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carbono de la atmósfera.
Además, producen oxígeno (O ) que vierten a la atmósfera:
2
6 CO + 6 H O + Energía Solar
2 2 → CH O + 6 O
6 12 6 2
Una conclusión importante que fundamentan estos autores es que “la causa
fundamental del hambre es la pobreza. Nuestro planeta produce suficientes
alimentos para todos los seres humanos de la actualidad. La gente que sufre de
hambre o desnutrición carece de dinero para comprar comida, o de tierras
adecuadas para cultivar. Si por algún milagro la producción mundial de
alimentos se duplicara el próximo año, la situación de casi todos los que
padecen de hambre y extrema pobreza no cambiaría (…), [porque] los alimentos
(…) fluyen en la dirección de la demanda, no de las necesidades nutricionales”.
Además, afirman que “no hacen falta ciencias ni tecnologías nuevas para aliviar
el hambre y al mismo tiempo promover la sostenibilidad cuando cultivamos
nuestro sustento”.
El problema radica en que existe una globalización económica desigual por la
que los países ricos venden libremente productos a los pobres y los productos de
los países pobres tienen problemas para ser vendidos en los países ricos ya que
éstos últimos imponen aranceles o subvencionan sus propios productos.
Según el biólogo Garret Hardin la ayuda a los pobres no debe ser en forma de
alimentos ya que “al repartir los alimentos. sólo estaremos fomentando el
escalamiento de la población”. Según Hardin, si queremos ayudar, debemos
dirigir nuestros esfuerzos a abatir el crecimiento demográfico.
Existen organismos ambientales que tienen ese objetivo como prioritario.
Contabilidad ambiental y economía ecológica
La lluvia ácida
Las dos últimas soluciones son las más adecuadas pero requieren cambios
bruscos en las políticas energéticas. Por una parte se trata de fomentar las
fuentes de energía alternativa (solar, eólica…) y por otra, reducir el consumo de
electricidad que es, sin duda, “la mejor medida, y ha sido llevada a cabo en
algunas aplicaciones”.
Como también dijo Carl Sagan en su libro “Miles de Millones” este es un buen
ejemplo para la humanidad, aunque aún no está todo solucionado. “No sufrimos
más efectos nocivos de los rayos ultravioleta [del sol] porque la capa de ozono
de la estratosfera absorbe casi toda esa radiación (más del 99%)”.
Diversos gases de origen humano, principalmente los CFCs
(clorofluorocarbonos) reaccionan con el ozono haciendo que la cantidad de este
gas se reduzca drásticamente. Ese gas no es el único: “como fumigante del suelo
y pesticida, se piensa que el bromuro de metilo es la causa del 10% de la pérdida
del ozono de la estratosfera”. El principal agujero de esta capa de ozono está en
el polo Sur que afortunadamente no está habitado por el hombre. En Australia
el problema es más serio y se calcula que en Queensland, donde la capa de
ozono es más delgada, 3 de cada 4 australianos padezcan cáncer cutáneo. Pero
los datos revelan tendencias claras a la baja de ozono en todo el mundo y más
notables en Europa y América del Norte que en Asia oriental, por ejemplo.
Algunas de las lecciones que según estos autores debemos aprender de este
problema es que “el Protocolo de Montreal (de 1987 para la prohibición de
gases CFCs) fue redactado antes de que se señalara con tanta claridad a los CFCs
como causantes de la destrucción de la capa de ozono”. Posteriormente se
hicieron diversas enmiendas (en 1990 y 1996) y “casi todos los países del mundo
estuvieron de acuerdo en emprender medidas costosas con el fin de proteger un
recurso mundial: la capa de ozono”. Pero “incluso con la prohibición, hay tales
cantidades de CFCs en automóviles, refrigeradores y acondicionadores de aire
que el deterioro normal de las unidades seguirá contribuyendo a los niveles de
CFCs durante algunos años”. En 1995 se concedió el premio Nobel de química a
3 científicos por sus descubrimientos en este campo, por su posterior lucha
política y por “salvarnos de un problema ambiental que pudo haber sido de
consecuencias catastróficas”.
Contaminación y política: Las leyes en defensa de la Naturaleza
Es evidente que el medio ambiente merece ser protegido por el bien común:
“Millones de muertes y la difusión de muchas enfermedades se deben en última
instancia a la degradación del ambiente”.
Estados Unidos, el país más contaminante del planeta es también uno de los que
más y mejores leyes de protección medioambiental tienen. Aunque parezca una
demostración de que el mundo está “al revés”, como dijo Galeano en su libro
“Patas Arriba“, en realidad es la consecuencia de una sociedad moderna y sus
empresas son extremadamente competitivas. Su excesiva contaminación es
debida al sistema de vida que llevan y al exagerado consumismo de su sociedad,
que tampoco dista mucho del de otros países ricos como Canadá o Europa, y que
se estudiará más adelante. No faltan quienes se quejan de las limitaciones que
exigen las leyes de protección ambiental: “Quienes se quejan del sistema actual
de restricciones no se fijan en el pasado, cuando libre empresa significaba la
libertad de amasar fortunas a costa del ambiente”.
“Se podrían citar numerosos casos de pérdidas de empleos originadas por las
reglamentaciones ambientales”, pero la protección ambiental “es una de las que
más empleos crean, tienen más ganancias y generan más ventas”. Un riguroso
estudio de Roger Bezdek en Environment (1993) llevaba a la conclusión de que
los estados con reglamentos más estrictos tienen mayores tasas de crecimiento
del empleo y de desempeño económico. Según el estudio, los patrones
atribuyeron a causas relacionadas con la protección del ambiente sólo el 0.1% de
los despidos.
Estos autores sugieren que “quizá no sea coincidencia que en los antiguos países
comunistas de Europa, donde se suspendieron las medidas ambientales para
favorecer la industria, las economías y los ecosistemas sean zonas de desastre”.
“Las preocupaciones por la eficiencia energética, el control de la contaminación
y la conservación de los recursos han estimulado a las empresas para que
modifiquen sus tecnologías de manera que las hagan más competitivas”.
Así, un buen control legal en defensa del medio ambiente no es sólo necesario
para la sostenibilidad sino que tiene ventajas económicas tarde o temprano.
“Las políticas ambientales no disminuyen la riqueza de las naciones, sino que
la transfieren de los contaminadores a quienes controlan la contaminación y la
generan menos”. Enriquecerse a costa de dañar la Naturaleza puede ser
beneficioso para el que se enriquece, pero es nefasto para la sociedad. Una
sociedad próspera debe por tanto tender a un desarrollo sostenible que cuide su
riqueza natural.
En el tema de las políticas legales hay que responder a dos cuestiones: