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LICENCIATURA: Trabajo Social

ASIGNATURA: Trabajo social y discapacidad


INSTITUTO MEXICANO
DE PSICOONCOLOGÍA DOCENTE: Cristina Martínez Ventolero

ALUMNo: Fernando Reyes Rios


GRUPO: 16
REPORTE DE LECTURA
Fecha: 30/11/18

DESARROLLO LECTURA (Por favor describa la estructura y sus ideas relevantes del contenido de la lectura)
DISCAPACIDAD, ORGANIZACIONES BENÈFICAS, NORMALIZACIÓN Y REPRESENTACIÓN

La forma que tenemos de definir la discapacidad, consiste en varias cosas, entre ellas, la experiencia vivida en el
contacto cotidiano con personas con discapacidad.
Hay muchas situaciones negativas o con supuestos médicos e ideas que se van normalizando, pero que no quiere
decir que sean normales.

Una crítica del papel de las organizaciones benéficas tradicionales.

Poder, normas y normalidad.

Desafíos planteados a las organizaciones benéficas tradicionales, incluidas en ello, las definiciones de “normalidad” y
discapacidad”.

Normas y ejercicio de poder.

La normalidad no es otra cosa que un ejercicio de poder, tras marcar las pautas de que los grupos de poder
consideran lo correcto, tratan de universalizarlo, con la finalidad de que se reconozca como lo usual, o normal.
Todo individuo que no está dentro de este marco “normal” tiende a sufrir el castigo y es marginado. Es evidente la
conveniencia de mantener este medio “normal” con “normas dominantes”

El modelo médico de la discapacidad.

Las ideas médicas de donde vienen las discapacidades, como insuficiencias fisiológicas o cognitivas, tienden a tratar
de encontrarles cura o rehabilitación con la finalidad de devolver la “capacidad normal”. Con este tipo de interacciones
entre los que ayudan y los que reciben ayuda, se convierte a los discapacitados en dependientes.

El modelo social de la discapacidad.

La perspectiva médica es cuestionada y surge un discurso alternativo con un modelo social de la discapacidad, donde
se explica, que los discapacitados, no lo son debido a sus deficiencias mentales o físicas, sino por la configuración de
una sociedad diseñada por y para personas no discapacitadas (Swain y Cols., 1993). La discapacidad no está en el
individuo, sino en las circunstancias opresoras del entorno social, económico y político en que viven.

Las organizaciones benéficas tradicionales.

Al principio la iglesia y los asilos eran dos entidades benefactoras importantes. Las entidades benefactoras
tradicionales se convirtieron en la tercera.
El papel de los organismos benéficos fue cambiando poco a poco y pasaron de dar limosna a desarrollar unos
servicios que incluían una serie de proyectos como los centros de día.
Dado que las dirigencias de estas entidades tradicionales, se emplean en formar herramientas o situaciones
especiales para la discapacidad, en vez de diseñar las cosas para el uso de la generalidad de las personas.
El espíritu y el centro de atención de las organizaciones benéficas tradicionales.

La mencionada relación entre ayudante y ayudado, aunado a la determinación médica de la discapacidad, se ha


convertido en una serie de situaciones que colocan a las organizaciones benéficas en el poder absoluto de la toma de
decisiones. Cuando la comunidad discapacitada, se organiza y cuestiona dicho poder, en la misma lid médica, se toma
como rebeldía intencional y hasta como patología a causa de la irreflexión de la aceptación de su situación de
discapacitado.

Hegemonía, gobierno y control de recursos.

A raíz de que los discapacitados no tienen el control de las formas en que se recauda y utiliza el dinero, y que este no
es utilizado en las formas en que realmente lo necesitan, se nota la intención de mantener el poder de cómo se hacen
las cosas. Además, que cuando el estado quiere saber información acerca de la situación de las personas con
discapacidad, regularmente les preguntan a las entidades benéficas y no directamente a los discapacitados.

Las organizaciones de discapacitados tratan de tomar el control de las recaudaciones en favor de su causa, pero
tienen a unas entidades ya muy definidas y organizadas y que están vendidas a la gente como ayuda para los
necesitados. Estas organizaciones de discapacitados, tratan de recaudar sin el membrete de “necesidad” y por tal
situación es más complicado que la gente acepte donar su dinero a gente que “no necesita ayuda”.

Estructuras y prácticas.

Son pocas las personas discapacitadas que ocupan cargos de poder o administración en las entidades benéficas,
siguen normalizadas en cuanto a la sociedad dice que debe ser. Aunado a ello, la negativa de personas
discapacitadas por pertenecer a dichos cargos de dirección.
Muchas organizaciones de voluntarios funcionan según los “principios del modelo de servicio clásico”. Es decir,
prestan servicios a los consumidores, más que integrarlos en la gestión de los programas y los proyectos.

Imagen

La imagen de los discapacitados que ocupan las grandes organizaciones en favor de los discapacitados, es más bien
la negativa, la de desamparo y necesidad. Situaciones que ligan con los sentimientos del público a quien se dirige esta
propaganda. Muchas de estas entidades, son disfraces llamados “empresas socialmente responsables” y que utilizan
su imagen de ayuda para seguir en la preferencia de sus consumidores. Además, de la imagen social que representa
ser “un filántropo”.

La esterilidad política.

Está dictado en las leyes que cualquier entidad que se considere benéfica, no puede estar inmiscuida en ningún tipo
de actividad política.
Cuando los grupos de discapacitados ponen en entredicho el modelo médico, desafían las normas sociales
establecidas y se puede decir que están haciendo política. Y, a decir de dichos grupos, si es un asunto que debe ser
tratado como tema político y debe ser abordado como tal.

El movimiento de la discapacidad.

Las diferencias que existen entre el modelo médico y el modelo social del discapacitado, han hecho que los grupos de
discapacitados cuestionen cuál es realmente el papel de ayuda que pretenden realizar las entidades benéficas
tradicionales. Estos grupos de ayuda “de” discapacitados, suscriben el modelo social de discapacidad y piensan que
el cambio debe ser colocado desde la sociedad y no desde el individuo.

La respuesta de las organizaciones benéficas tradicionales.

Las organizaciones benéficas, no han sabido o querido responder de las situaciones establecidas. Dan respuestas “de
lado”, no concretas acerca de sus actividades de fondo. Algunas anuncian la participación de miembros discapacitados
en sus organizaciones, pero no en su estructura, de tal manera, no tendrán acceso a interactuar en la planeación.
Su actividad seguirá sucediendo mientras que se mantengan en la mente del público como ayuda al necesitado. A
parte de ello, poder convertirse en suministro del servicio por medio de contratos con el Estado.
CONCLUSIONES (Exprese lo más importante del tema y que aporta a usted como profesional)
La discapacidad en el mundo ha sido utilizada principalmente por el renombre que da
el ser filántropo, el ayudar a la gente y sentir el valor que le dan los demás a dichos
actos de ayuda.
Cuando dicha ayuda es utilizada por entidades comerciales disfrazadas de benéficas, pero
benéficas para sí mismas, pues el consumidor mira la ayuda que brindan y provoca un consumo
mayor de sus productos. En estos tiempos su nombre “rimbombante” es empresa socialmente
responsable”.
Ninguna de ellas permite la dirigencia o planeación por parte de personas discapacitadas, personas
que saben realmente lo que se necesita.

Debe apoyarse el movimiento de los discapacitados, en el que plantean que sean vistos como
cualquier ciudadano y que la infraestructura física y social sea elaborada incluyendo al público en
general y no se tenga que estar haciendo adaptaciones especiales para nadie.
Bibliografía
Barton, L. (1998): Discapacidad y sociedad. Madrid. Ediciones Morata S.L.

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