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Sin embargo, el proceso no sólo comienza de estos tres modos, sino que también se
le da inicio desde el momento en que el juez toma conocimiento de la “notitia criminis”.
La “notitia criminis” es el nombre bajo el cual se han venido a clasificar los diferentes
medios a través de los cuales puede iniciarse el procedimiento penal. Por
consiguiente, ya sea a través de denuncia o de querella o por medio de atestado
policial o de oficio, la jurisdicción toma conocimiento de la comisión de un delito.
En lo que a la forma se refiere, la ley, por regla general, no exige que el inicio del
proceso se lleve a cabo de un modo determinado. No obstante, en el supuesto de que
concurran determinadas circunstancias, la Ley de Enjuiciamiento Criminal establece
una serie formalidades:
Delitos semipúblicos: Aquí será necesaria la denuncia previa por parte del perjudicado.
Sabemos que tanto la autoridad judicial, como el Ministerio Fiscal o los Cuerpos y
Fuerzas de Seguridad del Estado, ante el conocimiento de unos hechos determinados
que puedan ser calificados de delito o falta tipificada el Código Penal, tienen la
obligación de actuar en aras a su esclarecimiento y castigo. Sin embargo, teniendo en
cuenta que cualquier ciudadano está facultado para presentar una denuncia, cabe
preguntarse si se trata de un derecho o, por el contrario, de un deber.
La respuesta correcta es que se trata de un deber toda vez que, en el caso de que una
persona tenga conocimiento de unos hechos que pudieran ser constitutivos de delito o
falta y no los comunique a la autoridad judicial, al Ministerio Fiscal o a las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad del Estado, podrá ser sancionada. No obstante, como
consecuencia de la existencia en el Código Penal de delitos semiprivados, el hecho de
presentar una denuncia también ha de configurarse como un derecho que el
perjudicado o agraviado puede ejercer o no en el supuesto de que la conducta fuera
punible.
Finalmente, tal y como se adelantaba al inicio de este texto, el proceso penal puede
iniciarse de oficio por el juez de instrucción que corresponda.
Por lo tanto, cabe la posibilidad de que el juez instructor tome conocimiento por sí
mismo y no a través de terceros, tal y como ocurre en el supuesto de la denuncia o de
la querella, de unos hechos determinados que pueden ser constitutivos de delito o falta
tipificada en el Código Penal.