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El tema que nos ocupa es sumamente importante desde un punto de vista tanto teórico
como práctico. Desde el punto de vista teórico, la respuesta a la pregunta "¿Es la pedagogía
una ciencia?" orientará el carácter de la formulación de problemas y la investigación
educativa. Desde el punto de vista práctico, la respuesta a esta pregunta afectará
grandemente nuestra concepción de la práctica educativa y de lo que deben ser los objetivos
y el currículo de la preparación profesional de los educadores.
Existen en los medios educativos nociones equivocadas sobre la ciencia, desde las
cuales se plantea y prejuzga la pregunta sobre el status científico de la pedagogía. Los que
nos hemos dedicado al examen crítico de la naturaleza de la teoría y práctica de la educación,
sabemos cuán lastra está del positivismo decimonónico y su concepción realista ingenua
sobre la objetividad de la ciencia.
Si bien este proceder analítico crítico es indispensable, a mi entender, por razones que
no puedo discutir en esta corta presentación, limita el tratamiento del asunto que nos ocupa.
Me parece más adecuado que la consideración tenga como punto de partida la aproximación
socio-filosófica. Después de todo, los enunciados pedagógicos sólo pueden ser
comprendidos en referencia a su pragmática, es decir el contexto del que brotan y los fines
prácticos a los que sirven.
v) falta una perspectiva integradora de todas estas teorías (ramas) en una teoría de
la educacion (problema interdisciplinario);
La ciencia en la Pedagogía4
Sería ir contra el uso común y por ende crear confusión en lugar de disiparla, identificar
el proceder científico con el proceder puramente racional-lógico. Asociamos la palabra
"ciencia" con prácticas teóricas demostrativas que responden o bien a criterios estrictamente
lógico-deductivos(como en el caso de las ciencias naturales y sociales). Preferimos llamar
"filosofía" a las prácticas teóricas de legitimación y justificación, en las cuales se combina el
proceder lógico y de clarificación e integración conceptual con axiomas valorativos, éticos o
estéticos (como es el caso de la ética, la estética, la política). En la Pedagogía encontramos a
ambos tipos de práctica teórica, la científica y la filosófica. Es tarea de la teoría práctica, que
es la Pedagogía, tanto describir y explicar, por ejemplo la efectividad del cumplimiento de tal o
cual objetivo educativo (ciencia), como legitimar y justificar su establecimiento (filosofía).
Queda claro pues, que, ni a partir de la práctica social, ni a partir del exámen de sus
enunciados puede la Pedagogía reducirse a ciencia.
La expresión "la ciencia o ciencias de la educación o Pedagogía" puede referirse
entonces a que:
La idea de que las ciencias o teorías deben distinguirse conforme al interés que las
orienta, ya está en Aristóteles y ha sido desarrollada contemporáneamente por la
epistemología hermenéutica y pragmatista. Según ésta, el carácter de una teoría, sus
conceptos, su modo de formularlos y articularlos, sus métodos, criterios de validación y
técnicas están en función de los fines a los cuales se orienta la teoría. Para plantear pues el
problema de si la Pedagogía es o debe ser una ciencia, es necesario establecer cuál es el
interés de conocimiento que anima a la Pedagogía y como hemos dicho, este interés es
práctico, no meramente explicativo.
La naturaleza de las teorías prácticas está orientada por su finalidad. Por lo tanto, el
carácter de la educación como ciencia está determinado por aquello que constituye su
finalidad. Esta finalidad es la que la distingue de otras teorías o ciencias prácticas como la
medicina, la arquitectura, la política, etc.
El fin de la teoría práctica de la educación, en cuanto a ciencia, es dotar a la práctica
educativa, al proceso de enseñanza-aprendizaje, a la interrelación que establecen educador y
educando en un determinado contexto para el logro de unos determinados objetivos, de unos
conocimientos que permitan que su acción sea eficaz. El educador, a partir de estos
conocimientos, que no son otra cosa que generalizaciones sobre prácticas de enseñanza
eficaces, construye o adopta estrategias, métodos y técnicas para el logro de los objetivos
educativos. A su vez, el educador o investigador educativo llega a estas generalizaciones
prácticas (sobre la enseñanza) utilizando el conocimiento explicativo que proveen las diversas
disciplinas que se aplican al estudio de la educación. La Pedagogía, en cuanto ciencia, se
encuentra en el punto de intersección entre la ciencia explicativa y la práctica educativa.
Consiste sobretodo en enunciados constructivos acerca de los medios más adecuados, dadas
ciertas características de los educandos y su contexto y dados ciertos fines, metas y objetivos
para enseñar, es decir, suscitar aprendizaje, producir una determinada modificación en el
comportamiento del educando. En esquema (ver además Tabla 1):
La filosofía en la Pedagogía5
Una segunda corriente, que algunos llaman racionalismo crítico, rechaza la falacia
naturalista y considera que no hay modo de vincular lógicamente lo que la ciencia descubre
como desarrollo o funcionamiento del sujeto que aprende y los fines educativos. Los fines
educativos no tienen base alguna en la naturaleza del sujeto o del proceso educativo, son
externos a este proceso. Los fines educativos brotan más bien de tradiciones, filosofías,
intereses sociales o políticos. La educación, en cuanto ciencia, tiene por un lado, la tarea de
clarificar y explicar el origen y significado de estos fines y, por otro lado, investigar y analizar
las prácticas de enseñanza-aprendizaje más eficaces para el logro de estos. Según esta
corriente, dados ciertos fines, no científicos, se buscan los medios más adecuados para su
logro; en esto consiste lo científico.
Para la tercera corriente, que podríamos llamar contractual, la educación surge como
una necesidad vital allí donde los seres humanos requieren del desarrollo de conocimientos,
destrezas y actitudes para hacer posible los diversos aspectos de la convivencia humana en
su desenvolvimiento natural, interpersonal y socioeconómico. En este sentido, la educación es
una de las fuerzas que el ser humano ha desarrollado en su vivir comunitario para regular sus
relaciones con el medio ambiente natural y social y es tan necesaria a la sobrevivencia social
y personal como lo son la organización política o económica.
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1
Quintero, Ana Helvia (1986) "La Educación Como Ciencia" - Conferencia en la
Facultad de Pedagogía. Universidad de Puerto Rico.
2
He desarrollado este tema con mayor detenimiento en dos ensayos aparecidos en la
Revista Educación del Departamento de Instrución Pública de Puerto Rico: "Ideas Para un
Perfil del Maestro que Necesitamos Contribuir a Desarrollar en Puerto Rico" (Educación 1989)
y "La Integración del Currículo en la Preparación de Maestros" (Educación, 1989).
3
Llamamos "situaciones educativas" a la forma concreta, contextual, en que se da la
empresa de la enseñanza en cuanto a relación interpersonal y social y de la que brotan
problemas y tareas determinadas que el educador debe plantearse y resolver para poder
desempeñar su rol responsablemente. Vista como proceso, la interacción de la situación
educativa tiene que ser analizada como una serie de momentos dialógicos. Este aspecto
serial-dialógico es importante para entender la naturaleza "artística" de la enseñanza. En lo
que sigue hacemos abstracción del aspecto temporal de la situación educativa y de la
enseñanza (su carácter serial-dialógico) para concentrarnos en su estructura o lógica.
4
Véase: Félix Von Cube, La Ciencia de la Educación. P.H. Hirst (e.d.) Educational
Theory and its Foundation Disciplines; R.S. Peters, Filosofía de la Educación, D. J. O'Connor,
Introducción a la Filosofía; T. W. Moore, Filosofía de la Educación; J. W. Tibble, The Study of
Education; G. Mialaret, Ciencias de la Educación; John Dewey, The Philosophy of John
Dewey.
5
Véase: Felix Von Cube, La Ciencia de la Educación; PH. Hirst (e.d.) Educational
Theory and Its Foundation Disciplines; R.S. Peters, Filosofía de la Educación; D.J. O'Connor,
Introducción a la Filosofía; T.W. Moore, Filosofía de la Educación; J.W. Tibble, The Study of
Education; G. Mialaret, Ciencias de la Educación; John Dewey, The Philosophy of John
Dewey.
IDEAS PARA UN PERFIL DEL MAESTRO
QUE NECESITAMOS CONTRIBUIR A
DESARROLLAR EN PUERTO RICO
A mi entender ese liderato tiene, en gran medida, que partir de la escuela de pedagogía
del país. Sería un simplismo pretender que la llamada crisis de la educación se debe a una
mala preparación que los maestros reciben en las escuelas de pedagogía. Sin embargo,
debe llamarnos la atención que, como revela el reciente estudio de Goodland, después de
tantas décadas de "nueva educación", de "pedagogía experimental", de "innovaciones
educativas", etc., la escuela y la docencia siguen conduciéndose de la misma manera
tradicional. Las innovaciones no han llegado a la mayoría de los salones de clases. Por
alguna razón lo que se "aprende" en la preparación de maestros no se aplica luego en la
práctica.
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a. El concepto de enseñar
¿Qué es enseñar? De modo más general el enseñar es una clase de actividad
que se caracteriza por tres elementos principales:
______________
1
Seguimos en este punto, en parte, las indicaciones de P. Hirst. Ver su ensayo, "¿Qué es enseñar?", En
R. S. Peters, Filosofía de la Educación. México: Fondo de Cultura Económica, 1977.
Prepararse como maestros significa primordialmente desarrollar
los conocimientos, destrezas y actitudes que capacitan para suscitar,
facilitar, acelerar y llevar al máximo el aprendizaje. Enseñar de manera
profesional implica estar capacitado para promover de modo consciente,
responsable y sistemático un proceso de aprendizaje en aquellos a quienes se
enseña. Esto nos lleva a plantearnos el problema de qué es el aprendizaje en
función del cual se define la enseñanza.
b. El concepto de educación
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2
El análisis que sigue a continuación vale, tanto para la educación a la que los futuros maestros
contribuirán en las escuelas como para la que ellos reciben en su preparación.
es educación, qué es educar.3 Contestar a esta pregunta requiere la
elaboración de un concepto de la educación fundado en unos valores y filosofía
educativa. Por ello, un programa de preparación de maestros tiene que plantearse la
pregunta de para qué filosofía educa. ¿Para la del Sistema que habrá de ejercerse el
magisterio? ¿Para una desarrollada por la institución que los prepara? ¿Para una
desarrollada por el propio maestro? En otras palabras, ¿a qué filosofía y fines
educativos sirve el maestro?
Tal vez lo ideal sería la adopción de una filosofía educativa compartida, tanto por
las facultades que preparan los maestros como por el sistema de donde éstos operan;
pero ello no ocurre actualmente y es poco probable que ocurra. 4 A pesar de esta
dificultad, tanto nuestras instituciones de educación superior, como el sistema de
instrucción pública y privada, comparten unos principios generales sobre el concepto
de educación que llamamos "educación liberal". Partiendo de este concepto amplio
podemos hacernos una idea de cuál es el fin que persiguen y al cual debe servir el
aprendizaje, y por ende, la enseñanza en nuestro país.
Por educación designamos, no una actividad concreta, sino una serie de criterios
a los que tienen que ceñirse todo un conjunto de actividades de enseñanza y
aprendizaje. Esto criterios caracterizan, por un lado, el resultado de la educación, la
persona educada, y por otro lado, los procedimientos de enseñanza-aprendizaje
mediante los cuales
los individuos se convierten gradualmente en personas educadas. La educación, que
tiene como objetivo la enseñanza y el aprendizaje, constituye una familia de tareas,
unas tras otras, que culminan en los
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3
Resulta claro que, aunque nuestro sistema educativo se llama "instrucción pública", la concepción de la
educación liberal en que descansa impone al maestro una tarea de enseñanza que no se identifica con el mero
instruir. La "formación integral", el "desarrollo completo de la persona" son fines de la educación, no de la
instrucción, que siempre se refiere a fines para tareas específicas. La instrucción, al igual que el adiestramiento,
es sólo un aspecto de la formación o educación.
4
Decimos tal vez porque hay que abrigar dudas sobre la conveniencia de que se imponga una filosofía
educativa definida frente al pluralismo filosófico educativo que la actual situación hace posible.
múltiples logros que supone ser una persona educada. 5 Estas tareas y estos logros
responden a unas normas que se estiman como valiosas por y para los sujetos de la
educación y que define lo que llamamos una persona educada.
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5
En este punto seguimos, en parte, las ideas desarrolladas por R. S. Peters en su ensayo, "Los
objetivos de la Educación: Una Investigación Conceptual", op. cit.
educativos son inherentes a los procedimientos educativos mismos. La disciplina que
impone el maestro, la equidad con que trata a los educandos, el respeto y el grado de
libertad que les otorga, no son sólo medios para un fin, constituyen una ejecución del
fin mismo. No podemos crear conciencia crítica de manera dogmática, no podemos
desarrollar un espíritu democrático de manera autoritaria.
Ahora bien, como los fines de la educación y, por consiguiente, los objetivos del
aprendizaje son los del desarrollo del estudiante, entonces la actividad de la enseñanza
es la actividad que lleva a cabo el maestro, cuya intención es dar lugar a la actividad
del aprendizaje por parte del estudiante, cuya intención es lograr un determinado
estado o competencia, cuya realización requiere de una cierta materia u objeto. De
esta fórmula se desprende que si se requiere dar lugar al
aprendizaje, entonces:
i) hay que partir de cuál es la intención del estudiante, de qué competencia
u objetivo necesita o requiere;
ii) dominio tal de la materia que pueda traducirla o presentarla a tono con la
naturaleza del que está aprendiendo;
En esquema:
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6
El libro de R. M. Gagne y Leslie J. Briggs, Principles of Instructional Design (New
York; Holt, Rinehort and Winston, 1974), aunque con otro enfoque, insiste en la necesidad de ver el diseño
instruccional y los objetivos operacionales ("performance objectives") en el contexto más amplio de los fines
educativos ("educational goals") y de los objetivos del aprendizaje ("learning outcomes"). Sobre el concepto de
objetivo educativo, sus niveles y articulación, véanse las importantes indicaciones de Viviane y Gilbert de
Landsheere en su obra Objetivos de la Educación, Barcelona: Oikos-tau, 1977.
Las funciones comprendidas en ese proceso, los criterios a la luz de los cuales se
diseña la instrucción son los siguientes:7
i) llamar la atención;
a. La situación educativa
VALORES
FINES EDUCATIVOS
OBJETIVOS
LA "CLASE"
ESCUELA
SISTEMA EDUCATIVO
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8
Llamamos "situación educativa" a la forma concreta y contextual en que se da la empresa de la
enseñanza en cuanto a relación interpersonal y social y de la que brotan problemas y tareas determinadas que el
educador debe plantearse y resolver para poder desempeñar su papel responsablemente. Vista como proceso,
la interracción de la situación educativa tiene que ser analizada como una serie de momentos dialógicos. Este
aspecto serial-dialógico es importante para entender la naturaleza "artística" de la enseñanza. En lo que sigue
hacemos abstracción del aspecto temporal de la situación educativa y de la enseñanza (su carácter-dialógico)
para concentrarnos en su estructura o lógica.
9
La situación educativa concreta es más compleja de lo aquí señalado. Debido al propósito de este
trabajo hacemos abstracción de otros aspectos como la dirección y la supervisión escolar, consejería, etc.
alcance ciertos objetivos que se estiman valiosos en un determinado
contexto histórico, social y cultural para que el educando pueda
desarrollarse como persona y pueda integrarse a la vida social;
11
Se puede defender el término ciencias de la educación, como lo hace Mialaret, en
el sentido de una aplicación de las ciencias al fenómeno educativo, de la misma manera que hablamos de
"ciencias médicas".
12
Cuando esto ocurre no se trata de una investigación pedagógica, sino de una investigación científica
especializada o aplicada a un objeto; por ejemplo, la sociología de la educación sin su objetivo práctico es
sociología aplicada, una rama de la Sociología, no de la Pedagogía.
13
J. W. Tibble (compilador), Introducción a la Ciencia de la Educación, Buenos Aires:
Paidos, 1976.
determinada por unos fines y condiciones que, en la medida en que son
conocidos, dan al maestro la posibilidad de un mayor dominio de la situación educativa,
y por ende, de una mayor eficacia y éxito en su gestión educativa. El dominio sobre la
situación educativa requiere que el maestro:
CONCEPTO OBJETIVOS
DE ENSEÑANZA EDUCATIVOS
DEL PROGRAMA
(competencias)
El análisis del concepto de enseñanza y de la situación educativa nos permite inferir los
objetivos educativos (generales) del programa como competencias requeridas por el maestro
para que pueda llevar a cabo su tarea de enseñar. De nuestro análisis podemos derivar las
siguientes áreas de competencias que capacitarán al maestro para conocer su situación,
resolver los problemas que en ella se presentan y ejecutar las tareas planteadas a la
enseñanza:
I. Conocimientos
4. Evaluación de la instrucción.
II. Habilidades
II. Actitudes
Queremos hacer claro que esta lista de áreas de competencia que hemos propuesto es
de carácter teórico, es decir, derivada de nuestros análisis (teóricos) anteriores. Es, por lo
tanto, lo que se infiere de nuestro análisis del concepto de enseñanza y de la “situación
educativa”, y sólo pretende servir de guía o punto de partida a la tarea que los encargados del
diseño del programa de preparación de maestros tiene por delante. El establecimiento de los
objetivos educativos de un programa sólo puede llevarse a cabo luego de las investigaciones
y deliberaciones concretas que tomen en cuenta la situación educativa puertorriqueña, que es
la situación específica en que los futuros maestros habrán de ejercer su profesión.
9. Un humanista: trabaja hacia el logro del desarrollo pleno del ser humano, el
ejercicio de su dignidad o libertad. Busca promover un sentido de respeto hacia lo
humano, justicia, amor a lo bello, y búsqueda de la verdad que sólo son posibles en
una sociedad democrática.
10. Un autodidacta: reconoce que ninguna educación formal podría darle todo el
conocimiento y las destrezas que necesita para enfrentar la multiplicidad de
situaciones e individualidades educativas. Sabe aprender por cuenta propia y ve
su práctica educativa como un constante proceso de educación.
Tal vez este maestro que aquí se describe nunca ha existido o existirá, pero en la
medida en que tengamos la conciencia y el compromiso con un perfir del maestro
debidamente fundamentado, los educadores estaremos mejor preparados para desempeñar
nuestro papel de liderato crítico en la reforma de la educación puertorriqueña.
En la preparación de este trabajo las siguientes obras nos han sido particularmente
útiles:
Goodland, John I., A Placed Called School. New York: McGraw-Hill, 1983.
Bruce, Joyce and Weil, Marsha, Perspective for Reform in Teacher Education.
Englewood Cliffs: Prentice-Hall, 1972.
Quintero, Alfaro, Angel G., Educación y Cambio Social en Puerto Rico: Una
Epoca Crítica. España: Editorial Universidad de Puerto Rico, 1972.
Yates, Alfred (ed.), Current Problems of Teachers Education. Hamburg:
Unesco Institute for Education, 1970.