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ID UB21349HPS29504
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Ensayo sobre el Libro “Las Conecciones Ocultas” de
Fritjop Capra
Implicaciones sociales, medioambientales, económicas y biológicas de una
nueva visión del mundo.
INTRODUCCIÓN
Este libro está dividido en dos partes, presentándose en los 3 primeros capítulos
un nuevo marco teórico de la naturaleza de la vida, la naturaleza de la mente y la
consciencia y la naturaleza de la realidad social. En la segunda parte, el Dr. Capra
trata directamente de las aplicaciones prácticas de este marco teórico,
aplicándose en el capítulo 4 a la teoría social, preguntándose hasta qué punto
pueden las organizaciones humanas considerarse “sistemas vivos”. En el capítulo
5 centra su mirada en los peligros de la globalización económica para continuar en
el capítulo 6 con una apasionada examen sistémico de los problemas científicos y
éticos de la práctica de la biotecnología. Culmina, en el capítulo 7, con una mirada
global de la situación de nuestro mundo en el amanecer de un nuevo siglo y
analiza el impresionante aumento en las prácticas de diseño ecológico y de lo que
esto implica en la aspiración a un futuro sostenible.
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realidad, de la vida, del ser humano y sus profundas conexiones como sistema
vivo y coodependiente de su entorno global, social y cultural.
ANÁLISIS
A través de un marco conceptual, el Dr. Capra ha venido realizando sus ideas por
más de 30 años de investigación. El desarrollo de un marco conceptual le ha dado
la posibilidad de comprender y utilizar las ideas de otras personas que han hecho
un trabajo similar, a través de diálogos, debates, seminarios y encuentros
privados. Destacan entre todos ellos, aportes tan valiosos, como, las discusiones
acerca de la naturaleza de la vida con Luigi Luisi, sobre la biología celular y la
teoría de la complejidad con Brian Goodwin y Richard Strohman y las tan
apasionantes, como él describe, controversias acerca de la naturaleza de la
consciencia, con Francisco Varela, Gerald Edelman y Rafael Núñez.
Como físico teórico, la gran pasión de Capra desde los años setenta ha sido ver el
cambio fundamental de la visión del mundo tanto en la ciencia como en la
sociedad, producido, básicamente por cambios de conceptos e ideas en la ciencia
física, como bien lo expresa en su primer libro, The Tao of Physics (1975).
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Sin lugar a dudas, toda éstas conclusiones marcaron un antes y un después en la
percepción del Dr. Capra.
Esta nueva visión de la realidad, que debería reemplazar con el tiempo la visión
cartesiana y mecanicista del mundo en todas las disciplinas, la denominó “visión
sistémica de la vida”.
El paradigma cartesiano sustentado desde el siglo XVI por el filósofo francés René
Descartes, y, que, ve al universo como un mecanismo y que separa
irresolublemente el pensamiento “res cogitans” de la materia “res extensa”, y
paralelamente la mente del cuerpo, ha comenzado a tener varios detractores en el
campo científico.
La dinámica no lineal (DNL) a pesar de ser una ciencia relativamente nueva, tiene
una rica tradición histórica. Esta ciencia se ha formado a través de diversos
caminos y tradiciones diferentes que en conjunto han aportado para la
construcción de esta ciencia interdisciplinaria.
Desde el punto de vista de la tradición de la Física, podemos remontarnos hasta la
época de Isaac Newton (1642-1727) y al nacimiento de la Mecánica Clásica.
A través de estas enseñanzas se han transmitido a generaciones de físicos la
teoría causal y determinista (Pierre Simon Laplace, 1749-1827), según la cual,
conocidas las condiciones iniciales de un sistema físico dado, es posible
predecir, con absoluta certeza el estado del sistema en cualquier otro instante de
tiempo, sin más que hacer uso de las ecuaciones de Newton.
Lo que el determinismo no previo, fue que pasaba con aquellos procesos en los
cuáles no se podían conocer las condiciones iniciales, como por ejemplo, el
clásico lanzamiento de una moneda.
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Surge de esta manera, una nueva ciencia, que es la dinámica no lineal (DNL), y a
pesar de que, muchos enseñaron en su momento que se debían evitar las
ecuaciones no lineales, por ser casi imposible resolverlas, ya en los años setenta,
los científicos al frente de mejores computadoras, rápidas y más poderosas,
lograban dar importantes avances en el desarrollo de estas ecuaciones.
Se desarrollan de esta manera, nuevos conceptos y técnicas que progresivamente
dan a luz un nuevo marco teórico de relaciones más lógicas.
Capra en su libro The Web of Life (1996), presenta una breve exposición de las
matemáticas de la complejidad y presentó una síntesis de las teorías no
contemporáneas sobre los sistemas vivos, que constituyen el bosquejo de una
nueva comprensión científica de la vida.
Dentro de los aportes, que hace Capra, está la expansión que hace del enfoque
sistémico al ámbito social incluyendo de forma concreta el mundo material. Marca
de esta manera una separación absoluta del pensamiento cartesiano y
mecanicista, que concibe al ser humano separado de su entorno.
A continuación, nos llama la atención a una de las preguntas más antiguas, ¿qué
es la vida?, pero dentro de este marco restringido, como fenómeno biológico,
reformula la pregunta de la siguiente manera: “¿Cuáles son las características
definitorias de los sistemas vivos?”.
Con la agudeza propia de un físico teórico, define con firmeza: toda vida biológica
consiste en células. Habiendo observado la gran variedad de organismos vivos,
incluyendo plantas, animales y al ser humano, Capra concluye que, sin células no
hay vida sobre el planeta.
Comenzando, entonces, del hecho de que el sistema vivo más simple es la célula,
ya que, un organismo ha de ser unicelular o multicelular, Capra nos muestra que
aún dentro de éstas células mínimas funciona continuamente una compleja red de
procesos metabólicos, transportando nutrientes hacia el interior de la célula y
enviando los residuos hacia el exterior.
Visto que, todas las formas superiores de vida han evolucionado a partir de células
bacterianas, específicamente llamadas “microplasmas”, el Dr. Capra señala que, a
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pesar de su simplicidad interna, solo pueden sobrevivir en un entorno químico muy
preciso y específico.
Harold Morowitz, biólogo americano y que estudió las aplicaciones
termodinámicas en los sistemas vivos, aclara que se deben distinguir dos clases
de simplicidad celular, la simplicidad interna significa que la bioquímica del entorno
interno del organismo es simple, mientras que la simplicidad ecológica expresa
que el organismo necesita pocas aportaciones químicas prodecedentes de su
entorno externo.
Ningún organismo puede existir por sí mismo, aisladamente. Según la teoría Gaia
de James Lovelock y Lynn Margulis, la evolución de los primeros organismos vivos
fue acorde a la transformación del planeta de un medio inorgánico a una biosfera
que se autorregula. “En este sentido”, escribe Morowitz, “la vida es más una
propiedad de los planetas que de los organismos individuales”.
Otro de los puntos interesantes, que señala el autor, es que la membrana celular
constituye la primera característica definitoria de la vida celular. Ellas forman una
red química. Este planteamiento es esencial, puesto que, una de las intuiciones
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cruciales de la posición sistémica ha sido comprender que la red es un patrón
común a todo lo vivo. Allí donde hay vida, hay redes – explica.
De esta manera, cada componente de la red transforma y sustituye a los demás,
generándose a sí misma de manera continua, es decir, las redes vivas se crean y
se recrean a sí mismas sin cesar, mediante la transformación o sustitución de sus
componentes.
Los sistemas vivos son sistemas cerrados desde el punto de vista organizativo –
se trata de redes autpoiésicas-, pero abiertos desde la parte material y energética.
El autor, además, nos presenta dos teorías, que a su vez, representan dos
perspectivas diferentes de la vida: la teoría de la autopoiésis y la teoría de las
estructuras disipativas. En otras palabras, resume todo los procesos definitorios de
los sistemas vivos señalando que la célula es una red metabólica rodeada de una
membrana, autogenética y organizativamente cerrada; que es material y
energéticamente abierta; que utiliza un flujo constante de materia y energía para
producirse, regenerarse y perpetuarse a sí misma, y que funciona lejos del
equilibrio, punto esencial para la posibilidad de que emergan espontáneamente
nuevas estructuras y formas de orden, lo cual conduce al desarrollo y la evolución.
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parte de su entorno y propone cambios estructurales, sociales, culturales y
políticos, con el fin de lograr una relación armónica entre todos los seres humanos
y de todos los seres vivos.
Como bien lo expresa Capra, “todos estos escenarios siguen siendo aún
sumamente especulativos”.
Además, explica, “si esta idea básica de una evolución prebiótica es correcta,
debería ser posible, en principio demostrarla en el laboratorio”.
Tocante a lo mismo, concluye “puesto que no se dispone de registros fósiles de
sistemas prebióticos en evolución desde el periodo de formación de las rocas
sobre la Tierra hasta la emergencia de la primera célula, los químicos carecen de
indicios que les puedan ayudar a concebir estructuras intermedias, por lo que su
tarea podría parecer insuperable”.
Debo mencionar lo importante que son las palabras del Dr. Capra, que siendo un
científico, como tantos otros de sus colegas “no duden” de que la vida se originó
sobre la Tierra como resultado de una secuencia de acontecimientos químicos,
sujetos a las leyes de la física y la química, eso es “fe”, puesto que de la misma
manera, menciona que las ideas concretas acerca de la evolución prebiótica son
aún muy especulativas.
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Esta nueva forma de pensar, como lo señala Morowitz, parte de la hipótesis de
que muy al principio, mucho antes del incremento de la complejidad molecular,
algunas moléculas se reunieron y formaron membranas primitivas que
constituyeron espontáneamente burbujas cerradas, y que la evolución de la
complejidad molecular no tuvo lugar en un caldo químico sin estructurar, sino en el
interior de esas burbujas precursoras de vida.
Tres fueron las vías principales de evolución, señala Capra, la mutación aleatoria
de genes, clave en la teoría neodarwiniana, el intercambio de genes o la
recombinación del ADN, como técnicamente se la ha llamado, y, que consiste en
el libre intercambio de rasgos hereditarios en una red global de genes. Este es uno
de los mayores descubrimientos de la biología moderna, y la tercera vía, como lo
señala Lynn Margulis, corresponde a la evolución por simbiosis.
Continuando con una idea armónica respecto a una ciencia sistémica y separada
totalmente de lo que fueron los principios cartesianos y mecánicos, el autor nos
presenta la Teoría de Santiago, en la que se identifica a la cognición con el
proceso de la vida.
Uno de los paradigmas que se establece en este punto es que vida y cognición
están, por consiguiente, indisolublemente vinculadas. La mente- o más,
exactamente, la actividad mental – es inmanente a la materia, en cualquier nivel
de vida.
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Esta no es cualquier declaración, involucra una nueva visión, radical y temeraria
del concepto de cognición e, inevitablemente, del concepto de mente. Según esta
nueva noción, la cognición implica el proceso vital completo –que incluye
percepción, emoción y comportamiento-, y ni siquiera requiere ya la existencia de
un cerebro o un sistema nervioso.
Según Maturana y Varela, se establece una clara diferencia en la forma en que los
sistemas vivos y no vivos se relacionan, y esto, debido al acoplamiento estructural.
No es lo mismo, dice Capra, darle un puntapié a una piedra que a un perro, la
piedra reaccionara de manera lineal de causa y efecto. Su comportamiento puede
ser calculado aplicando las leyes fundamentales de la mecánica newtoniana, no
así en el caso del perro, ya que este responderá de acuerdo a los cambios
estructurales de su propia naturaleza y patrón (no lineal) de organización.
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El principal reto para la ciencia de la consciencia consiste en explicar la
experiencia asociada a los acontecimientos cognitivos.
Francisco Varela denominó “la trenza de los tres mechones” de la investigación
sobre la consciencia, al análisis cuidadoso de la experiencia consciente, de la
física y la química del sistema nervioso y de la dinámica no lineal de las redes
neurales.
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Maturana, explica que el lenguaje es un sistema de comunicación simbólica. Sus
símbolos, palabras, gestos y otros signos, sirven como indicadores para la
coordinación lingüística de acciones, lo que a su vez, crea la noción de objetos,
por lo que esos símbolos acaban asociándose con nuestras imágenes mentales
de esos objetos.
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mayoría de las culturas, tanto de oriente como de occidente, este “sentido
espiritual” tiene como sujeto y objeto de fe algún “otro” (ser viviente) o a una
divinidad (la que sea) transcendente a la propia naturaleza. Dicho esto, creo que el
Dr. Capra como cualquier científico ya sea sistémico, reduccionista o de otra
categoría, no pueden por “antonomasia” apropiarse del cetro de una verdad en
cuanto a “subjetiva” que ella represente.
Como pastor evangélico he vivenciado mi propia experiencia religiosa (la
“espiritualidad”) no como sujeto de mi propia fe, sino reaccionando a una
intervención externa, aceptando por fe que se trata de Dios, y considerándolo a Él
como objeto y sujeto de fe.
En más de 17 años de práctica en la Consejería Familiar he podido observar el
mismo fenómeno, tanto en creyentes como en no creyentes, aún el más acérrimo
ateo manifiesta en sí mismo no una auto adoración o integración al universo como
un todo, sino más bien reaccionando negativamente a una existencia superior a la
que él no está dispuesto a rendirse, presentando objetivamente una lucha interna
y decidida hacia algo que supuestamente “no existe”.
Habiendo presentado una síntesis de las teorías recientes sobre sistemas vivos,
en The Web of Life, el Dr. Capra, habla de tres perspectivas de la vida. La
distinción la hace basado en “la perspectiva de patrón” y “perspectiva de
estructuras”, integrando ambas en una tercera llamada “perspectiva de proceso”.
Toda esta nueva visión de la vida presentada por Capra, y extendida al ámbito
social, se encuentra inmediatamente de cara a una enorme cantidad de
fenómenos, tales como, normas de conducta, valores, intenciones, estrategias,
etc, que no tiene ningún papel en la esfera no humana, pero que son
imprescindibles en el ámbito social.
Además, los científicos sociales hablando del lenguaje humano, que al ser este de
carácter simbólico, implica fundamentalmente la comunicación de significado,
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llamando a ésta dimensión “hermenéutica”, agregando que, la acción humana se
origina a partir del significado que atribuimos a nuestro entorno.
Es por ello, dice Capra, que esta comprensión sistémica de la vida puede ser
extendida al ámbito social sumando a las otras tres perspectivas de la vida la del
“significado”.
En cuanto a teoría social se refiere, el Dr. Capra realiza una cronología de los
pensamientos de las principales escuelas del siglo XIX y del siglo XX. Pasando
por la teoría positivista de Auguste Comte, quien hace hincapié en que las ciencias
sociales deben buscar leyes generales del comportamiento, por Emile Durkheim,
considerado uno de los principales fundadores de la sociología moderna, quien
sostenía que “hechos sociales” como las creencias o las prácticas eran las causas
de los fenómenos sociales.
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acción que definen formas recíprocas de conductas y ha de ser reconocidas y
comprendidas intersubjetivamente. Esta es la base del marco institucional de la
sociedad en contraposición de los sistemas de acción instrumental y estratégica.
Ejemplo de ello, podemos observarlo comúnmente en el trato de los estados con
los pueblos indígenas, donde el marco institucional ejerce constantes roces con
las acciones estratégicas e instrumental del gobierno.
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de la vida al ámbito social dentro del marco conceptual de las cuatro perspectivas
anteriormente descritas: forma, materia, proceso y significado.
Para el doctor Capra, sin embargo, pensar que los sistemas sociales no son
sistemas vivos, sería un tremendo error, considerando que no solo se deben
considerar a los seres humanos, sino también al lenguaje, a la consciencia y a la
cultura, siendo estos cognitivos. Razón por la cual, Capra opina que los sistemas
sociales pueden estar vivos pero en grado variable.
A continuación Capra hace una comparación de las redes biológicas con las redes
sociales, y del cómo ambas generan estructuras materiales que luego se
convertirán en elementos estructurales de la red. Estas estructuras son creadas
para un propósito determinado.
Es aquí, donde Capra hace mención de la “perspectiva del significado”. Dice que
el significado es esencial para los seres humanos. Necesitamos comprender
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continuamente el significado de nuestros mundos internos y externo, así como el
de nuestro entorno y nuestras relaciones con otros seres humanos, y obrar de
acuerdo con esa comprensión.
Como bien explica Capra, una de las características más increíbles de la realidad
social es el fenómeno del poder. John Kenneth Galbraith, destacado economista
dice: “El ejercicio del poder, la sumisión de unos a la voluntad de otros, es
inevitable en la sociedad moderna; nada se logra sin él (…) El poder puede ser
socialmente maligno, pero no deja de ser socialmente esencial”.
Esta cualidad de poder elegir, tener opciones, hacen que surjan los inevitables
conflictos de intereses. Estos conflictos solo se resuelven a través del poder.
El poder, a su vez, necesitará de posiciones de poder y líderes que la ejerzan. Sin
embargo, no debemos olvidar, dice Capra, que el verdadero significado de “líder”
no está basado en el poder, sino en el conocimiento, en la sabiduría, en “el cómo
saber actuar”.
Cuando este título de “líder” se confiere a alguien que solo desea el poder, se
deforma el verdadero sentido de líder y se transforma en “explotación”.
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EL Dr. Capra llama “estructuras semánticas” a las ideas, valores, creencias y
demás formas de conocimiento generadas por los sistemas sociales y que
constituyen estructuras de significado.
Estas estructuras semánticas están arraigadas en el cerebro de los individuos que
pertenecen a esa red. También pueden estar en estructuras biológicas, como por
ejemplo, en el caso de un individuo sobre su cuerpo.
Algunas investigaciones demuestran que la mente está siempre encarnada
físicamente, hay una interrelación constante entre las estructuras semánticas,
neurales y biológicas en general.
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Lo más curioso de todo, es que, estos logros científicos en lo tecnológico y
organizativo están transformándose en una grave amenaza para la supervivencia
de la raza humana en la tierra. Es urgente un cambio. Debemos reformularnos y
rediseñar la gran mayoría de las nuevas tecnologías para lograr un futuro
sostenible para nuestros hijos, subraya Capra.
Entre las claves básicas que distingue Morgan están: las organizaciones como
máquinas (con el acento en el control y la eficacia), como organismos (desarrollo,
adaptación), como cerebros (aprendizaje organizativo), como culturas (valores y
creencias) y como sistemas de gobierno (conflictos de interés, poder).
Desde el punto de vista sistémico de Capra, las metáforas de los organismos y los
cerebros se refieren, respectivamente, a las dimensiones biológicas y cognitivas
de la vida, mientras que las de las culturas y los gobiernos representan aspectos
de la dimensión social.
Es en este punto que se nos devela la verdadera intención del Dr. Capra, al querer
ir más allá de lo metafórico, al proponer una solución definitiva. Hasta qué punto
pueden las organizaciones humanas ser comprendidas literalmente como
sistemas vivos?, se pregunta.
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de principios del siglo XX. En ellas las organizaciones se consideraban como un
conjunto de piezas engarzadas con precisión, hablando de la clasificación de los
departamentos por funciones, tales como, producción, marketing, finanzas o
personal, y unidas por medio de líneas claramente definidas de mando y
comunicación.
Esta visión de la gestión como ingeniería, fue perfeccionada por Frederick Taylor.
El “taylorismo” representa el trabajo organizado al más mínimo detalle, según un
proceso que analiza la totalidad del proceso de producción. Esta visión
mecanicista priva a las personas de su condición de seres vivos. Ver la empresa
como una máquina implica también que en algún momento se estropeará.
Tampoco puede cambiar por sí misma; todos los cambios tienen que ser
diseñados y ejecutados desde afuera de ella.
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investigación, empresas de tecnología, ONGs, etc., nadie parece haber quedado
fuera de la influencia que ha ejercido este poderoso fenómeno.
Capra, nos recuerda una vez más que la red viva responde a las perturbaciones
con cambios estructurales, y elige a qué perturbaciones responder y a cuáles no.
La máquina puede ser controlada; el sistema vivo, según la comprensión sistémica
de la vida, solo puede ser perturbado.
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Una de las características clave de la vida es la emergencia espontánea de nuevo
orden, este fenómeno tiene lugar debido a la inestabilidad que surge producto de
las fluctuaciones del entorno.
En una organización humana, el elemento desencadenante del proceso de
emergencia puede ser un simple comentario que alguien tomo y consideró, y que
debido a él otros también eligieron ser perturbados e hicieron circular la
información a través de la red de la organización. De esta manera, la información
se amplifica y extiende, hasta el punto en que a veces una organización no pueda
contenerla. Cuando se llega a este punto comienza el proceso de inestabilidad, y
se verá obligada a abandonar parte de sus creencias, comportamientos y
estructuras.
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democracia, deterioro más rápido y extenso del medio ambiente y la expansión de
nuevas enfermedades y pobreza y alienación en aumento.
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mayores corporaciones transnacionales y por las instituciones financieras globales
creadas para ese propósito, particularmente el Banco Mundial (BM), el FMI y la
OMC.
Sin embargo, esta economía es tan compleja y turbulenta que desafía cualquier
análisis en términos económicos convencionales. Tanto es así que el propio
Anthony Giddens, actual director de la prestigiosa London School of Economy,
declara que “El nuevo capitalismo, que constituye una de las fuerzas motrices de
la globalización, es, hasta cierto punto, un misterio”.
Esto, no es lo más alarmante, sino que, el hecho de descubrir que esta nueva
economía está modelada, en su esencia misma, por máquinas. Es decir, en lo
estricto de la palabra, el denominado “mercado global” no es un mercado, sino una
red de máquinas programadas según un único valor – hacer dinero por hacer
dinero- y con absoluta exclusión de cualquier otro.
Pareciera, como expone Manuel Castells, que el temor y la realidad del cine de
ciencia ficción, en el que las máquinas finalmente toman el control sobre el ser
humano, estuviese a punto de hacerse realidad, pero no las máquinas, sino un
complejo sistema de transacciones financieras basado en la electrónica.
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La doctrina de la globalización económica actual es el “neoliberalismo” o
“consenso de Washington”, nos ha prometido que los acuerdos de libre mercado
impuestos por la OMC, finalmente sacará a flote toda la economía mundial, sin
embargo, nada más alejado de la realidad, según el análisis de los más expertos,
el mismo Castells demuestra con claridad que el capitalismo global no elimina la
pobreza y la exclusión social, sino que la exacerba.
El destino final del capitalismo, como dice Manuel Castells, bien pudiera ser “el
rechazo social, cultural y político, por parte de muchísima gente en todo el mundo,
de un autómata cuya lógica o bien ignora o bien devalúa su humanidad”.
Frente a los cientos de obstáculos con los que los genetistas se han topado, el
mundo ha tomado una imagen equivocada de esta ciencia, pensando que han
encontrado la solución y el origen de todo mal.
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A pesar de que la gran mayoría de los ingenieros genéticos sabe que eso no
siempre es cierto, pero la industria biotécnica, en conjunto, actúa como si lo fuera.
Ehrenfeld, menciona tres problemas principales: primero que la expresión de los
genes depende de su entorno genético y celular (de la red epigenética como un
todo), y puede cambiar cuando los genes son introducidos en un nuevo entorno.
En segundo lugar, los genes tienen habitualmente múltiples efectos, por lo que
efectos indeseables suprimidos en una especie pueden perfectamente expresarse
cuando ese gen es transferido a otra. En tercer y último lugar, muchos rasgos
implican la intervención de múltiples genes, tal vez incluso de cromosomas
distintos, que muestran gran resistencia a ser manipuladas.
Mae-Wan Ho pone la voz de alerta frente a la frialdad con que las empresas de
biotecnología están promocionando estas falsas presuposiciones genéticas para
enfermedades como el cáncer, la diabetes o la esquizofrenia, intentando mantener
a flote sus investigaciones.
Obviamente que el interés básico no es la salud humana sino la obtención de
mayores recursos económicos.
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En uno de los experimentos en el Instituto Roslin fueron creados 277 embriones,
de los que tan sólo sobrevivió una oveja “clonada”, tasa de éxito que ronda el 0,33
por ciento.
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Las agroquímicas han montado un tremendo negocio en torno a la creación de
herbicidas que solamente son soportados por las mismas semillas modificadas
que ellos fabrican, de esta manera, han aumentado la dependencia de los
agricultores, como es el caso de Monsanto.
A través de una serie de fusiones masivas, las diez empresas agroquímicas más
grandes controlan ya el ochenta y cinco por ciento del mercado global, mientras
que las cinco primeras controlan la totalidad del mercado de las semillas GM.
Nada más alejado de la realidad, según Miguel Altieri y Peter Rosset, ellos creen
que se debe fundamentalmente a dos premisas equivocadas: la primera es que el
hambre en el mundo se debe a la escasez de alimentos, y, la segunda es que la
ingeniería genética constituye el único modo posible de incrementar la producción
alimentaria.
Las agencias para el desarrollo saben desde hace mucho tiempo que no existe
relación directa entre el hambre y la densidad de población de un país o su
crecimiento.
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Las causas del hambre en la tierra no tienen nada que ver con la producción de
alimentos, sino con la pobreza, con las desigualdades y con la falta de acceso a
los alimentos y a la tierra.
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Una vez que la visión sistémica de la vida haya sido adoptada por los científicos,
ingenieros, políticos y corporativos, estaremos ad portas a una nueva
biotecnología. La red de la vida no es una mercancía, sino nuestra propia
existencia, dice Capra.
Las reglas económicas del capitalismo global son impuestas con firmeza y
activamente por tres instituciones financieras cuya actividad tiene ámbito mundial:
el BM, el FMI y la OMC. Se las conoce colectivamente con el nombre de
instituciones de Bretton Woods, por haber sido constituidas en una conferencia de
las Naciones Unidas que se celebró en 1944, con el objetivo de crear un marco
institucional que posibilitara en la posguerra una economía coherente en todo el
mundo.
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El papel nominal de la OMC en el escenario mundial consiste en prevenir las
guerras comerciales, regular el comercio y proteger los intereses de los países
pobres.
Sin embargo, lejos de proteger la salud, la seguridad, los medios de la vida de los
pueblos y su cultura, las reglas del libre comercio de la OMC socavan esos
derechos humanos básicos a cambio de la consolidación del poder y la riqueza de
una pequeña élite corporativa.
Capra da cuenta de las numerosas reuniones a puerta cerrada que han dado
origen a las reglas de libre comercio. Grupos presionando de todas partes del
mundo y llegando a acuerdos que solo los benefician a ellos. Sin embargo, la olla
ha comenzado a hervir desde hace mucho y numerosos científicos de renombre,
políticos y líderes comunitarios de todas partes del orbe, han comenzado a
ponerse de acuerdo en que el actual sistema global necesita ser regulado y
constreñido y los valores deben ser cambiados.
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La sostenibilidad constituye un componente esencial de los valores centrales que
conforman la base sobre la que remodelar la globalización. El concepto de
sostenibilidad fue introducido a principios de los ochenta por Lester Brown,
fundador del Worldwatch Institute, al definir una sociedad sostenible como aquella
que fuera capaz de satisfacer sus necesidades sin comprometer las oportunidades
de las generaciones venideras.
El Dr. Capra menciona que esta comprensión sistémica de la vida involucra una
serie de principios que el encierra en seis principios de ecología, cruciales para el
sostenimiento de la vida: redes, cielos, energía solar, asociación, diversidad y
equilibrio dinámico.
La ecoalfabetización es la capacidad para comprender los principios de
organización que los ecosistemas han desarrollado evolutivamente para sustentar
la trama de la vida.
En las próximas décadas la supervivencia de la especie humana dependerá de la
alfabetización ecológica y de nuestra capacidad para reorganizarnos en torno a
ella.
Para finalizar, Capra termina exponiendo la importancia radical que tendrán las
ONG en lograr una presión sobre el capitalismo global que logren mejores
políticas sociales, y que al mismo tiempo la comunidad del ecodiseño pueda
perfeccionar sus tecnologías y procesos en beneficio del bien global.
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CONCLUSIÓN
En el presente año 2012, hemos visto por los medios el derrumbe de varias
economías a nivel mundial, siendo la de España la más representativa de una
economía que parecía estable, y que, sin embargo, colapsó, arrasando a su paso
con la vida laboral y el sistema de vida familiar de miles de españoles y
extranjeros. Estamos siendo testigos de un sistema que llegó a punto de
“inestabilidad” sin precedentes y que tiene al gobierno acorralado.
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REFERENCIAS
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Annual of the Hong Kong Sociological Association. Brill Academic Publishers.
(3) Ladeur, K. (2007). The Role of Contracts and Networks in Public Governance: The
Importance of the “Social Epistemology” of Decision Making. Indiana Journal Of
Global Legal Studies, 14(2), 329-351.
(5) Sanger, M & Giddings, M (2012). Journal of Social Work Education, Vol. 48, No. 2
(9) San Juan, M, Vázquez, J, (2005). Dinámica No Lineal: Orígenes y Futuro, Física
para todos, 23-31
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