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¿Cuál es el papel del psicólogo en una generación afligida por el estrés?

Por:

Mónica Sarai Arango Estrada

Profesor:

William Álvarez Gaviria

UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA
Facultad de Ciencias Sociales y Humanas
Departamento de Psicología
Medellín
2018
¿Cuál es el papel del psicólogo en una generación afligida por el estrés?

“Los individuos responden a las representaciones cognitivas de los acontecimientos


ambientales, no a los acontecimientos mismos”.
Supuesto básico de la terapia cognitiva.

Inicio este ensayo con esta frase porque durante las clases de Endocrinología del
Comportamiento y en especial en los talleres que se han realizado hemos hecho
mucho énfasis en las consecuencias que genera el cortisol en el cuerpo humano y cuán
poco favorable es; considero que la generación de cortisol está directamente
relacionada con la interpretación que hace el individuo del ambiente que lo rodea, si
bien en épocas pasadas el estrés era producido por amenazas reales, hoy en día es
producido por hechos no necesariamente amenazantes que son percibidos como
peligrosos por la persona.

En la historia de la especie vemos que estamos claramente influenciados por la


respuesta de lucha – huida – parálisis debido a que siempre hemos estado en peligro
de muerte, ya sea por un depredador que nos puede comer, por unas condiciones del
ambiente que podrían matarnos o por la incapacidad de encontrar comida que
amenaza también con nuestra desaparición. Considero que es gracias a esta respuesta
que nuestra especie ha evolucionado hasta llegar al Cromagnon u hombre moderno,
es decir, nosotros.

Si no hubiéramos tenido la presión del ambiente circundante, ese gusano de agua de


8cm que es nuestro antepasado no habría evolucionado para tener visión y olfato, ni
habría aparecido el primer cerebro que surgió para darle sentido a eso que estaba
empezando a ver de manera incipiente; tampoco se habría posteriormente blindado y
no habría desarrollado mandíbula y dientes y, de igual manera, no habría llegado a
aguas bajas huyendo de los depredadores. En esas aguas bajas se produjo la primera
respiración de aire y al ser aguas estancadas la comida se volvió escasa, lo que lo
presionó a salir del agua buscando su supervivencia y desarrollando a la vez uñas y
garras; ya en tierra se empezó a reproducir de manera sexual y apareció mayor
población y por ende más competencia. Es aquí donde se vuelve un animal carnívoro.
Cuando este animal había logrado manejar el ambiente y garantizar su supervivencia,
viene una crisis volcánica que acabó con el 95% de las especies, pero fue afortunado y
logró sobrevivir; desarrolló pelo y se convirtió en un animal pequeño y nocturno,
expuesto al frio y al miedo, lo que incremento su capacidad sensorial. De ahí, este
animal, es decir nosotros, evolucionó para dar a luz crías vivas, las glándulas
sudoríparas se volvieron glándulas mamarias y en este punto ya es un animal
mamífero viviendo en un época dominada por los dinosaurios. Vienen los meteoritos y
acaban con los dinosaurios y nuestro antepasado vuelve a ser de los afortunados en
sobrevivir, convirtiéndose en Purgatorio, que se percató de la existencia de la comida
en los árboles y fue evolucionando a ser primate.
Gracias a esta cantidad de accidentes que se produjeron en el ambiente, nuestro
antepasado Ardipitecus, que vivía en el bosque, evolucionó para ser bípedo aunque
sus pies seguían preparados para montarse en los árboles; el Australopithecus tuvo
un incremento de sus glándulas sudoríparas y por consiguiente glándulas mamarias;
el Homo Habillis comenzó a utilizar herramientas y a ser carroñero, lo que propulsó el
crecimiento del cerebro; el Homo Erectus desarrolló la fisionomía para la carrera y la
resistencia, se convirtió en cazador, aprendió a controlar el fuego lo que le permitió
cocinar y a su vez redujo la energía que se gastaba masticando por lo que sus
músculos masticadores se fueron volviendo menos fuertes permitiendo que el cerebro
creciera más; el Homo Neardental desarrolló un cerebro más grande y un lenguaje no
muy complejo pero que facilitó su interacción con el grupo; y finalmente el Homo
Sapiens, desarrolló un lenguaje más elaborado y un cerebro mayor. Gracias a la
necesidad de supervivencia el hombre moderno desarrolló un lenguaje que permitió
la comunicación entre ellos, facilitando a su vez el trabajo en grupo y la protección del
mismo; considero que con esto aparecen los roles en la comunidad, lo que perpetúa la
especie, es decir, si los machos pueden ir a cazar en grupo habrá menos mortalidad y
aumentará la eficacia en la consecución de alimentos, lo que a su vez disminuye la tasa
de mortalidad en las hembras y crías, generando un incremento de la población y
garantizando la supervivencia de la especie.

Debido a lo anteriormente mencionado, considero que, aunque parezca extraño,


tenemos mucho que agradecerle a esa hipertonicidad simpática (respuesta lucha-
huida-parálisis), a la aparición del estrés y por ende al cortisol; pero ahora bien,
¿Cómo podemos luchar con esto hoy sabiendo que su presencia fue tan productiva
para nuestros antepasados pero ahora nos está perjudicando?

En la película Estrés: Retrato de un Asesino, vemos que al aparecer la jerarquía en los


Babuinos y, extrapolándolo a los humanos, al aparecer los rangos en la sociedad, se
condenó a una parte de la población a ser mucho más estresada, es decir, todos
aquellos que estén abajo en la pirámide tendrán mayor secreción de cortisol, mientras
que los que estén arriba en la escala tendrán mayores niveles de dopamina y menos
cortisol. Esto se produce porque aún cuando nuestra vida no está tan amenazada
como en los antepasados, nos seguimos estresando por un depredador que, aunque no
es real, si aparece de manera constante en nuestra cognición y nos activa la respuesta
simpática. La dificultad mayor está en que, a diferencia de los otros animales no
humanos, los humanos somos incapaces de calmar la reacción de estrés como lo hace
una cabra que logra escapar de una leona, nosotros nos quedamos encerrados y
atados a esta respuesta.

¿Qué podemos hacer los psicólogos frente a esta situación?


Korman (1974, citado en Durán, 2010), dice que existe un nivel de estrés óptimo para
cada persona (Euestrés), de manera que si ésta mantiene un nivel de activación por
encima o por debajo de ese nivel, repercutirá negativamente sobre su desempeño, ya
sea laboral, deportivo, académico, etc. Considero que, aunque suene descabellado,
nuestra labor debe estar enfocada en convertir el estrés malo en estrés bueno
(euestrés), es decir, buscar con el paciente su nivel óptimo de estrés que le facilite
desenvolverse y adaptarse de la mejor manera a su situación de vida.

¿Cómo podemos hacerlo?


Modificar la respuesta simpática es bastante difícil para los psicólogos desde el
consultorio, así como es también dificultoso modificar el ambiente de la persona para
que esté tranquila; pero podemos hacer que la percepción de ese depredador
constante cambie, es decir, empoderar al paciente y dotarlo de herramientas para
enfrentar las contingencias del ambiente sin que esto genere estrés malo, logrando
una mayor sensación de bienestar y una mayor capacidad de enfrentar la vida sin que
haya una descarga tan fuerte de cortisol. Uno de los objetivos del tratamiento podría
ser que el paciente deje de ver esa amenaza constante como un león que puede
comérselo en cualquier momento y la empiece a ver como un reto frente al que tiene
las suficientes herramientas y capacidades y por consiguiente puede afrontarlo y
vencerlo.

Las técnicas a utilizar pueden ser muy variadas, desde el ejercicio por recreación
hasta la meditación; lo importante es lograr que la persona que está buscando ayuda
psicológica pueda tener una estabilidad en su vida, logre su nivel apropiado de estrés
(es decir, estimulación), consiga sentir placer al afrontar y conseguir nuevos retos
(mayor dopamina) y así permitirse una vida menos displacentera, larga y agradable.

Finalmente, considero que nosotros los futuros psicólogos tenemos una labor muy
importante en esta generación que tiene cada vez mayor competencia y en la que la
consecución de logros tiene un valor mucho más importante que antes. Está en
nuestras manos poder apelar a la resiliencia de nuestros pacientes, ayudándoles a que
se adapten de la mejor manera a este ambiente tan intrusivo y acosador y a que
puedan vivir una vida tranquila en la que los niveles de estrés no generen afecciones
en el cuerpo como obesidad, problemas cardiacos o hipertensión; y tampoco
produzcan afecciones psicológicas como trastornos por estrés o ansiedad.
Referencias:

Curiosity: El nacimiento de la humanidad. Película.

Estrés: Retrato de un asesino. Película.

Durán, M. (2010) Bienestar psicológico: el estrés y la calidad de vida en el contexto


laboral. Revista nacional de administración 1 (1) :71-84 Enero-Junio. Costa Rica.

Riso, W. Terapia cognitiva. Paidós.

Información de la clase: Endocrinología del comportamiento.

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