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Ontologíía de Ortega

La cosa ejecutante de Ortega y Gasset se despliega en su realidad privada, carece de


significado literal y uníívoco propio.

La “ejecucioí n” de Ortega y Gasset no es “performatividad”. Performatividad es


externa que no acepta la existencia de lo oculto. El pragmatismo y el relacionismo
seríía su puesta en escena contemporaí nea. La “ejecucioí n” es esencialista; pero una
esencia que no es sacada a la luz mediante propiedades, sino esencia oscura, que
excede a cualquier lista de propiedades. Para Ortega y Gasset, la vida interior de
cada cosa jamaí s podríía confundirse con la suma de sus cualidades. Las cosas
tienen una profundidad interior infinita. El conocimiento trata de cavar profundo y
sacar a la luz esta vida interior. El lenguaje, asíí como toda percepcioí n y relacioí n, es
el de traducir para siempre lo oscuro e interior en algo tangible y exterior; una
tarea que siempre se queda corta y que tiende a caricaturizarlo.

Como hablar de esa profundidad si no es por medio del lenguaje. Para Ortega y
Gasset soí lo el lenguaje del arte nos permite aproximarnos a ello. Esta aproximacioí n
es por simulacioí n. El arte no pretende describir, ni representa la ejecucioí n de la
cosa, su infinita profundidad, mediante una imagen, sino simulando su ejecucioí n.
El objeto del arte es la presentacioí n de las cosas “como ejecutaí ndose”.

En queí se diferencia un objeto artíístico de uno que no lo es: en su “efecto poeí tico”.
Ortega y Gasset nos remite a la teoríía de la metaí fora ¿Queí es una metaí fora? En
primer lugar, asevera el autor, la metaí fora no es una “asimilacioí n real”. Soí lo
funciona, solo tiene efecto poeí tico, cuando no hace uso de las semejanzas evidentes
entres las cosas dentro del mundo praí ctico. Una metaí fora no funcionaríía si
dijeí ramos que “Rafael Nadal es la Raquel Williams de los hombres”, pero síí si
dijeí ramos “Rafael Nadal es el Messi de la raqueta”, (REPENSAR). Cualquier
similitud literal entre los dos objetos roza los trivial. LA metaí fora es asíí una
similitud que funciona como excusa para poner en escena una no similitud. Se trata
de una aproximacioí n y separacioí n entre dos objetos. Aquello que Harman ha
denominado allure (atraccioí n).

Para Harman no existe contacto entre objetos reales (69 El objeto cuaí druple).
Ahora bien, aunque que no podemos entrar en contacto directo con los objetos
reales síí que podemos contactar con los objetos sensuales. Los objetos reales
siempre son para otro objeto. La operacioí n que define la relacioí n entre el objeto
real y sus cualidades sensuales es la “fusioí n”. En la fusioí n “las cualidades sensuales
se liberan de su senñ oríío sensual e ingresan en la oí rbita de un objeto real en
retirada, un sol invisible que las pliega a voluntad. La invisibilidad misma del objeto
impide que se lo comprime junto a sus cualidades sensuales en un insíípido pureí ,
como suele ser el caso de la aburrida experiencia de lo cotidiano”. (99 cuadruple
objeto)

La EF no tiene un significado propio uníívoco, sino una ííntima realidad. Tratar de


abordar su significado es una tarea que debe realizarse desde afuera, por medio de
una relacioí n, por medio de una traduccioí n. Existe una “polisemia inmanejable” que
depende del contexto, la perspectiva, el sistema, etc. Pero tambieí n poseen una
poliousia: “su ejecucioí n irreductible en medio del cosmos, por entero distinta de la
ejecucioí n de toda otra cosa. La poliousia es completamente uníívoca. Decirlo supone
aceptar que las cosas existen de una forma unitaria maí s allaí de cualquier conjunto
de cualidades puedan explicar. Asíí aunque lo “propio” de la EF no pueda ser dicho
uníívocamente no signfica que exista de esta manera. La infinita profundidad
interior de la EF, asíí como de las estrellas, las lunas o el de este teclado en el que
estoy tecleando, resulta ser maí s interesante que las complejidades de sus
significados muí ltiples. Ahora bien, ubicados en el plano de la apariencia o de la
cosa-imagen, la uí nica manera que se tiene de presentar como cosa-ejecutante es a
traveí s de la metaí fora. Lo maí ximo que podemos esperar es una “simulacioí n”. La
metaí fora unifica dos Imaí genes-sentimiento-ejecutante en un tercer objeto. Nuestro
sentimiento ejecutante por una EF unificada y nuestro sentimiento por un Arte
unificado son los que se mantienen juntos. Una vez ubicadas frente a nosotros la
cosa ejecutante es una cosa imagen, pero imaí genes de un tipo especialmente
vivido. La cosa como personaje en mi vida y la cosa como nexo entre una multitud
de propiedades es disputa en cuestioí n.

La teoríía de la metaí fora de Ortega y Gasset.

Crear un objeto metafoí rico equivale a “descreas” las imaí genes externas que lo
identifican normalmente, y darle nueva forma al plasma de sus cualidades en una
estructura hííbrida” (118 realismo especulativo Harman). Para Ortega y Gasset, el
estilo es un modo especíífico de “descrear” las imaí genes y recrearlas como cosas-
sentimiento. A traveí s de la metaí fora sentimos una identidad entre dos objetos a
traveí s de coí mo los siento.

Nos acercamos a la cosa en síí por similitud a traveí s de una metaí fora.

La teoríía de la metaí fora de Ortega y Gasset requiere de la divisioí n cuaí druple del
objeto de Harman

La realidad ejecutante dividida entre

El objeto real: existencia como realidad uí nica, uníívoca pero inefable e


indescriptible

Cualidades reales: las propiedades esenciales del objeto

La imagen dividida entre

El objeto intencional o sentimiento: Imagen del objeto unificado por las vivencias
exclusivas de un objeto (humano).

Las cualidades secundarias o apariencia fantasmal: relaciones causales y


perceptivas con otros objetos.
La teoríía de la metaí fora de Ortega y Gasset es una teoríía del ser, no del significado.
El fundamento de su teoríía subyace en la distincioí n entre las cosas como
realidades ejecutantes y las cosas como imaí genes. Para Ortega y Gasset , no existe
realidad ejecutante que podamos describir de modo adecuado en una percepcioí n o
en un descripcioí n. La cosa existe al ejecutarse o actualizarse a síí misma, de manera
que no puede ser reducida a lo que la percepcioí n humana convierte en imagen. La
diferencia entre ejecucioí n e imagen no es maí s que la diferencia entre existencia y
relacioí n.

Sin embargo para Harman esta grieta entre cosa ejecutante y cosa imagen no es
exclusiva de los humanos. No hay motivo para pensar que soí lo los seres humanos
pueden caricaturizar a las cosas ejecutantes con imaí genes mentales, de manera
que tambieí n es posible extenderla al resto de los seres:

“Si un ladrillo es un “yo”, no son solo os crueles humanos los que lo pasan por alto,
caricaturizando al ladrillo en una paí lida imagen exterior. Otro ladrillo le haraí lo
mismo a su companñ ero, y los dos le haraí n lo mismo a las ventanas que destrozan
en una tarde de disturbios en la víía puí blica o a los autos que golpean durante un
terremoto” (120 hacíía realismo especulativo).

Esto tiene consecuencias si ampliamos la teoríía de la metaí fora de Ortega y Gasset a


la ontologíía expuesta en el realismo especulativo de Harman: la primera eliminaríía
la idea del sentido comuí n que privilegia la consciencia de ser humano del Universo
frente a la de cosas inanimadas; la segunda defenderíía la idea especulativa de que
existe algo asíí como una conciencia humana rudimentaria en toda materia fíísica.

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