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SYBIL

FLORA RHETA SCHRIBER

En los años setentas se publicó un libro que conmocionó al público en general y


en particular a los estudiosos de la salud psiquiátrica.

Una paciente con personalidad múltiple fue tratada por la psiquiatra Cornelia
Wilbur, quien después de varias sesiones con Sybil, descubrió en ella una
enfermedad extraña, que dio ocasión no solamente a un tratamiento
especializado, sino a la publicación de un libro, en el que se narra la historia de
la paciente y parte del tratamiento. No está dirigido a especialistas de la salud,
está escrito con una narración de fácil acceso para el lector. El documento
resultó revelador, crudo, por momentos aterrador y explosivamente
deslumbrante.

El libro lo escribió una periodista con experiencia en la publicación de artículos


especializados, Flora Rheta Schreiber. Muchos psiquiatras de la época acudían a
ella con el fin de solicitar sus servicios, aprovechando su capacidad para
documentar de forma clara y bien estructurada los nuevos hallazgos en el mundo
de la salud mental. Sabemos que no siempre los especialistas escriben en forma
accesible para los demás. La doctora Wilbur le solicitó apoyo, para que fuera
ella la encargada de escribir la historia de Sybil, basándose en toda la
información confidencial que puso a su disposición. Al final el texto dejó marca
con aroma literario.

La historia resultó de gran impacto además de conmovedora. Describe la


dramática vida y sufrimiento de una niña norteamericana, que nace en el seno
de una familia con profundas creencias religiosas. La narración es de tal
trascendencia que posteriormente se llevó al cine. Tengo entendido que se han
realizado dos películas, la primera en la década de los años setenta y la segunda,
en el 2007.

El relato provocó una gran polémica, sobre todo entre los estudiosos de los
trastornos mentales. Sybil fue diagnosticada como paciente con personalidad
múltiple. Con una enfermedad tan extraña, que resulta increíble, que un ser
humano pueda realmente tener tantas personalidades diferentes, sin consciencia
de ellas. Algunos psiquiatras pusieron en tela juicio la veracidad de la historia,
acusando a la doctora Wilbur de crear situaciones ficticias en la vida y
tratamiento de su paciente, motivada por la idea de ganar brillo y
reconocimiento entre sus colegas de profesión. El debate tomó tal forma, que se
escribieron varios documentos sobre el tema. El ataque fue creciendo contra la
doctora, y las acusaciones la señalaban de forma particular. Tengo un libro
especializado sobre Homosexualidad, escrito entre otros autores, por la Doctora
Cornelia B. Wilbur. Esto hace pensar en su seriedad y profesionalismo; además,
ella era miembro de diversas instituciones Psiquiátricas y de la sociedad
Psicoanalítica.

Sin embargo, hay quienes piensan que la historia ha sido manipulada, pero
también los que opinan que es totalmente real. Lo que resulta indiscutible, es
que leer el libro es fascinante.

Flora Rheta mantenía amistad con la Dra. Wilbur y después de conocer a Sybil y
reunirse con ella en varias ocasiones, desarrollo amistad también con ella. El
verdadero nombre de Sybil, se guardó en el anonimato durante mucho tiempo,
pero posteriormente se dio a conocer. Durante el proceso de tratamiento, se
fueron descubriendo las diferentes personalidades de Sybil, en total 16. Sybil no
era consciente de las diversas personalidades, con frecuencia tenía ausencias. En
ocasiones se encontraba en una ciudad, o en un hotel, sin saber que había
ocurrido, o cómo había llegado allí. En la escuela, llegó a tener ausencias hasta
de un año escolar a otros. Se describe como en una de sus vivencias, de pronto
regresa de la ausencia en un salón de clases. En ese momento, no se podía
explicar la razón por la que sus compañeros de grupo, se veían más altos y de
mayor edad. Al terminar la clase Sybil no entendía qué estaba pasando, se puso
de pie y se dirigió al perchero para tomar su ropa de abrigo. Afortunadamente en
la escuela les exigían poner nombre a las prendas, lo que le permitió
reconocerla. Las ausencias se presentaban con mucha frecuencia, sin que pudiera
entender lo que le estaba ocurriendo. En cada ausencia, una de las diferentes
personalidades se hacía cargo. Sybil tenía personalidades en las que se mostrada
totalmente diferente a su verdadero yo, las conductas y la forma de pensar eran
totalmente distintas y hasta antagónicas. Alguna se mostrada segura,
determinada y hasta agresiva y explosiva, otra podía ser tímida e introvertida.
Podía aparecer una personalidad infantil, lo que muestra que la edad de las
personalidades era diferente. Una de sus personalidades tocaba el piano. Sybil no
sabía hacerlo. Tenía personalidades que dibujaban, pero los dibujos, eran
diferentes, con un toque distintivo entre ellos, que permitía deducir a que
personalidad pertenecían. Era como si los dibujos fueran realizados por personas
diferentes, con rasgos de personalidad distintos. Una de las personalidades se
percibía a sí misma, más hermosa, glamorosa y sofisticada que las otras, vestía a
la moda y hablaba con un acento distinto. Cuando Sybil volvía de alguna de las
ausencias, vivía una intensa guerra interior. Encontraba a su alrededor objetos
que no reconocía, y no tenía idea de cómo habían llegado a su bolso, habitación
o casa. Frecuentemente no sabía en dónde se encontraba y, tampoco era capaz
de identificar quiénes eran las personas que le hablaban con tanta familiaridad,
enojo o molestia, dependiendo de la situación.

La Dra. Wilbur en un principio sufrió un gran desconcierto, pues en el consultorio


empezaron a presentarse distintas personalidades. Podía llegar una u otra,
incluso presentarse la propia Sybil, dependiendo de las distintas circunstancias.
Descubrió que cuando el cuerpo de Sybil era tomado por otra personalidad, su
paciente no sabía que había ocurrido, pero las otras personalidades, se
interconectaban, se conocían y, tenían consciencia y memoria de todo lo que
acontecía. En una de las consultas, se presentó una de las personalidades, pero
durante la misma sesión, apareció repentinamente Sybil. La Dra. Wilbur le dijo a
Sybil que no se asustara. Estabas en un estado de consciencia diferente, tuviste
lo que llamamos fuga; es decir, un estado de disociación de la personalidad,
caracterizado por amnesia y huida del ambiente físico.

En otra sesión, una de las personalidades le confesó a la terapeuta, que Sybil no


podía valerse por sí misma, que no tenía la fuerza para enfrentar los problemas.
No puede arreglárselas por sí sola. Siempre tenía que intervenir para ayudarla.
No se puedía irritar porque su madre no se lo permitía. Sabía que irritarse es
pecado, pero la gente se irrita y, hay momentos en los que hace falta para
enfrentar los problemas. En ese momento quien hablaba era Peggy. ¿Quiere saber
otra cosa de Sybil?, preguntó a la Doctora y le comentó: Vive aterrorizada,
siempre tiene miedo, me harta. Ella siempre se rinde, pero yo no. A lo largo de
las sesiones, se fue mostrando, que cuando Sybil no era capaz de enfrentar la
realidad, una de las personalidades se presentaba para ayudarle y resolver la
situación que en ese momento se estaba presentando.

En una de las sesiones la Dra. Wilbur le preguntó a Sybil sí sabía que ocurría
durante las fugas, concretamente le planteó; ¿qué haces durante las ausencias?
Sybil respondió que no hacía nada. Claro que haces cosas, hablas y te relacionas
con la gente, pero no te das cuenta, es como si fueras sonámbula, le respondió.
Poco a poco, sesión tras sesión, Sybil fue reconociendo, que durante las fugas la
conducta se seguía manifestando, pero en un estado de inconsciencia para ella
misma, pero no para las otras personalidades. Mientras ella perdía la
consciencia, otra persona tomaba el relevo. Era como si ladrones le robaran
tiempo. Al volver de las ausencias, podían haber pasado lapsos de tiempo muy
grandes, sin que ella tuviera conocimiento de todo lo ocurrido, vivir experiencias
sin vivirlas realmente.

La vida de Sybil nunca fue fácil, su madre era una mujer dura y exigente, sobre
todo con desequilibrios mentales. Un día después del colegio, llegó a casa
entusiasmada al terminar una de sus clases de anatomía. Entró corriendo a casa
para explicarle a su madre como funcionaba el corazón. Su madre le dijo que no
le interesaba charlar sobre el tema, pero como Sybil estaba tan excitada
continuó explicando lo que había aprendido. Su madre le respondió ¿Cuántas
veces tengo que decirte qué no me interesa hablar de eso?, le gritó a todo
pulmón y le propinó un golpe tan fuerte que la derribo, cayó de lado sobre la
mecedora, para después estrellarse contra el piso, lastimándose seriamente las
costillas. Desde aquel momento, Sybil le tuvo terror a la clase de ciencias y tuvo
dificultades para aprobar la materia, tanto en la escuela como en la Universidad.
Por supuesto que también le tenía un miedo especial a su madre. Un día
caminado por la calle, vio unos listones de colores en el aparador de una tienda,
deseando con todas sus fuerzas, que su madre le preguntara si deseaba un listón.
Sybil nunca pedía nada, siempre esperaba pacientemente a que su madre le
ofreciera algo, pero como en esa ocasión el ofrecimiento no llegó nunca, una de
las personalidades tomó el control, para pedirle a su madre que le comprara uno
de esos listones.

A lo largo del tratamiento se fue descubriendo lo referente a los maltratos que


Sybil sufría de manos de su madre. Regularmente su madre cerraba las puertas,
ventanas y persianas antes de iniciar con sus rituales. No queremos que nadie
nos espíe, ¿no es así Sybil?; tengo que hacerlo, le decía y, daba inicio con los
rituales más extraños y enfermos que uno podría imaginar. Colocaba a la niña
sobre la mesa de la cocina. No te muevas le decía su madre, y lo que seguía no
siempre era lo mismo. Uno de los rituales favoritos, consistía en separar las
piernas de la niña, con un largo cucharon de madera, atar sus pies al cucharon, y
luego colgarla del extremo de un cable de luz, para suspenderla del techo. La
niña quedaba colgada, mientras su madre llenaba una bolsa de lavativa con agua
muy fría, para después colocar la punta de la bolsa en la uretra y proceder a
inyectar toda el agua helada en la vejiga. La madre gritaba ensordecedoramente,
lo he hecho, lo he hecho, siempre acompañando los gritos con risas que parecían
nunca acabar. Aquellos rituales de primeras horas de la mañana, eran
frecuentemente acompañados por lavativas. Las hacía con agua fría,
introduciendo el doble de agua que se suele administrar a un niño. Con el cuerpo
lleno de agua, era obligada a caminar por la casa y, si se atrevía a gritar o llorar,
su madre la golpeaba, declarando…. para que tengas un buen motivo para
llorar... El ritual no quedaba completado hasta que su madre le advertía, ahora
no te atrevas a decir nada de esto a nadie, si lo haces no tendré que castigarte,
la ira de Dios lo hará por mí. Otro ritual muy frecuente, era hacerle beber
grandes cantidades de laxante, para después obligarla a caminar por la casa.
Sybil sentía fuertes dolores en el estómago y, deseos impostergables de acudir al
baño. Su madre no le permitía ir al baño y la obligaba a caminar, hasta que
llegaba el momento en el que la niña ya no soportaba más y evacuaba encima de
la ropa. Entonces era acusada de sucia y recibía sus merecidos castigos. Otro
ritual matutino, consistía en introducir objetos diversos en la vagina de la niña.
Puedes irte acostumbrando le decía su madre, mientras le introducía diversos
objetos, esto es lo que los hombres te harán cuando crezcas. Te meten cosas y te
hacen daño, te empujan y te lastiman. Así que es mejor que te prepare. El himen
de Sybil fue destrozado en su infancia y la vagina quedó permanentemente
dañada.

La Dra. Wilbur descubrió como en momentos difíciles, Sybil se fugaba de la


realidad para permitir que otra personalidad se enfrentara a las situaciones
dolorosas. El tratamiento no fue sencillo, tampoco fue corto.

Independientemente de que la historia narrada en el libro sea totalmente real o


no, Sybil es uno de eso libros, que después de leerlos ocupan un lugar especial no
solamente en tú librero.

Después de la muerte de Sybil, se encontraron en su casa, dibujos hechos por


ella, que según algunos especialistas, son como si los hubieran realizado personas
distintas.

Hay dos películas que retoman el tema de la personalidad múltiple o estados


disociados como se reconoce la enfermedad actualmente. Es recomendable
verlas, una de ellas es Dedales. La traducción en Español fue Laberintos,
realizada en 2013. La otra es, Fragmentado y se realizó en el 2016. Ambas
resultan interesantes y perturbadoras.

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