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DICTAMEN FISCALIA
“COMASCHI LIDIA JUANA Y OTROS CONTRA GCBA SOBRE AMPARO (ART. 14 CCABA)” , EXPTE:
EXP 12378 / 0 Sala 2 E X C M A. C A M A R A:
I. Llegan estos autos a conocimiento de V.E. con motivo del recurso de apelación interpuesto
por la actora (fs.84/91) contra la sentencia dictada por la señora juez de primera instancia
(fs.63/65) que resolvió rechazar in limine la acción de amparo articulada.
II. De las constancias de autos (fs. 83 vta. y fs. 91 vta.) surge que el recurso articulado fue
interpuesto en tiempo oportuno. A fs. 52/59 la actora inicia acción de mparo contra el GCBA y
contra quien resulte propietario del lavadero de autos denominado “Los Magníficos”
persiguiendo el “cese de la omisión administrativa en tanto permite el funcionamiento
irregular del establecimiento co-demandado en contravención con toda la normativa vigente y
no contando con la habilitación correspondiente...”).
Agrega a lo expuesto que los expedientes de habilitación del comercio –cuyos números refiere-
detentan manifiestas irregularidades, agravándose la situación en virtud de la enfermedad que
padecen las actoras (fs.55/56).
En este sentido, refiere que “la omisión de controlar por parte del Gobierno de la ciudad, ínsita
en su poder de policía, produce un daño moral y real en las presentantes, en nuestra familia y
en nuestros bienes” (fs.55).
III. La Sra. Juez de grado rechazó in limine la acción instaurada sosteniendo que el amparista no
ha explicado de manera concreta, clara y precisa en qué medida el proceso ordinario carece de
aptitud para restablecer sus derechos conculcados. También consideró que no resulta
suficiente la invocación de lo expedito y rápido del proceso, en relación con otras vías
existentes; así como que los intereses en juego ameriten mayor celeridad resolutiva, sobre
todo cuando, como en el caso y conforme surge del relato de la demanda, los hechos
presuntamente generadores del daño invocado datarían de las fechas en que se produjo la
primera habilitación y la ampliación de los sucesivos rubros del Lavadero en los años 1988,
1995 y 1996. Por último, indicó que la naturaleza de la cuestión requiere de una indagación y
análisis, y de un marco de discusión y probatorio más pleno y amplio que el que autoriza la
acción expedita y rápida del amparo, donde podrá determinarse, a través de la prueba
pertinente, tanto lo relativo a la habilitación comercial del establecimiento, conforme la
normativa aplicable que rige la actividad, como en lo relativo a los daños al medio ambiente, a
la propiedad privada y a la calidad de vida invocados. Contra esta decisión se alza la actora (fs.
84/91) con argumentos que, por razones de brevedad, doy aquí por reproducidos. IV.
Encuadrada así la cuestión sometida a estudio de V.E. estimo pertinente formular las
siguientes consideraciones. En primer lugar, considero oportuno recordar que, como lo ha
señalado esa Excma. Cámara, el rechazo de la acción de amparo sin sustanciación debe
reservarse para casos de manifiesta inadmisibilidad y ha de recibir interpretación restrictiva,
en virtud de la consagración constitucional de la garantía de obtener una rápida respuesta
judicial a los casos de probable ilegalidad (conf. sentencia de la Sala 1 del 4-6-2003, in re
“Zárate Herrera c/GCBA s/Amparo (art. 14 CCABA), Expte. 7041/0, y de V.E., "Fundación
Ciudad c/GCBA s/Amparo”; “Rebollo de Solaberrieta, Elsa c/GCBA s/Amparo”).
En efecto, para que proceda el rechazo in limine del amparo, la inadmisibilidad de la acción
intentada debe ser manifiesta, esto es, surgir claramente del contexto, sin posibilidad de duda
alguna en cuanto a su improcedencia. (conf. Sala 1 in re “Gerpe, Adriana Beatriz c/ G.C.B.A.-
Secretaria de Educación s/ Amparo”, expte. nº 49/00, entre otros).
En el caso de autos, la acción (fs.52/59) tiene por objeto que se ordene el cese de la omisión
administrativa que permite el funcionamiento irregular del lavadero denominado “Los
Magníficos”, cuya actividad le produce daños, en tanto funciona. en un inmueble vecino a su
vivienda, solicitando asimismo se ordene al Gobierno de la Ciudad que haga cumplir a dicha
empresa la normativa vigente. Afirma que el derecho a la salud suyo y de su familia se
encontraría seriamente afectado como consecuencia de dichas circunstancias, y agrega que el
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires omite hacer cumplir al lavadero con la
normativa local que rige la habilitación y funcionamiento de la actividad, pese a las
denuncias que en ese sentido viene efectuando
En mi opinión, considero que, prima facie, se encuentran reunidos los requisitos que habilitan
el ejercicio de la acción de amparo, pues se alega la existencia de una omisión de la
administración en el cumplimiento de la normativa vigente, que lesionaría con arbitrariedad
e ilegalidad manifiestas derechos de las actoras de rango constitucional. Por otra parte, la
naturaleza del derecho que se dice afectado –el derecho a la salud, reconocido por el artículo
20 de la CCABA, y el derecho a un ambiente sano (art. 26 de la CCABA)- justificaría la necesidad
de su urgente protección por la vía elegida.
Por último, cabe señalar que lo expuesto, es sin perjuicio de la conclusión a la que pudiera
arribar el juez de la causa en oportunidad de evaluar la atendibilidad sustancial de la
pretensión, en la etapa procesal pertinente y con posterioridad a la producción del informe
circunstanciado previsto por el art. 8 de la ley 16.986.
V. Por lo expuesto, opino que V.E. debería hacer lugar al recurso de apelación interpuesto, y
revocar el pronunciamiento apelado. Fiscalía, de junio de 2004.- DICTAMEN Nº -FCCAYT
VISTOS: El recurso de fs. 160/66 vta. interpuesto por las actoras contra el decisorio de fs.
153/55 vta.; y,
CONSIDERANDO:
1. Que la actora inició un proceso de amparo contra el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
y contra quien resulte propietario del lavadero de automotores “Los Magníficos”, ubicado en
el predio vecino a su domicilio.
Por medio de la acción intentada pretende “el cese de la omisión administrativa en tanto
permite el funcionamiento irregular del establecimiento” , que –según postula- no
cuenta con la habilitación correspondiente. A su vez persigue el “cese del accionar lesivo de los
propietarios del mentado lavadero”.
Manifiesta que la omisión administrativa –en el ejercicio del poder de policía- y la actividad
desarrollada restringen y lesionan sus derechos constitucionales en forma ilegal y arbitraria,
invadiendo a través de la emisión sonora, contaminación de la atmósfera y ocupación del
espacio público, la casa que habita con su familia. Tal accionar afecta la salud psicofísica del
grupo familiar, entorpeciendo su vida social y privada con tal intensidad que la permanencia
en su vivienda se torna casi imposible.
Informa que del simple cotejo del Código de Planeamiento Urbano surge que la actividad que
la codemandada despliega en el mencionado predio no se encuentra habilitada, dado que –
según su criterio– se trata de un “servicio”, causante de molestias (v. fs. 52).
Agrega que el secado y lustrado de los vehículos se termina en la vereda, donde además
permanecen los clientes, y que ello dificulta el tránsito peatonal y provoca suciedad en la acera
y aglutinamiento de automóviles que suelen estacionar en doble fila a la espera de ser
atendidos.
Reseña los expedientes administrativos que habrían conferido la habilitación al local y reitera
que ésta se contrapone con la normativa del Código de Planeamiento Urbano y del Digesto
Municipal, por lo que concluye que la actividad –según postula industrial- que se desarrolla en
el lavadero carecería de autorización y es efectuada sin observar las normas de seguridad e
higiene.
Manifiesta que la situación descripta se ve agravada porque la madre de las coactoras, que
convive en el inmueble, se encuentra bajo tratamiento psiquiátrico y que la coactora Lidia
Juana Comaschi ha sufrido la perdida de un riñón debido a un tumor, que se ha extendido a su
hígado.
Concluye, en síntesis, que la actividad ilegal del lavadero sumada a la omisión de controlar por
parte del Gobierno de la Ciudad hacen de su vida un auténtico calvario.
2. Que a fs. 63 la señora juez de primera instancia rechazó in limine la acción de amparo
interpuesta, por considerar –en síntesis- que las amparistas no han explicado de manera
concreta, clara y precisa en qué medida el proceso de conocimiento pleno, con amplitud de
debate y prueba, tendiente a impugnar el acto administrativo de habilitación comercial,
previsto en el Código Contencioso Administrativo y Tributario, carece de aptitud para
restablecer sus derechos conculcados.
Sostiene que el caso no necesita de una indagación, análisis o marco de discusión y prueba
más pleno y amplio que el que autoriza la acción expedita y rápida de amparo, por lo que su
rechazo in limine resulta errado a la luz de los antecedentes que invoca.
Finalmente alega que frente a la afectación de la salud, no hay otra vía alternativa ya que tal
afectación obedece a una omisión del Gobierno de la Ciudad en su obligación de ejercer el
poder de policía (v. agravio 5).
4. Que brevemente reseñadas las constancias de autos, cabe recordar que el rechazo de la
acción de amparo sin substanciación debe reservarse para casos de manifiesta inadmisibilidad
(esta Sala in re “González, Eva Teresa c/ Secretaría de Educación (G.C.B.A.) s/ Amparo [Art. 14
CCABA]”, Expte. Nº 18/00, resuelto el 21/11/2000, entre otros).
Ello es así toda vez que a la luz de la normativa vigente, la Constitución Nacional en sus
artículos 43, y 75 inc. 22, y la Constitución de la Ciudad -arts. 10 y 14- abren una instancia
nueva en la interpretación sobre la viabilidad del instituto de amparo. Así, la facultad de
rechazar un amparo in limine debe entenderse en sentido restrictivo en virtud de la
consagración constitucional de la garantía de obtener una rápida respuesta judicial a los casos
de probable ilegalidad (esta Sala II, in re “Diyon S.A. c/ GCBA s/ Amparo (art. 14 CCABA)” y
“González, Eva Teresa c/ Secretaría de Educación (GCBA) s/ Amparo (art. 14 CCABA), falladas el
16/11/00 y 21/11/00 respectivamente entre otros).
5. Que en el caso de autos, la señora juez de grado resolvió rechazar el amparo sin substanciar
la acción solicitando el pertinente informe. Si bien a lo que se aspira en la hipótesis del rechazo
in limine es a evitar el dispendio de gastos y actividad que implica el desenvolvimiento total de
un proceso que ha de concluir fatalmente en su rechazo, no es menos cierto que el atributo de
manifiesto debe reservarse para situaciones que excedan a todas luces el marco procesal
elegido.
El amparo, no obstante su sumariedad, constituye un proceso típico, desde que una parte
reclama contra un acto de lesión constitucional ante un tercero imparcial y frente a un sujeto
responsable autor del acto u omisión tachado de ilegítimo. De aquí que, no obstante la
urgencia propia de la acción de amparo, le son plenamente aplicables las pautas que informan
el principio de contradicción. Esta bilateralidad se materializa al exigirse el requerimiento a la
autoridad de un informe circunstanciado y posibilitarse el ofrecimiento de prueba (cfme.
Morello, Augusto M. y Vallefin, Carlos A., El Amparo. Régimen procesal, Librería Editora
Platense SRL, La Plata, 1998,. ps. 74 y 100).
6. Que tiene dicho la Corte Suprema de Justicia de la Nación que "la garantía constitucional de
la defensa en juicio y del debido proceso no se agota en el cumplimiento formal de los trámites
previstos en las leyes adjetivas, sino que se extiende a la necesidad de obtener una rápida y
eficaz decisión judicial que ponga fin a los conflictos y situaciones de incertidumbre, evitando,
dentro de los límites de lo razonable y conforme a las circunstancias de cada caso, una
dispendiosa y eventualmente inútil actividad jurisdiccional; así lo exige por lo demás, el
propósito de 'afianzar la justicia' enunciado en el preámbulo de la Constitución Nacional" (in re
"Fundación San Martín de Tours" Fallos, 302-299).
7. Que toda vez que lo aquí decidido se muestra incompatible con el criterio ya vertido por la
señora jueza a quo sobre la procedencia de la acción, remítanse los autos a la Secretaría
General a fin de que se proceda a asignar nuevo juzgado y secretaría para intervenir en autos,
previo conocimiento por la magistrada de primera instancia de lo aquí resuelto.
Por los argumentos expuestos, de conformidad con lo dictaminado por la Sra. Fiscal de
Cámara, el Tribunal RESUELVE:
II. Disponer la reasignación de la causa, a cuyo fin se remitirán las presentes actuaciones
oportunamente a la Secretaría General, encomendando al señor juez de grado designado que
junto con la providencia que haga saber acerca de su intervención notifique a la actora lo aquí
decidido.
Regístrese, ofíciese a la señora juez Lidia Lago con copia de lo aquí decidido y, remítanse las
actuaciones al despacho de la Sra. Fiscal ante esta Cámara. Fecho, cúmplase con lo
precedentemente dispuesto.
(en disidencia)
Juez de Cámara
CONSIDERANDO:
1. Que la actora inició un proceso de amparo contra el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
y contra quien resulte propietario del lavadero de automotores “Los Magníficos”, ubicado en
el predio vecino a su domicilio.
Por medio de la acción intentada pretende “el cese de la omisión adminis-trativa en tanto
permite el funcionamiento irregular del establecimiento”, que –según postula- no cuenta con
la habilitación correspondiente. A su vez persigue el “cese del accionar lesivo de los
propietarios del mentado lavadero”.
Manifiesta que la omisión administrativa –en el ejercicio del poder de policía- y la actividad
desarrollada restringen y lesionan sus derechos constitucionales en forma ilegal y arbitraria,
invadiendo a través de la emisión sonora, contaminación de la atmósfera y ocupación del
espacio público, la casa que habita con su familia. Tal accionar afecta la salud psicofísica del
grupo familiar, entorpeciendo su vida social y privada con tal intensidad que la permanencia
en su vivienda se torna casi imposible.
Informa que del simple cotejo del Código de Planeamiento Urbano surge que la actividad que
la codemandada despliega en el mencionado predio no se encuentra habilitada, dado que –
según su criterio– se trata de un “servicio”, causante de molestias (v. fs. 52).
Agrega que el secado y lustrado de los vehículos se termina en la vereda, donde además
permanecen los clientes, y que ello dificulta el tránsito peatonal y provoca suciedad en la acera
y aglutinamiento de automóviles que suelen estacionar en doble fila a la espera de ser
atendidos.
Reseña los expedientes administrativos que habrían conferido la habilitación al local y reitera
que ésta se contrapone con la normativa del Código de Planeamiento Urbano y del Digesto
Municipal, por lo que concluye que la actividad –según postula industrial- que se desarrolla en
el lavadero carecería de autorización y es efectuada sin observar las normas de seguridad e
higiene.
Manifiesta que la situación descripta se ve agravada porque la madre de las coactoras, que
convive en el inmueble, se encuentra bajo tratamiento psiquiátrico y que la coactora Lidia
Juana Comaschi ha sufrido la perdida de un riñón debido a un tumor, que se ha extendido a su
hígado.
Concluye, en síntesis, que la actividad ilegal del lavadero sumada a la omisión de controlar por
parte del Gobierno de la Ciudad hacen de su vida un auténtico calvario.
2. Que a fs. 63 la señora juez de primera instancia rechazó in limine la acción de amparo
interpuesta, por considerar –en síntesis- que las amparistas no han explicado de manera
concreta, clara y precisa en qué medida el proceso de conocimiento pleno, con amplitud de
debate y prueba, tendiente a impugnar el acto administrativo de habilitación comercial,
previsto en el Código Contencioso Administrativo y Tributario, carece de aptitud para
restablecer sus derechos conculcados.
3. Que contra tal decisorio la actora interpuso y fundó su recurso de apelación a fs. 160/66.
Finalmente alega que frente a la afectación de la salud, no hay otra vía alternativa ya que tal
afectación obedece a una omisión del Gobierno de la Ciudad en su obligación de ejercer el
poder de policía (v. agravio 5).
4. Que a fin de resolver la cuestión traída a estudio cabe en primer lugar examinar si concurren
en el caso los requisitos que hacen a la viabilidad del amparo.
5. Que en esta línea, desde el pronunciamiento de la Corte que admitió la acción de amparo
(Fallos: 239:459), y en ocasión de resolver la amplitud de la acción por actos de particulares, el
Alto Tribunal precisó que "siempre que aparezcan, en consecuencia, de modo claro y
manifiesto, la ilegitimidad de una restricción cualquiera a alguno de los derechos esenciales de
las personas así como el daño grave e irreparable...corresponderá que los jueces restablezcan
de inmediato el derecho restringido por la rápida vía del recurso de amparo", sin embargo
agregó que "en tales hipótesis los jueces deben extremar la ponderación y prudencia -lo
mismo que en muchas otras cuestiones propias de su alto ministerio- a fin de no decidir, por el
sumarísimo procedimiento de esta garantía constitucional, cuestiones susceptibles de mayor
debate y que corresponda resolver de acuerdo con los procedimientos ordinarios" (Fallos:
241:291).
7. Que el carácter excepcional de la vía de amparo lleva a señalar que la existencia de vía legal
para la protección de los derechos que se dicen lesionados excluye, en principio, la
admisibilidad de la acción, pues este medio no altera el juego de las instituciones vigentes
(doctrina concordante de Fallos: 269:187; 270:176; 303:419 y 422).
En casos en los cuales las circunstancias comprobadas en la causa evidencian que no aparece
nítida en la especie una lesión cierta o ineludible causada por la autoridad con arbitrariedad o
ilegalidad manifiesta, o que el asunto versa sobre una materia opinable que exige una mayor
amplitud de debate o de prueba para la determinación de la eventual invalidez del acto (Fallos:
303:422) la acción de amparo resulta claramente inadmisible.
8. Que ratificando los límites de la acción de amparo, y en referencia con la ley 16.986, la Corte
Suprema Federal ha aclarado que "si bien la ley de amparo no es excluyente de las cuestiones
que requieren trámites probatorios, descarta a aquellas que son complejas o de difícil
acreditación y que, por lo tanto, exigen un aporte mayor de elementos de juicio que no
pueden producirse en el breve trámite previsto en la reglamentación legal" (Fallos: 307:178).
En esa misma línea se inscribe el artículo 14 de la Constitución de la Ciudad, que prevé que
“toda persona puede ejercer acción expedita, rápida y gratuita de amparo, siempre que no
exista otro medio judicial más idóneo....”
11. Que según pacífica jurisprudencia resulta indispensable para la admisión del remedio
excepcional y sumarísimo del amparo que quien solicita protección judicial acredite, en debida
forma, la inoperancia de las vías procesales ordinarias a fin de reparar el perjuicio invocado
(Fallos: 274:13, considerando 3 º; 283:335; 300:1231 y voto del juez Belluscio en Fallos:
313:1513, entre otros).
En el sentido expuesto va de suyo que esta insuperable relevancia del asunto hace que el
debate que a él corresponde deba tener dimensiones que superen ampliamente a las que son
propias de lo ultrasumario (considerando 13 del voto del juez Oyhanarte en Fallos: 313:1513).
12. Que a lo expuesto cabe agregar que para que el juicio de amparo sea viable y lícito es
preciso que, con seguridad, posibilite el control judicial suficiente del asunto debatido. A este
respecto, conviene no olvidar que la intensidad del control judicial, para que éste sea
suficiente, depende de factores como la complejidad técnica de la materia litigiosa, la índole y
la magnitud de los intereses públicos comprometidos...(considerando 14 del voto del juez
Oyhanarte en Fallos: 313: 1539).
13. Que en la presente causa las coactoras, por un lado han cuestionado la supuesta omisión
del Gobierno de la Ciudad en controlar la actividad desplegada en el lavadero “Los Magníficos”
y, por otro, persiguen la clausura o restricción de la actividad desarrollada en el mencionado
local.
Frente al rechazo in limine efectuado por la señora juez de grado, la parte actora expresó sus
agravios. Aclaró que la pretensión no consiste en impugnar el acto de habilitación y destacó las
distintas denuncias efectuadas ante la Fiscalía nº 11 en lo Contravencional y de Faltas de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sostuvo que no existe otra vía idónea para controlar la apuntada omisión y para el supuesto de
que existieran, la idoneidad no debe entenderse por la especificidad sino por el resultado
positivo con relación al fin perseguido.
14. Que en primer término, resulta necesario destacar -a la luz del criterio reseñado en los
considerandos precedentes- que la parte actora no ha logrado demostrar la falta de eficacia de
otras vías judiciales ordinarias para tutelar el derecho supuestamente afectado por los actos e
inadvertencias de los codemandados. De este modo la acción de amparo resulta improcedente
en la presente causa. omisión
Repárese que en el sub lite, a más de la supuesta omisión del Gobierno de la Ciudad, se
cuestiona la actividad desplegada por un particular que en principio, contaría con una
habilitación para desarrollarla.
15. Que, como se señaló en el comienzo del considerando que antecede, la recurrente no ha
logrado desvirtuar el fundamento del rechazo efectuado por la magistrada de grado. Sus
agravios, sobre esta cuestión, sólo importan una mera disconformidad y no logran rebatir lo
decidido al respecto.
Tal como antes se apuntó, la carga de demostrar la inexistencia o insuficiencia de otras vías
que permitan obtener la protección que se pretende debe ser cumplida por quien demanda
(Fallos: 313:101; 317:655, entre otros).
En este sentido cabe destacar que, más allá de la abundante doctrina transcripta en su
apelación, la recurrente no ha podido demostrar que las diversas vías ordinarias previstas en el
Código Contravencional y de Faltas, en el Código Civil y en otros ordenamientos, aunadas de
una medida cautelar, no satisfagan de manera idónea y cabal el derecho supuestamente
vulnerado.
16. Que a lo expuesto es dable agregar la consideración del artículo 2º, inciso e, de la ley
16.986 que dispone que el amparo no es admisible cuando “...la demanda no hubiese sido
presentada dentro de los quince días hábiles a partir de la fecha en que el acto fue ejecutado o
debió producirse...”
Tal como lo ha expresado el máximo Tribunal de la Ciudad, "[d]e acuerdo con el art. 5º de la
ley 24.588 continúan vigentes en el ámbito local las leyes y ordenanzas que regían hasta el
momento del dictado de la Constitución, mientras no sean derogadas o modificadas por las
autoridades nacionales o locales, según corresponda. Entre esas normas se encuentran: a) la
ley 16986..." (Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad in re “Perrone, Héctor Alejandor c/
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires s/ Amparo” del 22-4-99, doctrina reiterada por el
mismo Tribunal en “Asociación de Receptorías de Publicidad c/ Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires s/ Amparo” del 12-5-99; “Gottschau, Evelyn Patricia c/ Consejo de la
Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires s/ Amparo s/ Recurso de queja” del 20-06-00,
“Vera, Miguel Ángel c/ Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires s/ Recurso de queja” del 4-5-
01).
17. Que la aplicación de un plazo prudencial para iniciar la acción de amparo deriva de la
propia naturaleza de la acción y de lo intolerable del vicio atacado. Si la ilegalidad es tan grave,
si el agravio es de suma entidad, no puede quien demora el inicio de la demanda de amparo
invocar el gravamen irreparable que le significa el largo trámite ordinario. El propio texto
constitucional al contemplar como presupuesto de procedencia de la acción la existencia de
una lesión “actual o inminente”, determina que la facultad de ejercer esta acción no puede
dilatarse sine die.
Es útil destacar que “este criterio resulta plenamente compatible con los postulados de la
Carta Magna, e importa, como también ocurre con los demás derechos y garantías, la
relatividad del derecho al ejercicio de esta acción. En síntesis, el derecho constitucional de
accionar por vía de amparo, en tanto derecho, no es absoluto, y por su contenido, debe ser
ejercido por un espacio de tiempo determinado” (CNCiv.yCom. Fed –en pleno-, Capizzano de
Galdi, Concepción c/ IOS s/ amparo, 06-06-1999, del voto del Dr. de las Carreras).
18. Que sentados los fundamentos en torno a la validez del plazo de caducidad establecido en
el artículo 2, inciso e, del decreto ley 16.986, corresponde resaltar, tal como lo hizo la
magistrada de primera instancia, que la actividad del lavadero y los hechos generadores de las
molestias datan de la primera habilitación y de sus sucesivas ampliaciones, es decir desde
1988, 1995 y 1996 respectivamente. Ergo, el holgado tiempo transcurrido entre el inicio de las
molestias sufridas y la iniciación del presente amparo, a la luz de lo precedentemente señalado
no encuentra justificativo alguno.
19. Que como síntesis de lo expuesto, cabe sostener que el análisis de los antecedentes de la
causa excede notoriamente el marco del ámbito restrictivo propio del proceso del amparo,
pues -tal como sostuvo la Corte en los precedentes citados- este tipo de proceso, después de
la sanción del nuevo artículo 43 de la Constitución Nacional, no permite obviar el
cumplimiento del recaudo requerido por dicha norma respecto al carácter manifiesto de la
arbitrariedad o ilegalidad invocadas.
20. Que, por otro lado, cabe destacar que la pretensión tendiente a que el Gobierno de la
Ciudad tome la debida intervención y fiscalización que le corresponde –de alguna manera- se
encontraría satisfecha, dado que de los propios dichos de la actora y de las constancias de la
causa surge que se ha efectuado la pertinente denuncia ante las autoridades policiales y el
proceso que tramita ante la Fiscalía en lo Contravencional y de Faltas nº 11 se encuentra en
pleno trámite.
21. Que, finalmente, cabe señalar que esta resolución no abre juicio definitivo sobre la
legitimidad de la pretensión sustancial de las coactoras en orden a los derechos que entiende
les asisten, la que podrá ser debatida y dilucidada por la vía pertinente.
Por las razones expuestas, oída la Sra. Fiscal de Cámara, el Tribunal RESUELVE: revocar
totalmente la sentencia apelada, y rechazar la acción de amparo intentada. Regístrese,
notifíquese –a la citada funcionaria en su despacho- y devuélvase.
Dr. Esteban Centanaro
Juez de Cámara