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ORACION


 1. Padre Nuestro
 2. En los cielos
 3. Santificado
 4. Venga tu reino
 5. Voluntad
 6. Cielos y Tierra
 7. Pan
 8. Dánoslo hoy
 9. Perdónanos
 10. Perdonamos
 11. Tentación
 12. Libranos
 13. Tipos de Oración
 14. Adoración
 15. Confesión
 16 Acción de Gracias
 17. Intercesión
 18. Súplica
 19. Característica
 20. No contestadas



 Iniciamos estudiando “la oración modelo, el Padre Nuestro”, oración que le enseñara Jesús a sus
discípulos; la cual está descrita en los Evangelios de Mateo 6:9-13 y Lucas 11:2-4.

Desde el Antiguo Testamento quedó establecido que es a través de la oración que nos podemos
comunicar con Dios, esto lo podemos ver en el estudio del Tabernáculo, específicamente con el
mueble del “Altar de Incienso” (Éxodo 25:1-10), el cual es figura de Cristo como “Sumo Sacerdote”
intercediendo por los suyos; también es figura de la vida devocional de oración e intercesión (Ex 30:1)
que debe tener el creyente.

Recordemos qué «Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos
a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos» (1 Corintios 10:11 RV60); «Porque las
cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y
la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza» (Romanos 15:4).

Pues bien el “Altar de Incienso” era usado para quemar incienso al Señor el cual era preparado con
“una receta dada por Dios”, y puedo ver eso como una semejanza de “la oración modelo dada por
Jesucristo a sus discípulos”, es decir a nosotros. Les sugiero leer la infografía relativa a este mueble,
en la cual luego de haber estudiado esa porción de la Biblia hago mis comentarios y ya explico con
mayor detalle la relación entre el mueble “Altar de Incienso” y la oración.

Es interesante saber que el Altar de Incienso estaba ubicado en el “Lugar Santo” delante de la puerta
llamada “La Verdad” la cual da paso al Lugar Santísimo; allí donde está la presencia misma del Dios
viviente. Esto tiene un significado y es “que la oración es el medio para poder tener comunión con
Dios” y que de ese modo podemos entrar delante Su presencia.
 Algo importante a destacar es que en la infografía del Altar de Incienso digo que la “Cornisa del altar
de Incienso” muestra que Dios estableció principios de cómo orar, siendo estos:

• Orar al Padre (Mateo 6:9)
• En el nombre de Jesús (Filipenses 2:10)
• Constantemente (Romanos 12:12)
• Apartar tiempo (Salmo 55:17)
• Sin cesar (1 Tesalonicenses 5:17)
• Sin repeticiones (Mateo 6:7)
• Orar con fe (Santiago 1:6-7)

Para concluir, en la presente ilustración hago una asociación de los tipos de oraciones con cada una
de las oraciones gramaticales que componen el “Padre Nuestro”; luego hice una distribución
porcentual a fin de determinar cuál sería “una buena forma de hacer la oraciones que elevaremos a
nuestro Dios”. Claro esto no es una fórmula, ni estoy diciendo con esto que es la forma en la que
debemos hacer las oraciones, solamente es una simple sugerencia la cual de ser practicada se debe
acompañar a la dirección que nos trace el Espíritu Santo; ya que dice en Romanos 8:26 «Y de igual
manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo
sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles».

Resumiendo lo anterior, mi sugerencia es que al orar primero déjese dirigir por el Espíritu Santo, y
como oramos en el espíritu pero con entendimiento, sugerimos evalué que la composición de sus
oraciones contengan en cantidad de mayor a menor:

• Adoración (37.5%)
• Acción de gracias (25%)
• Súplica (12.5%)
• Confesión (12.5%)
• Intercesión (12.5%
«Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos» (Lucas 11:2)

El poder espiritual de los hijos de Dios está en una vida “consagrada a la oración” y “estudia la Palabra de
Dios y la pone por obra”.

Como sabemos la oración modelo “Padre nuestro” no nos fue dada por Jesús para la repetición, fue dada
como “modelo” para que sus discípulos, nosotros, supiéramos como debemos orar, tal como dice Jesús «Y
orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos»
(Mateo 6:7).

“Que estás en los cielos” Jesús nos dice que recordemos al orar que Dios está en los cielos, Su morada
santa, allí donde también Jesús habita y fue a preparar “morada para nosotros”. Sí, un día los “hijos de Dios”,
es decir nosotros, lo que hemos reconocido a Jesucristo como nuestro Señor y Salvador, estaremos allí con
Él, en la casa de nuestro Padre (Juan 14:2).

Cuando oremos estemos seguros de que las soluciones a todas las circunstancias humanas se encuentran
fuera de la tierra, en los cielos, es decir que estamos reconociendo que necesitamos ayuda de nuestro Padre
que está en los cielos, siendo así, estamos tomando una actitud de sumisión, teniendo fe, y esperado la
respuesta de nuestro amado Dios y Padre. «He aquí, de Jehová tu Dios son los cielos, y los cielos de los
cielos, la tierra, y todas las cosas que hay en ella» (Deuteronomio 10:14).

Quiero finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que con este estudio que realizo no
pretendo dar una certificada y legítima interpretación de la Biblia, sino más bien expresar desde “mi
perspectiva particular” en apego a los conocimientos propios obtenidos por el estudio personal de las
Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos
de la Palabra de Dios. Espero que estos estudios les sirvan a ustedes para iniciar sus lecturas propias, las
cuales sean transformadas en “escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia”, de manera
que también puedan identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a sus vidas y así ser saciados del
manjar que el Señor nos brinda en su santa y bendita Palabra

Honren al Señor por la gloria de su nombre; adoren al Señor en la magnificencia de su santidad» (Salmo 29:2
NTV)

Iniciamos nuestro comentario hablando de la palabra “Santificado”, la cual viene de la palabra “Santo” y nos
da un significado completo de la esencia de nuestro Dios, pues “Él es santo”.

Es interesante destacar que la palabra “Dios” es un título, es por esa razón que en la Biblia podemos ver que
cuando se escribe en mayúscula se está hablando de nuestro soberano Dios Jehová, y cuando está escrita
en minúscula es para hablar de los dioses páganos.

Con respecto a “nombre”, recordemos que la primera revelación del nombre Dios es dada a Moisés “YO SOY
EL QUE SOY” (Éxodo 3:14); este nombre define una cercanía de la presencia de Dios con Su pueblo; no
obstante “el único nombre propio de Dios es YHWH o YAHWEH” (Deuteronomio 6:4; Salmo 107:13; Daniel
9:14); el cual es traducido en las Biblias en español como “Jehová” o “SEÑOR” (en mayúsculas, esto para
distinguirlo de otro de los nombre de Dios, “Adonai”, “Señor”). YAHWEH los judíos los consideraban un
nombre demasiado sagrado para ser pronunciado por hombres pecadores.
El mismo Dios nos dijo en uno de sus mandamientos “que no debemos tomar su nombre en vano” (Ex 20:7).
Vemos como desde el Antiguo Testamento Dios hizo la advertencia al hombre, y como en el Nuevo
Testamento es ratificado por nuestro Señor Jesucristo al momento de enseñarnos a “orar” cuando nos dice
“santificado sea su nombre”.

Por otra parte, el “nombre” en la Biblia refleja el carácter de la persona, de igual forma en los diferentes
nombres de Dios dados en la Biblia podemos ver una de sus características de acuerdo a las circunstancias.
Miremos algunos de los nombres de Dios la mayoría combinados con el nombre único de Dios YAHWEH, es
como si el nombre genérico fuera un apellido, esto solo lo comento para que le entendamos mejor. Veamos:

• YAHWEH - JIREH: “El Señor Proveerá” (Génesis 22:14)


• YAHWEH - SHALOM: “El Señor es nuestra Paz” (Jueces 6:24)
• YAHWEH - RAPHA: “El Señor Que Sana” (Éxodo 15:26)
• YAHWEH - MEKADDESH: “El Señor que Santifica, que Hace Santo” (Levítico 20:8; Ezequiel 37:28)
• YAHWEH - NISI: “El Señor Es Mi Bandera” (Éxodo 17:15)
• YAHWEH - ELOHIM: “Señor de señores” (Génesis 2:4)
• YAHWEH - SAMA: “El Señor está allí” (Ezequiel 48:35)
• YAHWEH - ROHI: “El Señor es mi Pastor” (Salmo 23:1)
• YAHWEH - TSIDKENU: “El Señor nuestra Justicia” (Jeremías 33:16)
• YAHWEH-SABAOTH: “El Señor de los Ejércitos” (Isaías 1:24; Salmo 46:7)
• EL ELYON: “El Altísimo” (Deuteronomio 26:19)
• EL SHADDAI: “Dios Todopoderoso” (Génesis 49:24; Salmo 132:2, 5)
• ELOHIM: Dios “Creador, Todopoderoso y Fuerte” (Génesis 17:7; Jeremías 31:33)
• ADONAI: “El Señor” (Génesis 15:2; Jueces 6:15) – usado en lugar de YAHWEH.

Quiero finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que con este estudio que realizo no
pretendo dar una certificada y legítima interpretación de la Biblia, sino más bien expresar desde “mi
perspectiva particular” en apego a los conocimientos propios obtenidos por el estudio personal de las
Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos
de la Palabra de Dios. Espero que estos estudios les sirvan a ustedes para iniciar sus lecturas propias, las
cuales sean transformadas en “escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia”, de manera
que también puedan identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a sus vidas y así ser saciados del
manjar que el Señor nos brinda en su santa y bendita Palabra
«Más del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; Cetro de equidad es el cetro de tu reino» (Hebreos
1:8).

Esta oración habla de que la misma gloria y soberanía de Dios que venga a reinar aquí en la tierra. Es decir
estamos pidiendo en oración a nuestro Dios que acabe con “el príncipe de la tinieblas, nuestro adversario,
Satanás” (Efesios 2:2) y que la soberanía del reino divino de nuestro Dios se manifieste.

Al declarar la petición “venga tu reino”, estamos clamando por el regreso por segunda vez de nuestro Señor
Jesucristo nuestros Señor y Salvador a establecer Su reino en toda la tierra, desterrando así el pecado y la
maldad de forma definitiva.

Deseo destacar que, para ser partícipes de ese reinado, es necesario que nos arrepintamos, que cambiemos
nuestra forma de pensar, de forma tal que seamos dignos de formar parte del “reino de Dios”, tal como nos
dice Jesucristo «Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los
cielos se ha acercado.» (RV60 Mat 4:17).

Recordemos, que ya el reino de Jesucristo está aquí pero aún no está completo. El vino a establecer “su
reinado” en los corazones de los hijos de Dios, y esto lo hizo a través de la redención, sí, pago el precio con
Su sangre por la conquista del territorio de los corazones de cada uno de los que le reconocen como Señor y
Salvador. «Y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los
siglos. Amén» (Apocalipsis 1:6).

Es bueno tener en cuenta que las tres frases que hemos estudiado anteriormente “Padre nuestro”; “que está
en los cielos” y “santificado sea tu nombre”, nos permiten estar confiados en hacer y esperar el cumplimiento
de esta petición de “venga tu reino”, la cual además de estar completamente relacionada a que Él venga a
buscar a Su pueblo, Su novia; también quiere decir que Él sea el que reine todos los días en nuestros
corazones. Que Su reino en nosotros cada día nos haga diferentes, hombres y mujeres llenos de amor,
justicia, paz y gozo. ¡Gloria a Dios, que Su soberanía divina impere en nuestras vidas!

Quiero finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que con este estudio que realizo no
pretendo dar una certificada y legítima interpretación de la Biblia, sino más bien expresar desde “mi
perspectiva particular” en apego a los conocimientos propios obtenidos por el estudio personal de las
Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos
de la Palabra de Dios. Espero que estos estudios les sirvan a ustedes para iniciar sus lecturas propias, las
cuales sean transformadas en “escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia”, de manera
que también puedan identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a sus vidas y así ser saciados del
manjar que el Señor nos brinda en su santa y bendita Palabra

«No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en
personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios
para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta» (Romanos 12:2)

Una de la misión de nuestro Señor Jesucristo es que todos la personas conocieran a Dios como “Padre”, que
se reestableciera nuestra comunión con Dios; por eso vemos que nos dice cuando oren digan “Padre
Nuestro”.

Cristo dijo «Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra» (Juan 4:34). La
Palabra de Dios nos dice en 1 Tesalonicenses 4:3 (BPD) «La voluntad de Dios es que sean santos, que se
abstengan del pecado carnal». Sí, hermanos que seamos “santos”, pues dice Hebreos 12:14 «Seguid la paz
con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor».

La palabra “santo” significa “apartado; consagrado” para Dios. La palabra "santo" representa "pureza".
Ciertamente la acepción de esta palabra muchas veces resulta difícil para ser aplicada al hombre, quien es
pecador por naturaleza, pero que hermoso que una vez aceptamos a Jesucristo como nuestro Señor y
Salvador, Dios entra a nuestras vidas para hacernos "Santos".

Nuestro Señor Jesucristo vino a esta tierra para hacer la voluntad del Padre, lo dice Juan 6:38 «Porque he
descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió». Recordemos el momento
más crucial de Jesús, que fue antes de ir a la cruz, Él le dijo al Padre en Lucas 22:42 «diciendo: Padre, si
quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya». Y al igual que Cristo nosotros
debemos de hacer la voluntad del Padre, eso nos permite tomar las decisiones adecuadas en el momento
oportuno.

Sé que tienes el anhelo en tu corazón de hacer la Voluntad de Dios. Sabes, existe algo más grande que hacer
la voluntad de Dios, y esto es “deleitarse haciendo la voluntad de Dios”. Hacer con amor todo cuanto le
agrada a Él, "hacer Su voluntad", tal como lo hizo Jesús. Permitir que sus promesas se hagan vida en
nosotros, sus hijos.

«Sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;
porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.» (RV60 1Pedro 1:15-16)

«El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón.» (RV60 Salmo 40:8)

Quiero finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que con este estudio que realizo no
pretendo dar una certificada y legítima interpretación de la Biblia, sino más bien expresar desde “mi
perspectiva particular” en apego a los conocimientos propios obtenidos por el estudio personal de las
Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos
de la Palabra de Dios. Espero que estos estudios les sirvan a ustedes para iniciar sus lecturas propias, las
cuales sean transformadas en “escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia”, de manera
que también puedan identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a sus vidas y así ser saciados del
manjar que el Señor nos brinda en su santa y bendita Palabra.
“El pan nuestro de cada día”, es una frase de súplica que abarca todas nuestras necesidades personales de
índoles físicas, emocional y espiritual.

La palabra “pan” viene a representar “todo lo que necesitamos para vivir”, es por eso que cuando sometemos
nuestra petición a Dios la debemos hacer con la confianza de que dependemos plenamente de Él, y que por
lo tanto solucionará todas las cosas.

En la mayoría de los seres humanos, son precisamente las necesidades las causas más frecuentes de
“aflicciones”, por eso debemos estar conscientes de cómo presentamos la petición a fin de obtener la ayuda
divina para la solución de cada circunstancias y el oportuno socorro; recordando siempre que la paz es uno
de los regalos celestiales que Dios nos da y es justo lo que necesitamos para sobrellevar la necesidad.

Primero que nada, recordemos que el hombre está compuesto de un ser integral cuerpo + alma + espíritu, y
estos tienen necesidades perentorias que deben ser satisfechas individualmente, por ejemplo:

• "Cuerpo": Comida, bebida, ropas, medicamentos, efectos para limpieza; casa (y los consumos comunes) y
la Palabra de Dios.

• "Alma": La Palabra de Dios (ministración del alma); amor, afectos, emociones, sentimientos, entre otros.

• "Espíritu": La Palabra de Dios; oración; intercesión; alabanza; adoración; santa cena (el cuerpo y la sangre
de Cristo).

Podemos notar como ciertamente se hace vida lo que dice Mateo 4:4 «El respondió y dijo: Escrito está: No
sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios». Ciertamente la Palabra de
Dios es el más importante alimento de los creyentes pues nos acercara a Dios y nos permitirá mantener una
excelente comunión con Él y nos transformará para cumplir con Sus designios y llevar una vida en santidad.

Si nos alimentamos correctamente de la Palabra de Dios, entre otras muchas cosas aprenderemos a «Mas
buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas» (Mateo 6:33);
trayendo esto como consecuencia la paz divina, la vida de oración y total dependencia de nuestro amado
Dios, tal como lo expresa Filipenses 4:6 «Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones
delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias».

Quiero finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que con este estudio que realizo no
pretendo dar una certificada y legítima interpretación de la Biblia, sino más bien expresar desde “mi
perspectiva particular” en apego a los conocimientos propios obtenidos por el estudio personal de las
Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos
de la Palabra de Dios. Espero que estos estudios les sirvan a ustedes para iniciar sus lecturas propias, las
cuales sean transformadas en “escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia”, de manera
que también puedan identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a sus vidas y así ser saciados del
manjar que el Señor nos brinda en su santa y bendita Palabra

«Y todos, sobrecogidos de asombro, glorificaban a Dios; y llenos de temor, decían: Hoy hemos visto
maravillas» (Lucas 5:26) .
La frase “dánoslo hoy” de la oración modelo nos habla de "fe", de presentar nuestras peticiones a Dios a
través de nuestro Señor Jesucristo manteniendo la certeza de que Él proveerá si las mismas están acorde a
Su voluntad, sabiendo que Él es Dios soberano y que dependemos de Su favor divino.

Las manos amorosas de Dios siempre están extendidas para “darnos, concedernos, bendecirnos”; y cuando
digo “siempre” quiero dejar dicho “todos los días”, “hoy”.

En la Palaba de Dios se nos habla de requisitos que deben tener nuestras peticiones, entre ellos:

• “No pedir para nuestros deleites”: «Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites»
(Santiago 4:3).

• “Permitir que el Espíritu Santo nos diga qué y cómo pedir”: «Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en
nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede
por nosotros con gemidos indecibles» (Romanos 8:26).

• “Pedir con fe”: «Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar,
que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra» (Santiago 1:6).

• “Perseverar en nuestra petición”: «¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y
noche? ¿Se tardará en responderles? » (Lucas 18:7)

Dios nos ha hecho saber a Sus hijos que Él es eterno de manera tal que podemos decir que Él vive en un
eterno presente “hoy”. Sus misericordias son nuevas cada mañana, es decir cada día se convierte en un
presente, en “hoy”. Debemos entrar en el kairos (tiempo) de Dios.

Recordemos lo que dijo Jesús:


- “Hoy es necesario que pose yo en tu casa.” (Lucas 9:5)
- “Hoy ha venido la salvación” (Lucas 19:9)
- “Hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43)

Pidamos al Señor con fe diciendo: “dánoslo hoy”, y esperando su respuesta en paz, pue es Él es Dios
soberano, y nos concederá las peticiones de nuestro corazón si esa es Su voluntad y si están acordes a los
propósitos que Él tiene para nuestras vidas.

Quiero finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que con este estudio que realizo no
pretendo dar una certificada y legítima interpretación de la Biblia, sino más bien expresar desde “mi
perspectiva particular” en apego a los conocimientos propios obtenidos por el estudio personal de las
Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos
de la Palabra de Dios. Espero que estos estudios les sirvan a ustedes para iniciar sus lecturas propias, las
cuales sean transformadas en “escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia”, de manera
que también puedan identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a sus vidas y así ser saciados del
manjar que el Señor nos brinda en su santa y bendita Palabra
«Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado» (Isaías
26:3).

La maldad ha caracterizado al mundo caído en el cual vivimos actualmente, asimismo también lo ha sido la
misericordia de Dios con Sus hijos, favoreciéndolos con Su protección divina.

¿Cuántas adversidades han llegado a nuestras vidas y de igual forma hemos visto la mano poderosa de Dios
dándonos la victoria? Ciertamente muchos de nosotros podemos contar múltiples testimonios de cómo Dios
nos ha protegido debajo de sus alas ante circunstancias adversas.

Recodemos lo que el Señor nos dice en su Palabra en Juan 16:33 «En el mundo tendréis aflicción; pero
confiad, yo he vencido al mundo». Esto significa que todos pasaremos por períodos de tribulación, angustias
y pruebas severas, como quizás estás pasando ahora; sin embargo, no estamos solos, Cristo prometió que
no nos dejará y nunca nos desamparará.

La porción “líbranos del mal” nos invita a través de la oración, a clamarle al Señor por “protección divina”,
entonces el Padre Celestial nos dará la llave para salir de la prueba que atravesamos, tal como dice en la
Biblia «Ustedes no han pasado por ninguna prueba que no sea humanamente soportable. Y pueden ustedes
confiar en Dios, que no los dejará sufrir pruebas más duras de las que pueden soportar. Por el contrario,
cuando llegue la prueba, Dios les dará también la manera de salir de ella, para que puedan soportarla» (1
Corintios 10:13).
En todo tiempo, ya sea de gozo, paz o de aflicción, debemos buscar en oración la protección divina de
nuestro amante Padre celestial, para que Él venga a nuestro rescate, muestre su misericordia y podamos
recibir la fortaleza de Dios.

Para ti que estás viviendo tiempo de paz, gloria a Dios por eso; aun así ora por protección divina y dale
gracias por el período de refrigerio y quietud que vives en la actualidad. Asimismo recuerda que debemos orar
los unos por los otros, así que interceder por aquellos que están pasando por tiempo de angustias.

Si estás atravesando una tormenta, si en estos momentos estás pasando por circunstancias difíciles, aunque
yo desconozca tu problema, no tengo que saber detalles para asumir que generalmente puedes estar herido,
preocupado y en cierta forma hasta temeroso; por lo que necesitas que Cristo te cubra con Su protección
divina. No sé si de alguna manera en la circunstancia adversa por la que estás pasando eres el ofendido o el
ofensor, lo que si te puedo decir es que apartes un tiempo exclusivo para Dios, ten una cita de intimidad con
tu Rey. Enciérrate en tu habitación, que nadie te interrumpa y allí sigue clamándole a Cristo para que sea Él
quien tome el control de esa situación, preséntate ante Él con la expectativa de ver la gloria de Dios sobre tu
vida, de entregarte como grato perfume a Él, de alabarlo y bendecirlo por lo que Él es, en fin de darte por
completo a Él y te dirá qué hacer.

Hermano (a) recuerda que aunque estés transitando por el valle de desierto, tú no estás solo (a), el Señor
está contigo. Sigue caminando sostenido (a) de Su mano. No te desesperes, aunque anheles descansar y
detenerte, sigue caminando. Cuando las fuerzas se te agoten y tus pies estén hinchados, pídele a Dios que te
tome en sus brazos, Él caminará contigo en su regazo. Cuando no tengas deseos de hablar, queda en
silencio y escucha Su voz, Él te hablará a través de la naturaleza, por medio de mensajeros, en tu corazón,
pero te hablará sobre todo a través de Su Palabra. Toma tu Biblia, allí Él te hablará palabras que darán
refrigerio a tu alma. Te copio algunos versículos para que lo hagas vida en ti:

• «Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.»
(Salmo 46:10)

• «Si Dios está conmigo, ¿Quién está contra mí?» (Romanos 8:31)

• «Acérquense a Dios, y Él se acercará a ustedes» (Santiago 4: 8)

• «¿Hay para Dios alguna cosa difícil?» Génesis 18:14

• «No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te
ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. » (Isaías 41:10)

• «Y Jehová va delante de ti; Él estará contigo, no te dejará ni desamparará; no temas ni te intimides.»


(Deuteronomio 31:8)

• «Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.» (Jeremías
33:3)

Permíteme orar por ti: “Amado Dios Tu sabes la situación que atraviesa esta persona que lee esta oración,
capacítale en ti para alcanzar la gracia de Cristo para soportar esta prueba conjuntamente con las debilidades
y ofensas producto de la tribulación que está aconteciendo en su vida. Oh bendito Dios Tu sabes que está
navegando en aguas turbulentas, pero tú eres el único que puede traer paz en medio de esa tormenta.

Padre permite que en esta persona sea dado el fruto del Espíritu, y que tenga la habilidad de ver más allá de
las faltas y las fallas de los demás y pueda escuchar el clamor del corazón de aquellos que no te conocen. Mi
Rey te presento a los involucrados en esta situación para que tú pongas en ellos el anhelo de conocerte y ser
transformados por amor a ti.
Bendice a esta persona para que la verdad salga a la luz admirable que eres tú. Súplele para cada una de
sus necesidades y que cada día te pueda adorar, mi Rey que pueda rendir su ser a ti. Jesucristo borra las
heridas de su corazón y pasa bálsamo restaurador sobre sus recuerdos, para que pueda perdonar y pedir
perdón. Asimismo, te presento a los miembros de su familia, cúbrelos bajo tus alas, en tu santo nombre
Jesús.” Amén.

Clamo a Dios para que te de paz y fortaleza en medio de esta situación. El Señor continua contigo en esta
batalla, descansa en Él y cree que Él hará. Recibe la fortaleza de Dios, tu torre fuerte y oportuno socorro,
quien levanta banderas a tu favor.

Finalmente, con esta última ilustración terminamos la enseñanza de la oración modelo “El Padre Nuestro”, por
lo que consideramos que con la ayuda del Espíritu Santo y las enseñanzas compartidas durante estas
semanas, estamos listos para expresar nuestras propias oraciones de petición a nuestro amado Dios.

Quiero finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que con este estudio que realizo no
pretendo dar una certificada y legítima interpretación de la Biblia, sino más bien expresar desde “mi
perspectiva particular” en apego a los conocimientos propios obtenidos por el estudio personal de las
Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos
de la Palabra de Dios. Espero que estos estudios les sirvan a ustedes para iniciar sus lecturas propias, las
cuales sean transformadas en “escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia”, de manera
que también puedan identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a sus vidas y así ser saciados del
manjar que el Señor nos brinda en su santa y bendita Palabra

En
Padre
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pecadores
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Jesús
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Espero
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«Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os
perdonó a vosotros en Cristo» (Efesios 4:32).

Las deudas son pecados morales y espirituales que arruinan nuestro ser integral. En Mateo 18:23-35 habla
de deudas, pero en la aplicación está relacionada con nuestros pecados. Esa parábola de Jesús nos ilustra el
significado de Lucas 4b «Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los
que nos deben». Ese pasaje nos lleva a pensar sobre la gran deuda adquirida por las infinitas ocasiones en
las cuales pecamos contra Dios y de cómo Su misericordia nos alcanzó y Él canceló la deuda otorgándonos
el perdón.

Estemos seguros de que las veces que los demás nos han ofendido no se comparan con las veces que le
hemos fallado a Dios. Pensemos en qué tan importante es para Dios que perdonemos que nos dice en Mateo
5:23-24 «Por tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo
contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y
presenta tu ofrenda».

Cuando realmente hemos experimentado el perdón de Dios en nuestras vidas sabemos que el perdón trae
reconciliación primero con Dios, luego con nosotros y con los demás.

Debemos perdonar a otros, como Dios nos perdonó a nosotros, sin condiciones.

Quiero finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que con este estudio que realizo no
pretendo dar una certificada y legítima interpretación de la Biblia, sino más bien expresar desde “mi
perspectiva particular” en apego a los conocimientos propios obtenidos por el estudio personal de las
Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos
de la Palabra de Dios. Espero que estos estudios les sirvan a ustedes para iniciar sus lecturas propias, las
cuales sean transformadas en “escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia”, de manera
que también puedan identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a sus vidas y así ser saciados del
manjar que el Señor nos brinda en su santa y bendita Palabra
«Sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido» (Santiago 1:14).

Básicamente la expresión “no nos meta en tentación” indica reconocer que Dios tiene el control de todas las
cosas, y que sin su autorización nada se mueve en la tierra. Asimismo también nos muestra “saber” que el
enemigo de las almas siempre utilizará “la tentación” como estrategia primordial contra el hombre. En fin esa
oración es un clamor por protección contra los ataques del diablo.

Las tentaciones no son pecados en sí mismas; sin embargo nos pueden llevar a pecar, es decir hasta tanto
no se materialice el hecho las tentaciones sigue siendo tentaciones. Recordemos que Jesús le dijo a Pedro
«Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo
he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos» (Lucas 22:31-32).

«Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la
vida, no proviene del Padre, sino del mundo» (1 Juan 2:16). Es decir que las tentaciones “nos seduce para
mal” y nos lleva a pecar, y tal como expresa el versículo anterior, pueden ser:

1. Los deseos de la carne


2. Los deseos de los ojos
3. Y la vanagloria de la vida
Dios nunca tienta a nadie (Santiago 1:13), las tentaciones vienen Satanás quien incita al hombre a que
comentan los pecados de su vieja naturaleza, pero de todos modos las tentaciones vienen del enemigo de
nuestras almas, Satanás quien nos tienta de varias formas:
• Satanás (1Pedro 5:8-10)
• Por vieja naturaleza pecaminosa (Santiago 1:14; Gal 5:16-21)
• Por otras personas (Proverbios 1:10)

Que hermoso que hay una salida para obtener la victoria, por ese debemos resistir la tentación tal cómo lo
expresa la Palabra (1 Co 10:13), y aunque a veces no tenemos las fuerzas para resistirlas, Jesús nos dio la
salida “orar sin cesar”, esa es la forma para obtener la victoria, así como tener un corazón dispuesto para no
volver a pecar, sabiendo «Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse» (Proverbios 24:16).

Quiero finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que con este estudio que realizo no
pretendo dar una certificada y legítima interpretación de la Biblia, sino más bien expresar desde “mi
perspectiva particular” en apego a los conocimientos propios obtenidos por el estudio personal de las
Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos
de la Palabra de Dios. Espero que estos estudios les sirvan a ustedes para iniciar sus lecturas propias, las
cuales sean transformadas en “escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia”, de manera
que también puedan identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a sus vidas y así ser saciados del
manjar que el Señor nos brinda en su santa y bendita Palabra

Cuando ores, no hagas como los hipócritas a quienes les encanta orar en público, en las esquinas de las
calles y en las sinagogas donde todos pueden verlos. Les digo la verdad, no recibirán otra recompensa más
que ésa. Pero tú, cuando ores, apártate a solas, cierra la puerta detrás de ti y ora a tu Padre en privado.
Entonces, tu Padre, quien todo lo ve, te recompensará.
Cuando ores, no parlotees de manera interminable como hacen los seguidores de otras religiones. Piensan
que sus oraciones recibirán respuesta sólo por repetir las mismas palabras una y otra vez. 8 No seas como
ellos, porque tu Padre sabe exactamente lo que necesitas, incluso antes de que se lo pidas. (Mateo 6:5-8
NTV

Fuimos creados para adorar a Dios, y dice la Biblia en Juan 4:24 «Dios es Espíritu; y los que le adoran, en
espíritu y en verdad es necesario que adoren». Asimismo también la Palabra nos dice en 1Juan 4:8 «El que
no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor»; es decir que para “adorar” a Dios primero hay que
amarlo, tal como expresa el primer mandamiento dado a los hombres en el Antiguo Testamento y que el
Señor Jesucristo lo repitiera en el Nuevo Testamento; Deuteronomio 6:5 dice, «Y amarás a Jehová tu Dios de
todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas»; Mateo 22:37 Él le dijo: «Amarás al Señor, tu
Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente».

En la oración modelo, el Padre nuestro Jesús nos enseña que en nuestros momentos de comunión, debemos
iniciar nuestra oración reconociendo la grandeza de Dios, dándole el honor, la honra y gloria porque solo a Él
corresponde, y eso lo hacemos cuando le amamos.

Resulta interesante que al estudiar cada una de las oraciones gramaticales que componen el “Padre Nuestro”
pude identificar que la mayor composición en cada una de ellas está en la “adoración” a Dios, esto ustedes lo
pueden leer en la gráfica #2 de “Los tipos de oración”.

“Bendeciré a Jehová en todo tiempo; su alabanza estará de continuo en mi boca.” (Salmo 71:6
«Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda
maldad» (1 Juan 1:9 LBLA).

Una vez la persona comete pecado según el versículo anterior podemos ver que existe una condicionante
para alcanzar el perdón y restaurar en nosotros la bondad, la comunión con Dios; y esa condición es
“confesar nuestros pecados”.

Desde inicio de la creación el hombre ha tenido dificultad para confesar su pecado, podemos leer en los
versículos de abajo, que tanto Adán como Eva buscaron justificaciones para responder a la pregunta que
Dios le hizo dando al traste de por qué “pecaron”, mas no hicieron confesión de su “pecado” (desobediencia),
sino comenzaron a acusarse uno a otros.

«Y Dios le dijo: ¿Quién te ha hecho saber que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol del cual te mandé
que no comieras? Y el hombre respondió: La mujer que tú me diste por compañera me dio del árbol, y yo
comí. Entonces el SEÑOR Dios dijo a la mujer: ¿Qué es esto que has hecho? Y la mujer respondió: La
serpiente me engañó, y yo comí» (Gen 3:11-13 LBLA).

Dios desea que confesemos nuestros pecados, que llamemos al “pecado” tal cual es “pecado”, de ahí viene el
significado de la palabra griega “homologeo (confesar) decir la misma cosa”; si decir que lo que Dios ha dicho
que es pecado, para usted también es pecado.

Tenemos entrada directa al Padre, al confesar nuestros pecados, equivocaciones, fallas, errores; en fin
“pecado”, al hacerlo y apartarnos del mal, el Señor nos restaura. Si nos limpia, tal como limpió al hijo prodigo
cuando le confesó a su padre que había pecado. Sí, así como también, al endemoniado de gadareno, quien
estuvo bañado y vestido una vez Jesús lo había sanado. Al igual que ellos, Dios desea limpiarnos y vestirnos,
ponernos nuevas vestiduras blanca, que reflejen nuestra pureza; desea que nos acerquemos a El que
reconozcamos y confesemos nuestros pecados de manera que nos comprometamos a apartarnos del mal, y
así alcanzaremos los beneficios que son: perdón, sanidad, liberación, limpieza, misericordia, humildad, amor,
bondad, entre otros.

Les dejo con un ejemplo de la oración de confesión que hizo David, cuando el profeta Natán fue a verlo
después que cometió adulterio con Betsabé:

«Ten misericordia de mí, oh Dios, debido a tu amor inagotable; a causa de tu gran compasión, borra la
mancha de mis pecados. Lávame de la culpa hasta que quede limpio y purifícame de mis pecados. Pues
reconozco mis rebeliones; día y noche me persiguen. Contra ti y sólo contra ti he pecado; he hecho lo que es
malo ante tus ojos.

Quedará demostrado que tienes razón en lo que dices y que tu juicio contra mí es justo. Pues soy pecador de
nacimiento, así es, desde el momento en que me concibió mi madre. Pero tú deseas honradez desde el
vientre y aun allí me enseñas sabiduría.

Purifícame de mis pecados, y quedaré limpio; lávame, y quedaré más blanco que la nieve. Devuélveme la
alegría; deja que me goce ahora que me has quebrantado. No sigas mirando mis pecados; quita la mancha
de mi culpa. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu fiel dentro de mí.

No me expulses de tu presencia y no me quites tu Espíritu Santo. Restaura en mí la alegría de tu salvación y


haz que esté dispuesto a obedecerte. Entonces enseñaré a los rebeldes tus caminos, y ellos se volverán a ti.

Perdóname por derramar sangre, oh Dios que salva; entonces con alegría cantaré de tu perdón. Desata mis
labios, oh Señor, para que mi boca pueda alabarte. Tú no deseas sacrificios; de lo contrario, te ofrecería uno.
Tampoco quieres una ofrenda quemada. El sacrificio que sí deseas es un espíritu quebrantado; tú no
rechazarás un corazón arrepentido y quebrantado, oh Dios» (Salmo 51:1-17 NTV).
«Y cantaban, alabando y dando gracias a Jehová, y diciendo: Porque él es bueno, porque para siempre es su
misericordia sobre Israel. Y todo el pueblo aclamaba con gran júbilo, alabando a Jehová porque se echaban
los cimientos de la casa de Jehová. » (Esdras 3:11)

Todos sabemos que el Señor desea que seamos agradecidos, un ejemplo de esto lo podemos ver cuando un
solo de los diez leprosos que Él había sanado fue y le dio “gracias” y «respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez
los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están?» (Luc 17:17).

Es un privilegio poder expresar nuestra gratitud a Dios ya que son muchas las razones que tenemos para
agradecerle tanto favor. Debemos asumir una actitud de gozo, si de “agradecimiento”, al momento de
comunicarnos con El a través de la oración, cada uno de nosotros podemos decirle palabras como estas:

• Son tantas las razones por las cuales tengo que darte gracias, entre ellas:
o Por mi vida, porque me escogiste para ser tu sierva, tu hija
o Por poder disfrutar de la creación tan hermosa que hiciste para mi deleite.
o Por mi familia completa, fuente de gran bendición
o Por mi salud y cada parte de mi ser integral, cuerpo, alma y espíritu.
o Por todo lo que me has dado y lo que ha quitado, pues sé que todo me ayuda a bien.
o Por mis aflicciones, pues cuando las deposito a tu pies confiando que “Tú tienes el control” (Salmo 46:10),
puedo ver como allí: tú me muestra Tu poder, me ayudas a incrementar mi fe; me inundas de tu paz; me
fortaleces en mi caminar cristiano; pero sobre todo, me recuerdas tus palabras “confiad, yo he vencido al
mundo” (Juan 16:33).
• Dios de maravillas quiero agradecerte todo lo que haces por mí., sobre todo por tu fuente inagotable de
amor, por lo cual me hiciste tu hijo y hoy te puedo llamar “Padre”.

• Te doy gracias mi dueño y Señor por tu infinita misericordia, con la cual me revestiste de tu amor y hoy
tengo acceso para presentarme ante a ti, sí ante “el trono de la gracia”.

• Deseo agradecerte mi Dios dediques tiempo para prepararme a mí y regalarme una vida nueva en ti.

• Una vez más me siento tan agradecida de estar a tu lado, de amarte y sobre todo de saber que en mi
fragilidad tu poder santo se perfecciona.

• Te amo Señor y estoy agradecida porque sé que me escogiste para estar contigo y me proteges bajo tus
alas. Cuan misericordioso eres Padre amado!

• Hoy más que nunca reconozco el enorme agradecimiento que siento de estar en tu camino, puedo ver cómo
todo tú lo has tenido bajo tu control. Me lleno de gozo por amarte tanto mi Señor.

No me cansaré de agradecerte tanto favor. Gracias Señor por todo lo que has hecho por mí. Que mi
agradecimiento sea siempre con palabras hacia ti, pero también con actuar, con mi testimonio.

"Y dije: Te ruego, oh Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia
a los que le aman y guardan sus mandamientos; esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la
oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso
los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre hemos pecado."

Interceder es invocar por alguien y llevarle la carga a Dios. Es el momento donde el hombre se niega a sí
mismo no pidiendo para el sino para otros. Cuando intercedemos por otros en oración dejamos de pensar en
nosotros mismos y comenzamos a pedir en oración por las “necesidades de otros”. (Nehemías 1:5-6).

Elevamos nuestras oraciones al nuestro amado Señor Jesucristo, pidiendo en “Su nombre”, a fin de que “Dios
intervenga” en el asunto de nuestra petición. El objetivo del intercesor es ver las obras de Dios a favor de las
personas por las cuales hemos intercedido.

La Biblia está repleta de hombres y mujeres intercesores quienes clamaron y gimieron con corazones
sinceros, parándose a la brecha por una necesidad de una persona o nación. Lo hermoso es ver como Dios
les dio la victoria de acuerdo a Su perfecto plan. Algunos ejemplos de intercesores son: Abraham, Esther,
Nehemías, Daniel y David.

La intercesión más maravillosa y que no tiene fin es la de Jesucristo, quien siempre está ante el Padre
intercediendo por cada uno de los suyos. ¡Que hermoso y cuan profundo amor tiene nuestro amado Señor
por nosotros! Podemos leer una muestra de la oración que El presento al Padre la cual está en Juan 17.

Imitemos a Jesús, intercedamos los unos por los otros!


"Mas ciertamente me escuchó Dios; atendió a la voz de mi suplica" (Salmo 66:19).

Suplica viene de la palabra griega (G1162) que significa “petición”, es decir que una “oración de súplica” es
pedir a Dios por algo en particular, generalmente con “ruegos y a petición de la persona que está orando”.

Dios no nos pide nunca algo que Él no nos haya dado primero, por eso vemos como nuestro Señor Jesucristo
es una muestra de “súplica de amor” para que nosotros nos reconciliemos con nuestro Padre celestial,
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él
cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).

Por lo anterior hoy tenemos la hermosa oportunidad de elevar a nuestro Dios oraciones de súplicas para que
El por Su infinita misericordia nos libere de toda persecución y asedios de nuestros pecados, temores o cual
fuere el nombre de nuestra “necesidad”; siendo nuestro principal anhelo que Él nos haga justicia y que
alcancemos la restauración, claro esta "de acuerdo a la voluntad de Dios".

Dice la Palabra en Romanos 8:26 “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué
hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos
indecibles.” Así que clamemos al Señor para que el Espíritu Santo nos enseñe a orar, a fin de que nuestras
súplicas lleguen ante el trono de la gracia y podamos alcanzar misericordia y digamos:

• “Señor, oye mi voz; estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica. (Salmo 130:2).
• “Tú oirás en los cielos su oración y su súplica, y les harás justicia (1Re 8:45).
• “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.” (Mat 6:10 )
Durante esta semana en mi DEVOCIONAL he estado hablado con mi amado Señor y Dios y mi tema de
meditación ha sido “la oración”, por lo que esta mañana vino a mi corazón Colosenses 4.1 «Perseverad en la
oración, velando en ella con acción de gracias», y ese versículo me dirigió a leer Santiago 5, y allí el Señor
nueva vez me habla y pude comprender algunas de las características que debe tener “la oración eficaz”,
entre ellas:

1. Personal e Individual: Santiago 5:7-20 es un pasaje titulado en la versión RV60: “Sed pacientes y orad”; y
específicamente en los versículos 7-11 nos habla sobre la paciencia en las pruebas, y el resto del relato nos
habla de la oración. Bien, les hago el comentario porque independientemente de estar en tiempos de aflicción
como estar en tiempos de paz, “todos somos exhortados a orar”; los primero debemos orar para que Dios nos
capacite en soportar con paciencia las pruebas por las cuales atravesamos; o los segundos, debemos elevar
“cantos de alabanzas” a nuestro amado Dios, en expresión de gratitud por Su misericordia, gracia y bondad.

2. Unidad: Es de gran poder el orar los hermanos juntos, y esto lo dice Jesús en Mateo 18:19-20 «Otra vez os
digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les
será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre,
allí estoy yo en medio de ellos». Mis amados hermanos en la fe, aquí el Señor nos está diciendo que Él
llevará la oración ante el trono de Dios, pues solamente Él es nuestro mediador.

De igual manera cuando se habla del aceite, debemos entender que el poder de la oración es el Señor
Jesucristo, y que la unción es hecha en Su nombre.

3. Fe: Dice Santiago 1:6 «Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del
mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra». Hebreos 11:6 «Pero sin fe es imposible
agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de
los que le buscan».

4. Intercesión: Interceder es invocar por alguien y llevarle la carga a Dios. Es el momento donde el hombre se
niega a sí mismo no pidiendo para él, sino para otros. Cuando intercedemos por otros en oración dejamos de
pensar en nosotros mismos y comenzamos a pedir en oración por las “necesidades de otros”.

5. Fervor: El significado de “fervientemente” en este versículo puede ser ahínco, pasión, empeño, celo, etc.
Para tener una idea más clara podría decir que “Elías oró con todo su corazón”, «Clamé con todo mi corazón;
respóndeme, Jehová…..» (Salmo 119:145a).

6. Persistente: Eso es mantenerse firme o constante en algo. La Palabra de Dios nos exhorta en Efesios 6:18
«orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y
súplica por todos los santos».
Amados amigos y hermanos en la fe, en Santiago 5:17 y 18 podemos ver como la oración de Elías fue eficaz,
tuvo respuesta positiva de parte de Dios, ciertamente, tuvo eficacia pues logró el efecto que Elías desea y
esperaba, y saben por qué? Porque oró acorde a los propósitos divinos del Padre.

Nuestro anhelo siempre es que Dios dé respuestas favorables a nuestras peticiones. Recordemos lo que
Jesús nos enseñó y es que cuando oramos debemos decirle siempre a Dios “hágase Tu voluntad”. Dice
Isaías 30:21 «Tus oídos oirán detrás de ti una palabra: Este es el camino, andad en él, ya sea que vayáis a la
derecha o a la izquierda». Y para mi esa palabra es la voz de Dios dándonos la dirección a seguir en todos
los caminos de nuestras vidas; entonces, siendo así, su respuesta será “SI; o, ESPERA; o NO”; pues Él es
quien nos dirige y nos dice «Estad quietos, y conoced que yo soy Dios» (Salmo 46:10).

Quiero finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que con este estudio que realizo no
pretendo dar una certificada y legítima interpretación de la Biblia, sino más bien expresar desde “mi
perspectiva particular” en apego a los conocimientos propios obtenidos por el estudio personal de las
Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos
de la Palabra de Dios. Espero que estos estudios les sirvan a ustedes para iniciar sus lecturas propias, las
cuales sean transformadas en “escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia”, de manera
que también puedan identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a sus vidas y así ser saciados del
manjar que el Señor nos brinda en su santa y bendita Palabra

Desde hace casi dos décadas mi tiempo devocional, es por lo general a tempranas horas de la mañana luego
de haber concluido con mis oraciones de las madrugadas. Recuerdo que me inicié en eso con el “Ejercito de
Damas” de mi amada Iglesia de Cristo Ministerios Elim en Rep Dom, y allí nos reuníamos a orar de forma
telefónica a las 5:00 AM, junto a mis amadas hermanas Bélgica Mateo, Magda Pérez, Dimaris Bretón y Daris
Lara. ¡Qué tiempos tan hermosos aquellos!

Realmente les puedo decir que para mí es un gran privilegio poder sostener el tiempo más hermoso del día
en íntima comunión con mi Señor; esas horas donde estoy A SOLAS con mi Dios, donde no existen las
interrupciones comunes de la cotidianidad de la vida.
En ese tiempo tan especial muy temprano en el día de hoy, donde nada más estábamos mi amado Señor y
yo; y lo único que podía escuchar era el silencio de la madrugada y el palpitar de mi corazón esperando el
encuentro del Señor hablando a mi vida, me llevó a navegar profundamente en el Salmo 33:20-21 y Salmo
66:18-20:

«Nuestra alma espera a Jehová; nuestra ayuda y nuestro escudo es él. Por tanto, en él se alegrará nuestro
corazón, porque en su santo nombre hemos confiado. Sea tu misericordia, oh Jehová, sobre nosotros, según
esperamos en ti» (Sal 33:20-22).

«Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, el Señor no me habría escuchado. Mas ciertamente me
escuchó Dios; atendió a la voz de mi súplica. Bendito sea Dios, que no echó de sí mi oración, ni de mí su
misericordia» (Sal 66:18-20).

Mientras meditaba en los Salmos 33 y 66, los cuales nos hablan de “Alabanzas al Creador y Preservador” y
“Alabanza por los hechos poderosos de Dios”, vino a memoria las muchas oraciones de las cuales no he
recibido repuestas de parte de mi Dios, y que aún continuo esperando con fe que Él me responderá: "si, no o
espera no es el tiempo". Fue entonces que leyendo esos Salmos pude identificar algunas de las razones por
las cuales nuestras oraciones NO son contestadas.

Me quedé pensando en la grandeza de mi Dios y en las tantas ocasiones que en mi vida he dejado de
imitarle, siendo así, entonces las veces en las que le fallado, y no entiendo cómo fue posible fallarle, si mis
grandes anhelos, los cuales le pido en todas mis oraciones son: “a) Señor que para mí sea un deleite el hacer
Tu voluntad. b) Enséñame a ser como tú. c) Quita de mí todo lo que no te agrade. d) Concede las peticiones
de mi corazón acorde a tu Santa y bendita voluntad”.

Bien, las Escrituras declaran en Jeremías 33:3 «Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes
y ocultas que tú no conoces»; «Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea
glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré» (Juan 14:12-14). Estos versículos nos
aseguran que nuestro Dios escucha y contesta nuestras oraciones. Ahora bien todos pasamos con mucha
frecuencia, momentos en los cuales oramos y no vemos repuestas de parte de Dios, entonces pues en esta
infografía les presento algunas de las razones por la que esto puede suceder.

Quiero finalizar recordándoles, como les he dicho anteriormente, que con este estudio que realizo no
pretendo dar una certificada y legítima interpretación de la Biblia, sino más bien expresar desde “mi
perspectiva particular” en apego a los conocimientos propios obtenidos por el estudio personal de las
Escrituras, la revelación del Espíritu Santo, así como por las enseñanzas compartidas por hombres eruditos
de la Palabra de Dios. Espero que estos estudios les sirvan a ustedes para iniciar sus lecturas propias, las
cuales sean transformadas en “escudriñar con gozo los tesoros que se encuentran en la Biblia”, de manera
que también puedan identificar y ofrecer una aplicación especial y personal a sus vidas y así ser saciados del
manjar que el Señor nos brinda en su santa y bendita Palabra

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