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Rivas, Ricardo Alberto

El origen de la nación y los


historiadores
latinoamericanos

Cuadernos del CISH


1996, Año 1 Nro. 1, p. 52-67.

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Rivas, R. A. (1996) El origen de la nación y los historiadores
latinoamericanos [En línea]. Cuadernos del CISH, 1(1). Disponible
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ELORIGEN DE LANACIÓN Y LOS HISTORIADORES LATINO-

--
AIVBICANOS*

Ricardo Alberto Rivas

Unidas con lazos que el cielo formo.


jO
expresión en la historiografia es obvia. ]
la América toda existe en Nación ., El aporte de los historiadores a la función
estatal no deja dudas. En efecto, la mediación
Vicente Salías, 1811. que el Estado establece entre las clases socia-
les no lo logra, simplemente como artefacto sino
también como conciencia; de allí el rol de los
".. ..formar argentinos a ejemplos de intelectuales del statu quo quienes, como dice
aquellos que por serlo, golpeaban en 1810 Alberto Pla, suman su inteligencia a la fuerza y
entre ambas integran los aparatos de domina-
las puertas del Cabildo... "
ción.
Carlos L. Massa, 1874. " ...la relación IntelectualeslEstado es un
problema superestructura1 lo mismo que la po-
lítica, y tanto el pensamiento (sea ideología o
ciencia) como el Estado (aún considerándolo
52 como poder político a lo Max Weber) están
INTRODUCCiÓN
inmersos en la totalidad de la sociedad (o sea
Desde una perspectiva teórica de mayor en la relación estructura/superestructura)." 2
alcance -cuyo resultado en este caso conside- Por tratarse de una cuestión sobre el ori-
ro relativamente modesto-, trato de abordar la gen de la nación según la historiografia, y te-
cuestión planteada sobre el origen de la nación niendo en cuenta la impronta dejada por los his-
en la historiografía latinoamericana, observan-
1 El problema no es nuevo ni el enfoque es original,
do el rico debate que al respecto están llevan-
pese a lo cual creo que este trabajo aporta algunos
do a cabo calificados historiadores y especia- aspectos menos explorados en la copiosa producción
listas de otras disciplinas sobre el "fenómeno acerca del tema y que en parte se cita más abajo.
Estado-nación". Como contexto historiográfico, resulta muy útil el
artículo de Marta E. Casaús Arzú- "Los préstamos
La intención es contextuar el tema en el metodológicos de la historia y las Ciencias Sociales
proceso de conformación del Estado nacional en América Latina en las últimas décadas. Revisión
ll
bibliográfica En Revista de Historia. NQ 5. Depar-

en América Latina, considerando interno a él a tamento de Historia. Facultad de Humanidades. Uni-
las distintas formas de la conciencia social, cuya versidad Nacional de Comahue. Mayo 1995. Pág.
11..38. la importante compilación de Antonio Annino,
Luis Castro Leiva y Francois - Xavier Guerra - De los
imperios a las naciones: lb e roemérice. Ed. lber Caja.
* Versión corregida y ampliada de la ponencia presenta .. Zaragoza, 1994, hubiese sido una gran ayuda, pero
da en el Simposio "América Latina a fines del siglo XX: lamentablemente, tuve conocimiento de esa obra
Claves históricas de su presente". V Jornadas lnter- luego de redactar este artículo.
Ecuelss-Departamentos de Historia y I Jornadas 2 Alberto Pla-ví.os intelectuaJes y el Estado", en Anua-
Rioplatenses Universitarias de Historia. Montevideo, rio Nº 16. Segunda época. Escuela de Historia. Fa-
27, 28 Y 29 de setiembre de 1995. cultad de Humanidades y Artes. Universidad Nacio-
nal de Rosario, 1993-1994. Pág.81-88.
toriadores del siglo pasado, el objeto de estudio La llamada crisis de la historia social y las
está impregnado de historia política. De tal múltiples causas esgrimidas por diversos auto-
manera que el tema puede -por su naturaleza- res han servido en muchos casos para recla-
provocar una 'fuerte tentación a mirar hacia la mar .el retorno a la historiografia tradicional,
historia política y a la narrativa histórica; ya la como reacción a supuestos vicios deterministas
vez, a plantear el desafio de sustentar el análi- y a la ausencia de procesos políticos en la.his-
sis precisamente, desde la percepción globali- toria social."
zadora de la historia social y de las formulacio- Es sabido que el estigma del determinismo
nes teóricas del materialismo histórico. es una acusación de vieja .data que ha apunta-
do en la mayoría de los casos contra el mate-
¿HISTORIA SOCIAL O HISTORIA rialismo histórico, y si bien no puede exonerarse
pOLfTICA1 de culpa a todos los historiadores que trabaja-
ron desde esa perspectiva, la acusaciónes ex-
En sí misma, ya se sabe, la historia social cesiva e indiscriminada.
no constituye un paradigma conceptual homo- En cuanto a la ausencia de la política, tam-
géneo. De hecho, la diversidad ha sido recono- bién es probable una relativa exageración, pues
cida' aún entre los referentes de Annales, aun- no todos los historiadores sociales hicieron his-
que en su momento, fue relativamente' unifor- toria "sin política" y de hecho, los historiadores
me la'oposición a la tradición historicista en sus marxistas en su mayoría no la dejaron de lado.
vertientes más connotadas, tales como la his- Aunqueel narrativismo y la historia políti-
toria política y la historia narrativa. ca no tienen necesariamente que arrastrar con-
La rivalidad con la historiografia tradicio- sigo lacaraeterística más importante de la his- 53
nal no tenía por qué tener efectos toria tradicional, tal como ser historia de élites,
homogeneizadores. De hecho, no 'impidió dife- es obvio que por el contenido que encierran, un
rencias con algún grado de significación, tales retomo a ciertas formas puede no ser una de-
como las que en cierta medida separaban a los cisión neutra de los historiadores, así como tam-
que centraban su análisis en las tres duracio- poco lo son formulaciones revisionistas que en
nes correspondientes a estructura, coyuntu- algunos casos, se empeñan "en hacer pasar
ra y acontecimiento, de los que recurrían a novedad por innovación", como.. diría Pierre
los tres niveles analíticos, producción, clases Vilar.
sociales y Estado. A propósito, Josep Fontana ha elaborado
Es cierto que la historia social, económica propuestas superadoras que, no obstante, en
y de las mentalidades, pudo provocar efectos muchos casos podrían ser acusadas de "con-
negativos al impugnar la relevancia de los even- servadoras", como mantener el nombre y el
tos políticos -cosa que los mismos·Anna/istas uso de categorías tales como clase, burguesía,
están revisando criticamente-, pero es muy di- capitalismo, etc. 5
ficil que su aporte al estudio del pasado desde Las recomendaciones de Fontana resul-
perspectivas totalizantes se haya agotado o que
4 Peter Burke - La revolución historiográfica
esté en crisis. 3 trencese L« Escuela de los Annales:1929-1~89).
Edi;torial Gedisa. Barcelona, 1993. (Edición inglesa,
3 Cf Julián Casanova- La .historia .soctel y los histo- 1990).Pág.87-9a.
riadores. Editorial Crítica. Barcelona, 1991. Pág .3g· 5Josep Fontana - La historia después del fin de la
48. historia. Editorial Crítica. Barcelona, 1992.
tan útiles a la hora de reflexionar sobre el tema SOBRE ESTADO V NACiÓN
e~ cuestión, tema que, como dije al principio,
bien puede tentar al historiador -desprevenido Eric Hobsbawn dice con .cierta ironía que
o consciente- a buscar en la historia política de podría ser un indicador del ocaso de las nacio-
viejo cuño el modode abordar el problema acer- nes y el nacionalismo, el hecho de que los his-
ca del origen de la nación. toriadores se ocupen del tema." En efecto, los
La historia política fuetradicicnalmente la historiadores pueden analizar el origen de las
manera comose manifestó la concepciónelitista nacionesdesdela posiciónprivilegiadaque otor-
de la sociedad, por lo cual no debe sorprender ga un ciclo cuya declinación es obvia, aunque
que su contenido, expresado mediante la histo- sea menos predecible el fin de este proceso.
ria narrativa, haya predominado y no sólo du- La contribuciónde la historiografia en este sen-
rante el siglo pasado bajo la guía de' Ranke; tido es también poco predecible, pues ella de-
tampoco debe sorprender que siempre habrá penderá de la destreza del investigador, pero
otra manera de interpretar la historia." también del contexto ideológico en que se des-
Si bien desde los primeros tiempos predo- envuelva.
minó la historia política y narrativa, la rebelión De manera similar" en la época de la for-
de los "Ilustrados" del siglo XVIII provocó un mación de los estados nacionales en América
momentáneo desplazamiento cuya recupera- Latina en el siglo XIX, los historiadores hicie-
ción parecía fuertemente lograda en el siglo ron un balance del pasado desde una posición
XIX, aunque debió coexistir con modalidades que también creyeron privilegiada. Como en el
historiográficas que se ocuparon de la cultura, caso anterior, la destreza y la ideología íbanjun-
54 la economía, la sociedad; tanto en Europa, tos, pero de la misma manera, esta última era
como en Estados Unidos y en América Lati- definitoriaen el momento de juzgar el pasado.
na.' Los debates acerca de qué es.una nación
En ningún caso la historia es solamente la y cuál es su origen están ocupando un impor-
narración de los hechos políticos, ni siquiera tante espacio en los últimos veinticinco años,
cuando éstos constituyen el eje temático de cuya diversidad de enfoques y cantidad de pu-
estudio, tal como es el caso del Estado-nación. blicaciones .llega a parecer apabullante. Una
Efectivamente, su origen, contenido, declina- muestra de esto puede verificarse en una im-
ción actual y otros componentes del análisis, portante compilación de Gil Delannoi y Pierre
pueden como los demás'temas, ser abordados André Taguieff 9, donde se incluyen trabajos
desde la perspectiva más totalizante de la his- de las décadas de los setenta y ochenta que
toria social, así el objeto imponga un determi- permiten una visión de la evolución del trata-
nado. tipo de fuentes y un diseño metodológico miento del tema durante esos años. También
relativamente específico. No se trata de desis- resulta de gran ayuda la Introducción de Eric
tir de la historia política,setrata de contextuarla. Hobsbawm a su trabajo mencionado, así como
el primer capítulo del libro de Andrés de BIas
6 S.obre el ret~r~o a la narrativa, la historia política y
el Impacto teórico del debate, ver Julián Casanova 8 Eric J. Hobsbawn - Naciones y nacionalismo desde
Op cit. pág.11-4-137. Acerca de estas tendencia~ 1780. Trad. de Jordi Beltran. Editorial Crítica. Bar-
en la que Peter Burke considera la "tercera genera- celona, 1991. Pág .196-197.
ción" de la Escuela de los Annales, ver de este autor 9 Gil Delannoi y Pierre André Taguieff (compiladores) -
Op cit. pág .68-93. Nacionalismo. Trad. Antonio López Ruiz. Ediciones
7 Peter Burke, Op cit. pág.1S..19. Paidós. Barcelona, 1993.
Guerrero sobre el nacionalismo europeo!", por Resulta muy convincente la idea de, que'
el estado de la cuestión que eh cada caso pre- se está viviendo una declinación del nacionalis-
sentan. mo, como resultado de la propia "decadencia
Estos autores dan una visión bastante aca- del Estado-nación". Esta decadencia está ínti-
bada de las diversas formulaciones teóricas al mamente asociada a la globalización del
respecto, desde las pocas pero importantes capitalismo, la cual expresa en gran medida,
contribuciones del siglo pasado hasta la actua- las características de la crisis actual del siste-
lidad, aunque son escasas la referencias a los ma.
casos latinoamericanos. Los estudios sobre la oncla descendente
Ha sido el autor británico Benedict que afecta a la economía mundial a partir de
Anderson quien ha dedicado una parte de su los setenta ha provocado una copiosa literatura
análisis al surgimiento de los estados naciona- desde concepciones ideológicas, diferentes
les en América (Estados Unidos, Brasil eHis- (estructuralismo, liberalismo, marxismo),que en
panoamérica), a los que califica como los "pio- muchos casos agregan el prefijo "neo" como
neros criollos", sustentando que las naciones manera de diferenciarse superadoramente de
americanas preexistían a la independencia. 11 sus matrices respectivas. A su vez, este dificil
Esta hipótesis ha sido severamente cuestiona- fin de siglo parece propenso a remozar viejas
da por José Carlos Chiaramonte en diversos fórmulas para el conocimiento histórico, ten-
trabajos sobre el tema, así comoen una reseña dencia que Julián Casanova ha llamado "la
sobre el libro de Benedict Anderson reciente- moda de los retornos" 13, moda que en algunos
mente publicada en el Boletín nro. 10 del Insti- casos, ha dado valiosos aportes al poner en tér-
tuto Emilio Ravignani. 12 mino medio formulaciones exageradamente 55
excluyentes -casi maniqueas-, tales como las
10Andrés de Bias Guerrero - Nacionalismos y nacio-
nes en Europa. Alianza Editorial. Madrid, 1994.Pág. 15-
que consideraban insalvable la oposición entre
46 historia social e historia política.
11 Benedíct Anderson - Comunidades imaginadas. Re- La cuestión del narrativismo histórico, por
flexiones sobre el origen y la difusión del nacionalis-
mo. Trad. Eduardo L. Suárez. Fondo de Cultura Econó- ejemplo, es uno de los temas cuyo debate de
mica. México, 1993. (La primera edición en inglés, 1983) vieja' data fue reactualizado desde que
Particularmente pág.77-101.
12 José Carlos Chiaramonte ha desarrollado su hipó-
Lawrence Stone propuso el retomo a la narra-
tesis en numerosos trabajos, tales como "Formas de tiva y Erie Hobsbawm lo consideró inconsis-
identidad política en el Río de la Plata luego de 1810", tente. En rigor, muy dificilmente un historiador
en Boletín .del Instituto de Historia Argentina y Ameri-
cana Dr Emilio Ravígnani. 3 serie número 1. Buenos
pueda eludir el relato en forma absoluta; no
Aires, 1989. uEI mito de los orígenes en la historiografía obstante, el tema continúa instalado, y la auto-
d,
latinoamericana", en Cuademos de/Instituto Ravignaní,
Instituto Historia Argentina y Americana. Facultad de
Filosofía y Letras. Universidad de Buenos Aires. Núme-
ridad de HaydenWhite lo ha hecho insoslaya-
ble entre los historiadores de diversas matrices
ro 2. Octubre de 1991. "El federalismo argentino en la ideológicas. 14
primera mitad de' siglo XIX", en M arce 110 Carmagnani
Otro de los "retornos" más significativos
(Coordinador) ,-. Federalismos latinoamericanos: Méxi-
co, Brasíl, Argentina. Fondo de Cultura Económica. Méxi-
co, 1993. Pág.81-132. Michael Riekenberg ha analizado
13 Julián Casanova - Op cit.,Pág.114 y ss.
la evolución del concepto de nación en un breve perío-
14 CI Hayden White - El contenido de la forma. Na-
do, anterior a su consolidación"luego del derrocamiento
rrativa, dlscurso y representación. histórica. Trad
de Rosas. Cf uEI concepto de la nación en la región del
Jorge Vigil Rubio. Editorial Paidós. Barcelona,
Plata (1810-1831)", en "Entrepasados". Revista de
1992.(La primera edición en inglés. ,1987).
Historia. Año 111. Nro. 4-5, 1993. Pág. 89-102.
era percibidopor AlbertoPla cuandohacía notar obvio, aunque no la totalidad de los restantes),
el nuevo interés sobre el Estado nacional como lo es menos para otros como John Lynch y
objeto de estudio, pero que no se trataba de Benedict Anderson.
analizar los aspectos superficiales del queha- Entre los historiadores mencionados en
cer estatal, sino de su función en la división del. primer término, puede destacarse John V.
trabajo que le había dado origen." Lombardi, cuyo análisis sobre Venezuela tiene
Si bien este tema del Estado ha dado nu- en este sentido,. una aplicación más general.
merosos frutos, tanto en investigaciones reali- "Es en cierto modo una perogrullada de-
zadas sobre casos nacionales como trabajos cir que en la Hispanoamérica de .1810.había
más globales sobre el conjunto de América solamente una serie muy rudimentaria de na-
Latina, ha sido en los últimos años cuando el ciones-estado, jurisdicciones territoriales cuya
debate acerca del origen de la nación en el tenue cohesión. nacía más de España que de
contextoestatal ha tornadomayor impulso, coin- América..El convencionalismo historiográfico
cidentemente con el cuestionamiento que el de aludir a la historia colonial de Venezuela
mismo está soportando. cuando esa entidad apenas- existía en las pos-:
La crisis del Estado nacional como expre- trimerías del siglo XVIII con frecuencia' .nos.
siónde la crisis del modo de división capitalista lleva ·3 proyectar sobre ese periodo colonial, y
del trabajo correspondiente al modelo de acu- también sobre la época de la independencia, un
mulación que le es propio ha sido analizado concepto de identidad política que no se hizo
extensamente, con enfoques más o menos visiblehasta bien entrado el siglo XIX. El ejem-
novedosos del marxismo, tales COIDO los que plo venezolano indica la fragilidad de la identi-
5& propone John Holloway en numerosos trabajos dad nacional hispanoamericana tan. bien como
y cuyas hipótesis están resumidamente expues- pueda ilustrarla cualquier otro país del conti-
tas en una reciente compilación de artículos nente".. 17
breves. 16 Con la finalidad de disponer de una hipo-
En los análi.sis sobre América Latina el tética y sostenible fundamentación previa, po-
tema no ha pasado desapercibido, aunque los dría no ser ocioso determinarla mediante tres
enfoques no siempre sean coincidentes en as- puntos básicos: 1) una nación moderna existe
pectos tan generales como la aceptación de una con los antagonismos que son propios a la so-
premisa de que la. nación no preexiste al Esta- ciedad; 2) el nacionalismoes una categoría ideo-
do; la cual, sin embargo, parece que se amolda lógica; 3) como dice Erie Hobsbawm, "las na-
bien ala mayoría de los casos. ciones no construyen estados y nacionalismos,
Esto, aceptable para autores como Car- sino que ocurre al revés"."
los Real de Azúa, José Carlos Chiaramonte, La hipótesis de que el Estado precede ·a
John V. Lombardi, Alberto Filippi, Mario la nación y que el nacionalismo es,en definitiva
Góngora (para este último el caso chileno es una idealización de ese Estado es un buen pun-
to de partida. Sólo eso, pues no resuelve total-
lS Alberto Pla (Compilador) • "lntroducclén". Estado
y sociedad en el pensamiento norte y latinoamerica-
mente el problema por la simple inversión de
no. Editorial Cántaro. Buesnoa Aires, 1987. Pág.7-
18. 17 John V. Lombardi - Venezuela. La búsqueda del
16 John HolJoway .. M'arxísmo, estado y capital. La crisis orden. El sueño del progreso. Editorial Crítica. Bar-
como expresi6n del' poder del trabajo. Fichas temá- celona, 1985. (Primera edición en inglés, 1982).
ticas de Cuadernos del Sur. Editorial Tierra del Fue- Pág.125.
go. Buenos Aires, 1994. 18 E. Hobsbawn, Op cito Pág. 18.
los términos, sino porque convoca a poner en el seno del poder, es evidente que la exclusión
su lugar a la reflexión teórica. Podría llamar la de las clases populares no estaba en discusión,
atención el hecho de que siendo así, la relación que el Estado nacional existía como tal y que el
sociedad civil-sociedad política sufriría una in- nacionalismo aportaría su apariencia
versión de lostérminos, ya que no seria aquella homogeneizante y legitimadora. El Estado pro-
"productora" de ésta, sino al revés. ¿Habría pagaba mediante diversos mecanismos los ele-
logrado Hegel poner de cabeza a Marx? mentos de solidaridad nacional, entre los cua-
No. Aseverar que el Estado nacional pre- les la historia no era de menor importancia y
cede a la nación no es afirmar que el estado para lo cual contó, además de la fuerza, con la
político precede a la sociedad civil. La diferen- intelectualidad correspondiente.
ciación en clases y los distintos conflictos ya Si se admite que en América Latina las
existían como herencia colonial; de tal manera naciones fueron producto del Estado que se
que, existiendo clases, el Estado era infaltable, configuró en -el período de transición al
así se estuviera lejos de lo que se considera un capitalismo; que en esta transición la clase
Estado nacional. dominante contó con ese artefacto para com-
Los mecanismos de reproducción no es- pletar el proceso de acumulación; que ese Es-
taban articulados en el seno de instituciones tado fue resultado de un pacto político' entre
estatales nacionales, pero alguna forma de Es- clases o fracciones de clase que excluyó a gran
tado existía, así sea en las expresiones más parte de la sociedad y sobre la cual aplicó los
pluralizadas o prenacionales del poder, como mecanismos de control que le son propios y que
en algunos casos fue el caudillismo. la historiografia coadyuvó a la consagración de
Con posterioridad, la conformación de la algunas formas de la consciencia social entre 57
clase dominante desde alguna capa de la bur- las que se incluye el nacionalismo, quedará des-
guesía se vio favorecida al estar en condicio- pejado el camino para la indagación del tema
nes de organizar el trabajo sobre la base de un en cuestión, aunque parezca una excesiva sim-
avanzado estado del proceso de acumulación, plificación de la realidad.
muy notable desde mediados del siglo pasado. Desde el Estado se creó la nación, y des-
Desmantelada la mayoría de los obstácu- de el Estado-nación se completó el proceso de
los residuales de la Colonia (tributos, estancos, acumulación y la transición al capitalismo. Pero
esclavitud, corporaciones) y garantizado el con- el Estado, en lugar de reconocer su propia obra,
trol del recurso tierra y con él el de la mano de se consideró heredero de una nación preexis-
obra, la transición al capitalismo era un hecho tente, tal como los historiadores de la época se
próximo a ser consumado. En el largo camino esforzaron en demostrar.
de las guerras civiles pero también de los acuer-
dos, lasdiversas fracciones irían resolviendo la LOS HISTORIADORES DEL SIGLO
cuestión de la hegemonía en el Estado, pero XIX V EL ORIGEN DE LA NACiÓN
sea cual fuere el resultado, la exclusión de las
clases populares .quedaba asegurada. Los historiadores del siglo pasado, que
Si bien hasta las últimas décadas del siglo fundaron las historiografias nacionales y apor-
pasado los conflictos intra-clase postergaron la taron con imágenes del pasado la legitimación
consolidación de muchos estados americanos, de un presente históricamente justificado, te-
restando definir el ejercicio de la hegemonía en nían en buena parte una íntima vinculación con
el Estado. Su relación con éste era directa, pues tos ocho, 1875); José Coroleu (América. His-
a la vez que fundamentaron su origen con la toria de su colonización, dominación e in-
indagación del pasado, en su mayoría pertene- dependencia, 1894-96). Lo hicieron tanto des-
cían a la élite y muchos de ellos integraban el de el liberalismo como desde el absolutismo,
aparato estatal como burócratas o gobernan- pero en su mayoría consideraron la Indepen-
tes, tales como José Manuel Restrepo (Histo- dencia una segregación, salvando los matices
ria de la Revolución de la República de Co- que los diferencia ~
lombia, 1858)~ Lucas Atamán (Historia de Para España, la cuestión de la nación es-
México, 1849-1852); Rafael María Baralt y taba íntimamente asociada a América. Prime-
Ramón Díaz- (Resumen de la Historia de ramente, al promover la versión de que todos
Venezuela, 1841); Diego Barros Arana (His- los súbditos eran iguales ante la Corona duran-
toria General de la Independencia de Chi- te la Colonia, cuyo punto culminante se alcan-
le, 1854-1857); Bartolomé Mitre (Historia de zó con la convocatoria a los representantes
Belgrano y de la Independencia Argentina, americanos a las Cortes de Cádiz en 1812; lue-
1876-1877 y la Historia de San Martín .'v de go, cuando en la segunda mitad del siglo pasa-
la Revolución . Sudamericana, 1887); Francis- do su política colonial en Marruecos, Filipinas y
co Adolfo Varnhagen (Historia geral do Bra- en América presentaba más dificultades que
sil, 1854-1857). éxito y se esgrimía el panhispanismocomo ve-
Junto a otros pensadores de la época, los hículo del pretendido expansionismo español y
historiadores participaron en la idealización del del concepto de raza hispánica (nación espa-
Estado nacional, al que consideraron emergen- ñola).
58 te natural de un pasado que indagaron con Es decir; para los historiadores españo-
métodos eruditos que creyeron insospechables les, la cuestión de la nación incluía a América y
y que .demostraba, a fin de cuentas, que las en no pocos casos a Portugal, además de la
naciones ya existían como tales al momento de abultada agenda de temas peninsulares como
producirse la Independencia y en consecuen- ocupación francesa, caudillismo, federalismo,
cia, las .clases que asumían el control no eran liberalismo, republicanismo, guerras civiles,
usurpadoras del poder que ahora detentaban. regionalismo, etc, según la época en que reali-
. Los historiadores europeos y norteameri- zaran su trabajo historiográfico y por supuesto,
canos del siglo pasado se dedicaron poco al según la matriz ideológicade la cual provenían,
tema latinoamericano (más ocupados en sus Sin duda, estas obras de historia america-
propios casos nacionales), excepto los españo- na realizadas por españoles no deberían faltar
les, que lo hicieron desde otra perspectiva al en un análisis de mayor aliento; tampoco sise
abordar estudios sobre historia americana, ta- tratara de una investigación sobre la cuestión
les como Mariano Torrente (Historia de la re- de la nación española; pero para el. caso aquí
volucionhtspanoamertcana, 1829-1830); Gil abordado interesa circunscribirse a las
Gelpi y Ferro (Estudios sobre la América. historiografias nacionales, sin dejar de lado las
Conquista, colonización, gobiernos colonia- obras sobre el conjunto ame ricano como la del
les y gobiernos independientes, ] 864-1870); chileno Diego Barros Arana, Compendio de
Miguel Lobo (Historia General. Antiguas la historia de América (1865), que en ténni-
colonias Hispano Americanas. Desde su nos generales adoptaba interpretaciones
descubrimiento hasta el año mil ochocien- historiográficas de los autores latinoamerica-
nos antes mencionados, así como de otros indi- partir de ciertos cánones que consideraron pro-
cados en la actualización bibliográfica que in- pios de la disciplina, a la que -le adjudicaron el
corporó a la segunda edición de 1894. En su llamado "método critico" y que incluía forma y
obra de madurez, Historia general de Chile, contenido del discurso histórico, prevaleciendo
(1884-1902), Diego Barros Arana alcanzó una la historia política y narrativa de los nuevos
de las realizaciones más importantes de la his- Estados a partir de la Independencia.
toriografia latinoamericana del siglo pasado; El predominio narrativista debió afrontar
siendo a la vez el historiador de Chile y el cambios de los ejes temáticos en la
americanista más destacado de su época. historiografía fmisecular, cuyo espectro fue
Un estudio prosopográfico realizado hace notoriamente ampliado desde comienzos del
algunos años por Bradford Bums sobre 63 his- siglo XX, al desplazar en parte el énfasis casi
toriadores latinoamericanos del siglo pasado exclusivo de la historia política y militar, como
daba como resultado, entre otras cosas, que ya lo hacían Ernesto Quesada, Capistrano de
salvo un caso, todos eran varones y que perte- Abreu y varios otros. No obstante, el conteni-
necían a la clase dominante." do elitista de la historiografia asociada al Esta-
En un trabajo recientemente concluído do no varió, ni por la incorporación de nuevos
hice al respecto el siguiente comentario: temas, ni porque cambiara la forma del discur-
"Ni la ubicación social ni el alto índice de so histórico.
masculinidad debe sorprender, ni siquiera si se De todos modos, aunque la interpretación
lo compara con otras actividades 'de la cultura histórica siguiera correspondiendo a ese con-
donde la tendencia era menos: acentuada en tenido, el avance de la disciplina abría nuevas
ambos casos, aunque la postergación, tanto perspectivas. Diego Barros Arana es un ejem- 59
social como de género, explica en parte esa plo claro al respecto, siendo un intelectual es-
situación. En la época, la tarea del historiador trechamente vinculado al Estado chileno, aun-
estaba asociada a la actividad propia de la' so- que no siempre al gobierno de tumo. Su simpa-
ciedad política y ésta, como se sabe, estaba in- tía personal y política con Bartolomé Mitre se
tegrada en su mayor parte por los varones de expresó en muchos aspectos, entre los cuales
la clase dominante". 20 no menos significativo fue su decidido apoyo
Los intelectuales en general aportaron lo en la polémica con Vicente F. López. A la his-
suyo. Los historiadores que integraban esa toria política. y al narrativismo había adherido
intelectualidad constituyeron una comunidad a desde su juventud, siguiendo a Andrés Bello y
sus discípulos de la Universidad de Chile, tal
19E.Bradford Bums - "Ideology in Nineteenth - Century como lo demostró desde su primera obra de
Latin American Historiography", en Hiepentc
American Historical Review 58 (3), 1Q78~ ·Pág. 40Q- importancia, cuando a los 23 años inició la pu-
431. blicación de su Historia general de la Inde-
20 ,Ricardo A. Rivas - Historiadores del siglo XIX y la
Historia de América. Serie Estudios e Investigaciones,
pendencia de Chile, en 1853.
nro. 26. Facultad de Humanidades y Cs. de 'la Educa- Años más tarde, cuando el Estado chile-
ción. Universldad Nacional de La Plata, 1995. Pág. 47. no estaba férreamente consolidado y las nove-
Analizo éste y otros aspectos de fa historiografía del
siglo XIX. Las fuentes y las consultas bibliográficas
dades historiográficas europeas se adaptaban
fueron relativamente numerosas y he tratado en lo a la etapa, Barros Arana reconocía los límites
posible de no repetirlas en estas notas, pese a que de una historiografia en servidumbre 'total a la
su utilización en el presente trabajo es obvia, en
particular algunas citas. secuencia cronológica y que excluyera otros
temas distintos a la política. Sobre lo primero, damento necesario. En consecuencia las alter-
creía conveniente adherir, pero concedía que nativas eran dos; o se buscaba raíces en el más
su importancia podía ser relativa y.. en cuanto a remoto pasado prehispánico, o se trataba de
lo segundo afirmaba lo siguiente: encontrar el origen de la nación en el pasado
"La historia de un pueblo no es ya única- colonial al que precisamente se repudiaba. En
mente la de sus gobernantes, de sus ministros, gran medida, hasta promediar el siglo pasado
de sus generales, y de sus hombres notables, aproximadamente, el pensamiento liberal pre-
sino la del pueblo mismo, estudiado en todas firió la primera, en tanto que la historiografia
sus manifestaciones, sus costumbres, sus le- recurrió a la segunda cuando se conformó más
yes, sus creencias, su vida material y moral. .."21 específicamente como disciplina y cuando los
Ahora bien, no debe llamar la atención que estados nacionales adquirieron una definición
la historiografia primigenia imaginara un pasa- mayor.
do nacionalprevio a la Independencia. Por W1 En una insinuanteinterpretación de la pri-
lado, la nacionalidad preexistente otorga legiti- mera opción, Barros Arana dice en su Com-
midad al ser naciones oprimidas las que se li- pendio de Historia de América ya citado, que
beran y no . élites que usurpan un poder que los criollos habían olvidado las tradiciones es-
nunca les perteneció. En los países hispano- pañolas y se "llamaron descendientes de
americanos construye factores de diferencia- Atahualpa y de Guatimocin, de Caupolican y
ción con la exmetrópoli y entre ellos mismos, de Lautaro"." .
cuando ni la lengua ni la religión resultaban ser Esta hipótesis, de connotación romántica,
los adecuados para el caso. En -Brasil sucede parecería ser fuerte en México, donde elori-
6D otro tanto; de la exmetrópoli se diferencia en gen precolombino de la nación había sido sos-
aspectos raciales, tan obvios como en la propia tenido por el liberalismo más radical, tal como
geografía; del resto de América, por el pasado lo interpretaba Carlos Maria Bustamante; tam-
colonial, el proceso independentista y la evolu- bién en el Río de la Plata, donde el pasado indí-
ción política ulterior. 22 gena no ofrecía iguales posibilidades, Juan Maria
Si la legitimación en clave de nación pre- Gutiérrez llamaba "nuestros padres" a
existente no era novedosa en el mundo de la Moctezuma y Atahualpa, ensu discurso inau-
época, sí lo eran las condiciones en que se pre- gural del Salón Literario 00.. 1837. 24
sentaba luego de la independencia en las De la misma manera, para Rafael Maria
excolonias. En efecto, como lo hizo notar José Baralt, el pasado prehispánico había dejado
Aricó en Marx .v América Latín" (1982), ni poco para recordar. La nacionalidad se había
las diferencias étnicas o lingüísticas, ni una cul- conformado en un medio natural distinto al de
tura oral antepuesta a la alta cultura del coloni- la metrópoli, con costumbres que se fueron
zador, ni mucho menos el recurso de una uni-
dad nacional previa a la conquista daban el fun- 23 Diego Barros Arana .. Historia de América. Imprenta
Cervantes. Santiago de Chile, 1908. Tomo 11. .Pág.74.
21 Diego Barros Arana - Historia gener{il ~e Chile. '16 (Edición de 1894, levemente modificada y actualizada.
vol. Ed Rafael Jover. Santiago, 1884. torno 1. Prólo- Primera edición, 1865).
go. Pág. XI. 24 Juan Marra Gutiérrez - "Fisonomía del saber español:
22 Manoel Luis Salgado Guimara~s .."Nacao e CivilizacaQ cual deba ser entre nosotros" (Discurso inaugural del
nos Tr6picos:O Instituto Histórico e Geográfico Brasileiro Salón Literario, junio de 1837), en Bratriz Sarlo (se-
e o Projeto de uma Históría Nacional"; en Estudios hIs- lección y prólogo) Juan Marís Gutierrez. La literatu-
tóricos. Caminbhos da historiografía.nro 1. Río de ra de Mayo y otras páginas crfticas, Centro Editor de
Janeiro, 1988.Pág. 5-27. América Latina. Buenos Aires! 1979. Pág.9.
haciendo propias y que diferenciaron a los crio- se dominante. La Universidad de Chile creada
llos, tanto de los indígenas como de los españo- en 1842, con la firme conducción de Andrés
les, pese a descender de estos últimos. Bello -admirador de Herder y partidario de la
"Dos hechos al parecer contradictorios na- narrativa erudita- y un conjunto de brillantes
man desde luego la atención en las antiguas historiadores (Amunátegui, Vicuña Mackena,
costumbres venezolanas; es a saber, la perfec- Barros Arana) impulsó una de las historiografías
ta .identidad de ellas con las de España en las nacionales más importantes de América Lati-
clases principales de la sociedad, y la falta total na. Si en la primera mitad del siglo elliberalis-
de recuerdos comunes (. ~ .), los criollos apenas mo republicano se expresaba en una versión
se acordaban de su ."origen". 25 antiespañola con los escritos de Infante y
La hipótesis de que la formación" de la Lastarria, en la segunda mitad prospera 'una
nación se había plasmado durante la colonia fue visión discretamente atenuada, tal como la que
la que en general obtuvo mayor aceptación en elaboraron los historiadores mencionados y que
las últimas décadas del siglo pasado, sin dejar en general, puede considerarse la "historia ofi-
por eso de sustentarse en una fuerte diferen- cial"; el Estado nacional chileno tenía ya un
ciación con España, cuya atenuación -como pasado ejemplar y un futuro promisorio.
veremos-, fue progresivamente notoria. En Brasil el proceso se había configurado
Con la configuración de los Estados na- en el paso dela Regencia al remado de Pedro
cionales la historiografia coadyuvó a las tareas II y allí la contribución de la historiografia en la
nacionalizadoras que desde el estado impulsa- idealización del Estado fue también fecunda.
ba la clase o fracciones de la clase dominante, Desde el Instituto Histórico y Geográfico creado
aún sin haber logrado su total hegemonía. en 1838' se impulsó la investigación histórica y 61
Al promediar el siglo XIX, la fundamen- se indicó qué historia hacer. En efecto, el artí-
tación y justificación histórica en sentido na- culo Como se debe escribir la historia del
cional avanzaba en casi todos los países lati- Brasil (1845) del investigador alemán Karl
noamericanos. En el Cono Sur, las Friederich Philipp van Martius publicado en la
historiografias nacionales más desarrolladas Revista del Instituto fue considerado un mode-
coincidían con una "mejorconfiguración del pro- lo a desarrollar, que en parte adoptó Francisco
pio Estado nacional en cada caso, y con W1 buen Adolfo Varnhagen en su Historia general de
entorno institucional para el fomento de la dis- Brasil, 1854-1857.
ciplina. Al promediar el siglo pasado la
Se trata de Chile y Brasil, donde por dis- historiografia latinoamericanahabía resuelto en
tintas razones se había avanzado hacia una pre- g~an medida la cuestión de la naciente nacio-
coz configuración del Estado nacional, aunque nalidad, interpretando que se trataba de nacio-
en forma muy incompleta por el momento. En nes sojuzgadas, emergentes" de la lucha
efecto, entre el paso de la "república autorita- anticolonialista como estados independientes.
ria" a la "república liberal", en Chile se :fue al- La versión antiespañola de la primera
canzando un conflictivo pero perdurable pacto historiografia tenía ese carácter nacionalizador
político entre las distintas fracciones de la cIa- y si bien moderó su radicalismo a partir de las
últimas décadas del siglo' pasado, radicó una
25 Rafael María Baralt,y Ramón Díaz - Resumen de
la Historia de Venezuela. A." Bethencourt e hijos. imagen indeleble que constituyó "el mito de los
Curazao, 1887. (Primera edlclón, París 1841). Tomo orígenes".
1. pag.434.
Esta cuestión sobre la que tanto insiste ria de Venezuela que publicó en 1841, al ex-
Chiaramonte no necesita más demostración. presar que el 19 de abril de 1810 Caracas ha-
Como curiosidad, agrego entre las innumera- bía enviado emisarios a las provincias para "con-
bles muestras el caso de un periódico la
viciarlas a unión"."
insurreccional (1810-1812) que tres veces cam- Este convite, al igual que la invitación
bió de nombre, iniciándose como Desperta- mencionada por Mitre, podría significar clara-
dor Americano, luego Ilustrador Nacional y mente la inexistencia de una nación previa. No
nuevamente Ilustrador Americano, siendo obstante, se interpretó lo contrario, plasmándo-
muy posible que el retomo al calificativo ame- se otra imagen en los símbolos de la nación,
ricano se adecuara mejor para garantizarad- cuya proyección mediante la educación tuvo
hesiones, pues el término nacional era menos características bastante similares en toda Amé-
conocido por las clases populares, según co- rica Latina.
mentaba hace varios años J. M. Miguel y Al respecto, los dos epígrafes con que se
Vergues en un estudio sobre la prensa mexica- inicia este artículo son ejemplos válidos, tanto
na de la época." para el caso venezolano como el argentino.
En varios casos, la historiografía hispano- En el primero, tomado de la marcha "Glo-
americana consideró 1810 el año onomástico ria al bravo Pueblo" que fuera redactada en
de las naciones emancipadas, "la Santa her- 1811 por Vicente Salías, la única referencia a
mandad del año 10" como la llamaba Vicuña la nación se expresaba en términos de Améri-
Mackena en su Historia de la Revolución ca: "Unidas con lazos que el cielo formó, la
de la Independencia del Perú, 1809- América toda existe en Nación". (Tampoco en
62 1819,(1860) Y que según Bartolomé Mitre en el Río de La Plata, como lo ha demostrado José
su Historia de San Martín ..., se habían le- Carlos Chiaramonte, existía en la época una
vantado ese año "corno movidas por un mismo identidad nacional argentina). Sin embargo, la
resorte". :'7 marcha mencionada fue consagrada como
En su Historia de Be/grano..., Bartolomé Himno Nacional de Venezuela en 1881, duran-
Mitre interpretaba que el gobierno surgido el te la gestión de Guzmán Blanco, cuando el Es-
25 de mayo de la "primera constitución política tado había alcanzado una relativa consolidación.
(...) se emancipaba "invitando a los pueblos a El segundo, -fragmento del Prefacio a El
seguir el ejemplo de Buenos Aires"." Ciudadano argentino. Nociones de Instruc-
En términos similares lo había hecho Ra- ción Civica de Francisco Guerrini (1892)-, ha-
fael Maria Baralt en su Resumen de la histo- bía sido redactado por Carlos L. Massa, quien
llamaba argentinos a los protagonistas de
26 J.M.Miguely Vergues .. La Independencia Mexi- Mayo: " ...formar argentinos a ejemplos de
cana y la Prensa Insurgente. Fondo de Cultura Eco-
nómica. México, 1941. aquellos que por serlo, golpeaban en 1810 las
27 Bartolomé Mitre .. Historia de San Martín y de la puertas del Cabildo... "30
Revolución Sudamericana, 2da edición de 1890.
Reproducida en la Colección de Historia de los Gran- 2; Rafael Maria Baralt y Ramón Díaz .. Op cito Tomo
des Hombres Argentinos. Ed Jackson, Buenos Aires, 11. Pág.48-49.
sf. Tomo 1. Pág. 60. (Primera edición, 1887). 30 Francisco Guerrini - El ciudadano argentino. No-
28 Bartolomé Mitre - Historia de Belgrano y de la ciones de Instrucción Cívica. Aprobado como texto
Independencia Argentina. 4ta edición de 1887. Re- por el Consejo nacional de Educación y por el Con-
producida en la Colección de Historia de los Grandes sejo General de la Provincia de' Buenos Aires. 4 edi-
Hombres Argentinos. Ed Jackson, Buenos Aires, ción. Talleres Solá Hnos. La Plata, 1895. (Primera
sf.Tomo 1. Cf. Capítulos VIII a X. Cita en pág. 349. edición, 1892). (Sic, subrayado por el autor). Pág.5.
La educación, que el Estado argentino o 1821 constituían fechas de acontecimientos
promovía desde la década del 80', se sustenta- cuya valoración la historiografía republicana
ba en dos asignaturas escolares fundamenta- debatía junto con el origen prehispánico o colo-
les para nacionalizar la sociedad: la Instrucción nial de la nación mexicana, pero en líneas ge-
Cívica y la Historia Patria. Se propagaba el nerales, éste y otros diferendos quedaron sal-
conjunto de símbolos adecuados a ciertas pau- dados desde finales del siglo pasado, oficiali-
tas ciudadanas, incluyendo entre tantos, la cues- zándose imágenes menos controversiales y más
tión del origen de la nación. apropiadas al momento.
Resuelta la transición al capitalismo, la En el Uruguay, esto se lograba con la obra
organización estatal y la solidaridad nacional de Francisco Bauzá que esbozaba una tesis de
resultaron ser las expresiones político-ideológi- la Independencia de "todo yugo" fundada en la
cas de Ia etapa. Los historiadores, muchos de preexistencia de una nación enraizada en la
ellos desde la masonería, contribuyeron adap- Colonia, cuyo carácter de "historia oficial" fue
tando imágenes del pasado a las nuevas exi- analizada por Carlos Real de Azúa en l.JOS orí-
gencias de la consolidación del Estado nación, genes de la nacionalidad uruguaya, 1991.
no siendo desestimable su aporte al producirse También Uruguay era una nación preexistente
el conflicto entre Estado e Iglesia y mucho y, contrariando a Bartolomé Mitre, diferencia-
menos al ser superado, pues ésta, subordinada da de la de los argentinos.
al Estado -en distinto grado según los casos-, En tanto que la obra que organizó Vicente
sumó los suyos a los mecanismos implementa- Palacio Riva en 1889 -publicada en los prime-
dos desde el poder para disciplinar y moralizar ros años de este siglo-, México a través de
a las masas. los siglos, reconciliaba interpretaciones encon- 63
tradas entre las tradiciones liberal y conserva-
ENTRE FINALES DE SIGLO Y LOS dora, que en gran medida estaban representa-
PRIMEROS AÑOS DEL 900 das por las obras de Carlos María Bustamante
y Lucas Alamán, respectivamente. La Inde-
La historiografia finisecular desarrolló pendencia constituía, para ambas versiones
nuevas interpretaciones sobre el pasado y cam- historiográficas, la culminación de un proceso
bió algunas valoraciones, pero en gran medida de liberación nacional, diferenciándose en que
mantuvo una interpretación análoga en cuanto mientras para la primera, el origen estaba en
al origen de la nación. Liberales y conservado- el pasado anterior a la Conquista, para la se-
.res, hispanistas y antihispanistas confrontaban gunda se ubicaba en el periodo colonial, o his-
cada vez menos y coincidían cada vez más en pánico como preferían llamarlo.
que las naciones americanas preexistían a los El positivismo mexicano propusouria in-
.estados y que las guerras civiles, el caudillismo, terpretación superadora que en definitiva, pri-
el federalismo, las alianzas con países extran- vilegiaba el pasado hispánico, tal como lo fun-
j eros, etc, constituían fuerzas disgregadoras y damentaba Riva Palacio en la obra menciona-
en consecuencia, antinacionales. da:
Por diversas razones, varias historiogra- "La Nueva España no fue la vieja nación
fías nacionales no compartían la valoración del conquistada que recobra su libertad después de
año 10', como Uruguay por su peculiary pos- trescientos años de dominación extranjera.
terior independencia o en México, donde 1810 Fuente de históricos errores y de .extraviadas
consideraciones filosóficas ha sido considera- mutaciones menos antihispanistas fueron ga-
da así, cuando es un pueblo cuya embriogenia nando espacio, al aproximarse la fecha del Cen-
y morfología deben estudiarse en los tres siglos tenario esto fue más notorio, profundizándose
del gobierno español durante los cuales, con el en los años posteriores. Además del .fuertehis-
misterioso trabajo de la crisálida y con panismo sustentado por historiadores como
heterogéneos componentes, formóse la indivi- Rómulo Carbia y el mexicano Carlos Pereyra,
.dualidad social y política que, sintiéndose viril y esta tendencia tuvo adherentes desde otros
robusta, proclam.ó su emancipación en 1810. "31 enfoques. Tal es eleaso de una hipótesis muy
También es el caso de la Historia de Co- debatida (y que en algunos círculos continúa
lombia, de José María Henao y Gerardo siendo explorada) que caracterizaba como gue-
Arrubla, realizada por encargo de la Academia rra civil al conflicto bélico con España..Histo-
de la Historia en 1910, texto oficial para la en- riadores.españoles habían recurrido a ella: se-
señanza de la historia y síntesis superadora del ñalando que se trató de una.guerra "fratricida",
conflicto del siglo. XIX entre la historiografía como la definía .el historiador catalán José
liberal y la conservadora, que en buena medida Coroleu, autor de una historia americana publi-
representaban José Manuel Restrepo por un cada en 1894-1896, en la cual además esgri-
lado, y José Manuel Groot por el otro. mía el argumento del origen español del. fede-
Los casos se repiten en varios países latí- ralismo, coincidentemente con la valoración que
noamericanos, con matices pero con una ten- sobre el tema venía desarrollando Francisco Pi
dencia similar. Nuevas generaciones de histo- y Margall.
riadores, a veces desde lo que se denominó Esta hipótesis, por un lado, atenuaba la
64 "nuevas escuelas" (sólo algunas lo fueron en versión de W1 conflicto anticolonial; por el otro,
sentido estricto), analizaron críticamente la abría perspectivas para un análisis basado en
historiografia anterior y propusieron una inter- el conflicto social. En el primer caso, tuvo su
-pretación alternativa. Ricardo Levene, Francis- expresión más extrema en ~l hispanismo de base
co Encina, José Gil Fortoul, Vicente Palacio clerical, pero predominóla síntesis superadora
Riva, Joao Capistrano de Abreu, son algunos del pensamiento positivista. En el segundo, in-
de los más representativos. Sin embargo, tanto teresó a la historiografía marxista contemporá-
las diferencias y confrontaciones iniciales, como nea, al emparentar aquel debate con el que tra-
las eclécticas y conciliadoras soluciones men- taba de dirimir si el proceso había sido o no una
cionadas no modificaron sustancialmente la revolución, tal como lo señaló Germán Carrera
cuestión de los orígenes, pues en el pasado Damas en una ponencia que tituló Las élites y
prehispánico o en la colonia hispánica se en- la revolución, presentadaen Caracas con mo-
contraba el origen. de la nación, en casi todos tivo del Bicentenario del natalicio de Simón
los casos. Bolívar (1983).
Si en el paso de uno a otro siglo las for- La formulación conciliadora del positivis-
mo había tenido su más clara expresión en Ve-
31 Citado por Silvio Zavala - "Vivencias de la historia nezuela, cuando en 1911 Laureano Vallenilla
mexicana en época hispánica". Conferencia dictada
en el Liceo Internacional de Saint Germain en Laye.
Lanz sostuvo su hipótesis de guerra civil ante
el 22 de abril de 1986. Reproducida en Enrique M. lo cual reaccionó José OH Fortoul, defensor de
Barba (in memoriam). Estudios de Historia. Funda- la tradición liberal; pero esta reacción estaba
ción Municipal de La Plata, 1994. Pág. 547-554.
Cita en pág. 551, lejos de sus congéneres de la primera hora. Por
algo Gil Fortoul había sido considerado el en 1910, con el Centenario del Grito de Dolo-
Hipólito Taine de Venezuela y evaluaba 'al anti- res, México iniciaba también su Revolución
hispanismo como un anacronismo felizmente Agraria y una nueva controversia, tal como era
superado. . considerar el nacimiento de la ola revoluciona-
En Brasilia historiografía dio también un ria en 1906 con el accionar de los hermanos
paso de tenor similar. La diferenciación con el Flores Magón o con la formulación democráti-
resto de América, tan notable durante el siglo ca de Francisco Madero en 1910.
pasado fue menguando, tal como lo demuestra Parecía emerger una interpretación dis-
un sentimiento de pertenencia al conjunto ame- tinta de la historia, de la más reciente por su-
ricano que la historiografia se esforzó en po- puesto, pero también de la más lejana, aunque
tenciar. la solidaridad con la nación era casi indiscutible
Efectivamente, en ] 912 M. de Oliveira en la mayoría de los casos, excepto para algu-
Lima dictó una serie de conferencias en la nos militantes anarquistas, muchos de ellos
Universidad de Stanford que luego, con el nom- inmigrantes extranjeros.
bre de La evolución histórica de América La- El socialismo, en general, no sostenía una
tina. Bosquejo histórico, publicó en. la Biblio- fórmula antinacionalista. Poco antes del Cen-
teca Ayacucho, dirigida por Rufino Blanco tenario, Alfredo Palacios decía: "No creemos
Fombona. Por su parte, el Instituto Histórico y que la bandera roja excluya a la bandera ar-
Geográfico comenzó a organizar en 1915, el 1 gentina". Cuando el 14 de mayo de 1910 una
Congreso hrternacional de Historia y Geogra- provocación policial apoyada en grupos de cho-
fía que se realizaría en conmemoración del que terminó con el asalto al periódico La Van-
Centenario en 1922. Resulta de interés señalar guardia, los socialistas denunciaban el hecho 65
que fue el Instituto, sede de aquel evento reali- y a la vez recordaban a "los heroicos revolu-
zado en 'Río de Janeiro, el que propuso la reali- cionarios" de la Independencia, considerándo-
zación de una obra colectiva de Historia de se a sí mismos "los continuadores de aquella
América, la cual como es sabido, se concretó obra histórica, porque propulsarnos al país por
años más tarde bajo la dirección de Ricardo los nuevos caminos..." 32
Levene. Uno de los balances más claros desde la
El Centenario fue considerado en varios perspectiva socialista latinoamericana fue rea-
países latinoamericanos corno un momento pro- lizado por Luis Emilio Recabarren en su ensa-
picio para reflexionar sobre el pasado hacien- yo Ricos y Pobres a través de un siglo de
do un balance, y a la vez, vislumbrando un fu- vida republicana (1910), en el cual hacía un
turo que se presentaba en general bastante análisis de la estructura de clases chilena a la
promisorio para naciones que se autoconside- vez que ponía en cuestión el contenido social
raban ahora en su madurez. de la Independencia y responsabilizaba a los
Las diferencias que había dividido aguas historiadores por haber creado una imagen acor-
entre distintas versiones historiográficas, pro- de a esos intereses, pues "los historiadores sólo
venientes de interpretaciones que habían sur- buscaron los héroes, los personajes, entre las
gido de controversias muy agudas, se conside-
raron cosa del pasado. 32 Jacinto Oddone . Gremialismo proletario argenti-
Salvando matices, en general esto se re- no. Editorial Libera. Buenos Aires, 1975. (Primera
gistra en todo América Latina. Sin embargo, edición, 1949). Pág. 332-333.
familias de posición, entre la gente bien". Para ritu nacional. Somos un pueblo en el que convi-
-Recabarren, el 18 de septiembre se celebraba ven, sin fusionarse aún, sin entenderse todavía,
el centenario de "la independencia de la clase indígenas y conquistadores. La República se
.burguesa"y no "la independencia delpueblo", 33 siente y hasta se confiesa solidaria, con el
Entre los festejos del Cuarto Centenario Virreinato. Como el Virreinato, la República es
del Descubrimiento y el Centenario Patrio, se el Perú de los colonizadores, más que, de los
perfilaron nuevas valoraciones de la Indepen- regnícolas. El sentimiento y el interés de las
-dencia,'pero se interpretó un solo origen verda- cuatro quintas partes de la población no juegan
dero, disputándose en todo caso, la legitimidad casi ningún rol en la formación de la nacionali-
de los herederos. dad y de sus instituciones" 35
Durante el período de entreguerras el Rodolfo Puiggrós (1940) también llegaba
marxismo profundizó el tema. Luis Chavez a conclusiones en parte análogas, tales como
Orozco (México), José Carlos Mariátegui ubicar el proceso independentista en el contex-
(Perú), Carlos Irazabal (Venezuela), Rodolfo to del capitalismo a nivel mundial y básicamen-
Puiggrós (Argentina) realizaron estudios de la te centrar el análisis en las clases sociales. En
historia de sus respectivos países, sin replan- el diagnóstico mediante el cual explica lascau-
tear totalmente la- cuestión de los orígenes, pero sas por las cuales no "se conformó una nación
desde enfoques que aproximaban una perspec- hispanoamericana (según la conocida fórmula
tiva superadora de la tradicional. de' José Stalin), Puiggrós encontraba .responsa-
En 1928 Mariátegui explicaba la Indepen- bles en "las relaciones de clase precapitalis-
dencia en 'el contexto del capitalismo a nivel 13s", pero seguía creyendo, sinceramente, que
6& mundial y de los intereses de clase. Así como durante las invasiones inglesas se había des-
presumía al final del periodo colonial la exis- pertado la "conciencia nacional", 36
tencia de una "embrionaria burguesía", también Estos y otros historiadores eintelectuales
sostenía que en América emergían "embriona- marxistas vacilaban en acertar una propuesta
rías .formaciones nacionales", 'considerando a alternativa a la de la historiografia tradicional,
la Independencia, "inspirada y movida, (...) por pero es evidente que estaban planteando otra
los intereses de la población criolla y aún de la manera de pensar la historia.
española, mucho más que por los intereses de
la población indígena "34.
CONCLUSIONES
Con este enfoque llegaba luego a esta in-
teresante conclusión: Las investigaciones sobre el origen de la
"No somos un pueblo que asimila las ideas nación en las condiciones esbozadas anterior-
y los hombres de otras naciones, impregnándo- mente pueden constituir un aporte al conoci-
las de' su sentimiento y su ambiente, y que de miento de la situación actual y fundamental-
esta suerte enriquece, sin deformarlo, su espí- mente vislumbrar algunas perspectivas cuando
la situación del Estado nacional en el mundo
33 Luis E. Recabarren - Ricos y pobres a través de un
siglo de vida republicana. Editorial Quimantú. San- 35 Ibid. Pág.10S-106.'
tiago, 1971. (Publicado por primera vez en 1910). 3e Rodolfo Puiggrós - De la Colonia a la Revolución.
34 José Cartos Mariátegui - Siete ensayos de interpreta- Ediciones Leviatan. Cuarta edición modificada y am-
ción de la reslidad peruana. Blblloteca Amauta. 1O pliada. Buenos Aires, 1956. En particular el Capítu-
ed. Lima, 1969. Pág.16-17 Y ss. (Publicado por pri- lo VI. Pág. 249-276. (Publicada por primera vez en
mera vez en 1928). 1940) .
anuncia una crisis de gran alcance. dentro del espacio territorial que le compete,
Por su parte, un estudio sobre el origen de como lo ha señalado John Holloway.
la nación sostenido en fuentes historiográficas " ...cambió radicalmente la relación entre
reviste un gran interés, no solo porque por ese el estado nacional y el movimiento global del
camino se garantiza IDl mejor conocimiento de capital, y por lo tanto cambió radicalmente la
la evolución de la disciplina y de las ideas pre- naturaleza misma del Estado. Si uno parte del
valecientes,' sino porque puede ser un buen ve- supuesto de que cualquier Estado tiene nece-
hículo para el análisis de una realidad mayor sariamente que tratar de atraer a su territorio o
como es el Estado y los intelectuales. de retener dentro de su territorio el mayor ca-
También resultan útiles las recomendacio- pital posible, entonces está claro que con el auge
nes de Pablo Buchbinder de agregar a las fuen- masivo de la movilidad del capital a partir de
tes que se vienen utilizando (códigos, cartas y los 70, las condiciones de existencia de los es-
pronunciamientos, congresos constituyentes) tados cambiaron radicalmente." 38
los informes diplomáticos, la prensa periódica Son esas condiciones, precisamente, las
y la correspondencia privada, avanzando en el que ñan puesto a prueba la cuestión de la na-
'conocimiento de la historia política. 3; ción como elemento cohesionante; puede ser
De acuerdo, aunque conviene recordar incluso que esté atravesando una crisis de du-
que es necesario enmarcar el análisis en los dosa recuperación, pero mientras el Estado
.aspectos propios del funcionamiento estatal, su exista, dispondrá de elementos homogeneiza-
conformación y consolidación, las relaciones dores de una sociedad de clases.
internas e internacionales, etc, de tal manera Para ello, cuenta con los aparatos de do-
que se disponga de un marco explicativo que minación a los que se refería Alberto Pla al 67
facilite la búsqueda de respuestas al interro- analizar la relación de los intelectuales y el Es-
gante sobre el origen del Estado-nación y a su tado, entre ellos los historiadores. Cabe a otros
crisis actual, en el marco de la división del tra- intelectuales reflexionar desde otra perspecti-
bajo. va, incluyendo, claro está, a los historiadores.
Al' respecto -ya 10 dije-, la historia social
sigue ofreciendo instrumentos adecuados para
el análisis, pues en última instancia, se trata de
abordar el estudio de la esfera ideológica. y po-
lítica en el contexto de la realidad "total", sin
caer en la simple "narración de la política".
Con la globalización, parecería que el na-
cionalismo como versión ideologizada del Es-
tado ha perdido consistencia. El Estado mismo
muestra síntomas de incapacidad operativa en
aspectos tales como en la subordinación del tra-
bajo al 'capital y en la retención de éste mismo

37 Pablo Buchblnder - "La historiografía rioplatense y


el problema de los orígenes de la nación", en Cua- 38John Holloway-"EI poder del Trabajo y la Reorga-
dernos del CLAEH, nro 69. Montevideo. 2da serie, nización Territorial de los Estados Capitalistas", en
año 19. 1994. Pág. 29-47. Op cit, pág.164.

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