Sie sind auf Seite 1von 18

123

R evista Interdisciplinaria d e E studio s Agrarios


N ° 2 6 y 27, 1er y 2do sem estre 2007.

“Pruebe a nom brar de m em oria


cin co em presas que estén
explotan do cam pos...” Propiedad y
renta d e la tierra en A rgentina a
co m ien zo s d el siglo X XI

E D U A R D O A Z C U Y A M E G H IN O *

1. In trod u cción
D u ra nte m uch os años im peró en A rgen tina u n a convicción rela­
tivam ente generalizada respecto a la existencia de una estructu ra de dis­
tribución de la pro pied ad de la tierra polarizada, do n de se destacab a un
núcleo de grandes terraten ientes que rem on ta b an sus orígenes a las p ro ­
fundidades de la historia del país. E sta circunstancia resultaba consisten­
te co n su co ndición de im po rtante fracción de las clases dirigentes loca­
les y su p eso decisivo en el E stad o consolidado hacia 1880, situación que
se m an te n d ría en lo fundam ental -a lg o m ás acotad a en el plan o político
luego de los resultados prácticos de la ley Sáenz Peña- ha sta en trad a la
décad a de 1940. Y si bien p o sterio rm en te se produciría el cim b ron azo
del ascenso del peron ism o y la burguesía nacional industrialista al gobier­
n o (incluido u n períod o d o n d e “la oligarquía” apareció m ás c o m p ro m e­
tid a en virtud de las am enazas oficiales de llevar adelante u n a “reform a
agraria”), la gran propiedad, aún con algunos m agullones, se m antu vo co ­
m o el parad ig m a do m in an te del co ntro l del suelo. M ientras tanto, al ini­
cio de los *50, las necesidades económ icas y la conciliación política de
P erón co n los terratenientes d eterm in aron que com en zaran a recibir - e n
ta n to protagonistas relevantes del negocio agropecuario- un tra to espe­
cialm ente benevolente, expresado en lo que algunos autores de n om in an

* D irector del Centro Interdisciplinario de E studios Agrarios de la Facultad de C iencias


E c on óm icas de la U B A .
124 E d u a rd o A z c u y A m e g h in o

la “vuelta al ca m p o ”, situación que se reforzaría con el golpe m ilitar de


1955 en cuyo desencad en am ien to los grandes propietarios tradicionales
tu vieron “un papel de gran im po rtan cia”,1 al igual que du ra nte la dictad u­
ra de A ram buru-R ojas.
C laro que los latifundistas de 1960 vivían y actuaban en u n a socie­
da d d on de, d eterm in ad a p o r el desarrollo y centralidad de la industriali­
zación sustitutiva -en u n país que profundizaba su carácter depe nd ie n te
de los grandes centros de p o d e r internacional-, la estructu ra de la p ro ­
d uc ció n y la econ om ía en general se venían am pliando y com plejizando
sin cesar. L a plena inserción de los terraten ien tes en este m u n d o de n e­
gocios en m ovim iento, con antecedentes en relación a la he teroge neid ad
de sus actividades em presariales que se re m o n tan a la colonia, profund i­
zó el cará cter de “oligarquía diversificada” que define, en m i opin ión h as­
ta la actualidad, a la fracción local de los intereses dom inantes en A rg en ­
tina, incluida la cúpula industrial que consolidó su integración en el seno
de la elite. Así, p o r ejem plo: “T iene m edia d o cen a de estancias en la p ro ­
vincia de B uenos Aires, la base de su fortuna. Pero no figura en ninguna
en tid ad ruralista. Se tra ta de Jo rg e B lanco V illegas... (presidente de la
U n ió n Industrial A rge ntin a)”.12

2. L os cam b io s reales, lo s ca m b io s im a g in a d o s y la
“r e n o v a c ió n ” d e la h istoria
E n este co n texto in terpretativo, d o n d e no caben las im ágenes del
viejo estanc ie ro “de a caballo”, ni de u n a p a m p a soc ialm en te red uc id a a
te rra te n ien te s y cam pesinos, y d o n d e la presencia de u n im p o rta n te seg­
m e n to p ro d u ctiv o basad o en el trab ajo fam iliar c h acarero coexiste des­
de h a c e m ás de un siglo con el p red om in io del régim en capitalista de
p ro d u cció n , existen determ in ad as realidades p ara cuya identificación y
c o m p re n sió n se po d ría p en sa r (ingenuam ente) que basta el ejercicio del
se ntid o c o m ú n asociado a con ocim ientos básicos sobre la e co no m ía y la
historia.
E sta observación está destin ad a a p o n e r en evidencia u n a de las
m od alid ad es argum entativas que en los últim os veinte años h a alcanza­
d o cierta difusión en el cam p o de las disputas político-ideológicas que se
ventilan d e n tro y fuera del ám bito académ ico, caracterizada p o r prese n­
ta r u n a im agen sintética, generalizada e indiferenciada, sobre diversos

1. N o e m í G irbal-Blacha. Ayer y h o y d e la A rgentina rural. G ritos y susurros del pod er e c o ­


n ó m ico . U N Q u i, Bs. As., 1999, p. 67.
2. Clarín, 19 d e febrero d e 1993.
P r o p ie d a d y r e n ta d e la tie r r a e n A r g e n tin a a c o m ie n z o s d e l s ig lo X X I 125

problem as, la cual es atribuida a u n a deno m in ada “visión tradicional”,


perspectiva que englobaría to d o lo que, según estos críticos errón eam en ­
te, “se había creído ha sta a h o ra ” (sin distinción de m arcos teóricos y
perspectivas ideológicas) sobre el p u n to cuya in terp retació n en cada ca­
so se tra ta de “reno var”
El desarrollo de esta m etod olog ía o estrategia de co nfrontación y
m a rk e tin g de ideas se asienta, razonablem ente, en la presun ció n de cierta
cu o ta de ignorancia general (sobre los aportes de historiadores, ec on o­
m istas, sociólogos y otro s estudiosos que nos precedieron). O sea, que
basa en bu ena m ed ida su posibilidad de éxito en que la gen te crea que lo
que se afirm a es efectivam ente “lo que sabíam os hasta a h o ra ” (¿quiénes?),
lo cual tiende a abrir, naturalm ente, los sentidos cognoscitivos a la incor­
poració n de los “nuevos” contenidos.
Veamos un ejem plo, d irectam en te referido a las tesis que hem os
expuesto sobre la vigencia y la influencia económ ica y política (en las
condiciones específicas y puntuales de cada m o m e n to histórico) de la cú­
pula terra tenien te y la p ro p ie d ad fundiaria que detenta. E n tre quienes du ­
ran te los últim os años eligieron im pugnar dichas in terpretaciones se
cuenta O svaldo Barsky, u n destacad o investigador de la problem ática
agraria, quien h a dedicado m uchas páginas a criticar los pu n to s de vista
de E d u ard o B asualdo y de quien escribe, p o r en c o n tra m o s “subyugados
p o r el latifundio p a m p e a n o ”. C o n m ay or precisión, este a u to r -expresan­
do a u na línea interp retativa que se h a h ech o fuerte en p arte del am bien­
te académ ico- d e sc a lific a co n ru deza “la im agen de u n a región p am pe an a
signada p o r la presencia de los m itológicos terra tenientes pa m pean os au­
sentistas, ganaderos, arren dado res de tierra a tardíos inm igrantes que h a ­
brían visto en los altos precios de la tierra u n a m uralla infranqueable p a­
ra acceder a su p ro p ie d a d ”.3
N ó tese que despojado de los to no s discursivos abusivos o carica-
turezcos, el enun ciado ap u nta a refutar lo que m ás allá de exageraciones
innecesarias constituye, estoy convencido, u n co nju nto de verdades de
perogrullo. Sin du d a unilaterales e insuficientes para dar u n a visión inte­
gral de la hetero ge ne id ad del m u n d o rural (y m ás aún del actual, en ta n ­
to se tra ta de argum en tos elaborados en general antes de la últim a dicta­
d ura m ilitar)-, pero sólidas en relación a lo que sí refieren. ¿O acaso no es
cierto que la región p am p ean a desde los m ism os orígenes de la historia
argentina se caracterizó -e n tre o tra s d eterm in a cio n es- p o r la presencia de
u n a elite terrateniente, en b u en a m ed id a ausentista, y preferen tem en te

3. O svaldo Barsky y Jorge G elm an. H istoria del agro argentino. D e sd e la conquista hasta fi­
nes del siglo XX. M ondadori, Bs. As., 2001, p. 14. O svaldo Barsky. El agro pam peano. El fin de un
período. P ublicaciones del C B C , Bs. As., 1996, p. 194.
126 E d u a rd o A z c u y A m eg h in o

ganadera, que arrend ó po rcion es de sus prop iedades a los inm igrantes?
¿C óm o se p ue de neg ar que la g ra n m a yo ría de los inm igrantes lo g ró ac­
ceder a la pro pied ad de la tierra?
L a cu estió n es que al m eno s u n a p a r te de esta p re te n d id a crítica
de las “im ágenes co n sa g ra d a s” constituye, en esencia, u n a c rític a d e la s
c rític a s que el p o d e r establecid o y las grand es vigas m aestras de la his­
to ria oficial re cibieron d u ra n te décadas -y en especial entre 1943 y
1976- desde el p e n sa m ie n to progresista, reb elde y o p o sito r a los in tere­
ses eco nó m ic os y sociales d o m in a n te s en el país. E n este se ntid o cabe
con venir que los ex p o n e n te s m ás n otab les de e sta s te n d e n c ia s ren o v ad o ­
ras -e m p eñ ada s en la dem o lició n de las llam adas visiones tradicion ales-
tie n d e n a c ara cterizarse p o r so sten er p o sturas teórico-id eo lóg icas (y
prá cticas co tidianas) m á s a so cia d a s con u n a a c titu d d e ju s tific a c ió n q u e d e
ju z g a m ie n to c rític o de algunos resu ltad os del p ro c e so históric o.4 L o cual
suele co n d u c ir co n frecuencia a las cercanías c o nc ep tu ale s de las tesis
in terpretativ as m ás características del p u n to de vista de las elites ru ra ­
les, que tra d ic io n a lm e n te h a n difund ido u n a visión b asa d a en enfatizar
el b ue n fu n cio na m ie nto de los proc eso s de “m ovilidad social y subdivi­
sión de la tie rra ”.5
P or o tra parte, la alusión tan sistem áticam ente reiterada a “lo que
se sabe h o y ” (¿frente a lo que n o se sabía ayer?) instala u n e je fa ls o d e d is­
cu sió n en tre sa b e r y n o sa b er, cu an do en realidad sería m ás correcto -y so­
bre to d o m ás h o n esto - re co n o cer que lo que existe son intelectuales con
interpretaciones, valores y com p rom iso s diferentes -G ram sci diría distin­
tas organicidades-, y que es esta clase de determ inaciones la que nos lle­
va a “sab er” las cosas, a con struir saberes, en m uchos casos con trap ues­
tos y en conflicto.

3. La ren ta d e la tierra e n 2007: u n a a p ro xim ación a su


m agn itu d
T eniendo en cu en ta los problem as y debates a que hem os he ch o
alusión, y a la circunstancia decisiva de que la pro pied ad territorial hab i­
lita a u n a ínfim a m in oría de m iem bros de la sociedad pa ra disponer en
form a privada, exclusiva y excluyente, de u n a p a rte de la superficie del

4. U n ejem plo explícito en: Eduardo M íguez. ¿La oportunidad desperdiciada? H istoriografía
sobre la gran expan sión agraria pam peana. H istoriografía A rgentina (1 9 58-1988). C IC H , Bs. As.,
1990, p. 448.
5. Saturnino Z em borain . La verdad sobre la propiedad de la tierra e n la Argentina. Sociedad
Rural Argentina, Bs. As., 1973.
P r o p ie d a d y r e n ta d e la tie r r a e n A r g e n tin a a c o m ie n z o s d e l s ig lo X X I 127

planeta, ob ten ien do eventualm ente un ingreso p o r d ete n ta r dich o m o n o ­


polio, co m o núcleo de este trabajo m e h e prop u esto realizar u n a estim a­
ción prelim inar de la ren ta de la tierra d estinad a a la prod uc ción agrope ­
cuaria nacional.
N o escapará a la perspicacia del lector que al llevar el deb ate so­
bre la p ro pied ad de la tierra al plano de la re n ta -cuya percep ción aqu e­
lla posibilita-, qu edará sin d ud a m ás claro de qué, y de cuánto, estam os
hablando, to d a vez que es precisam ente la existencia y ap ropiación de la
re n ta u n a d e la s ca u sa s que explican la im po rtan cia -e incluso el origen-
de las “visiones” divergentes sobre la historia agraria en general y sobre
el con trol del m ed io de pro du cción fu ndam ental en particular. Q u eda
claro tam bién que estam os po n ie nd o en discusión el papel de los te rra ­
tenientes -cuya fuente de ingreso específica es la renta-, los que con stitu ­
yen, co m o afirm ó M arx, u n a de “las tres grandes clases de la sociedad
m o derna, que se funda en el m od o capitalista de pro d u c c ió n ”.
Si bien existen diversas vías de aproxim ación al cálculo de la re n ­
ta de las tierras dedicadas al cultivo de cereales y oleaginosas, aquí vam os
a p artir de las toneladas de prod ucción alcanzadas en la cam paña 2006-
2007,6 p ara establecer luego u n arco de porcentajes representativos de di­
ferentes arreglos contractuales frecuentes, p o r los cuales un a p orció n del
volum en físico de los granos produ cid os co rre sp o nd e a la pro pied ad te ­
rritorial, ex presando la m agnitud de la re n ta m ed id a en especie.

C u a d r o 1. P r o d u c c ió n d e g ra n o s d u ran te la c a m p a ñ a 2 0 0 6 / 0 7 y v o lú m e n e s d e ren ta c a l­
c u la d a e n e s p e c ie se g ú n d iferen tes p a r ticip a c io n e s d e la p ro p ie d a d territorial e n el p ro ­
d u c to físic o (e n to n e la d a s).

G ra n o s to n e la d a s re n ta 3 0 % re n ta 3 5 % re n ta 3 8 %

S o ja 4 7 .6 0 0 .0 0 0 1 4 .2 8 0 .0 0 0 1 6 .6 6 0 .0 0 0 1 8 . 0 8 8 .0 0 0
G ira s o l 3 .6 2 0 . 0 0 0 1 .0 8 6 .0 0 0 1 .2 6 7 .0 0 0 1 .3 7 5 .6 0 0
O tr o s o le a g in o s . 6 8 4 .0 0 0 2 0 5 .2 0 0 2 3 9 .0 0 0 2 5 9 .9 2 0
T rig o 1 4 .6 0 0 .0 0 0 4 .3 8 0 .0 0 0 5 .1 1 0 . 0 0 0 5 .5 4 8 . 0 0 0
M a íz 2 2 .0 0 0 .0 0 0 6 .6 0 0 .0 0 0 7 .7 0 0 .0 0 0 8 .3 6 0 .0 0 0
C e b a d a c e rv e z . 1 .2 6 5 .0 0 0 3 7 9 .5 0 0 4 4 3 .0 0 0 4 8 0 .7 0 0
S o r g o g ra n ífe ro 3 .0 0 0 . 0 0 0 9 0 0 .0 0 0 1 .0 5 0 .0 0 0 1 .1 4 0 .0 0 0
A rro z 1 .0 6 0 .0 0 0 3 1 8 .0 0 0 3 7 1 .0 0 0 4 0 2 .8 0 0
O tr o s c e re a le s 2 8 7 .0 0 0 8 6 .1 0 0 1 0 0 .0 0 0 1 0 9 .0 6 0
P o r o to 3 1 0 .0 0 0 9 3 .0 0 0 1 0 8 .0 0 0 1 1 7 .8 0 0
A lg o d ó n 5 5 0 .0 0 0 1 6 5 .0 0 0 1 9 3 .0 0 0 2 0 9 .0 0 0

T o ta les 9 4 .9 7 6 .0 0 0 2 8 .4 9 2 .8 0 0 3 3 .2 4 1 .0 0 0 3 6 .0 9 0 .8 8 0

F u e n te : e la b o ra c ió n p ro p ia e n b a s e a d a to s d e S AG P yA .

6. C abe advertir, a lo s efectos de ponderar adecuadam ente los datos qu e se expon en , que se
trata d e una cam paña agrícola que com bina un v olum en record d e c o sech a c o n atractivos niveles
d e precios intern acionales de los granos.
128 E d u a rd o A z c u y

T enien do prese n te que se tra ta de cálculos basados en la m ay o r


co se c h a de la h istoria argentina, los resultados reflejan la presencia de
u n a re n ta del suelo de u n a m ag nitu d p a re c id a a l to ta l d e la p ro d u c c ió n d e
g ra n o s d u ra n te varias cam p añ as de la d écada de 1980, m o stra n d o con
clarid ad co m o los grandes cam bios que se h a n p ro du cid o en la agricul­
tu ra p am p e a n a d u ra n te los últim os 15 años d ete rm in a ro n un crecim ien ­
to esp ectacu lar del plusvalor in te rcep ta d o p o r la pro p ie d ad territorial, ya
se tra te de rentas pagadas a terceros o retenid as p o r los prod u cto res-
pro pietario s.
Si bien son frecuentes los casos en que el porc en taje corre sp on ­
diente a la renta se ubica en to rn o o p o r en cim a del 40% de la pro d u c­
ción, nos hem o s inclinado p o r co ntin uar el análisis utilizando el supues­
to d e que el 35% de cad a ton ela da de cereales y oleaginosos produc ido s
re prese n ta la p arte del p ro d u c to co rre sp on d ie nte a la renta. Sobre esta
base, to m a n d o en general los precios vigentes al tiem po de las respecti­
vas cosechas (se ha n p o n d e ra d o algunas correcciones en función de m o ­
vim ientos relevantes de precios, p ro rra te ad o s según u n a pa uta de los
tiem po s de com ercialización del grano), se p ro cede rá a estim ar el valor
b ru to m edid o en dólares corrientes co rre sp o n d ie n te a la re nta de las tie­
rras agrícolas referidas en el cuadro 1, co n la excepción de las dedicadas
al cultivo de p o ro to y algodón, que am eritarían u n estudio co m p lem en ­
tario, reunidas con las consagradas a la explotación de vid, cañ a de azú­
car, tabaco, yerba, fruta y otras produ ccion es vegetales.

Cuadro 2. P ro d u c c ió n d e g r a n o s d u ra n te la c a m p a ñ a 2006/07, v o lu m e n físico d e la renta,


p r e c io d e lo s g r a n o s y m o n to d e la ren ta (en to n e la d a s y d ó la r es).

G ra n o s to n e la d a s re n ta 3 5 % u $ s x to n e la d a M o n to de la re n ta

S o ja 4 7 .6 0 0 .0 0 0 1 6 .6 6 0 .0 0 0 200 3 . 3 3 2 . 0 0 0 .0 0 0

G ir a s o l 3 .6 2 0 . 0 0 0 1 .2 6 7 .0 0 0 320 4 0 5 .4 4 0 .0 0 0

O tr o s o le a g in o s o s * 6 8 4 .0 0 0 2 3 9 .0 0 0 200 4 7 . 8 0 0 .0 0 0

T rig o 1 4 .6 0 0 .0 0 0 5 .1 1 0 . 0 0 0 130 6 6 4 . 3 0 0 .0 0 0

M a íz 2 2 .0 0 0 .0 0 0 7 .7 0 0 .0 0 0 112 8 6 2 . 4 0 0 .0 0 0

C e b a d a c e rv e z e ra 1 .2 6 5 .0 0 0 4 4 3 .0 0 0 200 8 8 . 6 0 0 .0 0 0

S o r g o g ra n ífe ro 3 .0 0 0 .0 0 0 1 .0 5 0 .0 0 0 10 5 1 1 0 .2 5 0 .0 0 0

A rro z 1 .0 6 0 .0 0 0 3 7 1 .0 0 0 146 5 4 . 1 6 6 .0 0 0

O tr o s c e re a le s ** 2 8 7 .0 0 0 1 0 0 .0 0 0 110 1 1 .0 0 0 .0 0 0

T o tale s 9 4 .1 1 6 .0 0 0 3 2 .9 4 0 .0 0 0 — 5 .5 7 5 .9 5 6 .0 0 0

F u e n te : e la b o ra c ió n p ro p ia e n b a s e a d a to s d e S A G F y A , M á rg e n e s A g r o p e c u a rio s y p u b lic a c io n e s p e r ió d ic a s .

* In c lu y e m a ní, lino, c o lz a y c á r t a m o . " In c lu y e a v en a, c e b a d a fo rra je ra , c e n te n o , a lp is te , m ijo .

C onfirm ación para algunos, sorpresa p ara otros, la ren ta de la tie­


rra agrícola co nsiderada re d o n d e a los 5.500 m illones de dólares, de los
P ro p ie d a d ^ y r e n ta d e la tie r r a e n A r g e n tin a a c o m ie n z o s d e l s ig lo

cuales el 60% corresp on de a los cam pos sojeros (incluida la soja de se­
gunda). N óte se que los resultados obtenidos resultan consistentes con un
ejercicio de control m ás sencillo, basad o en el supuesto de que cada un a
de las 30.500.000 hectáreas cultivadas paga en pro m ed io un a re nta de 8,5
quintales de soja, que to m ad a a 204 dólares la tonelada, red on de a un to ­
tal de 5.300 m illones de dólares. E ste valor bruto, m agnitud nom inal de
la renta, pu ed e transform arse en u no m ás aproxim ado a lo que efectiva­
m ente co rre spo nd e a la prop iedad territorial m ediante el cálculo y des­
cuento de los gastos de com ercialización, necesarios (flete co rto y largo,
secado, com isión de acopio, etc.) para la efectivización final en dinero lí­
quido a través de la venta del prod ucto.

C u a d r o 3. V o lu m e n e stim a d o d e la ren ta m e d id a e n to n e la d a s d e g r a n o s y g a sto s d e c o ­


m e r c ia liz a c ió n se g ú n c u ltiv o y to ta les (en to n e la d a s y dólares).

G ra n os re nta 3 5 % G as to x to n e la d a G a sto to ta l
to n e la d a s c o m e rc ia liz a c ió n c o m e rc ia liz a c ió n

S o ja 1 6 .6 6 0 .0 0 0 3 0 ,6 3 5 1 0 .2 9 5 .8 0 0
G ira s o l 1 .2 6 7 .0 0 0 2 2 ,6 2 2 8 .6 5 9 .5 4 0
O tro s o le a g in o s o s 2 3 9 .0 0 0 2 6 ,6 3 6 .3 6 4 . 5 7 0
T rig o 5 .1 1 0 .0 0 0 2 4 ,9 8 1 2 7 .6 4 7 .8 0 0
M a íz 7 .7 0 0 .0 0 0 2 8 ,4 5 2 1 9 .0 6 5 .0 0 0
O tro s c e re a le s 1 .9 6 4 .0 0 0 2 4 .9 8 4 9 . 0 6 0 .7 2 0

T otales 3 2 .9 4 0 .0 0 0 — 9 4 1 .0 9 3 .4 3 0

F u en te : e la b o ra c ió n p ro p ia e n b a s e a d a to s d e S A G P y A y M á rg e n e s A g r o p e c u a rio s .

C o m o p ue d e observarse, en relación con la co sec ha 200 6/0 7,


c entra lm ente las em presas de tra n sp o rte de granos, y se cun dariam en te
las de acopio y o tro s rubros m en ores de la com ercialización estarían
percib ien do cerca de 1.000 m illones de dólares, gastos que si bien tien ­
den a reflejar un nivel m edio, p u ede n ta n to increm en tarse o reducirse
relativam ente según las diferentes distancias en tre el aco pio prim ario y
los p ue rto s de em barque. C a be señalar tam bién que en circunstancias de
fuerte d e m a n d a de cam pos agrícolas y altos precios del arrien do -co m o
viene oc u rriend o luego de la devaluación-, u n a p a rte m ino ritaria pero
im p o rta n te de los arre n d am ien to s se efectiviza en dinero, lo cual si bien
suele incluir alguna de d u cció n fundada en lo que el te rra te n ien te deja de
gastar al librarse de los gastos de com ercialización, co n frecuencia lo h a ­
ce en un a p ro p o rc ió n m enor, lo cual po d ría reducir ligeram ente el resul­
ta d o que p ro p o n e el cuadro 3. Q u ed a de esta m ane ra estim ad a a gran­
des rasgos la re n ta n e ta de las tierras agrícolas en uno s 4.500 m illones
de dólares.
130 E d u a r d o A z c u y A m e g h in o

C om p lem en tariam en te, vam os aho ra a realizar ah ora una aproxi­


m ación a la re nta corresp on dien te a las tierras destinadas al desarrollo de
la ganadería, op eración de la que se excluirá, a los efectos del cálculo, a
la especie ovina y otras de m en o r im portancia. E sta opción m eto d ológ i­
ca tiene p o r finalidad establecer reaseguros para que las estim aciones
p rop uesta s tiend an a reflejar preferentem ente m ontos m enores que los
reales, a los cuales de tod os m od os resultaría posible acercarse m ediante
u n tratam ien to m ás integral y detallado del negocio ganadero global, ta ­
rea que no resulta im prescindible pa ra los fines de este trabajo, en el cual
nos lim itam os a ilustrar cu antitativam ente u n a hipótesis interpretativa.
T om an do co m o referencia el m o n to del arriendo p o r hectárea des­
tinada a la cría vacuna, estim ado en 65 dólares (unos 70 kg po r ha),7 y su­
p on iend o que el rod eo nacional (aproxim adam ente 54 m illones de cabe­
zas) o cu pa alrededor de 46 m illones de hectáreas (descontada la partici­
pación del fe e d )loi,8 la ren ta correspondiente a dichas tierras sería de 3.000
m illones de dólares anuales. E ste es el m o n to que el conjunto de los p ro ­
pietarios de las cam pos ganaderos debería im putar, según la lógica capi­
talista, co m o “rem u neració n” del recurso, ya sea que lo perciba de terce­
ros o lo em bolse directam ente en calidad de terrateniente-produ ctor.9
D e esta m anera, sum adas agricultura y ganadería vacuna, arriba­
m os a u n valor to tal de la ren ta de la tierra co nsiderada de aproxim ada­
m e n te 7.500 m illones de dólares, le g ítim a m e n te red o n d ea b les en u n o s 8 .0 0 0
m illones, al incluirse a grosso m odo la retribución a la prop ieda d territorial
d o n d e se p rod u ce el resto de la ganadería a cam po, y los ya m en cio n a­
dos cultivos que no fueron tenidos en cuenta en los cálculos realizados.
T anto la m agn itud co m o la ten dencia creciente de la ren ta en lí­
nea co n la m ay or inversión de capital en el agro, la intensificación de los

7. Según estim aciones actualizadas el arriendo de tierras destinadas a la cría vacuna p rom e­
dia lo s 69 dólares por hectárea en las zon as específicam ente ganaderas de B uen os Aires (por ejem ­
plo su deste bonaerense, c o n un planteo 100% sobre cam po natural, c o n 0,70 vacas en produ cción
por hectárea). N ó te se que tom am os valores correspondientes a las tierras d e m enor calidad, lo que
se expresa en su precio de m ercado, sustancialm ente inferior al de los terrenos destinados al en ­
gorde del ganado. M árgenes A gropecuarios n° 266, agosto de 2007.
8. E n realidad la superficie correspondiente a la ganadería vacuna es bastante m ayor. Las
hectáreas con sideradas procuran una aproxim ación a una intersección con sisten te entre la renta
d e las tierras tradicionales de cría y las diferentes recep tividades que van desd e las invernadas que
se realizan en las m ejores pasturas hasta el pastoreo en m on tes y c am p os c o n pastizales naturales
de m uy baja capacidad alim enticia, lo cual se refleja en el am plio arco d e precios de las tierras de
cría, recría e invernada (inclu id os los tam bos que n o se basan en la estabulación de los anim ales)
en las distintas regiones agroproductivas del país.
9. El h e c h o de que la m ism a persona o em presa sea la que p o see la tierra y organiza el n e­
g o c io ganad ero, hace que los beneficios obtenid os se presenten c o m o “la ganancia”, cuando en ri­
gor engloban -o deberían englobar en co n d icio n es de plena vigen cia de la teoría-, por una parte
la ganancia norm al correspondiente al interés del capital invertido y la g e stió n empresaria, y por
la otra la renta del suelo.
P r o p ie d a d y r e n ta d e la tie r r a e n A r g e n tin a a c o m ie n z o s d e l s ig lo X X I 131

procesos productivos y los buen os precios internacionales, m u estran la


extraordinaria vitalidad de la que gozan en este m o m e n to histórico los
terratenientes argentinos en general, y los pam pean os en particular.

4. La d istrib ución d e la renta d el su elo y e l p ro b lem a d e


la gran p rop ied ad
E sta conclusión habilita inm ed iatam en te un a observación im pres­
cindible: los propietarios de la tierra son u n co njunto heterog én eo , que
incluye p ro du ctores directos (generalm ente chacareros), p e q ue ña y m e­
diana burguesía agraria, pequ eño s y m edianos terratenientes, y la cúpula
de grandes terratenientes latifundistas. D e esta m anera, qued a plantead o
u n nuevo pro blem a -con el que re to m a m o s al nu do de las polém icas a
las que nos referim os m ás arriba-, co nsistente en estim ar cóm o se distri­
buye la re n ta del suelo que hem o s calculado en tre todo s sus formales
p r o p ie ta r io s.
L o cual, p artien do inicialm ente del supuesto de que to d a la super­
ficie co nsiderada es hom og én ea, nos co nd uce a establecer, en prim era
instancia, u n a relación directa en tre la distribución de la prop ieda d de la
tierra y la de la renta, en base a la cual p od ría form ularse la hipótesis de
que alred edo r de u n 10% de los propietarios con trola -en unidades m á-
yores de mil hectáreas- ap ro xim ad am en te la m itad de la superficie en ex­
plotació n,101lo que determ inaría que dicha fracción terra te nien te perciba
alred ed or de 4.000 m illones de dólares en co n cepto de retribución po r el
uso del factor productivo del cual son propietarios.
A sim ism o, recurrien d o a otras estrategias m etodológicas, sería p o ­
sible sum ar prim ero la superficie agrícola d o n d e se co sec haron los 94 m i­
llones de toneladas de granos -estim ada oficialm ente en 30,5 m illones de
hectáreas- y la asignada a la ganadería, red o n d ean d o unos 76 m illones de
has. D ividiendo los 7.600 m illones de dólares p or la superficie m encio na­
da se obtiene un a cifra (ciertam ente razonable) que refleja la teórica ren ­
ta p ro m ed io anual, que en este caso sería de 100 dólares, equivalentes a
4,7 quintales de soja.11
E sta re n ta m edia (entre los 20 quintales de soja de las m ejores tie­
rras agrícolas y los 3 quintales de las zonas de cría vacuna) perm ite u na

10. N ó te se que, en caso de considerarse excesiva la tierra qu e atribuimos a la cúpula d e pro­


pietarios, y que sólo se tratara de un 4 0 o 45 por cien to de la tierra, resulta todavía que una elite
restringida de n o m ás de 25.000 terraten ientes em bolsaría entre 3.200 y 3.600 m illones de dólares
anuales por detentar el m ero título jurídico d e propietarios de una porción de la superficie del país.
11. Calculado según la cotiza ció n de la soja inform ada por el diario Clarín del 23-8-2007.
132 E d u a rd o A z c u y A m e g h in o

aprox im ació n m ás realista a la estim ación, p o r ejem plo, de la ren ta de la


tierra que percibiría la “cúp ula” te rrate n ien te b on aerense tal com o la re­
tra ta B asualdo en sus trabajos. D e esta form a resultaría que 1.414 pro pie­
tarios de m ás de 2.500 has -que en con ju nto con trolan 6.950.000 h a s-12
percibirían cada uno 491.500 dólares anuales, cifra que variará de acuer­
do con la p ro po rc ió n de diferentes calidades de tierras que posean, refor­
zand o la significación econ óm ica de los latifundistas cuyos cam pos se
ub ican en zonas m ixtas y agrícolas.13
E stablecida un a aproxim ación a los m o n to s reco rd alcanzados p o r
la re n ta de la tierra du rante la cam p añ a 2006-07, y sabido que los d u eñ o s
d e la tie rra son los d u eñ o s d e la re n ta , es probable que quede m ás claro el
sentid o de algunas diferencias y discusiones que se vienen sucediendo
du ra n te los últim os veinticinco años en nu estro país sobre la im p o rta n ­
cia de la gran prop ied ad territorial -actual y pasada- y de la cúpula de la
clase social que deten ta su control. L as form as de m anifestación de estas
discrepancias, específicam ente en el cam po de las ciencias sociales, son
extrem ad am en te variadas y no siem pre expresas, ni directas, aun cu an do
en ciertos casos no quedan dudas resp ecto a las intenciones in terp retati­
vas puestas en juego, co m o en el siguiente diálogo entre un especialista
en el estudio del agro y su entrevistador: P ruebe a n om brar de m e­
m o ria el n o m b re de cinco em presas que estén explotando cam pos arg en ­
tinos. Salvo B unge y B orn y F ortabat, seguro que no recordaría m uchas
más. Es que tam p oc o hay m uchas m ás. : N o m e diga que ta m ­
po co hay grandes terratenientes. E sos que D avid Viñas llam aba ‘los du e­
ños de la tie rra ’ en sus novelas. O .B .: P ara nada. H ace ya dé
descripción no sirve pa ra el cam p o arg en tin o ”.14
C abe rem arcar que no se tra ta de afirm aciones corrientes prove ­
nientes de los sectores tra dicion alm en te vinculados con la gran p rop ie ­
da d territorial -al estilo de los discursos em ergentes de la Sociedad R ural
y otras instituciones afines- sino de intelectuales que en o tro m o m en to
histórico h an sido críticos de lo que a h o ra defienden: “Existen m itos an ­
tiguos co n tra el sector agropecuario: el cam p o co m o sinónim o de latifun­
dio... Al lado de ellos surgen nuevos m itos, m ás a to n o con las preo cu pa-

12. Eduardo Basualdo. “La gran propiedad rural en la provincia de B uenos A ires” D esarrollo
E c o n ó m ico n ° 134, 1994.
13. Su p on ien d o que las críticas realizadas op ortun am en te a la m eto d o lo g ía utilizada por Ba­
su aldo y su equipo fueran acertadas, y que por lo tanto las corrigiéram os, digam os reduciéndolas
en un 30%, todavía sería un h e c h o por dem ás perturbador qu e cada uno de los 1.414 terratenien­
tes m en cio n a d o s percibiría una renta anual d e 3 4 3 .0 0 0 dólares..
14. Entrevista a O svaldo Barsky. Diario Clarín 26-8 -2 0 0 1 . P ocos días desp ués, en el m ism o
m ed io y co m en ta n d o las afirm aciones de Barsky en el referido reportaje, H éctor H uergo -resp on ­
sable del su p lem en to Clarín Rural- afirmaba: “Si m e hubieran h e c h o a m í la entrevista, creo que
m is respuestas serían bastante parecidas”.
P r o p ie d a d y r e n ta d e ¡a tie r r a e n A r g e n tin a a c o m ie n z o s d e l s ig lo X X I 133

d o n e s actuales: la ecología, la sostenibilidad, el ago tam iento de los recur­


sos, la con tam inació n am biental, la seguridad alim entaria, la solidaridad...
E n el fondo persiste la creencia de que el gran de se com e al chico, pero
h oy eso no suc ed e”.15
M ientras el lector analiza y ju zga los planteos transcriptos, yo de ­
seo cerrar este trabajo “prob an d o a n om b ra r cinco em presas que estén
ex plotando cam pos argentin os”, en este caso tam bién co m o recurso di­
rigido a ilustrar con m ay or am plitud algunos aspectos de la distribución
de la ren ta de la tierra:
1) A D E C O A G R O . Es propietaria de 200.000 he ctáreas de cam ­
po, ubicadas en las provincias de B uenos Aires, S an ta Fe, C ó r­
doba, C orrientes, F orm osa y E n tre Río s .
2) A G R O U R A N G A P ropietarios de 8.290 hectáreas.
3) A G R O -IN V E ST . Propietaria de 34.000 hectáreas.
4) A G R O N O R J C S.A. T iene 3.500 hectáreas en V enado T uerto
y 115.000 has en C orrientes y Form osa.
5) B E L L A M A R EST A N C IA S SA (parte de la ex C om eg a SA).
Posee u n m ínim o de 40.000 hectáreas distribuidas en varias ex­
plotaciones.
6) B E N E T T O N (Italiano). A dem ás de sus cam pos en la P atago-
nia, posee 15.000 hectáreas en Balcarce.
7) B L A N C O V ILL EG A S, Jorge. Posee unas 26.000 hectáreas.
8) C O S U F I SA. P ropietaria de 15.000 hectáreas en D iego de Al-
vear, S anta Fe.
9) C R E S U D . T iene en p rop iedad 395.429 has, de las cuales ha y
24.279 has con cultivos y 99.997 has co n ganadería. El resto de
las tierras perm ane cen en reserva.
10) ESTA Ñ A R SA. P ropietaria de unas 15.000 hectáreas.
11) F E D E R IC O B O G L IO N E . Es prop ietario de 34.000 h e c tá ­
reas.
12) G R U P O B E M B E R G . C o n tro la 143.000 hectáreas.
13) G R U P O FA N T I (transnacional). Posee 3.500 has en Balcarce.
14) G R U P O L A C A U -P R A T GAY. Posee p o r lo m enos 5.500 he c ­
táreas en B uenos A ires y sur de C ó rdoba.
15) G R U P O R A D IC I (Ser B eef SA) D e origen italiano, posee
43.000 hectáreas distribuidas en dos estancias ubicadas en San
Luis, con riego artificial.
16) G R U P O T O D IN I (Sargit SRL). E ste grupo de origen italiano
posee un a estancia de 15.000 hectáreas en la p am pa húm eda.

15. M arcos G im é n e z Zapiola. El progresism o y el cam po. Revista M árgenes A gropecuarios


n° 267, setiem bre de 2007, pp. 6-9.
134 E d u a rd o

17) G R U P O W E R T H E IN (G regorio, N u m o y N oel W erthein


S.A). Son propietarios de 100.000 hectáreas en la provincia de
B uenos Aires.
18) G R U P O YABRAN. A ntes de la m uerte de A lfredo Yabrán su
familia adquirió 15 estancias en el L itoral sum an do unas
74.400 hectáreas.
19) G U IL , A lberto (D elfinagro SA). P ropietario de 31.000 h e c tá ­
reas en B uenos Aires.
20) H A T H O R S.A. Es d u eñ a de 6.500 hectáreas propias en S anta
Fe.
21) LA B IZ N A G A SA (Ledesm a SA). E stancia de 50.314 hectáreas.
22) L A C R O Z E D E FO RTA BA T, A m alia. T ien e 140.000 h e c tá ­
reas, la m ay or p arte en B uenos Aires.
23) LIA G A R G E N T IN A S.A. D e origen australiano, tiene unas
120.000 has propias, co n u n m ínim o de 24.000 has en agricul­
tu ra de precisión.
24) L O S G R O B O A G R O P E C U A R IA (G ustavo G robo co patel).
P ropietarios de p o r lo m enos 17.700 hectáreas.
25) M A R T ÍN E Z F E R R A R IO , E duardo. Es d ue ñ o de 7.768 h e c tá ­
reas.
26) M S U SA (M anuel S antos U ribelarrea). P rop ietaria de 17.000
hectáreas.
27) O V ID IO O T E R O SA. F irm a p rop ietaria de 36.000 hectáreas.
28) R A T TA Z ZI, C ristiano (Fiat A rgentina). Es du eñ o de 2.500
hectáreas en Balcarce.
29) R E Y E S T E R R A B U S I, Carlos. Posee alrededor de 25.000 he c­
táreas.
30) W IL L IN E R SA (Las Taperitas SA). P rop ietaria de 60.000 h e c ­
táreas.

E ste listado, apenas u n a m uestra a efectos de ilustrar al lector so­


bre la vigencia de la gran p ro p ie d ad to d a su heterogeneidad}** nos pe r­
m ite adem ás realizar o tro ejercicio de estim ación, in dagando p o r la ren ­
ta de la tierra que ev entu alm en te po d ría correspo nde rle a los m en cio na ­
dos terratenientes.
Al efecto hem o s co nsiderado tres casos de cálculo, atrib uye ndo en
cad a u n o de ellos u n m o n to de re n ta diferente, según valores de referen- 16

16. A rchivo del Programa Interdisciplinario de E studios Agrarios y la Fundación para la Refor­
m a Rural y el Desarrollo Agrario (F U N D A G R O ), basado cen tralm en te en recopilación d e m ate­
rial periodístico proveniente de fuentes especializadas y reconocidas, así c o m o de inform ación pro­
porcionada por las propias em presas, parte de la cual se halla en las correspondientes páginas W eb.
P r o p ie d a d y r e n ta d e la tie r r a e n A r g e n tin a a c o m ie n z o s d e l s ig lo X X I 135

cia del pe ríod o ju lio-setiem bre de 2007. El prim ero se basa en el supues­
to de que todas las tierras perciben una ren ta equivalente a las tierras de
cría de la región p am p ean a estim ada en 65 dólares p o r h ectárea (equiva­
lentes a 3 quintales de soja a 215 u$s la tonelada). El segundo pa rte de
utilizar la que en este trabajo hem os calculado y den om in ad o com o ren ­
ta m edia arrojada p o r la pro du cción agropecuaria nacional, fijada en 101
dólares p o r h ectá re a (equivalentes a 4,7 quintales de soja). E n el tercer
caso se considera que la tierra en p o d e r de las 30 em presas referidas se
utiliza de acuerdo a u n planteo de 70% ganadería de cría y 30% de agri­
cultura (granos de expo rtació n).17
M ientras asim ilam os los resultados que arroja el ejercicio, cabe
agregar algunos co m en tario s com p lem entario s asociados con su diseño:
a) sobre las 395.000 h ectáreas que C R E S U D dispo ne en prop ieda d só­
lo se h an co n side ra d o las que en el balance de la em presa se reco no cen
bajo ex plo tación agrícola y ganadera; b) de acu erdo a los criterios ex­
puestos sobre el cálculo de la re nta total -excluyendo ciertas pro d u c c io ­
nes y sus co rre sp on d ie n te s tierras-, del gru po B en etto n sólo se ha n c o n ­
siderado sus cam po s bonaerenses; c) la inclusión de R attazzi, sin perjui­
cio de h ab er p o d id o in co rp o ra r p rop ietarios de m ayores superficies,
a p un ta a m o stra r ciertos rasgos de la “pluriactividad” de la cúpula te rri­
torial, d ebien do señalarse que en casi to d o s los casos consid erados los
terraten ien tes c o m b in an la ob tenció n de la re n ta co n las m ás variadas
actividades em presariales, c o ntán d o se en tre las vinculadas co n el se cto r
las que van de los haras y cabañas ha sta tam bos, acopios y agroindus-
trias; d) m ás allá de la m ed ia resultante, que es el d ato que interesa en
este tipo de estim aciones, deb e tenerse en c u en ta -en tre otras variantes-
que son nu m ero so s los casos de terraten ien tes que posey end o extensio­
nes de m e n o r superficie que los consignados en el cuadro dispo nen de
un valor superio r en tierras, d ad o p o r su ap titu d pa ra cap tu rar m ayores
niveles de renta. Así, p o r ejem plo, G.C. es du eño de 2.200 he ctáreas en
H ug hes (Santa Fe) que fácilm ente pu ed en valer uno s 8.000 u$s la h e c tá ­
rea, lo que daría u n to ta l de 17,6 m illones de dólares, y u n a ren ta anual
de 756.000 u$s calculada sobre u n a base de 16 qq. de soja p o r ha; e) fi­
nalizada la c o n stru cció n del cu adro realizam os un p eq u eñ o con trol de
sus resultados, in d ag an d o los precios de la tierra que resultan de estable­
cer el im aginario capital del cual la re n ta resultaría el interés anual,18 lo

17. N ó te se que de considerarse una distribución del espacio agropecu ario en proporciones de
80% para la ganadería (3 qq.) y 20% para la agricultura (14 qq.), es decir m oderando el tercer ca­
so presentado en el cuadro, tendríam os una renta de 5,2 quintales -equivalentes a 111,80 u$s- y
un total para las 30 em presas d e aproxim adam ente 161 m illones de dólares.
18. Para ello, recurriendo a p rom edios históricos de larga duración, se ha considerado repre­
sentativa la tasa del 4% sobre el principal representado por la tierra.
136 E d u a rd o A z c u y

C u a d r o 4. S u p erficie d e la tierra e n p ro p ied a d d e un c o n ju n to d e e m p r esa s te rr a ten ie n te s


se le c c io n a d a s, y tres c a so s h ip o té tic o s d e c á lc u lo d e la ren ta d el su e lo m e d id a en d ó la res.
(1 0 qq. d e so ja = 2 1 5 u$s)

T e r r a t e n ie n t e s H e c tá re a s R e n ta 3 q q R e n ta 4 , 7 q q R e n ta 6 , 3 q q

ADECOAGRO 2 0 0 .0 0 0 1 2 . 9 0 0 .0 0 0 2 0 . 2 0 0 .0 0 0 2 7 . 0 0 0 .0 0 0

AGRO URANGA 8 .2 9 0 5 3 4 .7 0 0 8 3 7 .2 0 0 1 .1 1 9 .0 0 0

A G R O -IN V E S T 3 4 .0 0 0 2 .1 9 3 . 0 0 0 3 .4 3 4 .0 0 0 4 .5 9 0 . 0 0 0

A G R O N O R JC S A 1 1 8 .5 0 0 7 .6 4 3 . 2 0 0 1 1 .9 6 8 .5 0 0 1 5 . 9 9 7 .0 0 0

B E L L A M A R E S T A N C IA S S A . 4 0 .0 0 0 2 .5 8 0 . 0 0 0 4 .0 4 0 . 0 0 0 5 .4 0 0 . 0 0 0

B E N E TT O N 1 5 .0 0 0 9 6 7 .5 0 0 1 .5 1 5 .0 0 0 2 .0 2 5 . 0 0 0

B L A N C O V IL L E G A S , J o r g e 2 6 .0 0 0 1 .6 7 7 .0 0 0 2 .6 2 6 .0 0 0 3 .5 1 0 . 0 0 0

C O S U FI S A 1 5 .0 0 0 9 6 7 .5 0 0 1 .5 1 5 .0 0 0 2 .0 2 5 . 0 0 0

CRESUDSA 1 2 4 .2 7 6 8 .0 1 5 .8 0 0 1 2 . 5 5 1 .8 0 0 1 6 . 7 7 7 .0 0 0

ESTAÑA R S A 1 5 .0 0 0 9 6 7 .5 0 0 1 .5 1 5 .0 0 0 2 .0 2 5 . 0 0 0

B O G U O N E , F e d e ric o 3 4 .0 0 0 2 .1 9 3 . 0 0 0 3 .4 3 4 .0 0 0 4 .5 9 0 . 0 0 0

GRUPO BEM BERG 1 4 3 .0 0 0 9 .2 2 3 .5 0 0 1 4 . 4 4 3 .0 0 0 1 9 .3 0 5 .0 0 0

G R U P O FANTI 3 .5 0 0 2 2 5 .7 0 0 3 5 3 .5 0 0 4 7 2 .0 0 0

G R U P O L A C A U -P R A T G A Y 5 .5 0 0 3 5 4 .7 0 0 5 5 5 .5 0 0 7 4 2 .0 0 0

G R U P O R A D IC I 4 3 .0 0 0 2 .7 7 3 . 5 0 0 4 .3 4 3 . 0 0 0 5 .8 0 5 . 0 0 0

G R U P O T O D IN I 1 5 .0 0 0 9 6 7 .5 0 0 1 .1 5 1 .0 0 0 2 .0 2 5 . 0 0 0

G R U P O W E R T H E IN 1 0 0 .0 0 0 6 .4 5 0 .0 0 0 1 0 . 1 0 0 .0 0 0 1 3 . 5 0 0 .0 0 0

GRUPO YABRAN 7 4 .4 0 0 4 .7 9 8 . 8 0 0 7 .5 1 4 . 4 0 0 1 0 . 0 4 4 .0 0 0

G U IL , A lb e r to 3 1 .0 0 0 1 .9 9 9 .5 0 0 3 .1 3 1 . 0 0 0 4 .1 8 5 . 0 0 0

HATHO RSA 6 .5 0 0 4 1 9 .2 0 0 6 5 6 .5 0 0 8 7 7 .0 0 0

L A B IZ N A G A S A 5 0 .3 1 4 3 .2 4 5 . 2 0 0 5 .0 8 1 . 7 0 0 6 .7 9 2 . 0 0 0

L A C R O Z E D E FO R T A B A T, A m a lla 1 4 0 .0 0 0 9 .0 3 0 .0 0 0 1 4 . 1 4 0 .0 0 0 1 8 . 9 0 0 .0 0 0

L IA G A R G E N T IN A S A 1 2 0 .0 0 0 7 .7 4 0 .0 0 0 1 2 .1 2 0 .0 0 0 1 6 . 2 0 0 .0 0 0

L O S G R O B O A G R O P E C U A R IA 1 7 .7 0 0 1 .1 4 1 .6 0 0 1 .7 8 7 .7 0 0 2 .3 8 9 . 0 0 0

M A R T IN E Z F E R R A R IO , E d u a rd o 7 .7 6 8 5 0 1 .0 0 0 7 8 4 .5 0 0 1 .0 4 8 .0 0 0

M SUSA 1 7 .0 0 0 1 .0 9 6 .5 0 0 1 .7 1 7 .0 0 0 2 .2 9 5 . 0 0 0

O V ID IO O T E R O S A 3 6 .0 0 0 2 .3 2 2 . 0 0 0 3 .6 3 6 . 0 0 0 4 .8 6 0 . 0 0 0

R A TT A Z Z I, C ris tia n o 2 .5 0 0 1 6 1 .2 0 0 2 5 2 .5 0 0 3 3 7 .0 0 0

R E Y E S T E R R A B U S I, C a rlo s 2 5 .0 0 0 1 .6 1 2 .5 0 0 2 .5 2 5 . 0 0 0 3 .3 7 5 . 0 0 0

W IL L IN E R S .A 6 0 .0 0 0 3 .8 7 0 . 0 0 0 6 .0 6 0 . 0 0 0 8 .1 0 0 . 0 0 0

T o t a le s 1 .5 2 8 .2 4 8 9 8 .5 7 1 .7 5 0 1 5 4 .1 3 3 .7 0 0 2 0 6 .3 0 9 .0 0 0

F u en te : e la b o ra c ió n p ro p ia e n b a s e a a rc h iv o d e l PIEA.
P r o p ie d a d y r e n ta d e la tie r r a e n A r g e n tin a a c o m ie n z o s d e l s ig lo X X I 137

cual arrojó valores p o r h e c tá re a de 1.600 dólares p ara las tierras de cría,


2.530 dólares para las que re pre sentarían la m edia de la ren ta agrope cu a­
ria arg en tina y 3.380 dólares p a ra aquellos cam pos d o nd e se com bin a
g anad ería co n agricultura en prop o rc io n es de 7 0 /3 0 p o r ciento respec­
tivam ente. T enien do en cu e n ta las cotizaciones de la he ctá re a de p a m ­
p a h ú m e d a vigentes al m es de setiem bre de 2007 (1.500 u$s zo na de
cría, 4.000 zo n a triguera, 4.700 z o na in vernada y 9.500 zo na m aicera),19
es posible concluir -m ed ia n te un balance que sin du da sintetiza excesos
y m inim izaciones- que h a qu ed ad o ra zo na blem en te reflejada la franja de
ingresos d e n tro de la cual se m ueve la p ro p ie da d territorial de te n ta d a
p o r los 30 latifundistas seleccionados p ara el análisis.
A dem ás de los señalam ientos efectuados, los casos considerados
ratifican un fenóm eno que, sin ser novedoso, resultó especialm ente visi­
ble d uran te los ‘90, cu an do el p ro g ram a econ óm ico neoliberal estim uló -
en general com o p arte de los procesos de extranjerización, concen tración
y / o centralización del capital- el m ovim iento de venta de firmas indus­
triales, de resultas del cual em presarios locales com o Reyes Terrabusi (ti­
tular de la alim enticia ho m ó nim a), Guil (Superm ercados N orte), B lanco
Villegas (Philco, etc.), B oglione (aceitera S anta C la ra/P atito ), trasladaron
p arte de sus capitales a la inversión en tierras, tal co m o aparece reflejado
en el cu adro 4, reforzando la presencia del sector de “nuevos” terrate­
nientes p rod uc to de la ya secular “ruralización” de capitales provenientes
del com ercio, la industria y las finanzas.
P or últim o, p u e d e h a b e r llam ad o la ate n ció n que entre los p ro ­
pietarios co n sid era do s h aya ap arecid o m e n c io n a d o L os G ro b o A g ro ­
pecuaria, to d a vez que so n co n oc id o s -o m ejor, u n o de los em blem as-
de los d en o m in a d o s p o r sus apologistas los “sin tie rra ”,20 apelativo con
que son p re se n tad o s los grand es a rre n d atario s capitalistas -incluidos
pools, fondos y fideicom isos- que h an c o n struid o sus escalas p ro d u c ti­
vas m ed ia n te el a rre n d a m ien to de m iles de he ctá re as destinadas a la
agricultura.
Al respecto, según u n a de nuestras fuentes, el grupo co m an da do
p o r G ustavo G ro bo co p ate l poseía las 17.700 hectáreas que le atribui­
m os,21 y esa fue la opció n de m ínim a p o r la que optam os, dado que se­
gún o tra inform ación los G ro b o “en en ero de 2003 producían sobre
65.000 hectáreas propias (...) son dueños de p arte de la estancia de C ele­
do nio P ereda en C arlos C asares que tenía 55.000 ha s”.22

19. M árgenes A gropecuarios n° 267, septiem bre d e 2007.


20. Por ejem plo: Enrique Sem inario. “C hacrings al ataque”. Clarín, 8-9 -2001.
21. Clarín, 2 6 -4-1997
22. Clarín, 28-4 -2 0 0 3 .
138 E d u a r d o A z c u y A m e g h in o

O tro de los grupos insignia del difundido arquetipo de los “cha-


crers”,23 es decir de u no de los afluentes m ás dinám icos de la con c e n tra ­
ción del capital agrario y el retroceso de la p eq u eñ a y m ed ian a p ro d u c ­
ción, es el gru po El Tejar -dirigido p o r O scar A lvarado-, resp ecto al cual
cabría señalar que, según inform ación co rre spo ndien te a fines de los ‘90,
“C a b añ a El Tejar está constituida com o u n a sociedad sin cam pos p ro ­
pios. A rrien da 12.700 hectáreas, de las cuales el 57% son de los socios, y
el 43% restan te correspo nd e a terceros”.24
C o m o p ue d e observarse, nos hallam os ante un da to m uy po c o
m en cio nado , ya que generalm ente se acepta y difunde acríticam ente la
im agen de “los sin tierra ” en ta n to m od erno s agentes econ óm ico s diso­
ciados y a p are ntem en te desinteresados de la prop ie da d territorial, cuan­
do al m eno s en los dos casos m encionados se tra ta de grupos do n d e sus
titulares n o parecen resultar ajenos a la cond ició n de terratenientes, m ás
allá de que ésta ap arezca re pre sentad a m ed iante otras em presas diferen­
tes a las que realizan la explotación capitalista del suelo. O sea que se tra­
taría, siquiera parcialm ente, de sociedades “sin cam pos pro p io s” que to ­
m an en arriendo... sus propios cam pos, desvinculando el pa trim onio te ­
rritorial del destino de la em presa en funciones productivas y co m ercia­
les. Estas evidencias tienen la virtud de re cordarno s que es todavía insu­
ficiente el co no cim iento disponible sobre el m o d o en que se estructuran
los im perios territoriales de los grandes capitales arrendatarios, incluido
el eventual papel que p u eda cum plir d en tro de sus estrategias el recurso
que acabam os de exponer.2526 P orque aunque 17.700 hectáreas agrícolas
son pocas frente a las decenas de miles cuya prod u cció n se op era to m a n ­
do tierras (y, cad a vez m ás a m enudo, capitales) ajenas, sin em bargo c o n ­
siderándolas m o d erad am en te rem uneradas con 10 qq. de soja p o r h e c tá ­
rea perm itían apro piar (adem ás de la ganancia no rm al y el plus de b e n e ­
ficio ex traordinario que actualm ente retiene el capital agrario con c e n tra ­
do) la n a d a despreciable sum a de 3,8 m illones de dólares anuales de ren ­
ta del suelo.

23. H écto r H uergo. “Soja, el m aná del siglo XXI. Clarín, 30-9-2006.
24. “Casos: Cabaña El Tejar”. P roducción & A grom arketing n° 31, febrero-m arzo 1998.
25. El punto cuya investigación aquí sugerim os no se contrapone, sino que enriq uece el estu­
dio de la indudable y prioritaria c o n d ició n de grandes capitalistas arrendatarios de este tipo de
grupos. Así, por ejem plo según inform ación correspondiente a 2006, L o s G rob o A gropecuaria
sem bró en A rgentina 100.000 hectáreas, 25.000 hectáreas en Uruguay y 11.000 en Paraguay; m ien ­
tras que el G ru po El Tejar h izo lo propio c o n 83.000 has en A rgentina y 127.000 has en Uruguay,
B olivia y Brasil
26. Si bien lo h e m o s rem arcado a lo largo del texto cada v e z que establecim os una o p ció n
P r o p ie d a d y r e n ta d e la tie r r a e n A r g e n tin a a c o m ie n z o s d e l s ig lo X X I 139

5. C o n clu sio n es
Sin perjuicio de casos co m o los que acabam os de considerar, que
no dejan de form ar p arte de la diversidad de form as m edian te las cuales
se co m b ina la explotación agrícola en tierras propias y alquiladas, los da ­
tos em ergentes de los cuadros que articulan estas reflexiones m uestran,26
indudablem ente, que todavía en 2007 la clase terrateniente, y en especial
su cúpula, parece conservar algo m ás que recuerdos de su p asad o esplen­
dor.27
N ótese que, a m o d o de ilustración de su im portancia, una ren ta de
la tierra de 8.000 millones de dólares equivale p or ejem plo a 14 millones
anuales de “planes trabajar”, a seis veces las exportaciones argentinas de
carne y a dos años de las exportaciones totales del U ruguay en 2006. R e­
curriendo a o tra gam a de com paraciones - e n este caso vinculadas con la
situación financiera del país en 2007- pued e afirm arse que la ren ta de la
tierra que hem os estim ado excede en un 20% al total de la deu da con el
C lub de París, representa 1.4 veces el superávit prim ario nacional, 1.6 ve­
ces los intereses a pagar, el total de los vencim ientos de capital, y el 1.2 de
la necesidad de financiam iento adicional para afrontar los vencim ientos
de capital. P or otra parte, a p u n ta n do específicam ente a la porción con cen­
trad a de la renta en m anos de los grandes propietarios, es posible suponer
que ellos estarían em bolsando anualm ente entre el 40 y el 50% de las ci­
fras y relaciones señaladas. O bviam ente, ejercicios parecidos, siem pre des­
tinados a to m a r conciencia de la m agnitud del pro d uc to social que inter­
cepta la prop iedad territorial -o bjetiv am en te parasitaria- p o r el m ero h e­
cho de su dom inio jurídico del suelo, po drían hacerse estableciendo equi­
valentes en térm inos de hospitales, viviendas populares o escuelas.
L o cual, utilizando el m a rk e tin g académ ico en boga, nos llevaría a
sostener que si bien hasta h o y creíam os que la propied ad territorial y la
renta del suelo habían pe rd id o p o r com pleto su im p ortan cia en la socie­
dad argentina, y que ya no resultaba p ertin en te hablar sobre “los dueños
de la tierra”, a h o ra sabem os . ..

m e to d o ló g ica e interpretativa, cabe reiterar que aunque partim os de datos oficiales -p recio s, v o ­
lúm enes d e cosech a, co sto s de com ercialización, e tc -, los resultados finales que arroja el ejercicio
se basan en diversos su puestos (oportunam ente señalados) que n o necesariam ente reflejan en ca­
da caso la o p c ió n m ás correcta o exacta. Sin em bargo, c o n el m argen de error qu e se pued a por
lo tanto prever, estim o que las c on clu sion es alcanzadas difícilm ente alterarán su nú cleo medular.
27. En to m o a este fen ó m en o con vergen terratenientes tradicionales jun to a otros grandes
propietarios de origen m ás reciente, participantes de una dinám ica m ediante la cual, rep licando el
accionar de em presas c o m o Cresud y A d ecoagro -e n tr e otras-, se profundiza el interés por la in­
versión en tierras. Así, por ejem plo: “El grupo intern acional cerealero L ouis Dreyfus, un o de los
m ayores exportadores locales, integró una em presa qu e en principio, invertirá 20 0 m illones de d ó ­
lares para la com pra d e ca m p o s”. L a N ación, 29-9-2007.
140 E d u a rd o A z c u y A m e g h in o

R esu m e n
E nm arcado en los debates historiográficos y so c io e c o n ó m ic o s sobre la
im portancia d e la propiedad d e la tierra en la Argentina, este artículo tiene c o m o
objetivo estim ar y ponderar la renta del suelo d on d e se co sech aro n m ás de 90 m i­
llones de toneladas d e granos y se m antiene un rodeo de alrededor de 54 m illo­
nes d e vacunos, to m an d o c o m o referencia los valores correspon dientes a la cam ­
paña agropecuaria 2006-2007.
M ás allá de que se trata d e un ejercicio apenas aproxim ativo, sus resulta­
dos reafirman la tradicional im portancia que ha tenido el control d e este recurso
clave de la e c o n o m ía nacional, destacándose en particular el rol d e la cúpula te­
rrateniente c o m o apropiadora de la porción concentrada de la renta.

Palabras cla v e

Renta del su elo - Propiedad fundiaria - Clase terrateniente - Em presas


agropecuarias

Das könnte Ihnen auch gefallen