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Coleceién dirigida por ANTONIO VILANOVA LENI RIEFENSTAHL MEMORIAS Prélogo de Roman Gubern EDITORIAL LUMEN fo 2 / ve ‘Tilo original: Memoiren ‘Traduosion de Juan Godo Costa Publicado por Editorial Lumen, S.A., ‘Ramon Miguel j Planas, 10- 08034 Bareslona. ‘Reservados los derechos de edicién co lengus castellana para todo ol mundo. Primera edicién: 1991 © Leni Riefenstah, 1987 Impreso en Libersraf, SA. Constituién, 19 - 08014 Barcelona Depésito Legal: B. 39288-1991 - ISBN: 84-268:12084 Printed in Spain En recuerdo de mis padres » de mi hermano, me impresionaron. Con asombro contemplé las antiguas murallas de Avila, los patios interiores de Salamanca, las iglesias de Burgos y so- bre todo las de Cordoba. En Madrid me esperaba mi antiguo amigo de tenis Ginther Rahn, ‘Vivia en Espafia desde hacia un afio. Gracias a Dios legaron de Berlin Jas ansiadas noticias y también algtin dinero, aunque, desgraciadamente, no suficiente. Lo que nos gusté menos fue saber que el guionista se habia puesto enfermo y que el generador no podria llegar sin un retra~ 80 de dos semanas. ;Cémo ibamos a hacer las tomas de las escenas con Heinrich George? Habia encontrado los escenarios y también los actores adecuados. Esperaba con impaciencia la Ilegada de los cola- boradores de Alemania. Sélo faltaban pocos dias para comenzar el 10- daje. Por fin llegé Schneeberger, nuestro operador... sin pelicula. Lo que conté de la Terra-Film era desastroso. Todo alli era desorden y con- fusién, no habia manera de encontrar al jefe de produccién. Yo casi no podia dormir, tenia los nervios de punta, me pasaba tn dia tras otro llamando por teléfono. Habfa llegado el dia de empezar el rodaje, pero atin no llegaba el equipo de la pelicula, Temblando de excitacién estaba yo en la cabina telefonica, y of como desde muy lejos decia nuestro jefe de produc cin: «El comienzo del rodaje ha de aplazarse dos semanas...» Me pa- recié tener un denso velo negro delante de los ojos y se me cayé el auri- cular de la mano... Fuia tientas, para no caerme, a lo largo dela pared hasta el vestibulo del hotel. Alii estaba de pie Schneeberger y, mien- {ras yo intentaba avanzar hacia él, el techo dio una vuelta y fui a dar contra el suelo de marmol. Cuando me desperté, yacia en una cama del Hospital Alemén de ‘Madrid. Supuse que habia tenido un ataque de debilidad, pero no era cl caso. Los médicos calificaron de grave mi estado, Durante dos se- ‘manas no se me permitié recibir visitas. Dijeron que se trataba de un colapso circulatorio, Quedé muy fatigada. Solo paulatinamente me fui enterando de lo que habia ocurrido. Después de mi colapso, se habia cancelado la produccién de la pelicu- la. Afortunadamente, Terra-Film habia concertado, sin que yo lo su- pera, un seguro en Lloyds para mi por si se diera el caso. Y la compa~ Ihia fue resarcida de los dafios. Pero Tierra Baja habia muerto, el segundo de los grandes golpes que recibi en el espacio de un afio. Al cabo de cuatro semanas fui dada de alta en el hospital. El médico me aconsejé que no emprendiera el viaje de regreso antes de un mes. Enel norte de Mallorca, en el recién inaugurado Hotel Formentor, que s6lo albergaba unos pocos huéspedes, encontré el reposo necesa~ rio. Poco a poco fue desapareciendo la debilidad, y con Ruttmann, que ‘me habia telefoneado y desde Barcelona aterriz6 con un hidroavién cn la bahia del hotel, pude conversar acerca de sus planes de trabajo. 150 oder pa iuEn erg. También Ruttmann comprendié ahora que yO Tenia-razén.—! ‘Tdavia temia ofr algo desagradable, pero no fue as. Ruttmann esta- baa satisfecho de su trabajo; alabé la diligencia y el talento de su ope- radot Allgeier, Esperaba, a mi regreso, poder proyectar para m{ la ma- yor parte de lo que levaba filmado, Pero me pareci6 que se hallaba confuso, descentrado, incluso me llamé la atencién su mirada inquie- ta. Cuando se despidi, tuve, a pesar desu optimismo, una sensacion angustiosa. EL TRIUNFO DE LA VOLUNTAD Estaba mediado agosto cuando regresé a mi casa de la Hindenburg strasse. Me esperaban cestos de correspondencia sin abrir. Pero en los dos primeros dias no abri ninguna carta por miedo a las malas noti-

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