RECUPERACIÓN DEL PROBLEMA HERMENÉUTICO FUNDAMENTAL
1. EL PROBLEMA HERMENÉUTICO DE LA APLICACIÓN.
En la vieja tradición hermenéutica la misma ciencia se dividía en tres fundamentales hechos: comprensión-Interpretación-aplicación. Las cuales todas tres caracterizaban la realización del mismo trabajo comprensivo de los textos. Al problema hermenéutico en el romanticismo se le confiere un significado sistemático al reconocer la unidad entre comprender e interpretar, ya que comprender es siempre interpretar y la interpretación es la explicitud de la comprensión. Pero esta unión trajo un problema ya que el tercer elemento, la aplicación, quedaba excluida en este quehacer hermenéutico. Pero según nuestras consideraciones debemos afirmar que en la comprensión va a caber siempre la aplicación del texto que se quiere comprender a la situación actual del Intérprete, y con este hecho trascendemos el romanticismo dando cabida a un proceso unitario entre los tres hechos. Antes el sentido hermenéutico era adaptar el sentido de un texto a la realidad dada, pero hoy no basta solo con esto, sino que también es necesario darle credibilidad al Intérprete. Por ello debemos ir a los inicios mismos de la hermenéutica: La historia nos enseña que a finales del siglo XVIII y a comienzos del XIX, que junto a la hermenéutica filológica, de la que venimos hablando, también existieron una teológica y otra jurídica, que en su conjunto forman el concepto pleno de hermenéutica. Luego esto trajo una consecuencia al separar la hermenéutica filológica de las otras disciplinas que hacían parte del mismo quehacer hermenéutico como las ciencias del espíritu. Sin embargo el hecho que unía a la Hermenéutica filológica con la jurídica y con la teológica era el reconocimiento de la aplicación como momento integrante de toda comprensión. Esto nos da cabida entonces al meollo del problema hermenéutico como tal, puesto que afirmando que comprender es siempre aplicar, misión de la hermenéutica histórica, ingresamos a la tarea del ver qué clase de comprensión es y para que ciencia, teniendo en cuenta el cambio histórico. Para esta tarea el verdadero modelo lo constituye la hermenéutica jurídica y la teológica que Tanto para la una y como para la otra es indiscutible la tensión que hay entre el texto –de la ley o de la revelación- por un lado, y el sentido que alcanza su aplicación al momento concreto de la interpretación en el juicio o la predicación, por el otro. Ellas pues, nos muestran la interpretación comprendida en su aplicación. Una ley no pide ser entendida históricamente sino que su comprensión es aplicarla. Lo mismo con el mensaje religioso, no pretende ser comprendido como un hecho histórico sino como ejercicio del hecho redentor. Pero no podemos dejar de un lado la hermenéutica histórica ya que camina de la mano en el hecho del interpretar, puesto que en ella se da también una cierta aplicación, pues también sirve a la validez de un sentido del texto mismo, ya que sirve en la medida en que supera y expresa conscientemente la distancia en el tiempo que separa al autor. 2. LA ACTUALIDAD HERMENÉUTICA DE ARISTÓTELES. Existe en el quehacer hermenéutico la problemática de la relación entre lo general y lo particular. Comprender es un caso especial de la aplicación de algo general a una situación concreta y determinada. Es pues en este campo donde la ética Aristotélica va hacer parte de nuestro reflexionar de ahora en adelante, puesto que toma bastante relevancia al ponernos de manifiesto la razón en la actuación moral del individuo y en lo que es bueno en el hacer humano, alcanzando con esto una mejor comprensión de los textos, que, como bien sabemos, han de aplicarse para llegar a su aprehensión del sentido. En la ética es exagerado equiparar Virtud y Saber, Areté y Logos. Por ello Aristóteles nos da a entender en su teoría ética, que el elemento que sustenta el saber ético es el esfuerzo –orexis-. Pero no solo eso abarca el saber, sino también que el hombre también se convierte en tal sólo a través de lo que hace, del cómo se comporta. Oponiendo con esto el ethos –comportamiento- a la physis –naturaleza- no conociendo así con ausencia de reglas, sino que, aun teniendo la certeza de la mutabilidad y regularidad de las posiciones humanas y su comportamiento, se desconocen las leyes de la naturaleza. Así abrimos de un modo bastante Aristotélico, el problema del encontrar un saber filosófico sobre el Ser Moral, y el papel que debe desempeñar el saber en el saber moral en general. Así, si lo bueno para el hombre está en la concreción de la práctica, el que actúa debe ver la situación concreta a la luz de su exigencia en general. Por eso un saber general que no sepa aplicarse a lo concreto carece de sentido. Convierte todo este razonamiento el quehacer hermenéutico respecto a la aplicación en un problema metódico determinado por la moral. Pero tampoco dejándose subrogar en el lugar de la conciencia moral, sino llevando también el problema por las vías de la razón. En última instancia encontrando el equilibrio del saber moral. Como podemos ver el problema hermenéutico está determinado por el objeto, entrando con esto a relacionar dos cuestiones importantes, entre lo que es Ser moral y conciencia Moral. El problema hermenéutico se aparta de un saber puro separado del Ser, puesto que la ética de Aristóteles retiene el conocimiento como un momento esencial del Ser moral. En otras palabras, para que no nos suene tan complejo, el hombre se sabe a sí mismo como ser que actúa, determinándose a sí mismo en el campo moral, ya que el Saber del hombre debe dirigir siempre su Hacer. A este postulado se le reconoce en el mundo epistemológico como el saber TEKHNE. Esa es la gran relación. Pero entramos en una cuestión más profunda todavía ¿será que el hombre debe aprender a hacerse a sí mismo lo que debe ser, igual que el artesano aprende a hacer lo que según su plan debe ser? Esto nos confronta preguntándonos si el verdadero saber moral proviene del hacer, que si bien sabemos su saber no es el verdadero saber que hace el hombre y al ciudadano como tal. Y sin embargo es verdadero saber. Es un verdadero arte y habilidad, no solo una acumulación de experiencia. Este saber se aplica a cada situación en concreto. Entremos en otro ámbito del cual se desprende del anterior. El saber técnico y moral. Contienen la misma tarea de la aplicación, ya que la actuación debe ser guiada por la conciencia moral. Sin embargo estos dos saberes aunque sean estrechos en sí mismos adquieren una diferencia en el ámbito humano. Pues el hombre no se posee así mismo como el artesano posee la materia a la hora de querer hacer lo que se propone, no pudiendo con esto producirse. Por ello el saber moral que andamos buscando en nuestro bagaje hermenéutico es más un SABERSE. Pero un saberse de la conciencia moral que es diferente a un saber teórico, aunque cada uno debe aplicarse al hecho concreto de lo que ha aprendido en general. Así pues quien toma decisiones morales es quién ha aprendido algo cumpliendo con ello la tarea de la decisión moral. Y la forma de aplicarlo en el hecho concreto ha de ser lo más acertadamente posible echando de la mano algunos medios precisos que le permitan tomar en última instancia, una adecuada decisión. Llevando con este proceso una reflexión como la del artesano en el sentido del hacer a la hora de actuar. ¿Y la diferencia entre el hacer del artesano tekhné y la del análisis aristotélico phrónesis? A. UNA TEKHNÉ SE APRENDE Y SE PUEDE OLVIDAR, Y UN SABER MORAL UNA VEZ APRENDIDO NO SE OLVIDA. Solo se aplica algo que se posee previamente. Este postulado se lo podemos dar a al saber moral que diferenciamos del saber tekhné, pero no es poseer en el aspecto que se tenga previamente y se aplique a una situación concreta sino que se va dando poco a poco. En cambio en un saber tekhné el artesano si posee previamente la materia que va a aplicar o a fabricar en su conocimiento previo. En este sentido es bueno traer a colación el hecho de la aplicación de las leyes reflexionando en miras de un saber moral; llegando a una conclusión de que La ley es siempre deficiente, no porque lo sea en sí misma sino porque frente a la ordenación a la que se refieren las leyes, la realidad humana es siempre deficiente y no permite una aplicación simple de las mismas como lo buscamos en un saber moral. B. DIFERENCIA ENTRE SABER MORAL Y TEÓRICO FRUTO DE LA MODIFICACIÓN FUNDAMENTAL DE LA RELACIÓN CONCEPTUAL ENTRE MEDIOS Y FINES El saber moral afecta al vivir en general mientras que el teórico afecta siempre a fines particulares. El saber moral requiere siempre, a diferencia del teórico, el buscar concejo en sí mismo, dejándose ver que el verdadero estado de perfección ideal consistiría en el perfecto saber aconsejarse a sí mismo, no en un saber de tipo técnico. Por ello en el campo de la existencia, podríamos decir, de igual manera, que el fin para el que vivimos no puede ser objeto de un saber simplemente enseñable. Más bien lo que completa al saber moral es un saber de lo que es en cada caso, un saber que no es visión sensible. Pues aunque uno deba ser capaz de ver en cada situación lo que esta pide de uno, este ver no significa que deba percibirse lo que en cada situación es lo visible como tal, sino que se aprende a verlo como situación de la actuación y a la luz de lo que es correcto. Ya que lo contrario de la visión de lo correcto no es el engaño ni el error, sino la ceguera. El que está dominado por sus pasiones, se encuentra con que de pronto no es capaz de ver en cada situación dada lo que sería correcto. Ha perdido el control de sí mismo y en consecuencia la rectitud de estar orientado en sí mismo; de modo que moviéndose en su interior por la dialéctica de la pasión le parece correcto lo que la pasión le sugiere. Así pues el saber moral es más que el técnico por que como se abarca a sí mismo, también lo abarca a él. Ya que el saber moral contiene por sí mismo una cierta clase de experiencia en sí misma y de esta manera abarca el saber teórico. C. EL SABERSE EN EL QUE CONSISTE LA REFLEXIÓN MORAL ESTÁ DE HECHO REFERIDO A SÍ MISMO DE UNA MANERA MUY PARTICULAR. Cuando nos referimos a la comprensión hacemos referencia a lo que Aristóteles llamaba la virtud de la consideración reflexiva. La comprensión es una modificación de la virtud del saber moral. Está dada por el hecho de que en ella ya no se trata de uno mismo sino de otro. En consecuencia de un juicio moral. Se habla de comprensión cuando uno ha logrado desplazarse por completo en su juicio a la plena concreción de la situación en la que tiene que actuar el otro. Pero este saber continúa siendo un simple saber momentáneo y concreto, mas no general. También aquí se hace claro que el hombre comprensivo no sabe ni juzga desde una situación externa y no afectada, sino desde una pertenencia específica que le une con el otro, de manera que es afectado con él y piensa con él. Así a modo de conclusión de este punto ético en Aristotélico podemos afirmar que el análisis aristotélico se nos muestra como una especie de modelo de los problemas inherentes a la tarea hermenéutica. Llegando con esto al convencimiento de que la aplicación no es una parte última y eventual de la comprensión sino que simplemente lo determina desde el principio y desde su conjunto.
3. EL SIGNIFICADO PARADIGMÁTICO DE LA HERMENÉUTICA
JURÍDICA La hermenéutica jurídica no intenta comprender textos dados sino que es un simple medio auxiliar de la praxis jurídica. No tiene como tarea comprender la tradición. O sea no se encarga de revisar los textos históricos sino la práctica de la misma ley, aun a lo largo de la historia. Entramos allí en la diferencia del hombre jurídico y el hombre historiador. La jurídica busca el sentido de la ley a partir de un caso dado, y el hombre historiador toma el sentido a partir de todo el conjunto en el que se circunscribe las aplicaciones en la ley. Si se quiere adaptar el sentido de una ley, también es necesario conocer su sentido originario. Así pues la interpretación en este campo de la hermenéutica jurídica es concretar la ley en cada caso, es pues aplicarla. COMPRENDER UNA LEY ES APLICARLA.