Sie sind auf Seite 1von 129

CUENTOS Y

ENSOÑACIONES

!



Guillermo Marín






INDICE

1. EL INCONMENSURABLE ENCUENTRO 3
2. LA ABUELITA MAZATECA 8
3. ENTRE EL JAGUAR Y LA SERPIENTE 19
4. EL SEÑOR DEL VIENTO 25
5. LOS OJOS ALUCINADOS 28
6. DON PRICILIANO 33
7. LA MUCHACHA DE LOS ANILLOS 42
8. TRABAJANDO CON LA ABUELITA 45
9. LOS MAREÑOS 53
10. LA DECISIÓN 56
11. EN BUSCA DE LA BELLEZA PERDÍDA 61
12. LA HISTORIA DE MI PUEBLO 66
13. LA MUERTE COMPAÑERA 91
14. LAS HUELLAS DEL MAL 94
15. ALICIA EL LADO OSCURO DE LA VIDA 100
16. TERRA 103






“Cuentos y ensoñaciones”
C Guillermo Marín Ruiz
Derechos reservados exclusivos del autor para todos los países de habla española. Prohibida la
reproducción total o parcial por cualquier medio, sin autorización por escrito del autor.
Primera edición octubre de 2007
Ediciones www.toltecayotl.org
Oaxaca, México.

!2





1. EL INCONMENSURABLE ENCUENTRO.

Había dejado transcurrir mucho tiempo desde que entendí
que debía acudir al encuentro. Pero las inexorables cadenas
del destino, le llevan a pesar de uno, a los impostergables
encuentros de nuestras vidas. Aunque uno no lo quiera, así
es.

Lo que más me impresionaba al inicio de la experiencia, era


sentir la GENEROSIDAD de la civilización mesoamericana
representada en esa familia, quienes no sólo me abrían las
puertas de su corazón y su casa, sino lo que es tal vez más
importante, compartían de una manera total y absoluta, la
génesis de su conocimiento. En efecto, la ceremonia, desde la
preparación y limpieza de los hongos, hasta su "casamiento",
rezos y purificaciones con copal; así como los extraordinarios
cantos-rezos, rezos-cantos en lengua mazateca, (lo más
extraordinario que he podido escuchar en toda mi vida) son la
herencia milenaria de una civilización que no sólo no murió,
sino que sigue viva y palpitante, recuperando espacios
espirituales que la negación y la ignorancia les arrebato.

Cuando presenciaba el rito, estaba consciente que en esos
momentos era parte de la esencia más viva y profunda de la
TOLTECAYOTL, que estaba ante las mismas puertas del
conocimiento milenario que creó una de las seis civilizaciones
con origen autónomo más antiguas de este planeta. Que se
repetiría de manera muy parecida un rito que debería tener
miles de años de existencia. Fuente ancestral de lo insondable
del ser humano y de lo inconmensurable del universo.
Después de la ingestión de los diez pares de hongos, como
por acuerdo se desencadeno una gran tormenta. Estaba en

!3
una casita en la cima de una montaña de la sierra mazateca,
abajo y a la lejanía quedaba el cuerpo de agua de la presa de
Temascal.

Los rezos-cantos en lengua mazateca de la chamana, su hija
y su nieta, empezaron a envolver la habitación con una fuerza
inaudita. Tres voces en principio que se convirtieron en seis y
después en nueve, y así hasta escucharse un coro de voces
que venían desde los milenarios tiempos de los Viejos
Abuelos. Los hongos hacían que se "moviera el punto de
encaje", pero los cantos orientaban el movimiento hacia el
lugar que la chamana seleccionaba. Pero después de dos
intentos fracasados por abrir las alas de la percepción, fue el
verdadero chaman, Don Cornelio, quien hábilmente había
pasado impecablemente desapercibido, quien nos salvó del
desastre. Con su voz y energía ayudó a las mujeres para que
el grupo levantara el milenario vuelo.

Sin alucinaciones, sin demonios, sin malestares físicos,
llegamos ante la misma presencia del conocimiento. Una
enorme y gigantesca ¡serpiente de cascabel!. Que no se
movía ni se escuchaba, sólo se sentía. Inconmensurable y
omnipresente. De manera demoledora la Serpiente inquirió
nuestra presencia. La contestación no fue más que una
exposición de los motivos de mi propia vida. Al término de mi
discurso la Serpiente silenciosa me deshacía con su
penetrante mirada de ojos de obsidiana y sólo sacaba su
lengua de manera intermitente, como si estuviera analizando
una a una mis palabras.

De pronto y como a manera de contestación, la Serpiente
abrió sus inmensas fauces y contra mi aterrorizada voluntad,
e m p e c é a c a m i n a r l e n t a m e n t e h a c i a d e l a n t e p a ra
introducirme en sus adentros. Como un cúmulo de conciencia
indefensa fuimos deglutidos poco a poco y empezamos a
penetrar en sus profundidades a través de extraños
movimientos no controlados, por lo que quedaba de nuestra
voluntad.
!4

Con una extraña e inexplicable sensación de infinito terror y al
mismo tiempo de perturbadora emoción, como en una danza
monótona y lenta llegamos hasta el fondo de la Serpiente,
quien dijo que todo en la vida tenía un costo, para luego
envolvernos en sus jugos gástricos, que nos deshacían para
fundirnos en ella. El dolor era increíble e intenso, pero
extrañamente no me podía "entregar" a él, sintiéndolo
nítidamente, a más dolor, más conciencia !!!.
Los jugos de la Serpiente atacaban despiadadamente mi
espina dorsal. Sentía como me deshacía y me fundía en la
conciencia de la inmensa Serpiente de cascabel.

Entendía que estaba pagando un costo muy alto por la
experiencia. En lo más intenso del dolor, la Serpiente me dijo
que yo sabía como detener el dolor. Busque en todos mis
adentros y después de un tiempo me incorporé asumí la
figura sedante de un jaguar que está en el Museo de Mitla y
que, extrañamente siempre me ha obsesionado. Entonces el
dolor cesó por completo, yo rugía de gozo victorioso. Entre
más me sentía un jaguar, más fuerte y poderoso me tornaba.

Me perdí un buen tiempo en el extraordinario y maravilloso


éxtasis del "poder", que se manifestaba en todo mi felino
cuerpo y mi profunda conciencia. Como un jaguar saltaba
elástico de un escenario mental a otro y cada uno lo tocaba
con la absoluta y total profundidad; lo observaba, lo analizaba
y lo comprendía y de inmediato pasaba a otro escenario. La
capacidad de entender el mundo era más rápida que la luz y
en un instante podía ir hasta el rincón más apartado del
universo, "entender" y regresar.

Comprendí verdaderamente como los Viejos Abuelos habían


penetrado en lo inconmensurable y habían podido mantener
la frágil estabilidad del mundo de la razón.
Por fin, la revelación llegó. El "poder" me instruyó de que el
CONOCIMIENTO esta en las grecas y sus colores. Pasaron

!5
entonces por mi mente todas, absolutamente todas las grecas
y sus maravillosos e hipnotizantes colores del México Antiguo.

Resonaba en todo mi ser, como una inmensa gruta, ¡EL
CONOCIMIENTO Y EL PODER ESTAN EN LAS GRECAS¡. Una
fuerza que estaba en todo mi ser, la habitación, la montaña y
el mundo entero me dijo...! EL ORIGEN DE TODO ESTA EN LA
S E R P I E N T E D E C A S C A B E L , E N S U P I E L E S TA L A
INFORMACIÓN ¡ El "poder" me dejaría regresar incólume,
pero debía buscar cumplir con "la tarea encomendada".
Cuando la hayas terminado regresa, sentencio la majestuosa
Serpiente de cascabel.

Después gocé por breves momentos la gracia de haber sido
atendido por el "conocimiento". Mi cuerpo vibraba
literalmente, había pasado la noche en una extraordinaria
"Batalla de Poder". Me sentía extraordinariamente consciente,
con una encendida y luminosa felicidad, que tenía no sólo mi
mente, sino absolutamente todo mi cuerpo. Cada partícula
diminuta de mi cuerpo que tiene conciencia y voluntad de
conformar la totalidad de mi ser, estaban extraordinariamente
contentos. Su gozo era la plenitud de haberse sentido vivos y
conscientes, ante la impactante revelación... tal vez por haber
vivido individualmente el inconmensurable encuentro con la
Serpiente.

Mi generoso amigo mazateco todavía me dio un regalo más y
me invitó a salir de la casita. ¡Qué maravillosa experiencia¡,
pasada la tormenta que nos acompaño a lo largo de toda la
noche, el cielo estaba completamente nítido y despejado. En
la inmensidad de la bóveda celeste estaba el más
extraordinario firmamento que yo había visto en toda mi vida,
¡ni en Muchupichu fue así! La Vía Láctea parecía un ser vivo y
consciente, como una inmensa y deslumbrante serpiente de
colores en movimiento, que me decía adiós.

Comprendí entonces por qué los Viejos Abuelos habían sido
cautivados por esté maravilloso espectáculo, propio sólo de
!6
dioses o seres conscientes. La contemplación comprometida
con el misterio de la vida, de la bóveda celeste, desencadena
necesariamente una experiencia espiritual. El uso de los
alucinógenos, la noche y el firmamento dieron a estos
intrépidos y extraordinarios hombres de conocimiento, a
través de miles de años, la exacta percepción de la mecánica
celeste, de ahí su calendario solar de 365 días, el lunar de
260 y el estelar de 52 años; eje de la civilización del México
Antiguo.

Gracias a la nobleza y generosidad de la milenaria cultura
mazateca y su gente, estuve nueve horas en el microcosmos
de mis adentros y en un instante, con sólo salir y alzar la
vista, con el macrocosmos. Tuve entonces la oportunidad de ir
a lo profundo, a los orígenes de la milenaria civilización del
Cen Anáhuac, ... a LA SERPIENTE EMPLUMADA.













2. LA ABUELITA MAZATECA
Recientemente tuve la oportunidad de conocer a una "mujer
de conocimiento", portadora de los milenarios saberes del
México Antiguo. Menudita de cuerpo, con todos los años

!7
encima, pero con una tremenda fuerza interna, que emana de
suyo, serenidad, vitalidad y aplomo. Ella es simplemente la
"abuelita" y no tiene ni nombre ni historia personal, salvo la
que la atrapó en el mundo mágico de los hongos. Su misión
es curar y ahora que sabe que pronto se irá a la región de los
descarnados, busca transmitir sus conocimientos a personas
que tengan el don y fundamentalmente, la disciplina de
aprender humildemente este ancestral conocimiento.
Este es el principal problema de muchas personas que hemos
intentado encontrarnos a un "Chaman" para "recibir sus
enseñanzas". Mi caso personal fue patético, pues a finales de
los años ´70, buscaba afanosamente a don Juan Matus (de
carne y hueso y con todas sus letras), debajo de todas las
piedras de Ixtlán, Oaxaca. El problema de los que "buscan" es
que están tras una idea preconcebida del chaman y del
conocimiento que, se tiene que ajustar a la personal forma
"casera y libresca" de interpretar lo inconmensurable. Los que
buscan han podido estar toda una vida frente a un ser de
conocimiento y nuca lo sabrán,... así es esto.
Perro volviendo a "la Abuelita", en sus profundos ojos se
agazapa fugaz, un mundo ajeno a nuestra alocada vorágine
citadina. Como dos ojos de venado, como dos lagunas
profundas y tranquilas, el espíritu de la abuelita sale y se
"prende" al mundo de afuera, tocando sutilmente nuestro
corazón. Lo toca tenuemente, con un fluido tibio de ternura
amorosa y sin embargo, yo no se porque, puede sentirse en
su mirada un atisbo de melancolía.
Siempre he sentido que los indígenas sabios, en especial los
ancianos, nos ven a los mestizos citadinos con una sutil
mirada de compasión y ternura. Yo creo que ellos sienten y
"ven" los adentros de nuestro corazón tan alocado y
extraviado del verdadero sendero de la vida. Su compasión y
ternura muchas veces la percibimos dentro de nuestra
fatuidad y soberbia, como aparente ingenuidad y sin
embargo, siempre recurrimos a ellos, instintiva o
atávicamente. No en vano tenemos un banco genético de
información y millones de nuestros genes han vivido en estas
!8
tierras desde la invención del maíz, hace más de ocho mil
años, generación tras generación con los Viejos Abuelos,
hasta nuestros días.
"La Abuelita" quiere que yo aprenda. Le "caí bien", pero dice
que yo tengo miedo y, eso es cierto. Ya un día conocí a la
inconmensurable Serpiente de cascabel, que me devoró y
fundió en lo más profundo de sus entrañas y me "toco" para
que le cumpliera un encargo. Pero por supuesto que le tengo
miedo, pues con esas cosas no se juega. La mente y el
espíritu de los citadinos, además de ser muy irresponsable y
atrevida, desgraciadamente es extremadamente muy frágil y
vulnerable. En este caso, creo que no existe otra alternativa.
"La Abuelita" quiere que aprenda a curar y yo quiero penetrar
al misterioso y aterrador mundo de la sabiduría de nuestros
Viejos Abuelos. Cuando me hablaba de que ella me curaría,
en ese momento pensé que ella confundía mi situación, pues
yo me creía un hombre medianamente sano. Sin embargo, al
otro día del encuentro me dolió en lo más profundo el
corazón, al desgarrarse mi mundo de afectos cotidiano y
entendí de la peor manera que, en este cochino mundo en el
que vivimos, casi todos estamos enfermos del espíritu.
Porque los Viejos Abuelos suponían que el mundo estaba
constituido de dos tipos o cargas de energía. La luminosa, que
hoy los científicos occidentales llaman átomos y ellos
simbólicamente le llamaron "Tláloc", "representación divina de
la energía a través del agua", pues simbólicamente, donde
hay agua se reproduce la vida molecular al realizarse la
fotosíntesis a través de las plantas, es decir que la energía
luminosa se convierte en energía vegetal y de ahí comienza la
vida. De modo que el ser humano esta constituido en parte de
una porción de "Tláloc".
La segunda energía es mucho más fina y pura que la energía
luminosa, me refiero a la energía espiritual, que los Viejos
Abuelos le llamaron "Quetzalcóatl" y su representación divina
y simbólica fue a través del viento. Es precisamente el "soplo
divino de la conciencia", el que le da "vida" a la energía
luminosa, (el espíritu anima a la materia). De modo que un
!9
ser humano no sólo es una carga energética (Tláloc); sino, lo
que es más importante, es un "productor" de energía mucho
más pura, que la que lo conforma (Quetzalcóatl). Así el ser
humano esta constituido de Tláloc y de Quetzalcóatl, este
soplo divino de conciencia es el que nos hace diferentes (en
cuanto su potencial generador de energía) de los demás seres
vivos.
De esta manera los Viejos Abuelos y sus herederos más
cercanos, los pueblos indios de México, perciben el mundo y
la vida de manera diferente, pero no menos eficiente que
nosotros, con nuestra "ciencia ajena" (filosofía, medicina
alópata, etc.). Por ello los mazatecos piensan que el origen de
todas las enfermedades, es de carácter espiritual-energético,
(una envidia, un disgusto, una obsesión, una angustia, una
frustración y un largo etcétera), este desajuste de la energía
espiritual se materializa en las "enfermedades" que nosotros
conocemos; pero para ellos las enfermedades son lo mismo
que para nosotros los dolores, simples manifestaciones de un
trastorno, para nosotros físico, para ellos espiritual y ningún
médico o brujo cura simplemente dolores, sino enfermedades.
Cuando la persona de conocimiento logra a través de algún
alucinógeno contenido en una planta, introducir al paciente en
un "estado alterado de conciencia", el paciente puede "ver"
con la ayuda del alucinógeno y la dirección del chaman, el
origen energético de su alteración espiritual y con ello
encontrar la solución, por lo que más adelante desaparecerá
el padecimiento físico y sanará.
Así pues, la Abuelita me untó en el cuerpo una mezcla de
hierbas que de inmediato me tranquilizaron y me dieron
mucho sueño. La Abuelita me dijo que esa noche soñaría
mucho y que apuntara mis sueños. Efectivamente soñé
demasiado, pero los dos primeros sueños, creo que fueron los
importantes. En un percibí con absoluta seguridad, que una
fuerza omnipotente me protegería y que por ello dejaría de
sentir miedo. En el segundo sueño supe que viajaría entonces
me queda el recuerdo vívido de estar en un puerto del Oriente
y al ver la descarga de un barco rojo, gozar la maravilla de

!10
conocer remotos lugares que existen a pesar de que no los
perciba. Todavía recuerdo el olor salado de la brisa marina y
el olor del aceite quemado de la maquinaria portuaria.
La Serpiente me dijo un día que todo cuesta en la vida,
especialmente cuando se trata de conocimiento. La Abuelita
me dijo que primero me tenía que curar para poder aprender.
Creo que me resistí a aceptar que mi espíritu estaba enfermo,
tal vez esa fue la primera enseñanza de la Abuelita Mazateca.
Cuando llegó el momento más importante, me levanté de la
silla y entonces una inmensa voz interior, que reverberó en
todo mí ser dijo – la forma de vencer al mal es perdonarlo.
Hincate y perdónala -. Yo pensaba que nunca me debería
hincar y jamás lo hacía, pero a partir de ese momento supe
que, siempre que entrara a un templo, me tendría que hincar.
Con ello estaría manteniendo perennemente mi convicción de
perdonar.
Desde que conocí a la abuelita, no sólo por su frágil y delicada
figura, sino fundamentalmente por mi educación colonizada,
no le ponía mucha atención, a pesar de saber que era "una
mujer de conocimiento". El problema real, es que la abuelita
es una indígena mazateca. Los mestizos tenemos quinientos
años de menospreciar a los indígenas de manera consciente o
inconsciente.
Era como la novena vez que estaba con la abuelita y la cuarta
que "trabajaba" con ella. Siempre lo había hecho con
interlocutores, entre otras cosas, porque la abuelita no habla
"bien" el español, de modo que, siempre la acompaña su
nuera Socorro, quien se encarga de los asuntos del mundo
material de la abuelita y es su traductora "oficial".
La abuelita es tan impecable que, a pesar de que en "las
ceremonias" es el centro y la conductora de los "actos",
siempre se las arregla para pasar inadvertida. Aparenta ser
un ser prescindible, como una discreta ayudante y siempre le
presta la "batuta" a alguno de sus ayudantes.
Esa tarde había quedado que Refugio nos acompañaría para
"trabajar". Cuando llegué por ellas, resulta que Refugia se
!11
había ido a Huautla y la abuelita me esperaba en casa de una
amiga suya, muy dispuesta para irnos a trabajar a mi casa.
Siempre carga su bolsa del mandado de plástico, que es una
especie de portaequipaje, maletín médico y despensa
ambulante al mismo tiempo. Menudita y sonriente dijo al
verme, - ya llegaste tu Tigre, vámonos a trabajar, hay Jalisco
no te rajes!!!-.
Yo me sentía incomodo, quería que Benito, uno de los
discípulos más avanzados de la abuelita me acompañara en
esa noche de poder. ¿Qué iba yo hacer sólo con la abuelita?,
que ni habla bien el español y luego ni le entiendo.
Internamente angustiado, traté de convencer a Benito pero
sus razones eran más que contundentes. La abuelita me dijo
en su medio español que Vicente, otro de los aprendices había
pasado a saludarla y dijo que él nos acompañaría a trabajar
esa noche.
Desesperado subí a la abuelita al coche. Ella siempre que se
sube a un auto por primera vez, se persigna y lo hace tan
complicado como si uno se subiera a una nave marciana. Salí
a buscar a Vicente, quien es artesano y tiene un puesto
ambulante en el zócalo. Cuando llegué no estaba y su esposa
me dijo que él andaba en Santo Domingo en otro puesto
temporal. En ese momento mi angustia cesó de súbito. Sentí
que mi compromiso con la abuelita era ineludible y que no
podía andar por todo Oaxaca como mariquita buscando quien
me liberara de mi inevitable encuentro con la "mujer de
conocimiento". Con una fría y directa determinación, enfilé el
coche hacia mi casa, el sol se estaba ocultando en el Oeste.
Viajaba callado por la carretera del Fortín. Abajo las luces de
Oaxaca comenzaban a encenderse y Monte Albán dibujaba su
extraordinaria silueta en el atardecer moribundo. La abuelita
iba en la parte de atrás agarrada a la cabecera del asiento
delantero y miraba atenta la vista desde el Fortín. Abuelita –
le pregunte- le gusta viajar en coche. Me gusta –contesto.
Al aproximarnos a la casa, que esta en las afueras de un
pueblo cercano a Oaxaca, pensé que sería un problema con
los cuatro perros bravos que cuidan el predio. Nos bajamos y
!12
cuando los perros nos encararon, sobre todo el líder, la
abuelita le dijo –que te pasa pistolero, tranquilo.
Asombrosamente el "pistolero" y su pandilla se portaron como
dóciles perrillos falderos.
Tenía años de saber que una persona amargada y resentida
se la pasaba haciéndome "brujería". Como en el fondo trato
de no creer en esas cosas y además, porque se que sí uno
enfrenta su propia fuerza en contra de esas artes maléficas,
generalmente las puede uno neutralizar. Sin embargo, en los
últimos tiempos "la que tiene cola", como la bautizó la
abuelita, estaba insoportable, fue necesaria la intervención
del inmenso poder benéfico de la abuelita.
Ya una persona que estaba en el círculo de mis sentimientos,
había trabajado con la abuelita y me había "visto",
encadenado y amordazado, metido en una fosa de un
panteón. La tarea era deshacer la brujería.
Como una enfermera de quirófano, la abuelita hábilmente
empezó a sacar de su mágica bolsa todos sus utensilios,
copal, velas, valedoras, platos, cerillos, mezcal, algunas
plantas y especialmente los hongos.
Ella los trata con mucha reverencia y dulzura. Les habla en su
idioma y los prepara a través de rezos mezclados en
mazateco y español.
Esa noche no dormí. Como a las cinco de la mañana me fui a
echar un rato a la cama. Primero los perros y después los
gatos, estuvieron luchando contra algo que los hacia en
momentos, entrar en un frenesí. Por experiencia, sabia que
no le ladraban a seres humanos, de modo que los deje
haciendo su trabajo. Los animales en general, pero los perros
y los gatos en particular, tienen una alta sensibilidad en
cuanto a las entidades malignas que asechan a sus amos y
casas.
Habría la puerta de la recamara y en balcón cerrado por
cristales, estaba la abuelita observando el estado de las trece
velas que en la noche había encendido en una fila de doce y
una al frente. – Te fue bien, tu tigre, mira que bien están las
!13
velas. Como soldaditos las velas se habían consumido
verticalmente y extrañamente no se desbordaron al
consumirse.
Inmediatamente nos alistamos y subimos al vehículo, nos
dirigíamos a una zona arqueológica del valle, que no está
abierta al turismo pero que, es tal vez, lo más impresionante
que he visto en los valles. Al lado de una pueblo, pasa
inadvertida a pesar de sus inmensos "mogotes", que forman
lo que debió ser un centro de conocimiento muy importante
de nuestros Viejos Abuelos.
Desde que llegué a Oaxaca en la década de los años setentas,
tuve la suerte de "encontrármela". Desde entonces siempre
visito este santuario a quien le tengo que agradecer, entre
otras cosas, el tener la maravillosa oportunidad de vivir en
Oaxaca. El lugar cuenta con plazas y pirámides a sus cuatro
costados. Un juego de pelota de buen tamaño que, las
primeras ocasiones que la visite me llamó mucho la atención.
Sin embargo, al paso de los años, inexplicablemente el juego
de pelota "desapareció" y cuando llevaba personas a que la
conociera, aseguraba que en la zona arqueológica existía un
juego de pelota.
En lo que debió ser la plaza principal, ahora esta en el centro
una inmensa piedra tallada de forma rectangular. Actualmente
es un lugar de culto. No se de quién ni para qué pero, casi
siempre se encuentran vestigios de "ceremonias", plumas de
gallina, recipientes vacíos de alcohol, flores y muchas otras
chucherías. En la primera ocasión que llevé a la abuelita a la
zona arqueológica, ella dijo al ver la piedra, - mira tu, Tigre,
esa es la mesa de la gente antigua.
Sin embargo, recientemente me "volví a encontrar" el juego
de pelota. Pero lo más interesante es que en él, siempre había
estado una inmensa piedra rectangular, como la de la plaza
principal, pero lo más extraordinario es que aunque tenía
varias ocasiones de ver la piedra, nunca me había percatado
de que estaba labrada y que correspondía a una cabeza de
serpiente que debió estar en la parte frontal de una magna
escalera, como la que existe en la esquina del edificio del
!14
Museo de la Ciudad de México y que se supone era del templo
mayor. De ahí para adelante, ese fue el sitio de poder. En
varias ocasiones habíamos ido de noche con la abuelita,
Benito, Vicente y Agustín, a llevarle ofrendas a la "gente
antigua", como dice la abuelita. Quien afirma que "el
pensamiento de la gente antigua se levantará de nuevo".
Siempre que hemos ido de noche hemos tenido sucesos
extraordinarios. Una vez, Vicente fue "atacado" por un dolor
que le subía por la pierna y que rápidamente Benito lo
controló con unas plantas que cortó y un masaje que le
aplico. En otra ocasión, estando sentados en torno a la piedra,
empezamos a escuchar ruidos como de una persona que se
acercaba, como era tiempo de secas, la maleza hacía mucho
estruendo. Al principio supuse que en cualquier momento
llegarían los vecinos a corrernos del lugar, cosa que por
fortuna es común. En Oaxaca la gente cuida su patrimonio
con celo. Sin embargo, aquello que hacia ruido, no se decidió
a salir al claro. Después de un tiempo supimos que "eso" no
era ni una persona ni un animal. Estos sitios tienen sus
guardianes milenarios. La última ocasión estando muy noche
y con unas veladoras que alumbraban el oscuro lugar, de
pronto apareció un extraño ser, como salido de la nada. Al
principio creímos que era un perro y le hablamos y lo
tratamos de asustar. El animal no se movía y con sus orejas
puntiagudas nos observaba con detenimiento. Sin miedo y sin
agresión. Vicente sintió que esa visita tenía que ver con él.
La abuelita me pidió que me recostara en un sofá. Desde mi
perspectiva veía a la abuelita inmensa, moviéndose en torno a
una mesa, preparando su "medicina". Finalmente quemó
copal y sahumó un plato, pidiéndole a los hongos que me
ayudaran a ver mi vida, mi trabajo y mis asuntos. Al término
me extendió el plato con hongos y me dijo, - no tengas
miedo.
Por primera vez, los hongos no me parecieron con un sabor
fuerte y a tierra. No sólo era su color negro que era extraño,
sino que me los dio como empapados de un liquido que le
daba un sabor agradable pero que no era miel.

!15
Rápidamente los comí con asombroso gusto. Después de un
rato, la abuelita sentada en su silla y yo acostado en el sofá
estábamos en silencio con la luz apagada. Empecé a dormitar
y de repente la abuelita me despertó. – Tu Tigre te estas
quedando dormido, se acercó y con su mano me dio en la
boca, tres raciones más. Ese fue el detonante.
La abuelita afirma que el hongo enseña la forma correcta de
vivir. Dice que "trabaja" en el interior del cuerpo, que "sube y
baja" de la cabeza a los pies, componiendo todo lo que esta
mal y que tiene efectos curativos que duran varios días. Lo
cierto en mi caso, es que desde que empecé a ingerir los
hongos ha venido disminuyendo "el sufrimiento" de mi cuerpo
cada que los como. La abuelita dice que es por que casi ya
estoy sano, y que vendrá el momento en que ya no necesite
comerlos, como es el caso de Benito, el aprendiz más
avanzado de la abuelita quien, en las ceremonias, ayuda a la
abuelita y sin ingerir la maravillosa sustancia y entra en
directa y total comunicación con quien esta "trabajando".
Esa noche platique horas enteras con la abuelita. Hablamos
de las cosas que veíamos en mi corazón, de lo que según ella,
dice que pronto sucederá en la Tierra. La abuelita esta muy
preocupada del caos social, político y económico de México.
Me dijo que pidiéramos por los "pobrecitos que no tienen nada
para comer". – Tu Tigre, la tierra esta muy enojada, se le ha
ofendido mucho, la gente tiene mucho pensamiento malo en
su cabeza. El mundo no se va a acabar porque, santísimo
Señor Jesucristo es muy grande, pero si vamos a sufrir
mucho.
Es sorprendente la claridad de pensamiento y la profundidad
con que uno puede tratar los asuntos del mundo y los
personales. La mente se vuelve diáfana y actúa a una
velocidad que las palabras le llegan a estorbar. Uno se
comunica con las personas de manera total y profunda, sin
necesidad de usar la voz. La abuelita entonces me explico
muchas cosas de mi vida. Cada cosa se fue poniendo en
orden y mi espíritu emanaba paz. Todo se reduce a "entender
las cosas".
!16
Los Viejos Abuelos y sus herederos directos, los pueblos
indios de México, piensan que los seres humanos tenemos un
"cuerpo físico" y un "cuerpo espiritual". Las enfermedades son
producto de los "daños" espirituales que nos hacemos en la
vida y que se manifiestan como enfermedades en nuestro
cuerpo físico. Por ello, los mazatecos en este caso, pretenden
a través del hongo, entrar en estados alterados de conciencia
y con la "velocidad" que da la psilocibina, se puede "recordar
y ver" lo que nos sucedió en la vida ordinaria y por lo cual,
nuestro espíritu se dañó. Se repara con una sencilla plática.
Se "ve" el problema y en este caso, la abuelita, profundiza o
filosofa sobre el tema, de modo que, uno queda claro y
satisfecho de la respuesta encontrada al problema o
problemas. Después como terapia, según el caso, el
"paciente" tendrá que rezar, poner veladoras o hasta ir a los
lugares donde sucedió el percance, que generalmente es en el
campo, y hacer algún "mandado" que le deje el curandero.
Esa noche la abuelita y yo sellamos un pacto no escrito ni
hablado. Nunca volvería a trabajar con terceras personas. Esa
noche descubrí su maravilloso mundo. Entendí su dulzura, su
fragilidad y su inaccesibilidad. Me contó cosas personales de
su vida. Me enseño ese mundo frágil y delicado, construido
con ternura y sensibilidad, que históricamente los no
indígenas, jamás hemos podido penetrar y donde, se agazapa
el potencial humano que en su momento los pueblos indios
nos darán para encarar los desafíos del turbulento tercer
milenio.
Estaba viviendo el momento cumbre de la noche. Hincado,
tomaba con la mano derecha una bolsa con cuatrocientas
semillas de cacao y una vela. Con la mano izquierda y
acercándomela a mi corazón, tenía dos velas enredadas con
un listón blanco. Las lágrimas humedecieron mis ojos y
corrieron sobre mis mejillas. La abuelita me limpiaba con un
manojo de plantas en envuelto en una nueve de humo de
copal. Había comprendido que la forma de rechazar el mal, es
perdonándolo de corazón.

!17
Entonces la voz interior volvió a retumbar en mi ser diciendo
lentamente, como para que en sus reverberaciones, se calara
más hondo en mi ser. -" la verdadera maldad es un arte
maligno que sólo Dios le concedió al demonio, la maldad en
los seres humanos, es sólo es estupidez."

3. ENTRE EL JAGUAR Y LA SERPIENTE
Había iniciado la ceremonia, los cuerpos chisporroteaban y la
abuelita pequeñita se deslizaba en la habitación. Parecía que
la media con sus pequeños pasos, la revisaba y la ordenaba
en su mente.
Sentado en la cama esperaba pacientemente la expansión de
la maravillosa sustancia a partir de mi estómago hacia todos
los rincones apartados de mi cuerpo. Sabía que iniciaría su
propagación en un movimiento espiral de caracol, desde el
centro de mi estómago hacia todos los confines de mis
extremidades. Como una inmensa e inimaginada serpiente, se
deslizaría por todos mis células, penetraría lentamente los
huesos hasta apoderarse de mi razón, para hacerme vibrar en
su frecuencia.
Conforme pasaba el tiempo y en la oscuridad, la maravillosa
sustancia se hacia más pesada en mi vientre. En momentos,
sentía deseos de volver el estomago y liberarlo de esa extraña
fuerza que sabía, pronto sería dueña de mi cuerpo.
No tenía miedo ni angustia. Me sentía tranquilo y relajado.
Sabía que pronto estaría la serpiente frente a mi y que
iniciaríamos un encuentro pospuesto.
Empezó entonces en lo más profundo de mi ser a escucharse
una tonada monótona y repetitiva, una frecuencia como una
ondulación armónica. Sabía que estaba llegando.
Mi cuerpo empezó a moverse rítmicamente. La cama era ya
demasiado pequeña y salte al piso. Sentía como la sustancia
se iba apoderando de mi cuerpo y hacia que se moviera
rítmicamente. La música salía de mis adentros y la tonada era
obsesivamente repetitiva y rítmica.

!18
Los movimientos me relajaban y me entonaban en la
frecuencia de la sustancia. Me asomé al ventanal y las luces
de la ciudad se me fueron encima y me prendieron como
dardos luminosos, que me seguían a donde me moviera.
El cuerpo se sentía más desahogado, el ritmo del movimiento
era más fluido y mi cuerpo crecía en el ritmo. Todos mis
músculos se empezaron a fortalecer y a pesar de mantener
una elasticidad asombrosa, la dureza de su contorno me
permitía bailar sin ningún esfuerzo.
La música interna vibraba a través de todos los poros de mi
cuerpo, como una formula matemática, como un greca
continua, se repetía una y otra vez hacia el infinito. Sentí
entonces que era imprescindible bailar y entre mis cosas
apareció un tambor ceremonial de los tarahumaras e
instintivamente lo empecé a tocar, tratando de seguir el ritmo
que se generaba en mis entrañas.
Mi cuerpo se movía sin mi voluntad, él había tomado el
control y hacia lo que sentía. La sustancia era dueña total y
absoluta en mi cuerpo. Circulaba vertiginosa por el torrente
sanguino y el estomago parecía una pequeña caldera que
estaba a punto de explotar. En momentos en que sentía que
era demasiada la sustancia instintivamente orinaba para bajar
la saturación y poder ser más fluido.
A través de la danza empecé a "saber", el conocimiento venía
de los movimientos. Todo mi cuerpo estaba sufriendo
conscientemente un milenario proceso de aprendizaje y
aunque mi mente se resistía, el cuerpo había tomado el
control total. Cada miembro de mi cuerpo parecía que tenía
vida propia, no sólo por sus movimientos sino
fundamentalmente por su conciencia concertada con el centro
de mi ser de donde provenía la rítmica frecuencia, que se
expresaba como música, pero que en el fondo yo sabía que
era el movimiento ondulatorio de la luz.
Cerré los ojos y bailé al ritmo del tambor que pretendía seguir
la frecuencia intermitente que salía de lo más profundo de mis
adentros. Toqué el caracol a los cuatro rumbos de la

!19
existencia, el centro de la habitación dejaba de ser profano y
pasaba al ámbito de lo sagrado. El milenario conocimiento se
manifiesta nuevamente en sus hijos. Estaba en medio de la
habitación girando en torno de mí y la música, cuando
apareció flotando en el espacio a la altura de mis ojos.
Una mancha nebulosa que irradiaba luz blanca y verdosa,
empezó a asecharme. Sus ojos de luz penetraban mi corazón
y me aferraba a la danza como defensa. Sentía una mezcla de
miedo y emoción. Instintivamente crucé los brazos haciendo
mucha presión con los antebrazos. Algo en mí interior me
decía que esa era una protección, un escudo que impediría
que brincara sobre mi. Pero a pesar de todo, en un momento
el poderoso jaguar se abalanzó. Salto con agilidad
describiendo un arco y fue a caer con sus patas delanteras
sobre mi cabeza y por ahí empezó a penetrar en el cuerpo,
entre destellos de luz.
Detuve la danza y alce la vista. Caía desde el firmamento una
cascada de luz que me bañaba de la cabeza a los pies.
Cuando finalmente penetró totalmente el jaguar en mi
cuerpo, empecé a girar con los ojos cerrados.
Había dicho anteriormente que los cerros de San Felipe me
protegen. Yo se que son mis guardianes, en especial uno que
sobresale de la sierra visto desde la ciudad. Sabía que tenía
que girar y de pronto parar y abrir los ojos. Sabía que la
dirección marcada sería una señal muy importante. Tres de
las cuatro ocasiones detuve mi giro frente al Cerro de
Atzompa.
Entendí directamente sin ninguna elucubración, que mi sitio
de poder sería la guarida del jaguar. De pronto supe con suma
claridad que la fuerza de Monte Alban se había refugiado en el
Cerro de Atzompa.
En la primera ocasión en las montañas de Huautla quien me
ayudó fue una inmensa serpiente de cascabel, ahora en el
valle, frente a la montaña sagrada, fue el jaguar el que vino
generoso a darme su fuerza, su astucia y su valor.

!20
Cuando entró el jaguar en mí ser, supe a través de la luz que
me bañaba, que mi destino era el combate. Que mi tarea en
este mundo requiere del espíritu de un guerrero. La Serpiente
me dio la luz y el jaguar la fuerza.
Recuerdo especialmente dos posiciones con mis manos, una
de defensa, como un escudo y la otra, como un condensador
de energía que sale de mi pecho a partir de un rombo hecho
con mis manos invertidas, del que con un gran esfuerzo sale
un torrente de energía.
La sustancia rebosaba por todos mis poros. Salía de mis ojos
y se prendía a la bóveda celeste que desde los ventanales nos
asechaba. La frecuencia sonora se iba afinando cada vez más
y todas las células de mi cuerpo tenían conciencia propia de la
frecuencia y compartían el movimiento con todo lo que me
rodeaba.
Empecé a hacer movimientos rítmicos y elásticos, pero mi
cuerpo vibraba de la tensión a la que estaba siendo sometido.
La sustancia se había apoderado de mi espina dorsal y
penetraba amenazante a mi cerebro, reducto de mi yo
incrédulo y temeroso.
En ese momento, aferrado a mi conciencia, tuve que aceptar
el ineludible compromiso de ser un guerrero, mi destino
estaba marcado con la guerra florida. El espíritu de la
montaña se había apoderado de mi o yo me integraba a la
montaña, se había sellado el "compromiso". La Serpiente y el
Jaguar me acompañarían en mi destino.
Para esos momentos las amables y generosas personas que
estaban en la habitación se habían quedado en otro plano,
intentaban bondadosamente regresarme. Las entendía pero
estorbaban.
En un momento me sentí desfallecer y me desplomé en la
cama. Mi cuerpo estaba exhausto. Pero aún tirado en el lecho,
mi cuerpo no podía dejar de moverse. La abuelita me
hablaba. Mi cuerpo se enfrió y empezó a transformarse mi
visión.

!21
Al principio la visión se distorsionó y las figuras se
transformaban en pequeños cuadros de colores. El mundo se
transformó en un inmenso mosaico de colores con extrañas
formas que, poco a poco, se convirtieron en grecas de
colores.
En medio de esta sensación, yo sabía que estaba entrando a
otra fase del proceso. La maravillosa sustancia se había
apoderado totalmente de mi cerebro y mi último reducto de
sobriedad se desplomó. Mansamente acepte el estado,
aunque mi cuerpo, en especial mi pierna izquierda se seguía
moviendo rítmicamente sin mi control.
La noche estaba llegando a su fin. Extremadamente cansado
yacía sobre la cama. Todo tomó un ritmo más lento pero más
profundo. Sentía que la sustancia no cambia en mi cuerpo.
De pronto la vibración que me había acompañado durante
toda la noche se empezó a expandir en mi cuerpo, la
habitación y el mundo entero. Sin darme cuenta y más como
una necesidad, empecé a seguir el ritmo de los sonidos que
salían de mi interior. Con mi boca imitaba a través de sonidos
como de una serpiente, la música que salía de mi ser.
El escucharme me reconfortaba. El repetir las notas con los
dientes cerrados y la lengua presionándolos, me hacía
sentirme parte armónica de lo que me rodeaba. Entendí que
todo esta constituido de una frecuencia, que la esencia de
todo es una frecuencia, un grupo de sonidos en el que
estamos vibrando todo cuanto existe en el universo. Que todo
es luz, pero que esa luz no es estática, sino que se mueve
rítmicamente, como una greca sin fin.
Supe entonces que las grecas y sus colores, son la nostalgia
de los seres humanos por retornar a la esencia más pura del
origen. Las grecas son una abstracción del recuerdo de la luz
y representan gráficamente ese fluir, esa ecuación perfecta
que nace desde lo más profundo de nosotros y nos prende al
mundo de afuera, nos armoniza y conecta con el todo, con el
universo.

!22
El desafío es encontrar la frecuencia para afinarse con lo
inconmensurable. Supe que todo, absolutamente todo en el
universo tiene vida. Pero que esa vida tiene que ver con la
frecuencia en la que vibran cada una de las cosas que esta en
él. La frecuencia en que vibran las cosas en el mundo, están
en contra punto o en diversas escalas de la frecuencia
fundamental. El universo esta constituido en su totalidad de
una inmensa frecuencia, con billones de variaciones sobre esa
frecuencia, cada variante es una vida, una conciencia. De esta
manera una bacteria, un insecto, un ser humano, un árbol,
una roca, una montaña, un planeta o una estrella, todos
vibran con la misma frecuencia, lo que varía es el tono de
ella.
Entendí de esta manera que una piedra o el mismo planeta
Tierra, tienen vida. Esta vida esta determinada por la
vibración y su frecuencia.
Me sentía exaltado por saber y sentir esto en mi cuerpo.
Percibía al mundo por primera vez a partir de la vibración y
me sentía dichoso por estar afinado, entonado con este
movimiento, con la frecuencia maestra. Mi cuerpo estaba
afinado con todo cuanto me rodeaba. Mi alma estaba en una
profunda paz como nuca había sentido y mi mente estaba
tranquila, había aceptado por fin esto que ahora intento
escribir.



4. EL SEÑOR DEL VIENTO
Esta noche fue una inmensa y aterradora batalla de poder.

Cecilio y Emilia compartieron conmigo esta maravillosa
experiencia.

Estuve muy cerca de la muerte. De momento, sentía que ya
no tenía fuerzas y que ahí quedaría. Me despedí de mi hijo

!23
Santiago. Me quede con el deseo de amarla con tanta
intensidad, que mi cuerpo se deshacía en el tuyo.

Estuve pues, a un tris de fracasar..... pero salimos victoriosos
todos, yo sostenía emocionalmente a Emilia y a Cecilio.

Emilia estaba verdaderamente aterrada...ella es como una
paloma,

veía mi lucha y como avecita se azotaba en su jaula y quería
volar. En tanto de Cecilio se apoderó nuestro Padre el Viento,
por su garganta resonó la fuerza de la cordura y la sabiduría.

Nuestro Señor Ehecatl Quetzalcóatl vino generoso a nosotros
y nos compartió su sabiduría, su enseñanza de cómo se debe
vivir, de cómo debemos respetar a nuestros padres y abuelos
y cómo ser dignos de ellos. Habló con voz fuerte, tronó como
un rayo su voz en la loma, para que desde ella todos, hasta
los sordos escucharan.

Su voz fue un regalo, un prodigio de un ser viviente, de un
ser humano.
Sus palabras fueron verdaderas, se escucharon una a una,
acotadas, con

ritmo, sin prisa, sin enojo, sin violencia, pero todas
demoledoras.
No nos juzgaban, no nos reclamaban, no nos regañaban, solo
nos instruían, nos limpiaban, nos enderezaban.

Una a una las fuimos escuchando.
Estaba frente a él, con una rodilla al suelo, con la cabeza
baja.
Sus palabras eran como una tormenta, nos empapaban, nos
cubrían y nos calaban hasta lo más profundo del alma.

Yo me sentía como un guerrero escuchando la voz del mando,

la voz de la verdad, con una rodilla al suelo, flexionado,
receptivo.

!24
Las palabras de nuestro Señor del Viento, las del soplo divino

que purifica nuestras almas y las hace atinadas y atentas. Las
palabras de nuestro Señor Quetzalcóatl que amoroso y
sereno, les hablaba a sus descarriados hijos, a sus insensatos
hijos, a sus necios

hijos.

Desde la loma de San Jerónimo Yahuiche todo mundo las
escuchó,

y aún los sordos que no quieren oír y los desatentos que no
quieren

entender, esta noche tuvieron que escuchar y nadie ahora
podrá decir que nunca se los dijeron, que no lo sabían.

El Señor del Viento, el amo de la libertad vino a hablarles a
sus hijos.

Y nos habló de cómo debemos de vivir, de cuál es el camino
virtuoso,

de cómo debemos de comportarnos en este mundo, de cómo
debemos de honrar a nuestros padres y a nuestros hijos.

Ninguna de sus palabras eran nuevas. Todas son nuestras y
siempre han

habitado en el fondo de nuestro corazón. Sólo fue necesario
que nuestro

amado Señor del Viento nos volviera a susurrar a nuestras
adormecidas almas,

cómo un soplo divino que viniera a reavivar a las cenizas, de
donde renace

la llama de la vida, de la esperanza y de la luz interior.

El costo fue altísimo, en un momento mi cuerpo se
derrumbaba y me iba a

vomitar, defecar y orinar. Las piernas se me doblaron y quería
huir de mi

mismo....pero todos nos aguantamos y nos quedamos en la
meritita raya.

!25
Hasta nuestra paloma, nuestro sensible venado en el
momento más fuerte,

hundió su voluntad en nuestras apaleadas conciencias y
pudimos entonces

cruzar venturosos este maravilloso encuentro con el Viento,
con el soplo

interior.














5. LOS OJOS ALUCINADOS
Al ritmo de los inmensos tambores, todos los jóvenes bailaban
en torno a tres círculos excéntricos. Eran las ocho de la noche
y el centro de la ciudad de México, poco a poco, se iba
quedando solo; sin coches, sin gente, sin prisas. Las potentes
luces alumbraban a los antiguos edificios, que como
monstruos mitológicos, sobresalían pétreos, entre la luz
mortecina que filtraban el esmog.
El tam tam de los tambores, marcaba un ritmo extrañamente
contagioso. Parecía que las células y neuronas de los atónitos
espectadores, hacían una danza en sus extraños y
antiquísimos sentimientos.

!26
Luis bailaba con toda la energía que tenía su delgado y
correoso cuerpo moreno. Escasamente estaba en el quinto
día, y ya se sabía los "pasos" básicos de la danza "Azteca".
Apenas el sábado pasado, cuando salió a ligar chavas al
Zócalo con sus compañeros de la vecindad, se acerco a ver a
los danzantes. A pesar de las bromas de sus amigos, sobre
los "indios azotados y emplumados", Luis quedó extasiado.
Algo lo aferró por dentro y lo ancló al círculo de espectadores.
Por su cuerpo fluía una energía antigua, que destapaba
barreras ancestrales y lo conectaba con lo más profundo de
su ser.
No se dio cuenta, pero en un momento, instintivamente
estaba bailando. Su cuerpo se movía por sí sólo y su mente se
había perdido en el cielo. Salió rebotando de entre las
inmensas fachadas de la catedral, el Palacio Nacional y los
enormes edificios que rodean la plaza. Su espíritu empezó a
hablar con el firmamento.
Regresó de súbito, cuando escuchó la voz de un hombre, que
le hablaba a corta distancia. Cuando Luis aterrizó en el
Zócalo, entendió que aquel hombre lo estaba invitando a
sumarse al grupo de danzantes. Al dar las gracias y prometer
que estaría puntual el lunes por la noche, se dio cuenta de
que casi todos los bailarines se habían marchado y los pocos
que quedaban, platicaban mientras arreglaban sus cosas; el
tiempo había dejado de existir.
Luis regresó caminando y pensativo a su vivienda en la
colonia Morelos. Caminaba con un sentimiento de pureza y
equilibrio. Cuando llegó a su vecindad, no lo inmutó las burlas
de sus amigos que ya estaban tomando cervezas en el
portón; ni le molestó la televisión a todo volumen y las
disputas entre los ocho miembros de la familia, que vivían
hacinados en tres míseros cuartitos. Directamente llegó a su
catre y se tendió a dormir profundamente.
Esa noche, como todas las de la semana siguiente, soñó con
los guerreros águilas y los guerreros tigres. Caminó por la
antigua Tenochtitlán, entre calzadas, plazas y mercados. Lo
extraño de su sueño era que los personajes que veía, eran
!27
sus propios amigos y familiares. Todos los rostros eran
conocidos, eran los personajes de su colonia. Pero eran
diferentes, en tanto eran plenos, vitales y alegres. No había
miseria y marginación, no existía en sus rostros odio y rencor.
Todo era bienestar, eran los mismos, pero no eran los jodidos,
los mugrosos, los resentidos; eran seres humanos llenos de
alegría y dignidad.
De esta manera, todos los días, después de chambear lavando
carros en un estacionamiento, Luis se dirigía emocionado al
Zócalo a reunirse con sus nuevos camaradas, pese a la burla
constante de sus familiares y amigos. Le encantaba escuchar
al "Tlamatinime", un viejo que les contaba a los danzantes las
historias de los Viejos Abuelos. En pocos días había aprendido
que ellos eran los descendientes del antiguo y noble pueblo
mexica. Que la danza Azteca era una herencia y un medio
energético de estimular la conciencia sin el uso de la razón; y
que él debía convertirse en un guerrero del espíritu y florecer
su corazón. Que muy pronto la madre tierra, desataría sus
fuerzas telúricas para despertar las conciencias del nuevo Sol,
que alumbraría un mañana más justo y humano para todos.
Que los ancestrales dioses regresarían a proteger a los hijos
de los hijos de los Viejos Abuelos para formar una nueva
sociedad.
Alguien del grupo le regaló una banda tejida a mano y le
permitieron ponérsela en la cabeza y bailar con ella. La danza
era una escuela muy estricta y jerárquica, a través de la
enseñanza, poco a poco se ganaría el derecho a usar plumas
y el atuendo correspondiente.
Luis ahora entendía el significado de su hasta ahora,
insignificante vida. Dejaría de ser un condenado al salario
mínimo y a ser una copia de tercera de los gringos. Luis ahora
aspiraba como nunca a ser un mexicano de primera; estaba
decidido a forjarse "un rostro propio y un corazón verdadero".
El conocimiento de su luminoso pasado, le daba otra
perspectiva de su presente y le delineaba un futuro propio, en
tanto tenía una misión en la vida. El jefe de los guerreros, el
Tlacatecatl, lo había bautizado con el nombre de Brillo de
!28
Luna. Para Luis ahora; el "Pelos", jefe de la banda de ladrones
de accesorios de automóviles, el "Tamal", madrina de la
judicial, el grupo "Bronco" y "Siempre en domingo" con todas
sus estrellas, habían quedado totalmente en el pasado. Tenía
nuevos valores en la vida que le eran extrañamente muy
propios y que lo hacían sentirse pleno y consciente. Tenía una
nueva forma de ver y entender el mundo y la vida. Había
brotado misteriosamente en su ser, una inconmensurable
fuerza interior.
Sin embargo, el sábado fue un día muy especial para Luis.
Cuando termino la danza en el Zócalo, se quedó hasta muy
tarde platicando con su maestro. Estaba emocionado al saber
que la palabra México tenía un significado mágico. El
Talmatinime le dijo que: -Me- venía de Meztli, "Luna" en
lengua Náhuatl; -xi- de xictl "ombligo" y -co- era el locativo
"en". En síntesis, que la ciudad en la que él había nacido, era
un lugar muy especial para la tierra y que estaba ligada
eternamente a las fuerzas cósmicas de la Luna. Que la tierra
era un ser vivo y consciente, que sufría ciclos en su larga
existencia. Que esta tierra en especial, era una parte muy
sensible de este inmenso ser vivo; que estaba próximo un
cambio trascendente para la humanidad y que los hijos de
esta parte de la tierra, tenían un responsabilidad muy
importante y que por eso, él ahora estaba con ellos.
Cuando dieron las dos de la mañana, todos se dispersaron a
descansar a sus casas. A la mañana siguiente el Tlamatinime
llevaría a los más distinguidos principiantes a Teotihuacan, la
ciudad donde los viejos abuelos se habían convertido en Luz.
Luis caminaba emocionado hacia su casa. La luna llena,
inmensa y luminosa, seguía a Luis por todas las calles. De
repente se escondía entre los vetustos edificios coloniales, de
de repente aparecía, grande y sonriente en medio de la calle.
Luis la contemplaba con asombro, como si nunca hubiera
visto toda su belleza y majestuosidad. Sentía como que la
luna estaba viva, y en ella, se depositaba el espíritu de sus
viejos abuelos. Su corazón latía con velocidad y él sentía que
su vida entraría próximamente a una nueva dimensión.

!29
Mientras tanto en las cercanías de la Plaza de Garibaldi, unos
patrulleros habían estado libando desde las ocho de la noche.
Le cayeron a un provinciano que borracho se le ocurrió sacar
su pistola y tirar unos balazos al aire de pura alegría. El pobre
no sólo perdió la pistola y su cartera con todo su dinero; sino
que, quedó tirado en una de las obscuras callejuelas de la
Merced, brutalmente golpeado, después de haber sido
"paseado” en la patrulla por un largo rato.
En la euforia del alcohol y la prepotencia del "poder", al dar
vuelta en una calle, la patrulla con las luces apagadas
atropelló a Luis, quien venía sumido en sus pensamientos.
El golpe no fue muy fuerte; Luis se levanto enojado y le dio
una patada a la patrulla, que ya se había detenido; gritando -!
Órale cabrones!.
De la patrulla se bajo en seguida el sargento Sánchez, con los
ojos rojos, inyectados de ira y con la pistola en la mano, y le
dijo al muchacho:
- ! A quienes les dices cabrones, hijo de tu pinche madre!, y
sin mediar más, le soltó a quemarropa tres tiros en el vientre.
Luis al sentir los impactos se desplomo lentamente y calló
boca arriba en un charco de sangre. En sus ojos abiertos, la
luna entraba silenciosa a recoger el espíritu del muchacho
moribundo.
- !Chale, mi sargento, ya se cagó en el chavo!,- dijo el
operador de la patrulla.
-! Pélate Martínez,.... Al cabo que fue en defensa propia.
-Ya vez que ojos de alucinado traía este pendejo.... ¡seguro
que era del PRD!







!30










6. DON PRISCILIANO

La tarde esta muriendo y los últimos rayos de sol se rompen
en pequeños destellos sobre las partes claras de la tarde. El
calor húmedo que emerge de esas tierras tropicales se
impregna con el olor a selva. Los grillos empiezan a cantar y
su coro se pierde en el graznido de las aves, que en el estero
alborotan la llegada de la noche. Las primeras estrellas
empiezan a adornar el firmamento y se confunden en ese azul
pálido de las noches de otoño, cuando los días se alargan
como nuestras plegarias.

Por el sendero abierto a golpe de guarache costeño, con su
trazo rebelde que serpentea de abajo hacia arriba, se advierte
el caminar presuroso don Prisciliano Sánchez. Hombre de
perfil agudo y cuerpo correoso. En su mano larga y afilada
aprieta una caja pequeña. En pocos minutos llega hasta la
loma donde esta su choza hecha de postes y barro, cubiertos
con palapa. Los perros empiezan a ladrar hasta recibir a su
amo, moviendo la cola al compás de las patas. En los ojos de
los perros se denota una mirada de alegría, pues en el día no
han visto a nadie por ese lugar, tan apartado del Rancho del
Ciruelo y tan escondido en los esteros.

Pero Prisciliano no responde como de costumbre al saludo de
sus perros y apresura más su paso, en su cabeza trae una
idea que lo ha obsesionado por días largos y enteros.

!31
Al entrar a su casa respira profundamente para poner fin a su
caminata desde el pueblo del Ciruelo. Por sus ovaladas y
grandes fosas nasales, entra un torrente de aire caliente
impregnado de ese peculiar olor de su casa.
Ese olor que contiene sus valores; su vieja escopeta y tres
cartuchos del 20, su pistola, la cama, la mesa y una silla, sus
trapos, los cacharros y hasta el característico arma de sus
cinco billetes de a cien pesos, que guarda celosamente en un
hueco de la palapa.

Después de beber un vaso de agua fresca de su jarra de
barro, se sienta en la mesita que hizo con sus propias manos,
como todo lo que hay en la casa. Pone a un lado su machete,
se quita el sombrero y se pasa la mano por la frente, que
caliente corre por su frente.

Cuidadosamente desenvuelve la caja roja, en la que se
alcanza a leer, Reminton calibre 380, 25 cartuchos, Hecho en
México, la abre y encuentra perfecta y simétricamente las
balas. Sus ojos grandes y amarillos, dejan ver una mirada de
satisfacción al contemplar una por una esas 25 piezas
perfectamente iguales. Con ese brillo ocre, es brillo metálico,
que las hace verse como un tesoro, pues ahí, en su choza,
donde todo esta entre hecho y donde sólo se ven troncos
chuecos, cacharros de barro deformes, en fin, todo al natural,
en contraste con esas balas perfectamente redondas, de la
misma medida y al tomarlas con la mano se sienten frías y su
sonido es metálico, pero seco y corto. Y sin embargo, ese
sonido cautiva a cualquier costeño y en especial a don
Prisciliano, quién esboza una sonrisa que deja entrever sus
largos dientes amarillos y su saliva que une sus labios
delgados y rojos.

Don Prisciliano forma una a una sus 25 balas en las dos rajas
de Parota que forman la mesa, para después, con mucha
calma, con el dedo índice empieza a derribarlas. Una a una,
con mucha paciencia las vuelve a formar.

!32
La noche ha roto completamente, sí los cantos de los grillos y
animales de la selva al principio eran cautelosos, ahora se
escuchan imponentes. Las estrellas brillan completamente en
el firmamento, la oscuridad reina en la noche, en esas noches
apacibles, pero intranquilas de la costa.

Prisciliano prende fuego a la parilla que se fabricó con cuatro
troncos enterrados y una cama de lodo, afuera de la choza.
Pone el café y los frijoles a calentar, al último las tortillas. Se
arrima la sal y la jarra con agua a la mesa y comienza a
cenar. Sin poner atención a sus alimentos como con tedio, los
conoce muy bien, desde que era un niño. No existe mayor
interés, pues es lo que comen diariamente los hombres de la
costa, desde que nacen hasta que mueren. Ya no le saben a
nada, sólo a comida que hay que comer, no para él, sino para
su estomago, que lo muerde por dentro y no lo deja en paz,
hasta que los ha recibido.

Al terminar, con la uña se limpia un pedazo de fríjol que le ha
quedado entre los dientes y de su roída camisa, mal tratada
por la zarzas del monte, se saca lo que le queda de una
cajetilla de cigarros, mojados por el sudor del cuerpo. Saca
uno y lo introduce ritualmente en sus labios, busca los
cerillos y prende lentamente uno, para acercarlo rítmicamente
a su cara, que se ilumina en la penumbra de la luz.

Se levanta y se dirige fuera de la choza a recostarse en la
roída hamaca que esta afuera de la choza. En las sombras de
la noche se mueve el punto de luz del cigarro, mecido por el
suave movimiento de la hamaca y de sus labios brotan
grandes bocanadas de humo que se elevan espiralmente
hasta enredarse en la palapa del tejaban de la choza.

En su mente de Don Prisciliano pasan muchas ideas y
recuerdos de su vida, como las nubes pasan por el horizonte
en los días de tormento por la costa. Parece que estuviera
viviendo otra vez es trago amargo en el que el capataz,
delante de los peones le dio ese cuartazo en la cara, por no
!33
haber curado del gusano al novillo de la vaca matacaballo. Era
su trabajo entrar a la bola de monte a sacar a la vaca y al
novillo, pero como el novillo se escondió en lo profundo de la
maleza, sólo lazó a la vaca y lo amarró a la tranca esperando
que el novillo se juntara con la vaca.

Maldito novillo, mejor te hubiera saltado el tigre o mordido la
coralillo, pero te tuviste que quedar dos días en el monte,
mientras el obligo se te llenaba de gusanos. Y ahí sintió, lo
caliente de la cuarta en la cara, las miradas de los peones le
comían el rostro.

Don Cayetano el capataz, le pegó y lo insulto delante de todos
y lo corrió por no saber hacer su trabajo. Maldito trabajo que
hizo su padre toda su vida y que de él aprendió, maldito
trabajo que su abuelo le enseñó a su padre, maldito trabajo
de cuidar vacas en el monte. Maldito trabajo.

El cigarro calentó sus labios y sus dedos lo tomaron para
dejarlo caer al suelo y al levantarse, con el guarache lo
restregó en la tierra. Con paso firme se dirigió al interior de la
choza y de una caja de madera, que saco debajo del catre de
cuerdas y petate, tomó su arma que estaba envuelta en una
gamuza, con una bolsa de plástico y con un cuidado
reverencial la llevó a la mesa.
Una hermosa escuadra marca Llama calibre 380 con dos
cargadores, la sacó con mucho cuidado de su funda y se
arrimó el aceite.
Con destreza de manos artesanas en el oficio de las armas,
quitó el seguro y tomó la parte posterior de la escuadra para
jalar suavemente y al escuchar el chasquido metálico que
indica que el arma había cortado cartucho.
Con sumo cuidado descargó el arma y la empezó a desarmar
con una reverencia que sólo los hombres del campo le tienen
a las armas.
Humedeció un trapo con el aceite y empezó a limpiarla.
Limpió el cañón, el cerrojo, todo con mucho cuidado y

!34
esmero, después puso unas gotas en el gatillo y en el resorte
mayor, limpió y aceitó también los cargadores.
Volvió a cortar cartucho y apuntó con la poca luz que daba la
lámpara de petróleo. Entrecerró un ojo y lo puso entre las dos
miras y sube, muy suavemente oprimió el gatillo y sin que le
temblara la mano, escuchó un clic seco y corto.

Vio como la mano subía hasta las nubes y poco a poco, sin
poderse mover, vio como las puntas de la cuarta volaban
presurosas a su cara, para finalmente estrellarse y dejar oír
un ruido característico de dos cueros al golpear.

Tomó el primer cargador y con la mano izquierda, poniendo el
dedo gordo en la boca del resorte y con la mano derecha
metió nueve balas, después las sacó y echando la mano hacia
la cintura, sacó de su funda una navaja y empezó a ponerles
una cruz en la nariz de cada bala. Hundía con fuerza la hoja
de acero sobre la punta roma de plomo de cada bala. Esta
operación la realizó con mucho placer dieciocho veces.

Al terminar volvió a colocar nueve balas en cada cargador e
introdujo cono cuidado y suprema habilidad, un cargador en
la parte inferior de la cacha de la 380 hasta oír el ruido del
seguro que indica que el arma estaba cargada.
Se cambió de mano la pistola y cortó cartucho, ese hermoso
sonido que hace temblar a unos hombres y a otros les da
valor.
El gatillo se corrió hacia atrás y quedó en esa amenazadora
posición. Puso el seguro y la metió en la funda al lado del otro
cargador. Dejó la pistola sobre la mesa, apagó la luz de la
lámpara y se acostó en su cama de cuerdas. Cruzó los brazos
debajo de su cabeza y se puso a meditar.
Primero se imaginó la cara de don Cayetano, nada más la
cara, grande y enfrente de él, después la cuarta y la mano.
Meditó sí las dieciochos podrían caber en un ojo, o en los dos,
imaginaba como quedaría su rostro. Pero creía que se sentiría
mejor con nueva balas en la cara y otras nueve en el cuerpo,

!35
o mejor sería nueve en la cara, dos en la mano derecha y las
demás en el corazón.
Así estuvo pensando, entre balas, la cara de don Cayetano, el
cuartazo en su cara y las risotadas de los peones, hasta
quedar dormido en un sueño intranquilo.

Amaneció y el aire frío que viene del mar estremeció su
cuerpo. Lo primero que escuchó, fue el tronar de las olas
sobre las indefensas playas. La marea estaba alta y los peses
saltaban sobre el agua huyendo de sus depredadores.
Prisciliano se paró sobresaltado, tomó su arma y el cargador,
buscó su dinero que estaba escondido en un lata vacía de
leche en polvo y se puso un paliacate en el cuello y salió de su
choza. En la puerta vio como llegaba uno de sus perros del
monte. Trotando subía el sendero con un conejo muerto en el
hocico, los demás perros ladraban y le movían la cola al
recién llegado. No se dieron cuenta cuando don Prisciliano
salía de la choza, con paso presuroso bajó la loma y antes de
internarse en el monte se detuvo, lentamente volteo a ver su
casa para despedirse de ella. Los hombres de la costa están
acostumbrados a no aferrarse a nada para ser ligeros como el
coyote. Prisciliano siguió su camino con paso presuroso antes
de que el sol se levantara sobre las montañas.

Pasó cerca del estero que había crecido porque la marea
estaba alta. Vio como los peces saltaban en la quietud del
agua y al caer golpeaban el agua y se oía un chasquido
húmedo que perturbaba el silencio del estero. Las ondas
excéntricas se iban a ocultar debajo de la maleza que parecía
treparse sobre el agua.
Al mirar el estero, Prisciliano pensó que era un buen día para
tirar la tarraya y con un poco de suerte, pescar tiburones en
la barra abierta del río frente al mar.
También se acordó de su cayuco que esta cerca de su casa y
que con el tiempo se iba a pudrir y poco a poco se iba a
hundir, hasta que se lo tragara el estero. Pero siguió su
camino. Con su mano se sintió el arma que llevaba bajo el
cinto y se encaminó a su destino.
!36

Llegó hasta el lugar que había escogido, un recodo en el
camino que va del Ciruelo a Lagartero, el pueblo de donde
venía todos los días don Cayetano.
Inspeccionó el lugar y escogió un lugar bajo unos árboles de
tamarindo, junto a una inmensa parota que daba una
generosa sombra y en la cual vivían unas iguanas que don
Prisciliano siempre quiso bajar. Ya conocí el lugar, así que se
puso a esperar sentado en cuclillas, sacó la 380 y cortó
cartucho, quitó el seguro y tomó el otro cargador con la mano
izquierda.

No se cuanto tiempo transcurrió, pero los quebrantahuesos
sobrevolaban el lugar en lentos barridos, el garrobo muy
atrevido se asomó en el brazo más grande y alto de la parota.
Las cocuchas caminaban por debajo de la maleza y el calor
comenzaba a abrazar el lugar.

Vio cuando las garzas y los pichiches llegaron a posarse en el
estero. Las aves dejaban oír sus cantos de amor y combate.
El agua había cobrado un color azul intenso y se enchinaba la
superficie del estero cuando soplaba la brisa del mar.
De pronto se escuchó el crujir de las hojas secas por el
camino. Entre miró sobre las ramas y descubrió la figura de
Cayetano, quién caminaba de prisa por el sendero. Llevaba en
una mano su machete y con la otra tomaba al morral que
pendida de sus hombros y en el cual llevaba su alimento.

El corazón de Prisciliano empezó a latir con mayor fuerza, tan
fuerte palpitaba que sintió como sí se le cayera hasta el suelo,
como un objeto independiente de su cuerpo. Sus manos
sudaron y apretaron más el arma, pero de pronto se relajó al
tomar una bocanada de aire y sintió que una corriente
eléctrica lo recorría por todo el cuerpo y lo tranquilizaba.
Como un felino, esperó a que su víctima se acercara más.

!37
Cuando Cayetano estaba casi enfrente de él, inhaló
profundamente y salto desde su escondite y le gritó con todas
sus fuerzas... ¡Así te quería agarrar cabrón!
Cayetano se quedó inmóvil por un instante, su cuerpo de
golpe se puso frío, para reaccionar soltando el morral y
desenfundar el machete. Prisciliano ya lo tenía en la mira y
medía los desesperados movimientos de su víctima y apretó
el gatillo de la 380.
Parecía una eternidad esos segundos, cada uno en sus
desesperados movimientos se quedaron congelados en una
siniestra escena que, hasta las aves parecía que guardaban
silencio.

De pronto se escuchó la primera detonación que cruzó de lado
a lado el estero.
El cuerpo de Cayetano se sacudió violentamente. Al segundo
disparo las aves del estero empezaron a remontar
apresuradamente el vuelo en desbandada y la mano de
Cayetano soltaba el machete, para que los dos, machete y
cuerpo cayeran sin trazo sobre la tierra. Después de estos
segundos se rompió el hechizo de esos momentos y la escena
se volvió muy violenta. Se escucharon siete detonaciones
más, una detrás de otra, con ese ritmo característico de las
escuadras; al mismo tiempo que los aleteos de las aves al
mover el agua y sus frenéticos graznidos de alarma.

El cuerpo de Cayetano yacía sobre el camino, la sangre roja
salía en abundancia de su estómago, como víboras huyendo
de la muerte. Cayetano sólo se movía a cada impacto.
Cuando todavía resonaban en el eco del estero las
detonaciones, hábilmente Prisciliano cargó la escuadra con el
otro cargador que llevaba en la mano izquierda y se acercó a
Cayetano que lo miraba con los ojos desorbitados sin poderse
moverse, con esa mirada impersonal de los que apenas están
entendiendo su muerte.
Prisciliano se acercó y sacó del morral de Cayetano su cuarta
y le dio seis cuartazos en la cara, para después, lentamente
empuñar de nuevo su 380, cortar cartucho y acercándose al
!38
hombre moribundo, le dijo; -pa´ que te enseñes a respetar a
un hombre desgraciado. Con la mano izquierda tomo a
Cayetano de los cabellos y con la derecha le metió con tal
violencia la punta del cañón en la boca del agonizante que los
dientes cedieron al acero, para finalmente descargar los
nueve tiros.

Cuando terminó el macabro rito, Prisciliano tomó la cuarta y
el morral de Cayetano y le dijo al cuerpo desecho que yacía a
sus pies; - me llevo tu taco y tu cuarta – y sonriendo agregó,
- yo creo que ya no los necesitarás. Y caminado rápidamente,
cómo es su costumbre, Prisciliano se pierde entre la vereda
que se mete en lo profundo del monte, como se pierde la vida
en la Costa Chica.
























!39














7. LA MUCHACHA DE LOS ANILLOS

La puerta se abrió de súbito y sus inmensos ojos tristes se
clavaron en mi corazón, como pidiendo desesperada ayuda.
Todo fue muy rápido, algunas personas salieron y otras
entraron, para que el convoy del metro siguiera su marcha.
Ella quedo frente a mí y cuando iba a mirarla de repente
desapareció.

Con la rapidez de un siervo se desplomó para sentarse en el
piso del vagón. Mi desconcierto aumentó, no entendía como
una persona en un espacio tan cerrado y lleno de personas se
podía sentarse en el suelo, entre los pies de los estoicos
usuarios.

Más adelante el tren se despejó y pude sentarme en un
asiento individual que estaba frente a ella. Era una jovencita,
no mayor de 20 años, extremadamente delgada. Su cabello
era lacio y le llegaba a los hombros. Tenía una belleza
maltratada que parecía estar a punto de huir, daba la
impresión que su cuerpo era la mazmorra de un espíritu
lastimado. Por su ropa se veía que no tenía problemas
económicos. Vestía un pantalón negro de pana, una playera
llena de caras con diferentes expresiones del “ratón
!40
miguelito”, traía una pequeña mochila de donde después sacó
un rompevientos negro, calzaba tenis, en conjunto se veía
frágil y vulnerable.

Aunque posteriormente se desocuparon algunos asientos, ella
seguía sentada en el suelo. De una posición fetal, donde
apretaba las delgadas piernas contra su pecho, pasó a
descansar los brazos sobre sus rodillas y a tomarse el cabello
y lentamente jalárselo hasta esconder su cabeza entre las
piernas. De repente hablaba para sí, parecía que estaba en un
dialogo profundo con uno de sus fantasmas.

Tenía manos muy delgadas y finas, cada dedo estaba
abrazado por un anillo de plata. De pronto empezó a jugar
con sus manos y los anillos. Las alzaba y parecía que los
dedos cobraban vida propia y jugaban unos con otros.
Después se sacó todos los anillos y los dejó sobre el piso del
vagón y empezó a jugar con ellos como si fuera matatena.
Más tarde golpeaba uno por uno los anillos contra el piso,
como queriendo oír sus diferentes sonidos imaginarios. Al
final del juego recogió todos los anillos del suelo y se los fue
poniendo lentamente uno por uno. Cuando terminó, abrió su
mochila y sacó una mandarina que empezó a comer gajo por
gajo, escupiendo las semillas sin ningún recato.

En este punto, todo los pasajeros veníamos prendidos y
azorados observando el comportamiento de la joven. Como
ella estaba totalmente ida en su mundo, las miradas sobre
ella eran directas y descarnadas.
De vez en cuando los pasajeros se volteaban a ver unos a
otros con ojos de admiración y desconcierto. La joven
inspiraba al mismo tiempo reprobación y compasión.

Era obvio que la droga tenía mucho tiempo de reinar en su
corta vida. No se veía afectada en sus movimientos, su
coordinación era normal, tampoco se apreciaba que estaba en
un “viaje”; sencillamente la muchacha sufría de una
intoxicación permanente.
!41

La imagen en el vagón del metro de la ciudad de México
podría ser la misma que la del metro de Nueva York o Londres
o la escena de una película donde se describe la degradación
de las sociedades postmodernas.

El convoy llegaba a la estación Tasqueña. La esbelta joven se
incorporó como lo haría un siervo con sus largas y delgadas
patas.

Mientras se detenía el carro se acomodó su pequeña mochila
en la espalda y así como de súbito se inició el encuentro, al
abrirse la puerta, rápidamente la muchacha de los anillos
saltó sobre el andén y se perdió en un río de gente.























!42








8. TRABAJANDO CON LA ABUELITA.

Cuando llegó el momento más importante, me levanté de la
silla y entonces una inmensa voz interior, que reverberó en
todo mí ser dijo – la forma de vencer al mal es perdonarlo.
Híncate, y perdónala -. Yo pensaba que nunca me debería
hincar y jamás lo hacía, pero a partir de ese momento supe
que, siempre que entrara a un templo, me tendría que hincar.
Con ello estaría manteniendo perennemente mi convicción de
perdonar.

Desde que conocí a la abuelita, no sólo por su frágil y delicada
figura, sino fundamentalmente por mi educación colonizada,
no le ponía mucha atención, a pesar de saber que era “una
mujer de conocimiento”. El problema real, es que la abuelita
es una indígena mazateca. Los mestizos tenemos quinientos
años de menospreciar a los indígenas de manera consciente o
inconsciente.

Era como la novena vez que estaba con la abuelita y la cuarta
que “trabajaba” con ella. Siempre lo había hecho con
interlocutores, entre otras cosas, porque la abuelita no habla
“bien” el español, de modo que, siempre la acompaña su
nuera Socorro, quien se encarga de los asuntos del mundo
material de la abuelita y es su traductora “oficial”.

La abuelita es tan impecable que, a pesar de que en “las
ceremonias” es el centro y la conductora de los “actos”,
siempre se las arregla para pasar inadvertida. Aparenta ser

!43
un ser prescindible, como una discreta ayudante y siempre le
presta la “batuta” a alguno de sus ayudantes.

Esa tarde había quedado de que Refugia nos acompañaría
para “trabajar”. Cuando llegué por ellas, resulta que Refugia
se había ido a Huautla y la abuelita me esperaba en casa de
una amiga suya, muy dispuesta para irnos a trabajar a mi
casa. Siempre carga su bolsa del mandado de plástico, que es
una especie de portaequipaje, maletín médico y despensa
ambulante al mismo tiempo. Menudita y sonriente dijo al
verme, - ya llegaste tu Tigre, vámonos a trabajar, hay Jalisco
no te rajes!!!-.

Yo me sentía incomodo, quería que Cupertino, uno de los
discípulos más avanzados de la abuelita me acompañara en
esa noche de poder. ¿Qué iba yo hacer sólo con la abuelita?,
que ni habla bien el español y luego ni le entiendo.
Internamente angustiado, traté de convencer a Cupertino
pero sus razones eran más que contundentes. La abuelita me
dijo en su medio español que Edgardo, otro de los aprendices
había pasado a saludarla y dijo que él nos acompañaría a
trabajar esa noche.

Desesperado subí a la abuelita al coche. Ella siempre que se
sube a un auto por primera vez, se persigna y lo hace tan
complicado. Como si uno se subiera a una nave marciana. Salí
a buscar a Edgardo, quien es artesano y tiene un puesto
ambulante en el zócalo. Cuando llegué no estaba y su esposa
me dijo que él andaba en Santo Domingo en otro puesto
temporal. En ese momento mi angustia cesó de súbito. Sentí
que mi compromiso con la abuelita era ineludible y que no
podía andar por todo Oaxaca como mariquita buscando quien
me liberara de mi inevitable encuentro con la “mujer de
conocimiento”. Con una fría y directa determinación, enfilé el
coche hacia mi casa, el sol se estaba ocultando en el Oeste.

Viajaba callado por la carretera del Fortín. Abajo las luces de


Oaxaca comenzaban a encenderse y Monte Albán dibujaba su
!44
extraordinaria silueta en el atardecer moribundo. La abuelita
iba en la parte de atrás agarrada a la cabecera del asiento
delantero y miraba atenta la vista desde el Fortín. Abuelita –
le pregunte- le gusta viajar en coche. Me gusta –contesto.

Al aproximarnos a la casa, que esta en las afueras de un
pueblo cercano a Oaxaca, pensé que sería un problema con
los cuatro perros bravos que cuidan el predio. Nos bajamos y
cuando los perros nos encararon, sobre todo el líder, la
abuelita le dijo –que te pasa pistolero, tranquilo.
Asombrosamente el “pistolero” y su pandilla se portaron como
dóciles perrillos falderos.

Tenía años de saber que una persona amargada y resentida
se la pasaba haciéndome “brujería”. Como en el fondo trato
de no creer en esas cosas y además, porque se que sí uno
enfrenta su propia fuerza en contra de esas artes maléficas,
generalmente las puede uno neutralizar. Sin embargo, en los
últimos tiempos “la que tiene cola”, como la bautizó la
abuelita, estaba insoportable, fue necesaria la intervención
del inmenso poder benéfico de la abuelita.

Ya una persona que estaba en el círculo de mis sentimientos,
había trabajado con la abuelita y me había “visto”,
encadenado y amordazado, metido en una fosa de un
panteón. La tarea era deshacer la brujería.
Como una enfermera de quirófano, la abuelita hábilmente
empezó a sacar de su mágica bolsa todos sus utensilios,
copal, velas, valedoras, platos, cerillos, mezcal, algunas
plantas y especialmente los hongos.
Ella los trata con mucha reverencia y dulzura. Les habla en su
idioma y los prepara a través de rezos mezclados en
mazateco y español.

Esa noche no dormí. Como a las cinco de la mañana me fui a
echar un rato a la cama. Primero los perros y después los
gatos, estuvieron luchando contra algo que los hacia en
momentos, entrar en un frenesí. Por experiencia, sabia que
!45
no le ladraban a seres humanos, de modo que los deje
haciendo su trabajo. Los animales en general, pero los perros
y los gatos en particular, tienen una alta sensibilidad en
cuanto a las entidades malignas que asechan a sus amos y
casas.
Habría la puerta de la recamara y en balcón cerrado por
cristales, estaba la abuelita observando el estado de las trece
velas que en la noche había encendido en una fila de doce y
una al frente. – Te fue bien, tu tigre, mira que bien están las
velas. Como soldaditos las velas se habían consumido
verticalmente y extrañamente no se desbordaron al
consumirse.

Inmediatamente nos alistamos y subimos al vehículo, nos
dirigíamos a una zona arqueológica del valle, que no está
abierta al turismo pero que, es tal vez, lo más impresionante
que he visto en los valles. Al lado de una pueblo, pasa
inadvertida a pesar de sus inmensos “mogotes”, que forman
lo que debió ser un centro de conocimiento muy importante
de nuestros Viejos Abuelos.

Desde que llegué a Oaxaca en la década de los años setentas,
tuve la suerte de “encontrármela”. Desde entonces siempre
visito este santuario a quien le tengo que agradecer, entre
otras cosas, el tener la maravillosa oportunidad de vivir en
Oaxaca. El lugar cuenta con plazas y pirámides a sus cuatro
costados. Un juego de pelota de buen tamaño que, las
primeras ocasiones que la visite me llamó mucho la atención.
Sin embargo, al paso de los años, inexplicablemente el juego
de pelota “desapareció” y cuando llevaba personas a que la
conociera, aseguraba que en la zona arqueológica existía un
juego de pelota.

En lo que debió ser la plaza principal, ahora esta en el centro


una inmensa piedra tallada de forma rectangular. Actualmente
es un lugar de culto. No se de quién ni para qué pero, casi
siempre se encuentran vestigios de “ceremonias”, plumas de
gallina, recipientes vacíos de alcohol, flores y muchas otras
!46
chucherías. En la primera ocasión que llevé a la abuelita a la
zona arqueológica, ella dijo al ver la piedra, - mira tu, Tigre,
esa es la mesa de la gente antigua.

Sin embargo, recientemente me “volví a encontrar” el juego
de pelota. Pero lo más interesante es que en él, siempre había
estado una inmensa piedra rectangular, como la de la plaza
principal, pero lo más extraordinario es que aunque tenía
varias ocasiones de ver la piedra, nunca me había percatado
de que estaba labrada y que correspondía a una cabeza de
serpiente que debió estar en la parte frontal de una magna
escalera, como la que existe en la esquina del edificio del
Museo de la Ciudad de México y que se supone era del templo
mayor. De ahí para adelante, ese fue el sitio de poder. En
varias ocasiones habíamos ido de noche con la abuelita,
Benito, Vicente y Agustín, a llevarles ofrendas a la “gente
antigua”, como dice la abuelita. Quien afirma que “el
pensamiento de la gente antigua se levantará de nuevo”.
Siempre que hemos ido de noche hemos tenido sucesos
extraordinarios. Una vez, Vicente fue “atacado” por un dolor
que le subía por la pierna y que rápidamente Benito lo
controló con unas plantas que cortó y un masaje que le
aplico. En otra ocasión, estando sentados en torno a la piedra,
empezamos a escuchar ruidos como de una persona que se
acercaba, como era tiempo de secas, la maleza hacía mucho
estruendo. Al principio supuse que en cualquier momento
llegarían los vecinos a corrernos del lugar, cosa que por
fortuna es común. En Oaxaca la gente cuida su patrimonio
con celo. Sin embargo, aquello que hacia ruido, no se decidió
a salir al claro. Después de un tiempo supimos que “eso” no
era ni una persona ni un animal. Estos sitios tienen sus
guardianes milenarios. La última ocasión estando muy noche
y con unas veladoras que alumbraban el oscuro lugar, de
pronto apareció un extraño ser, como salido de la nada. Al
principio creímos que era un perro y le hablamos y lo
tratamos de asustar. El animal no se movía y con sus orejas
puntiagudas nos observaba con detenimiento. Sin miedo y sin
agresión. Vicente sintió que esa visita tenía que ver con él.
!47
La abuelita me pidió que me recostara en un sofá. Desde mi
perspectiva veía a la abuelita inmensa, moviéndose en torno a
una mesa, preparando su “medicina”. Finalmente quemó copal
y sahumó un plato, pidiéndole a los hongos que me ayudaran
a ver mi vida, mi trabajo y mis asuntos. Al término me
extendió el plato con hongos y me dijo, - no tengas miedo.
Por primera vez, los hongos no me parecieron con un sabor
fuerte y a tierra. No sólo era su color negro que era extraño,
sino que me los dio como empapados de un liquido que le
daba un sabor agradable pero que no era miel.

Rápidamente los comí con asombroso gusto. Después de un
rato, la abuelita sentada en su silla y yo acostado en el sofá
estábamos en silencio con la luz apagada. Empecé a dormitar
y de repente la abuelita me despertó. – Tu Tigre te estas
quedando dormido, se acercó y con su mano me dio en la
boca, tres raciones más. Ese fue el detonante.

La abuelita afirma que el hongo enseña la forma correcta de
vivir. Dice que “trabaja” en el interior del cuerpo, que “sube y
baja” de la cabeza a los pies, componiendo todo lo que esta
mal y que tiene efectos curativos que duran varios días. Lo
cierto en mi caso, es que desde que empecé a ingerir los
hongos ha venido disminuyendo “el sufrimiento” de mi cuerpo
cada que los como. La abuelita dice que es por que casi ya
estoy sano, y que vendrá el momento en que ya no necesite
comerlos, como es el caso de Benito, el aprendiz más
avanzado de la abuelita quien, en las ceremonias, ayuda a la
abuelita y sin ingerir la maravillosa substancia y entra en
directa y total comunicación con quien esta “trabajando”.

Esa noche platique horas enteras con la abuelita. Hablamos
de las cosas que veíamos en mi corazón, de lo que según ella,
dice que pronto sucederá en la Tierra. La abuelita esta muy
preocupada del caos social, político y económico de México.
Me dijo que pidiéramos por los “pobrecitos que no tienen nada
para comer”. – Tu Tigre, la tierra esta muy enojada, se le ha
!48
ofendido mucho, la gente tiene mucho pensamiento malo en
su cabeza. El mundo no se va a acabar porque, santísimo
Señor Jesucristo es muy grande, pero si vamos a sufrir
mucho.

Es sorprendente la claridad de pensamiento y la profundidad


con que uno puede tratar los asuntos del mundo y los
personales. La mente se vuelve diáfana y actúa a una
velocidad que las palabras le llegan a estorbar. Uno se
comunica con las personas de manera total y profunda, sin
necesidad de usar la voz. La abuelita entonces me explico
muchas cosas de mi vida. Cada cosa se fue poniendo en
orden y mi espíritu emanaba paz. Todo se reduce a “entender
las cosas”.

Los Viejos Abuelos y sus herederos directos, los pueblos


indios de México, piensan que los seres humanos tenemos un
“cuerpo físico” y un “cuerpo espiritual”. Las enfermedades son
producto de los “daños” espirituales que nos hacemos en la
vida y que se manifiestan como enfermedades en nuestro
cuerpo físico. Por ello, los mazatecos en este caso, pretenden
a través del hongo, entrar en estados alterados de conciencia
y con la “velocidad” que da la psilocivina, se puede “recordar
y ver” lo que nos sucedió en la vida ordinaria y por lo cual,
nuestro espíritu se dañó. Se repara con una sencilla plática.
Se “ve” el problema y en este caso, la abuelita, profundiza o
filosofa sobre el tema, de modo que, uno queda claro y
satisfecho de la respuesta encontrada al problema o
problemas. Después como terapia, según el caso, el
“paciente” tendrá que rezar, poner veladoras o hasta ir a los
lugares donde sucedió el percance, que generalmente es en el
campo, y hacer algún “mandado” que le deje el curandero.

Esa noche la abuelita y yo sellamos un pacto no escrito ni
hablado. Nunca volvería a trabajar con terceras personas. Esa
noche descubrí su maravilloso mundo. Entendí su dulzura, su
fragilidad y su inaccesibilidad. Me contó cosas personales de
su vida. Me enseño ese mundo frágil y delicado, construido
!49
con ternura y sensibilidad, que históricamente los no
indígenas, jamás hemos podido penetrar y donde, se agazapa
el potencial humano que en su momento los pueblos indios
nos darán para encarar los desafíos del turbulento tercer
milenio.

Estaba viviendo el momento cumbre de la noche. Hincado,
tomaba con la mano derecha una bolsa con cuatrocientas
semillas de cacao y una vela. Con la mano izquierda y
acercándomela a mi corazón, tenía dos velas enredadas con
un listón blanco. Las lágrimas humedecieron mis ojos y
corrieron sobre mis mejillas. La abuelita me limpiaba con un
manojo de plantas en envuelto en una nueve de humo de
copal. Había comprendido que la forma de rechazar el mal, es
perdonándolo de corazón.

Entonces la voz interior volvió a retumbar en mi ser diciendo
lentamente, como para que en sus reverberaciones, se calara
más hondo en mi ser. -" la verdadera maldad es un arte
maligno que sólo Dios le concedió al demonio, la maldad en
los seres humanos, es sólo es estupidez.”

















!50







9. LOS MAREÑOS

Entre todos los mareños, Donaciano y Martín Catalán, habían
hecho una amistad muy especial con Ernesto. En varias
ocasiones lo habían llevado a pescar tiburones en la Barra
Abierta. En esta época del año los tiburones se acercan
mucho a la playa. Dona y Martín eran hermanos y su padre
desde temprana edad los enseño a matar al animal con
arpón.

Trabajaban en perfecta sincronía. Mientras Dona cuidaba un


cable que estaba enrollado en torno a una inmensa estaca
que previamente había sido enterrada en la arena de la playa,
Martín se metía al mar armado únicamente de un arpón que
estaba unido a la cuerda por un cáñamo más delgado. Martín
se metía al mar hasta la cintura y al mover sus piernas
llamaba la atención del tiburón que se acercaba a la barra
abierta en busca de alimento que arrojaba el río al mar.

El tiburón empezaba a acercarse cautelosamente a Martín.
Daba tres o cuatro pasadas laterales a unos diez metros de
distancia y entonces decidía hacer el primer acercamiento.
Martín sostenía con su mano derecha el arpón y aguantaba el
primer amago del escualo. Se necesitaba tener la sangre fría
para ver pasar la aleta del animal mar adentro y de momento
ver como la aleta se enfilaba hacia su persona, para quebrar a
escasos dos metros y regresar al mar abierto. Ese era el
momento en que Martín tenía que lanzar el arpón con fuerza y
con tino, pues el costado del tiburón presentaba un excelente
blanco. Martín sabía que no había posibilidad para un segundo
intento, pues el animal atacaba en la segunda ocasión.
!51

Cuando el arpón hacia blanco en el animal, se escuchaba un
golpe seco y empezaba a correr el cáñamo primero y después
el cable. Dona cuidaba habilidosamente de que la cuerda
corriera sin interrupción y sólo se escuchaba el zumbido de la
línea al correr. Después de un tiempo se le empezaba a
detener al animal y entonces venía un largo y desgastante
esfuerzo, entre los dos hombres y el animal. Era un arte tirar
y dar cuerda, cansar al tiburón sin que se rompiera la línea,
hasta que finalmente llegaba a la playa donde era rematado a
trancazos por los pescadores que, con polines lo sacaban del
mar. Ernesto vivía momentos intensos al lado de los
tiburoneros, joven egresado de la universidad nacional y
oriundo de la ciudad de México, nunca en su vida habían
presenciado la impresionante lucha por pescar a un tiburón.
La vida y la muerte en un lance, al menor error puede
sucumbir el animal o el pescador, así es la vida en la costa,
nomás se atonta uno un poquito y “se muere”.

Así es la vida Ernesto, dijo Martín encendiendo un “tigre”,
para darle profundas bocanadas. Allá adentro, los peces
grandes se comen a los chicos, en el pueblo los ricos explotan
a los pobres y nosotros aquí nos chingamos a los tiburones.

El sol se ponía en el horizonte, la playa se perdía entre la
bruma y el reventar de las olas, el azul claro del mar y la luz
rojiza del Señor de los Dardos de Fuego al ponerse, creaban
una atmósfera cargada de sal y de embrujo. Los peces
saltaban escandalosamente sobre el agua y los pelícanos
volaban en formación casi rozando el agua.

Ernesto sabía que ese día se quedaría eternamente presente
en su conciencia. Jamás olvidaría como aún en la playa el
tiburón buscaba instintivamente dar la dentellada final. El
nacimiento y la muerte son los dos actos más intensos y por
lo mismo intransferibles de los seres vivos, desde una ranita
hasta una ballena.

!52
La gente nos hemos tenido que venir a vivir para acá. Los
ricos viven en los pueblos, los indios en los montes, los
negros en el llano y “nosotros” nos quedamos en Banco de
Oro. No es que nos guste, es que no tenemos “plata” para
vivir en un pueblo. Ahí se paga renta, luz, agua y tienes
muchas cosas que comprar y poco dinero para el gasto. Allá a
la gente nos paga barato nuestro trabajo.

Aquí con un poquito de aceite, café, azúcar, jitomate y
verduras... la haces. Para que tanto ruido si de todos modos
nos vamos a morir, sentencio Dona, que escuchaba callado a
su hermano. Un día a este pendejo se lo va a llevar un tiburón
y yo no tendré con quien pescar.

De regreso a la ciudad de México, Ernesto iba pensativo en “la
Flecha Roja”. Las vacaciones habían terminado y se iniciaba
otro año escolar. Con el tiempo las cosas se irían olvidando y
las platicas de Donaciano y Martín, quedarían sepultadas por
la vorágine cotidiana.

Sin embargo, Ernesto en esta ocasión se trajo un caracol para
estar en permanente contacto con el mar.















!53





10. LA DECISIÓN.

10.36 a.m.

Esto será rápido, en unos minutos estaré del otro lado de la
línea y asunto arreglado, y “pa” otra cosa mariposa.
Me lleva la chingada, la garita esta atascada! Cuanto pinche
mueble esperando la pasada y este perro calor que muerde.
Ahora sólo falta que esta porquería se caliente...ni aire
acondicionado tiene. Estos batos cada vez nos dan carcachas
más jodidas para cruzar su inmundicia.

10.42 a.m.

Esta muy lenta esta línea y ni pa donde moverse. ¡Estos
pinches gringos y sus chingadas revisiones! A ver sí no se
enoja el Dandi, yo no tengo la culpa de este tráfico. Además
ellos escogieron la hora y la garita. Nomás les cruzo su
chingadera y me piro para Tijuana. Pinche calor seco que
hierve la sangre.

10.45 a.m.

Me acuerdo cuando era niño, no había tanto pedo para cruzar
en cualquier sentido. Cada vez estos gringos se ponen más
locos. Me acuerdo cuando cruzábamos en el coche de mi papá
para comprar los regalos de navidad, el policía gringo
preguntaba -que llevan- y mi padre siempre contestaba
encabronado –dólares señor, dólares para comprar allá- Esos
eran los buenos tiempos.

Cómo ha pasado la vida, ahora ya estoy viejo y todo pareciera
que fue un abrir y cerrar de ojos. Después de la primaria, la
!54
vida empezó a tomar su propia velocidad y en momentos me
dejó atrás....creo que ya me he quedado muy atrás y no para
esta chingadera. Cada día que pasa el tiempo se achica o se
me acorta la vida.

Puras pendejadas ha sido mi vida. Mi padre me dio la
oportunidad de estudiar, pero lo que siempre me pasa es que
a la mera hora, todo se me hace un camote y ni como
entrarle. La vida es un instante y cuando te das cuenta ya se
acabó.

11.00 a.m.

Últimamente he estado recordando toda mi vida. Parece como
sí me pasaran una película, todo lo recuerdo como sí hubiera
sucedido ayer y esa pinche pesadilla que no me deja en paz.
Todavía me acuerdo cuando el centro de Mexicali estaba lleno
de comercios y la gente se movía caminando y no trepada en
muebles como ahora. Todo era chico, todo tenía una medida
decente y la gente le temía a Dios. En las noches las familias
dormían con las puertas y las ventanas abiertas y de plano,
cuando el calor estaba insoportable se sacaban los catres a
los patios y todo mundo dormía a la intemperie. Esos eran los
buenos tiempos.

11.05 a.m.

Esto esta avanzando muy lento, haber sí no se caliente esta
carcacha. Sólo eso me podía faltar, que se descompusiera
esta porquería cargada de droga, justo en las narices de los
guardias gringos.

Todavía me acuerdo cuando me salí de la casa, ¡qué pendejo!
Mi jefe era exigente y sacó a todos mis hermanos adelante,
sólo este pinche burro que siempre jaló chueco. Después de
salir de la casa todo ha sido rodar y rodar, sin rumbo y sin
sentido... ¡pinche vida!

!55
Pero yo ahora me puedo acordar, como sí fuera ayer, cuando
era niño sentía que yo había venido a hacer algo importante
en la vida, por Dios que yo tenía una tarea muy especial, algo
así como una misión, como una luz adentro de mi alma. Pero
todo eso se ha apagado y borrado por el vendaval del tiempo.
Uno se hace viejo sin darse cuenta.

11.12 a.m.

Lo menos una hora me llevará cruzar. Deben estar muy perros
los gringos.
Tanto pendejo que cruza para ser sirvientes de los pinches
gringos.... yo por lo menos les llevo su veneno pa que se
pudran los desgraciados. No me gusta hacer cola ni en coche,
siento que vivo mi pesadilla.

Ya casi le llego a los setenta años y no tengo nada. Todo lo he
perdido por falta de huevos. Perdí a mi mujer y a mis hijos,
ya ni se cuantos fueron, ni como les puse. Ya deben estar
rodando por la vida como yo. Lo que me partió fue cuando caí
preso por primera vez en Culiacán. Siempre el mecate se
rompe por lo más delgado y siempre paga el pato el más
pendejo. Quince años encerrado, como un perro, sin que
nadie te visite. Eso es lo que más me dolió, estar como perro
sin dueño.

11.16 a.m.

En medio del sol y a vuelta de rueda, esta espera me
recuerda mi pinche pesadilla. Después de Culiacán siguieron
Ensenada y Santa Ana. Sí me pongo a sacar cuentas, he
pasado más tiempo en el tambo que en la calle y todo
comenzó por la ociosidad de probar la maldita hierba y de ahí,
p´al real. Por eso terminé de pinche burrero, ni en el vicio la
supe hacer.

Desde que estaba encerrado en Culiacán sueño que estoy


formado haciendo una larga, larguísima cola. Cientos de
!56
personas delante de mí y mi corazón se oprime y la
respiración se sofoca cuando faltan pocas personas para llegar
y cuando por fin llego, los que están en la puerta me mandan
de nuevo hasta atrás de la fila y de nuevo a volver a
comenzar. Todos los días de mi cochina vida comienzo y todos
los días no termino nada. Me la he pasado apurado sin saber
a donde voy. Ya casi llego al final del camino y no se ha que
vine aquí.

11.20 a.m.

Sólo falta que estén revisando carro por carro y con perros.
Los gringos son unos pendejos, pero los perros son otra cosa.
Quien sabe que pasa. El Dandi esta bien informado. Él sabe la
garita, la línea y la hora, esto nunca falla.

Al pensar en mi vida, llego a la conclusión de que siempre me


han faltado pantalones para tomar y asumir las decisiones.
Siempre le he huido a las responsabilidades. Siempre he
huido por la puerta falsa para caer más bajo. Siempre he
huido del trabajo y el dolor, y siempre he sido un pinche
explotado en medio de un vía crucis de dolor. Siempre por
huir caigo más bajo y me va peor.

11.25 a.m.

Ya falta poco. El coche es un horno. Ojalá estos pinches
gringos no estén revisando carro por carro.

Esta jodida espera me ha permitido pensar como nunca en mi
vida. Cómo la he desperdiciado. Mi vida es como mi pesadilla.
Cuantas cosas he dejado de hacer, cuantas tonterías he
cometido... ¡pero nunca es tarde para enderezar la vida¡. Esta
será la última vez que me cruce de burrero. Mi vida cambiará.
Al diablo con la irresponsabilidad a partir de hoy tomaré al
toro por los purititos cuernos, ¡de frente y en seco!

11.28 a.m.
!57

Esto se esta poniendo de la chingada. ¡Sí, están revisando
carro por carro! No tengo que ponerme nervioso. En la
guantera traigo la 38, es lo primero que van a ver. ¡Carajo, el
Dandi dijo que todo estaba arreglado! Me va a cargar la
chingada, sí me encuentran la chingadera por lo menos me
darán 15 años y yo ya no los aguanto. Estoy muy viejo para
morir como un coyote enjaulado. Ya estoy muy cerca para
bajarme y regresar caminando, ¡me lleva la chingada! Respira
hondo, con suerte estos pendejos te dejan pasar, deben estar
buscando a alguien. ¡Carajo, tienen perros¡

11.32 a.m.

Respira hondo, tranquilo, aparenta indiferencia.
El gringo esta checando las placas! Alguien debió haber
soplado. ¡Pinche suerte, ya me mandaron a la revisión
especial. Me estacionaré lentamente. Todo se hace más lento,
puedo pensar más rápido. No moriré en una pinche cárcel,
¡me cae de madre que no¡

Los perros ladran. Esto no será tan fácil... les va a salir caro.
Lentamente toma como si nada la 38 y llévate por delante a
los policías. Por lo menos, que el último acto de tu vida sea
por tu propia decisión. ¡Hay cabrón¡

Flash informativo:
A las 11.36 de esta mañana, en la garita de Mexicali mueren
en un tiroteo un narcotraficante de origen mexicano y un
oficial del servicio de adunas americano, resultando heridos
de bala otros dos oficiales. En el auto del occiso no
identificado se encontraron 20 kilogramos de cocaína base.




!58


11. EN BUSCA DE LA BELLEZA PERDÍDA.
El espíritu humano necesita de la Belleza, cómo las plantas la
luz del sol. La Belleza es consustancial a la existencia de la
vida espiritual y ésta a su vez, es la esencia primigenia del
significado de la vida humana.

Por ende, el ser humano requiere cotidianamente apreciar y
disfrutar de la Belleza. Desde los mismos orígenes del tiempo,
cuando el ser humano levantó la cabeza y contempló el
universo y tuvo conciencia del maravilloso mundo que le
rodeaba y de sí mismo, como respuesta a este vital impulso la
humanidad comenzó a re-crear la Belleza.

La conexión energética entre el espíritu y la belleza es total y
absoluta. La Belleza nos devuelve esa sutil fragancia que abre
nuestra sensibilidad e inunda de alegría nuestra vida. Esa
alegría que viene de los más hondo y de lo más genuino de
nuestro ser y que fugaz se aprecia en el brillo de los ojos.
Porque el ser humano, más allá de su materia, en su esencia
espiritual es la expresión de la más fina y pura energía que
existe en el universo.
No en vano los teólogos afirman que en lo más profundo de
cada uno de nosotros habita lo inconmensurable y divino del
universo, que unos llaman “Dios”. Es por ello que la Belleza
siempre ha sido relacionada con la divinidad.
En todas las religiones y en todo tiempo y espacio. La
contemplación de la Belleza es una “gracia” que nos permite
acercarnos a lo divino, al “Gran Misterio”. Nuestros Viejos
Abuelos metafóricamente le denominaban “flor y canto”.
De esta manera el arte cobra su verdadera dimensión en la
civilización humana. La función del arte es acercar lo más
posible a lo humano con lo divino a través de la Belleza.


!59
De este modo el arte es un medio de expresión de la Belleza,
pero no el único, ni el más recurrente. En efecto, la Belleza ha
estado presente en la Naturaleza por miles de años, acaso
150 mil, desde la irrupción del Homo Sapiens en el planeta
hasta nuestros días. Antes que la “cultura” la “natura”, pero
resulta que la Belleza sólo se hace tangible con la
interrelación del espíritu.

Se requiere de la percepción y sensibilidad del espíritu
humano, para que la Belleza exista y paradójicamente, sin la
belleza lo humano no existe.

La Belleza es entonces un alimento vital para la existencia
espiritual.

Pero, qué nos ha pasado en estos tiempos de la “modernidad,
neoliberalismo y globalización”. La sociedad vive íntegramente
por la generación de la riqueza material. 


En efecto, la visión economisista ha eclipsado cualquier otra
posible interpretación de la vida. La vida humana es un
insumo del mercado y la sociedad vive un permanente
frenesí, que crece sin límite y medida, cada vez a mayor
velocidad.
La diversión y la superficialidad ponen la norma, el vértigo de
una vida vacía e insustancial es la esperanza de las multitudes
solitarias, colmadas de desolación, el canal de las barras y las
estrellas diariamente invade los espacios de lo íntimo, familiar
y social, bombardeando la existencia con los valores y
principios de “su belleza” chatarra
La gente –nace, crece, ve televisión, se reproduce, trabaja,
compra, paga y muere- y a otra cosa mariposa que aquí no
ha pasado nada, sólo el Mercado crece.
La “belleza” que hoy instintivamente la gente busca es
propiedad del Mercado, quien la regula, la crea y la

!60
administra. El Mercado se ha posicionado de la “belleza” y
ahora ésta a entrado al marketing.
La “belleza” se representa por una marca, un modelo, un
precio, un estereotipo, una moda, una empresa, una imagen,
un estímulo. La “belleza” es ahora patente de marca del
Mercado.
La “belleza” ahora se compra, se oferta y se remata. La
“belleza” esta en manos del mejor postor. La “belleza” se crea
en laboratorios, gabinetes de investigación, sesiones de
consejo, junta de ejecutivos o hasta en impenetrables
búnkers. La “belleza” ahora sólo sirve para hacer dinero y sólo
habla en ingles.
Caminaba una tarde por las calles de Chalcatongo en la
Mixteca oaxaqueña, después de haber cruzado un inmenso
valle colmado de impresionantes paisajes que perturbaban la
sensibilidad. Increíbles montañas que conviven agazapadas y
silenciosas al lado de pequeñas comunidades campesinas.
Chalcatongo es un pueblo antiquísimo, se ve que fue fundado
por los Viejos Abuelos y que después lo refundaron los
españoles. Recorriendo sus calles, inundadas de “modernidad”
y cemento, se puede observar como quedan algunos vestigios
que han sobrevivido a la vorágine de la “modernidad”.
Como en algunas poblaciones del Distrito de Talxiaco, se ve
que a finales del siglo pasado y principios de este, (que a
unos días se nos escapa silencioso entre las manos), fueron
poblaciones donde la Belleza era un material imprescindible,
como la madera y la piedra tallada.

En efecto, se alcanzan a ver algunos pocos y destruidos
vestigios de lo que fue una población con gusto y amor a la
Belleza. Más allá de su espléndido templo que actualmente se
encuentra en restauración, la arquitectura civil nos habla de
buen gusto y de amor por la Belleza.
Caminaba solo y pensativo entre las calles de Chalcatongo, a
la mañana siguiente, tenía que dar un curso de “Desarrollo
Humano” en el Plantel del Colegio de Bachilleres y tenía que
!61
hablarles a los alumnos, maestros y personal administrativo
de las bondades de la humanización de la educación.

C a m i n a b a y s ó l o ve í a r e m e d o s d e c o n s t r u c c i o n e s
“muuderrnas”. Chalcatongo dejó de ser un pueblo de la
Mixteca y se lanzó al vacío en busca de la dudosa
modernidad, pero se ha quedado en medio, perdido en el
laberinto de la soledad y la desolación de ser a fin de cuentas,
otra mala sucursal de

Ciudad Nezahualcóyotl
La presencia de la neocultura de los que regresan del Norte es
palpable e insultante. Lo bizarro es la norma y lo tradicional
es despreciado y disminuido. Las antiguas casas de madera
ahora son símbolo de pobreza, los que “triunfan” en esta
modernidad colonial, viven en unas cajas de zapatos

hechas de cemento. Los patrones de la “belleza” ahora vienen
de fuera, la gente de aquí, como de muchas partes de México
y el mundo colonizado, se han quedado como “el perro de las
dos tortas”; han perdido las tradiciones y no alcanzan la
modernidad, que evasiva los desharía permanentemente.
Es entonces cuando veo a las personas necesitadas por un
poco de Belleza para alimentar a su desnutrido y famélico
espíritu, porque el ser humano requiere necesariamente del
alimento espiritual que ilumine su vida y le sentido.
La Belleza en una sonrisa de un niño, la Belleza de un
amanecer, la Belleza de un generoso rasgo humano, la Belleza
de una familia unida, la Belleza de un bosque, una cascada o
una montaña. La Belleza de un cielo estrellado o el canto de
las aves. La Belleza de escuchar el latido de un corazón o el
ruido que hacen las olas al reventar contra las solitarias rocas.
Los seres humanos, usted y yo amable lector, de cara al
nuevo milenio y ante la pérdida de los valores más esenciales
de la vida, requerimos imprescindiblemente iniciar un viaje al
centro de nosotros mismos, para ir en busca de la Belleza
perdida.


!62














12. LA HISTORIA DE MI PUEBLO

Mi pueblo es muy antiguo, muchos creen que nuestros
antepasados fueron los primeros seres humanos en la tierra.
Nuestra historia se remonta, allá en el origen de los tiempos.
Cuando no había sol y el mar cubría la tierra. Cuando no
había animales, ni plantas, cuando todo estaba en silencio.
Cuando todavía no existía la historia ni el tiempo.

Existen muchas historias en mi pueblo de la forma en el que
el mundo se hizo como ahora lo vemos. Pero casi todas
hablan de la intervención de los dioses. La verdad es que
todos los seres vivos tenemos la misión de crecer y
trascender. Todos desde el principio estamos evolucionando y
en ocasiones involucionando. Todo es movimiento y cambio.
Todo cambia y todos cambiamos, comenzando con la misma
Tierra, quien es el maravilloso ser vivo que nos ha dado asilo
y todo lo que necesitamos para sobrevivir.

!63
Unos dicen que Dios hizo a los seres humanos del barro, otros
dicen que salieron de las cuevas, pero hay quien afirma que
nacieron de los árboles. Sin embargo, también dicen que
nacieron de las nubes y otros afirman que vienen del centro
de la Tierra y otros más de las estrellas. Lo cierto es que ya
tenemos mucho tiempo y todos coinciden con que poco a
poco, fuimos avanzando en una evolución creciente, tratando
de ser cada vez, más humanos y menos animales. Dos pasos
para delante y uno para atrás.

El inicio de todo comenzó cuando buscamos la forma de
alimentarnos. Necesitamos observar detenidamente el mundo
y probar de todo. Probamos lo que encontrábamos en este
misterioso y desconocido mundo: animales, insectos, plantas
y hasta minerales. Fue un proceso muy largo y costoso, pues
murieron muchas personas para que todos supiéramos, qué
era bueno comer y que nos dañaba. Pasó mucho tiempo hasta
que pudimos poseer los conocimientos suficientes para, no
sólo sobre vivir, sino que empezamos a conocer a partir de la
observación a la Naturaleza y la Mecánica Celeste el mundo
en que vivimos. Ellos fueron, por decirlo de alguna manera la
maestra y el maestro que nos enseñaron todo cuanto
sabemos.

A través del tiempo, de un tiempo muy largo pudimos
estructurar un sistema de alimentación que nos permitiera
tener la energía para poder desarrollarnos y construir nuestro
mundo. Pero también elaboramos un complejo y profundo
sistema de salud, que nos permitiera estar sanos y poder
curar las enfermedades y daños que sufriera nuestro cuerpo.
Aprendimos que la mayor riqueza de un ser humano y un
pueblo es su salud.

En ese tiempo, fue cuando desarrollamos un sistema de
educación, que partió desde saber trasmitir la sabiduría
antigua para vivir correctamente, hasta trasmitir los principios
y valores que apuntalaran las aspiraciones más elevadas de
nuestro pueblo. Finalmente desarrollamos un complejo
!64
sistema de organización social que le posibilitara a nuestro
pueblo, no sólo vivir en armonía y trabajar por el bienestar,
sino fundamentalmente que la organización nos permitiera
trabajar conjuntamente en la búsqueda del fin supremo de
nuestro pueblo. La aspiración más elevada que los
antepasados se habían propuesto como el logro supremo de
la vida y la razón de la existencia.

En efecto, la sabiduría ancestral acumulada a lo largo de la
historia de mi pueblo había logrado descubrir la razón del, por
qué, estamos vivos y cuál es nuestra misión en la vida.
Porque nuestros antepasados nos enseñaron que cada ser
vivo tiene una misión sagrada en la vida. Desde el ser más
pequeño hasta el más grande. La razón de la vida en
particular era la razón de la vida en general. Los antepasados
no sólo formaron civilizaciones para sobrevivir con mayor
éxito, sino fundamentalmente para lograr con mayor eficacia,
la trascendencia material de la vida en el plano espiritual.

A través de miles de años que el conocimiento se fue
perfeccionando y alcanzado niveles más elevados. Se crearon
escuelas de conocimiento en las que se perfeccionó diversas
formas de encontrar la trascendencia espiritual de la
existencia. Estos conocimientos eran accesibles sólo a una
pequeña elite de gente, especialmente porque su estudio y
práctica requería una entrega absoluta y una disciplina tan
grande que, muy pocas personas podían intentar su práctica.

Pero los Venerables Maestros crearon estructuras sociales y
culturales para que la mayoría del pueblo viviera en armonía y
con bienestar, con humildad y sencillez. De esta manera las
sociedades se estructuraron de manera piramidal, pues quedó
demostrado que era la mejor forma de organización social. La
pirámide es el símbolo de la sabiduría humana.

La parte superior de esta pirámide fue ocupada por LA
NOBLEZA. Entendiendo por nobleza, el desarrollo de las
mejores cualidades morales, éticas y espirituales de los
!65
individuos Las cuales eran desarrolladas desde la más tierna
infancia en niños seleccionados por sus capacidades
energéticas traídas de nacimiento. La Nobleza se tenía que
desarrollar a partir de las capacidades intrínsecas de los
individuos y de una formidable organización que se encargaba
de educar a los niños escogidos, para exaltar y fortalecer su
Nobleza.

Lo mejor de la pirámide era dedicado a esos niños para su
formación y capacitación. Los mejores maestros, sabios,
filósofos y artistas constituían los cuadros docentes de esta
elite. A través de su infancia y adolescencia se iba conociendo
sus capacidades y aptitudes. Se formaban en escuelas muy
especiales y poco a poco se iba decantando el número de
aspirantes a dirigir los destinos de la sociedad. Su
responsabilidad era altísima, en su capacitación se aseguraba
la organización social, el buen desempeño del gobierno y una
sabia dirección de los esfuerzos sociales para permitir el
desarrollo espiritual del pueblo.

El pueblo sabía que dependía de la sabiduría y eficiencia de
sus conductores, la continuidad y desarrollo de la sociedad.
Estos jóvenes se capacitaban en la religión, la historia, las
ciencias, el arte y el ejercicio físico. Tenían una forma de vida
muy sobria, disciplinada y frugal. El estudio y el ejercicio, así
como el culto a la divinidad ocupaba todo su tiempo. Sus
maestros propiciaban que desarrollaran la paciencia, la
tolerancia, la reflexión. Pero al mismo tiempo también
desarrollaban la auto disciplina, el ejercicio y el deporte.
Templaban su espíritu y fortalecían su cuerpo.

Con el tiempo, el número de estudiantes iba decreciendo. A la
menor falta eran separados del grupo y regresaban a sus
familias para llevar una vida común. Cuando eran jóvenes
adultos, eran invitados a las jornadas de administración de la
comunidad y poco a poco, primero como atentos escuchas y
más adelante, como parcos participantes, se iban empapando

!66
de los problemas y acciones que resolvía y organizaba las
autoridades para guiar por buen camino a la sociedad.

Cuando era necesario, sea por muerte o destitución de las
autoridades en turno. Estos muchachos se iban integrando al
cuadro de dirigentes, hasta que en su momento, ocupar las
posiciones de mayor responsabilidad. Así vivimos por muchos
milenios. Unas épocas con mucha claridad y certeza, otras
pasábamos por tiempos de oscuridad y confusión, pero en
general mi pueblo no perdía el camino de su alta misión
espiritual.

En aquellos tiempos no todos éramos iguales. Pues hasta en
una familia los hijos son diferentes. El que más se esforzaba,
estudiaba y trabajaba para servir a la comunidad y
desarrollaba su potencial espiritual, tenía mayor
reconocimiento y mayor nivel de vida. El objetivo fundamental
de todos era asegurar el desarrollo y bienestar de la
comunidad. El fin supremo de la comunidad era propiciar que
los individuos tuvieran las mejores oportunidades para
solventar de la mejor manera posible sus necesidades
materiales de vida, y una vez resueltas éstas, dedicarse a
resolver su íntima necesidad espiritual de trascender su
existencia.

El pueblo vivía las cosas simples de la vida y en ellas
encontraba la grandeza de la existencia. En ese entonces no
había muchos objetos que poseer y menos comprar, el dinero
era un artículo que muy poca gente usaba, pues en general
las necesidades se auto satisfacían o se intercambiaban los
productos. Lo que más valía en aquel entonces no tenía precio
y mucho menos se adquiría con dinero. La gente tenía metas
y aspiraciones reales y propias, emanadas de la tradición y de
la costumbre.

Así que después de la nobleza seguía el nivel de los
sacerdotes y sabios. Personas que se dedicaban a estudiar,
reflexionar y mantener el culto a la divinidad suprema y sus
!67
múltiples advocaciones en la Tierra. Los sabios se dedicaban a
crear y mantener los estructuras de conocimiento que les
eran trasmitidas por los Verbales Maestros, para que ellos de
una manera más sencilla de comprender se la trasmitieran a
la sociedad. Los sacerdotes se dedicaban a guiar y asesorar al
pueblo para conducir su vida espiritual y desarrollar
armónicamente la vida material con la espiritual. Los valores
éticos, morales y espirituales se mantenían a través de
tradiciones, fiestas, usos y costumbres de una manera muy
sencilla pero totalmente eficaz.

Después existía una clase que se dedicaba a organizar y
administrar los recursos de la sociedad para mantener
asegurado su desarrollo y bienestar material. Esta gente
también estudiaba y era preparada moral y éticamente de
manera muy rigurosa. Sin embargo, su capacitación era
mucho menos rígida y más corta que la de la nobleza, los
sabios y los sacerdotes. La ética y la moral eran las virtudes
que más se les exigían a estos administradores. Cómo en las
clases altas, cualquier falla, desvío o corrupción, eran
castigados con gran severidad, lo que implicaba según la
falta, desde la muerte hasta enviarlos al peldaño más bajo de
la sociedad.

En mi pueblo los Venerables Maestros nos enseñaron desde
tiempos ancestrales que, en el mundo social, lo más
importante de un individuo era “su palabra de honor”. En ella
se empeñaba toda una vida de enseñanza, disciplina, respeto
y participación social. Nuestros Viejos Abuelos sabían que la
sociedad era más importante que el individuo. Nuestras leyes,
tradiciones y costumbres protegían el interés comunitario
sobre el interés individual.

Después seguían el ejército, quienes eran los encargados de
defender a la sociedad y a la estructura de gobierno, de los
probables enemigos internos y externos que pudieran atentar
contra su existencia. Los militares tenían también una
formación muy estricta y se basaban en la disciplina, la
!68
templanza física y la capacidad de sacrificio. Todos en la
comunidad los admiraban, pues sabían que ellos estaban
formados y preparados para defender con su vida a la
sociedad. Su formación no era tan elevada como los sabios y
sacerdotes. Se basaba más en el desarrollo de las cualidades
físicas, la disciplina y el valor.

De manera innata, todos los hombres desde la niñez
desarrollan una aptitud natural por las actividades castrenses.
La disciplina física, el desarrollo de la fuerza y la destreza
humana. Más la organización de los individuos en grupos y
estos grupos en contingentes, hasta llegar a formar ejércitos,
dan como resultado la multiplicación del potencial humano. La
organización, disciplina y adiestramiento para que un grupo
humano pueda actuar como un solo individuo, ha sido el
potencial más importante de los seres humanos en la historia
de las civilizaciones, tanto en el aspecto físico como en el
espiritual. Esta organización militarizada fue utilizada más
para lograr los propósitos abstractos o espirituales de mi
pueblo, como la construcción de grandes obras materiales
para desplantar el potencial espiritual de nuestra cultura, que
para realizar guerras. Esta misma disciplina era usada por los
Venerables Maestros para que los sabios y sacerdotes
pudieran educar y formar a la Nobleza.

La base de la pirámide social era el pueblo. El cual estaba
integrado en su mayoría por campesinos, quienes en
diferentes épocas del año se convertían en artesanos y en
momentos de peligro, llegan a ser soldados. Los Venerables
Maestros nos enseñaron que la Tierra era “Nuestra madre
querida”. El cultivo de la Tierra no solo era un medio para
producir alimentos y los bienes necesarios para sobre vivir. La
Tierra era “La Gran Maestra” y su cultivo era la forma en la
que trasmitía su sabiduría y enseñanzas. La relación
existencial entre la Tierra, su cultivo y la vida del pueblo, eran
los cimientos más profundos de la pirámide social.

!69
En aquellos tiempos, todo mundo tenía una clara conciencia
de que la vida era un don. Que este don nos lo había
concedido la divinidad suprema para poder trascender, en el
campo material de la vida el potencial espiritual. Por ello, el
aspecto místico y espiritual era la estructura en la que se
desplantaba la vida individual y colectiva. Todas las
actividades tenían que ver, directa o indirectamente, con
parte espiritual de la existencia.

La vida cotidiana de mi pueblo estaba sustentada en una
sólida estructura espiritual. Todo lo que hacían nuestros
antepasados estaba íntimamente vinculado a la concepción
espiritual de la existencia, tanto del universo, la Tierra y la
propia vida humana. La construcción de las casas y las
ciudades, la siembra y cultivo de los alimentos e insumos para
mantener la vida material, la educación familiar y escolar, la
organización social y la estructura jurídica, tenía una clara
orientación espiritual que se vinculaba totalmente al universo.
En esta forma de vida no estaba considerado como algo
importante el poseer y consumir, ni el enriquecerse
materialmente. De hecho, el comercio era considerado como
una actividad vergonzante, pero necesaria para solventar
algunas pequeñas necesidades sociales, especialmente lo que
concierne al mantenimiento del culto a los dioses, el cual
necesitaba de algunos objetos e insumos que no se tenían en
la región y que tenían que ser traídos de regiones lejanas por
los mercaderes.

Al comerciante se le menospreciaba desde tiempos
ancestrales por no producir nada. El comerciante se apropia
indebidamente del trabajo del pueblo a través del comprar y
vender. Como en aquellos tiempos la gente de mi pueblo no
tenía en su mente y en su corazón, la necesidad de “tener”
para poder “Ser”, como los paradigmas de la existencia
estaban dados en valores espirituales, morales y éticos, los
bienes materiales pasaban a segundo plano y no poseían
mucha importancia social.

!70
Las diferencias sociales radicaban sobre la base de la
capacidad del individuo por desarrollar el aspecto espiritual de
su existencia y la capacidad de servir a la comunidad. El valor
supremo del aspecto material de la vida era la comunidad y el
valor supremo del aspecto espiritual era la capacidad de
evolucionar a planos superiores de conciencia. Esto se daba
en todos los niveles. Desde la misma Nobleza, hasta los
campesinos. En unos era a partir de reflexiones muy
profundas, estudios, análisis y prácticas energéticas y de
conciencia. En otros era a través de seguir al pie de la letra
las sabias tradiciones y costumbres milenarias que
garantizaban la solvencia espiritual, moral y ética de todos los
miembros de la sociedad.

En efecto, mi pueblo a través de los miles de años, logró
conformar una compleja, profunda y diversa amalgama de
tradiciones, fiestas, usos y costumbres en las que la forma
externa iba cambiando lentamente con el tiempo, pero que su
fondo era inalterable a través del tiempo y el espacio. El fondo
de las tradiciones de mi pueblo, es una enseñanza práctica del
desarrollo de las potencialidades espirituales y creativas de
los individuos que, sin tener profundos conocimientos
filosóficos y de sabiduría abstracta, podían a través de la
práctica de las tradiciones y costumbres, desarrollar los
valores y principios más elevados de nuestro pueblo, que les
permitieran exaltar su espíritu y vivir con armonía y equilibrio
entre ellos, con la naturaleza y el universo.

Nada es perfecto y eterno en nuestro mundo. Todo es
cambiante y dialéctico. Todo es un flujo y reflujo. La vida de
los individuos y los pueblos se mueve en ondas como la
energía. El mundo es una vibración. Como en el mar, subimos
y bajamos permanentemente. Nos movemos en una gran
espiral que no tiene principio ni fin. En tantos miles de años,
nuestro pueblo, con aciertos y desaciertos se dirigió, como fin
supremo de la sociedad a trascender espiritualmente su
existencia.

!71
El sistema de gobierno y administración funcionó durante
miles de años. De manera cíclica, iniciábamos el desarrollo,
llegábamos a niveles muy elevados y caíamos por nuestros
errores, para comenzar de nuevo. Cómo las personas que
nacen, crecen, se desarrollan, se multiplican y mueren. Así
nuestro pueblo se mantenía en estos flujos y reflujos cíclicos
de la existencia, buscando en cada intento llegar con mayor
virtud a la trascendencia espiritual de la existencia. Con
muchos tropiezos, desafíos y dificultades, como todo en la
vida. Surgían problemas debido a errores de la Nobleza, los
sacerdotes, los guerreros o desviaciones del pueblo. Podían
ser también debido a factores de la Naturaleza o al conflicto
con otros pueblos en un diferente nivel de desarrollo.

De esta manera vivimos por muchos milenios. La búsqueda
espiritual de trascender la realidad material fue dirigida por el
selecto grupo de personas que desde su más tierna infancia,
trabajaron rigurosamente con los mejores maestros del
pueblo para lograr exaltar y desarrollar SU NOBLEZA. La
sabiduría que se fue acumulando a través del tiempo era
sistematizada y preservada por los Venerables Maestros, que
no pertenecían a LA NOBLEZA, tampoco a la iglesia, la
administración, la milicia o el pueblo.

Los Verbales Maestros tenían una hermandad secreta y
estaban totalmente apartados del mundo cotidiano y material.
No eran sacerdotes, más bien eran profundos investigadores
de temas muy complejos que tenían que ver con la energía y
lo inconmensurable de nuestro mundo y el universo. Su único
contacto con el mundo ordinario era la supervisión y
capacitación de los más distinguidos Nobles, Sacerdotes y
Militares. Eran los guías y daban las pautas para que mi
pueblo se mantuviera en el camino del desarrollo espiritual.

Cuando llegó a existir las crisis recurrentes de todos los ciclos.
Los Verbales Maestros literalmente desaparecían de la faz de
la Tierra. Existe una permanente lucha entre la luz y la
oscuridad en todo el universo. Esperaban a que los
!72
movimientos caóticos terminaran y nuevamente aprecian en
la superficie de la Tierra, para comenzar un nuevo ciclo,
apoyando a mi pueblo con sus sabías enseñanzas y sus
virtuosos consejos. Los Venerables Maestros afirmaban que
todo inicio de un nuevo ciclo, comenzaba en un sitio más
avanzado que el anterior. Decían que era “naturales” y
positivos estos procesos.

Desde el mismo inicio de los tiempos existía un pueblo de
mercaderes. Gente extraña que no tenía una tierra propia y
que vagaba por el mundo, dedicándose al comercio. Siempre
llegaban perseguidos y diezmados por sus enemigos a otro
pueblo. El pueblo, anfitrión se compadecía de su sufrimiento y
les ayudaba, dejándolos vivir en sus ciudades. Como no
tenían tierras y no sabían más que comerciar, con el tiempo y
a través de generaciones se apoderaban de la riqueza,
explotaban a los lugareños y empezaban a vivir mejor que
ellos. Posteriormente los esclavizaban económicamente, hasta
que estallaba una revuelta en su contra. Nuevamente eran
perseguidos, diezmados y despojados de la riqueza mal
avenida por la usura y el comercio. Teniendo que huir de ese
pueblo para salvar la vida y así, llegaban a otro pueblo y
nuevamente se repetía la historia.

Durante miles de años mi pueblo, y los demás pueblos del
mundo, no fincaban la realización existencial del individuo y la
sociedad en el culto a la materia, la producción,
comercialización y consumo. Como ya dijimos, la base
fundamental de su existencia era la búsqueda del desarrollo
espiritual, la trascendencia de la existencia, la cercanía a la
divinidad y el amor a la Tierra. La gente de mi pueblo vivía
sencilla y noblemente. Unos con más capacidad, otros con
menos, entre virtudes y errores, entre éxitos y fracasos la
vida transcurría en la exaltación de los valores humanos.

La Nobleza gobernaba a través de una administración que
buscaba el desarrollo material y espiritual de todos los
ciudadanos. Los Nobles se preparaban para la administración
!73
pública a través de las complejas y diversas formas de la
organización social. Los funcionarios del gobierno, desde los
más sencillos hasta los más importantes tenían el gran orgullo
de ser parte de esta estructura, la eficiencia y la eficacia eran
su norma de trabajo. Los que fallaban eran sancionados con
la pérdida del trabajo hasta con la muerte. El sentido de la
justicia y la honestidad eran su aspiración suprema.

La iglesia y los sacerdotes guiaban al pueblo en la búsqueda
de la trascendencia espiritual de su existencia. Eran el
contacto con la divinidad y los realizadores de los
lineamientos propuestos por los Venerables Maestros y que
les daban a los Supremos Sacerdotes, para que la iglesia
guiara y ayudara al pueblo en la búsqueda de su desarrollo
espiritual. La esencia del mensaje místico-espiritual de la
iglesia, es el que los Venerables Maestros diseñaban para el
pueblo, sólo que los sacerdotes lo trasmitían de una manera
más sencilla y accesible, usando parábolas, ritos y tradiciones
comunitarias, especialmente a través de celebraciones de
fiestas y rituales.

Los campesinos vivían muy apegados a la Tierra y sus
enseñanzas. En mi pueblo, desde los primeros tiempos los
Venerables Maestros nos enseñaron que la Tierra era nuestra
“Madre Querida”. Existe un mundo muy complejo y diverso de
enseñanzas y sabiduría que los campesinos a través de
muchas generaciones han ido sistematizando y guardando
celosamente en la sabiduría popular. Esta sabiduría ha sido
incluida en la vida cotidiana de los pueblos a través de
tradiciones, usos, costumbres, refranes, dichos, rituales, que
en su conjunto forman un abigarrado tesoro de experiencia
humana.

Los campesinos, si bien son la parte baja de la pirámide, son
los más sólidos y por ende, la base y estructura de mí pueblo.
El pueblo es la razón de ser de la sociedad. El pueblo es el
principio y el fin de todo cuanto existe en nuestra historia y
nuestra cultura. El desarrollo y bienestar, físico y espiritual del
!74
pueblo es la razón misma de la existencia de La Nobleza, la
iglesia, el gobierno y el ejército. No por estar abajo son
menos importantes. Están abajo porque son los que sostienen
y le dan razón de ser a todo cuanto esta en la super
estructura.

Los Venerables Maestros nos han enseñado que si los
campesinos, si la base de la sociedad no tiene satisfechas sus
necesidades básicas de subsistencia material, y si tampoco
tiene la posibilidad de desarrollar el aspecto espiritual de su
vida, tanto en lo particular como individuos como en lo
general como sociedad, la existencia de La Nobleza y sus
órganos de apoyo, no tienen sentido. El fracaso de La Nobleza
significa la destrucción del pueblo. Si el pueblo no posee una
virtuosa dirección, se derrumbará con todo y la super
estructura que él sostiene.

De este modo, todo cuanto hace La Nobleza, la iglesia, el
gobierno y el ejército, están para servir y tienen como único
fin el pueblo. Que con su vida sencilla y práctica le da razón
de ser al universo que es creado por el potencial existencial
de lo humano. La razón de ser de la super estructura es su
base. Esta sencilla verdad ha sido la causa de muchos
fracasos en la historia de mi pueblo.

Es por ello que mi gente, durante muchos milenios vivó
buscando humilde y sencillamente, en la práctica de su
sencillo existir, el desarrollo del potencial espiritual de su
existencia. Amaban con devoción a La Nobleza dirigente.
Respetaban y obedecían a los sacerdotes. Acataban las
disposiciones del gobierno y los funcionarios. Y admiraban a
los militares que eran la garantía de la seguridad y
permanencia de mi pueblo.

Sin embargo, un día llegaron perseguidos los mercaderes a mi
pueblo y pidieron permiso para quedarse a vivir en nuestra
tierra. La Nobleza por misericordia y caridad humana, dejó
que se asentaran en la periferia de nuestras ciudades. Se les
!75
impuso un riguroso y estricto reglamento para que no
alteraran la vida pacífica y armónica de nuestra sociedad. No
podían, por más riqueza que tuvieran acceder al poder. No
podrían pertenecer a la Nobleza, la iglesia, el gobierno y el
ejército. Se les dejó comerciar para que el pueblo pudiera
acceder a productos que se producían y manufacturaban en
lejanos lugares. Los mercaderes organizaban caravanas
comerciales y viajaban llevando lo que producía mi pueblo y
traían lo que producían otros lejanos pueblos, con una mínima
ganancia. Todas sus operaciones estaban rigurosamente
vigiladas por el gobierno y el ejército.

Así vivieron por cientos de años, respetando las leyes, reglas
y costumbres de mi pueblo. Pero en su corazón, día a día
crecía la ambición y la avaricia de tomar el control de mi
pueblo y destruir su milenaria organización y sus ancestrales
tradiciones y costumbres de vida espiritual, para implementar
su maligna predilección que es, “la adoración y culto del
becerro de oro”. Su objetivo no sólo era derrocar a La Nobleza
y tomar el poder, sino que planeaban destruir la sabiduría de
Los Venerables Maestros, neutralizar y reducir a la iglesia,
corromper al gobierno y usarlo como sus empleados,
corromper al ejército y usarlo para sus planes de expansión y
sometimiento, no sólo de mi pueblo, sino de los pueblos
vecinos. Pero el objetivo fundamental era embrutecer y
esclavizar a mi pueblo y a los pueblos vecinos.

En efecto, los mercaderes sabían que en el pueblo radicaba la
riqueza de la vida. Al enajenar y embrutecer a mi pueblo, al
perder sus guías, maestros, sacerdotes y administradores,
quedaría indefenso para entregarse enloquecido al “culto del
becerro de oro”. El objetivo fundamental era que mi pueblo
cambiara su deseo innato de la búsqueda de “la libertad
espiritual”, por el de la libertad económica. Que mi pueblo
perdiera su memoria, sus valores, sus principios y con ellos el
sentido místico y espiritual de la vida. Que no pensara más
que en el dinero, el consumo, el confort, el placer. Que el
culto “al becerro de oro” fuera la razón de su existencia.
!76
Cuando mi pueblo creyera y pensara, que el dinero y el
consumo eran lo más importante de la vida, entonces los
mercaderes garantizaban para siempre el reinado de su
maligno poder, pues ellos habían sido siempre los dueños del
dinero. Cambiar el paradigma de la vida era la manera para
esclavizar a mi pueblo.

Lo primero que hicieron los mercaderes es acumular mucha
riqueza. Esto lo lograron a partir de ir poco a poco, enviciando
a la parte más elevada del pueblo y a la más baja del iglesia,
el gobierno y el ejército, en los placeres del consumo y el
confort. La estrategia de corrupción fue muy lenta, pero
segura. La inercia de la materia es la corrupción. De manera
muy sutil fueron infiltrándose en las tradiciones y costumbres
de mi pueblo. Este silencioso, pero sistemático ataque se llevó
muchos siglos. Los mercaderes invitaban al consumo, al
confort, al desarrollo de los placeres materiales. Lo hacían de
manera muy cuidadosa, tratando que La Nobleza y el alto
clero, los altos funcionarios y los jefes militares, no notaran la
infiltración de los perversos sentimientos entre sus
subalternos.

Hicieron cada vez, a través de cientos de años, más
dependiente a mi pueblo de sus productos y servicios. El
consumo y el confort empezaron a desplazar muy levemente
los valores y principios existenciales de mi pueblo. La gente
seguía viviendo para amar y respetar a Dios, y a sus
representantes en la Tierra. Pero al mismo tiempo, empezó mi
pueblo a depender del consumo y el confort de los bienes
materiales. Los mercaderes hacían creer que era algo natural
que implicaba “progreso”. Esta degradación fue creciendo y
como los viejos ríos, llevaban la corriente por dentro. Grandes
cambios se empezaron a dar entre la gente sencilla de mi
pueblo.

Los campesinos y la parte baja de la super estructura
empezaron a tratar de vivir con más comodidad y trataban
cada vez más de consumir para ser felices. Por esta razón el
!77
dinero, el comercio y los mercaderes, empezaron muy
lentamente y inapreciablemente a tener un lugar más
significativo en la sociedad. Mi pueblo iniciaba sin saber el
camino de su fin y los mercaderes fincaban los cimientos de
su futuro poder.

Un día sucedió lo impensable, lo imposible. Los mercaderes,
como tenían el control de las mercancías, especialmente los
alimentos, empezaron a esconderlos para provocar
ficticiamente una carestía y por ende una hambruna con el
consiguiente malestar del pueblo en contra del gobierno. Esta
táctica para levantar al pueblo en contra del gobierno es muy
antigua y eficaz. Cuando el pueblo no tiene que comer, pierde
la claridad y se exalta. Si los mercaderes tienen el control de
los alimentos, ellos controlan la situación y se tornan muy
poderosos, pero le hacen creer al pueblo que es culpa del
gobierno.

De modo que después de una larga temporada en que los
mercaderes fueron propiciando el desabasto, los motines
callejeros alentados por falsos líderes y alborotadores
incondicionales de los mercaderes quienes invitaban al
desorden. Mi pueblo embrutecido y utilizado fue llevado a que
cometiera el más grabe delito de la historia... ¡que se revelara
en contra de La Nobleza, condenándolos a muerte cortándoles
la cabeza!

Los mercaderes les declararon la guerra a La Nobleza y a la
monarquía de todo el mundo. Iniciaban el Golpe de Estado y
lucharían por derrocar el “viejo orden mundial”. Los
mercaderes implantarían “el nuevo orden mundial”, en el que
el culto al “becerro de oro”, el dinero, la tecnología y el
comercio serían los cimientos de esta nueva concepción de
vida. Su propuesta era desmantelar la antigua pirámide de
organización humana basándose en la idea de que todos los
seres humanos deberían ser iguales.

!78
Declararon la “igualdad” de todos los seres humanos,
especialmente para que a ellos se les quitaran los frenos y
restricciones que tenían sobre la sociedad y el orden
establecido por milenios. Sostuvieron que ellos defenderían la
“Libertad” de todos los seres humanos a “ser iguales”. Pero no
se referían a “La Libertad Espiritual”, sino a la libertad para
comerciar y ganar mucho dinero en detrimento de la sociedad
y la Naturaleza. Libertad que se convertiría más adelante, al
destruir las tradiciones y costumbres ancestrales, en
libertinaje. Instauraron la “libre empresa” y la “sociedad
anónima”. Legalizaron y expandieron los bancos y el derecho
a la usura como la estructura de su “nuevo orden mundial”,
en el que a final de cuentas se volvía a sustentar sobre una
pirámide, pero ahora los mercaderes ocuparían la parte
suprior, pero sin exponerse y comprometerse, pues primero
usaron a los políticos y la democracia y últimamente al
Mercado, como una entelequia abstracta que tiene el poder
pero sin ninguna responsabilidad social e histórica frente al
pueblo. En la nueva pirámide la parte más elevada la ocupa el
dinero.

Los intelectuales, una nueva clase que crearon los
mercaderes, se dedicaron a desarrollar una nueva concepción
de la organización de la sociedad, cambiaron el objetivo de su
existencia. Se inspiraron en un antiguo pueblo guerrero
extinto que creó el concepto de la “democracia”. El gobierno
del pueblo y para el pueblo, pero éste pueblo sostuvo su
democracia con un ejército de esclavos que, igual que sus
mujeres, no tenían ningún derecho dentro de su “sociedad
perfecta”. Estos “demócratas antiguos”, se dedicaban a las
guerras para saquear y someter a los pueblos vecinos. En su
“República” la libertad y la igualdad sólo era para ellos. Sus
mujeres, sus esclavos y los pueblos sometidos por las armas,
no alcanzaban ese derecho y vivían en la opresión.

D e e s t a m a n e ra l o s m e r c a d e r e s a t ra v é s d e s u s
incondicionales intelectuales crearon el nuevo modelo de
gobierno en la historia de la humanidad. La democracia es la
!79
forma en la que los mercaderes se han apoderado del
gobierno y a través de los políticos, gobiernan a los pueblos
del mundo. Suplieron a los milenarios reinos, federaciones e
imperios por “las democracias” y a La Nobleza la sustituyeron
con los políticos, seres humanos con capacidades histriónicas,
mentirosos por naturaleza y con desmedida ambición por el
control y el poder del pueblo. Los políticos no tienen una
formación humanista, espiritual, ética y moral. Su doctrina es
que “el fin justifica los medios” y que el poder se logra sobre
todas las cosas.

Los intelectuales le dieron un golpe mortal a la divinidad y
declararon que “Dios había muerto”. Destruyeron el poder de
la iglesia alentando la proliferación de muchas sectas y
crearon una nueva religión con sus nuevos sacerdotes. En
efecto, los mercaderes lograron hacer pensar a la mayoría de
mi pueblo que la iglesia era corrupta y la religión era para los
ignorantes. Afirmaron que la religión era “el opio de los
pueblos” e iniciaron una guerra no declarada que ha durado
dos siglos, saboteando la necesidad espiritual de trascender la
existencia. Cambiándola por la necesidad del “tener material”
para darle sentido a la vida.

Los mercaderes hicieron de “la ciencia” la nueva religión y de
los científicos los nuevos sacerdotes que conducirían a la
humanidad a su bienestar y felicidad. La realización del ser
humano dejaba de estar en “el más allá” y pasaba a estar en
la vida y el mundo material del “aquí y ahora”. Se destruía la
milenaria tradición de buscar la trascendencia espiritual de la
existencia y se rendía culto al “becerro de oro”, como la forma
de trascender. Los nuevos sacerdotes de la humanidad, los
científicos, han hecho pensar que la evolución y el tiempo son
lineales. Que la humanidad va de menos a más y que los
mercaderes y que la concepción económica de la vida y el
mundo, es la punta de lanza del progreso y la modernidad
humana.

!80
El desmantelamiento de las milenarias tradiciones y
costumbres de mi pueblo ocupa uno de los objetivos más
importantes de los mercaderes. Estas ancestrales normas de
conducta, donde los valores y principios éticos y morales,
garantizaban la fortaleza espiritual de la comunidad y
actuaban como orientadores y contenedores sociales fueron
desmantelados. El objetivo de los mercaderes es que mi
pueblo tenga valores y normas morales y éticas nuevas,
diseñadas por los mercaderes para enajenar y controlar más
fácilmente a mi pueblo.

Esta degradación y atentado contra la esencia espiritual de la
humanidad, la presentaron los mercaderes como un paso en
la evolución del ser humano. El golpe de Estado dado por los
adoradores al culto del becerro de oro, ha significado el más
grande revés de nuestro pueblo, pues nunca antes tuvieron
tanto poder y control sobre todo mi pueblo. Modificaron la
historia humana y se han puesto los mercaderes como los
salvadores de la humanidad. Mi pueblo ha sido engañado
temporalmente, porque mi pueblo es noble y ha creído por
milenios en el valor sagrado de la autoridad y el gobierno.

Derrocada La Nobleza, la democracia y la política tomaron el
control de la sociedad. Mancillada y desprestigiada la iglesia,
los sacerdotes empezaron a declinar y a corromperse. El
pueblo ahora lo que buscaba era el desarrollo material y
económico de la vida. Le ha dado la espalda a Dios. La
administración y el ejército se volvieron aliados de los
mercaderes. El gobierno, los pueblos, las familias y las
personas lo único que concebían en su existencia, era la
posibilidad de tener dinero. La vida de mi pueblo y de
nuestras familias se convirtió en una obsesión fanática por
“TENER” dinero, comprar, vivir cómodamente y tener el
reconocimiento social por el poder acumulado a través del
dinero. Así comenzó el principio del fin de mi pueblo.

La ciencia y la tecnología se pusieron al servicio de la
economía. El hacer dinero a través de la guerra, la
!81
alimentación, la salud, la educación, la enajenación y
embrutecimiento de mi pueblo, se ha convertido en el medio
por el cual los mercaderes se han adueñado del mundo
material, intelectual y emocional de mi pueblo. Todo en la
vida de mi pueblo se convirtió en un negocio. Las necesidades
espirituales de trascendencia, la familia, el amor, la amistad,
todo los mercaderes lo han usado y manoseado para hacer
negocio.

La nueva religión y sus sacerdotes les han dado a los
mercaderes la mejor arma para neutralizar, embrutecer y
controlar a mi pueblo. En efecto, desde hace 50 años la
ciencia y la tecnología desarrollaron los medios electrónicos
de comunicación, especialmente la televisión que penetra
cada hogar, cada mente y cada corazón, todos los días
durante horas enteras. La televisión ha logrado que mi pueblo
deje de pensar y de sentir. Que obedezca puntualmente todo
lo que se le dice que tiene que pensar, sentir y hacer a través
de una avalancha de mensajes subliminales o directos.

Los mercaderes casi han acabado con el “ser espiritual” y han
creado el “homo económicus”. Un ser sin sentimientos
propios, sin aspiraciones propias, sin pensamientos propios.
Un ignorante funcional que rechaza todas las tradiciones y
costumbres, convirtiéndose en un fundamentalista de la
modernidad, el dinero y el consumo. No conoce el pasado, no
le interesa entender el presente y vive pensado en un futuro,
que los mercaderes le han diseñado.

Hace doscientos años los mercaderes iniciaron la destrucción
del “viejo orden mundial” y crearon el paradigma de “La
Modernidad y el progreso”. La modernidad implicaba la
sustitución de las tradiciones y costumbres milenarias de
carácter espiritual, para implementar nuevas formas de vida
que desechaban el pasado, como base del presente y
tomaban al futuro como la guía de su existencia. Para lograr
esto, hace tres siglos, los mercaderes se habían apropiado de
un vasto territorio, habían financiado a la gente más pobre y
!82
fanática para crear “un nuevo mundo”, donde la libertad
económica, la cancelación de las antiguas tradiciones y
costumbres permitieran el libre culto al “becerro de oro”. La
creación de la “Tierra de la Libertad” se logró a partir del
exterminio de los pueblos originarios de ese vasto territorio y
la atracción de las personas más deshumanizadas, pobres
material y espiritualmente de todo el mundo. La tierra de las
oportunidades materiales se había creado con la muerte de
los valores espirituales de la vida.

Los mercaderes por fin, en la historia de la unidad, tendrían
una tierra propia, una patria y un ejército de miserables
espiritualmente, que adoraran al “becerro de oro” y en su
ignorancia creyeran que habían logrado obtener la dicha
humana de la libertad a través del dinero y el consumo. Los
mercaderes reclutaron de todo el mundo a las personas con
mayor ambición material, atrajeron a los más pobres entre los
pueblos para constituir un ejército incondicional, que
estuviera dispuesto a morir por la defensa y expansión de los
intereses de los mercaderes. La patria de los mercaderes se
hizo con el tiempo fuerte. Su base era el culto a la materia,
vivir como un pueblo agresor y depredador, embrutecido por
el culto a la tecnología, el comercio, el consumo, la
modernidad, la producción de bienes materiales y la
acumulación de la riqueza.

Desde el principio de los tiempos, los Venerables Maestros nos
enseñaron que el hombre y la mujer eran un par de opuestos
complementarios. Que juntos formaban la unidad primordial.
Vivían compartiendo todos los espacios de la existencia y
formaban una unidad familiar de producción y reproducción,
de modo que juntos y en muto apoyo educaban a los hijos,
formaban una unidad de producción con toda la familia para
trabajar el campo. Juntos participaban con la familia del culto
a los dioses y el mantenimiento de las tradiciones, fiestas,
usos y costumbres ancestrales, que le daban fuerza y sentido
a la existencia individual y colectiva.

!83
Sin embargo, los mercaderes hace dos siglos decidieron
romper la unidad familiar y extrajeron al hombre del hogar
para mandarlo al taller, la fábrica o la mina, pues los
mercaderes habían echado a andar impunemente la
producción en serie. La mujer se tuvo que hacer cargo de la
casa y la familia. Envenenados por la visión material de la
vida y guiados por los políticos y dirigentes, mi pueblo
buscando una nueva forma de vida se entregó al mito de la
modernidad y el progreso material, que los mercaderes
habían impuesto en su “nuevo orden mundial”. Los
mercaderes embrutecieron al hombre y los separaron de la
responsabilidad y vida familiar. Lo convirtieron en una pieza
remplazable de su maquinaria de producción. El estado, el
gobierno y el futuro de mi pueblo quedaron en manos del
Mercado.


Posteriormente los mercaderes secuestraron también a la
mujer y destruyeron totalmente a la familia. En efecto, en su
plan de embrutecer a mi pueblo y deshumanizarlo, los
mercaderes metieron a las mujeres a la línea de producción y
la enviciaran con el dinero. Al incluir a la mujer en el mundo
económico crearon un mercado paralelo, se duplicó la
producción y el consumo. Se le hizo creer a las mujeres que el
desarrollo personal radicaba en la capacidad de tener poder
adquisitivo a través del trabajo asalariado. Se inventó el
feminismo y se creó una lucha ideológica entre el hombre y la
mujer. La mujer llegó a pensar que el hogar, la maternidad, la
crianza y educación de los hijos era lo más bajo y humillante
que ellas podían vivir. Muchas mujeres se han entregado
ciegamente a la propuesta de los mercaderes y están siendo
utilizadas, encontrando sólo la desolación y la infelicidad en
ese camino. Para forzar a la mujer a entrar al campo de
trabajo, a los hombres les han empezado a pagar la mitad del
salario mínimo que se requiere para mantener una familia.

Los mercaderes han embrutecido y enajenado a los hombres
y a las mujeres. Recientemente han comenzado con los
!84
adolescentes y los niños. Los han convertido en mercados
muy productivos a partir de pervertir sus necesidades
espirituales de existencia. Enseñándoles que en el culto al
“becerro de oro” se encuentra la felicidad y la trascendencia
de la existencia. En la medida en que las mujeres y los
hombres se encuentren enfrentados en una falsa “lucha de
sexos”, en la medida de que los jóvenes se hundan en una
“lucha de generaciones” y los niños queden indefensos,
desolados y entregados a los medios que exaltan el
consumo... los mercaderes fortalecen su imperio y esclavizan
a mi pueblo.

En los últimos 50 años el dominio creciente de los mercaderes
y su enloquecido culto al “becerro de oro” ha creado mucho
sufrimiento, pobreza, miseria espiritual. La forma de control
llega todos los días a todo mi pueblo a través de la televisión.
De manera subliminal o de manera grotesca. Todos los días,
como una pequeña gota que cae sucesivamente sobre el
cerebro y el corazón de la gente de mi pueblo, los mercaderes
los enajenan y embrutecen impunemente. Exterminan
sistemáticamente sus necesidades espirituales de existencia y
las cambian por una ambición desmedida de poseer y tener
dinero para encontrar el prestigio social. Se ha perdido mucho
de la tradición espiritual de vida de mi pueblo. Los
mercaderes nos han enseñado que nuestras tradiciones y
costumbres son primitivas, costosas y superfluas. Que no
tienen ningún valor y que representan signos bochornosos de
una falta de “modernidad y progreso”.

En estos últimos 50 años la voracidad depredadora de los
mercaderes y el embrutecimiento y enajenación de mi pueblo
han permitido que nuestra Tierra se enferme y se vea
amenazada de muerte por la contaminación en todas sus
formas. La basura cada día ocupa todos los espacios en
nuestras casas, calles, carreteras, campos y playas. Mi pueblo
ha perdido la vergüenza de crear y tirar basura en todas
partes. Es inconsciente por su embrutecimiento de que
vivimos en un mundo trasformado en un basurero. En la
!85
“modernidad y el progreso” todo es “uzéese y tírese”. Para
que exista basura en el medio ambiente se requiere que
exista basura en nuestro interior.

En los últimos 20 años los mercaderes han lanzado una nueva
iniciativa para lograr el dominio total de mi pueblo. Han
decidido desmantelar los países que apenas crearon hace 200
años para sustituir a los reinos, imperios y federaciones. El
Estado ha sido dominado completamente por el Mercado. Los
mercaderes gobiernan impunemente y sin ninguna
responsabilidad social e histórica a mi pueblo a través de los
políticos títeres. A través del sistema de partidos políticos y la
democracia, los mercaderes han puesto a pelear a mi pueblo
por las migajas de poder que les dan los mercaderes a los
políticos. Dividiendo y fragmentando el dinero desvía
intenciones y somete conciencias. El dinero de los mercaderes
es el que pone candidatos y gana votos por la costosa
publicidad con la que los lectores sufragan en las urnas a
través de la carísima publicidad. El negocio es más que
redondo para los dueños del dinero.

Los mercaderes han decidido crear grandes bloques
económicos en sustitución de los países. Han implementado la
doctrina ideológica-política-económica-social llamada
“neoliberalismo económico”. La más feroz embestida contra
mi pueblo en la que los gobernantes se convierten en
sometidos e incondicionales empleados, los países en
territorios comerciales, los ricos adoradores del “culto al
becerro de oro” en los únicos seres dignos de vivir en el
planeta, porque generan riqueza y los pobres en inmensas
masas despreciables que deben ser implacablemente
eliminadas porque sólo generan pobreza.

Mi pueblo y la Tierra entran al tercer mileno de la era
Cristiana amenazado de muerte. Estamos viviendo uno de los
momentos más peligrosos de esta humanidad. Nunca, unos
cuantos, han tenido el poder casi total de mi pueblo. El
control más que por el dinero, las armas, los mercados, las
!86
tecnologías y los políticos, es por el control mental y espiritual
de mi gente. Han logrado los mercaderes que mi pueblo casi
se olvide de su gran potencial espiritual y de su misión divina
en la tierra. Que lo humano se diluya y que el espíritu
sucumba al lado oscuro de la materia.

La fuerza de los mercaderes radica en la pérdida de la
conciencia espiritual de la vida del ser humano. Los seres
humanos somos esencialmente espirituales, nobles y buenos.
El desafío de la vida es fortalecer y decantar este potencial.
Lo que nos hace humanos es precisamente nuestras
imperfecciones y debilidades. Si no las tuviéramos seríamos
ángeles. Lo que le da sentido a nuestra vida es la conciencia
de las debilidades e imperfecciones. Lo que permite al ser
humano trascender la vida material, es la lucha interior por
decantar su espíritu y ser lo mejor de sí mismos, superando
sus debilidades y deficiencias.

La materia y el espíritu son un par de opuestos
complementarios que se deben mantener en un perfecto y
sutil equilibrio. La materia necesita del espíritu y el espíritu de
la materia. Ninguna de las dos puede avasallar a su
contraparte, porque representa destrucción de la totalidad.
La historia de mi pueblo y de la Tierra es mucho, pero mucho
más antigua de lo que hoy conocemos, pues esta inmersa en
la historia del “Espíritu Inconmensurable del Universo”.

La batalla no se ha perdido, especialmente porque nuestra
“Madre Querida” no desamparará a sus amados hijos de la
maldad que los asecha. La fuerza del Espíritu humano es muy
grande y poderosa. Si bien ha sido neutralizada y
embrutecida temporalmente por los mercaderes, la Tierra no
permitirá que se dañe a sus hijos y mucho menos que se
atente contra ella misma. Los mercaderes por más poderosos
que se nos presenten. Con todo su dinero, poder militar y
tecnológico, son sumamente vulnerables a la fuerza del
espíritu y al poder de la conciencia humana. El imperio del
“becerro de oro”, por más portentoso y omnipotente que los
!87
mercaderes nos lo presentan, es sólo un frágil castillo de
naipes.

En estos momentos de contingencia lo que se requiere, es
buscar con serenidad e inteligencia en nuestro pasado y en
nuestro corazón, la sabiduría que potencialize la parte
luminosa de los seres humanos y la fuerza que genera el
poder del Espíritu para superar esta adversidad momentánea.
En la historia de mi pueblo los mercaderes serán nuevamente
derrotados y el Sol volverá a salir para todos.
Oaxaca, verano de 2004.









13. LA MUERTE COMPAÑERA.

Cuando lo vi, mi corazón empezó a latir con intensidad. Me fui
acercando poco a poco, esperando que él no me viera.
Agarrado al alambre despreocupado cantaba sonoro al cielo
azul y a las nubes blancas.

Con el sigilo del cazador llegué hasta la mínima distancia y
con emoción estiré al máximo las gomas de la resortera y
salió zumbando la primera piedra. Ni se movió, seguía
cantando sin darse cuenta. Con mayor emoción volví a cargar
la resortera y tiré el segundo proyectil. Nada, mi puntería era
tan mala como su capacidad de darse cuenta de lo que estaba
pasando. El pajarillo seguía cantando encima del cable de luz
y yo tiraba una y otra piedra sin poder hacer blanco. Era un
encuentro pactado por las fuerzas que rigen el universo. El
avecilla y yo, por diferentes caminos habíamos llegado
puntuales a la cita del destino. Finalmente una piedra hizo
!88
blanco y el ave se vino a tierra. Corrí con el instinto milenario
del cazador, mi banco genético se reactivaba de súbito y
cumplía con un ritual ancestral entre el cazador y la presa.
Cuando llegué a él, inmediatamente lo tomé entre mis
pequeñas manos de niño de 7 años y aún caliente, el pajarito
se desangraba entre espasmos de muerte.

Fue difícil reponerme al choque, mis manos estaban llenas de
sangre caliente y un cuerpecito se sacudía moribundo. Mi
llanto y mi dolor eran tan grandes como el del ave, su muerte
fue un tributo a la vida y aunque él lo tuvo que pagar, yo lo he
recordado toda mi vida, ya nada podía hacer por él.

Estaba desayunando en el comedor de la casa. La mesa
redonda de madera de cedro rojo me acompañaba. Escuchaba
a los cuatro periquitos australianos que hacen menos
silenciosa mi soledad. Pequeñas y ruidosas avecillas que
disfrutan de Mozart, pues en cuanto lo escuchan, cantan con
alegría aunque sea en plena noche y cuando me acerco a la
jaula no se asustan, por el contrario siempre me miran
curiosas.

De repente escuché un grito que sobresalió entre el coro de
los demás. En ese instante, como para subrayar la intensidad,
los demás periquitos callaron de súbito. Inmediatamente dirigí
la mirada a la inmensa jaula y vi como uno de ellos caía
violentamente. Inmediatamente me levanté y me acerqué a la
jaula. El ave azul cielo se contorsionaba moribunda. Estaba
asustada y abría sus pequeños ojos desorbitadamente. Emitía
unos quejidos intensos de dolor.... estaba muriendo. Le hablé
y el ave me miró intensamente y me dijo con su desesperada
y asustada mirada que no quería morir. Estaba aterrada, pero
luchaba con fuerza contra la muerte. Extendió sus alas,
trataba de levantarse y caía nuevamente.

Cuando los animales van a morir, ellos generalmente lo saben
y se preparan para recibir a la muerte, casi de manera
religiosa. Se despiden y casi anuncian su partida. Ellos
!89
generalmente saben con resignación cuando será la hora
definitiva, más aún, cuando están enfermos.

A este periquito azul, la muerte le cayó de improviso y de
golpe, él no se quería ir. Se resistió cuanto pudo y aunque su
muerte fue tan violenta como rápida, tuvimos la oportunidad
de comunicarnos. Él me decía con sus ojos que no quería
dejar este mundo.

Los otros tres periquitos estaban callados y asustados en la
esquina de la jaula observando, se amontonaban y miraron
como abrí la trampa y metí la mano para tomar a la avecilla.
Entre mi mano, como un lecho de muerte, el periquito
empezó a respirar intensamente, gritó una vez más con
intensidad y lentamente fue cerrando los ojos y aflojando el
cuerpo, al momento que yo le hablaba con ternura y le decía
que por favor no se muriera. Había hecho todo lo que estaba
de su parte, había luchado fieramente por aferrarse a la vida,
había danzado su última danza ante la poderosa energía que
a todos los seres vivos nos arranca violentamente de este
mundo.

A final de cuentas el periquito era igual que yo; un ser vivo,
que siente y que muere y a mí me tocó compartir con él, ese
extraordinario, maravilloso y pavoroso acto que es morir.
Nunca pense ni remotamente que en su muerte él y yo nos
íbamos a hermanar. Un “insignificante” periquito australiano
azul cielo y yo, ante lo aterrador y maravilloso de enfrentar a
la muerte, hermanados como iguales.

En esos momentos el ave dejó de ser ave y sólo era un ser
vivo que sentía desesperado y lleno de pánico a la muerte,
que feroz se le abalanzaba encima, y encontró en mis ojos las
ventanas abiertas de un espíritu que compartió con él, ese
inexorable, intenso y aterrador momento.
Su cuerpecito caliente e inmóvil entre mi mano, el silencio de
las aves y mis mejillas húmedas, todo había pasado ya. Sólo
me quedaba salir al jardín y enterrarlo.
!90

No se porque presentí que algo de él, me observaba cavando
su fosa en la tierra húmeda, y un poco más tranquilo se
alejaba de ahí. Recordé entonces un pasaje de mi temprana
infancia y la deuda quedaba saldada.















14. LAS HUELLAS DEL MAL.

La casita era de cuento. A las orillas del pueblo, en medio de
esa exuberante naturaleza, las tejas rojas, su pequeño
corredor, dos habitaciones, un baño y su cocinita, la hacían en
verdad salida de un sueño tropical. Pero lo que más les gustó
fue que la rentaron totalmente recién pintada, porque
encontrar una casa así en un pueblo de la costa grande era
u n a ve r d a d e ra s u e r t e . To d a s l a s p a r e d e s e s t a b a n
perfectamente pintadas de un color crema, con un franja color
ladrillo del piso a un metro de altura sobre las paredes. La
casita tenía unos arbolitos y un platanar en el patio donde
apenas cabía el bochito, una cerca de madera de color blanco
enmarcaba la casita costeña.

Yolanda y Mario habían terminado la carrera y estaban
haciendo el servicio social. Se conocieron en la brigada de
pasantes que tenía encomendado el apoyo a los ejidatarios
!91
del Carrizal, donde el gobierno federal les había construido un
complejo turístico ejidal, los jóvenes habían decidido vivir
como pareja y decidieron rentar la casita en el pueblo de
Coyuca y dejar el ejido del Carrizal para gozar su intimidad.

El espléndido conjunto de 8 bonwalus, con un restaurante y
una alberca a la orilla del mar, más una carretera
pavimentada que los conectaba a la carretera costera habían
representado una gran inversión. Eran los tiempos donde el
populismo cabalgaba a todo galope y los jóvenes habían sido
cooptados por un encendido discurso nacionalista y
antiimperialista, el país entero viajaba vertiginoso “arriba y
adelante” en una borrachera de despilfarro y locura.

Sin embargo, el “gato estaba encerrado” pues los ejidatarios
tendrían que pagar más adelante, de las “ganancias” del
complejo turístico, el inmenso crédito con el que se construyó
y equipó las impresionantes instalaciones. El gobernador y
sus achichincles tenían planeado quedarse no sólo con el
complejo ejidal sino fraccionar sus tierras que estaban al lado
de las instalaciones turísticas.

Eran tiempos violentos en la sierra de Guerrero. La guerrilla
de vez en cuando bajaban a Coyuca y a cada rato subían los
soldados a la sierra. La atmósfera estaba cargada de
expectación y violencia. El pueblo contaba increíbles historias
en la que los “huachos”, morían como hormigas a manos de
los heroicos guerrilleros y se decía que de noche bajaban de
la sierra los inmensos camiones verdes llenos de cadáveres de
federales. La mítica costeña encontraba cause de expresión
en su centenaria vocación insurgente.

Yolanda y Mario habían conquistado la confianza de los
costeños, quienes para sobrevivir han sabido ser recelosos y
agresivos, impenetrables. Pero lo cierto también es que
cuando entregan el corazón, entregan la misma vida. El
complejo turístico tenía un año de haber sido transferido a los
ejidatarios, nunca les dieron asesoría y capacitación y en
!92
cambio, periódicamente llegaban “misteriosos” camiones del
gobierno que descargaban equipo y material, que muchas de
las veces se echaba a perder y se descomponía pues nadie los
sabía instalar o manejar. El gobierno paga, decían los del
camión, ustedes nomás firmen y ellos firmaban hasta que
llegaron “los licenciados”.

Mario y Yolanda empezaron a organizar y administrar el
complejo turístico, se hizo por primera vez promoción en
Acapulco y se pusieron grandes letreros en la carretera a
Zihuatanejo, para que el turismo de desviara y conociera esa
maravilla turística al lado de la laguna y la Barra del Río
Coyuca que desemboca en el mar abierto. Las cosas
empezaron a cambiar, no tanto por los escasos ingresos que
empezaron a llegar a los ejidatarios, sino fundamentalmente
porque los “licenciados” habían iniciado en las asambleas el
análisis del acta constitutiva, en donde descubrieron que en la
última cláusula se estipulaba que si los ejidatarios resultaban
incapaces de administrar el negocio, se integraría una junta
de notables que administrarían el complejo hasta pagar la
deuda y “entonces sería devuelto a sus dueños”.

Primero muertos que entregar las instalaciones resolvió la
asamblea. Ahí había comenzado el problema generado por los
licenciados.
Una semana antes, en una noche de regreso de Acapulco
fueron tiroteados desde un vehículo que los estuvo
persiguiendo en la carretera. Habían sido amenazados de
muerte y urgidos a salir de la comunidad.
Una noche al salir de la asamblea del pueblo que duró hasta
muy entrada la noche y en donde se confirmó que los
licenciados estaban en verdadero peligro, pues los matones
del gobernador andaban merodeando el pueblo, por lo que se
les pidió que se regresaran a vivir al Carrizal donde serían
protegidos por la comunidad.

De regreso al pueblo los jóvenes vieron sospechosamente


desierto el pueblo, al llegar a su casita se dieron cuenta que
!93
les habían cortado la luz pues desde que habían llegado a
vivir no habían reparado en el pago de la energía eléctrica.
Con unos cerillos y un cabito de vela pudieron prepararse para
dormir. La casa estaba completamente vacía, sus muebles
eran un catre de lona y unas rejas de madera que habían
comprado en el mercado que les servían de buró y de guarda
ropa.

La noche estaba caliente y húmeda. Mario se desnudó y antes
de que se extinguiera el cabito de vela, tuvo tiempo de
preparar una pistola que los costeños le habían prestado
desde el incidente de la carretera. Cada noche la limpiaba y la
dejaba en el buró improvisado, muy a la mano por lo que
pudiera ofrecerse.

Yolanda por su parte también se preparó a dormir.
Extrañamente en esa noche no hubo ni amor ni palabras.
Cada uno por sí solo vivía su preocupación y de algún modo al
llegar a la casa, algo los atrapó, una fuerza que tomó el
control de la habitación al momento que se extinguió el cabito
de vela.

Era una noche obscura, cerrada y sin luna. La oscuridad de la
casa era total, pues no existía alumbrado público y menos a
las afueras del pueblo. Mario intento dormirse pero una fuerza
extraña y repulsiva se iba expandiendo en toda la habitación.
Para Mario, Yolanda había caído dormida al momento de
acostarse, llevaban más de una hora en el catre y ella no se
había movido para nada. Su cuerpo húmedo por el calor era
atraído por el peso de Mario en el catre de lona.

Todo se inició como una sensación de molestia. Mario empezó
a sentir molestia que luego se convirtió en enojo y después se
transformó en un verdadero odio hacia su amada Yolanda.
Comenzó a sentir molestia por el contacto del cuerpo de
Yolanda que se le encajaba en el costado. Sintió el deseo de
matarla y sin pensarlo se volteó de lado dándole la espalda y
de frente a la pistola que estaba sobre la caja de madera.
!94

Una misteriosa y maligna fuerza impulsaba la mano de Mario
para acariciar el arma. Tenía una necesidad inexplicable por
sentir el arma en su mano. No pudo vencer esa fuerza y se
sintió desahogado cuando acariciaba la escuadra sobre la caja
de madera. Así inició una lucha contra esa fuerza que no sólo
lo obligaba a acariciar el arma, sino de sentir con el dedo
índice el gatillo de la escuadra. Una inmensa pasión, una
satisfacción indescriptible, un extraño poder experimentaba al
empuñar el arma.

Pero al mismo tiempo crecía el odio que sentía sobre la
indefensa Yolanda, que dormida se pegaba a su costado. Un
sentimiento se empezó a apoderar de Mario, el deseo de
asesinar a Yolanda se convirtió en una obsesión. Algo lo
impelía a tomar el arma y dispararle. Inexplicablemente, sin
razón alguna, su amada compañera se transformaba en un
ser odiado al que había que matarle de inmediato.

Mario luchaba en medio de esa pesadilla que bien parecía el
mismo infierno, no sabía que estaba sucediendo, pero “algo”
se estaba apoderando de él y lo estaba empujando
violentamente a cometer un absurdo e inexplicable crimen.

Al pasar el tiempo las fuerzas de Mario enflaquecían, cada vez
era más difícil vencer el impulso de tomar el arma y dispararle
a Yolanda. Cada vez se sentía más indefenso y temeroso,
pues al mismo tiempo sentía mucho miedo de morir, pues
entró en una obsesión de estar asechado por los matones del
gobernador, quien según él, deberían estar rodeando la casa.

Infinito miedo y profundo odio llenaban todos los espacios de
la casa. La oscuridad era total, la maldad casi se había
apoderado de Mario y este en el último momento antes de ser
vencido por las malignas fuerzas que se había apoderado de
la casa, logró descargar el arma y arrojar el cargador al
fondo del pasillo, ¡el arma estaba descargada!

!95
Al momento escuchó el tenue llorar de Yolanda que temblando
se acurrucaba contra su cuerpo. De inmediato Mario le
preguntó que le pasaba. La respuesta de Yolanda aterrorizó
definitiva y totalmente a Mario. Tengo mucho miedo porque se
que me vas a matar, dijo sollozante Yolanda. En ese momento
Mario se dio cuenta que no estaba alucinado y que en verdad
“algo maligno” se había apoderado de la casa y se dirigía en
contra de ellos. No era una alucinación de Mario, Yolanda al
mismo tiempo estaba sintiendo todo lo que a Mario le estaba
pasando, pero su terror y desolación eran tal, que sólo podía
callar y contener el llanto, pues temía la molestia de Mario.

Tenemos que vencer esta maligna fuerza, pensó Mario, eran
aproximadamente las tres de la mañana. No podían salir, no
tenían luz y no podían dormir, de modo que decidieron
ponerse a recordar las mejores cosas de sus vidas. De esta
manera, Yolanda y Mario, uno y otro platicaba las cosas que a
lo largo de su vida habían significado los momentos más
luminosos de su existencia. Los recuerdos iban pasado, así
como el tiempo, poco a poco la tensión fue cediendo hasta
que de pronto empezó a entrar la luz matinal por entre las
tejas y los pájaros empezaron a cantar.

Al iluminarse la habitación el par de jóvenes cayeron
exhaustos y durmieron hasta más de medio día. Al salir lo
primero que hicieron fue ir a buscar la oficina de la Comisión
Federal de Electricidad para pagar y que les conectaran la luz
de inmediato. Al dar la dirección sorprendido el empleado les
dijo, ¡Qué ustedes viven en la casa de la difunta Mercedes!

Ahí se enteraron que tenía muy poco en que Mercedes
inexplicablemente había sido brutalmente macheteada por su
enloquecido marido. Había sido un crimen cruel e inexplicable,
pues eran un matrimonio bien avenido. Una noche don
Cipriano, su marido, después de perseguirla y machetearla
por toda la casa le cortó la cabeza y el se mató después con
su pistola. Las paredes de la casa quedaron salpicadas de
sangre, el rastro rojo de la infortunada víctima que no pudo
!96
escapar, quedo embarrado por todas las paredes de la casa.
Los dueños la tuvieron que pintar todita y nadie quiso vivir en
ella hasta que llegaron ustedes, dijo el empleado.














15. ALICIA
el lado oscuro de la vida

Era tanto su rencor, que su alma estaba desgarrada por la
desolación. La vida le había dado dones y de algún modo tuvo
en abundancia lo que a muchos siempre les faltó.

Pero un día ella decidió que jamás se entregaría a lo que
amara. Alicia decidió no ser feliz para nunca jamás sentir el
dolor del desamor. Al extremo de casi perder la vida al
dejarse morir de niña, porque el amor más puro de su tierna
infancia, cayó de súbito sin previo aviso y como tromba,
arrasó todo cuanto encontró a su paso en su pequeño
corazón. Su padre tenía otra mujer en el pueblo y una hija de
su edad.

Desde aquella tragedia repetitivamente se soñaba que iba en
un vehículo subiendo una cima empinada con gran esfuerzo y
peligro, pero al subir el vehículo se le iba deshaciendo hasta
quedarse sólo con el volante en las manos. Su historia es un
rosario de naufragios.
!97

Desde entonces juega en el filo de la navaja y su vida camina
a traspasos por los altos despeñaderos de las grandes
pasiones y depresiones. Al paso del tiempo, siempre terminó
tirando todo por la borda.

Pero existe algo en ella que no le permite caer en los
voluptuosos abismos de la degradación, pero al mismo
tiempo, vive en su ser un extraño y ya nada oculto placer por
sentir el vértigo de los despeñaderos. Tiene ojos de venado,
pero por las noches se convierten en dos murciélagos
chocarreros y en las depresiones quisiera dormir en un cuarto
oscuro sin parar hasta la muerte.

A veces pasan largas temporadas en las que el vértigo que la
domina desaparece. La ternura y la capacidad de amar de
Alicia tienen un potencial que se expande en ondas
excéntricas a todos los seres que la rodean. Como un Sol
redondo y luminoso sale para todos y es cálido y generoso.

Sin embargo, cada vez son más seguidos y pronunciados sus
estados de frustración, soledad y desesperanza. Alicia ha
elaborado dos personalidades en las que se agazapa. Tiene
una hipersensibilidad e inteligencia esquizofrénica. Ella es una
experta manipuladora y como destello sabe brillar en los que
ella quiere, pero por dentro, ella sufre profundamente y lo
que la sostiene de no saltar al otro lado de la cordura es la
cara oculta, el lado oscuro de la vida.

En efecto, Alicia vive aferrada a la venganza. Así como es la
luz es la oscuridad, la diferencia es que la primera es difícil de
alcanzar y por el contrario, la segunda, esta a los pies de
nuestra estupidez.

La venganza es la razón de su obscura existencia. Desea
vengarse de la persona que más la amó en su vida. Desea
vengarse porque de lo contrario tendría que aceptar su
inconfesable error, su incapacidad de amar. La razón de su
!98
vida es la venganza porque ya no tiene nada, nada de lo que
buenamente su alma se pueda aferrar.

Esta sed de venganza y frustración la ha llevado a pactar con
las fuerzas oscuras de la vida. Lleva años entregada a la
magia negra, la brujería y a las artes fantásticas. De un brujo
a otro, a lo largo de los años, ha gastado una pequeña
fortuna tratando de hacer “el mal” al hombre que la
abandonó.

-Que con fulano o que con mengano, que esta “señora” si es
buena para perjudicar-, de golpe en golpe, ha caído en las
garras del mal, prisionera de estas fuerzas que ilusa pretende
usar en contra de su “viejo amor”. No se da cuenta, pero su
espíritu ya ronda los panteones y habita tumbas antiguas,
rebosantes de alimañas que dañan su ajado corazón. Alicia
esta ensartada entre cuatro fuerzas que la han paralizado. Ha
dejado de ser joven, su cuerpo ahora es flácido y voluminoso,
los hijos la abandonan en busca de su propio destino y el
blandengue ser que ha dominado, a veces siente que le
estorba y le aburre.

El gran amor de ayer, hoy se ha convertido en el más
decantado odio que le une a él. A final de cuentas sigue
siendo su pasión, sólo que a través del lado oscuro de la vida.












!99
















16. TERRA.

En un hermoso planeta de una lejana galaxia existía una gran
conmoción. La energía espiritual estaba descendiendo
alarmantemente y amenazaba la vida del mismo planeta y el
perfecto equilibrio del sistema solar.

Los planetas en concilio discutían con el Sol la peligrosa
situación. El Tiempo, de manera impersonal hacia un
pormenorizado relato de cómo las cosas habían llegado a esa
situación.

La Gran Fuerza Creadora en el inicio del Tiempo, puso fin al
caos con la luz de su pensamiento y su amor infinito, para
que todo quedara organizado en equilibrio perfecto y en
constante movimiento. De este engranaje superior a través de
la rotación cíclica de los astros surgía el Tiempo.

La esencia de la Gran Fuerza Creadora es el Amor, éste se
manifiesta en dos grandes energías con las que esta
constituido todo el vasto universo. La energía luminosa, que
es la sustancia original de todas las cosas que existen en el
!100
mundo. La otra energía con la que se constituye el mundo y
que es la más pura de todas las energías, es la que produce la
conciencia de Ser. La energía espiritual es aportada por todos
los seres vivos, en especial por el ser humano, que representa
la cúspide de la pirámide de evolución espiritual.

La Gran Fuerza Creadora se manifiesta en el mundo a través
de estas dos energías. La Luz y el Espíritu, que a su vez se
manifiestan en el alma y en el cuerpo, entendida como
espíritu y materia.
La energía luminosa se desprende del Sol y viaja hasta el
planeta para materializarse a través de la fotosíntesis, mágico
sortilegio que realizan las plantas al transformar la energía
solar en energía vegetal y dar pie a la vida en la Tierra. Todo
cuanto existe en el planeta, desde los primeros tiempos vino
del Sol y todo haz de luz se convierte en materia a través del
líquido divino que cubre amorosamente a la tierra. El agua
con la tierra representan las fuerzas de la materia y el aire y
el fuego, representan las fuerzas del espíritu.

En la unión de un hombre y una mujer se repite
constantemente el acto inconmensurable de la creación. El
hombre pone su semilla, la mujer el huevo, crisol de la
fecundación, y La Gran Fuerza Creadora pone un chispazo de
su amorosa energía y es cuando la materia toma conciencia y
se desprende de su soledad primigenia y cobra vida
conciente.

La maravilla de los seres humanos no es que sean energía,
sino lo trascendente es que a través de su conciencia de Ser,
son creadores de la más pura energía que existe en el
universo y de la cual se nutren La Gran Fuerza Creadora.

Todos los seres vivos del universo producen energía espiritual,
pero en la misteriosa pirámide evolutiva a que están sujetos,
los seres humanos son los mejores productores en calidad y
cantidad de este extraordinario alimento.

!101
Es por ello que las estrellas y los planetas procuran la vida en
cada sistema, pues de la producción de la energía espiritual
de los seres vivos con conciencia, se sustentan no sólo los
astros, sino fundamentalmente El Creador. Porque en el
universo todo es cíclico, nada es pequeño y nada es grande,
nada es verdaderamente importante y nada es totalmente
insignificante. La unidad esta compuesta de todas sus partes.
El ser humano es una pequeña parte del cíclico andamiaje del
universo y esta en permanente evolución.

Este proceso evolutivo le llevó al planeta miles de millones de
años lograrlo. Se requiere un perfecto equilibrio entre todos
los seres y las fuerzas que habitan un planeta para que surja
la vida conciente. En este caso han existido más de cinco mil
millones de años en busca de este delicado equilibrio que
permite el prodigio de la vida humana. Sin embargo en este
tiempo han existido cuatro intentos fallidos por crear a la
humanidad sublime y los seres humanos viven en el quinto
intento.

Los planetas y el Sol están preocupados por los graves
disturbios energéticos que están sucediendo en el planeta
desde hace 200 años. La falta de la energía espiritual pone en
crisis al sistema. Los seres humanos, no sólo ya no producen
la valiosa energía espiritual, sino que están matando al
planeta que les ha dado vida. La escasa energía espiritual que
producen individualmente los seres humanos, ha sido tratada
de suplir por una mayor cantidad de personas, pero el intento
ha fracasado pues, no sólo producen menos energía los seres
humanos, sino que están depredando el planeta por su
cantidad, su inconciencia y su soberbia. La contaminación es
creciente, generalizada e incontrolable.

Los planetas y el Sol meditan la posibilidad de hacer una poda
de la especie humana y comenzar otro nuevo intento para
recuperar el equilibrio y la esencia de la vida en el planeta.
Sin embargo, la Tierra amorosa de sus hijos los defiende con

!102
gran fuerza y les pide una última oportunidad para sus
inconscientes hijos.
Los astros en concilio aducen que el problema es muy grave,
pues no es que ya no produzcan energía espiritual los seres
humanos, sino que están destruyendo el delicado equilibrio
que ha costado lograr en miles de millones de años en el
planeta. Que entre más pasa el tiempo, la voracidad,
estupidez e inconciencia de esta humanidad pervertida, más
destrucción y desequilibrio está causando, al punto de poner
en peligro a su propia Madre.

- ¿Cómo ha podido suceder esto? – preguntó el Sol.
- Los seres humanos han perdido el sagrado camino de la
existencia - sentenció Mercurio, el planeta de la
inteligencia.
- La estupidez de unos cuantos ha hundido a la especie
humana en un complejo laberinto del cual parece que no
podrán salir –siguió diciendo Mercurio- las fuerzas más
oscuras del universo han encontrado en los seres
humanos sus mejores aliados.

- Que hable el tiempo –dijo el Sol.

Hace ciento cincuenta mil años, los seres humanos iniciaron
su nuevo intento por llegar a la Luz de La Gran Fuerza
Creadora. Divididos en cuatro grandes razas fueron
depositados en la Tierra. A los amarillos se les dio la
inteligencia y la creatividad, a los negros el ritmo y la
destreza física, a los cafés se les dio la espiritualidad y el
misticismo, a los blancos la racionalidad y la perseverancia.

Como todo en el universo es perfecto y armónico, a los seres
humanos se les dio una forma de organización que les
permitiera cumplir con su cometido cósmico. Como el
universo es un organismo, conjunto de partes que integran un
todo único e indivisible, dado que es el resultado del
pensamiento de la Gran Fuerza Creadora, los seres humanos
se estructuran a imagen y semejanza, en una forma piramidal
!103
y se integran al Todo en armonía, como un solo organismo.
Los seres humanos no son menos que los planetas, ni
distintos de las demás formas vivientes, en el universo todo
es organización y perfección, de modo que para cumplir con
su misión divina, los seres humanos deben constituirse en
organizaciones perfectas, como la de los planetas o la des su
propio organismo.
En efecto, desde una galaxia hasta un átomo están
perfectamente organizados, con funciones y jerarquías que
hacen posible la existencia armónica del Todo. Cada una de
las partes tiene su función y su responsabilidad en el
conjunto. De modo que existen grandes diferencias en
responsabilidad, funciones, estructuras y entre los mismos
individuos, sean estos planetas, seres humanos, insectos o
células.

Lo que es arriba es abajo, lo que es adentro es afuera, de
modo que los seres humanos desde que inventaron la
agricultura y a través de nueve mil setecientos años y en todo
el planeta se estructuraron como organismos ínter actuantes,
donde todos son diferentes y tienen responsabilidades y
jerarquías diferentes, regidos y coordinados por seres con
mayor responsabilidad.

A la cabeza de la pirámide estaban aquellos que se dedicarían
en cuerpo y alma al logro del bienestar supremo de sus
pueblos y su desarrollo espiritual. Como un padre, como un
sol, como la cúspide de la nobleza humana, estarían los que
dirigirían el camino sagrado de la existencia de los pueblos.
Para cumplir con su alta responsabilidad eran educados en
rígidas disciplinas, con ancestrales códigos éticos y morales,
así como en conocimientos herméticos donde entendían el
misterio de la vida humana y su altísima responsabilidad
como seres humanos con el universo. Conocimientos que no
serían revelados nunca a las bases, pues el destino de los
seres humanos es ser alimento de la Gran Fuerza Creadora.
A través de milenios el vértice superior de la pirámide
humana llamada monarquía, guiaron virtuosamente a los
!104
pueblos del mundo por el camino de la evolución espiritual,
especialmente los pueblos amarillos y cafés, quienes
desarrollarían las primeras civilizaciones y en los primeros 6
mil años dieron al mundo los conocimientos más importantes
para trascender la vida material de los seres humanos y
realizarse en el inconmensurable orden espiritual. Los grandes
dirigentes que guiaron a sus pueblos en este camino evolutivo
eran seres sabios y puros, habían dedicado toda una vida
para prepararse para la altísima responsabilidad de conducir a
sus pueblos por el camino de la virtud y el florecimiento de su
espíritu, de generación en generación. Este camino siempre
estuvo asechado de peligros y desviaciones. La inercia de la
materia arrastra a los seres humanos a la aberración y a la
estupidez, es parte viva de las mismas fuerzas del universo.
La luz como la oscuridad forman parte indivisible del día, por
lo que los seres humanos transitaron lentamente a través de
ciclos positivos y negativos, como lo hacen las galaxias en el
universo, hacia una evolución espiritual, guiados por los
nobles seres que estaban íntimamente ligados a las fuerzas
luminosas del universo. Los seres humanos responsables de la
conducción de sus pueblos, por milenios estuvieron
estrechamente vinculados con la sabiduría que une a los
pueblos con la Gran Fuerza Creadora, de ahí su carácter
divino.

Inmediatamente después en la pirámide estaban la Iglesias,
donde cierto grupo de personas, que por su pureza de alma,
su templanza espiritual y su austeridad existencial, pero
especialmente por su gran amor a la Gran Fuerza Creadora y
a los seres humanos, serían los encargados de conducir a las
bases por el camino del desarrollo espiritual a través de
humanizar los misterios de la existencia a través de historias,
ritos y costumbres que alentaban el florecimiento de los actos
y sentimientos que se trocaban en energía espiritual.
La iglesia y los sacerdotes eran el puente entre el rey y su
pueblo, y el rey era el puente entre la Gran Fuerza Creadora y
los seres humanos. Así en toda la tierra, por miles de años los
seres humanos, ya sea que fueran negros, amarillos, cafés o
!105
blancos, vivieron en armonía y equilibrio con la tierra, el
cosmos y producían, gracias a su virtuoso existir, la energía
espiritual que es requerida por la Gran Fuerza Creadora.

Debajo de la iglesia estaba la fuerza protectora del rey y sus
súbditos. El ejército estaba constituido de guerreros que se
dedicaban a templar sus cuerpos y sus almas a través de la
disciplina, para mantener a salvo a la organización y el
equilibrio de los enemigos internos y externos que siempre los
acechaban. Pues como así es la noche es el día, como es lo de
adentro es lo de afuera, lo que es virtuoso y lo que es
degradado. Las sociedades humanas en equilibrio con las
fuerzas que rigen al universo, también se ven sujetas a las
fuerzas gravitatorias de la materia y a las entidades de la
oscuridad.
Como las células de un cuerpo, las sociedades nacían, crecían,
florecían y entraban en decadencia, para de nuevo nacer de
sus cenizas y así sucesivamente, produciendo la energía
espiritual que necesitan las fuerzas del universo.

Debajo de toda la estructura estaba la base que sustentaba la
esencia de la pirámide, porque no sólo es que tan alto se
acerca al cielo el vértice superior, sino que tan grande es su
base que la contiene, pues ahí radica el potencial de la gran
generación de la energía espiritual.
Los seres humanos en su interminable existir, pues la Gran
Fuerza Creadora los ha dotado de un alma inmortal que
temporalmente se encuentra depositada en un cuerpo físico,
pero que en su devenir existencial adquiere mayor sabiduría a
través de las sucesivas reencarnaciones, que le permiten
aprender a decantar su espíritu y por consiguiente, a producir
mayor cantidad de energía espiritual en su existir cotidiano.
La base de la pirámide tiene como objetivo concluir la gran
obra maestra del universo. Aliado con las grandes fuerzas de
la naturaleza el ser humano tiene dos grandes tareas. La
primera es mantener y resguardar el equilibrio y la belleza del
mundo que se le ha otorgado bajo su responsabilidad y la
segunda, es regresar a la fuente primigenia de la vida. La
!106
búsqueda del regreso al lugar original, es recorrer el camino
sagrado de la vida conciente, que llevará al ser humano,
después de cientos de reencarnaciones, ante su creador, la
Luz primigenia.
De esta manera, además de cultivar la tierra y cuidar de ella,
el ser humano tiene que cultivarse y desarrollarse
espiritualmente. El camino sagrado de la vida implica
conocerse a sí mismo. Aprender a dialogar con el ser
ancestral que habita en el interior de las personas, esa
conciencia sutil que es el testigo silencioso de nuestra valiosa
pero efímera existencia material y descubrir los secretos
maravillosos y aterradores de la vida, para trascender el plano
material y penetrar en los insondables misterios de la
divinidad humana.

Entender la vida como la práctica de la dualidad,
desarrollando el mundo material y al mismo tiempo su mundo
espiritual. Por ello se dedicaba a cultivar a la tierra, es por ello
que para todos los pueblos del mundo, la Tierra era
simbolizada como su madre y el Sol como su padre. La vida
era tomada como una maravillosa oportunidad de aprender,
luchando diariamente contra las poderosas fuerzas
gravitatorias que hacen sucumbir a la materia y la condenan a
la corrupción. El ser humano esta hecho de materia que lleva
una inercia intrínseca a la descomposición, pues la muerte es
parte de la vida. Pero también esta compuesto de una
partícula divina, energía espiritual, partícula divina de luz, que
busca regresar a su origen eterno.
Las personas comunes de todos los continentes y de todos los
colores, se dedicaban a trabajar amorosamente la tierra,
hacer sencillas manufacturas de uso cotidiano y consagrar la
vida a su Dios. Las manifestaciones de amor y agradecimiento
de la Gran Fuerza Creadora, estaban salpicadas de
características locales, pero en el fondo eran muy similares,
pues la Luz es una sola en todas partes, por múltiples formas
que se presente su reflejo.
Con aciertos y desaciertos, con momentos luminosos y otros
oscuros, pues el espíritu y la materia mantienen
!107
permanentemente su lucha eterna y necesaria, como
opuestos y complementarios deben buscar el equilibrio, los
seres humanos en el tiempo y en el espacio transitaban por el
camino de la Luz. La vida transcurría con sencillez y
lentamente. Todo se manejaba por ciclos y el de la naturaleza
era el central. Así el Sol, que es la representación de la Gran
Fuerza Creadora en la Tierra, todos los días enseñaba a sus
amados hijos a luchar. Todos los días humildemente sale por
el sitio debido y a la hora señalada para iniciar su portentoso
ascenso al cenit y luego bajar lentamente para luchar contra
las fuerzas de la oscuridad que reinan en el inframundo, que
al atrapar a la materia, la hacen perderse en la oscuridad y la
estupidez existencial.

De esta manera los hijos de la Tierra agradecen su
generosidad, cultivando los campos, cuidando los bosques, los
mares, las selvas, las montañas y los desiertos. Amando y
respetando las múltiples formas de la vida en las que se
expresa el infinito amor de la Gran Fuerza Creadora.
Los seres humanos aprendieron a amar a su Madre y ella los
provee de todo cuanto necesitan para transitar
temporalmente por esta existencia en busca de la Luz eterna.
Por que tanto los reyes como a los campesinos, sabían que su
estancia en la tierra era temporal y limitada, la eternidad
estaba justo en el centro de la Gran Fuerza Creadora a donde
todos se acercaban lentamente, avanzando en una gran
espiral, como pequeñas luces que se acercan lentamente en
su milenario existir a el centro de la creación eterna.

De esta manera, durante nueve mil setecientos años, los
seres humanos de todos los continentes y de todos los
colores, se habían organizado en esta estructura universal y
habían vivido armónicamente con la Tierra, logrando cumplir
con las leyes fundamentales de la existencia, en momentos
con mayor intensidad y acierto, en momentos con tropiezos y
descalabros, pero siempre guiados por la necesidad de
acercarse a la Gran Fuerza Creadora. La condición de seres
humanos no es la perfección, por el contrario, la condición
!108
humana es la conciencia de su imperfección y la lucha por
lograr la pureza de sus actos y sentimientos, a pesar de estar
condenados a la inevitable corrupción.
Esta es precisamente la maravilla y el prodigio de ser un Ser
Humano, que a través de la conciencia y la autodeterminación
pueden definir su propio camino.

La vida virtuosa, la austeridad y la frugalidad, así como la
disciplina y responsabilidad eran enseñados a los seres
humanos por los reyes y sacerdotes de todo el planeta a la
base de la pirámide, que con un vivir humilde y sencillo,
trabajando la tierra sin mayor pretensiones que el llegar algún
día a reunirse con su Dios.
En este ciclo de ciclos, en este lento avance espiral, en este
flujo y reflujo de energía luminosa y energía espiritual, de
actos y sentimientos; las sociedades y los reinos de todos los
continentes, cumplían la ley universal de la existencia. De
modo que iniciaban su difícil ascenso, llegaban a la luminosa
cúspide de su potencial y declinaban lenta o abruptamente
por las fuerzas retrogradas que rigen a todos los seres vivos,
desde los planetas hasta los microorganismos.

Sin embargo, en la tierra de los hombres blancos y a través
del tiempo, un pequeño grupo de individuos que no tenían
tierra y que nunca habían formado parte de la pirámide de
organización humana y que se habían especializado en
producir cierto tipo de objetos que trocaban por alimentos con
los campesinos, lentamente se empezaron a asentarse cerca
de las grandes fortalezas donde vivían los reyes blancos,
quienes eran los más atrasados y menos evolucionados del
planeta, tanto en el aspecto espiritual como en el material, su
existir era un a permanente lucha entre sí, apoderándose de
las tierras y sus campesinos, saqueando los castillos de sus
vecinos y sufriendo los saqueos también.
No tenían una religión original y habían tomado en préstamo
algunas ideas de una religión de los pueblos del desierto. La
imagen deformada de un hombre iluminado y sus
enseñanzas, las habían mezclado con fragmentos de
!109
religiones paganas de culturas poco evolucionadas y de
antiguas religiones ya desaparecidas, donde el concepto de la
divinidad humana y sus misterios eran muy pobres y
limitados.
Las comunidades de seres humanos sin tierra se empezaron a
dedicar al comercio, actividad que era poco apreciada y
menos valorada por los demás pueblos del mundo, pues la
humildad, austeridad y frugalidad que enseñaban las leyes
divinas de la existencia, hacían que los seres humanos
vivieran preocupados más por las cosas del espíritu, que por
el disfrute de objetos suntuarios y superfluos; para ellos, la
Tierra les daba todo lo que en verdad necesitaban.
Algunos pueblos, como los amarillos, habían desarrollado la
actividad comercial con mayor intensidad, pero siempre se
mantuvo acotada estrecha y firmemente por las milenarias
formas de gobierno y los valores espirituales nacidos de su
antiquísimas religiones, respetadas y seguidas fielmente por
los pueblos. La avaricia, la codicia y el atesoramiento, siempre
han sido instrumento de las fuerzas retrogradas y obscuras
que impiden la ascensión del espíritu humano. Pero en los
pueblos blancos, poco desarrollados humana y
espiritualmente, con reinados sustentados únicamente en el
poder de las armas y en una religión fabricada para las
necesidades de los gobernantes y no para la divinidad, la
actividad comercial no tuvo los límites y condicionamientos
que en otras partes del planeta.
Los mercaderes que viven con lo pueblos blancos comenzaron
transportando exóticos productos de un lugar a otro y
después importando valiosos artículos suntuarios, donde
multiplicaban extraordinarias ganancias.
Como no existía el comercio como una actividad vital de los
pueblos del mundo, los comerciantes blancos iniciaron esta
actividad con intensidad, en parte por la falta de autoridad
moral y espiritual de los reyes blancos y porque la tierra, el
clima y los conocimientos sobre su cultivo eran muy pobres
entre estos pueblos. La alimentación era muy pobre, no
tenían especies, no producían telas y cerámica avanzada, sus
pertenencias y objetos para hacer agradable y cómoda sus
!110
casas eran muy limitadas. Su arte era primitivo y sus
manifestaciones religiosas eran básicas y se fundamentaban
en el temor y no en el amor a su Dios.

Durante mucho tiempo, los mercaderes se dedicaron a
comerciar con gran éxito con los pueblos amarillos, por lo que
recorrían inmensas distancias en grandes caravanas que
cruzaban de un extremo a otro el extenso continente, para
abastecer a una nobleza ignorante, poco espiritual y muy
belicosa, que poco a poco empezaron a aficionarse a los
bienes importados de lejanos pueblos.

Cada vez los mercaderes tenían más riqueza y poder, pero su
situación seguía siendo subordinada a las jerarquías que
estaban encima de ellos en la pirámide social. Es por ello que
empezaron a corromper lentamente los estratos inmediato
superiores. Los metales preciosos, las gemas, las mercaderías
y los objetos suntuarios comenzaron a ser la obsesión, no
sólo de los mercaderes, sino de aquellos nobles, clérigos y
guerreros, que se alejaban de los principios esenciales de la
vida.
La materia es muy frágil ante las fuerzas gravitatorias y
retrogradas. El espíritu sucumbe fácilmente a la carne y la
inercia de la materia es la corrupción. La vida humana es la
lucha de estas dos fuerzas que forman parte misma de su ser,
condición indispensable para enfrentar el desafío de su
existencia.

Al pasar el tiempo y a pesar de que cada vez los mercaderes
tenían mayor riqueza, no podían acceder abiertamente al
poder, la milenaria pirámide de organización humana lo
impedía. El destino planetario cambió cuando a los
mercaderes les sucedieron dos hechos importantes. El
primero es que decidieron cambiar el orden mundial, la
pirámide de organización humana había sido condenada a la
destrucción. Se propusieron destruir lenta pero
inexorablemente la estructura de organización divina de la
existencia y la relación de equilibrio de los seres humanos y
!111
todas las fuerzas de la naturaleza, incluyendo a la Gran
Fuerza Creadora.
La segunda, fue que un poderoso pueblo les impidió el paso
de sus caravanas comerciales, por lo que financiaron la
invasión al planeta entero por los hombres blancos en busca
de nuevas rutas comerciales con los pueblos amarillos, los
pueblos blancos en gran medida habían sucumbido a la
codicia y se habían alejado de la divinidad. Los mercaderes
primero usaron a los reyes más pobres y a los pueblos más
ignorantes y en guerra, para apoderarse del mundo y
después, los reinos más poderosos sucumbieron ante la
codicia y la sed de dominio y explotación.

- ¿Quién apoyó a los hombres blancos en esta locura? –
preguntó el Sol
- ¡Marte¡ – respondió Mercurio.
- Yo sólo les he dado a los seres humanos la fuerza que les
permite inmortalizar su alma, el ser humano es por
naturaleza un guerrero que luchará por liberar a su
espíritu de la efímera materia que le contiene. Sí los
seres humanos han envilecido este don, es su
responsabilidad, no la mía. – afirmó Marte.

En poco tiempo los mercaderes se apoderan de los reinos y
los pueblos blancos, quienes impulsados por los sentimientos
guerreros iniciaron con entusiasmo la invasión y conquista del
planeta a favor de los intereses de los mercaderes.
El inicio del “nuevo orden mundial” arrancaba con injusticia y
dolor. Con el fanatismo de una nueva religión que había
nacido muerta y que les otorgaba “el permiso divino”, pues
desde sus orígenes como iglesia fue utilizada por los reyes
blancos como una arma de control político, los pueblos
invasores con sus espadas y sus cruces iniciaron el primer
paso para el cambio del orden mundial, dirigidos y financiados
por los astutos comerciantes, quienes ya habían pactado con
los reyes y los prelados corruptos.

!112
Uno a uno fueron cayendo los reinos en todos los continentes.
Las riquezas saqueadas del mundo entraban al continente
blanco por medio de los reinos y los mercenarios
depredadores, pero quienes verdaderamente aprovecharon y
multiplicaron esta riqueza fueron los mercaderes asentados
en los reinos blancos.
El cambio del orden mundial, no sólo consistía apoderarse de
los demás pueblos del mundo, sino empezaba por cambiar los
valores milenarios de los seres humanos en los reinos blancos
para después proseguir con los del mundo entero. Cambiar el
sentido divino y espiritual de la vida, por un sentido material
y económico, cambiar la búsqueda de la libertad interior para
expandir el potencial espiritual, por la búsqueda de la libertad
económica para poseer y disfrutar los placeres del mundo
material.
En este cambio, los mercaderes se habían propuesto destruir
la milenaria organización piramidal de los pueblos de la Tierra.
Al destruir a la nobleza y la iglesia, los mercaderes podrían
asumir el poder y el control del mundo, aliándose primero y
después subordinado a los corrompidos guerreros. Rompiendo
la milenaria estructura organizativa que los tenía sujetos al
poder de los reyes y las iglesias, y cambiando el bajo estatus
que tenía el comercio para sobreponerlo como la actividad
más importante y fundamental de los seres humanos.
El nuevo orden mundial, debía girar en torno al dinero, el
consumo y al mercado, su bandera sería la libertad y la
democracia. El objetivo de los mercaderes es que algún día la
necesidad de poseer, comprar y atesorar sería para los seres
humanos la única razón de su existencia. Donde el dinero
fuera el dios, el mercado el imperio, los sacerdotes los
científicos corruptos y la gran iglesia universal la ciencia, y
ellos, los mercaderes, los amos del mundo, sin ninguna
autoridad moral, espiritual o física sobre ellos. Actuando con
total impunidad a la sombra de “las leyes del mercado”, sin
reinos, imperios o naciones, un mundo sin fronteras, sin
iglesias, sin líderes, sin valores ni principios, sin arquetipos y
con los medios de comunicación a su servicio, embruteciendo
y enajenando a los seres humanos. El viejo orden mundial
!113
había iniciado su desmantelamiento, tardarían cinco siglos,
pero al final casi lo lograrían.

Del inicio de la invasión del mundo a su completo dominio
militar se llevaron alrededor de doscientos años. Al final de
ese periodo y gracias a su permanente labor de sapa y
corrupción de las estructuras de gobierno y al
desmantelamiento de los valores y principios que habían
regido la vida humana durante milenios, los mercaderes
llegaron a un punto culminante cuando en el reino más
importante del continente blanco de ese momento, azuzaron
al populacho y no sólo derrocaron al rey, sino le cortaron la
cabeza a él y a su familia.
Lo que estaba considerado por miles de años como un hecho
imposible y sacrílego, que un plebeyo le quitara la vida a un
rey, quien representaba la voluntad y presencia de Dios en la
Tierra, había sucedido. Después comenzaron a rodar las
cabezas y a caer los reinos de todos los pueblos del mundo.
Los mercaderes financiaron el derrocamiento de los reinos,
primero la de los blancos y después los demás en todos los
continentes, para erradicar aquella organización ancestral que
no les permitía tener el poder de los seres humanos e
imponiendo la democracia blanca, que alentaba el comercio y
la destrucción de las milenarias culturas de los pueblos
invadidos.

Para realizar su cometido, los pueblos blancos emprendieron
la colonización del mundo. Después de la invasión militar, el
derrocamiento de sus reyes y antiguos linajes de gobierno, así
como la imposición de pesados tributos y brutales saqueos
directos o a través del comercio, los pueblos blancos se
dedicaron a cercenarles a los pueblos vencidos su idioma, su
memoria histórica, sus conocimientos, sus espacios y su
religión, para dejarlos sin su ancestral forma de ver y
entender la vida y el mundo, cambiando sus valores y
principios.
De esta manera dejaban a los pueblos invadidos mudos y
silentes, amnésicos y ajenos a sí mismos, estúpidos e
!114
impotentes de crear y recrear el mundo en el que viven, sin
espacios físicos, sociales y espirituales, para finalmente
dejarlos sin la protección de sus dioses y la convicción de la
altísima responsabilidad espiritual de la vida y el mundo.
Los pueblos invadidos se quedaron hablando la lengua de los
invasores, con la historia de los vencedores, dependiendo de
las tecnologías de los pueblos blancos, en los más desolados e
inhóspitos espacios de su tierra y en las manos de una
religión ajena a sus principios morales, éticos y espirituales.

Los pueblos blancos se convirtieron en los esbirros de los


mercaderes y se asumieron como los defensores de la
“Libertad en la Tierra”, traducido como la posibilidad de que
cualquier ser humano a través del comercio y el dinero,
pudiera acceder al nivel más elevado de la sociedad por medio
del poder económico. En segundo lugar, los pueblos blancos a
través de los guerreros, derrocaron en el mundo a todas las
formas de gobierno ancestral e impusieron por medio de las
armas, la democracia.
La democracia de los mercaderes consiste en que al no existir
la milenaria forma de organización piramidal, que fue la guía
y la tutela divina sobre los pueblos, los seres humanos de
manera individual tendían que elegir a sus gobernantes. Los
políticos y las democracias son la manera que tienen los
mercaderes para controlar y dirigir a los pueblos. En la
democracia de los mercaderes, no gobiernan las personas
más nobles, inteligentes y comprometidas con los pueblos y
su desarrollo espiritual; ni tampoco las personas más
virtuosas, honestas y conscientes. En la democracia de los
mercaderes gobiernan las personas que tengan más dinero
para ganarse el voto de las personas.

Dentro de la implantación del nuevo orden mundial y para el
reemplazo de la nobleza, los mercaderes crearon una nueva
clase dirigente. Los políticos debían sustituir a los reyes y la
política a las leyes universales de la vida humana. Cayó la
milenaria organización divina y se impuso los intereses
materiales de los mercaderes. Empezaron a desparecer los
!115
reinos y a brotar como hongos venenosos las naciones
estado. Los mercaderes crearon el engaño más perverso y
dañino a la humanidad. Los políticos inventaron el mito de la
democracia. Pusieron a luchar a los seres humanos unos
contra otros, exaltando ideales nacionalistas, que no eran más
que divisiones territoriales de carácter económico entre los
mercaderes y sus nuevos seguidores locales.
Las naciones estado eran cotos de poder económico de los
mercaderes, donde los seres humanos deberían ser iguales,
tener la libertad de comerciar y producir, de votar y elegir a
sus gobernantes, pero los mercaderes tendrían el dinero y por
ello el verdadero poder. Los generales primero y los políticos
después, sólo fueron las marionetas de los intereses de los
mercaderes. Se acabarían los reyes y la pirámide milenaria de
organización, se impondría sobre toda condición el poder del
dinero, el comercio y las leyes del mercado.

La democracia ha sido la manera en la que los seres humanos
han sido engañados, para alejarlos de su milenaria
organización piramidal dirigida por la nobleza. Todo
organismo, sea un galaxia, un planeta, un ser humano o una
bacteria, por necesidad tiene jerarquías y funciones, que hace
que las partes que lo integran sean diferentes y estén firme y
perfectamente organizados por leyes inviolables que
garanticen su buen funcionamiento. El organismo humano
tiene millones de millones de células, unas diferentes a otras
y cada una con diferente responsabilidad y función. La
democracia en un organismo vivo se traduce como el cáncer,
donde las células pierden el orden fundamental y la razón
misma de su existencia, en pos de una libertad criminal. La
democracia es la invitación al caos y a la desorganización
milenaria de la humanidad, en favor de los intereses
económicos y políticos de los mercaderes. La democracia que
impusieron los mercaderes a los pueblos blancos y estos a su
vez a los demás pueblos del mundo, ha sido un verdadero
cáncer que ha afectado al mismo planeta.

!116
Al final de aquel tiempo, se dio otro gran paso en la
destrucción de lo humano en la Tierra, se inventó la
producción en serie y la fábrica. Se ponderó la materia sobre
el espíritu. Destruyendo con ello, no sólo el núcleo central de
la sociedad. La familia que durante milenios había funcionado
como centro de producción, reproducción y de educación,
compartida entre el hombre y la mujer, fue brutalmente
desmembrada. Los hombres y los niños ingresaron a las
factorías y a las minas. Se inició la progresiva destrucción de
los valores y principios familiares, y fundamentalmente el
alejamiento de los seres humanos de la tierra. Nació la
obsesión por la producción de objetos materiales y se midió el
avance humano en términos de consumo material. Se inició el
hacinamiento de la gente cerca de los centros de producción y
consumo. La contaminación espiritual inició y sus efectos
serán más tarde la contaminación ambiental. Porque para que
un ser humano pueda vivir con la basura en su casa, en su
calle, en su pueblo, en la ciudad y en el campo, antes que
nada y primero que todo, tuvo que contaminar su espíritu y
como este es inmaterial, se manifestará la contaminación en
su entorno material. La contaminación del planeta es el
resultado de la contaminación espiritual de los seres
humanos.

La otra gran batalla los mercaderes la dieron en el terreno de
lo divino y lo sagrado en los dos últimos siglos. El ser humano
que por su naturaleza es místico y espiritual, fue despojado
de su ancestral necesidad de acercarse a Dios. Las iglesias de
todo el planeta recibieron los embates de los mercaderes. Las
más débiles y corruptas inmediatamente sucumbieron,
aliándose a los mercaderes convirtiéndose en instrumentos de
dominación y enajenación, unas pocas resisten totalmente
disminuidas y asechadas por el nuevo orden. Pues sí los
mercaderes inventaron a la democracia y a los políticos para
sustituir a la nobleza; la ciencia y los científicos sustituirán a
los sacerdotes y a las iglesias. La nueva religión de la
humanidad se tornó en la ciencia y los científicos se
convirtieron en sus ministros. Los espacios de lo divino y lo
!117
sagrado, serán dejados sólo para los pueblos y las personas
acusadas de fanáticas, incultas o primitivas. El culto a la
materia y al poder económico y científico, estarán por encima
de todos los valores humanos. Se creará el mito de la
evolución lineal y se hará creer a los seres humanos que la
democracia, el mercado y la ciencia, son la evolución más
decantada de la humanidad. El conocimiento se transformará
en la ciencia y ésta perderá la sabiduría y los científicos se
deshumanizarán y embrutecerán, terminado como esclavos
estúpidos de los mercaderes. La educación dejará de ser
humanista y espiritual, pasará a ser productivista y
materialista. Se buscará embrutecer a los estudiantes y
deshumanizarlos, se les impondrá a través del individualismo
y la competencia el culto al consumo y a la producción.

Los filósofos y la filosofía que por milenios habían tratado de
resolver el misterio de la vida en base a contestar las tres
preguntas básicas de la existencia. Quién soy yo, de dónde
vengo y a dónde voy, terminaban frente a lo inconmensurable
en el campo de la metafísica. Es decir, que la solución al
milagro de la existencia humana quedaba para después de la
muerte, más allá del mundo físico, en el perímetro del
misterio de la Gran Fuerza Creadora. Así, los filósofos y las
filosofías, al final se unían con los grandes maestros y las
religiones milenarias, que explicaban estos profundos
misterios a las grandes masas humanas.
Los mercaderes convirtieron a los filósofos en economistas y a
la filosofía en economía. A partir de que un filósofo blanco
decretó la muerte de Dios y que definió que la realización
humana no estaba después de la muerte, sino en la vida
misma, y que primero tenía el ser humano que satisfacer
todas las necesidades materiales de la vida, para después
pasar a satisfacer las necesidades espirituales de la
existencia. Este planteamiento fue la cuartada filosófica que
necesitaban los mercaderes para cimentar el nuevo orden
mundial.
La sociedad blanca se metió de cabeza en el mundo material
para encontrar su realización existencial. El concepto del logro
!118
del progreso, el desarrollo, la modernidad y la globalización,
arrastraron a los pueblos en una búsqueda irracional del
bienestar humano en la materia, depredando en el intento, no
sólo a la naturaleza y al planeta, sino el espíritu y la
conciencia de los seres humanos.

Dos importantes grupos humanos traicionaron las leyes
divinas de la creación y la organización humana. Los
guerreros y los creadores artísticos. Los primeros que tenían
como sagrada obligación defender y reguardar a la nobleza
dirigente y a sus amados pueblos. El guerrero,
ancestralmente en todos los pueblos del planeta, encarnaba la
pureza y templanza del espíritu y la fuerza de la materia. Los
guerreros tenían conocimientos esotéricos y cofradías, donde
aprendían los secretos y misterios de su alta responsabilidad
en las organizaciones humanas. La disciplina, la sobriedad y
la austeridad, así como la templaza física y de carácter, hacían
del guerrero un ser capaz de enfrentar las tentaciones del
poder y la fuerza. Los guerreros debían ser por excelencia los
defensores de la vida, la organización humana y las leyes
divinas de la existencia. Los guerreros estaban sometidos a
fuertes presiones gravitatorias donde la inercia de la materia
arrastraba al espíritu a su perdición.
Las fuerzas retrógradas y negativas del universo,
permanentemente estaban presionado a los guerreros, de
modo que en el devenir humano, los guerreros siempre
tuvieron un importante papel en la historia de los pueblos, en
sus momentos más luminosos y en los más obscuros.
El culto a la guerra, la barbarie, el despojo y la injusticia en
pos de la riqueza material, hicieron que la grandeza y nobleza
de aquellos guardianes del espíritu humano, se aliaran y
entregaran servilmente a los intereses económicos,
convirtiéndose en mercenarios de los mercaderes. Asesinos y
saqueadores que degradaron el espíritu del guerrero.

Los artistas blancos también traicionaron al espíritu humano y
a la Gran Fuerza Creadora, pues el arte había sido por
milenios el lenguaje del espíritu. El arte era el medio tangible
!119
que transformaba la materia y la convertía en un puente entre
lo divino y lo humano, entre el espíritu y la materia, entre
Dios y los pueblos.
Los artistas por milenios interpretaban las más elevadas
aspiraciones de los seres humanos en busca de lo sagrado y
lo divino de la vida y la existencia. Hacían concreto lo
abstracto, material lo intangible, el amor a Dios en obras de
arte, en las que todos unían sus corazones y se identificaban
por generaciones en torno a una misma aspiración
trascendental de carácter espiritual. El arte es el lenguaje por
excelencia que nombra y busca a Dios, acercando a los
pueblos al inconmensurable misterio de lo divino y lo sagrado
de la existencia humana.
Los artistas sucumbieron también a los mercaderes y se
convirtieron en sus esclavos. Construyeron sus mansiones,
esculpieron sus bustos, pintaron sus retratos y decoraron sus
palacios. Se entregaron de lleno al mercado y el dinero
quemó sus corazones y calcinó sus enfermos espíritus. El arte
dejó de ser algo espiritual, anónimo y comunitario, para
trocarse en algo material, personalizado e individual. Dejó de
ser abstracto y se convirtió en concreto, dejó de ser espiritual
y pasó a ser económico, dejó los templos y se hundió en los
mercados, dejando indefenso a los pueblos.

- Qué les ha pasado a los seres humanos – preguntó el
Sol.
- Los seres humanos han perdido el Amor –contestó
Venus.
- Sí los seres humanos se pierden, estamos perdidos
nosotros. Todo lo
que ha concebido la Gran Fuerza Creadora esta íntimamente
ligado. Los planetas no somos más que seres concientes
convertidos en dioses por gracia de la pureza espiritual. – dijo
Saturno, la fuerza justiciera del sistema.

En el último siglo los mercaderes se han logrado apoderar de
la mente y los corazones de los seres humanos. Han destruido
sus ancestrales estructuras de organización, han acabado con
!120
la nobleza dirigente, han cambiado los valores de la vida, han
corrompido las iglesias con sus prelados y ministros, han
envilecido los corazones arrastrados por el culto al consumo y
a la materia, han embrutecido a los científicos y a los artistas,
han corrompido a los guerreros y los han convertido en
mercenarios asesinos, defensores de los intereses del
mercado, han destruido a la familia y han dejado en la
orfandad y la desolación individualista a los seres humanos,
han creado las democracias como un cáncer, donde unos
cuantos deciden por todos y a favor de los intereses de los
mercaderes, pues los políticos son financiados y manejados
por ellos.
Las leyes del mercado finalmente han subordinado a los
estados y los mercaderes empiezan a desmantelar las
naciones y se están deshaciendo de los políticos y la política,
dejándoles el papel sólo de administradores para imponer por
fin el nuevo orden mundial, donde los mercaderes tienen todo
el poder y ninguna responsabilidad.
El sistema monárquico y piramidal en el que vivó la
humanidad a lo largo de nueve mil setecientos años y que dio
los mejores frutos espirituales, finalmente fue destruido y
substituido por una dictadura feroz, impuesta por los
mercaderes, pero con una fachada de aparente libertad y
democracia popular. El fundamentalismo económico, la
materia, el dinero y el consumo, apoyado por la ciencia
deshumanizada, las armas de los guerreros corruptos, los
medios electrónicos de comunicación, han construido el
imperio del mercado. Finalmente los mercaderes tienen el
control de los seres humanos y poseen todo el poder.

- No todo esta perdido, ni los mercaderes tienen el poder
total del mundo. Existen pueblos y regiones del planeta
que siguen fieles a los universales principios de la Gran
Fuerza Creadora. - Afirmó la Tierra con gran fuerza.
- Es verdad que los seres humanos más viles y poderosos
han esclavizado y embrutecido a sus hermanos, que
gran parte de mi ser lo han contaminado y degradado,
que ya no producen energía espiritual, que su ambición
!121
de poder y de consumo me esta dañando; pero también
es cierto que los seres humanos son partículas divinas de
la Gran Fuerza Creadora y mientras vivan, tienen la
oportunidad y el potencial de enderezar el camino.
Debemos darles una oportunidad. Existen miles millones
de seres humanos que viven en armonía con su espíritu,
con nosotros y con la Gran Fuerza Creadora.

Los seres humanos, especialmente los que viven bajo la
hegemonía de los pueblos blancos han perdido el sentido
místico y espiritual de la vida. Sus cerebros y sus corazones
están permanentemente expuestos a uno de los inventos más
eficientes para neutralizarlos, embrutecerlos y enajenarlos a
favor de los intereses de los mercaderes.
Los medios de comunicación, pero especialmente la televisión
y la radio han impuesto los nuevos patrones culturales e
ideológicos de las sociedades modernas, los valores y los
principios del nuevo orden mundial son permanentemente
reforzados de manera subliminal o de manera grotesca, pero
diariamente entran al subconsciente de los seres humanos
que viven bajo el dominio ideológico, cultural y económico de
los pueblos blancos.

En el nuevo orden mundial, se ha logrado borrar la memoria
histórica de los antiguos pueblos. Se hace creer en una
historia universal, que no es más que la historia manipulada y
retocada de los pueblos más bárbaros e ignorantes de la
Tierra. La historia humana de los mercaderes arranca hace
dos mil años y desmantela y disuelve en el olvido los diez mil
años de desarrollo humano en el planeta. La sabiduría y las
enseñanzas espirituales producidas por los milenarios pueblos
de todo el planeta son desestructuradas de la conciencia y la
memoria de los pueblos dominados por el nuevo orden. Los
mercaderes a través de sus científicos esclavos y su ciencia
deshumanizada, enseñan como un dogma que, todo lo
antiguo es primitivo y que el presente siempre es mejor que
el pasado. Que la evolución es lineal y que va de menos a
más. Que la humanidad vive su mejor momento y que pese a
!122
la realidad que les dice lo contrario, el presente humano es
mejor que su pasado y que los humanos tienen un futuro
prometedor.

Las personas que viven bajo la influencia ideológica y el poder


del mercado, ya no tienen arquetipos, ideales y valores
humanos. Todo se reduce en trabajar, ver televisión, comprar,
tener y pagar, sus corazones se están muriendo en la
desolación, el tedio y la frustración. Han perdido el asombro
de saberse vivos y la maravilla de ser seres luminosos en
contacto con la naturaleza. Los valores sociales de la
modernidad no contemplan el prodigio de la vida y del estar
vivo. Están encerrados en su ansias voraces de tener y
consumir, están absortos en su mundo de ideas, actuando sus
pensamientos y dejando de vivir sus actos y sentir sus
sentimientos. Totalmente desconectados del mundo que los
rodea.

Los mercaderes han usado a los artistas y a los deportistas
comerciales, como arquetipos y modelos a seguir. Ante la
destrucción de los milenarios arquetipos humanos que se
oponían a las leyes del mercado y ante la inevitable necesidad
de realización espiritual del ser humano, los milenarios
arquetipos son cambiados por los artistas y los deportistas,
que alientan la necesidad de trascender, comprando y
poseyendo, el consumo como la forma de justificar la
existencia. Los artistas y los deportistas, se han convertido en
fenómenos comerciales que suplen la íntima necesidad
humana de tener modelos que imitar. El triunfador social es
individualista, competitivo, despiadado y rompe
permanentemente las tradiciones del grupo humano al que
pertenece. Ya no tiene que esforzarse por desarrollar una
virtud o un don, ya no tendrá que sacrificarse o trabajar
extraordinariamente, ahora sólo comprando los objetos que
venden los arquetipos comerciales satisface esta atávica
necesidad humana.

!123
La modernidad, el progreso y su universalidad, son los
argumentos ideológicos con los que se tratan de destruir las
culturas de los pueblos sabios y humanistas de la tierra. Ser
tradicional se contrapone a ser moderno. Ser tradicional
representa estar atrasado, fuera de la moda, ser poco
evolucionado, no haber triunfado en la vida y en el mundo. En
contraparte, ser moderno significa estar a la moda y haber
progresado. La modernidad y la democracia son impuestas
por los hombres blancos a todos los pueblos del mundo. La
imposición pude ir desde lo sutil y subliminal, a través del
comercio y la tecnología o brutalmente por medio de las
armas. La consigna ha sido derrocar toda forma de gobierno
que no sea la democracia que los mercaderes le han inculcado
a los pueblos blancos y cambiar los milenarios valores
culturales por los valores de las sociedades de consumo.

- Pero por qué los hombres que dirigen a los pueblos han
permitido tal embrutecimiento y degradación del espíritu
humano, -preguntó el Sol.
- Porque los mercaderes han destruido las originales
formas de organización humana y de gobierno, ahora
quien dirige a los pueblos, es un puñado de hombres
increíblemente ricos, que poseen la mayor parte del
dinero del mundo –contestó Mercurio.
- Que se puede hacer por remediar esta calamidad. –
inquirió de nuevo el Sol.
- Ya nada se puede hacer por los seres humanos, lo que
debemos hacer por resguardar y proteger el equilibrio
cósmico y salvar a nuestra hermana la Tierra. Debemos
acabar con la mayor parte de estos embrutecidos seres y
crear otra humanidad. Acabar todo para iniciar de nuevo.
–afirmó Marte.

- La Tierra sale en defensa de sus hijos argumentando –
La humanidad no son unos cuantos degradados
individuos. En más de seis mil millones de seres
humanos, ni una sexta parte de ellos tiene el corazón y
el espíritu envenenados. El espíritu humano sigue
!124
floreciendo de manera normal y ancestral, las
distorsiones se dan en la dirigencia de los mercaderes
que viven en algunos pueblos blancos, no en todos, y el
ser humano por naturaleza es bueno, amoroso y
espiritual; respeta a la vida y el medio ambiente. Mis
hijos, -dijo la Tierra- comparten con nosotros la chispa
divina de la Gran Fuerza Creadora, es por ello que no
pueden ser malos.

Saturno le pregunta a el Tiempo. – ¿Se pude lograr que los
mercaderes, sus seguidores, sus intereses y su inmensa
estructura puedan ser cambiados y dirigidos a encontrar el
desarrollo espiritual perdido en estos quinientos años?

La vida para muchos seres humanos ya no tiene ningún
significado espiritual. El equilibrio, la belleza, el amor, la
necesidad de trascender espiritualmente es ahora utilizada
por los mercaderes para que los seres humanos vivan sólo
para consumir y poseer. Los valores humanos ahora sólo son
recursos mercadológicos para alentar e inducir el consumo y
la enajenación. La propuesta del nuevo orden mundial es que
en la medida que el ser humano compre, en esa medida y en
esa manera se realiza. La vida de los seres humanos ahora
tiene un valor económico, el individuo, la familia, la
comunidad y las naciones, han basado todo su esfuerzo en
lograr el desarrollo, progreso y bienestar en términos
únicamente materiales y económicos.
La riqueza y el poder de los mercaderes y el nuevo orden
mundial, es directamente proporcional a la corrupción de las
instituciones y el embrutecimiento y enajenación de los seres
humanos. La pérdida de los valores y principios con los que
los pueblos han ido evolucionando a lo largo de casi diez mil
años, es lo que permite a los mercaderes dejar indefensos y a
su merced a los pueblos dominados por el mercado.
Los seres humanos en el nuevo orden mundial han perdido la
dirección, sabiduría y protección de aquellos individuos de
alta nobleza y decantado espíritu, quedando los pueblos en
manos de los impostores y corruptos políticos y en el burdo
!125
engaño de su democracia. Sin los milenarios valores
espirituales y los principios solidarios, comunitarios y
fraternales, así como sin el amor a la naturaleza y a Dios, los
seres humanos caen en el vértigo degradante del nuevo
orden, donde la materia y la economía, están por encima del
espíritu y lo divino.
Por todo ello, sería muy difícil que los pueblos embrutecidos y
envilecidos retomaran el ancestral camino de la humanidad. El
nuevo orden esta muy bien cimentado en la degradación
humana y ahora unos cuantos tienen todo el poder de las
mayorías. Los seres humanos no sólo están inconscientes,
embrutecidos y desorganizados por los mercaderes, sino ellos
mismos se embrutecen por las mismas fuerzas gravitatorias,
que arrastran a la materia a su propia destrucción. El ser
humano se ha convertido en el mayor depredador de sí
mismo y el enemigo mortal del planeta. Los seres humanos
no tienen salvación.

¿No podemos tener la esperanza de que los seres
humanos tomen conciencia? – preguntó la Luna.
Quinientos años no son nada en el tiempo cósmico de la
hermana Tierra y muy poco en la historia humana. Los
mercaderes no pueden ser tan poderosos. –Terminó
diciendo el satélite.

Efectivamente existen tres grandes grupos humanos. Los que
siguen viviendo en los antiguos valores y principios del ser
espiritual. Miles de millones de personas en el mundo que no
han sido tocados internamente por la corrupción moral y
espiritual del nuevo orden. Pueblos que viven en armonía con
la naturaleza y acogidos a sus centenarias tradiciones y
costumbres, probablemente sean las dos terceras partes de
los humanos. Pero estos a pesar de ser mayoría son los más
pobres y débiles, viven bajo feroces tiranías gobernados por
servidores locales de los mercaderes, están desorganizados o
viven en lugares verdaderamente inhóspitos, refugios
naturales donde todavía no ha llegado la voracidad de los
mercaderes.
!126
Existe otro grupo, no tan numeroso como el primero. Vive en
las ciudades y sus periferias, han perdido el contacto con la
naturaleza y con la cultura de sus lugares de origen.
Generalmente viven hacinados, embrutecidos y explotados
salvajemente, son la carne de cañón, la materia prima de los
mercaderes. No tienen pensamientos propios, no tienen
sentimientos propios, no tienen actos propios, viven de
acuerdo a los valores predeterminados por los mercaderes y
son sus aliados. Son los que le cortaron la cabeza a los reyes,
son los mejores consumidores, los defensores del libertinaje y
la irresponsabilidad existencial.
Finalmente, existe un pequeñísimo grupo de personas y
familias, que tienen el control financiero y económico del
mundo. No tienen nacionalidad, religión, idioma,
responsabilidad social o histórica. Su dios es el Becerro de
Oro, tienen la ley y el poder en sus manos, no se dejan ver,
se mantienen en la oscuridad del anonimato y no les interesa
la vida, la humanidad y el planeta.
Los mercaderes después de quinientos años de iniciar el
cambio de un nuevo orden mundial, han logrado imponerlo en
casi todo el mundo y han destruido las ancestrales formas de
organización humana. El mudo financiero y económico, de
manera fría e impersonal controla el destino de los seres
humanos y del propio planeta.
Es por ello, que no existe posibilidad de cambio. Los seres
humanos están perdidos, porque han malogrado lo más
esencial de sí mismos; su conciencia y su fuerza espiritual.
Los seres humanos fueron creados por el amor infinito de la
Gran Fuerza Creadora, es por ello que tienen el potencial
luminoso para transformar su realidad.

- El amor es la fuerza más importante del universo capaz
de vencer cualquier obstáculo. Los seres humanos no
pueden estar derrotados y menos desahuciados. –
expresó Venus, que se había mantenido callado.

El verdadero problema no es que los mercaderes sean muy
poderosos, sino que los seres humanos ahora son muy
!127
débiles. Los seres humanos han perdido la capacidad de amar
y ahora confunden sus deseos y debilidades, su necesidad de
consumir y poseer, por la maravillosa esperanza de amar. En
el nuevo orden mundial esta proscrito el amor, pues este
humaniza y libera; la ambición e inconsciencia esclavizan.

- Pido a mis hermanos que, no sólo les den una
oportunidad a los seres humanos, sino que les brinden
su auxilio. Tu hermano mayor, dales con tu luz y tu calor,
la alegría de la esperanza. Saturno enséñales a los seres
humanos los límites de la necesidad y la fuerza
equilibradora de la justicia. Mercurio, guíalos con tu
i n f i n i t a s a b i d u r í a . Ve n u s , b e n d í c e l o s c o n t u
inconmensurable amor y enséñalos de nuevo a amar.
Marte, dales ímpetu para que luchen contra las obscuras
fuerzas que arrastran a la materia a su inevitable
corrupción. Y tú, mi compañera silenciosa, enséñalos de
nuevo a soñar y alúmbralos en su oscuridad. A final de
cuentas todos son mis hijos y son parte de mi ser y
todos juntos, tanto ellos como nosotros, no somos más
que una pequeña e insignificante expresión de la Gran
Fuerza Creadora. –dijo la Tierra con profundo
sentimiento.
- Reinó un frío silencio sideral, hasta que el Tiempo
comenzó a hablar con serenidad y aplomo.

Todo en el universo se compone de ciclos. La muerte y la vida
son parte de una realidad. No puede haber vida, sí no existe
la muerte. Esa es la ley universal del cambio. Nada es para
siempre y todo termina y continúa eternamente. El
movimiento es una de las manifestaciones de la Gran Fuerza
Creadora, por el movimiento nacieron ustedes, por el
moviendo existo yo. La vibración primigenia, la frecuencia
infinita, la divina palpitación dadora de vida.
No es la primera vez que los seres humanos pierden el
camino, no será ésta su primera destrucción. La crisálida tiene
que morir, para que nazca la mariposa. Los seres humanos
han cumplido otro ciclo más. Aún los mercaderes, forman
!128
parte de la voluntad de la Gran Fuerza Creadora, ellos son tan
sólo la expresión de la dualidad universal. El día y la noche, la
vida y la muerte, par de opuestos complementarios. La madre
tiene que dar vida, la Tierra nuevamente deberá parir
dolorosamente y el sistema solar continuará su inevitable y
eterna marcha. Las leyes universales de la vida rigen a todos
los seres vivos del universo, todos absolutamente todos, sean
estrellas o bacterias, tiene tres condiciones que los hermanan
y los igualan. Todos están vivos, todos sienten y todos
indefectiblemente tendrán que morir. A esta humanidad le ha
llegado su hora de morir.

Están preparados todos. – preguntó el Tiempo. Hubo
entonces un silencio estelar. Cómo una señal del destino, en
ese preciso momento hizo su aparición el cometa negro.

Los planetas poco a poco se alinearon y de pronto la Tierra se
estremeció. Muy lentamente cambió su inclinación y las aguas
descontroladas cubrieron las tierras, inmensas montañas
surgieron violentamente del mar. Por un instante el planeta
brilló pálidamente y su luz se fue expandiendo suavemente,
hasta desvanecerse en el oscuro espacio.

La vida había comenzado de nuevo en la Tierra, se iniciaba
otro intento humano por lograr alcanzar la Luz.



!129

Das könnte Ihnen auch gefallen