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El camino metodológico de la pregunta por el mundo y su sentido metafísico

Segunda parte

El preguntar real de las preguntas metafísicas que hay que desarrollar desde el
temple de ánimo fundamental del aburrimiento profundo

La pregunta: ¿qué es el mundo?

Capítulo primero

Las preguntas metafísicas que hay que desarrollar desde el temple de ánimo
fundamental del aburrimiento profundo

§ 39. Las preguntas por el mundo, el aislamiento y la finitud como aquello que da
a preguntar el temple de ánimo fundamental del aburrimiento profundo de
nuestra existencia actual. La esencia del tiempo como la raíz de las tres
preguntas

El temple de ánimo fundamental del aburrimiento profundo nos coloca ante la


amplitud de lo ente en su conjunto, ante aquello que se manifiesta como rodeándonos,
es decir, ante aquel “horizonte anulador” que llamamos mundo, en su juntura y
unidad originaria con el aislamiento.

“En el desistir lo ente en su conjunto, se anuncia conjuntamente lo que propiamente


posibilita la existencia: el instante. Es la mirada de la resolución de la existencia al
ser-ahí, que es en cada caso como existir en la situación plenamente aprehendida,
como este que en cada caso es irrepetible y único. Estamos preguntando en el sentido
de aquello que este temple de ánimo fundamental nos anuncia como posibilidad
cuando preguntamos qué es el instante, qué es lo que sucede en él y con él, qué es el
aislamiento de la existencia en sí misma”. (pp. 217-218)

“¿Por qué aquella amplitud del horizonte anulador tiene que romperla al cabo el
instante, y por qué sólo puede romperla él, de modo que precisamente en este
rompimiento llega la existencia al auténtico existir? La esencia de la unidad y
juntamiento de ambos ¿es al cabo una ruptura? ¿Qué significa este estar rota la
existencia en sí misma? Lo llamamos la finitud de la existencia”, es decir, “aquello
que quiere pronunciarse en aquel temple de ánimo fundamental”, lo “que resuena y
nos templa del todo en el temple de ánimo fundamental del aburrimiento profundo”.
(p. 218)

“Pero este aburrimiento profundo y el aburrimiento en cuanto tal están enraizados en


la temporalidad de la existencia. Es decir, las tres preguntas [¿qué es el mundo?, ¿qué
es la finitud?, ¿qué es el aislamiento?] se remontan ellas mismas en su origen a la
pregunta por la esencia del tiempo. Pero la pregunta por la esencia del tiempo es el
origen de todo preguntar de la metafísica y de su posible desarrollo. Sin embargo, si
la problemática de la metafísica tiene que desarrollarse en todo momento a partir de la
temporalidad de la existencia, es algo que no puede decidirse objetivamente, para toda
la historia universal, por decirlo así. Tiene que quedar abierta la posibilidad de otra
necesidad de la fundamentación de la metafísica. Pero esta posibilidad no es una
posibilidad vacía, lógicamente formal, sino que lo posible de esta posibilidad depende
sólo del destino del hombre”. (p. 219)

“La temporalidad de la existencia, y por tanto la esencia del tiempo mismo, es la raiz
para estas tres preguntas, que en sí mismas, en su unidad peculiar, acoplan la
pregunta fundamental de la metafísica que nosotros designamos la pregunta por el
ser: ser y tiempo”. (p. 221)

§ 40. El modo como hay que preguntar las tres preguntas

“De este borde de lo posible a la sacudida hacia la realidad sólo conduce el actuar
individual mismo: el instante. El filosofar, por el contrario, sólo puede conducir hasta
el borde: siempre se queda en lo penúltimo”. (p. 222)

“[...] aquello que le es encomendado al filosofar: no describir la conciencia del


hombre, sino conjurar la existencia en el hombre. El conjurar no sucede mediante
magia ni visión mística, sino mediante la sobriedad de un preguntar conceptual, de un
preguntar que, ciertamente, a diferencia de todo investigar científico, jamás puede
meterse en un ámbito delimitado ni corretear en su coto, sino de un preguntar que, en
el preguntar, antes que nada tiene que configurarse el espacio de la pregunta, y que
sólo en el preguntar es capaz de mantenerlo abierto”. (p. 222)
§ 41. El desplazamiento de las tres preguntas a cargo del sano entendimiento
humano y de la tradición

Capítulo segundo

El comienzo del preguntar metafísico con la pregunta por el mundo. El camino


de la investigación y sus dificultades

§ 42. El camino de la consideración comparativa de tres tesis conductoras: la


piedra [(lo material, las cosas materiales)] es sin mundo, el animal es pobre de
mundo, el hombre configura mundo

En De la esencia del fundamento: aquí Heidegger sige “la historia de la palabra


“mundo” y la historia de la elaboración del concepto que se encierra en ella”. (p. 225).
kósmos, mundus, mundo. “Indiquemos sólo muy en general en qué marco se mueve
inicialmente (visto desde fuera) el problema del mundo. Lo más conocido se
evidencia en la diferencia entre mundo y Dios. El mundo es el conjunto de lo ente no
divino y extradivino. En un sentido cristiano, esto es al mimo tiempo lo creado frente
a lo increado. Después, un fragmento del mundo así entendido es también el hombre.
Pero el hombre no sólo se considera un fragmento del mundo que sucede dentro de él
y que conjuntamente lo constituye, sino que el hombre está frente al mundo. Este estar
enfrente es un tener el mundo como algo en lo que el hombre se mueve, con lo que se
confronta, que él domina y de lo que se sirve y a lo que al mismo tiempo está
abandonado. Así resulta: el hombre es 1) un fragmento del mundo; 2) en tanto que
este fragmento, es al mismo tiempo señor y siervo del mundo”. (p. 226) Esto devela
“una doble posición del hombre respecto del mundo”. (p. 226)

En Ser y tiempo: “A diferencia de este camino histórico hacia la comprensión del


concepto de mundo, en Ser y tiempo intenté una primera caracterización del fenómeno
del mundo mediante una interpretación del modo como primeramente y la mayoría de
las veces nos movemos cotidianamente en nuestro mundo. En ello partí de lo que
cotidianamente tenemos a la mano, lo que empleamos y ejercemos [...]”. (p. 226)

En Los conceptos fundamentales de la metafísica: “Ahora escogemos un tercer


camino: el de una consideración comparativa”. (p. 227)
“Aparte del camino histórico que mencionamos en primer lugar, y del segundo, que
parte de la comprensión del mundo cotidiana del hombre y que se queda en la
comprensión del mundo del hombre, y del tercer camino que hay que emprender
ahora de la consideración comparativa, hay aún otros caminos posibles que ahora no
aducimos”. (pp. 227)

“el hombre no es sólo un fragmento del mundo, sino señor y siervo de él en el sentido
de que lo “tiene”. El hombre tiene [el] mundo”. (p. 227)

“lo ente restante, que también es, como el hombre, un fragmento del mundo, por
ejemplo los animales, las plantas, las cosas materiales, las piedras”. (p. 227)

El animal también tiene mundo, pero no del mismo modo que el hombre, sino de otro.

“En tanto que intentamos elaborar la esencia de la falta de mundo, de la pobreza de


mundo y de la configuración de mundo, nos estamos moviendo en diversas
referencias según las cuales lo ente puede estar referido al mundo. [...] se trata de traer
a la mirada por ves primera lo mundano del mundo como posible tema de un
problema fundamental de la metafísica”. (p. 227)

En el tercer camino de una consideración comparativa, “al diferenciar y captar las


diferencias, lo primero que llegamos a ver es lo que coincide y es lo mismo [¿el
mundo?]”. (p. 228)

§ 43. Dificultad fundamental de contenido y de método en relación con la


determinación de la esencia y la accesibilidad de la vida

Diferencias metafísicas esenciales entre los tres entes. ¿Qué constituye “la esencia de
la animalidad del animal”? ¿Qué constituye “la esencia de la humanidad del hombre”?
¿Qué constituye la esencia de “la vida de lo vivo”, la caracterización de lo viviente en
cuanto tal, “el ser-animal del animal y el ser-planta de la planta”, “a diferencia de lo
no vivo, que ni siquiera tiene la posibilidad de morir”? (pp. 228-229)

“Una piedra no puede estar muerta, porque no vive”. (p. 228)


§ 44. Resumen y reintroducción tras las vacaciones: metafísica como preguntar
conceptualmente abarcador; despertar el temple de ánimo fundamental del
aburrimiento profundo; las preguntas metafísicas que hay que desarrollar a
partir del temple de ánimo fundamental. Directrices para la correcta
comprensión del discurso sobre el temple de ánimo fundamental del filosofar

“Metafísica, conocimiento metafísico, es un preguntar conceptualmente abarcador,


conceptualmente abarcador en el doble sentido de que: 1) en toda pregunta metafísica
está comprendido en cada caso lo ente en su conjunto; y 2) quien pregunta
metafísicamente está en cada caso introducido en la pregunta, es coafectado por el
preguntar y por lo propio preguntado”. (p. 230)

“la filosofía permanece en la proximidad excepcional de un determinado temple de


ánimo fundamental. [...] Crear es un configurar libre. Sólo hay libertad donde hay un
asumir una carga pesada. En el crear, esta carga pesada es, en cada caso a su modo,
una obligación y una necesidad en la que el hombre se siente sobrecargado en su
ánimo [schwer im Gemüt], de modo que él se encuentra apesadumbrado [schwer
zumute ist]. Todo actuar creador está en la melancolía [Schwermut], sepa claramente
de ello o no, hable ampliamente sobre ello o no. Todo actuar creador está en la
melancolía, lo que ciertamente no significa que todo melancólico sea creador. De esta
conexión entre creación y melancolía sabía ya Aristóteles [...]”. (p. 232)

“La filosofía como acción creadora y esencial de la existencia humana está en el


temple de ánimo fundamental de la melancolía. Esta melancolía atañe a la forma, no
al contenido del filosofar [...]”. (p. 232)

“[...] los temples de ánimo son lo que son cuando templan, es decir, cuando
determinan un actuar real. Nuestro actuar es aquí un preguntar determinado. Hemos
comenzado con la caracterización de la primera pregunta: ¿qué es el mundo? Hemos
señalado que hay diversas vías para desarrollar la pregunta: 1) la consideración
histórica de la historia del concepto de mundo; 2) el desarrollo del concepto de mundo
a partir de nuestra conmprensión cotidiana del mundo. Elegimos como tercera vía una
consideración comparativa”. (p. 233)

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