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Claves para competir en el mundo laboral moderno

07 de julio de 2010 0
Al parecer, las empresas de hoy necesitan profesionales con un enfoque
claro, que sean capaces de tomar decisiones y resolver problemas por sí
mismos. El obedecer ciegamente al jefe ha quedado como un modelo del
pasado.

Recientemente Inacap realizó el III Seminario Internacional sobre Desafíos de


la Educación Superior, actividad que contó con la presencia de connotados
expertos nacionales y extranjeros, entre los que destacó el director del
Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad del
País Vasco, Clemente Lobato.
En su alocución el académico entregó varias claves a tener en
cuenta en un mundo cambiante y cada vez más competitivo. Según
Lobato, la gran falencia de los profesionales modernos es lo etéreo de sus
conocimientos, pues no son pocos los que conservan lo estudiado hasta el
día del examen para luego olvidar lo aprendido. Este comportamiento se
repite a lo largo de toda la carrera.
Eso, sumado a la rapidez de los cambios tecnológicos y los avances en
ciertas materias, genera egresados incapaces de desenvolverse en un
campo donde el desarrollo va a una velocidad mayor a la que ellos
aprenden. Lobato es claro en señalar que las “universidades entregan
conocimientos que se vuelven obsoletos”, por lo que además se hace
imprescindible que las casas de estudio entreguen competencias que de
herramientas a los jóvenes para enfrentarse al mercado laboral.

Para el docente vasco, el primer punto en el que hay que poner atención es
a la falta de mecanismos que permitan un real trabajo de colaboración entre
los alumnos, lo que provoca profesionales individualistas e incapaces
de formar equipos de trabajo. Para Lobato, esta forma de trabajo del
siglo XXI y de ahí la necesidad de cambiar a un sistema de trabajo y estudio
que implique interdependencia.

Este modelo latino se contrapone al ejemplo anglosajón de tutorías en el


que los propios alumnos generan lazos de apoyo, en el que algunas veces
se da en forma reciproca entre las partes. Obviamente el educarse bajo este
patrón de trabajo hace más fácil que se reproduzca en el mundo laboral con
mejores resultados productivos que los que gustan de trabajar solos.

Poder de decisión

Otro factor es la creación de un pensamiento crítico que permita la toma de


decisiones. Según Lobato, esto se desarrolla a través de la argumentación,
la confrontación y el debate, lo cual debiera incentivar al alumno a
asociar ideas y a encontrar caminos de solución diferentes para un
mismo problema.

Esta capacidad analítica sin duda es muy bien recibida por las empresas
modernas, las cuales requieren de profesionales proactivos y con capacidad
de decisión ante eventuales problemas en su ejercicio. Sin embargo, esto
también requiere de un voto de confianza de las empresas para con el
trabajo que desarrollan sus empleados, permitiendo la horizontalidad de las
líneas de mando.

Potenciar la divergencia

Otra carencia de los profesionales jóvenes es el poco poder de resolución


con el que cuentan, pues hay una ausencia de incentivos que
potencien el pensamiento divergente, la indagación de datos y la
verificación de estos mismos. Esto provoca en el futuro que los
profesionales asuman como cierto lo que provenga de los altos mandos de
la empresa sin ningún cuestionamiento.

Lo anterior imposibilita el cambio de opiniones que las empresas modernas


actuales propician como parte de su forma de trabajo.

Lo cierto es que lo que propone Lobato implica cambios importantes en la


forma de trabajar en la mayoría de las empresas chilenas, más orientadas al
modelo tradicional donde sólo la cabeza es la que toma las decisiones y
crea las pautas de trabajo.

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