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Marta: Ok, José, ahora estoy lista para que comparemos la Iglesia
Católica y la Bautista con la Iglesia que Cristo instituyó. La que se
concuerde con la Iglesia en organización y doctrina, ésta es la Iglesia que
fundada por Él, y ésta es la Iglesia que tiene el derecho de administrar las
ordenanzas, y quiero tomar como punto de partida la Iglesia de Jerusalén,
notemos sus características y las comparamos con las características de
los bautistas y los católicos.
La Iglesia de Jerusalén era una iglesia que dependía del Espíritu Santo
para preparar personas para ser miembros de ella. Es lo mismo en una
Iglesia Bautista. En una Iglesia Bautista debe haber una experiencia de
religión en el corazón, a través de la obra del Espíritu Santo. En la Iglesia
Católica los miembros son admitidos en su infancia y confirmados cuando
han llegado a la edad de responsabilidad.
José: ¿Y tú crees que un niño no puede recibir el Espíritu Santo, ni ser
admitido en la Iglesia hasta que no llega lo que llamas, “la edad de la
responsabilidad”?
Marta: No, observa que la Biblia dice que primero creyeron, y luego
recibieron el Espíritu Santo.
José: Pero si tu revisas otros pasajes de la misma Biblia verás que los
niños si pueden recibir el Espíritu Santo. Esto estaba profetizado desde
épocas antiguas: “Sucederá después de esto que yo derramaré mi
Espíritu en TODA CARNE. Vuestros HIJOS y vuestras HIJAS profetizarán,
vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones”
(Jeremías 31,31-34), promesa que se cumplió precisamente el día de
Pentecostés que mencionas.
Y si un niño puede recibir el Espíritu Santo, no veo por qué negar que
pueda recibir el bautismo. San Pedro dejó este principio meridianamente
claro cuando afirmó: “¿Acaso puede alguno negar el agua del bautismo a
éstos que han recibido el Espíritu Santo como nosotros?” (Hechos 10,47)
José: Si, pero la razón por la que no les puede negar el bautismo, es
porque ellos también recibieron Espíritu Santo. Si los niños también
pueden hacerlo, no veo razón para negárselo.
Y hay más textos bíblicos que confirman esta enseñanza, por ejemplo en
Hechos 2,38 el apóstol Pedro dijo: “Pedro les dijo: «Arrepentíos y
bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón
de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo»” ¿vez?, dice
CONVIERTANSE, ¿Cómo se va a convertir un bebe si aún no tiene uso de
razón?. Además, un bebe no se hace bautizar, sino que lo hacen bautizar
que no es lo mismo.
Marta: Adelante…
José: Vamos por ejemplo a Mateo 28,19-20 donde Jesús ordena a los
apóstoles: “Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y
enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo
estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Observa que
aquí se menciona un orden distinto, primero el bautismo, y LUEGO la
enseñanza.
José: Claro que no, sino que esos textos hacen referencia a momentos
distintos de la predicación. Los primeros explican como fue el comienzo
del cristianismo, donde lógicamente se tenía que comenzar por los
adultos.
Hay otros textos de los que se puede sacar la misma conclusión, allí
tienes que San Pablo escribió: “Pues el marido no creyente queda
santificado por su mujer, y la mujer no creyente queda santificada por el
marido creyente. De otro modo, vuestros hijos serían impuros, MAS
AHORA SON SANTOS” (1 Corintios 7,14). ¿Te das cuenta?. cuando uno de
los padres era creyente, ya sus hijos por esa fe eran considerados por el
apóstol “santos”, un término que solo se usa en la Biblia para señalar
miembros de la Iglesia, por lo que se entiende que habla de niños
bautizados[4].
José: Recuerda, que es voluntad de Dios y parte del orden natural que ha
instituido, que los padres decidan por sus hijos hasta que ellos tengan
capacidad de hacerlo por sí mismos. Si tu hijo se enferma y no quiere ir al
médico, ¿lo llevas o no?… O si no quiere ir a la escuela ¿qué haces?
José: Exacto. Fue Dios mismo quien la ordenó: “Esta es mi alianza que
habéis de guardar entre yo y vosotros - también tu posteridad -: Todos
vuestros varones serán circuncidados. Os circuncidaréis la carne del
prepucio, y eso será la señal de la alianza entre yo y vosotros. A LOS
OCHO DIAS SERÁ CIRCUNCIDADO entre vosotros todo varón, de
generación en generación” (Génesis 17,10-12). Observa que los niños
eran circuncidados al octavo día de nacido, y nadie (incluyendo a Dios)
parece haber pensado que se estaba violentando su libertad de elección.
Cuando Dios pacta con un pueblo, lo hace con todos incluyendo sus niños:
“Ahora, pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi alianza, vosotros
seréis mi propiedad personal entre todos los pueblos, porque mía es toda
la tierra; seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa. Estas
son las palabras que has de decir a los hijos de Israel… Todo el pueblo a
una respondió diciendo: «Haremos todo cuanto ha dicho Yahveh»” (Éxodo
19,5-6.18). ¿Te parece lógico pensar que la Nueva Alianza sea más
limitada que la Antigua y que deje por fuera a los niños?. Los textos que
anuncian la Nueva Alianza señalan más bien lo contrario: “He aquí que
días vienen - oráculo de Yahveh - en que yo pactaré con la casa de Israel
(y con la casa de Judá) una nueva alianza; no como la alianza que pacté
con sus padres, cuando les tomé de la mano para sacarles de Egipto; que
ellos rompieron mi alianza, y yo hice estrago en ellos - oráculo de Yahveh
-. Sino que esta será la alianza que yo pacte con la casa de Israel,
después de aquellos días - oráculo de Yahveh -: pondré mi Ley en su
interior y sobre sus corazones la escribiré, y YO SERÉ SU DIOS Y ELLOS
SERÁN MI PUEBLO. Ya no tendrán que adoctrinar más el uno a su prójimo
y el otro a su hermano, diciendo: «Conoced a Yahveh», pues todos ellos
me conocerán DEL MAS CHICO AL MÁS GRANDE - - oráculo de Yahveh -
cuando perdone su culpa, y de su pecado no vuelva a acordarme.”
(Jeremías 31,31-34)
José: La disputa que tuvo San Cipriano con el Papa fue por una cuestión
enteramente distinta. El si defendía la necesidad de bautizar niños
inclusive antes del octavo día de nacido[8]. Lo que decía realmente es
que quienes se bautizaban fuera de la Iglesia Católica, en una comunidad
cismática o herética, no eran bautizados válidamente y tenían que volver
a ser bautizados, pero su opinión personal en este asunto -que nada tenía
que oponer al bautismo de niños- no prevaleció en la Iglesia.
Recuerda que Jesús es quien nos ha pedido “Dejad que los niños vengan
a mí y no se lo impidáis; porque de los que son como éstos es el Reino de
Dios” (Lucas 18,16). Si por medio del bautismo nacemos a una vida
nueva, nos unirnos al cuerpo de Cristo que es la Iglesia, recibimos el
perdón de los pecados y el Espíritu Santo, ¿negar el bautismo a nuestros
niños, no es precisamente impedirles ir a Jesús?
Es para pensarlo…
NOTAS
Vemos, pues, que las personas que preguntan qué es lo que deben hacer
para salvarse son personas que están ya en el uso de la razón. De éstos
decimos que no deben ser bautizados sin que primeramente den
testimonio de su fe y penitencia en cuanto se puede tener entre hombres.
Mas los niños engendrados de padres cristianos no se han de contar en
este número. Que esto sea así, y no una invención nuestra, se ve por los
textos de la Escritura que confirman esta diferencia. Así vemos que si
alguno antiguamente se hacía miembro del pueblo de Dios era preciso
que antes de ser circuncidado fuese instruido en la Ley de Dios y en el
pacto que se confirmaba con el sacramento de la circuncisión.” (Ibid., 23.
10°)
[4] San Pablo utilizaba la palabra “santos” a lo largo de todas sus cartas
para referirse a los creyentes. Si tomamos solamente la carta a los
efesios como muestra podremos ver que Pablo utiliza la palabra santos en
este sentido por lo menos 9 veces: Efesios 1,1.15.18; 2,19; 3,5; 3,8;
4,12; 5,3; 6,18; Lo mismo hace San Lucas en el libro de los Hechos:
3,21; 9,13.32.41; 26,10; Al igual que estos, los demás libros del Nuevo
Testamento.
[7] Para obtener una referencia más completa de estos textos patrísticos
puede consultar mi libroCompendio de Apologética Católica.
Por otra parte, la fe en la Escritura divina nos declara que todos, ya sean
niños o mayores, tenemos la misma igualdad en los divinos dones…
Razón por la cual creemos que nadie debe ser impedido de obtener la
gracia de la ley, por la ley en la que fue ordenado, y que la circuncisión
espiritual no debe ser obstaculizada por la circuncisión carnal, sino que
absolutamente todos los hombres tiene que ser admitidos a la gracia de
Cristo, ya que también Pedro en los Hechos de los Apóstoles, habla y
dice: «El Señor me ha dicho que yo no debería llamar a ningún hombre
común o inmundo.» Pero si nada podría obstaculizar la obtención de la
gracia a los hombres, y el más atroz de los pecados y no puede poner
obstáculos a los que son mayores. Pero si hasta a los más grandes
pecadores, y los que habían pecado en contra de Dios, cuando creen, se
les concede la remisión de los pecados y nadie se ve impedido del
bautismo y de la gracia, ¿CUÁNTO MÁS DEBERÍAMOS OBSTACULIZAR UN
BEBE?, ¿que, siendo recién nacido, no ha pecado, salvo en que, habiendo
nacido de la carne de Adán, ha contraído el contagio de la muerte antigua
en su nacimiento? …
[9] Esta cita del cardenal Gibbons la utiliza el pastor bautista M.L. Moser,
Jr en su libro El bautismo extraño para intentar demostrar que la Iglesia
cambió la forma de bautizar de inmersión a aspersión, pero aún fuera de
contexto falla, porque se lee que lo que afirma es que dicho bautismo era
usualmente conferido por inmersión, más no era la única manera. El
Cardenal incluso lo aclara más adelante en la misma cita que el pastor no
reproduce completa y que dice: “Para probar que el bautismo por infusión
o por aspersión es tan legítimo como por inmersión, sólo es necesario
observar que, a pesar de la inmersión fue la práctica más común en la
Iglesia primitiva, el sacramento fue administrado también con frecuencia,
incluso por infusión y aspersión”. (James Cardinal Gibbons, The Faith of
Our Fathers, Capítulo 19)