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2011
PROFESOR PATROCINANTE
PROFESORES INFORMANTES
Con esta memoria se da término a un gran ciclo de mi vida, en el cual conocí gente
maravillosa y muy buenos amigos, por eso doy gracias a Dios por haber tenido la
oportunidad de vivirla.
Es difícil resumir en estas líneas a todas las personas a las cuales quiero agradecer,
pero sin duda la primera en mi lista es mi mamá Maribel, ya que sin su compañía y
comprensión en los momentos difíciles, no hubiera podido terminar esta linda tarea.
A mi papá, Tío Javier, abuelita y hermanos menores los cuales miraban con orgullo mi
paso por la universidad.
Por último doy muchísimas gracias a Roberto por su eterna paciencia y gran apoyo.
INDICE DE MATERIAS
Capítulo Página
RESUMEN 1
ABSTRACT 2
1 INTRODUCCIÓN GENERAL 3
2 Revisión bibliográfica 5
2.1 Origen 5
2.5 Variedades 8
2.6.1 Temperatura 10
2.6.4 Suelo 11
2.6.5 Riego 11
2.6.6 Fertilización 12
3 MATERIAL Y METODO 19
4.1 Clima 23
4.2 Eficiencia en el uso de radiación según fecha de siembra y 24
fenología
4.7 Productividad 39
5 CONCLUSIONES 45
6 BIBLIOGRAFÍA 47
ANEXOS 53
INDICE DE CUADROS
Cuadro Página
Figura Página
RESUMEN
ABSTRACT
Agro-industry of frozen vegetables has grown steadily in recent years in Chile. In the
faba bean industrialization (Vicia faba L.), the feasibility of mechanical harvesting and
grain quality are key factors in the profitability of the crop, something not achieved in the
classic indeterminate varieties existing in our country. The introduction of growth habit
determinate varieties can solve such problems, which is required to assess their
response to different management areas of the country. With the aim of proposing an
alternative that enhances the development of the south betting on quality and
productivity to industry, was to examine the performance of new varieties selected to
provide a productive alternative to the south of Chile. Three varieties were evaluated
Retaca, Alargá and Verde Bonita in three different dates in 2009: August 7th,(FI),
September 1st (FII) and September 22th (FIII) in an experiment that was conducted in a
volcanic ash soil of Valdivia Series at Santa Rosa Experimental Station belonging to the
Universidad Austral de Chile (Valdivia). It was used analysis of variance tri-factorial with
three sub-levels for each factor, with α=0.05. The first factor, corresponded to different
sowing dates. The second one, to density (plant per square meter), and third one, the
varieties. The effects of different growth parameters, developmental stages and yield
components, environmental factors such as temperature, rainfall and radiation during
the crop cycle were considered. Significant differences were observed between FI yield
(13.1 t ha-1), FII (10.8 t ha-1) and FIII (9.5 t ha-1), associated this variability to amount
pods plant-1 more than other yield components. These results are higher than
indeterminate varieties cultivated and described for the area. Preliminary data from the
first two years.
3
1 INTRODUCCION
2 REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA
2.1 Origen
Las legumbres y los cereales fueron las primeras plantas cultivadas por el hombre,
siendo la base esencial de su alimentación durante milenios (GOYOAGA, 2005).
Según MERA (1999), el haba (Vicia faba L.) es uno de los cultivos alimenticios más
antiguos en el mundo, pues su domesticación habría ocurrido en el período Neolítico,
6.000 años A.C., existiendo incluso registros de haber encontrado semillas de habas
en las excavaciones de Troya (GIAMBANCO, 2007). Algunos autores sitúan su centro
de origen en el Oriente Próximo y la zona mediterránea, mientras que hay otros que se
inclinan por Asia central (CUBERO, 1967). Posiblemente surgieran en la mesa romana
tardía, pues hacia el siglo V d.C. ya existían habas grandes de tipo major, que es la
actual variedad hortícola. Según los botánicos, la variedad de semilla ancha (major),
fue la única vicia comestible antes del año 1492, la cual se sigue cultivando para su
consumo.
siempre aparece junto a un cereal una legumbre (JUSTE, 1992 citado por GOYOAGA,
2005).
Fue el botánico sueco Carlos Linneo en su libro “Species Plantarum” (1753), quien la
denomina “Vicia faba”. (GIAMBANCO, 2007).
2.3.1 Tipos de Habas. Algunos autores han dividido la especie en dos subespecies:
paicijuga, una forma primitiva; y faba, ésta última con tres variedades botánicas de
acuerdo con el coeficiente grosor/longitud de la semilla (CUBERO, 1967): major,
semilla grande, aplastada, de unos 2,5 cm de largo; equina, de tamaño intermedio, de
1,5 cm de largo, muy usada en alimentación animal, de ahí su nombre; y minor, de
tamaño pequeño, casi redonda, de 1 cm de largo (MERA, 1999).
a b
FIGURA 1 a) Vista longitudinal de la semilla madura de Vicia faba L. b)
germinación hipogea de la semilla y crecimiento de la plántula
(Vicia faba L.)
Los cotiledones actúan como órganos de reserva donde se almacenan las sustancias
nutritivas como proteínas, carbohidratos y lípidos, necesarias para la respiración y
desarrollo del embrión (Kadam et al., 1989a; de la Cuadra, 1993, citado por
GOYOAGA, 2005). El haba tiene germinación hipogea, donde los cotiledones
permanecerán dentro de la testa y bajo el suelo con un corto hipocótilo, luego el
epicótilo se alarga y así aparece el primer par de hojas (Figura 1B).
vegetativos y flores, frutos y las ramas, por lo que se pueden observar diferentes
tamaños en las plantas, como también posiciones diferenciadas de los frutos en las
plantas. La mayoría de los cultivares tradicionalmente sembrados presentan hábito de
crecimiento indeterminado, mostrando flores y frutos al mismo tiempo, y en estados de
desarrollo diferenciados ampliamente (RUIZ, 2003).
2.5 Variedades
planta, debido a la prolongada fase vegetativa. (AVILA et al., 2006). En Chile, las
mayoría de las variedades de haba cultivadas, son de hábito de crecimiento
indeterminado destacando; a) Tipo Blanca: semilla verde – café claro, vainas de 16-22
cm largo, con 4 a 6 granos, plantas de 75-80 cm altura. b) Tipo Morada: semilla
morada, vainas de 15-17 cm largo, con 4-6 granos, plantas de 70-75 cm altura. c) Tipo
Aguadulce: originaria de Sevilla, semilla verde pálido, vainas de 18-24 cm largo, con 5-
8 granos, plantas de 1,2-1,5 m altura. d) Tipo Muchamiel: originaria Valencia, vainas
15-20 cm largo, con 4-7 granos, plantas menos 1m de altura. e) Tipo Portuguesa-INIA:
Introducida de Portugal, semilla más tardía y pálida, vainas 10-15 cm largo, con 2-3
granos grandes, forma de dos a tres tallos basales (MERA, 1999). Nuevas variedades
de habas tipo determinado se han obtenido a partir del gen ti mutante, en el que se
sustituye el ápice por una inflorescencia terminal después de la producción de una
serie de nodos. Estos cultivares de crecimiento determinado presentan hábitos
diferentes, ya que son más pequeños, tienen menos nudos por tallo y desarrollan una
estructura de la cubierta diferente, produciendo un mayor número de ramas por planta,
desarrollándose ramas colaterales que son reproductivamente inferior al tallo principal,
y cuya formación puede reducirse mediante el aumento de la densidad de plantas, de
manera eficaz para sustituir por un mayor número de tallos principales y así mejorar el
rendimiento de semilla (Pilbeam et al., 1989 citado por LOPEZ-BELLIDO, 2005).
de siembra. Filek (1990), citado por FAIGUENBAUM (2003), señala que durante las
etapas entre término de floración y madurez de vainas, la horas luz y calidad de luz
solar son determinantes al momento de la formación de vainas y llenado de grano.
El índice de área foliar (IAF) crítico (aquel al que se intercepta el 95% de la radiación
fotosintéticamente activa) de las habas es mayor que para otras leguminosas de grano,
y más cercano al del trigo debido a que las hojas son más erectas (Minguez et al.,
1993 citado por CONFALONE, 2008).
2.6.4 Suelos. En general las habas prefieren suelos arcillo-limosos, bien drenados y
con buena estructura, prefieren pH más bien neutros aunque se adaptan a amplios
rangos (5,8 – 9,0). También se adaptan a suelos franco-arenosos, especialmente en
suelos con alta pluviometría (Domínguez, 1984; Maroto, 1989 citado por NADAL,
2004a).
Generalmente el riego se realiza por surco, para evitar un contacto directo con las base
de la planta, recomendándose regar por bordes. Según MERA (1999), las habas no
12
deben regarse en exceso, ya que en general las raíces de las leguminosas no toleran
la falta de aire. Ridao et al. (1996) citado por RUIZ (2003), señalan que el déficit hídrico
en habas produce un cambio en el ángulo foliar, provocando un cambio en la PAR
(radiación fotosintéticamente activa) interceptada y los coeficientes de extinción. Con
estrés hídrico se adelanta la senescencia, las raíces de las habas sufren cambios
adaptativos, se incrementan los abortos florales y disminuye la fijación simbiótica de
nitrógeno (RUIZ, 2003). Las mayores reducciones de rendimiento en habas se asocian
a deficiencias hídricas que ocurren a la siembra y en las etapas en que se definen los
componentes del rendimiento (SATORRE et al., 2003).
2.7 Plagas y enfermedades. Las plagas más comunes observadas en Chile son la
larva minadora de hojas (Liriomyza huidobrensis), la cuncunilla de la vaina (Rachiplusia
nu) que afecta la vaina dañando el grano en siembras tardías. También se ha
observado el ataque del pilme (Epicauta pilme) de la papa en cultivos de haba (MERA,
1999).
entre 140 y 145 para habas congeladas, con una mínima tenderometría para cosechar
en Chile de 120.
2.9.2 Tamaño de la vaina. Ensayos realizados por BASCUR (1997) demuestran que
la variedad Portuguesa INIA presenta vainas de 14 cm, característica que la distingue
de la mayoría de las otras variedades cuyo largo es 20 cm. Considerando que las
variedades determinadas: Alargá, Retaca y Verde Bonita tienen la característica
“baby”, presentan un tamaño de vaina inferior a la de las variedades comercializadas
típicamente en Chile, presentan vainas erguidas e insertas en los nudos superiores.
FAIGUENBAUM (2003) señala que en las variedades indeterminada Aguadulce e
Histal, se obtienen mayores rendimientos promedio, presentando a su vez vainas de
mayor tamaño, pero misma cantidad de granos por vaina que una variedad
determinada. Esta característica es muy importante cuando la producción será
comercializada en vaina verde debido a que el mercado consumidor prefiere un
producto con vaina larga; sin embargo para uso agroindustrial esta característica no es
relevante (BASCUR,1997).
2.9.3 Sólidos Insolubles al Alcohol. Los Sólidos Insolubles al Alcohol (AIS) son
almidón, hemicelulosa, fibra y proteína, en el caso del maíz para congelado no debe
exceder de 27% (LUCHSINGER y CAMILO, 2008). Par las habas el uso de este
método es más complicado debido a que la testa del haba es más gruesa por lo que el
contenido del material que está influyendo en el alcohol es sobrestimado y eso afecta
la metodología. Distinto es el caso de la arveja o del maíz, de estos últimos dos cultivos
hay mucha información sobre AIS, pero en habas determinadas no se han hecho
estudios1. BASCUR (1997), señala para la variedad Aguadulce y Portuguesa INIA 13° y
14° Brix respectivamente, destacando que lecturas mayores a 12° Brix serían
adecuadas para la industria del congelado marcando diferencias en el grado de dulzor.
1
FIGUEROLA, F. 2010. Comunicación personal. Instituto de Ciencias y Tecnología de los Alimentos.
Universidad Austral de Chile.
16
Chile, pertenecen a la variedad botánica major y dentro de ella, los más utilizados son
los correspondientes al tipo Aguadulce, Portuguesa, Luz de Otoño, Histal, y Super
Aguadulce; estas últimas tres variedades nombradas presentan doble propósito
pudiendo servir tanto para fresco como para congelado, el destino de cada variedad
dependerá exclusivamente del tamaño del grano. En el caso de la producción para la
industria de congelados se realiza una sola cosecha, lo que genera problemas para
determinar el momento óptimo de corte (NADAL et al., 2005). Al realizar la cosecha de
una sola vez se desfavorece además, la calidad del producto, ya que de esta forma se
obtienen granos inmaduros y sobre maduros junto a granos de óptima calidad. Según
FAIGUENBAUM (2003), los mayores problemas de calidad se manifiestan a través de
granos que se presentan harinosos, sin dulzor y con una testa excesivamente
engrosada.
Los componentes del rendimiento que destacan por sobre los demás son el número de
vainas por planta y el número de vainas por unidad de superficie (Cubero et al., 1981;
Kambal, 1969 citados por NADAL et al., 2004), mientras que el número de semillas por
vaina y el tamaño medio del grano son menos importantes según NADAL et al. (2004).
Las mejores vainas son de tamaño mediano, gruesas, crocantes, de color verde
intenso y brillante; las habas dentro de ellas deben tener un desarrollo uniforme y
posición vertical o lo más paralela al tallo (apuntando hacia arriba). Un ligero
desvanecimiento de color en la vaina no se considera un defecto. Las vainas
demasiado grandes cuyos granos presentan amarillamiento serán desechadas (SICA,
2009).
2.11.1 Ideotipo de planta para la industria y consumo fresco. Según NADAL et al.,
(2000), la arquitectura de la planta, la altura de inserción de la primera vaina, la altura
total de las plantas y inserción de la vaina en la planta lo más erecta posible y cercana
al tallo, son las características buscadas en los cultivares de crecimiento determinado
para ser cosechados mecánicamente. Por otra parte estas variedades determinadas de
grano verde, cumplen con características tales como granos homogéneos en toda la
planta, con potenciales atributos de calidad.
18
3 MATERIAL Y METODO
Para calcular el índice de área foliar (IAF) se utilizó un areafoliómetro (LI 3100, Licor
Inc., Lincoln NE, USA). Las muestras de MS (separados en tallos, hojas y/o estructuras
reproductivas) se pesaron luego de ser llevadas a estufa de secado durante 48 hrs a
85 °C hasta peso constante.
4.1 Clima
T° media
Rad
Pluv. Acum
25 1000
-1
20 800
-2
15 600
Las respuestas del rendimiento y sus componentes, IAF y altura de plantas para el
cultivo de habas de crecimiento determinado está influenciado por el medio ambiente.
Durante el desarrollo fenológico los cultivos no tuvieron necesidad de riego,
observándose valores medios mensuales adecuados (ver Cuadro 1). Este factor
ayudaría a asegurar la producción pero no depende solo de él. McEwen et al., (1981;
citado por LOPEZ-BELLIDO, 2005) argumentan que el cultivo de habas en condiciones
de secano, el factor ambiental más influyente sería la lluvia desde la floración hasta la
cosecha, o las reservas de agua del suelo durante ese período. Además de la
pluviometría durante el periodo del cultivo, en las 3 fechas de siembra del ensayo la
temperatura, la cantidad y calidad de radiación fueron aumentando (ver Figura 3) estos
factores en su magnitud fueron determinantes en los resultados de productividad de
cada fecha (FI, FII y FIII).
El número de días y las unidades calóricas requeridas por los cultivares para alcanzar
distintos estados de desarrollo, fue medido para las tres fechas, observándose 20, 19 y
21 días para FI (07/08), FII (01/09) y FIII (22/09), respectivamente desde la siembra a
la emergencia no presentándose diferencias entre los días. Estos valores son
concordantes con lo reportado por KRARUP (1983), para habas indeterminadas en la
27
zona cuando hizo ensayos para 6 fechas de siembra entre el 30/7 y 15/10, notando
una disminución de 34 (fecha 1) a 16 días (fecha 6), asociada probablemente a las
temperaturas medias en ascenso para los diferentes momentos. AGUNG Y MC
DONALD (1998), también reportaron tiempos de siembra a emergencia de 17 a 20
días para diversos cultivares de haba (determinados e indeterminados) en Australia, lo
cual hace pensar que en general, estos valores son inherentes al genoma, más que al
ambiente.
Para el tiempo térmico o grados día acumulados (GDA), las diferencias presentadas
durante todo el ciclo del cultivo fueron contrastantes entre las fechas, siendo la FII la
que presentó menores GDA al momento de cosecha. Esto puede deberse a que los
primeros 6 DDS hubo heladas (temperaturas < 0°C) afectando el desarrollo del ciclo.
Para el siguiente estado fenológico, AGUNG Y MC DONALD (1998), mencionan que la
aparición de la primera flor debiera ser entre los 70 y 85 días después de la siembra, lo
que coincide plenamente con los datos aquí presentados. KRARUP (1983), también
menciona que los DDS a floración van en un rango de 77 a 50, siendo los más largos
para las primeras fechas de siembra, aunque en su trabajo no se menciona cuál fue el
criterio para establecer la floración plena, lo que puede generar un desfase probable de
unos 10 días. En el presente trabajo, la FII fue la que presentó mayor cantidad de días
para completar el estado de 50% floración entre las fechas, aunque según lo citado
anteriormente este resultado a pesar de ser más extendido que los de la FI y FIII,
estaría dentro de lo normal para estos cultivares.
Al comparar las distintas fechas de siembra (Cuadro 2), se observa que se redujo el
ciclo de desarrollo en aproximadamente un mes (siembra-cosecha) entre la primera y
tercera fecha de siembra. En este sentido se ha indicado que la evaluación de
precocidad medida en números de días es un parámetro poco preciso
(FAIGUENBAUM, 1986), debido a que las condiciones climatológicas son diferentes en
los distintos lugares en donde se reportan los estudios. Esto fue descrito por WANG
(1960), quien además agregó que las plantas pueden responder en forma diferente al
28
mismo factor ambiental en los distintos períodos del desarrollo, y que la exigencia de la
suma térmica (Grados Día Acumulados, GDA, calculado como la suma de las
temperaturas medias diarias por encima de una determinada temperatura basal, aquí
considerada como 5ºC) es constante, únicamente para aquella amplitud en la cual
existe linealidad entre el desarrollo relativo y la TºC. Esto quiere decir, que en los
diferentes lugares donde se llevan a cabo los ensayos, tienen características propias
relacionadas con la latitud, altura y otros hitos geográficos que promueven variaciones
en la captación energética solar, la que presenta un componente lumínico y térmico
que deriva en el potencial de acumulación de tiempo térmico. Al comprar el tiempo
térmico (GDA5) de estos cultivares a la cosecha, se observa que las fechas más largas
obtuvieron un valor de 833 GDA (F-I), lo cual fue un 11,2 y 1,9% mayor para las fechas
II y III respectivamente, lo cual puede ser comparados con los datos aportados
FAINGUENBAUM (1999), quien determinó un valor de 895 unidades de calor para el
período de siembra a cosecha, y por BRIONES (2009), para Retaca y Verde Bonita en
la VI región del País con valores en torno a 730 GDA, aunque se debe tener en
consideración que los datos mostrados en el Cuadro 2, están corregidos para lograr la
comparación entre fechas de cultivos. Los datos no corregidos mostraron valores de
754, 795 y 923 ºGDA para las fechas I, II y III, respectivamente (datos tabulados no
mostrados), pero se debe considerar que BRIONES (2009), utilizó como criterio de
cosecha un tamaño “superbaby” de grano, esto es un máximo de 12 mm de largo. Al
observarse entonces, un promedio de 824 ºGDA, es muy probable que con 10 a 12
días menos los datos cuadrasen en mayor cuantía. Otros autores han mencionado
valores de 2317 y 2580 GDA para los ciclos completos en base 0 (MWANAMWENGE
et. al, 1999; citado por CONFALONE, 2008), lo que si se compara con los datos aquí
obtenidos, muestran valores bastante mayores cuando el tiempo térmico es utilizado
sin base (1472, 1379 y 1494 GDA, para FI, II y III, respectivamente: datos no
mostrados y descritos sólo para este cotejo), lo que supone un fuerte efecto del
genotipo. De todas formas, la variabilidad de los datos de las unidades de calor
corregidas para ICf = 0,20, induce a pensar que pese que la metodología térmica es
una buena herramienta, podría ser necesario otro componente para un cálculo más
fino. Los datos ofrecidos por la literatura, sugieren el uso combinado de esta
29
información con la variante energética radiativa para una mejor predicción de las
etapas fenológicas (FISCHER, 1984).
Integrando los datos de todos los autores antes mencionados, se propone que los
ciclos del cultivo se alargan a medida que la radiación marginal diaria (diferencial o
incremento medio diario térmico o radiativo por cada día de avance en el período:
Tºdía(n+1)-Tºdía(n)) sea en algún momento de algún estado fenológico, negativa, vale
decir, lo que ocurriría con días de siembra previos al solsticio de invierno, o siembras
cuando la radiación o temperatura aumenta tasa decreciente cerca del solsticio de
verano, lo que corresponde a días después de equinoccio de primavera. Esto queda en
evidencia en el trabajo de CONFALONE et al (2010), en Lugo (Galicia), donde la
primera de sus fechas de siembra (otoño) fue la más largas con 209 días, pero no fue
la más productiva, mientras que la siembra intermedia (3ra fecha), tuvo una duración de
124 días, mostrando finalmente las producciones más altas (y mayor IAF), incluso con
respecto a su 5ta y última fecha de evaluación, la que duró sólo 87 días, mostrando la
menor producción y el menor IAF de todas las fechas. Las fechas 4 y 5 de
CONFALONE et al (2010), presentarían menos productividad, ya que se habrían
desarrollado en momentos donde el incremento diario marginal energético crece a tasa
decreciente, y/ó la fisiología de la planta es menos tolerante a las condiciones
particulares del ambiente (DUC, 1997). Esta información, de ser correcta, induciría a
pensar que la fecha de siembra con mayor rendimiento, teóricamente debería ser en
torno al solsticio de invierno para las habas, para un logro mayor de vainas m-2, y un
mayor potencial de asimilados para removilizar a la vaina, lo cual habría sido el
componente de mayor importancia debido a la cuantía de su diferencia entre fechas,
para los componentes del rendimiento.
observa la tendencia similar entre ellos con un aumento de materia seca e IAF con
siembras más tempranas, tal como lo demostraran los autores españoles.
4.3.1 Materia fresca. En la Figura 4, se puede observar que al final del cultivo, el peso
fresco del tallo (PFt) obtuvo el mayor resultado en la FI, demostrando diferencias
significativas respecto a FII y FIII, las cuales no mostraron diferencias entre ellas. Por
su parte, el peso fresco de las hojas (PFh) y el peso fresco de las paredes de las
vainas (PFv) si se diferenciaron estadísticamente en las tres fechas.
6,0
5,0 1,1 b
3,4 a 1,0 c
4,0
3,0 2,6 b
2,1 c
2,0 1,0 a
0,7 b
0,6 c
1,0
1,4 a
1,1 b 0,9 b
0,0
FI F II F III
Fechas de siembra
FIGURA 4 Reparto de biomasa para Peso fresco tallo (PFt), Peso fresco hoja
(PFh), Peso fresco paredes de las vaina (PFv) y Peso fresco grano
(PFg) en cada fecha de siembra.
menor tamaño (datos no mostrados). A su vez en fechas más tardías, la planta genera
menos tallos laterales pero más alargados, lo que además, se explica el aumento de la
altura de inserción de la primera vaina hacia la FIII (Figura 5). Respecto a lo anterior
LOPEZ-BELLIDO (2005), señala que siembras tempranas establecidas a fines de
invierno, con estaciones de crecimiento más largas y con condiciones optimas, el
efecto de la plasticidad del cultivo es más evidente, recalcando que dependiendo de las
condiciones ambientales y la densidad de plantas, el haba es capaz de desarrollar más
tallos laterales respecto a fechas tardías y de ciclo corto.
4.3.2 Biomasa en peso seco. El efecto de las fechas de siembra sobre la partición
de biomasa en materia seca para hojas (PSh), tallos (PSt), vainas (PSv) y grano (PSg)
se aprecia en el Cuadro 3.
CUADRO 3 Reparto de materia seca (g m-2) e índice área foliar (IAF; m2 m-2) de
habas determinadas en tres fechas de siembra. (Datos corregidos
para ICf = 0,20)
FI F II F III
MS (g m-2) % MS (g m-2) % MS (g m-2) %
Hojas 130,88 a 15,0 101,70 b 13,3 95,22 b 12,6
Tallos 244,96 a 28,0 193,88 b 25,4 175,44 b 23,2
Vainas 213,23 a 24,4 175,36 b 23,0 136,33 c 18,0
Grano 285,87 b 32,7 292,62 b 38,3 348,72 a 46,1
Total 874,94 a 100,0 763,56 b 100,0 755,71 b 100,0
IAF 2,5 a 1,92 b 1,53 c
*Diferentes letras en cada fila indican diferencias significativas (p≤0,05).
32
Como se observa en el Cuadro 3, la materia seca de las hojas (MSh) y tallos (MSt g m-
2
), se afectó significativamente, entre la FI vs FII y FIII, las que logran los menores
resultados en esos parámetros. La materia seca de las vainas (MSv) se afectó
significativamente en cada fecha, obteniendo el mayor resultado en la FI. Mientras, MS
granos para la FI y FII no mostró diferencias significativas vs FIII, lo que se traduce que
a fechas más tempranas de siembra, los granos poseen una proporción mayor de agua
si se compara entre fechas, pero si estos datos se comparan con el reparto informado
por KRARUP (1983), se podría concluir que podría haber un problema en la
removilización de nutrientes desde tallos y hojas en la FI vs FII y FIII, asociado
probablemente a las menores temperaturas medias que serían favorables en las
etapas fenológicas de interés del cultivo para estos efectos [(Figura 3 y Cuadro 2), es
decir después de floración (77, 84 y 75 DDS, para FI, II y III, respectivamente)], y días
posteriores a la cuaja, que en este estudio estuvieron cercanas a 9, 12 y 14ºC para FI,
II y III respectivamente . Sin embargo este autor, no menciona correcciones de datos
de cosecha para sus estudios, con lo cual al hacer un análisis de sus datos publicados
se observan oscilaciones difíciles de entender entre fechas para los índices de
cosecha, lo que sugiere algún grado de error asociado probablemente a lo mencionado
anteriormente.
Nachi y LeGuen (1996) citados CONFALONE (2008), explican una alternativa más.
Aducen que siembras tempranas que inducen floraciones diferenciadas en el tiempo,
como en el caso del presente estudio, producen más materia seca asociado a que se
dispone de más tiempo para la interceptación de radiación solar (radiación marginal
media diaria mayor de cara al solsticio de verano), alcanzando mayores tasas de
crecimiento, produciendo además un mayor número de entrenudos, raíces, brotes y
hojas y por consiguiente un mayor IC, lo cual es también corroborado en este trabajo.
En términos generales, esta parece ser una explicación razonable, aunque para
entender en profundidad las variaciones entre las fechas, se deberían considerar los
factores climáticos en conjunto (ver punto 4.8).
Estudios hechos por SLIMAN (1993), indican que la producción total de materia seca y
el rendimiento, disminuyeron significativamente con el retraso en la fecha de siembra,
demostrando que la disminución de la materia seca total desde la fecha más temprana
hasta la más tardía fue alrededor del 33%, argumentando que la disminución en la
33
El mayor rendimiento en grano seco (Cuadro 3) fue obtenido en la FIII, esto puede
deberse a que en la FI el peso seco de vainas es el mayor y el peso seco de grano es
el menor entre las tres fechas.
El Cuadro 3 sugiere además que en la FIII, la mayor traslocación desde las vainas
hacia los granos, podría indicar mayor interés nutricional desde el punto de vista de la
cantidad proteica. A su vez la baja materia seca de granos medida en la FI demuestra
mayor cantidad de agua en los mismos, lo que induce a concluir que la fecha de
siembra puede ser considerada para fines productivos diferenciales respecto a la
calidad o cantidad de la materia prima a cosechar.
4.3.3 Índice de Área Foliar (IAF). Los valores de IAF para las tres fechas (FI, FII y
FIII), presentaron diferencias significativas entre todas ellas, alcanzando 2,5; 1,9 y 1,5
m2 m-2, para las fechas I, II y III respectivamente. Estos resultados son sensiblemente
menores al compararlos con habas indeterminadas descritas por CONFALONE et al.
(2010), quienes reportan valores desde 4,38 a 5,31 para 5 fechas de siembras, pero
con la consideración de que la altura media de estas habas puede variar entre los 0,5 y
2 m (RUIZ-RAMOS y MINGUEZ, 2006), con el consiguiente mayor desarrollo foliar,
pero con siembras de otoño a primavera, observándose que los mayores índices de
cosecha se dan en fechas a mediados de otoño.
El efecto de las tres fechas de siembra sobre los componentes del rendimiento se
aprecia en el Cuadro 4.
Respecto a los componentes del rendimiento, el número de granos por vaina para la
FII, se mostró estadísticamente mayor respecto a la FI y FIII, las que no se
diferenciaron entre sí. En el Cuadro 4 se puede observar que en todas las fechas de
siembra hubo en torno a 3 granos en cada vaina, valores muy similares a los obtenidos
por STUTZEL y AUFHAMMER (1992), ADISARWANTO y KNIGHT (1997),
CONFALONE et al. (2010), quienes obtuvieron valores entre 2 y 3, para este mismo
componente en habas determinadas e indeterminadas. Estas similitudes muestran que
el Nº granos vaina-1 es un componente del rendimiento estable a través de diferentes
condiciones ambientales, lo que induce a corroborar la información de CUBERO
(1967).
35
FI FII FIII
-1
N° granos vaina 2,91 b 3,08 a 2,92 b
N° vainas planta-1 7,62 a 6,07 b 6,16 b
N° granos m-2 629,96 a 554,01 b 525,13 b
Peso granos planta-1 37,05 a 34,71 a 34,78 a
Peso vaina planta-1 96,78 a 83,15 ab 74,57 b
Peso medio grano 1,84 b 1,97 a 2,03 a
* Diferentes letras en cada fila indican diferencias significativas (p≤0,05).
El peso de grano por planta no presentó diferencias entre las fechas de siembra. El
peso de vaina por planta para la FI se vió afectado significativamente con respecto a la
FIII, por el contrario, FII no presentó diferencias con respecto a FI y FIII. El IAF se vió
afectado según la fecha de siembra presentando diferencias significativas en FI, FII y
FIII. Los resultados del Cuadro 4 nuevamente hacen referencia a lo dicho por
FAIGUENBAUM (2003) y KRARUP (1983) quienes postulan que siembras más tardías
afectan disminuyendo el número de vainas y peso de granos por planta. Son los
resultados de ésta tesis los que se ajustan a dicho resultado, ya que se puede apreciar
que la habas sembradas en la FI son las que obtuvieron mayores rendimientos en
número grano m-2, peso grano planta-1 y peso vaina planta-1. Estudios hechos por
LOSS y SIDDIQUE (1997), también coinciden en que el número de granos vaina-1 es
relativamente consistente variando las fechas de siembra. El mismo autor que
correlaciona el rendimiento con el número de vainas m-2, argumenta que también la
siembra temprana es fundamental para obtener altos rendimientos en semillas de
habas.
NADAL et al. (2000), indican que el objetivo de las variedades de habas determinadas
es tener una arquitectura especial para poder ser recolectadas mecánicamente de la
manera más eficaz, lo que hace referencia principalmente en una inserción de vainas
lo mas erectas posibles, quedando próximas al tallo, debiendo también tener una altura
de inserción del primer nudo con vaina relativamente alto.
37
40
Altura (cm)
20
0
FI FII FIII
Fechas de siembra
La altura de inserción de la primera vaina varío entre 31,89 cm para la FI; 36,52 cm
para FII y 37,98 cm para la FIII. Entre FI y FII no se demostraron diferencias
estadísticas, tampoco entre FII y FIII, si hubo diferencias entre FI y FIII. Según la
(Figura 5), a medida que se atrasa la fecha de siembra la altura de inserción de la
primera vaina aumenta. Ésta característica es de importancia al momento de
implementar cosecha mecanizada en variedades determinadas, ya que sabiendo la
altura inicial donde se concentran las vainas, se puede calibrar la maquina
cosechadora y de esta manera se tienen menores perdidas mecánicas. BRIONES
(2009), en la VI Región, evaluó la altura de inserción de la primera vaina para Retaca y
Verde Bonita en diferentes densidad de población, y encontró que Verde bonita,
alcanzó las mayores alturas de inserción, fluctuando entre 30 y 35 cm según la
densidad. Por otra parte, Retaca se mantuvo entre 24 y 27 cm. Ambos resultados son
menores a los alcanzados en este estudio en el cual la menor altura se obtuvo en la FI
(31,9 cm) y la mayor en la FIII (37,98 cm). LOPEZ-BELLIDO (2005), indica que en
38
habas determinadas, la mayor altura de plantas se relaciona con una mayor separación
entre los entrenudos, facilitando la cosecha mecanizada, Con este criterio las plantas
de la FIII serían más adecuadas para cosecharse con máquina, a pesar que el mismo
autor argumenta que la desventaja de la mayor altura de inserción de la primera vaina
es la susceptibilidad a la tendedura total de las plantas por el mayor peso concentrado
en la parte apical. En la presunta investigación, las plantas de la FIII no presentaron
esa característica manteniéndose elongadas hasta la cosecha para grano verde.
Probablemente si el objetivo es cosecha para grano seco, las plantas, producto de la
senescencia de hojas y tallos, serían más susceptibles a la tendedura.
En la Figura 6 se observa el Índice de Cosecha (IC) fresco y seco por cada fecha.
IC seco IC fresco
0,75
0,50
IC
0,25
-
FI FII FIII
Fechas de siembra
El factor fecha de siembra afectó significativamente en el IC del haba. Para IC seco, los
resultados obtenidos en FI, FII y FIII fueron 0,33; 0,39 y 0,46 respectivamente,
presentándose diferencias significativas en cada uno de ellos. Lo mismo ocurrío con el
IC fresco en el cual para FI, FII y FIII, los resultados obtenidos son 0,27; 0,29 y 0,31
respectivamente, aunque este dato puede ser de menor interés, ya que se relaciona
39
4.7 Productividad
Rendimiento (kg m )
6
-2
5
4
3
2
1
0
Alargá
Bonita
Alargá
Bonita
Alargá
Bonita
Retaca
Retaca
Retaca
Verde
Verde
Verde
Fecha I Fecha II Fecha III
Rdto. Grano en fresco (kg m-2) Rdto. Vaina en fresco (kg m-2)
siembra más tardía) concuerdan con observación hecha por CONFALONE (2008),
quien afirma que fechas más tempranas, obtendrían mejores resultados en grano. De
la misma manera, MIGAWER y BAKEER (s.f.), SLIMANN (1993), FAIGUENBAUM
(2003), entre otros, pudieron observar que a medida que se retrasa la fecha de
siembra, acercándose más hacia el verano, el rendimiento disminuye
considerablemente. En términos de cifras, KRARUP (1983), en Valdivia, reportó
valores para habas indeterminadas para capis completos desde 1,46 a 0,46 kg m-2, lo
que es muy inferior a lo hallado en este estudio, donde los valores para vaina
completa estuvieron entre 5,3 y 2,8 kg m-2 para todas las variedades en todas las
fechas analizadas. Lamentablemente este autor, no expresa con claridad en sus datos
el rendimiento de grano en peso fresco, aunque si da como referencia el peso seco de
los granos el cual también disminuye en el tiempo desde 0,259 a 0,075 kg m-2 en
habas determinadas, lo que es menor a al más bajo de los rendimientos obtenidos en
este ensayo, el cual osciló entre 0,285 y 0,348 kg m-2 (Cuadro 3).
Respecto a esto último, Dantuma et al. (1983; citado por WHITE, 1998), señalan que el
peso de semillas es un característica de alta heredabilidad. Por otra parte, YASSIN
(1973), señala que el rendimiento es un carácter, con baja heredabilidad e influenciado
mayoritariamente por efectos genéticos y efectos de la interacción genotipo/medio
ambiente.
RUIZ (2003), coincide con los otros autores en que a siembras más tempranas las
productividades son mayores, lo que lo asoció a que por mayor disponibilidad hídrica
42
(por estar más cerca del invierno) se produce una mayor posibilidad de removilización
de nutrientes manteniendo a su vez una mayor actividad fotosintética (más tiempo),
provocando un adelanto en la floración y alargamiento del período de antesis, con
temperaturas más bajas.
12 FI
F III
Coef. fototermal (MJ m-2 d-1/°C) 10 F II
Lineal (F II)
Lineal (F III)
8
Lineal (F I)
4 FI
F II
2
F III
0
0 20 40 60 80 100 120
DDS
En la misma Figura 8, se observa que la dinámica del valor medio diario de Q para FII
y F III, muestran pendientes negativas, lo cual habría promovido que durante la
ontogenia de los cultivos, el factor térmico haya adquirido cada vez más importancia
(con respecto a la radiación), lo cual habría sido una condicionante para situar en un
momento de menor confort a los estados fenológicos asociados a la polinización,
desarrollo del tubo polínico y desarrollo del fruto (Figura 3). En términos prácticos, y
desde el punto de vista de los factores medioambientales que afectan la fisiología de la
planta, sería esta la razón combinada entre variables climáticas por la cual se puede
explicar la diferencia productiva entre FI vs FII y FIII, al producir alrededor de 1,5
vainas (frutos) más por m-2 (ver Cuadro 4). Datos sobre el este confort de productividad
en otras leguminosas (arvejas), son aportados por STEPANOV (1971; citado por
MAKASHEVA, 1983), en donde indica que temperaturas cercanas a 12ºC, serían las
previas requeridas para una óptima formación de los órganos reproductivos. En este
caso, en el período previo a la floración de FI, la temperatura media bordeó los 10ºC
(77 DDS), mientras que para FII y FIII fue en torno a 14 y 15ºC, respectivamente, lo
cual se aleja de lo descrito como ideal por este autor. WANG (1960), confirma estas
44
observaciones para arvejas con valores óptimos más cercanos a los 11ºC cercano a
floración. Del mismo modo, AGUILERA-DIAZ y RECALME-MANRIQUE (1995) citados
por RUIZ (2003), coincidieron en que temperaturas adecuadas promueven un aumento
en la formación de vainas, situación en que coinciden los resultados del presente
ensayo (Cuadro 4).
45
5 CONCLUSIONES
Respecto al rendimiento:
La fecha de siembra más temprana (FI), mostró ciclos fenológicos más largos
en comparación a las fechas más tardías.
6 BIBLIOGRAFÍA
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52
YASSIN, T. 1973. Genotypic and phenotypic variantes and correlations in field beans
(Vicia faba L.). Journal of. Agric. Sci. 81:445-448.
.
53
ANEXOS
ANEXO 1 Corrección en los días para término del ciclo del cultivo, con un
criterio de cosecha (ICf) de 0,20 tomado en forma lineal desde
el momento de la floración hasta la cosecha.
IC FI 0.20
dias ( floracion cos echa _ paraFI ) x _ dias
ICFI = 0,27