Sie sind auf Seite 1von 13

See discussions, stats, and author profiles for this publication at:

https://www.researchgate.net/publication/311677650

Espiritualidad, Psicoterapia y Consejería

Chapter · May 2016

CITATION READS

1 1,064

1 author:

Juan Aníbal González-Rivera


Ponce School of Medicine and Health Sciences
24 PUBLICATIONS   26 CITATIONS   

SEE PROFILE

Some of the authors of this publication are also working on these related projects:

Sexualidad Humana y Relaciones de Pareja View project

Psicoterapia y Consejería View project

All content following this page was uploaded by Juan Aníbal González-Rivera on 16 December 2016.

The user has requested enhancement of the downloaded file.


Espiritualidad en las Profesiones de Ayuda: Del Debate a la Integración

Capítulo 1
ESPIRITUALIDAD,
PSICOTERAPIA Y CONSEJERÍA
Juan A. González Rivera

En los últimos años, se ha observado que la espiritualidad, tanto


teísta como no teísta, se ha convertido en algo muy importante en la vida
de los seres humanos. Son cada vez más las personas que están incorpo-
rando creencias, valores y estrategias espirituales a sus estilos de vida.
Investigaciones y encuestas realizadas al final de la década de 1990’s en
los Estados Unidos de América indican que el 94% de las personas creen
en Dios, que 9 de cada 10 personas oran, que el 97% cree que las oracio-
nes son contestadas, y que 2 de cada 5 personas (40%) reportan haber
tenido experiencias espirituales que les han cambiado su vida
significativamente (citado por Steere, 1997).
Otros estudios en la década de los 1990’s encontraron que el 95%
de los norteamericanos creen en Dios, que el 85% creen que la oración
personal tiene poderes curativos, que el 62% pertenece a una organiza-
ción religiosa y que el 60% cree que la religión es una parte muy impor-
tante en sus vidas (citados en Miller, 2003). En el 2008, Pew Forum rea-
lizó un estudio mayor que reveló que el 92% de los encuestados creen en
Dios o una fuerza superior, que el 50% ora por lo menos una vez al día, y
que casi el 80% cree que ocurren los milagros (Pew Forum on Religion &
Public Life, 2008). Evidentemente, el interés por lo espiritual, se ha inten-
sificado significativamente en los últimos veinte años.

7
Espiritualidad en las Profesiones de Ayuda: Del Debate a la Integración

Esta búsqueda por lo espiritual o lo trascendental puede ser ob-


servada tanto a nivel individual/personal como también en todos los
campos de la medicina y la salud mental. Varios autores han propuesto
distintos modelos bio-psico-sociales-espirituales para entender al ser hu-
mano de forma multidimensional: dimensión somática (cuerpo), dimen-
sión mental (mente), dimensión social (relaciones interpersonales) y la
dimensión espiritual (espíritu). En este contexto, los/as profesionales de
la salud física y mental son retados a enfrentar las inquietudes espiritua-
les que presentan constantemente los/as clientes tanto en el cuidado
paliativo como en el tratamiento de trastornos mentales.

ESPIRITUALIDAD
La palabra espiritualidad se deriva de la palabra espíritu. El
Diccionario Conciso de Psicología de la APA (2010) define el término
espíritu como: 1) parte no física de una persona: características mentales,
morales y emocionales que conforman el núcleo de la identidad de al-
guien; 2) fuerza vital que, según se considera, anima los cuerpos de las
criaturas vivientes, que en ocasiones se identifica con el alma y se consi-
dera que sobrevive a la muerte; 3) ser inmaterial o supranatural, como
sería una deidad; y/o 4) estado de ánimo, temperamento o disposición
que caracteriza temporal o permanentemente a una persona. A su vez,
define espiritualidad como: 1) Interés por o sensibilidad hacia las cosas
del Espíritu o el Alma, sobre todo en contraposición a las cosas materia-
les; 2) en términos más específicos, interés por Dios y sensibilidad hacia
la experiencia religiosa, que puede incluir la práctica de una religión en
particular, pero también puede existir sin dicha práctica; y 3) hecho o
estado del ser incorpóreo.
Cook (2004) ha señalado trece componentes conceptuales en las
definiciones sugeridas para el concepto espiritualidad por distintos in-
vestigadores, estos son los siguientes: totalidad, componente relacional,
trascendencia, humanidad, significado y propósito en la vida, autentici-
dad y verdad, valores, autoconocimiento, creatividad, conciencia y cora-
zón, núcleo, fuerza y alma. Cook (2004) explica que el lado básico y fun-
damental de lo espiritual, es que la espiritualidad puede experimentarse
como una relación con lo que es íntimamente interno, inminente y perso-
nal, dentro del self y con el otro, o como una relación con un otro total,
trascendente, un Gran Otro más allá del self. Yi et al. (2006) han apun-
tado que en la actualidad el término espiritualidad está más relacionado
a un contexto personal que institucional; describe un sentido de propósi-
to y significado en la vida, y una conexión personal con lo divino o con la
verdad.
De acuerdo a Carroll, Sermabeikian y Spero (citados en Hodge,
2001) la espiritualidad es una relación con Dios o un ser superior que

8
Espiritualidad en las Profesiones de Ayuda: Del Debate a la Integración

provee significado, propósito y dirección de vida. A su vez, esta relación


produce unos estados de bienestar, tales como el altruismo, amor y el
perdón, que tienen un efecto positivo en las relaciones consigo mismo,
con los demás, la naturaleza y el ser superior. Decker, citado en Sha-
franske y Sperry (2005), define espiritualidad como la búsqueda de pro-
pósito y sentido que incluye la trascendencia de la propia existencia que
va más allá de lo físico y psicológico. También se ha definido como con-
junto de sentimientos que conectan al individuo consigo mismo, con la
comunidad, la naturaleza o el propósito de vida en la búsqueda de su
significado y valor, incluyendo un estado de paz y armonía (Mytko y
Knight, 1999).
Según Bruce (2000, citado en Pérez, 2007) ser espiritual implica la
búsqueda de un significado en nuestras vidas el cual nos comunica un
sentido de interconexión con uno mismo y los demás, ofreciéndonos un
sendero continuo de descubrimiento y propósito personal. Paloutzian y
Ellison (1982) han dividido la espiritualidad en dos alternativas: espiri-
tualidad existencial, que es la orientada hacia un otro material en la vi-
vencia de la existencia; y la espiritualidad divina que es la que reposa en
lo que el sujeto considera sagrado y sobrenaturalmente superior a sí mis-
mo. También ha sido relacionada con la necesidad de encontrar respues-
tas satisfactorias acerca de la vida, enfermedad, y la muerte (Brady, Pe-
terman, Fitchett et al., 1999).
Shafranske y Sperry (2005) han identificado tres componentes
principales de la espiritualidad: 1) la referencia a los valores y creencias
que a menudo pueden ser relacionados a doctrinas religiosas; 2) referen-
cia al mantenimiento de valores y creencias existenciales; y 3) referencia
a la existencia de aspectos metafísicos que implica ir más allá de las
explicaciones cognitivas o racionales para que surja el fenómeno espiri-
tual (trascendencia). Según Ross (1995), la espiritualidad se define a base
de tres aspectos primordiales: significado y propósito, voluntad de vivir
y fe en uno, en los demás o en Dios
El National Institute for Healthcare Research define espirituali-
dad como la búsqueda de lo sagrado y lo divino, a través de cualquier
experiencia de la vida o del camino (Larson, Swyers y McCullough,
1998). Para definir espiritualidad, la Association of Spiritual, Ethical, and
Religious Values in Counseling (ASERVIC, 2009) llegó a un consenso que
describe el constructo como una capacidad y tendencia innata y única
que mueve al individuo hacia el conocimiento, significado, paz, esperan-
za, trascendencia, conectividad, compasión, bienestar y sentido del indi-
viduo como un todo. Según el consenso, esto incluye la capacidad para
crear, crecer y el desarrollo de un sistema de valores.

9
Espiritualidad en las Profesiones de Ayuda: Del Debate a la Integración

En síntesis, la espiritualidad es la dimensión de búsqueda de


sentido en las relaciones con uno mismo, con las demás personas, con la
naturaleza o lo trascendental. Puede incluir enfoques no teístas o no reli-
giosos, como también enfoques teístas y religiosos. A su vez, esta bús-
queda implica el ejercicio de ciertas estrategias y/o prácticas espirituales
que buscan fortalecer la relación del individuo/persona con el/lo otro.

ESPIRITUALIDAD Y RELIGIÓN
Es meritorio clarificar la diferencia entre espiritualidad y reli-
gión. La diferencia entre espiritualidad y religión es muy compleja, ya
que tienen rasgos que se solapan y, sin embargo, su significado último es
diferente (González, 2015). La literatura científica señala varias dificul-
tades conceptuales entre los términos religión y espiritualidad (Emmons
& Paloutizian, 2003; Hill et al., 2000; Hussain, 2011). Hill & Pargament
(2003) indican que actualmente existe una polarización en la literatura
con respecto a estos dos términos. Por una parte, la religión es entendida
como el constructo ligado al aspecto institucional, mientras que la espiri-
tualidad es entendida como el aspecto relacionado a lo personal y subje-
tivo (Hussain, 2011).
Según Koenig (2000), la religiosidad es un sistema organizado de
creencias, prácticas, rituales y símbolos diseñados para facilitar la cerca-
nía a lo sagrado o trascendente (Dios, alto poder o última verdad o reali-
dad), para nutrir o entender la responsabilidad de uno con los demás, en
la vida en la comunidad. Por otra parte, el mismo autor define la espiri-
tualidad como la búsqueda personal para encontrar respuestas a pregun-
tas esenciales de la vida acerca del significado y relaciones con lo sagra-
do y trascendente, que puede conducir o no, o surgir del desarrollo de
creencias religiosas y la formación de la comunidad. A estos efectos,
podemos clarificar que la religión se refiere a un conjunto de creencias y
prácticas de una institución religiosa organizada, y que la espiritualidad
se inclina hacia una experiencia personal de cada individuo.
Smith (2007) identificó en la literatura los conceptos más frecuen-
temente asociados con los constructos de espiritualidad y religión. Los
constructos asociados a espiritualidad son: significado, conectividad,
trascendencia, subjetividad, propósito, experiencia universal, compasión,
totalidad interior, experiencia vivencial, integral, multidimensional, ecu-
ménica, existencial, esperanza, individual, experiencia interna, satisfa-
cción interior, bienestar y calidad de vida, ilimitada, natural, personal e
individual y espontánea. Mientras que los constructos asociados a religi-
ón son: institucional, creencias, organización, denominacional, sistema
de creencias, doctrina, externa, explicación de lo místico, ritual, comuni-
taria o del gremio, social, tradicional, y dogmática. A estos efectos, se
concluye que la religión se refiere a un conjunto de creencias y prácticas

10
Espiritualidad en las Profesiones de Ayuda: Del Debate a la Integración

de una institución religiosa organizada, y que la espiritualidad se inclina


hacia una experiencia personal de cada individuo (González, 2015).

MODELOS TEÓRICOS
Modelo Biopsicosocial de Engel
Tradicionalmente, el campo de la salud en general seguía el mo-
delo médico clásico. Este enfoque conceptualizaba la enfermedad desde
un modelo unifactorial fundamentado en la disfunción biológica. Uno de
los primeros en criticar este enfoque, al catalogarlo como reduccionista y
mecánico, fue Engel (1977). En contraposición al modelo médico tradicio-
nal, Engel propone el modelo biopsicosocial. Este modelo postula que el
factor biológico, el psicológico y los factores sociales, desempeñan un pa-
pel significativo de la actividad humana en el contexto de una enferme-
dad o discapacidad. De esta manera, la salud se entiende mejor en térmi-
nos de una combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales y
no puramente en términos biológicos.
Modelo Biopsicosocial Espiritual
El modelo biopsicosocial espiritual ha sido trabajado por varios
autores (King, 2000; McKee & Chappel, 1992). No obstante, estos autores
no han formalizado sus ideas en un modelo teórico concreto. Sin embar-
go, Sulmasy (2002) presenta un modelo teórico formal donde conceptua-
liza las diferentes dimensiones del ser humano. Este autor entiende al ser
humano como un ser intrínsecamente espiritual y en función de relacio-
nes. Desde su visión teórica, explica que la enfermedad es causada por la
interrupción de relaciones adecuadas dentro del organismo humano que,
a su vez, interrumpe y perturba las relaciones interpersonales, familiares
y laborales. También interrumpe patrones preexistentes de manejo y
puede provocar el cuestionamiento sobre la relación del individuo con lo
trascendente. En este sentido, la enfermedad perturba e interrumpe rela-
ciones adecuadas tanto dentro como fuera del cuerpo. Según este autor,
las relaciones dentro del cuerpo se producen de dos formas: 1) entre las
distintas partes del cuerpo y los procesos bioquímicos; y 2) la relación
entre la mente y el cuerpo. Por otra parte, las relaciones fuera del cuerpo
también se producen de dos maneras:1) las relaciones que existe entre el
individuo y su ambiente, incluyendo aspectos ecológicos, físicos, familia-
res, sociales y políticos; y 2) la relación que existe entre el individuo y lo
trascendente.
Desde esta perspectiva, cuando un individuo se enferma no solo
se afecta su cuerpo, sino toda su persona. La totalidad de la persona es
afectada: dimensión biológica, dimensión psicológica, dimensión social y
la dimensión espiritual. Cada una de estas dimensiones puede afectar

11
Espiritualidad en las Profesiones de Ayuda: Del Debate a la Integración

otras dimensiones en la misma persona ya que, existe una profunda co-


nexión e interrelación entre ellas (Sulmasy, 2002). Este modelo converge
con la visión antropológica que ofrece Viktor Frankl (1984). Este autor
entiende que el hombre vive en tres dimensiones: la somática, la mental
y la espiritual. En ambas visiones, tanto de Sulmasy como de Frankl, no
existe un dualismo antagónico entre cuerpo y alma. Más bien, se entien-
de al hombre desde una perspectiva multidimensional integradora e in-
separable del cuerpo.
Sulmasy (2002) con su enfoque teórico multidimensional sugiere
cuatro posibles dominios que pueden ser medidos: 1) la religiosidad, que
está relacionada con las creencias y prácticas religiosas como el rezo o la
oración; 2) la espiritualidad/estrategias de afrontamiento y apoyo religi-
oso, que está relacionado con la manera en que las personas afrontan el
estrés en términos espirituales, actitudes, prácticas y fuentes de sustento;
3) el bienestar espiritual, que está relacionado con la calidad y satisfa-
cción con la vida; y por último, 4) la necesidad espiritual, que se refiere a
las conversaciones, oraciones o rituales, sobre algún tema espiritual en
particular.
Modelo Bio-psico-socio-ecológico-espiritual
Este modelo nace en el seno de la psiconeuroinmunoendocrino-
logía, una nueva rama de la psicología clínica que se dedica a estudiar la
interrelación del sistema nervioso, endócrino e inmune y las intermodu-
laciones con los demás órganos y sistemas del organismo, teniendo en
cuenta que esta compleja interrelación que constituye al ser humano se
encuentra en una permanente intermodulación con su entorno físico,
ambiental y socio-cultural. Según postula Dubourdie (2008), para com-
prender al ser humano y lo que le acontece es imprescindible la integra-
ción de las siguientes dimensiones: dimensión biológica, dimensión cog-
nitiva, dimensión psicoemocional, dimensión socio-ecológica y dimen-
sión espiritual o transcendental. Según explica el modelo, dado la multi-
dimensionalidad implicada en los procesos de salud, no será suficiente el
abordaje biológico del individuo, sino que habría que considerar otros
factores interactúantes en los procesos de salud y enfermedad. Por ejem-
plo, el individuo saludable también requiere de condiciones socio/emo-
cionales saludables, red de apoyo vincular y grupal, y pertenencia, entre
otras más. Este enfoque, busca superar el antiguo paradigma médico
monodisciplinario centrado en la dimensión biológica del ser humano.

LA ESPIRITUALIDAD Y LA SALUD MENTAL


La literatura científica confirma la relación directa que existe en-
tre espiritualidad y diversos trastornos mentales tales como depresión,
ansiedad, adicciones, suicidio, delincuencia, estrés, esquizofrenia, psico-

12
Espiritualidad en las Profesiones de Ayuda: Del Debate a la Integración

ticismo y trastornos bipolares (Koenig et al., 2001). González (2015) expli-


ca que actualmente existe vasta evidencia empírica sobre los beneficios
que la espiritualidad tiene sobre la salud, ya que capacita al individuo a
hacer cambios positivos en su estilo de vida y a tomar conciencia de có-
mo las creencias, actitudes y comportamientos pueden afectar positiva o
negativamente su salud.
Por otra parte, Smith, Bartz & Richards (2007), combinaron datos
de 31 estudios de resultados de psicoterapias espirituales, realizados en-
tre los años 1984 y 2005, que incluían 1,845 pacientes con distintos tras-
tornos. Los autores concluyen que la revisión meta-analítica apoya el he-
cho de que las intervenciones espirituales benefician a los pacientes, lo
que les daría razones a los clínicos para considerar la utilización de este
tipo de intervenciones en los tratamientos (Smith et al, 2007). En una
revisión de 80 estudios publicados sobre la depresión, Larson y Larson
(2003) encontraron que los factores espirituales están ligados a bajas
tasas de sintomatología depresiva y que las personas con valores espiri-
tuales disminuían el riesgo de sufrir algún trastorno de depresión. Por
otra parte, las personas que no desarrollan su espiritualidad tenían un
60% de riesgo de padecerla.
Richards & Bergin (2005) describen cinco razones por las cuales
es necesario que los/as profesionales de ayuda evalúen las bases espiri-
tuales de sus clientes, así como sus creencias y estilos de vida religiosa: 1)
para ser capaces de comprender la visión global que sus clientes tienen
de sus vidas y aumentar la capacidad de comprenderlos; 2) determinar si
la orientación religiosa de un/a cliente es saludable o no saludable y que
impacto ejerce sobre la queja que presenta; 3) determinar si las creencias
espirituales y/o religiosas del/la cliente y de su comunidad, pueden ser
utilizadas como recursos y estrategias terapéuticas, para lidiar mejor con
sus situaciones, sanar y crecer; 4) determinar cuál intervención espiritual
puede ser utilizadas en terapia para ayudar a sus clientes de acuerdo a
sus creencias y/o afiliación religiosa; y 5) determinar si el/la cliente tiene
preocupaciones espirituales o necesidades que podrían trabajarse en te-
rapia. Por su parte, Koenig & Pritchett (1998), refieren que tomar en cu-
enta los asuntos espirituales ayuda al terapeuta a conocer el conflicto psi-
cológico del cliente, a diseñar intervenciones que sean congruentes con
su visión del mundo, identificar aquellos recursos religiosos que puedan
brindar apoyo y afianzar la relación terapéutica.

PSICOTERAPIA Y CONSEJERÍA PROFESIONAL


Psicoterapia
El Diccionario Conciso de Psicología de la APA (2010) define el
término psicoterapia como cualquier servicio psicológico que ofrece un

13
Espiritualidad en las Profesiones de Ayuda: Del Debate a la Integración

profesional capacitado que utiliza principalmente formas de comunica-


ción e interacción para evaluar, diagnosticar y tratar las reacciones emo-
cionales, las formas de pensamiento y los patrones de comportamiento
disfuncionales de un individuo, una familia o un grupo. A su vez, expli-
ca que el psicoterapeuta es un individuo que ha recibido formación y
una licencia profesional para tratar por medios psicológicos los trastor-
nos mentales, emocionales y conductuales. La psicoterapia puede ser
ofrecida por un psicólogo clínico, un psiquiatra, un consejero psicológico
o un trabajador social.
Consejería
La consejería se define como una profesión de ayuda cuyos prin-
cipales objetivos son propiciar el bienestar de otros, generar cambios de
conducta, desarrollar destrezas de comunicación y promover la toma
responsable de decisiones (Nystul, 2005). Para Nystul (2005), la conseje-
ría es un arte y una ciencia. Es un arte porque requiere destrezas de ayu-
da que permitan al consejero(a) escuchar y comprender al cliente, darle
apoyo, comunicar delicadeza y comprensión. Es una ciencia porque in-
volucra teorías, investigaciones, pruebas estandarizadas y prácticas de
consejería que requieren objetividad.

Tabla 1.2: Diferencias entre Psicoterapia y Consejería (Gladding, 2013; Ivey & Ivey, 2006).

Consejería Psicoterapia
Es de menor duración, comúnmente De mayor duración, regularmente de
de 8 a 12 sesiones en seis meses o 20 a 40 sesiones de seis meses a dos
menos. años.
Normalmente se ejecuta en ambientes Se da por igual en escenarios con
con personas no recluidas como personas recluidas como hospitales
centros académicos o agencias. psiquiátricos y no recluidas como
oficinas privadas.
Adecuada para personas “sanas” con Adecuada para personas con algún
situaciones temporeras de vida. tipo de psicopatología.
Proceso intenso y personal Un proceso más intenso concentrado
concentrado en ayudar gente normal en dificultades profundas de
con problemas y oportunidades personalidad o conducta.
normales.

Problema en la práctica profesional


Uno de los mayores problemas de los profesionales de la con-
ducta es que cuando reciben clientes con problemáticas relacionadas a la
dimensión espiritual, no tienen claro si les corresponde a ellos atender
ese aspecto o si deben referir al cliente a otro profesional o a un líder reli-

14
Espiritualidad en las Profesiones de Ayuda: Del Debate a la Integración

gioso. En estos casos, los límites entre la psicoterapia y la consejería pas-


toral y/o la dirección espiritual no están claramente definidos. Estos
límites se hacen más confusos cuando los clientes hablan de sistemas de
valores y creencias, sentimientos de culpa o cargos de conciencia, arre-
pentimiento y perdón, esperanza y vida después de la muerte, y eventos
que les suceden que pueden ser descritos como “emergencias espirituales”
(Hendlin, citado en Miller, 1999). En múltiples ocasiones los terapeutas
malinterpretan estas emergencias espirituales como psicosis y/o delirios.
Incluso, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales
DSM-5 (American Psychiatric Association, 2013) tiene una categoría para
ubicar problemas espirituales y religiosos que requieran de atención
clínica:
“V62.89 Problema religioso o espiritual: Esta categoría se debe
utilizar cuando el objeto de la atención clínica es un problema religioso
o espiritual. Entre los ejemplos cabe citar experiencias angustiantes
que impliquen una pérdida o cuestionamiento de la fe, problemas
relacionados con la conversión a una fe nueva o el cuestionarse valores
espirituales que no necesariamente están relacionados con una iglesia
u organización religiosa concretas” (DSM-5, 2013).
Para resolver este dilema, Miller & Thoresen (citados en Miller,
1999) proponen cuatro posibles alternativas:
1. Ayudar a los líderes religiosos de distintas denominaciones y direc-
tores espirituales a aumentar sus conocimientos sobre la psicología
y la consejería contemporánea.
2. Capacitar a los psicoterapeutas y consejeros profesionales con los
conocimientos y destrezas básicas para que puedan ofrecer servi-
cios terapéuticos orientados a la espiritualidad y culturalmente sen-
sibles.
3. Ardua comunicación entre los profesionales de la conducta y los lí-
deres religiosos-espirituales para que colaboren y coordinen sus in-
tervenciones.
4. Que las clínicas de salud mental, centros especializados y grupos de
apoyo ofrezcan servicios integrados de psicología y espiritualidad.

REFERENCIAS
Browning, D. S. & Cooper, T. D. (2004). Faith and the modern psycho-
logies. Religious Thoughts & the Modern Psychologies. (pp. 1-7). Minne-
apolis, MN: Augsburg Fortress.

15
Espiritualidad en las Profesiones de Ayuda: Del Debate a la Integración

American Psychiatric Association. (2013) Diagnostic and statistical manual


of mental disorders: DSM-5. Washington, DC: American Psychiatric
Association.
Association of Spiritual, Ethical, and Religious Values in Counseling.
(2009). Spirituality: A white paper of the Association of Spiritual,
Ethical, and Religious Values in Counseling. Recuperado de
http://www.njcounseling.org/subpage/aservic/Whitepaper1.html
Brady, M.J., Peterman, A.H., Fitchett, G., Mo, M. y Cella, D. (1999). A
case for including spirituality in quality of life measurement in
oncology. Psychooncology, 8(5), 417-428.
Cook, C.C.H. (2004). Addiction and spirituality. Addiction, 99(5), 548-549.
Dubourdie, M. (2008). Psicoterapia Integrativa PNIE: Psiconeuroinmunoen-
docrinología, integración cuerpo mente entorno. Montevideo, Uruguay:
Psicolibros Waslala.
Emmons, R. & Paloutzian, R. (2003). The psychology of religion. Annual
Review of Psychology, 54, 377-402.
Engel, G.L. (1977). The need for a new medical model: A challenge for
bio-medicine. Science, 196(4286), 129-136.
Frankl, V. (1984). El hombre doliente: fundamentos antropológicos de la psico-
terapia. España: Herder.
Gladding, S. T. (2013). Counseling: A Comprehensive Profession. Boston:
Pearson.
González, J.A. (2015). Espiritualidad en la Clínica: Integrando la espi-
ritualidad en la psicoterapia y la consejería. San Juan: Ediciones
PsicoEspiritualidad.
Herrejón, J.L., Salinas, M.E. & Fuentes, S.V. (2010) APA: Diccionario con-
ciso de psicología. México D. F.: Manual Moderno.
Hill, P. C., & Pargament, K. I. (2003). Advances in the conceptualization
and measurement of religion and spirituality: Implications for phy-
sical and mental health research. American Psychologist, 58, 64–74.
Hill, P., Pargament, K., Hood, R., McCullough, M., Swyers, J., Larson, D.,
Zinnbauer, B. (2000). Conceptualizing religion and spirituality:
Points of commonality, points of departure. Journal for Theory of
Social Behavior, 30 (1), 51-77.
Hodge, D. (2001). Spirituality assessment: A review of major qualitative
methods and a new framework for assessing spirituality. Social Work,
46, 203-214.

16
Espiritualidad en las Profesiones de Ayuda: Del Debate a la Integración

Hussain, D. (2011). Spirituality, religion, and health: Reflections and


issues. Europe’s Journal of Psychology, 1, 187-197.
Ivey, A. E. & Ivey, M. B. (2006). Intentional Interviewing and Counseling:
Facilitating Client Development in a Multicultural Society. USA: Wads-
worth Publishing.
King, D.F. (2000). Faith, spirituality and medicine: Toward the making of a
healing practitioner. Binghamton, NY: Haworth Pastoral Press.
Koenig, H.G., McCullough, M. y Larson, D. (2001). Handbook of Religion
and Health. New York: Oxford University Press.
Koenig, H.G., Pargament, K.I. & Nielsen, J. (1998). Religious coping and
mental health outcomes in medically ill hospitalized older adults.
Journal of Nervous and Mental Diseases, 186, 513-521.
Larson, D.B. & Larson, S.S. (2003). Spirituality’s potential relevance to
physical and emotional health: A brief review of quantitative re-
search. Journal of Psychology and Theology, 31: 37–51.
Larson, D.B., Swyers, J.P., McCullough, M.E. (Eds.) (1998) Scientific
research on spirituality and health: A consensus report. National Institute
for Healthcare Research, Rockville.
McKee, D. D., & Chappel, J. N. (1992). Spirituality and medical practice.
Journal of Family Practice, 35(2), 201, 205-208.
Miller, G. (2003). Incorporating spirituality in counseling and psychotherapy.
New York: Wiley.
Miller, W.R. (Ed.) (1999). Integrating spirituality into treatment: Resources
for practitioners. Washington: American Psychological Association.
Mytko, J.J. y Knight, S.J. (1999). Body, mind and spirit: towards the
integration of religiosity and spirituality in cancer quality of life
research. Psychooncology, 8(5), 439-450.
Nystul, M. S. (2005) Introduction to counseling: an art and science perspective.
3rd edn. Boston: Pearson/Allyn & Bacon.
Paloutzian, R. F., & Ellison, C.W. (1982). Loneliness, spiritual well-being,
and quality of life. In L. A. Peplau & D. Perlman (Eds.), Loneliness: A
sourcebook of current theory, research and therapy. New York: Wiley.
Pérez, J. (2007). Estudio exploratorio sobre el tema de la espiritualidad
en el ambiente laboral. Anales de Psicología, 23, Núm. 1: 137-146.
Pew Forum on Religion & Public Life. (2008). U.S. religious landscape sur-
vey. Washington, DC: Author.

17
Espiritualidad en las Profesiones de Ayuda: Del Debate a la Integración

Richards, P.S. & Bergin, A. (2005). A Spiritual Strategy for Counseling and
Psychotherapy. Washington: American Psychological Association.
Ross, L. (1995). The spiritual dimension: its importance to patients’
health, wellbeing and quality of life and its implications for nursing
practice. International Journal of Nursing Studies, 32(5), 457-468.
Shafranske, E. & Sperry, L. (2005). Spiritually Oriented Psychotherapy.
Washington: American Psychological Association, United Book
Press.
Smith, L. (2007). Conceptualizing spirituality and religion: Where we’ve
come from, where we are, and where we are going. Journal of Pastoral
Counseling, 42, 4-21.
Smith, T., Bartz, J., & Richards, P. (2007). Outcomes of religious and spiri-
tual adaptations to psychotherapy: A meta-analytic review. Psycho-
therapy Research, 17, 643–655.
Steere, D. (1997). Spiritual presence in psychotherapy: A guide for caregivers.
New York: Brunner/Mazer.
Sulmasy, D. P. (2002). A biopsychosocial-spiritual model for the care of
patients at the end of life. The Gerontologist, 42, 24-33.
Yi, M.S., Mrus, J.M., Wade, T.J., Ho, M.L., Hornung, R.W., Cotton, S.,
Peterman, A.H., Puchalski, C.M. y Tsevat, J. (2006). Religion,
spirituality, and depressive symptoms in patients with HIV/AIDS.
Journal of General Internal Medicine, 21, S21-S27.

18
View publication stats

Das könnte Ihnen auch gefallen