eliminar a los
insectos que se encuentran en ellos; o se les aprovecha para recuperar los parásitos que pudieran
encontrarse atacando los insectos en los órganos infestados.
La destrucción de los frutos se logra quemándolos o enterrándolos en fosas suficientemente
profundas que no permitan la emergencia de los insectos. Cuando se trata del recojo de frutos
infestados por la mosca de la fruta y otros insectos, y que normalmente se encuentran caídos en
el suelo, el recojo debe hacerse a intervalos frecuentes para evitar que las larvas abandonen los
frutos y penetren al suelo o busquen un lugar apropiado para empupar.
Cuando se trata de recuperar los insectos benéficos, el material recogido se coloca en bandejas
apropiadas dentro de “cámaras de recuperación”. Estas cámaras normalmente poseen ventanas
con mallas apropiadas que permiten la salida de los parásitos pero retienen a las plagas,
aprovechando las diferencias en el tamaño. En otros casos, los parásitos pueden ser recolectados
con aspiradoras pequeñas para ser liberados posteriormente.
En el Perú, se ha practicado la recuperación de parásitos del picudo del algodonero y de
perforadores pequeños de la bellota a base de la recolección de botones y bellotas infestadas
(Hoyle y Lobatón 1958). Más recientemente se ha hecho lo mismo con los parasitoides de la
mosca minadora de la papa, utilizando simples cajas de cartón. Las hojas con daños son
colocadas en la caja hasta la emergencia de las avispitas parasitoides. Mallas de tamaño
apropiado permiten la salida de los parasitoides pero no de las moscas.

EXCLUSIÓN DE LOS INSECTOS


La exclusión, o sea el uso de barreras artificiales que imposibiliten el acceso de los insectos
dañinos, es de aplicabilidad bastante limitada en agricultura. La práctica más conocida es el
"embolsado de los frutos" que consiste en cubrir los frutos con bolsas de papel o plástico para
protegerlos contra las moscas de la fruta y otros insectos. La aplicación de esta práctica se justifica
en frutos valiosos, en huertos pequeños, y en racimos de frutos de gran tamaño.
La exclusión de las hormigas de los árboles, donde resultan perjudiciales por interferir con el
control biológico de las queresas cóccidas, se logra impregnando los troncos con substancias
adhesivas especiales. También puede utilizarse barreras con insecticidas a base de un producto
formicida.
Cualquier insecto que no vuele es susceptible a barreras que se colocan en los tallos de los
árboles. Las barreras pueden construirse con bandas de papel, cartón o plástico impregnadas con
insecticida. Hay referencias antiguas sobre el uso de barreras de insecticidas contra las
migraciones masivas de orugas de noctuideos conocidos como gusanos soldados. La barrera
consiste en zanjas espolvoreadas con insecticidas. Es posible que esta técnica también funcione

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con insectos que no puedan volar, como el gorgojo de los Andes en la sierra y el gorgojo del
camote en la costa. Recientemente (Boiteau y col. 1993) han demostrado que zanjas cubiertas de
plástico son barreras efectivas contra el escarabajo colorado de la papa. Los escarabajos migran
caminando hacia los campos de papa desde sus áreas de hibernación. Al caer a las zanjas no
pueden trepar por la superficie de plástico y mueren por desecamiento. La exclusión se usa más
frecuentemente contra plagas caseras y de almacenes. En muchos lugares es común el uso de
mallas metálicas o plásticas en las ventanas y puertas para evitar el ingreso de moscas, zancudos,
arañas y otros animales al interior de las casas; o de polillas y roedores a los almacenes.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
BAGLEY, RICHARD W. 1958. La relación entre el desarrollo de la planta y el estado fitosanitarío
del algodonero. Rev. Peruana de Entomol. Agrícola 1 (1): 4-6.
CISNEROS V., Fausto 1995. Control de Plagas Agrícolas.
HERRERA A., JUAN. 1978. Prácticas agronómicas y su influencia sobre las plagas y sus daños
en Principio Generales de Control Integrado de Plagas y Enfermedades con énfasis en maíz y
soya. Tomo ü. Univ. Nacional Agraria. Lima-Perú.
LIZARRAGA T., ALFONSO. Manejo Ecológico de Plagas. Curso a Distancia. 2005. Ediciones
RAAA. Lima – Perú.

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