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LA SABIDURIA DEL ENEAGRAMA |

DON RICHARD RISO & RUSS


HUDSON
Posted on: 15 octubre, 2017 /
Categories: El Anaquel, Literatura, Matteo Barbato, Reseñas

El Anaquel
Los libros liberan más que nutren y quiero ser testigo de esta liberación.
Por: Matteo Barbato

N.º de páginas: 400 págs.


Encuadernación: Tapa blanda
Editorial: URANO
Lengua: CASTELLANO
ISBN: 9788479533731
Año: 2001
Precio: 5.99 euros.

No recuerdo cómo, pero hace más de veinte años llegó a mis manos un ejemplar del Eneagrama.
Por aquel entonces, vivía cerca de Nápoles y era buen estudiante (me gusta decirlo, aunque sea
mentira). El libro devoró parte de mis creencias, me conquistó dándole un cambio a mi forma de
pensar.

El eneagrama de la personalidad es un manual de instrucciones para conocerse, un manual que


usan y estudian a diario miles de terapeutas. A través de él podemos comprender las
motivaciones que hay detrás de nuestras conductas; es un mapa y un puente entre lo que somos
y lo que podríamos ser.

Todos necesitamos emprender un trabajo de autoanálisis: nadie está exento. Si nos


comprometemos a utilizar esta guía de transformación seremos capaces de evolucionar: solo
será necesaria nuestra presencia mental, nuestra percepción consciente, la observación y/o auto-
observación y la comprensión de lo que se experimenta.De esta manera podríamos entrar en
nuestras verdades, abrirnos las puertas de la comprensión acerca de los comportamientos
automáticos y de los miedos más profundos de cada uno de nosotros.

El término “eneagrama” proviene de dos palabras griegas, ennea (nueve) y grammos (grafía): se
centra en nueves estilos, en nueve conductas generales, en nueve tipos de personalidad (la
palabra personalidad deriva del latín “personam”, palabra que designaba a la máscara con que
cubrían su rostro los actores durante las representaciones dramáticas). Esta herramienta detecta
tu máscara: si nos observamos con sinceridad y sin juzgarnos, si vemos en acción los
mecanismos de nuestra personalidad, podemos despertar y nuestra vida puede ser un
maravilloso despliegue de belleza y dicha.

El eneagrama es un instrumento de análisis psicológica que contribuye a profundizar y


acelerar el proceso de autoconocimiento. Es como una guía de nuestro territorio interior que
podemos utilizar para orientarnos y para conocer nuestras limitaciones y potencialidades.

Psicología sagrada

El eneagrama moderno es una síntesis de muchas y diferentes tradiciones espirituales y


religiosas, aunque no pretende ser una religión ni inmiscuirse en la orientación religiosa de nadie.
Es una condensación de la sabiduría universal acumulada durante miles de años por cristianos,
budistas, musulmanes (especialmente los sufíes) y judíos (en la Cábala).

A medio camino entre la espiritualidad y la psicología, lo que podemos llamar psicología sagrada
nos revela los mecanismos psíquicos por los cuales olvidamos nuestra verdadera naturaleza,
nuestra esencia divina, nos revela cómo nos abandonamos a nuestro ego.

La personalidad utiliza las capacidades del temperamento innato para desarrollar defensas y
compensaciones para las heridas recibidas en la infancia. Para sobrevivir a las dificultades, sean
cuales fueren, con que nos encontramos en esa fase de la vida, sin darnos cuenta nos
especializamos en un repertorio limitado de estrategias, imágenes propias y comportamientos
que nos permiten salir adelante y sobrevivir en el entorno de esos primeros años. Cada uno, por
lo tanto, se ha hecho «experto» en una determinada forma de arreglárselas que, si se usa en
exceso, también se convierte en el núcleo del aspecto disfuncional de nuestra personalidad. A
medida que las defensas y estrategias de nuestra personalidad se van estructurando, nos
desconectan de nuestra experiencia directa de nosotros mismos, de nuestra esencia. Entonces,
la personalidad se convierte en la fuente de identidad, en lugar de ser el contacto con nuestro ser.
Nuestro sentido de nosotros mismos se basa cada vez más en imágenes internas, recuerdos y
comportamientos aprendidos y no en la expresión espontánea de nuestra naturaleza. Esta
desconexión con nuestra esencia nos produce una profunda ansiedad, que se manifiesta en
forma de una de las nueve pasiones. Una vez instaladas, estas pasiones, que normalmente son
inconscientes e invisibles a nuestros ojos, comienzan a dirigir la personalidad. Comprender
nuestro tipo de personalidad y su dinámica, por lo tanto, es una forma potente de acceder al
inconsciente, a nuestras heridas y mecanismos de compensación y, en último término, a nuestra
mejora y transformación. El eneagrama nos muestra los aspectos donde más nos «hace caer» la
personalidad. Destaca aquello de lo que somos capaces a la vez que nos muestra lo innecesarios
y contraproducentes que son nuestros comportamientos y nuestras reacciones. Por eso, cuando
nos identificamos con nuestra personalidad nos acostumbramos a ser mucho menos de lo que
realmente somos; es como si nos regalaran una mansión, exquisitamente amueblada y decorada
y con hermosos y bien cuidados jardines, pero nos limitáramos a vivir encerrados en un cuarto
pequeño y oscuro del sótano. La mayoría hemos olvidado que existe el resto de la mansión y que
en realidad somos los propietarios.

La psicología postula que gran parte de nuestra capacidad de actuar como adultos integrados y
maduros está determinada por lo bien que se han satisfecho necesidades concretas de desarrollo
durante la primera infancia. Aquellas necesidades que no se satisficieron bien podrían
considerarse «desajustes» que obstaculizan la capacidad para experimentar la integridad
esencial. La tradición espiritual sugiere además que la personalidad se forma para compensar
esos desajustes en nuestro desarrollo; la personalidad es como una escayola que protege un
hueso fracturado. Cuanto más extremas son las lesiones más extensas tienen que ser las partes
escayoladas. La escayola es necesaria, por supuesto, para que el hueso pueda soldar y
recuperar su funcionamiento total, pero si después no se quita la escayola, esta limita
gravemente el uso de la extremidad e impide que siga creciendo. Algunas personas han tenido
que desarrollar una personalidad equivalente a una escayola de cuerpo entero. Nadie ha salido
de la infancia sin una cierta necesidad de ocultarse o aislarse para protegerse de más heridas.

Somos mucho más que nuestra personalidad: dentro de cada persona hay una chispa
individual de lo Divino, aunque hemos olvidado esta verdad fundamental porque estamos
dormidos a nuestra verdadera naturaleza.

Conviene preguntarnos por qué seguimos gravitando al compás de las mismas acciones y
creencias, comportamientos que desarrollamos a lo largo de la infancia y que en la edad adulta
nos hacen sufrir. El eneagrama es capaz de clasificar nueve tipos de respuestas, nueve tipos de
personalidades (divididas a su vez en muchos subtipos) porque el encarcelamiento psicológico de
cada tipo lleva el ser humano siempre a dar las mismas respuestas frente a las situaciones de la
vida. Gracias a ello tú mismo podrás evaluar tu psique y entender el cuándo, el cómo y el porqué
de tus circunstancias, de tu dolor.

Conviene recordar que somos mucho más que nuestra personalidad y que debemos despertar: la
mayoría de la población por desgracia está dormida al perder su verdadera naturaleza. Pasamos
gran parte de nuestro tiempo obsesionados por ideas, ansiedades, preocupaciones e imágenes
mentales: nuestra atención ha sido atrapada por las preocupaciones y características de nuestra
personalidad.

Miedo y deseo

Las necesidades infantiles no satisfechas y los subsiguientes bloqueos crean profundas


ansiedades y la falta de elementos esenciales para el niño. La forma de reaccionar será distinta
en cada crío, aunque cada uno de él sentirá una potente e inconsciente ansiedad, su miedo
básico. Por compensar el miedo básico surge un deseo básico. El deseo básico o programa del
ego es lo que creemos que nos hará estar bien: por ello el ego se afana para conseguirlo, aunque
muy a menudo de la manera equivocada.

Las nueve pasiones

La idea de “pecados capitales” (también llamados «pasiones») se comprende mejor si no damos


un sentido de maldad a la palabra pecado y la consideramos sólo como la tendencia a «errar el
tiro» en cierto modo. Las pasiones representan las nueve maneras principales de descentrarnos y
distorsionar nuestro modo de sentir, pensar y hacer.

Aquí pondré una síntesis de cada tipología, aunque si quieren entender cada tipología deben leer
todos los infinitos matices que están detallados en el libro.

Tipología 1 IRA

Esta pasión podría definirse mejor como resentimiento. La ira o rabia de suyo no es el problema,
pero en los Uno está reprimida, lo cual los lleva a una continua frustración, a estar insatisfechos
consigo mismos y con el mundo.

El mensaje principal asimilado en la infancia para este tipo es: “No está bien cometer errores”.

El mensaje no asimilado (o perdido) en la infancia es: “eres bueno”. Su miedo básico es el miedo
a ser malo, corrupto, perverso o imperfecto. Su deseo básico es el deseo de integridad (degenera
en perfeccionismo crítico).

Se identifica fuertemente con el superyó, la capacidad de evaluar, comparar, medir y discernir las
experiencias o las cosas. Se resiste a reconocer la tensión causa da por la ira para mantener la
imagen de tolerante, sensato, objetivo, moderado, prudente, moral, «bueno» y racional.

Su don u orientación y camino espiritual es vivir para una finalidad superior: su verdadera
naturaleza es ser sabio y discernidor.

Los tipos Uno (al igual que los Ocho y los Nueve)procuran resistirse a la realidad (resisten y
controlan su entorno creando límites para el yo basados en tensiones físicas, erigiendo un “muro”
entre los que consideran yo y los otros). Estos tipos tienden a tener problemas de agresividad y
represión (reprimen fuertemente sus impulsos); bajo las defensas del ego llevan muchísima ira.La
única diferencia es que los tipos Ocho tienden a expresar su ira, los tipos Uno tienden a reprimirla
y los tipos Nueve a negarla. Se resisten al tiempo presente.

Buscan la autonomía. Tienen que reconectar mayoritariamente con la energía “desconectada” de


su propio cuerpo.

Tipología 2 SOBERBIA

La soberbia es la incapacidad o aversión a reconocer los propios sufrimientos. Los tipos dos
niegan muchas de sus necesidades mientras intentan «ayudar» a otros. Esta pasión podría
definirse también como vanagloria, orgullo por la propia virtud. El mensaje principal asimilado en
la infancia es “no está bien tener necesidades” y el mensaje no asimilado (o perdido) en la
infancia es “eres deseado”. Su miedo básico es ser indigno de amor. Su deseo básico es el de
ser amado (degenera en necesidad de ser necesitado). Buscan complacer a los demás para
caerles bien. Desean ser deseados. Quieren fortalecer su autoestima.

Se identifica fuertemente con los sentimientos por y acerca de los demás y con los sentimientos
por las reacciones de los demás hacia él/ella. El tipo Dos se resiste a reconocer sus sentimientos
hacia sí mismo y sus necesidades para seguir manteniendo la imagen de afectuoso, humanitario,
generoso, considerado, bondadoso, atento, amable, compasivo.

Su don u orientación y camino espiritual es sustentarse a sí mismo y sustentar a otros: su


verdadera naturaleza es ser bueno consigo mismo y tener buena voluntad y compasión hacia los
demás.

Los tipos Dos (como los Tres y los Cuatros) tienen una imagen falsa de ellos mismos puesto que
han perdido el contacto con su verdadera identidad. Por ello, aman su falso yo, un sustituto
creado por su ego, entrañan problemas de identidad («¿Quién soy?») y de hostilidad («Te odio
porque no me amas como yo quiero») que también utilizan para defenderse de los sentimientos
más profundos de vergüenza y humillación. Construyen su imagen en base a recuerdos e
interpretaciones del pasado.

Tipología 3 FALSEDAD

Entendida la falsedad como la creencia de que sólo somos el ego. Cuando lo creemos nos
esforzamos en desarrollar el ego en lugar de desarrollar nuestra verdadera naturaleza. Esta
pasión también se la denomina vanidad, es decir el intento de hacer que el ego se sienta valioso
sin recurrir a nuestra fuente espiritual. El mensaje principal asimilado en la infancia es “no está
bien tener sentimientos de identidad” y el mensaje no asimilado (o perdido) en la infancia es:
“eres amado por ti mismo”. Su miedo básico es ser despreciable o carecer de valor inherente. Su
deseo básico es el de ser valioso (degenera en afán de éxito).

Se identifica fuertemente con una imagen propia desarrollada en reacción a lo que percibe como
admiración de los de más. Se resiste a reconocer sentimientos de vacío, de auto-rechazo para
mantener la imagen de admirable, deseable, atractivo, sobresaliente, equilibrado, eficaz, de
«capacidad ilimitada». Realizan constantemente cosas para sobresalir de algún modo y
conseguir admiración y validación.

Su don u orientación y camino espiritual es desarrollarse y ser un ejemplo para los demás. Su
verdadera naturaleza es deleitarte en su existencia y estimar y valorar a los demás.

Enfoca sus atenciones hacía la imagen obtenida, tanto la imagen de sí mismo como a las
reacciones positivas, opiniones de validación mediante logros, aunque corre el riesgo de ser
como los demás quieren que sea corriendo el riesgo de “creerse su propia propaganda”. El
mensaje que se regala a sí mismo un tipo Tres es “sé que valgo porque consigo las cosas, no
tengo nada mal. Valgo debido a lo que realizo”.
Como los tipos Dos, tratan de contener sus sentimientos de vergüenza (cuando en la primera
infancia no están reflejadas en nosotros las cualidades esenciales auténticas, llegamos a la
conclusión de que hay algo malo en nosotros. El sentimiento resultante es la vergüenza): los Dos
son super-buenos, tratan de atender y servir a los demás para no sentir vergüenza; los Tres se
hacen perfectos para poder resistir a la vergüenza, y los Cuatro evitan estos sentimientos
considerándose víctimas.

Tipología 4 ENVIDIA

La envidia se fundamenta en la sensación de que nos falta algo esencial. La envidia lleva a los
Cuatro a pensar que otros poseen cualidades de las que ellos carecen. Los Cuatro anhelan lo
que les falta y no ven los mucho sbienes que hay en sus vidas. El mensaje principal asimilado en
la infancia es “no está bien ser demasiado práctico ni demasiado feliz”.El mensaje no asimilado (o
perdido) en la infancia es “se te ve por lo que eres”. El miedo básico es carecer de identidad o no
ser importante. El deseo básico es de ser uno mismo (degenera en autocomplacencia). El tipo
Cuatro se identifica fuertemente con la sensación de «ser otro», de ser defectuoso, y con
reacciones emotivas. Se resiste a reconocer sus verdaderas cualidades positivas y a ser como
los demás para mantener la imagen de sensible, diferente, único, consciente de sí, benévolo,
intuitivo, callado, profundo, sincero consigo mismo.

Su don u orientación y camino espiritual es olvidar el pasado y renovarse por sus experiencias.
Su verdadera naturaleza es perdonar y utilizar todo lo de su vida para el crecimiento y la
renovación.

Tipología 5 AVARICIA

Los Cinco creen que carecen de recursos interiores y que una relación demasiado intensa con los
demás los conducirá a un agotamiento catastrófico. Esta pasión los lleva a abstenerse del
contacto con el mundo;así se aterran a sus recursos y reducen al mínimo sus necesidades. El
mensaje principal asimilado en la infancia es no está bien sentirse a gusto en el mundo y el
mensaje no asimilado (o perdido) en la infancia es “tus necesidades no son un problema”. El
miedo básico del tipo Cinco es ser inútil, incapaz o incompetente. Su deseo básico es, por tanto,
ser competente (degenera en especialización inútil). Se identifica fuertemente con la sensación
de ser un observador del mundo exterior e imparcial, no parte de él. Se resiste a reconocer su
presencia y estado físico, sus sentimientos y necesidades para mantener la imagen de
perceptivo, «listo», curioso, independiente, perspicaz, especial, alerta, objetivo.

Su don u orientación y camino espiritual es observarse y observar a los demás sin juicios ni
expectativas. Su verdadera naturaleza es participar en la realidad, contemplando las riquezas
infinitas del mundo.

Sus sentimientos predominantes son la ansiedad y la inseguridad. Están constantemente


preocupados por el futuro: para callar la ansiedad constante el ego actúa constantemente para
reducir el miedo. El único lugar donde están a salvo es su mente: se refugian retirándose de la
vida y reduciendo sus necesidades personales. Acumulan todo lo posible para estar preparados a
la vida práctica. Se sienten muy frágiles para estar a salvo. Huyen hacia adentro de sí mismos
por miedo a aspectos del mundo exterior.

Tipología 6 COBARDÍA

Esta pasión podría definirse más correctamente como ansiedad, porque la ansiedad nos lleva a
temer cosas que no están ocurriendo. Los Seis viven en un estado constante de aprensión y se
preocupan por posibles acontecimientos futuros. El mensaje principal asimilado en la infancia es
“no está bien confiar en sí mismo”.El mensaje no asimilado (o perdido) en la infancia es “estas
seguro”. Su miedo básico es carecer de apoyo u orientación y su deseo básico es encontrar
seguridad (degenera en fuerte apego a las creencias).

Se identifica fuertemente con la necesidad de reaccionar a la ansiedad interior causada por una
falta de apoyo percibida. Se resiste a reconocer el apoyo y la orientación interior propia para
mantener la imagen de fidedigno, formal, de confianza, agradable, «corriente», cuidadoso,
previsor. Su don u orientación y camino espiritual es tener fe en sí mismo y confiar en la bondad
de la vida. Su verdadera naturaleza es ser valiente y capaz de enfrentar la vida en todas las
condiciones.

Tipología 7 GULA

La gula alude al insaciable deseo de «llenarse» de experiencias. Los Siete intentan superar la
sensación de vacío interior realizando numerosas ideas y actividades positivas y estimulantes,
pero nunca sienten que tienen suficiente. El mensaje principal asimilado en la infancia es “no está
bien depender de alguien para nada”. El mensaje no asimilado (o perdido) en la infancia es
“estarás cuidado y atendido”. El miedo básico es ser desvalido o quedar atrapado en el dolor y su
deseo básico es ser feliz (degenera en escapismo frenético).

Se identifica fuertemente con el entusiasmo anticipado por experiencias positivas futuras. Se


resiste a reconocer el dolor y la ansiedad personales para mantener la imagen de entusiasta,
libre, espontáneo, alegre, vehemente, extrovertido, enérgico, positivo.

Su don u orientación y camino espiritual es celebrar alegremente la existencia y compartir


infelicidad. Su verdadera naturaleza es ser feliz y contribuir a la riqueza de las experiencias de
todos.

Tipología 8 LA LUJURIA
La lujuria no alude solamente al deseo sexual; los Ocho son «lujuriosos» en el sentido de que los
impulsa una necesidad constante de vehemencia, dominio y expansión. La lujuria es causa de
que los Ocho intenten acometerlo todo en la vida, para imponerse con voluntariedad.

El mensaje principal asimilado en la infancia es “no está bien ser vulnerable ni confiar en
alguien”.El mensaje no asimilado (o perdido) en la infancia es “no serás traicionado”.

El miedo básico es ser dañado o controlado por otros y el deseo básico es protegerse (degenera
en lucha constante).

Se identifica fuertemente con la sensación de tensión proveniente de resistirse o desafiar a otros


y al entorno. Se resiste a reconocer su vulnerabilidad y necesidad de cuidado y atención para
mantener la imagen de fuerte, imponente, franco, ingenioso, orientado a la acción, tenaz, robusto,
independiente.

Su don u orientación y camino espiritual es saber defenderse y decir francamente lo que piensa.
Su verdadera naturaleza es ser fuerte y capaz de influir en el mundo de muchas y diferentes
maneras positivas.

Tipología 9 PEREZA

La pereza no significa simplemente apatía o dejadez, puesto que los Nueve pueden ser muy
activos y hábiles. Alude más bien al deseo de no dejarse afectar por la vida. Es una renuencia,
una renuncia, una animadversión a levantarse con plena vitalidad para entregarse totalmente a la
vida. El mensaje principal asimilado en la infancia es “no está bien hacerse valer”. El mensaje no
asimilado (o perdido) en la infancia es “tu presencia importa”. El miedo básico es perder la
conexión, la fragmentación. El deseo básico es estar en paz (degenera en terca negligencia).

Se identifica fuertemente con la sensación de estabilidad interior proveniente de desconectarse


de impulsos y sentimientos intensos. Ser existe a reconocer su fuerza y capacidad para mantener
la imagen de: apacible, relajado, ecuánime, estable, benévolo, natural, indolente, amistoso.

Su don u orientación y camino espiritual es llevar paz y soñación a su mundo. Su verdadera


naturaleza es ser una inagotable fuente de serenidad,aceptación y bondad en el mundo.

Recomiendo la lectura de esta guía tan valiosa que puede ayudarnos en encontrar los
mecanismos automáticos de nuestra personalidad.

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