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96 Facultad de Derecho

La opción humanística en criminología:


en busca de una utopía
para el tercer milenio*

The humanistic option in criminology:


the search for an utopia
for the third millennium

Jorge Restrepo Montalvo**

Fecha de recepción: 8 de agosto de 2007


Fecha de aprobación: 12 de septiembre de 2007

Resumen

En este ensayo se presenta una descripción del origen de la criminología en el siglo XIX y sus diferentes
enfoques. En particular, muestra las principales características del modelo etiológico y el paradigma radical
y sus tendencias. Desde este marco de referencia, se desarrolla una tesis que busca acercar el pensamiento
humanista a la criminología y ubicar al hombre singular y social como centro de la misma.

Palabras clave

Criminología, humanismo, criminología crítica.

*
Artículo de investigación presentado en el Centro Universitario de Ixtlahuaca (México) el 8 de diciembre de 2006.
**
Profesor de pregrado y de maestría en Derecho Penal de la Universidad Santo Tomás, Magíster en Sociología Criminal.
Revista IUSTA 97

Abstract

The essay describes the origin of criminology in the 19th century and its different approaches, focusing
on the main characteristics of the etiological model as well as the radical paradigm and its tendencies.
Within this referential framework, the essay develops a thesis which brings humanistic thinking nearer to
criminology and puts at the center of criminology man, as an individual and social being.

Key words

Criminology, humanism, critical criminology.

Lo admirable es que el hombre


siga luchando y creando belleza en
El modelo etiológico, como su nombre lo indica,
medio de un mundo bárbaro y hostil. centra su interés en la búsqueda de unas causas o
factores que tienen incidencia en la realización de
Ernesto Sábato
conductas merecedoras de sanciones instituciona-
les. En sus orígenes, su estudio se limitó al delito
como prototipo de tales conductas, y en torno a
El título de esta ponencia alude a dos términos: él se fue generando una gama de relaciones de
criminología y humanismo, que pueden dar lugar causa–efecto, cerradamente determinista, calcada
a anfibologías y que, por lo mismo, merecen ser de las ciencias de la naturaleza (Naturwisenschaft).
aclarados. Fue éste el marco en torno al cual se construyó la
llamada Escuela Positiva en Italia, cuya trilogía fun-
dacional integraron el médico Cesare Lombroso,
1. La criminología el sociólogo (aunque su formación básica fuese
jurídica) Enrico Ferri y el ya mencionado jurista,
A nombre de la criminología se han construido
Raffaele Garofalo.
discursos tan diversos que a veces sorprende que
todos ellos puedan ser abarcados con un rótulo Este paradigma, pionero de la criminología, implicó
común. Si nos limitamos a los contenidos más una oposición frontal al fundamento tradicional
frecuentes de tales discursos, podríamos decir que de la responsabilidad penal, construida hasta
ellos pueden ser englobados en dos paradigmas entonces sobre el supuesto no demostrado de un
rivales, generalmente planteados como antitéticos: libre albedrío, en torno al cual Francesco Carrara
el paradigma etiológico y el radical. había elaborado una construcción magistral del
derecho penal, tradicionalmente designada como
El paradigma etiológico fue dominante y prácti-
“Escuela Clásica”. En ese modelo “positivista” muy
camente exclusivo en los trabajos pioneros de la
pronto empezaron a delinearse dos corrientes,
naciente disciplina, a partir del momento en que
una biologista o naturista, fincada inicialmente
Raffaele Garofalo publicó en 1905 Italia el primer
en los trabajos de Lombroso, y otra de orientación
libro que llevó por título el término con que hoy
se conoce nuestra área del conocimiento.
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mesológica o nurturista, inicialmente favorecida contribuciones de las ciencias de la conducta, en


por Ferri. La tendencia naturista prevaleció en el procura de comprender el actuar humano, labor
pensamiento criminológico de la Europa continen- que ha evidenciado correlaciones significativas, no
tal hasta mediados del siglo XX; en tanto que la siempre de valor causal, entre algunas variables
nurturista dominó los escenarios de la criminología y ciertas formas específicas de conducta criminal
anglonorteamericana. Sin embargo, en todos los o desviada. Pero esto tampoco quiere decir que
extremos de la geografía pronto empezaron a deban dejarse de lado tantas denuncias certeras
desarrollarse posturas eclécticas que, en grados del modelo radical acerca del manejo dado al
divergentes, daban peso convergente a aspec- control social por los círculos detentadores del
tos de natura y de nurtura. Empezó entonces a poder. No obstante su trascendencia, abundar en
hablarse de factores endógenos y exógenos de estos temas es un complejo asunto que escapa al
la criminalidad o, para usar una expresión más propósito de este trabajo.
incluyente, de la desviación.

El paradigma radical, en el cual también caben 2. EL HUMANISMO


tendencias diversas –y en ocasiones francamente
En el Diccionario de la Real Academia Española,
opuestas–, tiene como cauce común la oposición
el término humanismo tiene dos acepciones: la
a la visión determinista de la conducta humana, y
primera es el “cultivo o conocimiento de las letras
fija su atención en la reacción social frente a lo de-
humanas”; la segunda alude a la “doctrina de los
finido como criminal o desviado por los centros de
humanistas del Renacimiento”.
poder en una determinada sociedad. Aun cuando
muchos han dado en llamar a sus construcciones
Cuando se habla de humanismo, es frecuente que
como “criminología crítica”, nos parece que esa
se restrinja el término, en consonancia con la se-
denominación, además de tener implícita una
gunda acepción citada, a un movimiento literario
cierta dosis de arrogancia al descalificar a la crimi-
y filosófico, muy popular en Europa Occidental,
nología “tradicional” como apologética (Restrepo
durante los siglos XIV y XV, que adoptó ese nom-
Montalvo, 2002: 266–268 y 351–352), no refleja el
bre. En este trabajo, el término es utilizado en un
hecho innegable de que muchos planteamientos
sentido mucho más amplio y también mucho más
elaborados por quienes se autoproclaman crimi-
elemental: por humanismo entendemos aquí un
nólogos críticos se derivan primordialmente de
conjunto de posturas filosóficas, vale decir, doctri-
compromisos ideológicos acríticos, carentes de
nas de vida, que proclaman al ser humano como
rigor metodológico y analítico.
valor central de todas sus construcciones, lo que
implica, conforme a lo que proclamaba Kant, que
Sin que nos anime un prurito de sincretismo,
el hombre no puede ser instrumentalizado; no
consideramos que los dos paradigmas no son
puede en ningún caso ser medio sino fin y razón
excluyentes y que ambos guardan una cuota de
de ser de todo lo demás.
verdad. Mandar al cesto de la basura el modelo
etiológico implicaría desconocer importantes
El humanismo, así entendido, rechaza toda forma
de subordinación que de alguna manera esclavice
al ser humano a dogmas o ideologías fundamen-
 El neologismo nurtura, que hemos empleado en varios de talistas. Contrario a él resultan tanto las visiones
nuestros escritos, hace eco al término inglés nurture (usualmente
traducido como crianza), pero tiene estirpe latina, por cuanto religiosas que, por exaltar a la divinidad, envilecen
deriva de nutritus, participio pasado del verbo nutrire (nutrir o
alimentar). Sobre el “dilema natura–nurtura”, véase: Restrepo
al hombre, como aquellas ideologías políticas que
Fontalvo (2002: 128 y ss).
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deifican al Estado, a una raza, a una cultura, a una dios de Kempis, los dioses griegos eran parte de
clase o a cualquier otra categoría, en detrimento la cotidianidad: en ocasiones se aliaban con los
del hombre. hombres y en otras reñían con ellos, y la mitología
helénica nos muestra que hasta llegaron a mezclar
En consecuencia, nuestra postura humanística sus estirpes divinas con las de los humanos, dando
resulta en radical oposición con los alegatos mís- lugar a unos semidioses o semihombres, que eran
ticos de Tomás Kempis (1379–1471), para quien su conocidos como los héroes, cuyo prototipo fue
dios es todo y el hombre nada; o con el fascismo Heracles o Hércules, fruto de la relación adúltera
de Mussolini que sacrificó todo, incluido el hom- de Alcumena, esposa de Anfitrión, con Zeus, el
bre, a favor del Estado; también es incompatible dios supremo del Olimpo griego.
con el nazismo hitleriano que, en defensa de la
“raza” aria, pretendió someter a la mayoría de los Sin pretender ser exhaustivos, nos parece que el
hombres (no arios) o con el socialismo soviético humanismo occidental, enraizado en la Grecia
que, en su declarada lucha por destruir los rezagos clásica, se canalizó primordialmente en dos gran-
del “pensamiento burgués”, oprimió a los propios des corrientes de pensamiento: el cristianismo
proletarios y masacró a los disidentes. primitivo y el marxismo, especialmente en la
ideología del Marx joven. En nuestra opinión, estas
Nuestro modelo humanístico declara que todo dos cosmovisiones humanísticas degeneraron en
debe estar subordinado al hombre y que el hom- sesgos fundamentalistas, en la medida en que
bre a nada debe ser subordinado. Su núcleo está se institucionalizaron y se hicieron depositarias
definido a partir del más conocido apotegma de del poder.
Protágoras de Abdera, quien, hace casi 2.500 años,
afirmaba que “El hombre es la medida de todas El cristianismo primitivo fue una hermosa construc-
las cosas. De las que son en cuanto son y de las ción humanística, con su mensaje de hermandad
que no son en cuanto no son.” Lamentablemente, de todos los miembros de la especie humana.
Protágoras, cuyo pensamiento hoy exaltamos, fue Además, su idea de un dios universal que se
poco comprendido por los hombres de su tiempo. sacrifica a sí mismo, ante sí mismo, para redimir
El propio Sócrates pretendió ridiculizarlo en el a todos los hombres del pecado, es uno de los
diálogo platónico que lleva el nombre de aquel más hermosos mitos construidos por religión
gran precursor del humanismo occidental; en esa alguna para exaltar al hombre, y, a través de esta
obra, Socrates torpemente define a Protágoras construcción, se reafirma la igualmente hermosa
como un sofista. idea contenida en los libros sacros del judaísmo,
de que Yahvé, la divinidad local de los hebreos,
En nuestra opinión, la frase citada de este pensa- habría hecho al hombre a su imagen y semejanza
dor refleja la insistencia del espíritu de la Grecia (Fromm, 1969).
Clásica en lo humano. Ese hermoso siglo V a.C.,
conocido también como el siglo de Pericles, nos Lamentablemente, en la medida en que el cristia-
muestra una Hélade con afanes antropocéntricos nismo se fue institucionalizando como la religión
en todas las expresiones culturales: en la filoso- del Imperio Romano, a partir de la promulgación
fía, en las artes e, incluso, en la propia religión en el año 313, del Edicto de Milán por Flavio Valerio
institucional, que dramáticamente fue creando Aurelio Claudio Constantino I, conocido usual-
dioses a imagen y semejanzas de los hombres, mente como Constantino el Grande, la religión
similares a éstos tanto en sus formas como en sus de los humildes ingresa a los ornados salones de
limitaciones y defectos. A diferencia del alienante los poderosos y se viste de gala, al mismo tiempo
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que va perdiendo, poco a poco, su esencia hu- merías del medioevo, emergen contundentes los
manística y llega incluso a formular propuestas cuestionamientos del gran erudito Giovanni Pico
legitimantes del poder temporal del papado, con Della Mirandola. Su Oración es un canto a la dig-
la famosa teoría de las dos espadas de Agostino de nidad esencial del hombre. Su afán enciclopédico,
Hipona. Ese proceso de deshumanización del cris- que lo impulsa a discutir sobre todas las cosas que
tianismo, ahogado en dogmas fundamentalistas, puedan conocerse (de omni re scilbili), no le impi-
llega a su clímax con el cruel e inhumano Tribunal dió relacionar todos los frentes de su permanente
del Santo Oficio, la Inquisición, cuyas bases son inquirir con su propósito de reencender la llama
establecidas en el Concilio de Verona de 1183, y del humanismo cristiano.
es posteriormente robustecido, primordialmente
en Italia y España, durante el siglo XIII. Tal vez el En procura de orientar el renaciente humanismo,
más temible de sus exponentes fue el sacerdote “el Viejo” Cosme de Medici fundó en 1440 la Aca-
dominico vallisoletano Tomás de Torquemada. demia Florentina. En su seno se destacó particular-
Entre sus aberraciones de extrema lesividad, cabe mente Marsilio Ficino, dedicado primordialmente
mencionar el suplicio en la hoguera del también a comentar críticamente la obra de Platón.
dominico Giordano Bruno, y el humillante juicio a
En Holanda el más significativo representante del
Galileo Galilei, en 1633. Bruno, entre otras “here-
renacer del humanismo cristiano de Europa fue
jías”, había afirmado que las estrellas eran soles
Desiderio Erasmo, más conocido como Erasmo de
que probablemente albergaban otros mundos,
Rotterdam. En su Elogio de la Locura, que sale a
anticipándose a lo que ha empezado a estable-
la luz en 1509, proclamó unos ideales éticos que
cer la astronomía contemporánea; Galileo, por su
quería ver incorporados en una reforma a fondo de
parte, insistió en la opinión, igualmente “hereje”,
la Iglesia Romana, en gran medida como respuesta
de Nicolo Copérnico, de que el universo era helio-
a la Reforma protestante.
céntrico y no geocéntrico, como lo había postulado
Claudio Ptolomeo (s. II a. C.), tesis esta última que
Precisamente esa Reforma Protestante, gracias al
la Iglesia, ya institucionalizada en el poder, había
genio de Martín Lutero, inicia en Alemania, más
encontrado acorde con los textos bíblicos que,
allá de los asuntos de dogma y de fe, la concre-
particularmente en el Libro de Josué, afirmaban
ción de los ideales humanísticos defendidos por
que en la batalla de Jericó, para favorecer a los
el filósofo Johannes Reuchlin y por el teólogo
ejércitos de Israel, Yahvé había hecho detener al
Philip Schwarzeud, conocido como Melanchthon,
sol, a partir de lo cual los exegetas dedujeron que
quien, en unión de Joachin Camerarius, redactó
resultaba inaceptable para la doctrina cristiana
los veintiocho artículos de la Confesión de Augs-
afirmar que la Tierra girase en torno éste, como
burgo, sometida en 1530 a la Dieta de esa ciudad
lo proclamaba el heresiarca florentino.
bávara y que se constituyó en la quintaesencia de
la fe luterana.
Naufragada la propuesta humanística del cristia-
nismo primitivo, algunos pensadores medievales
Desafortunadamente, muchos de los adherentes
se esforzaron por reencender la llama. El intento
a los credos protestantes incurrieron en posturas
se hace más evidente en Italia. Allí, en el tránsito
integristas similares a las de la Iglesia de Roma,
del siglo XIII al XIV, clama la voz del inmortal Dante
matando la semilla de la utopía humanística que
Alighieri, quien recrea el mundo en su inmortal
los había inspirado cuando trataron de rescatar el
Comedia. También en la península itálica se le-
derecho inalienable de cada hombre a ejercer una
vantan las voces de Francesco Petrarca, Giovanni
visión crítica de los dogmas institucionales. Uno
Boccaccio, durante el siglo XIV; y, ya en las postri-
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de sus más graves crímenes fue la condena a la mo primitivo, sino que, además, su postura mágica
hoguera del médico español, descubridor de la representa una exaltación a la pseudociencia, que
circulación pulmonar de la sangre, Miguel Servet, ocasiones genera riesgos serios para la salud co-
promovida por Jean Calvin, más conocido entre lectiva, y que constituyen una afrenta inaceptable
nosotros como Calvino. Ese sesgo fundamenta- a las formas más elementales de racionalidad.
lista de los herederos de la Reforma Protestante
no difiere en mayor grado de los excesos que En nuestra opinión, la segunda gran vertiente del
ella había enrostrado a la Iglesia Romana y que, humanismo occidental encuentra su núcleo en el
lamentablemente, aún se manifiesta en nuestros pensamiento marxista. La afirmación del marxis-
días en algunos líderes religiosos que pretenden mo como humanismo ha sido desarrollada, entre
encontrar respuestas atemporales a todos los otros, por el profesor Erich Fromm (1966).
problemas divinos y humanos, a partir de una
Cualquiera que sea la opinión que nos merezca
lectura insulsamente exegética y acrítica de los
la cosmovisión marxista, es innegable que la pro-
textos bíblicos, designados con frecuencia como
puesta hermenéutica de la historia orientada hacia
“la palabra”, dejando de lado algo que es esencial
la construcción de una sociedad sin clases, en cuyo
a la condición humana: la pluralidad divergente de
seno se resolverían todas las contradicciones que,
opiniones, de “palabras” diferentes, contenedoras
con posterioridad al comunismo primitivo, han
de respuestas siempre parciales y siempre atadas
enfrentado a los hombres en los distintos estadios
a tiempos y lugares específicos.
del conflicto clasista, propuesto como motor de la
Al revisar la historia, hay que registrar tristemente historia por Karl Marx y Friedrich Engels constituye,
que el destino de la gran mayoría de los gérmenes sin duda, una hermosa postura humanística, que
humanísticos del cristianismo ha sido naufragar en para muchos ha ofrecido, además, el singular atrac-
la irracionalidad de unos dogmas y en la obstina- tivo de su autoproclamación como conceptuación
ción de enfrentar la fe a la racionalidad del pen- “científica” de la realidad social, y no simplemente
samiento científico, frente al cual algunas iglesias como una propuesta de carácter ideológico.
cristianas aún libran batallas tan insólitas como la
Sin embargo, tristemente debemos registrar que,
de afirmar, contra toda evidencia, que la edad del
desde los albores del triunfo de la Revolución
universo no alcanza los seis mil años, frente a los
Bolchevique de 1917, la dirigencia marxista del
quince mil millones que le otorgan los mejores co-
primer Estado socialista, declaradamente fundado
nocedores de la astrofísica, o la oposición frontal a
sobre esa doctrina, empezó a hacer progresivos
las tesis evolucionistas; al tiempo que otros credos
giros integristas. Lo que en la teoría aparecía como
rechazan el uso de instrumentos terapéuticos de
un paradigma interpretativo se hizo férreamente
probada utilidad, como las transfusiones sanguí-
incuestionable, al devenir modelo institucional,
neas o la vacunación, por juzgarlas contrarias a los
hasta el punto de que todo cuanto se apartaba, así
textos sagrados del judeo–cristianismo.
fuera un ápice del paradigma institucionalizado,
La gama de la irracionalidad de otros integrismos era rechazado como “desviacionismo”, y al igual
cristianos es muy amplia. Entre ellos se destacan que todo lo definido como desviado, sometido a
los adeptos a la “ciencia cristiana”, los cuáqueros controles sociales, que se hicieron cada vez más
o tembladores, y una considerable legión de “sa- rígidos, hasta llegar al empleo de la pena capital
nadores” que se autoproclaman inspirados por el y la reclusión y aislamientos indeterminados en
“Espíritu Santo”. Todos ellos no sólo han dejado de el tiempo.
lado la llama humanística que cultivó el cristianis-
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El destierro y posterior asesinato en estas tierras la izquierda revolucionaria, enceguecidos por la


mexicanas de Lev Davidovich Bronstein, llamado autoproclamada ortodoxia marxista.
Trotsky, en 1940, al igual que las sangrientas purgas
de la época estalinista y la progresiva exclusión y Al igual que ocurrió más de mil años antes con
confinamiento de intelectuales disidentes en la el cristianismo primitivo, los decenios finales del
Unión Soviética y sus satélites políticos, constitu- segundo milenio nos mostraron un humanismo
yen claros ejemplos de la cascada fundamentalista marxista ahogado en fundamentalismos enrai-
en que degeneró la atractiva formulación huma- zados en la institucionalización dogmática de
nística propuesta por el joven Marx. paradigmas excluyentes, que fueron proclamados
como verdades absolutas por los profetas de la
En China, la versión maoísta del marxismo incubó dictadura del proletariado que, según expresión de
y vivió el ágil desarrollo del monstruo integrista Sartre, terminó convertida en una dictadura sobre
de la Revolución Cultural, con sus purgas brutales el proletariado. Esas nuevas verdades atemporales
y excesos aberrantes que, en su exacerbación y universales fueron presentadas no ya como fruto
llegaron hasta la incineración de manuscritos de de la revelación de los dioses, sino como hijas es-
la época de Confucio, por considerar que el pen- purias de una pretendida “cientificidad” carente de
samiento del gran filósofo chino contrariaba los rigor e irreflexivamente atada al vigor embriagante
postulados de Mao Tse Tung, compendiados en los de unos compromisos ideológicos.
nuevos textos sacros del Libro Rojo. A pesar de las
grandes transformaciones operadas en la sociedad
china con posterioridad a la desaparición de Mao,
3. EL HUMANISMO COMO UTOPÍA
recientes acontecimientos parecen indicar que las
La palabra utopía fue inventada por Thomas More,
autoridades del gran gigante asiático no quieren
canciller de la Inglaterra de Enrique VIII, quien lo
renunciar a las versiones contemporáneas de la
hizo decapitar cuando se negó a aceptar al rey in-
hoguera inquisitorial, como pudo comprobarlo
glés como jefe de la Iglesia Episcopal o Anglicana.
dolorosamente la juventud ilustrada de China du-
Su martirio fue el motivo determinante para que,
rante los episodios de la plaza de Tianan Men, para
cuatrocientos años después, en 1935, el Papa Pio
asombro de todos los libertarios del planeta.
XI (Achille Ratti) lo incluyese en la lista del santoral
de la Iglesia Romana.
Los absurdos abusos perpetrados contra miríadas
de disidentes por los gobiernos del área de in-
Inconforme con la situación social de su patria, y
fluencia soviética y china, impunemente denun-
como debe hacerlo todo intelectual comprometido
ciados en su momento incluso por pensadores
con la causa de los débiles, More quiso hacer oír
filomarxistas como Jean Paul Sartre, encontraron
su voz cargada de denuncia. Como conocía, por
también eco en los partidos comunistas de la esfe-
directa percepción, el temperamento voluble y
ra occidental. Por ejemplo, el más grande de tales
caprichoso del monarca dos veces uxoricida, el
partidos, el italiano, es históricamente responsable
pensador inglés empleó la ficción como un sub-
de la “excomunión” de uno de los pensadores
terfugio para formular veladamente sus críticas a la
libertarios más profundo y coherente: Antonio
situación social y política de su patria. Con tal idea
Gramsci, cuyo reclamo de corte humanístico a los
en mente, publicó en 1516 una narración en la que
intelectuales para que se comprometiesen con las
describe la vida de una isla que literalmente no está
transformaciones sociales ha sido dejado de lado,
en ningún lugar (Utopía), y que cuenta con una
de manera torpe e irreflexiva, por pensadores de
organización social ejemplar. En este libro clásico,
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la situación de los habitantes de la isla mítica es resulta imperativo luchar en pos de tales ideales,
permanentemente comparada, de modo crítico, como un camino alternativo que debemos intentar
con las condiciones imperantes en Inglaterra. Esa transitar los hombres del Tercer Milenio. Nuestra
crítica oblicua, escondida en una obra de ficción, propuesta es que los intelectuales comprometidos
le permitió a More sobrevivir hasta cuando, en con la causa humana, vale decir, todos nosotros,
defensa de la autoridad espiritual del Papa y de los asumamos esta empresa como tarea primordial,
dogmas de la Iglesia, enfrentó de manera abierta y que nos convirtamos en pioneros de ese rena-
y directa al inestable monarca inglés, quien no cer humanístico que late con fuerza en la obra
dudó un solo instante en ordenar que le cortaran de muchos pensadores contemporáneos, desde
la cabeza a su religioso canciller. Erich Fromm, Herbert Marcuse y Noam Chomsky,
hasta algunos de los nuestros como Octavio Paz
A esa obra novelesca, que como un palimpsesto y García Márquez, tal vez divergentes ellos en sus
encubría el texto de una propuesta política, el culto puntos de partida y conceptuaciones, pero coinci-
monje y diplomático le dio el nombre de Utopía, dentes todos en la búsqueda de una sociedad más
palabra construida a partir de dos raíces: oὐ (no) incluyente y con mejores opciones de felicidad
y τόπoς (lugar). De acuerdo con esto, la isla en para todos..
que discurre la narración era, entonces, nombrada
algo así como “no lugar”, “ninguna parte” o “lugar La consagrada obra de More, a que hemos aludido
que no existe”. Con base en la fantasiosa creación reiteradamente en este trabajo, ha sido calificada
de More, se creó en la lengua inglesa el término por Isaac Asimov, como “un ejemplo temprano
“utopia”, que de allí hizo tránsito a prácticamente de ciencia ficción” (1992: 306). Sin embargo, no
todos los idiomas de la Europa occidental. En cas- debe olvidarse que muchas obras de ciencia fic-
tellano, el Diccionario de la Real Academia define ción, como las escritas por el propio Asimov, han
la palabra “utopía” como “Plan, proyecto, doctrina permitido reflexionar sobre la realidad, compren-
o sistema optimista que aparece como irrealizable derla mejor y ensayar cambiarla en beneficio del
en el momento de su formulación”. hombre. Una utopía es algo más que una obra
de ciencia ficción, por cuanto ésta tiene esencia
La acepción transcrita, que es la única que señala de fantasía y aquélla vocación de realidad. Una
para el término la suprema rectora de nuestro obra de ciencia ficción puede ser sólo un sueño;
idioma, nos permite precisar que cuando nos refe- una utopía es un sueño que quiere convertirse
rimos al humanismo como una utopía no pretende- en realidad. Pero todos los sueños, también los
mos implicar que las propuestas humanísticas sean sueños de utopías, pueden derrumbarse o perder
irrealizables, sino que, conforme a la Academia “en su opción de realizarse.
el momento de su formulación” (que, como hemos
visto, se ha ido prolongando de manera diversa en Aquí hemos sostenido que las dos más grandes
un largo transcurso de tiempo), el humanismo no utopías humanísticas de occidente, el cristianismo
era realizable, y resulta forzoso admitir que aun primitivo y el marxismo temprano, signaron su
hoy, en gran medida, sus ideales no se han alcan- propio fracaso, al convertirse en fundamentalismos
zado sino esporádica y muy parcialmente. Esto, institucionalizados. Entonces, la tarea primordial
sin embargo, no nos impide a algunos soñadores parecía ser la de construir una nueva utopía hu-
creer, con optimismo y entusiasmo, no sólo que manista que, en sí misma, contuviera mecanis-
tales ideales son realizables, sino, además, que mos que controlen la riesgosa tentación de los
ante la gran encrucijada antihumanística en que integrismos. Llegar a pensar que la formulación
parece estar sumida nuestra cultura occidental, de un sueño orientador de una praxis (vale decir,
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una utopía) pueda ser producto de la revelación 4. UNA OPCIÓN HUMANÍSTICA


de unos dioses, cualesquiera que ellos sean, o que PARA EL NUEVO MILENIO
pueda alcanzarse a través de la deificación del Es-
tado, de una ideología o de una forma singular de Nuestra ambiciosa pretensión es la de proponer,
interpretar la historia, es un terreno abonado para en estos años iniciales del Tercer Milenio, una op-
el surgimiento de nuevos fundamentalismos. ción humanística como utopía realizable. La época
parece propicia para nuevos propósitos y sueños,
En procura de evitar caer en esos despeñaderos por tener la magia de todo lo que empieza, así
integristas, nos parece, en primer lugar, que si se trate simplemente de una convención que de
el humanismo contemporáneo en verdad quiere manera casual representó un cambio numérico
construir propuestas viables para el logro de un sustancial en nuestra manera de contar los años.
futuro esplendoroso de nuestra especie, debe
partir de posturas laicas, no comprometidas con el La utopía humanística que proponemos se enraíza
dogmatismo de cualquier forma institucionalizada, en el comentado apotegma de Protágoras de Ab-
excluyente y reduccionistas de concebir el mundo. dera: el hombre (no los dioses, ni el Estado, ni los
En segundo término, ese nuevo humanismo, que compromisos ideológicos) debe ser tenido como
proponemos empezar de inmediato a construir el centro referencial de todo cuanto el propio hom-
colectivamente, sólo se hará posible en la medida bre haya construido, descubierto o creado en el pa-
en que parta de la aceptación de dos notas que sado, y de todo cuanto construya, descubra o cree
parecen ser esenciales a la condición humana: la en el porvenir. El hombre, según lo demandaba
singularidad de todo ser humano y nuestra con- Kant, no puede ser instrumentalizado; no puede
dición de ser una especie gregaria. ser un medio. El hombre es, tiene que ser, el fin y
el propósito de toda acción, de toda creación, de
Cada ser humano es diferente de todos los seres toda empresa emprendida por él mismo.
humanos que en el mundo han existido y nunca
existirá otro idéntico a él. A nivel genético, tal Pero, no basta con decirlo, soñar no es suficiente,
identidad sólo se presenta en los escasos eventos lo que pretendemos es construir una utopía posi-
de los gemelos monocigóticos y, hacia el futuro ble, queremos tener un sueño sólo para intentar,
próximo, en los casos de clonación con fines re- con todo nuestro empeño, volverlo realidad. Para
productivos. Pero aun en estas no muy frecuentes que el hombre, singular y gregario, pueda ser la
situaciones de identidad genética, la evidencia medida de todas las cosas resulta imprescindible
muestra que, por razones mesológicas o de adoptar colectivamente una actitud participativa,
“nurtura”, la personalidad de cada individuo es vigilante y crítica que nos inmunice contra todo
esencialmente distinta. La vivencia de lo humano sesgo fundamentalista. Los fundamentalismos, por
es siempre individual e irrepetible. Pero no se trata definición, son la antítesis de la visión humanísti-
simplemente de reconocer que somos diferentes, ca. Cuando se afirma que hay valores superiores
lo más importante es que, a partir de esa acepta- al hombre, que hay que situar por encima de lo
ción, construyamos una cultura de tolerancia de humano los compromisos con los dioses, el Estado,
lo divergente; que entendamos que no todo lo la raza o el partido, se está negando la esencia que
que se aparta de nuestra visión del mundo, de sustenta al humanismo.
nuestra definición de normalidad, aun cuando
construyamos amplios consensos en torno a tales Las posturas fundamentalistas o integristas, que
apreciaciones, tiene que ser objeto de control por tanto pululan en el mundo de nuestros días en ver-
la sociedad. siones diversas, parten del supuesto incuestionado
de que existen unos valores ahistóricos, esto es, no
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relativizados por la cultura y la realidad histórica. feta emblemático del pensamiento existencialista
Como ejemplo de esta forma de pensar podemos francés del Siglo XX, ha caído con frecuencia en
citar la afirmación del colombiano Juvenal Mejía Cór- sesgos etnocéntricos, que atribuyen a el hombre,
doba, para quien “Los valores son independientes algunas características que son sólo propias de al-
del tiempo, del espacio y del número... Lo relativo es gunos hombres en particular, de los pertenecientes
el hombre; lo absoluto, los valores” (Mejía Córdoba: a una determinada cultura y viajeros de una época
1977: 15). Nada podría ser más contrario a nuestra específica: la cultura y la época de Sartre. Cuando,
visión del hombre y los valores. sentado en un cómodo café parisino, Sartre hacía
reclamos en nombre de el hombre, ¿hablaba pen-
De manera antitética, nuestra visión humanística sando, acaso, en el indígena americano, o en el
proclama que lo único que podría ser definido campesino del Sudeste Asiático, o en el negro del
como “absoluto” es lo humano, en cuanto refe- África Tropical? Existen razones suficientes para
rente y condicionamiento de todo lo demás, “de pensar que ese hombre, vivenciador de la náusea
las cosas que son en cuanto son y de las que no y el absurdo sartreanos, no era otra cosa que una
son en cuanto no son”. Tal es nuestra lectura del proyección del pequeño burgués francés que, en
legado de Protágoras. cierta medida, Sartre nunca dejó de ser. El gran
pensador, a pesar de la brillantez de sus análisis,
Si partimos del hombre como el valor central o,
cuando habló de el hombre, habló sólo en repre-
mejor aun, si tenemos al hombre como la razón
sentación del hombre de su realidad y época. De
de ser de todos los valores, de inmediato emerge
igual manera, muchos otros intentos de reflexión
la imperiosa necesidad de volver a reflexionar,
sobre él se han anclado en unos hombres, pocos
una vez más, sobre la condición humana, por
o muchos, pero difícilmente aluden a todos los
cuanto ella se constituye en el punto de partida
hombres, tan diversos y cambiantes, y, sobre todo,
de todas nuestras consideraciones sobre la ética
tan difíciles de reducir a patrones comunes.
humanística y del humanismo como desiderátum,
como utopía deseable y posible. Sin embargo, esta última línea de pensamiento no
tiene por qué conducirnos a perplejidad e incerti-
Cuando alguien se propone inquirir sobre la cues-
dumbre sobre la esencia de la condición humana.
tión primordial de cuál sea la condición humana,
Como ya señalamos, nosotros pensamos que el
vale decir: ¿cómo es el hombre?, corre el riesgo de
hombre, que todos los miembros de la especie
volver a situarse al filo del despeñadero de los inte-
humana, tiene por lo menos dos rasgos comunes:
grismos. Muchos de quienes se han esmerado en
la singularidad y la gregariedad. Y creemos que
este propósito han concluido en respuestas fáciles
es precisamente a partir de ellas como puede
y poco rigurosas, que emergen de las resistentes
intentarse construir una ética y una cosmovisión
cadenas que los atan a los compromisos ideoló-
humanísticas, a prueba de sesgos integristas,
gicos de diversos fundamentalismos: afirmarán
para edificar sobre ella una política razonable de
unos que el hombre es la más importante criatura
control social.
divina, otros lo entenderán simplemente como
homo faber u homo ludens, homo criminalis, u Recientemente, la singularidad de cada ser hu-
homo, seguido de mil adjetivos más. mano ha sido puesta de presente, una vez más,
por los resultados de la genética contemporánea,
Algunos pensadores de tanta seriedad y recono-
que de manera abrumadora nos ha mostrado cuán
cimiento como Jean Paul Sartre han pretendido
irrepetible es cada uno de nosotros. Allende las
disertar, en sentido genérico y omnicomprensivo,
indagaciones genéticas, y teniendo en cuenta
sobre el hombre. Nos parece que incluso este pro-
que el hombre es mucho más que un ser bioló-
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gicamente determinado, que es por encima de igualmente, que renunciar a ejercer acciones que
todo un animal cultural con capacidad de superar deliberadamente dañen otro.
incluso sus condicionantes biológicos, resulta
necesario recordarnos a nosotros mismos algo Por este camino, nuestra propuesta humanística
que introspectivamente se evidencia: cada uno propugna por la racionalización y flexibilización de
de nosotros lleva dentro de sí la también irrepeti- toda forma de control institucional, y en especial
ble complejidad de experiencias personales que de los controles penales, sin caer en la ingenuidad
constituyen la realidad de cada vida humana. La de quienes proponen la abolición de toda forma de
sabiduría popular enseña que “cada cabeza es un control, o por lo menos de aquellos contenidos en
mundo” o, dicho lo mismo de manera diversa: el el sistema jurídico–penal, como, con fundamentos
mundo de lo humano sólo puede entenderse a no muy claros, han sugerido algunos criminólogos
partir de la condición personal de cada hombre radicales contemporáneos. Nuestra propuesta está
singular, de su situación en las coordenadas de profundamente comprometida con el respeto a los
la historia y de su personal incorporación de los Derechos Humanos de víctima y victimario; nuestra
valores de una cultura. propuesta rechaza la inaceptable pretensión de
que, so pretexto de controlar la criminalidad, el
Esa reflexión elemental acerca de la singularidad Estado emplee medios criminales, como la tortura
de cada ser humano resulta de primerísima im- o la pena de muerte. Nuestra propuesta, en una
portancia en las conceptuaciones humanísticas sola frase, rechaza todo intento de olvidar que
contemporáneas, de cuales queremos ser voceros. el victimario, tanto como la víctima, son seres
Ella implica que las reglas y patrones de comporta- humanos.
miento necesarios para la vida en común, y no otra
cosa puede ser ni pretende ser el derecho penal, Hemos ya dejado establecido que entendemos
no pueden basarse en la rigidez consubstancial por utopías aquellos sueños que son formulados
a los integrismos. Por el contrario, las normas con vocación de convertirse en realidad o, dicho
penales y, en general, las políticas de control so- en mejor y en forma diferente: algunos soñamos
cial, deben ser elaboradas reconociendo nuestras utopías sin resignarnos a pensarlas como sueños
divergencias. irrealizables. Estamos convencidos de que la uto-
pía humanística que proponemos resulta adecuada
Prospectivamente, tales políticas deben procurar para enfrentar con optimismo el tercer milenio.
educarnos en la tolerancia de lo divergente. El Aunque contiene aspectos novedosos, ella hunde
humanismo que proponemos como utopía para el sus raíces en viejos sueños de hombres excep-
tercer milenio exige que las normas de conviven- cionales que, en diferentes épocas y lugares, han
cia, de las cuales las jurídicas no son más que un creído en la hermandad de todos los hombres, a
segmento caracterizado por su institucionalización veces a partir de convicciones religiosas o políticas,
y formalismos, permitan a cada hombre buscar sus a veces movidos simplemente por ese profundo
opciones personales de realización y de construc- amor por lo humano que, como los amores ro-
ción de su propia realidad existencial, sin que los mánticos, difícilmente pude explicarse en términos
valores de los otros, así ellos constituyan grandes de pura razón. Es un sueño diseñado para que lo
consensos, le sean impuestos por los aparatos sueñen sólo quienes hayan aprendido a amar el
de control diseñados por el grupo social en que destino y la aventura humanos, y quienes, al amar
se vive. Pero todo individuo, dentro de este mar- a seres singulares, sepan amar también, a través
co, tiene igualmente que renunciar a pretender de ellos, a toda la humanidad.
imponer su modelo propio a los demás y tiene,
Revista IUSTA 107

Así entendida, nuestra utopía contiene una alta sociedad existe; que en un lugar de la tierra vive un
dosis de espiritualidad. Aunque respetamos el agregado humano de gente trabajadora y honrada,
derecho de toda persona a vincularse a cualquier arraigada en una generosa franja de tierra ubicada
creencia, no profesamos fe religiosa alguna, entre el Río Grande y la Patagonia. La semilla que
pero estamos convencidos de que la renuncia a estamos sembrando de esa nueva utopía debe ser
los dogmas de los credos mágico–religiosos y la el sueño colectivo que hará germinar una prima-
reafirmación de la lógica científica no tiene por vera latinoamericana, para que todos los pueblos
qué llevar al hombre a renunciar a su propia espi- del mundo sepan que las estirpes condenadas a
ritualidad. Por el contrario, tenemos la certeza de cien años de soledad y exclusión están decididas
que, a partir de una visión científica del mundo, a construir su oportunidad sobre la tierra, para que
puede construirse una nueva forma de auténtica los jóvenes de nuestro pueblo, y nuestros hijos y
espiritualidad, que le permita al hombre de este los hijos de nuestros hijos conozcan una patria
tercer milenio de occidente comprender su real presidida por la inclusión participativa de todos
situación en el universo y asumir el compromiso sus miembros, en una democracia humanística,
irrenunciable de edificar una realidad humana más construida por todos nosotros en una sola y grande
fraternal, en la que florezca la justicia y el amor patria latinoamericana.
fecunde de felicidad nuestra cotidianidad.

Ya dijimos que creemos que el tiempo es propicio Bibliografía


para esta opción utópica, pero para que puedan
ASIMOV, Isaac, (1992), Cronología del Mundo.
concretarse en realidades, las utopías, además de
Barcelona: Ariel.
un momento adecuado, requieren de un escenario
propicio. Al igual que las semillas de las plantas,
FROMM, Erich. (1996). (Editor). Socialist Human-
la semilla de una utopía debe sembrarse con opti-
ism. An International Symposium. Garden City:
mismo en un lugar y un tiempo donde sea posible
Anchor.
hacerla germinar
_____. (1969). Thou shalt be like God –A Radical
El escenario más propicio para lograr poner a prue-
Intepretation of the Old Testament and its Tradi-
ba las propuestas formuladas en este documento
tion. New York: Fawcett.
debe ser una sociedad con arrojo suficiente para
soñar y construir utopías; una sociedad con sufi- _____. (Editor). (1966). Socialist Humanism. An
ciente sensibilidad ante la injusticia, tal vez por International Symposium. Garden City: Anchor.
haber convivido demasiado tiempo con realidades
injustas, una sociedad dotada de sensibilidad so- MEJÍA CÓRDOBA, Juvenal. (1977). Apuntes de Soci-
cial y solidaridad con los débiles que sufren, una ología. Bogotá: Tercer Mundo Editores.
sociedad con capacidad para soñar nuevos sueños
de justicia y fraternidad. Algunos pensaran que RESTREPO FONTALVO, Jorge. (2002) Criminología.
no es fácil encontrar una sociedad así. Nosotros Un enfoque humanístico. 3ª ed., Bogotá: Temis.
creemos que resulta esperanzador saber que esa

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