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fora el Toller de Poronisires Capdvler Lay Cradlien Pime-, vue Cron _ & puromamer despues def “Pewmoursme. _ FOTOCOPIADORA 619 CEHCE 1. El peronismo, del poder ala marginacion Entre 1946 y 1949 la presidencia de Perén continué las, si con los incrementos salariales y complet una obra legislativa de proteccién al trabajador que acompaié el ver- tiginoso aumento de la afiliacién a los sindicatos. Institucionaliz6 una politica de asistencia social e introdujo mejoras sustantivas en Jo que hace ala atencién de la ancianidad y de la infancia, ala vez ‘que multiplicé los centros de esparcimiento y descanso destinados allos sectores mis desprotegidos. Perén obtuvo en estos sectores su apoyo mis permanente, aun- que el consenso de que gozaba su gobierno no provenfa tinica- mente de los beneficiarios directos de las reformas, sino que in- lua a factores de poder tan tradicionales como las instituciones militares y la iglesia catdlica, mientras que otros sectores veian con buenos ojos, si no el cardcter plebeyo del régimen, una politica nacionalizadora que alcanz6 a plasmarse en un texto constitucio- nal en 1949, Al comenzar los afios cincuenta, el agotamiento de las reservas acumuladas durante Ia Segunda Guerra Mundial, el empeoramiento de los términos del intercambio comercial para los productos agropecuarios, el agotamiento, en fin, de la indus- trializaci6n sustitutiva, junto a razones més inmediatas como una serie de malas cosechas, determinaron la necesidad de imponer ‘medidas de coyuntura a la vez que anunciaron un cambio de rumbo Las contradicciones entre la necesaria reorientacién de la politica econémica y social, por un lado, y las expectativas de una base social a la que el régimen no podia renunciar, por el otro, derivaron ~y se expresaron~ en el Congreso de la Productivi- dad de comienzos de 19553 A esto vino a sumarse una significa- 26 EL PERONISMO DESPUES DEL PERONISMO tiva reformulacién del nacionalismo econémico del primer pero- nismo, cuando el gobierno comenzé a propiciar el ingreso de ca- pitales extranjeros, lo que concent las criticas de la oposicién y .gener6 dudas entre los propios peronistas. Los sintomas de agota- miento del modelo de gesti6n econémica del primer peronismo y Ja creciente certeza de que los problemas no se resolverfan me- diante una expansién conciliable con el disiribucionismo, junto ala difusién de versiones sobre la corrupcién de funcionatios y la resunta vida licenciosa del presidente, caracterizaron la segunda ‘etapa del gobierno peronista, en cuyos tramos finales se destacé el enfrentamiento con la iglesia. ‘Todo este proceso, en el que no faltaron las insurrecciones mi- litares, estuvo acompatiado por un reforzamiento de la actitud re- presiva del estado, cuyas instituciones fueron cada vez menos pro- lives a tolerar las manifestaciones de la oposicién politica. Por otra parte, a medida que surgian los problemas se monté un ver- dadero culto a la persona de Per6n que se increment6 luego de la muerte de su esposa y y se tradujo en crecientes manifestaciones de adulacién piblica por parte de la jerarquia del movimiento. Las caracteristicas carismético-plebiscitarias del gobierno se vie- ron intensificadas tanto por la forma en que se difundfan las in- formaciones oficiales como por el grado en que se trataba de mi- nimizar el lugar de los adversarios politicos. La maxima expresién, .cién fue el recurso a una cada vez més fre- ‘cuente verificaci6n de la relaci6n lider-masa, ya que las funciones consensuales de las concentraciones se redujeron progresiva- mente a un énfasis identitario que se expresaba a través de inter- pelaciones excluyentes. Las grandes concentraciones de las postri- merias del peronismo constitufan, en este sentido, megamitines politicos, demostraciones de poder cuya fuerza dependia de su es- pectacularidad. Dicha espectacularidad se nutrfa de la presencia y actitud fisica de los seguidores (la participacin ritualizada de la ‘masa en un espacio especifico) y del tono del discurso del lider, es decir, de la dramatizacion del acto.> Bs efectivamente en el lugar fisico de la Plaza de Mayo, que en cel imaginario generado por el peronismo seguia siendo tan im- portante como al principio, donde puede seguirse tanto el au- EL PERONISMO, DEL PODER A LA MARGINACION 27 mento en escala y la frecuencia de las demostraciones piiblicas como su creciente inoperancia y disfuncionalidad politicas. En ese excenatio se expresaria como en ningtin otro, también, la fra- gilidad del consenso de masas operado por el peronismo en las postrimerias de su gobierno. ‘Los dias que vendrian iban 2 mostrar, para desesperacién de Perén y desaz6n de sus partidarios mas consecuentes, que el més censayado de los rituales puede perder fuerza a medida que se per- fecciona, y que las amenazas y promesas que se formulan, cuando no son seguidas de acciones que se correspondan con ellas, su- fren una devaluaci6n que es cada vez més répida y permanente. ban a mostrar, como parecen haberlo advertido los adversarios sms encamizados, que el espectculo de la amenaza piiblica ya no funcionaba para unos opositores que a fuer de ser considerados como enemigos no estaban dispuestos a dejar de serlo. En algtin momento de este acelerado proceso, propios y extrafios comenza- ron a saber, pues, que no habia salida ni retorno. LA CAIDA DEL GORTERNO La caida del peronismo merced al golpe de estado de 1955 fue el capitulo final de una verdadera pendiente de enfrentamientos en- tue el gobierno y la oposicién. El proceso habia adquirido fuerza arafz de un conflicto con Ia iglesia que tuvo su cenit en junio.® EL 11 de este mes la tradicional procesin de Corpus Christi se wans- formé en una manifestacién antigubernamental a la que asistie- ron los més diversos sectores politicos. La supuesta quema de una bandera argentina motivé a su vez una movilizacion oficialista “oficial desde donde se formularon nuevas acusaciones a Ia cu- ria, dos de cuyos integrantes fueron expulsados del pais. La Santa Sede excomulg6 a Perén. Se trataba, sin embargo, sélo del proscenio de los actos més dramaticos de los meses que restaban para su cafda. EI 16 de ju- nio de 1955 un desfile aéreo (previsto también en desagravio de Ia enseiia patria) descargé un rosario de bombas sobre la casa de 28 EL PERONISMO DESPUES DEL PERONISMO sus alrededores. Poco después, un grupo de infantes 1a apoyados por civiles armados intent6 concluir el ope- rativo matando al presidente, objetivo que se vio frustrado por- (que éste no se encontraba en la sede gubernamental. De todos ‘modos, un niimero indeterminado de victimas qued6 como saldo de la jornada. Bsa misma noche, Iuego de un discurso de Perén cen el que prometia justicia, grupos peronistas se lanzaron a in- cendiar iglesias. Ap de julio el gobierno anunci6 el fin de la revolu- iGn, y abrié el. didlogo con los opositores y facilidades para que formulasen sus criticas y exigencias. Se recuerda el discurso de Frondizi, cuya dureza correspondié a las expectativascifradas en Jos émbitos antiperonistas. La célebre alocucién del $1 de agosto, en la cual el presidente de la nacién amenaz6 con ejercer la vio- lencia, fue una expresién de “la Plaza” y en realidad la nota diso- nante de aquella estrategia. Sino pudo menos que desorientar a tun equipo de gobierno comprometido con dicha politica, para Jos adversarios se trat6 de la més clara expresiGn de su falsedad. Reconocidos como enemigos por el propio Peron, aceleraron los preparativos del golpe. La suerte estaba echada. Tras Ja defeccién del general Aram- buru, el reirado Eduardo Lonard asumi6 la jefatura de la conspi- sublevar la guarnici6n de Crdoba, y triunfé en tna re- Jaci6n de fuerzas que, hasta la participacién efectiva de la Marina yla desercién de otras unidades leales, estaba lejos de favorecer a losrebeldes?

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