Sie sind auf Seite 1von 12

Cómo pasar página

© Horia Varlan

Hay muchos momentos en la vida en los que sientes que tienes que pasar
página, así que hoy vamos a ver cómo pasar página a pesar de que a muchos
no les gusta esta manera de verlo, ya que creen que no es cuestión de pasar
página sino de continuar. Pero no nos engañemos, la mayoría de gente prefiere
pasar página por aquello de tener la sensación de empezar de nuevo. La vida es
como un libro cuyas páginas no están escritas. Vamos escribiendo nuestro relato
a medida que lo vamos viviendo y por ello la expresión pasar página me parece
totalmente válida para usarse como metáfora vital. No empezamos un nuevo
libro sino que cerramos un capitulo y empezamos otro, con los mismos
protagonistas, el mismo pasado, pero al fin y al cabo algo nuevo. Aunque solo
sea en un aspecto de la vida.

Empezar página da la posibilidad de empezar de nuevo, de tener la sensación


de que todo está por escribir, y de confirmar que sólo depende de ti, que solo tú
puedes hacer que se empiece a escribir. Está claro que en la vida no somos los
autores de la trama, no podemos decidir ni siquiera el protagonista, somos
nosotros, ya nos encontramos ahí en un entorno y unas circunstancias que no
hemos elegido y que por supuesto no siempre podemos cambiar.

Para pasar página una de las cosas más importantes que tenemos que aprender
es a aceptar nuestras emociones. Una correcta gestión emocional es un pilar
básico para tener una vida satisfactoria que nos haga sentir bien con lo que
hacemos y nuestro modo de vivirla. No podemos elegir qué emociones
sentiremos, ya que no tenemos el control de todos los acontecimientos con los
que nos encontraremos a lo largo de nuestra vida pero sí que podemos elegir el
modo de gestionar estas emociones. Si lo hacemos de un modo correcto
aprenderemos mucho antes a pasar página y no siempre será necesario hacerlo.
Para aprender todo lo necesario con las emociones te recomiendo nuestro
libro Cómo convertirse en un maestro de las emociones, con el que
aprenderás a reconocerlas, aceptarlas y por último dejarlas marchar, que es el
proceso a seguir con todas las emociones que sentirás o que sientes. Sean del
tipo que sean, te gusten o no, tienes que aceptarlas y dejar que sigan su proceso.

De ninguna de las maneras nos podemos quedar encallados en una emoción, la


sintamos como positiva o como negativa. El hecho de necesitar pasar página
implica que estás encallado con alguna emoción y no eres capaz de darle salida.
Así que vamos a darte algunos consejos que pueden serte útiles para pasar
página.

Qué hacer para pasar página


En primer lugar se trata de aceptar la realidad. De asumir que eres quien eres.
Tú no eres una víctima de las circunstancias. Las cosas pasan, pero como decía
antes cada uno elige cómo vivirlas. No eres el único al que le pasan cosas malas
o negativas o que tiene problemas. Los problemas se magnifican en función de
cómo te los tomas. Eres una víctima de ti mismo si prefieres pensar que nada
depende de ti y que no puedes hacer nada.

Lo que no puedes hacer es cambiar determinadas circunstancias, ni a otras


personas, pero puedes cambiar tu manera de afrontar los hechos y en muchas
ocasiones deberías ser capaz de cambiar las circunstancias solo que no te
atreves a dar el paso o es más fácil quejarse que seguir adelante.
©

A menudo, aceptar que lo que hay es lo que hay es el primer paso para seguir
adelante. Cuando puedas hacer algo por cambiar las cosas, hazlo. Cuando no
puedas no pierdas el tiempo pensando en cómo serían las cosas si aquella
situación fuera diferente. Lo que está fuera de tu alcance no debería hacerte
perder el tiempo. No somos dioses y no podemos con todo. Con lo que puedas
lucha hasta el final, pero con lo que no, deja de perder el tiempo.

Lo que está claro es que dado que no puedes cambiar ciertas cosas no deberías
permitir que determinadas circunstancias marquen tu futuro. Eres el dueño de
tus decisiones por tanto el camino hacia el futuro lo marcas tú,
independientemente de tu pasado. Solo tu puedes decidir qué vas a hacer y no
deberías permitir ni por un momento que tu pasado te limite. Cada día tenemos
la oportunidad de empezar de nuevo. Si has perdido muchas no te machaques
castigándote por ello, piensa que te quedan otras muchas oportunidades
todavía. Siempre es un buen momento para empezar a cambiar.

Pasar página implica estar dispuesto, a aceptar, por ejemplo, que te has
equivocado. Empezar de nuevo implica no estar condicionado. Saber ver con
ojos nuevos lo que está por venir. Piensa en los niños, ellos están llenos de
ilusión y todo es nuevo para ellos, si consiguieras enfrentarte a tu vida con ese
pensamiento las cosas seguro que te irían mucho mejor. Otra cosa que no debes
hacer es predisponerte para nada. No sabes lo que va a pasar por tanto no
pierdas tiempo pensando cómo actuarías si las cosas fueran de tal o de cual
manera. Ni para bien ni para mal. Vive el momento y enfréntate a lo que te ocurre
cada día, vivir el presente es vivir de manera consciente.

Vivir en el pasado o en el futuro implica gastar mucha energía en cosas que no


están a nuestro alcance, el pasado jamás volverá y no podrás cambiarlo, hagas
lo que hagas y te pongas como te pongas. Aceptarlo es básico para aprender a
pasar página. Otro punto muy importante es aprender a perdonarte. Sobre esto
hablaremos la próxima semana. No te pierdas nuestro artículo diario.

Para pasar página es importante, como has podido ver a lo largo de este artículo,
saber gestionar las emociones, que la ira no te deje permanentemente atascado
en un mismo lugar o que la frustración no te impida ver nuevas oportunidades…
Para aprender a gestionar tus emociones y de paso comprenderlas mucho mejor
y poder influir en las de los demás, te recomiendo nuestro libro Cómo
convertirse en un maestro de las emociones con el que empezarás a escribir
un nuevo capítulo de tu vida, mucho más consciente.

Nombre

Aceptar que una etapa de nuestra vida ha finalizado, no es fácil. Y


no todo el mundo sabe renunciar. ¿Cómo hacerlo?
Las personas somos mayoritariamente criaturas de férreos hábitos
sobre los cuales, edificamos nuestra seguridad personal.
Nuestra vida con una pareja determinada. Ese trabajo que tanto nos
identificaba. Nuestra existencia tranquila en esa ciudad, en esa
casa…¿Cómo arrancar así, sin más, esas raíces que hasta no hace
mucho nos nutrían y nos hacían feliz? No es sencillo.
Pero hay una cosa que debemos tener clara. Saber renunciar no es
perderlo todo. En absoluto. Quien renuncia a algo es porque cierra
una puerta y emprende otro camino.
Vivir es saber elegir no uno, sino varias opciones. Se trata,
sencillamente, de renunciar para poder avanzar.
Hablemos hoy sobre ello.
Las vivencias que nos anclan en el pasado
Quien vive en una nostalgia continua, vive amarrado a un castillo de
débiles estructuras. En un momento u otro acabaremos
derrumbándonos.
Los recuerdos, las vivencias del pasado son un libro personal muy
hermoso al que merece la pena volver de vez en cuando. Pero no
siempre, no cada día.
Si fijas tu mirada interior en el ayer, te pierdes el presente y dejas
de tener perspectivas de futuro, y eso, no es tener calidad de vida.
Vale la pena tener claros los siguientes aspectos:
 Todas las personas, en un momento u otro de nuestra vida, nos
veremos obligados a renunciar a algo. Forma parte de nuestro ciclo
vital.
 La palabra “renunciar” no se centra únicamente en dejar atrás a
determinadas personas, escenarios o cosas. Es también renunciar a
muchas de nuestras ideas, prejuicios o esquemas de
pensamiento. Esto sería simplemente, aprender de la experiencia:
madurar.
 No te “ancles” en la idea de que el pasado siempre fue mucho mejor.
De que el ayer fue ese paraíso que nunca más volverás a encontrar.
Este enfoque de pensamiento supone poner muros invisibles a
nuestras propias perspectivas.
Aprender a renunciar para reconciliarnos con el
pasado… y AVANZAR
Cabe señalar un aspecto igual de importante. Hay quien vive
“anclado” en la felicidad de ese pasado que ya se ha roto. Pero
también hay quien mantiene su existencia lamentando
los errores cometidos del ayer. Todo lo invertido, por ejemplo, en esa
persona por la que lo dimos todo y que nos hizo tanto daño.
Los recuerdos tal vez, con ese familiar por quienes nos esforzamos
tanto para ayudarlo y que al final, no hizo más que buscar su propio
beneficio y engañarnos. Todo es posible. Pero en esencia, siguen
siendo dos caras de una misma moneda: fijar nuestro mundo interior en
ese pasado que nos trajo dicha o infelicidad.

Pero entonces ¿Cómo lograr avanzar y desprendernos de esas


cadenas que nos unen a esos hechos?
 Racionaliza. Lo que ocurrió ya pasó, no está más que en tu propia
mente y ya no hay necesidad de pensar en ello tantas veces al día. Es
solo parte del pasado. Fantasmas del ayer.
 Nadie puede “borrar” de su mente el pasado, eso está claro. No hay
pastilla para el olvido total. La vida siempre tiene efectos secundarios, y
como tales, hay que aceptarlos pero no obsesionarse con ellos.
 Acepta lo vivido como un aprendizaje que debe enseñarte a crecer
como persona. Haz un lugar en tu mente para todo lo acontecido y
archívalo como un material vital importante. Pero nada más, ante ti
tienes ahora muchas más puertas que abrir, otros caminos que elegir.
 No culpes a nadie de lo ocurrido. Eso genera más ira, más rabia y será
difícil pasar página. Perdona, perdónate y avanza. No te permitas ser
esclavo de nadie.
 No idealices el pasado ni tampoco te obsesiones con todo lo malo de
esos días, si lo hacemos, corremos el riesgo de que esos días “se
enquisten” en nuestro pensamiento. Y será entonces más difícil aún
poder renunciar. Racionaliza todo lo sucedido, acepta, perdona, coge
aire… y déjalo ir.
 Vive tu presente con la máxima intensidad, es la única forma de
liberarte del pasado. Renuncia a esa etapa del ayer, acéptala como lo
que fue y busca una ilusión cotidiana con la cual crecer, con la cual ser
mejor persona. Más feliz.
Cortesía imagen: Emily Fy, Scenes

A lo largo de nuestra vida vamos pasando por distintas etapas, ya sean las que
nos dicta la biología: bebé, niñez, adolescencia, etapa adulta y vejez, ya sea
las que nos marca la sociedad: a qué edad debes ir a la escuela, cuando se
supone que debes estudiar una carrera, cuando debes tener pareja, cuando
puedes conducir, cuando debes trabajar, cuando debes independizarte, cuando
debes casarte y tener hijos, cuando debes jubilarte, cuando….

A estas etapas hay que añadirles nuestras propias etapas personales. La vida
muchas veces es una travesía por el desierto, como el París Dakar: va por
etapas, hay personas que llegan a unas y personas que se quedan en otras, hay
quienes encuentran un oasis y se quedan en él y hay quienes siguen avanzando
y avanzando buscando algo….en ese camino, en esa ruta, nos encontramos
personas, nuestra familia, nuestros amigos, parejas, hijos, gente en
general…unos nos acompañarán un largo trecho, otros muy poquito, otros
dejarán huella y otros no.

Cada etapa del camino es diferente. Hay ocasiones en que debemos cerrar
etapas, cerrar puertas, para poder avanzar. Cuando algo que ya pasó, que no
va a cambiar o que no va a volver, sigue en nuestra mente, lo rememoramos
una y otra vez (“si las cosas hubiesen sido así”, “le echo tanto de menos y sigo
enamorad@ aunque sé que acabó”, “si hubiese escogido ésta otra opción”, “si
mis padres me hubiesen apoyado…”) no te van a dejar avanzar
adecuadamente. Pensar sí, aprender de lo vivido sí…pero vivir en el pasado y
no superarlo No…es como un ancla que te retiene ahí, y no te deja avanzar.

Y ahí es cuando nos quedamos como el elefante del cuento de Jorge Bucay

 http://www.youtube.com/watch?v=GrPabK-N6NE

Cerrar puertas y pasar página es sano y recomendable, así podrás abrir otras
puertas. Claro que no siempre es fácil, siempre algo de nosotros se queda
atrás. A veces también estamos acomodados en una situación y cambiar o
moverse para salir de ella nos da pereza, miedo: cuando nos quedamos en una
relación de pareja que no nos llena, cuando optamos por seguir siendo como
somos aunque no nos gustemos del todo, cuando sigo haciendo las mismas
cosas día tras día aunque me cansen, cuando sigo con los mismos amigos que
no son amigos de verdad, cuando….avanzar cuesta, moverse supone esfuerzo,
pero SI NO BUSCAS NO ENCUENTRAS.

Cuento El Buscador, de Jorge Bucay, de los más escuchados y vistos en


youtube

 http://www.youtube.com/watch?v=qOcyx7V_kYI

La vida es una rueda, de hecho haremos una en clase. Cuando eres consciente
de que tenemos un tiempo breve de existencia y que tenemos que completar la
rueda, todo cobra sentido, y empiezas a pensar en qué es importante de verdad
y en que al final cualquier etapa es buena para aprender. Una de las mejores
lecturas que todos deberíamos hacer antes de morir está en el libro La rueda
de la vida, de E. Kubler-Ross, que habla de su vida, y de su trabajo con
enfermos terminales.

Libro completo, en pdf, para descargar:

http://elmistico.com.ar/la_muerte_un_amanecer/la_rueda_de_la_vida.pdf

Si le lees entenderás porque usa la Mariposa de manera metafórica y de dónde


sacó la idea.

¿Y tú cierras círculos a medida que avanzas? ¿O te conformas con lo que te


toca vivir? ¿Vives rumiando el pasado o avanzas? ¿Te quedas quieto o
Buscas?

Por gentileza de Raquel, reproducido desde su Blog:

CERRANDO CIRCULOS
Siempre es preciso saber cuándo se acaba una etapa de la vida. Si insistes en
permanecer en ella más allá del tiempo necesario, pierdes la alegría y el
sentido del resto. Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos,
como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos, y dejar ir momentos
de la vida que se van clausurando.

¿Terminó tu trabajo?, ¿Se acabó tu relación?, ¿Ya no vives más en esa casa?,
¿Debes irte de viaje?, ¿La relación se acabó? Puedes pasarte mucho tiempo de
tu presente "revolcándote" en los por qué, en devolver el cassette y tratar de
entender por qué sucedió tal o cual hecho. El desgaste va a ser infinito, porque
en la vida, tú, yo, tu amigo, tus hijos, tus hermanos, todos y todas estamos
encaminados hacia ir cerrando capítulos, ir dando vuelta a la hoja, a terminar
con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante.

No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera


preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltarlo, hay que
desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni
empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere
estar vinculado a nosotros. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!

Por eso, a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes,


cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y vender o regalar libros.

Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación.

Dejar ir, soltar, desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas,
y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que dar vuelta a
la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente…

El pasado ya pasó. No esperes que te lo devuelvan, no esperes que te


reconozcan, no esperes que alguna vez se den cuenta de quién eres tú… Suelta
el resentimiento. El prender "tu televisor personal" para darle y darle al
asunto, lo único que consigue es dañarte lentamente, envenenarte y amargarte.

La vida está para adelante, nunca para atrás. Si andas por la vida dejando
"puertas abiertas" por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy
con satisfacción. ¿Noviazgos o amistades que no clausuran?, ¿Posibilidades
de regresar? (¿a qué?), ¿Necesidad de aclaraciones? , ¿Palabras que no se
dijeron?, ¿Silencios que lo invadieron? Si puedes enfrentarlos ya y ahora,
hazlo, si no, déjalos ir, cierra capítulos. Dite a ti mismo que no, que no
vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino, porque tú ya no encajas allí en
ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese
oficio.
Tú ya no eres el mismo que fuiste hace dos días, hace tres meses, hace un año.
Por lo tanto, no hay nada a qué volver. Cierra la puerta, da vuelta a la hoja,
cierra el círculo. Ni tú serás el mismo, ni el entorno al que regresas será igual,
porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático. Es salud mental,
amor por ti mismo, desprender lo que ya no está en tu vida.

Recuerda que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni


un trabajo. Nada es vital para vivir porque cuando tú viniste a este mundo,
llegaste sin ese adhesivo. Por lo tanto, es costumbre vivir pegado a él, y es un
trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que
hoy te duele dejar ir.

Es un proceso de aprender a desprenderse y, humanamente se puede lograr,


porque te repito: nada ni nadie nos es indispensable. Sólo es costumbre,
apego, necesidad. Por eso cierra, clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete,
sacúdete, suéltate.

Hay muchas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que
escojas, te ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad.
¡Esa es la vida!
SUPERAR EL PASADO
A causa de la Inclinación que tenemos de prolongar las viejas emociones, casi todos
llevamos dentro un acopio de dolores emocionales antiguos.
Estamos diseñados para aceptar todo lo que hay y lo que ocurra en este mundo. El
problema de las antiguas heridas y de los consecuentes dolores es que dices no a ciertas
cosas, no las quieres aceptar y permites, por tanto que las emociones acampen a su aire
sin poner atención a ese dolor sosteniendo la creencia que el tiempo, por sí solo, sanará
las heridas; pero la autentica realidad es que el tiempo lo que únicamente hace es pasar,
avanza, y en realidad no cura nada, lo deja todo adormilado.
Cuando pasa los años, a veces piensas que has sanado una herida tan solo porque
transcurrió el tiempo, pero lo que realmente has hecho es cambiarla por otro dolor o
acallarla. Y recuerda que las situaciones sufridas, por ellas mismas, no son dolorosas; es
la carga emocional con la que vives dichas situaciones lo que hace que sientas el dolor.
Para poder curar esas heridas tienes que alejarte de los consejos gratuitos y erróneos que
en muchas ocasiones para ayudarte algún amigo o familiar tratando de animarte te dicen
que pases del tema o que te eches el problema a la espalda. Pero lo que realmente
sucede si sigues ese consejo es que el tema te pasa factura. Los consejos externos que te
animan a huir de la realidad tienes rechazarlos por completo.
Tienes que entender que intentar olvidar no soluciona las cosas. Justamente de lo que se
trata es de no olvidar, sino de que recuerdes, elabores y saldes cuentas con el pasado,
dejando ese pasado en su lugar, y puedas afrontar el presente decidiendo el futuro. El
olvido camufla los problemas y no los soluciona.
Recuerda que tienes que comenzar a asumir que el problema es de tuyo, no de los demás.
Culpabilizar continuamente y permanentemente a otras personas es excusarte para no
cerrar el hecho. No obstante, no tienes que justificarte diciéndote que el problema eres tú,
sino que el problema lo tienes tú.
La aceptación es clave para superar lo que pasó. Nada se podrá superar si no aceptas
completamente lo que sucedió. Aceptar es comprender que uno fue el actor de todo lo que
ocurrió, que ya no puede cambiar nada de lo que sucedió y que en conciencia plena
admites que la salida y la solución parten de esa asunción y conocimiento.
Y no olvides que ser feliz hoy no depende de lo que sucedió un día de hace tiempo, sino
que dependerá de ser quien eres. Te debes decir con convicción: a pesar de lo que
ocurrió, está muy bien ser quien soy, y, a partir de esto, voy a transitar un nuevo camino’.
Y aceptar que aquel dolor ocurrió y que aquello pasó, pero que tú eres el auténtico creador
de tu felicidad.
Tendrás que perdonar y perdonarte para poder pasar página. Perdonar y perdonarte no va
a resultar fácil, porque muchas veces no sabes cuándo estas preparado para perdonar o
perdonarte. Pero sí que debes tener en mente que el perdón tendrá que llegar en un
momento u otro. Saberlo te ayudará a esperarlo. Ahora bien, es importante no perdonar
antes de tiempo. Primero habrás sentirás el dolor de las agravios y sus emociones para
liberarlo poco a poco; después, el perdón saldrá solo. El perdón es aceptar aquello que no
aceptaste. Perdonar es perdonarte a ti mismo, y desligarte de la cadena que te ata a dicha
situación . Como ya dijo SUPERAR EL PASADO
A causa de la Inclinación humana que tenemos de prolongar las viejas emociones, casi
todos llevamos dentro un acopio de dolores emocionales antiguos.
Estamos diseñados para aceptar todo lo que hay y lo que ocurra en este mundo. El
problema de las antiguas heridas y de los consecuentes dolores es que decimos no a
ciertas cosas, no las queremos aceptar y permitimos que las emociones acampen a su aire
sin poner atención a ese dolor. Mantenemos la creencia que el tiempo, por sí solo, sana
las heridas; pero el tiempo lo que únicamente hace es pasar, avanza, y en realidad no cura
nada, lo deja todo adormilado.
Cuando pasa los años, a veces pensamos que hemos sanado una herida tan solo porque
transcurrió el tiempo, pero lo que realmente hemos hecho es cambiarla por otro dolor o
acallarla. Las situaciones sufridas, por ellas mismas, no son dolorosas; es la carga
emocional con la que nosotros vivimos dichas situaciones lo que hace que sintamos el
dolor.
Hemos de alejarnos de los consejos gratuitos y sesgados que en muchas ocasiones para
ayudarnos algún amigo o familiar tratando de animarte diciéndote que pases del tema o
que te eches el problema a la espalda. Pero lo que realmente sucede si sigues ese
consejo es que el tema te pasa factura. Los consejos externos que te animan a huir de la
realidad deberías de rechazarlos por completo.
Tienes que entender que intentar olvidar no soluciona las cosas. Justamente de lo que se
trata es de no olvidar, sino de que recuerdes, de elaborares y saldes cuentas con el
pasado, de que puedas dejar ese pasado en su lugar, de afrontar el presente y de decidir
el futuro. El olvido camufla los problemas y no los soluciona.
Recuerda que tienes que comenzar a asumir que el problema es de uno mismo, no de los
demás. Culpabilizar continuamente y permanentemente a otras personas es excusarse
para no cerrar el hecho. No obstante, no hay que justificarse diciéndote que el problema
eres tú, sino que el problema lo tienes tú.
La aceptación es clave para superar lo que pasó. Nada se podrá superar si no aceptamos
completamente lo que sucedió. Aceptar es comprender que uno fue el actor de todo lo que
ocurrió, que ya no puede cambiar nada de lo que sucedió y que en conciencia plena
admites que la salida y la solución parten de esa asunción y conocimiento.
Y no olvides que ser feliz hoy no depende de lo que sucedió un día de hace tiempo, sino
que dependerá de ser quien eres. Nos debes decir con convicción: a pesar de lo que
ocurrió, está muy bien ser quien soy, y, a partir de esto, voy a transitar un nuevo camino’.
Y aceptar que aquel dolor ocurrió y que aquello pasó, pero que tú eres el auténtico creador
de tu felicidad.
Tendrás que perdonar y perdonarse para poder pasar página. Perdonar y perdonarse no
es fácil, porque muchas veces no sabes cuándo estas preparado para perdonar o
perdonarte. Pero sí que debes tener en mente que el perdón tendrá que llegar en un
momento u otro. Saberlo te ayudará a esperarlo. No obstante, es importante no perdonar
antes de tiempo. Primero habrás de sentir el dolor de las ofensas y sus emociones para
liberarlo poco a poco; después, el perdón saldrá solo. El perdón es aceptar aquello que no
aceptaste. Perdonar es perdonarte a ti mismo, y liberarme de la cadena que te ata a esa
situación o a ese pasado. Como dijo Francisco de Quevedo: no es sabio el que sabe
donde está el tesoro, sino que es sabio aquel que trabaja para sacarlo.
: no es sabio el que sabe donde está el tesoro, sino que es sabio aquel que trabaja para
sacarlo.
Matilde del Pino
Hay finales que son necesarios. Hay finales que en la vida personal, la realidad nos
confronta con una verdad y es que es el momento de terminar algo que ya no debería
seguir más en nuestra vida, algo que ya dio todo lo que iba a dar y lo que no dio
literalmente ya no va a suceder porque no ha pasado a lo largo del tiempo. Son cosas que
te van llevando a un estancamiento, un no avanzar en la vida que a veces te resistes a
dejar por un montón de razones

Das könnte Ihnen auch gefallen