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“Cuando Dios también llego al espacio”

En la clase del día 11 hablamos sobre la carrera espacial y los primeros intentos de romper las
barreras físicas – como la velocidad de escape – que hasta el siglo XX nos habían impedido, entre
otras cosas, conseguir una fotografía donde apareciese toda la humanidad. Lamentablemente,
nuestra primera foto fue en un contexto convulso, donde las tensiones entre las dos grandes
potencias amenazaban con la tercera guerra mundial. Un ejemplo grafico de la amenaza es el
llamado reloj del apocalipsis, un reloj simbólico, mantenido desde 1947 por la junta directiva del
Bulletin of the Atomic Scientists (Boletín de Científicos Atómicos) de la Universidad de Chicago
que usa la analogía de la especie humana estando siempre «a minutos de la medianoche», donde
la medianoche representa la «destrucción total y catastrófica» de la Humanidad. Es paradójico
que la imagen que más nos una – la tierra vista desde el espacio – fuera en un momento tan
cercano a la medianoche, a nuestra destrucción.

Los rusos llevaban la ventaja espacial. Suyo era el primer objeto artificial que giró alrededor de
la Tierra –el Sputnik 1–, el primer ser vivo –Laika–, el primer hombre –Yuri Gagarin– y la primera
mujer –Valentina Tereshkova–. Pero el paso del estadounidense Neil Armstrong –cuya figura se
reivindica en la última película de Damien Chazelle: First Man – fue una gran zancada que puso
a los americanos en la primera línea. Como es de imaginar, este acontecimiento no estuvo exento
de acciones simbólicas. Armstrong y Aldrin colocaron la bandera de Estados Unidos en la Luna
y, continuando con el camino que habían emprendido desde el Apolo 8 leyendo fragmentos del
Génesis, celebraron una comunión improvisada .

Es curiosa la presencia de la religión en la carrera espacial. Ocho años antes Gagarin se dejó atar
en la punta de un misil balístico para salir rugiendo hacia un espacio negro y absolutamente
desconocido para la época. Su primer comentario fue: “La Tierra es azul”. Sorprendido. Hoy nos
parece banal, pero era la primera vez que ojos humanos veían la tierra desde el espacio. Y se
extendió que Gagarin dijo eso de “no veo ningún dios aquí arriba”.

Aunque la frase tiene toda lógica, puesto que Dios llegaría al espacio años más tarde de la mano
de los americanos, parece ser que el cosmonauta ruso nunca llegó a decir tal cosa. En una
entrevista al Coronel Valentin Petrov, colega y buen amigo de Yuri, se conoció que la frase fue
realmente el resultado del comentario que Nikita Khrushchev hizo en un discurso de propaganda
anti-religiosa delante del Comité Central del Partido Comunista Soviético: “En ese tiempo
Khrushchev dio a todo el Partido y organizaciones de Komsomol la tarea de promover esta
propaganda y dijo: ‘¿Por qué deberíamos asirnos a Dios? Miren, Gagarin voló en el espacio y no
vio a Dios’”.
En fin. Si os habéis dado cuenta de la hora que es –en nuestro reloj del apocalipsis, claro–, podréis
ver que es la primera vez que el Reloj regresa a horarios del siglo pasado. Desde 1953 no se
llegaba a estar a dos minutos de la medianoche. Hoy, que además de fotografiar a toda la
humanidad podemos verla en directo, estamos más cerca del fin del mundo de lo que jamás
hubiéramos podido imaginar hace unos años. Llevar a Dios al espacio no ha servido para nada.

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