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El Dr. Ibarra en su obra nos introduce a una problemática contemporánea donde la reflexión
no solo se vuelve pertinente, sino necesaria: El problema del fundamento. En esta obra
debemos de entender a la metafísica como la capacidad de dar fundamento a la realidad
humana y que se muestra en su comunidad en las tradiciones. El fundamento de la
existencia que tiene una comunidad, su comprensión del mundo, y que revitaliza con las
tradiciones es lo que reflexiona esta obra.
“La consideración de la tradición como depositaria de la verdad que une a las generaciones
y es expresión de una verdad última tanto como absoluta sirve para caracterizarle como un
conjunto de prácticas en las cuales se reconoce este rasgo de autoridad y fundamento
metafísico”1
La tradición es aquella que permite una revitalización del “sentido del mundo”, y en la cual
permite una unión y apertura entre el hombre del presente y el del pasado. Este aprecio por
el pasado y su intención de heredar se aprecia en el mundo griego y en el medieval. Esto lo
podemos encontrar en el mismo Aristóteles cuando discute en su libro II de la Metafísica
con la tradición filosófica que ya tenía atrás de él, también los medievales con la figura de
Tomas de Aquino se vislumbra en las discusiones que tenía con la tradición de la patrística
en la Suma Teológica.
Entendido así la tradición, no se constituye como una forma rígida de vida que se impone
desde arriba para moldear homogéneamente la vida de las personas, sino que es un
compartir un conocimiento adquirido sobre las vivencias existenciales de los ancestros para
discutir y dialogar con ellas. Exige entonces que la tradición se transforme, y es ahí donde
muestra que ésta viva.
La discusión con la tradición señala Ibarra, parece ya no ser prioridad para el proyecto
moderno. Ni les interesa volver a recurrir la memoria de los griegos, como se puede
apreciar con Aristóteles donde en su Libro III de la Metafísica recoge los saberes de sus
antepasados y dialoga con ellos; también el apreció de los medievales por su tradición,
como Santo Tomas en su Summa Teológica, no importa más para el proyecto moderno.
Ante esto tendríamos que preguntarnos seriamente si: "¿Occidente podrá sobrevivir a la
modernidad?". Ibarra señala que, en nuestras sociedades globalizadas y liberales, donde se
ha originado una erosión en el sentido de comunidad entre las personas, tienen de raíz el
proyecto de la modernidad, la cual imposibilita un “Sentido del mundo”.
Sin embargo, esta visión de la tradición destruye lo que originalmente es: Una apropiación
del pasado no para congelarlo y preservarlo de manera estática, sino entrar en discusión con
ella para que siga teniendo influencia sobre las personas presentes. Una visión de la
tradición como una cuestión puramente identitaria es peligrosa, y cierra totalmente la
apertura al otro y al Otro.
En conclusión.
Estamos ante una obra que pretende abordar el problema de la tradición y la modernidad, y
señalarlo como uno de los problemas fundamentales de nuestra época. Es sin duda una
crítica de la modernidad desde la reivindicación de la tradición ante el olvido sistemático
del pasado que la modernidad poco a poco a impuesto y ante el identitario que pretende un
regreso a un “pasado glorioso” que no existe y que conlleva un encerramiento del “Mundo”
para con el otro. Un libro que vale la pena discutirse y reflexionarse.
Bibliografía.