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Universidad Nacional de Rosario

Facultad de Humanidades y Artes


Escuela de Ciencias de la Educación

Trabajo Práctico Integrador N° 2

“La construcción de la noción de sujeto en el sujeto de la praxis.


Interculturalidad y prácticas etnocéntricas en los procesos educativos en
las sociedades complejas”
(2º Informe de avance. Análisis de caso)

Núcleo Antropológico Educativo

Docentes
Prof. Adjunto: Mg. Ramón Fica
Prof. Adjunto: Lic. Gustavo Brufman
JTP: Prof. Micaela Giuliano
Prof. (c/ HC): Prof. Mariana Castagnaviz
Adscripta: Prof. Ileana Sorgentoni
Ayudante alumna: María del Carmen Morel
Ayudante alumno: Lucas Biagetti

Alumna: Natalia Soledad Navarro (N-0744/7)

Octubre 2018
Introducción

El presente informe de avance desarrollará aspectos relevantes acerca de las


Identidades Transgénero y las Trayectorias Escolares, a partir de un estudio de caso. De esta
manera se pretende continuar con el abordaje de la problemática planteada en el informe de
avance previo solicitado por la Núcleo Antropológico Educativo (NAE), espacio curricular de la
carrera de Ciencias de la Educación, de Facultad de humanidades y Artes de la Universidad
Nacional de Rosario.
En dicha ocasión planteamos la intención de trazar una mirada de este tema sobre las
trayectorias estudiantiles y la autoridad docente. Es decir, desde ambos polos de la escena
educativa. Ahora, decidimos enfocar solo sobre los estudiantes, para detenernos en la
experiencia de quienes transcurren por las instituciones educativas, a partir del testimonio de
vida de Keyli Gonzáles, joven mujer trans residente en la ciudad de Paraná.
Este recorte no solo obedece a las adecuaciones al calendario académico y a los
requerimientos de la cátedra. Elegimos priorizar la voz de los agentes estudiantiles como un
modo de reflexionar sobre un trayecto que quienes firman este trabajo, aún están transitando,
y para preguntarnos por nuestras propias experiencias en las instituciones educativas. Esta
indagación en la biografía escolar no dejará ausente la cuestión de la autoridad docente, sino
que dicha práctica estará contemplada privilegiando la visión de los estudiantes.
Conceptualmente, retomamos lo planteado anteriormente. Ubicamos a los sujetos
interpelados en este trabajo desde lo que en el marco de los estudios de género se denomina
Disidencia Sexual, una apuesta político epistemológica que interpela la “heteronorma” y se
plantea como alternativa a la más habitual de la “diversidad sexual” que se utiliza para
denominar a los colectivos LGTBIQ+.
También, desde lo abordado en la cátedra, nos preguntamos por estos sujetos
atravesados por las nociones de identidad, subalternidad, interculturalidad, entre otros.
Situándonos en el contexto latinoamericano, en la era de la globalización y la supremacía
capitalismo financiero, estas categorías nos ayudarán a pensar el modo en el que
subjetividades se han modificado y cómo ello repercute en el ámbito educativo.
A su vez, tal como lo indicamos, el recorte seleccionado de las prácticas específicamente
nos remite a conceptos propios del campo de las Ciencias de Educación. En este sentido, nos
detendremos con énfasis en el trayecto, como camino seguido por un determinado agente
dentro de un campo en particular; y en la experiencia, es decir, la vivencia particular de ese
trayecto que está ligada al relato y la narración desde el presente sobre un pasado que se
resignifica y se reconstruye en acto.
Por su parte, recurriendo una vez más a un enfoque interdisciplinario, al elegir esta
temática, buscamos producir conocimiento que sea de interés para el campo de las Ciencias de
la Educación, en el contexto actual de avances en la formulación de la Ley Nacional de
Educación Sexual Integral (ESI). También reflexionar acerca del derecho a la educación de las
identidades disidentes, teniendo en cuenta lo dispuesto por la Ley de Identidad de Género.

Marco Teórico Conceptual y Referencial

Este informe parte de los Estudios Sociales de Género que se especializan en las
Disidencias Sexuales. Esta expresión se ha extendido en años recientes en los ámbitos del
activismo social como en los ámbitos académicos para nombrar y reivindicar identidades y
prácticas no alineadas con la norma socialmente impuesta de la heterosexualidad. Es un modo
de denominar lo que en la mayoría de los ámbitos, aún se denomina como “diversidad”.
En este sentido, val flores, docente de nivel primario, activista lesbiana y coordinadora
de talleres de escritura para maestros y profesores, resalta la fuerza de esta expresión frente a
la ya extendida diversidad: “Para mí, disidencia sexual es una práctica política epistemológica
y afectiva que tiene que ver con estar analizando permanentemente como funcionan las
políticas sexuales en articulación con las políticas económicas, culturales, sociales y estar
atenta a todos los procesos de normalización de la identidad sexual, genérica, racial, de clase o
como se articulan entre ellas en función de las diversas coyunturas históricas. Y disidencia
sexual no nombra una población específica, no es sinónimo de población LGTB, sino que la
verdad es una operación política y de problematización permanente. La diversidad sexual es
un término que viene de las políticas neoliberales y en el ámbito educativo se instaló como
inclusión, tolerancia, integración; que lo que hace es organizar, pacificar y homogenizar el
conflicto político que plantea las diferencias. Es decir, que vino a desnombrar las identidades,
con suerte se dice sexual” (flores, citada por BELTRAMO y SANTORO: 2017).
La debilidad del concepto de “diversidad” para dar cuenta de la complejidad del
entremado de identidad y cultura en las sociedades contemporáneas también es reafirmado
por otros autores como Peter McLaren. Este sostiene que se trata de una “noción liberal que
habla de la importancia de sociedades plurales pero administradas por grupos hegemónicos
que son los creadores del consenso (…) los que establecen quiénes entran en el nosotros y
quiénes en los otros” (McLaren, citado por DIÁZ y ALONSO: 2004, p.39) –la cursiva es nuestra-.
Entonces, la identidad constituye, no un constructo homogéneo, sino un “punto nodal” o
“polo”. Así lo considera Hernández Zamora, al sostener que “no se podría hablar de una
identidad del sujeto, sino de un sistema articulado de múltiples polos de identidad, asociados a
un mismo significante, a un mismo individuo” (HERNÁNDEZ ZAMORA: 1992, p. 199). La
identidad se conforma desde el nacimiento, a lo largo del trayecto vital, durante el cual el
sujeto va incorporando elementos del orden social como puntos referencia. Así, la identidad es
un constructo múltiple, precario (siempre incompleto) y abierto (susceptible de ser modificado
o reestructurado).
En este trabajo, abordaremos la identidad en diálogo con los conceptos de sexo y
género. El sexo puede ser definido como la diferencia orgánica y física, constitutiva del varón
y la mujer, relacionada a la biología, es asignado al nacer. Es una categoría biológica que se
clasifica en Macho, Hembra e Intersex. El género se refiere a las particularidades que se
establecen a partir de una construcción social y cultural. Se trata de role, comportamientos,
expectativas que se esperan y que se imponen a una persona de acuerdo con las categorías de
“varón” y/o “mujer”. Es, por tanto, histórico, social y cultural (DIRECCIÓN GENERAL DE
POLITICAS INTEGRALES DE DIVERSIDAD SEXUAL y PROGRAMA NACIONAL DE EDUCACIÓN
SEXUAL INTEGRAL: 2017, p. 4).
La identidad de género es definida en nuestro país desde lo legal por la Ley Nacional Nº
26.743 como “la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la
cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la
vivencia personal del cuerpo. Esto puede involucrar la modificación de la apariencia o la
función corporal a través de medios farmacológicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que
ello se libremente escogido. También incluye otras expresiones de género, como la
vestimenta, el modo de hablar y los modales”.
Desde esta base, podemos afirmar que cada persona desarrolla una identidad de
género. Si esta es distinta a la del sexo con el que fue asignada al momento de nacer se
denomina transgénero (trans- “a través”, “más allá”, “de un lado a otro”). En cambio si su
sexo asignado al momento de nacer coincide con la identidad de género que desarrolla se
denomina cisgénero (cis- del aleman “cisgender”, “del lado de acá”). En este trabajo, nos
interesa indagar en las biografías escolares de las identidades transgénero o “trans”. Esta
expresión engloba a una serie de prácticas y sujetos que se configuran como “una comunidad
social y politica que incluye transexuales, transgéneros, travestis y otros grupos de ´género
variable´, como drag queens y kings, lesbiana butch, así como mujeres trans que `pasan` (…)
también se ha usado para referirse a todas las personas que expresan el género de maneras no
asociadas tradicionalmente con su sexo, se identifiquen o no con el sexo de nacimiento”
(Whittle, citada por CORDOVA PLAZA: 2011).

Desde la esfera de las prácticas educativas, sumamos a esta multiplicidad de polos que
constituye la identidad, la que refiere a la vida estudiantil. Buscamos interpelar a los sujetos en
tanto estudiantes que atraviesan o atravesaron, en algún momento de su vida, una institución
educativa. La trayectoria estudiantil de estos sujetos es lo que nos interesa problematizar. Una
trayectoria es definida por Bourdieu como “la serie de posiciones sucesivamente ocupadas por
un mismo agente o un mismo grupo en un espacio en sí mismo en movimiento y sometido a
incesantes transformaciones” (Bourdieu, citado por PIERELLA: 2014, p. 61). En este sentido, el
paso por la escuela, y el paso por una carrera en el profesorado o en la universidad
constituyen hechos en los cuales se relacionan entre sí las vivencias pasadas, las instancias de
socialización, las condiciones socioculturales, las propuestas y oportunidades educativas y las
elecciones propias (Guerra Ramírez, citado por PIERELLA: 2014, p. 61).
En este caso, pretendemos dar importancia al relato en primera persona de ese
recorrido, a la experiencia educativa contada por los mismos estudiantes. Podemos definir
experiencia como “un saber que no está fuera del sujeto sino que tiene sentido en el modo en
que configura una forma humana singular. Si nos guiamos por la tradición aristotélica clásica,
la experiencia indica tanto la repetibilidad que es propia de la memoria (de muchos recuerdos
nace una experiencia), como el saber de lo singular. De aquí se deduce que la experiencia
remite al pasado de un sujeto, pero a un pasado que solo es significativo en cuanto sirve de
criterio para la decisión de cuestiones en el presente” (PIERELLA: 2014, p. 21).
Tomando las experiencias de los sujetos como afirmación de parte de su trayectoria
vital, consideramos que la noción de subalternidad está claramente vinculada a las
sexualidades disidentes. Entendiendo subalternidad, en términos generales, como aquello que
se opone a lo dominante o hegemónico, Ezpeleta y Rockwell, señalan a la escuela como lugar
de encuentro privilegiado de las clases subalternas y a la educación como una herramienta
necesaria para e sistema productivo, pero también para trascender la explotación y modificar
sus modos de vida (ROCKWELL y EZPELETA: 1983).
Desde esta dinámica de clases, consideramos que las instituciones educativas también
pueden ser interpeladas desde una perspectiva de género, preguntándonos sobre los modos
en los que circula el poder entre los sujetos y los sentidos que se imponen en cuanto a las
identidades sexuales. Tal como lo expresa Graciela Morgade, “la educación formal, de manera
contradictoria, silencia pero a la vez es un espacio de performance de los cuerpos sexuados:
las normas de vestimenta y apariencia aceptables y aceptables, el uso de cuerpo en clase y en
los recreos, etc.” (MORGADE: 2011, p.28).

Marco Teórico Metodológico

En esta oportunidad, siguiendo las definiciones metodológicas planteadas en el informe


de avance previo, desarrollamos la búsqueda de información a partir de instrumentos
planteados por la epistemología cualitativa. Este modo de construir conocimiento se
caracteriza por ser una producción constructivista-interpretativa, basada en la interacción de
los sujetos por los cuáles se interesa y teniendo en consideración el contexto en los cuales
estos se desenvuelven (FICA: 2002).
Dentro de este paradigma, el método utilizado para la obtención de información es la
historia de vida. A partir de un cuestionario, seleccionamos a una joven trans como informante
clave, para adentrarnos al universo que este proyecto plantea como objeto foco. La joven
trans Keyli Gonzáles, con quien mantuvimos contacto telefónico, acepto ser entrevistada por
escrito acerca de la temática. En su devolución nos encontramos el desarrollo en prosa de la
información requerida en las preguntas enviadas. Conservamos este documento como
testimonio integro por el valor que el mismo conlleva, al contener la palabra misma de la
protagonista en el relato de las experiencias vividas.
Cabe aclarar que, en rigor, como instrumento investigación cualitativa, la historia de vida
se ubica en el marco del denominado método biográfico cuyo objeto principal es “el análisis y
transcripción que el investigador realiza a raíz de los relatos de una persona sobre su vida o
momentos concretos de la misma y también sobre los relatos y documentos extraídos de
terceras personas” (COTÁN FERNÁNDEZ: p, 2) Por lo tanto, el método, empleado
correctamente, requiere una inmersión en el campo mucho más prolongada y de la interacción
con otras personas cercanas al protagonista.
En los próximos informes, esperamos poder avanzar en este sentido. En tal ocasión,
pretendemos dar cuenta del desarrollo investigativo que se asemeje a una etnografía. Es
decir, el método propuesto por las ciencias antropológicas que se caracteriza por el trabajo en
terreno o trabajo de campo. En ese sentido, proyectamos avanzar a través de entrevistas en
profundidad a estudiantes trans de nivel medio y de nivel superior sobre sus experiencias, y a
referentes estatales en políticas para el sector.
Desarrollo

Teniendo en cuenta la base conceptual teórica y metodológica planteada en apartados


anteriores y a partir del testimonio de la estudiante Keyli Gonzáles, primera graduada trans de
nivel medio en la región, podemos apreciar el valor del paso de los sujetos por las instituciones
educativas modernas. Podemos decir, entonces, que el trayecto escolar que no se trata solo de
un proceso de instrucción y formación, sino de una instancia constitutiva en la identidad de las
subjetividades contemporáneas.
La escuela, la universidad, el profesorado, el instituto superior, son espacios donde se
habilita el encuentro y el reconocimiento de otro. Pero no se trata de un simple contacto, sino
que en el encuentro habilitado por la transmisión de saberes que supone todo encuentro
educativo, se despliegan múltiples tensiones que dan cuenta de los modos de habitar las
instituciones.
En este caso, la memoria de una adolescente transgénero en el momento de la
definición de su identidad ubica a la escuela como una circunstancia cuyos agentes, prácticas y
espacios interpelaron su constitución como sujeto. En el relato de Keyli es notable como la
posibilidad de ser llamada por su nombre y de asistir a clases vestida de la manera en la que se
auto percibía desde hacía mucho tiempo, contribuyó a la afirmación de si misma y al
comienzo de un proyecto vital en función de sus propios deseos, y no de lo que la cultura la
había impuesto hasta ese momento.
Este hecho también nos muestra un modo de circular y transitar por un espacio-tiempo
que no siempre tiene en cuenta las necesidades de las identidades minoritarias o subalternas.
En relación a las identidades sexuales, las instituciones educativas siguen planteando un modo
de circular binario. Es decir, que supone solo la existencia de “mujer” y “varón” en clave cis-
heterosexual.
Cabe preguntarse en este punto, acerca del derecho a la educación y la configuración
histórica de los sistemas educativos en occidente. Si la escuela del Siglo XX se esmeró por la
masificación de la instrucción básica, la escuela del Siglo XXI está interpelada por el desafío de
la inclusión: ya no basta solo con poder asistir, sino que es importante poder permanecer y
concluir. En relación al género, podemos decir entonces que no solo importa la escuela como
nodo de construcción de ciudadanía (entendiendo esta categoría como la práctica plena de
derechos políticos, civiles, sociales y económicos), sino que la presencia de estudiantes como
Keyli, desafía a quienes estamos involucrados a en la tarea educativa, a forjar una escuela
como lugar para el ejercicio de una ciudadanía sexual plena, sin discriminación hacia las
disidencias.
También es importante señalar que las categorías de identidad, género y sexo, no
pueden pensarse separadas de la de clase. En las palabras de nuestra protagonista, es
evidente que la condición social, en términos de posición ocupada dentro de la estructura
socioeconómica, no es un aspecto menor. En sencillas palabras, la pobreza determina gran
parte de los recorridos de las personas. No es lo mismo ser trans y ser pobre, que tener una
condición social más acomodada. Esta variable, lamentablemente siempre presente en nuestra
región, no puede ser dejada de lado en momentos actuales, cuando se recrudece la potencia
destructiva del capital financiero y se debilitan las democracias.

Reflexiones Finales

Para finalizar, señalamos que esperamos poder cumplir con las intenciones enunciadas a
lo largo de este anteproyecto y que las mismas se vean plasmadas en el informe final solicitado
por la cátedra.
Reiteramos la consideración expresada en el anteproyecto previo, de atender al marco
brindado por las recientes legislaciones locales. A saber, la mencionada Ley Nacional Nº
26.743 de Identidad de Género, y la Ley Nº 26.150 que crea el Programa Nacional de
Educación Sexual Integral. Cabe destacar que las mismas fueron sancionadas producto de la
movilización y lucha de los movimientos de mujeres e identidades disidentes, cuya presencia
es cada vez más notoria en América Latina.
Por último, no queremos dejar de expresar que la elección de la temática responde a la
necesidad de reflexionar sobre la potencia de un grupo de subjetividades que consideramos
que se fortalece a pesar del contexto adverso y la necesidad de pensar y producir
conocimiento sobre las mismas desde el ámbito de las Ciencias de la Educación. Consideramos
que el “orgullo” que expresan los movimientos disidentes pueden ser aliados de los
movimientos pedagógicos emancipatorios que aún inspiran a muchos educadores. En
definitiva, no podemos desconocerlos en nuestra praxis quienes aún creemos en el potencial
transformador de la tarea educativa.
Que sea entonces un impulso para esta investigación la frase de cabecera de Lohana
Berkins, activista travesti argentina fallecida recientemente: “El amor que nos negaron es
nuestro impulso para cambiar el mundo”
Bibliografía

CORDOVA PLAZA, R. “Sexualidades disidentes”. Revista La Ventana. Enero/Junio 2011.


Publicado en http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-
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Cotán Fernández, A. (2012) INVESTIGACIÓN-PARTICIPACIÓN E HISTORIAS DE VIDA, UN MISMO
CAMINO. III Jornadas de Histórias de Vida em Educação
A Construção do Conhecimento a partir de Histórias de Vida. Faculdade de Psicologia e de
Ciências da Educação da Universidade do Porto, Portugal
https://www.fpce.up.pt/iiijornadashistoriasvida/pdf/2_Investigacion-
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Díaz, R.; Alonso, G. (2004). Construcción de espacios interculturales. Argentina: Miño y Dávila
Editores.
Ezpeleta, J; Rockwell, E. (1983). Escuela y clases subalternas Cuadernos Políticos. N° 37,
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Abordaje del método etnográfico desde el marco de una perspectiva cualitativa de la
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FATTORE, N. y SERRA, S. “Escuelas” en Explora. Las ciencias en el mundo contemporáneo.
Fasciculo N°3: La Escuela Argentina. Una aventura de tres siglos. Buenos Aires: Ministerio de
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Hernández Zamora, G. (1992). Ensayos sobre identidad e identificación. DIE CINVERSTAU.
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MORGADE, G. (2011). Toda educación es sexual. Bs As. Argentina, La Crujía.
PIERELLA, M.P. (2014) La autoridad en la universidad. Vínculos y experiencias entre
estudiantes, profesores y saberes. Bs As. Argentina, Paidós.
SANTORO, E. y BELTRAMO, A., “Una puede leer sobre género y poscolonialidad pero es
fundamental intervenir en la práctica”. Entrevista a val flores. Revista digital Furias. Publicado
en http://revistafurias.com/val-flores-educacion-heteronorma/ (Consultado 01/07/2018)
Anexo
Testimonio de Keyli Gonzáles

Me llamo Keyli Regina Gonzáles. Soy nacida en Nogoyá. Tengo 25 años. Actualmente
estudio Comunicación Social en la Facultad De Ciencias de la Educación de la Universidad
Nacional de Entre Ríos, en Paraná.
Todo esto comenzó en la adolescencia. Yo inicié mi secundaria en la Escuela Normal de
Nogoyá como un chico. Todos sabían mi orientación sexual. Pero, la gente tiene que entender
que no me siento mujer porque me guste un hombre, sino porque me gusta vivir la vida como
mujer, me gusta desarrollarme como tal y ser plena de esta manera, en el sentido de la vida
integral de cualquier ser humano.
A los 4 años empecé a sentirme así. Recuerdo que le conté a mi mamá que me gustaba
un nene de jardín. Ella es cero intelectual, en el sentido de que es una súper ama de casa, una
mujer de pueblo. A esa edad yo jugaba a que era famosa, a que tenía una panza y le decía a
ella que quería tener hijos. Ella chocha, me decía “tráeme nietos”. Pero nunca pensó que yo me
quería ver con una panza. Ahí tal vez fue el primer gran impacto. Me dijo que los nenes no
podían tener hijos en su vientre. Eso, que parece tan tonto, en mi mentalidad, me hizo un click
que me dañó mucho.
También me acuerdo de que cuando era chica, como me gustaba correr maratones, me
querían llevara futbol y comprarme botines. L a pasaba tan mal cuando mi papá me decía “te
voy a comprar unos botines blancos re lindos”. Pero yo soñaba con tacos altos de cristal.
Pero a los 14 años manifesté mi inclinación sexual, asumí que me gustaban los hombre. Y
no solo eso, sino que me sentía mujer. En ese momento, le conté a mi mamá por mensaje de
texto, porque estaba peleada con ella. Como diciéndole “acá tenés a tu nene”. Como pensando
que la iba a dañar. Pero fue solo ignorancia mía. Después de eso tuvimos una charla. Si ella no
hubiese estado, todo me hubiese costado más. Ella siempre estuvo cuando necesitaba un
hombro donde llorar. En ese sentido fue excelente.
En el secundario, pasé un proceso que fue bueno porque mis compañeros me supieron
acompañar finalmente. Pero, en parte, también me sentí muy discriminada porque los otros no
me entendían. Cuando empecé era “la mariquita”, era el hazmerreír de la escuela. Pero yo me
sentía fuerte. Me decía “yo quiero y debo”. Por mi misma. El otro lo único que tiene que hacer
es respetarme. Cuando estaba en 4º año, dije “ya fue todo”, y les conté a mis compañeros que
en las vacaciones me iba a empezar a vestir como mujer.
A fines de ese año, en 2009, inicié un proceso con un abogado para ver qué trabas podía
haber en el colegio si iba vestida de mujer. Me dijo que no tenía que haber ningún problema,
porque lo que debía primar era el derecho a la educación. Lo cual me dejó tranquila. Pero yo
quería fundamentar formalmente para prevenir. Ese verano, ya era 2010, fui a la escuela
cuando solo estaban los directivos y expliqué mi situación. No fue una sorpresa, pero si un
desafío, porque estuve con ellos más años como “él”, como Lautaro (mi nombre de
nacimiento), que como “ella”, como Keyli.
Yo me había esmerado por acceder a la bandera, por conformar el grupo de chicos y
chicas que eran abanderados y escoltas. Logré entrar en sexto lugar como segunda escolta de
la bandera provincial. Por primera vez, accedí a un acto al igual que las demás chicas. Me
presenté con un guardapolvo tableado, medias largas y zapatos. Al final de ese año, cuando
tenía que recibir el diploma de egresada, abracé a mi mamá y me cayó la ficha. Era el primer
caso de una graduada trans de secundaria que se visibilizó en Latinoamérica y no me había
dado cuenta.
En el colegio nunca lloré porque no les quería hacer sentir el miedo a los demás. No
quería que vean que me habían vencido. Hoy llevo la vida que puedo y más o menos la que
quiero. Pero no me ha sido fácil. Muchas veces, de más chica, anduve con zapatillas rotas,
pidiendo en la calle. La vida no me ha sido buena, así que trato de ser buena con los otros,
comprender. Se que a veces soy hiriente, tengo una mala manera de decir las cosas cuando veo
que algo no es justo, y no puedo no manifestarlo. Pero sigo adelante. Tengo una familia de
hierro, que se ha tenido que bancar todo: insultos, que se hable en los medios de mi
genitalidad, que se diga que me he acostado con alguien cuando no era cierto.
Ahora estoy viviendo en Paraná. Estoy cursando la carrera que me gusta. Tengo más
amistades. Disfruto más de lo que no disfruté en la adolescencia. Puede hacer uso de mi
nombre. Ahora soy Keyli para todos. Me siento más cómoda.
A la sociedad le digo que me gustaría no ser tan señalada por ser quien soy. Pero creo
que la mayoría lo hace por ignorancia. Entonces, tampoco puedo señalar con el dedo a la
sociedad que me discrimina, cuando la educación recién se está abriendo a la diversidad. Solo
eso va llevar a que todo cambie.

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