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Unidad 2. Evolución histórica del derecho romano.

Introducción
El propósito de esta unidad es esbozar la historia del derecho romano,
considerando las condiciones contextuales de su surgimiento; a fin de
establecer sus orígenes en las etapas del Imperio Romano.

A lo largo de la unidad abordaremos los subtemas:

2.1. La monarquía

2.2. La República

2.3. Derecho preclásico

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Conceptos generales
En varias oleadas migratorias, desde 2,000 A.C., los arios indoeuropeos
procedentes de la llanura bactriana, penetraron en la región mediterránea.
Entre los mediterráneos y los arios se estableció una coexistencia que llegó a
cierto grado de fusión. Los arios que penetraron en Italia eran, en su mayoría,
los umbríos, quienes expulsaron hacia el noroeste de Italia y el sur de Francia
a la antigua población autóctona: los ligures.

A fines del segundo milenio A.C., cuando el mediterráneo comenzaba a


conocer el hierro, Italia sufrió otra invasión, por parte de un pueblo procedente
de Asia Menor, puesto en movimiento por las invasiones dóricas: los etruscos,
pueblo no indoeuropeo, de piratas y magos, ingenieros y artistas, amigo de
todos los placeres de la vida, cuya lengua sigue siendo un enigma. Este nuevo
huésped se estableció en la región toscana. Al sur de ellos, una ramificación de
los umbríos, los latinos, fundaron varias aldeas pequeñas, agrupadas en una
confederación bajo la hegemonía de Alba Longa. Una unión se formó entre
unas aldeas “de las siete montañas” las cuales eran principalmente latinas.

Esta unión, posiblemente formada con el fin de defenderse contra los etruscos,
puede haber sido el origen de Roma. Tales datos sobre el origen de Roma no
coinciden con la historia que los mismos romanos transmiten al respecto. Pero
gracias a la arqueología y a los modernos métodos críticos, podemos saber
más acerca de la verdadera prehistoria italiana.

La explicación al por qué las historias difieren, tiene


que ver en gran parte a que la historia romana
escrita por historiadores romanos, es producto de la
fantasía.

Se escribió y se ideó después de las guerras púnicas,


basándose en tradiciones nacionales y en datos
tomados de los archivos sacerdotales,
embelleciéndose el resultado con pintorescos relatos
entresacados de la historia de ciudades griegas o

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con invenciones fantásticas, en que con frecuencia se nota el afán de situar a
familias importantes en tiempos del historiador, sobre un imponente
pedestal histórico.

2. Evolución histórica del Derecho romano


Los historiadores romanos de la época de transición de la República al Imperio,
tuvieron buen cuidado en ligar los orígenes de Roma con las más
bellas tradiciones griegas, haciendo de Roma, a través de Alba Longa, la
heredera de Troya.

Eneas había huido de las ruinas humeantes de Troya, su ciudad, y finalmente


se había establecido en Italia, casándose con una princesa de Lacio. El hijo de
Eneas fundó Alba Longa, y posteriormente, uno de sus descendientes, Amulio,
destronó allí a su hermano Numitor, matando a sus hijos y condenando a su
hija, como sacerdotisa de Vesta, a la virginidad perpetua. Recuperado de
http://es.slideshare.net/carlos23364/derecho-romano-bravo-gonzalez?ref

Por fortuna, intervino el dios Marte, y así la sacerdotisa dio a luz unos gemelos,
que fueron abandonados en el Tíber por órdenes de su receloso tío. Una loba
los cuidó, y fueron más tarde educados por un pastor. A causa de rivalidades
con los jóvenes de Alba Longa, los condujeron hasta el rey y se descubrió la
verdad. La población de Alba Longa se unió a los gemelos para destronar al
usurpador y reponer a Numitor en el trono. Luego, Rómulo y Remo se retiraron
para fundar su propia ciudad, Roma.

De acuerdo con los autores romanos esta fundación sucedió el 21 de Abril del
año 753 A.C., cuando aventureros de diversas
razas se unieron para establecer los cimientos de
la nueva ciudad, bajo la dirección de los dos
hermanos. Algún tiempo después, mediante el
fratricidio, llegó Rómulo a ser el primer monarca
de Roma, atrayendo a los hombres hacia su ciudad
mediante un generoso derecho de asilo, y a las

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mujeres mediante el rapto de las sabinas (Floris, 2014, págs. 17-19).

Historia externa del derecho privado romano


Se distinguen varias clases de fuentes jurídicas:

a) Fuentes formales del derecho, o sea las categorías de formas en las que
se manifiesta el derecho, como son: la ley, la costumbre, la
jurisprudencia, etc.
b) Fuentes históricas del derecho, es decir los documentos por los cuales
los conocemos, como son: el manuscrito de las Instituciones de Gayo, el
manuscrito de Florencia del Digesto, etc.
c) Fuentes reales del derecho, o sea, los acontecimientos o situaciones
sociológicas que han dado lugar a determinadas medidas jurídicas. Así,
la desaparición de la clase media rural, relacionada con el crecimiento
del proletariado, constituyó la fuente real de la legislación agraria de los
Gracos. (Floris, págs. 45-49).

Formación y desarrollo del Derecho Romano


Si se considera el derecho privado de los romanos desde el punto de vista de
su desenvolvimiento, después de la fundación de Roma hasta el reinado de
Justiniano, se pueden distinguir cuatro períodos:

1. De la fundación de Roma a la ley de las XII tablas (1 a 304 de


Roma).
2. De la ley de las XII tablas al fin de la República (304 a 723 de
Roma).
3. Del advenimiento del Imperio a la muerte de Alejandro Severo (723
a 988 de Roma ó 235 de la Era cristiana).
4. De la era de Alejandro Severo a la muerte de Justiniano (225 a 565
de la Era Cristiana).

Durante el primer período, el derecho romano está todavía en la infancia. Se


compone de costumbres antiguas de los pueblos itálicos que fundaron la nueva
ciudad.

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En el segundo, determinado por la ley de las XII tablas, se desarrolla gracias a
la interpretación de los pontífices y de los jurisconsultos, y adquiere el carácter
de derecho nacional.

El tercer período marca su apogeo. Felizmente extendido al contacto de las


legislaciones extranjeras, coordinado y adaptado a las necesidades de la
práctica por ingenios, eminentes, llega a alcanzar, bajo los Antoninos, su más
alto grado de perfección.

Después, a partir de Diocleciano y durante el Bajo Imperio, cesa de progresar.


Los emperadores buscan la manera de poner las leyes en relación con las
costumbres de una sociedad nueva, y publican algunas excelentes
Constituciones. Pero el derecho, como ciencia, está herido de una verdadera
decadencia, y este último período es señalado, sobre todo, por los trabajos de
codificación. (Petit, 2014, págs. 27 y 28).

2.1 La monarquía
La época monárquica abarca desde la fundación de Roma hasta el año 143 de
la era romana; es decir del año 753 al 510 a.C. Las circunstancias de la
fundación de esta ciudad, que con el tiempo llegaría a ser el centro del mundo,
son casi desconocidas. Solo a través de leyendas sabemos de la existencia de
los primeros habitantes de la Península Itálica. Es un hecho que en ella
convivieron distintos pueblos: los latinos en el centro, los etruscos al norte y
los sabinos al sur. La conjunción de estas tribus tiene como consecuencia-es lo
más probable-el surgimiento de esta ciudad estado que fue Roma.

La población de esta pequeña comunidad se encuentra políticamente agrupada


en 30 curias; esto es 10 curias por cada una de las tres tribus, cada una de
ellas con un número diverso de individuos. (Bernal y Ledesma, 2010).

Los integrantes de dichas curias se reunían atendiendo a un criterio específico,


como fue la agrupación de carácter aristocrático que denominamos gens,
cuyos miembros tienen en común un culto familiar especial, transmitido de
generación en generación, siempre por vía masculina. Se trataba, en realidad,

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de la unión de varias familias muy extensas, con antepasados comunes y
ligadas entre sí por el mismo nombre gentilicio, cada una de ellas bajo la
autoridad de un pater familias.

Estos individuos, que dirigieron la vida


política, religiosa y social de Roma, son
conocidos con el nombre de patricios y
tienen una situación privilegiada en la
sociedad. Por otro lado encontramos a
los plebeyos, que constituyen la gran
masa de la población. Los más pobres,
así como aquellos de origen extranjero,
acudían a las familias poderosas en
busca de apoyo, a cambio de la
prestación de determinados servicios.
Los miembros de este grupo fueron
denominados clientes.

Existía por tanto, una profunda desigualdad entre patricios y plebeyos,


situación que acarrearía una serie de luchas internas, cuya finalidad apuntaba
a desterrar las marcadas diferencias entre individuos que compartían una
misma sociedad. En este periodo, el poder público estuvo integrado por tres
elementos: el rey, los comicios y el senado.

El rey, quien en principio fue designado por los comicios, ejercía el poder de
por vida y de forma suprema. Los comicios, asambleas de carácter
legislativo-político, estaban integrados por “todos los hombres libres capaces
de portar armas”. El senado, por su parte, era un cuerpo de carácter consultivo
que apoyaba al monarca en sus labores de gobierno. Sus miembros eran
nombrados por el rey, que los elegía de entre los ancianos más sabios de la
comunidad (Morineau e Iglesias, 1998).

La historia romana cuenta que el primer rey Rómulo creó y organizó la


propiedad. Numa Ponpilio estableció la religión. Tulio Hostilio el tercero,

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organizo la milicia- con quien termina la dinastía latina, estableció los ritos
militares.

En 617 a.C. se inicia la dinastía etrusca con Prisco Tarquino el antiguo Serbio
Tulio, sexto monarca, dividió a la ciudad en distritos territoriales: 4 tribus o
pagi, 193 centurias1 y 5 clases que constituyeron el punto de partida para la
nueva organización militar. Aunque se afirma que tradicionalmente la
distribución de los ciudadanos por clases tuvo como base la riqueza. El último
rey Tarquino el soberbio, marco el fin de la monarquía y la dinastía etrusca y
dio lugar al nacimiento de la república entre 509 y 510 a.C. (Bialostosky, 2014,
págs. 9-10).

Los elementos sociales que constituyeron la sociedad monárquica romana


estaban formados por:

a) La gens. Grupo supra familiar infra estatal, con un nomen gentilicium y


un antepasado común. Practicaban su propia religión, tenían su propia
organización y según Tito Livio (II.50) podían incluso declarar la guerra.
En esta época histórica, Roma fue una confederación de gens; ejercieron
fuerte influencia política hasta que el Estado comenzó a solidificarse.
b) La familia (domus). Integrada por el jefe (pater familias), mujer, hijos e
hijas, descendientes unidos por el parentesco civil (agnatio). El pater
familias era el único propietario, sacerdote doméstico y juez dentro
de su domus. Tenía el derecho de vida y muerte (ius vitae necisque)
sobre hijos y nietos.
c) La clientela. Cuyo origen es incierto, ya fueran extranjeros acogidos por
el patrón o ciudadanos de menor rango, se subordinaban al jefe de la
domus prestándole ciertos servicios a cambio de protección, defensa en
los litigios y actuación en los negocios. Constituyeron un estamento
artificial dependiente del patriarcado.

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Centuria: Unidad de infantería del ejército romano guiada por un centurión
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d) Los patricios. Son los patricii, los descendientes de los patres, o sea de
los primeros miembros del senado, es decir, los jefes de las distintas
gens. El rey, el senado y los comicios estaban integrados por patricios,
forman el populus romano, independientemente de la posición que
ocuparan dentro de sus familias o gens.
e) La plebe. Política y jurídicamente no formaba parte de la civitas romana.
Su origen se desconoce, pero es indudable que fue la clase dominada
carente de toda protección. Tenía sus propias autoridades (tribuni
plebis) y su propia religión. Cuando adquirió conciencia de clase se inició
una lucha entre los patricios y ellos, misma que culminó en la República.

El derecho y sus fuentes


El derecho privado de la monarquía es consuetudinario y pertenece a la
competencia de la familia y la gens. En los mos maiorum se encontraban las
soluciones jurídicas rutinarias. Es difícil establecer las formas que pudo adoptar
la intervención del rey en las controversias privadas en esos siglos. El derecho
arcaico se nos presenta como un orden de poderes personales que se
manifiestan por actos de fuerza formalmente ritualizados, en los cuales los
titulares son los jefes de la domus. (Bialostosky, 2014, págs. 9-12).

2.2 La república

En Roma cuando hablamos de República, los primeros siglos muestran un


doble movimiento.

a) Las secessiones plebis (salidas de la plebe), quizás utilizadas sólo como


amenaza, obligaron a los patricios a hacer diversas concesiones en el
curso de los tres siglos siguientes, para suavizar la pugna entre uno y
otro bando, hasta hacerla desaparecer completamente hacia el fin de la
República.
b) Al mismo tiempo, Roma, que en los tiempos monárquicos había ya
obtenido la hegemonía en la confederación Latina, ocupando Alba Longa,

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triunfa en los primeros siglos republicanos sobre los etruscos (396 a. de
JC., toma de Belo) y sus demás vecinos, extendiendo finalmente su
poder a toda la península. Sin embargo, una recaída en esta serie de
victorias tuvo lugar con la ocupación de Roma por los galos (celtas),
tardía oleada de arios que penetra en el mundo mediterráneo. Los galos
incendiaron la ciudad (390 a de JC), cobraron un rescate y se retiraron
luego al norte de Italia.

Entre 264 y 202 a.C., Roma derrotó a Cartago, gran poder marítimo, opulento,
de origen fenicio, de cultura macabra, y estableció su dominio sobre la
parte occidental del mediterráneo. Aunque de origen campesino y ajeno al
mar, los romanos habían comprendido que no podrían conservar su poder
en una península con una línea costera tan extensa, sin destronar a Cartago.
La lucha comprendió, sin embargo, la tremenda crisis de 217-207, cuando
Aníbal hubiera podido tomar roma, pero prefirió saquear el campo Italiano. La
lealtad de los aliados y el carácter romano aportaron el triunfo. Poco después
Roma vence a Macedonia, asegurándose el dominio en el mar adriático; luego
recibió parte de Asia Menor, como herencia del rey respectivo. Pronto ejerce
también en Egipto un poder decisivo (aunque esta dominación era solo de
facto, hasta que Augusto le da un carácter jurídico). Así, a mediados del siglo
II a.C., el mediterráneo es el Mare nostrum de los romanos.

El secreto de esta expansión romana radica en su capacidad de combinar un


enérgico egoísmo colectivo con una inflexible disciplina, y esta combinación de
utilitarismo con sentido de orden y con la capacidad de ordenar y obedecer
ofrece al mismo tiempo un firme cimiento para el desarrollo del derecho.

Los optimates, utilizando el senado como baluarte, asesinaron al gran líder


demócrata. En la última fase de la guerra civil, el heredero de Julio César,
Octavio, el nacionalista, triunfó sobre Antonio, el cosmopolita e inició la
reestructuración del mundo mediterráneo. Desde el año 31 A.C. se consideró
como primer emperador y como dato curioso, durante este régimen nació
Jesucristo.

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Se puede decir que de la organización interna nació el poder exterior. Éste a su
vez, provocó fuerzas que causaron una nueva desintegración interna y de los
disturbios subsiguientes nació, por evolución natural, una forma de dictadura.
Durante los dos primeros siglos del Imperio, se tomó una actitud muy liberal;
pero luego degeneró y se convirtió en lo que se conoció como la autocracia del
Bajo Imperio2 (Floris, 2014, págs.25-28).

2.3 Derecho preclásico

El derecho republicano pertenece en gran parte a la fase preclásica, que duró


hasta las guerras contra Cartago. Las características del derecho preclásico son
las siguientes:

a) El derecho preclásico no individualiza mucho: dura lex sed


lex. Busca la seguridad, aun en perjuicio de la equidad. Lo
que faltaba en comodidades se gana en seguridad.

b) El derecho preclásico, especialmente en su fase arcaica, es


un derecho nacional: muchos actos jurídicos no pueden
celebrarse sino por romanos. Para gozar de protección de las
leyes, el extranjero necesita afiliarse como cliente de
algún poderoso paterfamilias romano.
Derecho c) Muchas relaciones actualmente comprendidas en nuestro
preclásico derecho privado eran, en el derecho preclásico, de la
competencia exclusiva del paterfamilias, o sea del monarca
doméstico y de la gens. Los consejos de familia y más tarde,
la censura, ejercen cierto control sobre esta materia.

d) La vida jurídica del periodo preclásico se componía de sólo


unos cuantos tipos de negocios. Quizás esto impedía adaptar
la práctica jurídica a las necesidades concretas de la
economía romana, pero, por otra parte,
tenía ciertas ventajas.

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Bajo Imperio: Largo periodo de renacimient, división y decadencia del imperio que se extendió desde
Diocleciano hasta la disolución del imperio.

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e) El derecho preclásico resulta plástico. Los actos jurídicos
adoptan la forma de pequeñas obras teatrales, que se
desarrollan con gran publicidad. En comparación con elló, la
vida jurídica moderna es incolora. No hay actos secretos; los
5 testigos de la mansipatio representan las 5 clases de todo
el pueblo; el testamento se hace ante los comicios, y
manumissio, ante el pretor o con la publicidad propia del
censo.
f) En relación con la severidad del derecho preclásico y su
publicidad hayamos una extrema preocupación por la forma
en los negocios jurídicos. “Así como el senador o caballero se
distinguen por su indumentaria, los asuntos se revisten de
uniformes jurídicos que permiten diferenciarlos
inmediatamente.”

Primera fase del Imperio


Augusto, el brillante, nombre que le daba la adulación, había sido un joven
insignificante, favorito de Julio César. Pero, con sorpresa de todos, se
convirtió, tras la muerte de su padre adoptivo, en un enérgico líder, carente
de escrúpulos. Una vez en el poder, experimentó un segundo cambio y se
transformó en un emperador prudente y sabio, dechado de virtudes
ciudadanas.

No olvida la actitud del senado hacia Julio César, y por tanto trata de dar la
impresión de que estaba restaurando la antigua Roma republicana y senatorial.

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Nunca declaró que había comenzado una nueva etapa en la historia
constitucional de Roma, sino que dice traer la paz, después de tantas
generaciones de guerra civil, y que su época es sólo de transición, durante la
cual él no hace más que preparar el camino a la restauración de la República.

Reunió en su persona varias funciones republicanas que fueron: el tribuno,


cónsul, procónsul respecto de varias provincias, pontifex maximus, censor,
presidente del senado, jefe de la annona3, director de la moneda; director de la
política internacional y supremo jefe militar. Todas estas funciones ya habían
existido en el período republicano, lo único nuevo fue su concentración en una
sola persona.

Embelleció roma; otorgó al Imperio sus límites naturales; organizó las


precarias relaciones entre el senado y los équites; reorganiza el ejército
y la armada. Además administra personalmente importantes provincias. Su
fortuna privada es fabulosa y emperador, cuando es necesario, hace préstamos
generosos al empobrecido erario. Sus esclavos y libertos se incrustan en la
administración pública; les hace recomendaciones que ellos transmiten a los
funcionarios a los que están adscritos y que éstos tomaban muy en cuenta.

Nada indica, realmente, que fuera imposible regresar a la normalidad


republicana, distribuyendo de nuevo sobre diversos ciudadanos el tremendo
poder personal de Augusto; pero, de hecho, se perpetuaba la situación por
virtud de la cual una sola persona acumula muchas antiguas funciones, antes
repartidas entre varios romanos.

En el curso de los primeros siglos del Imperio, también el senado se eclipsa


ante el creciente brillo del emperador. La última vez que éste se digna a pedir
colaboración de los senadores en la expedición de normas jurídicas, es bajo
Septimio Severo (193 – 211).

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Annona: Oficina centralizada que se encargaba de garantizar el aprovisionamiento
de los alimentos para los habitantes de Roma.
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Una burocracia imperial, con funcionarios bien pagados que ya no cambiaban
cada año, sino cuando lo decidía el emperador, surgie al lado de la antigua
magistratura y los viejos organismos quedan reducidos a los límites
municipales de Roma. El problema de la organización territorial del mundo
mediterráneo lo resuelve, de manera acertada, el principado.

La economía de diversas regiones del Mediterráneo comienza a coordinarse y


a formarse colonias romanas fuera de Italia, y mientras Roma abre sus puertas
a la influencia cultural helenística, tales colonias llevan a las provincias la
cultura romana. Esto favorece cierta unificación psicológica de los diversos
territorios del mundo antiguo.

El primer siglo imperial fue una época de transición. Se habla de restaurar la


República, más en realidad se prepara una transformación política que
imposibilita el retorno a las tradiciones republicanas. El segundo siglo del
Imperio, que le otorgó su máxima extensión, en cambio, muestra
claramente que nunca se restaurara la República. Consolidase una nueva
situación política en la que un solo ciudadano tiene, en forma vitalicia, un
amplio poder central.

Entre los años 235 y 285, fuerzas centrifugas de la peor calidad substituyeron
al poder central. Es una época caracterizada por peste, inflación, hambre,
piratas y bandidos; gran parte de la clase media queda eliminada. El ejército
consta cada vez de menos italianos y más provincianos, y en él predomina
además la capa más baja del pueblo. Para la burguesía de las ciudades era casi
tan terrible sufrir el paso del ejército propio, como padecer el de los germanos
o los partos. Los soldados exigían de los emperadores remuneraciones cada
vez más elevadas; y, si estos las negaban, el ejército solía sustituirlos sin
vacilar.

Guerras civiles devastaron el Imperio; el comercio decae; una abrumadora


carga fiscal aplasta la economía, y sólo se encontramos débiles vestigios de
algo que pudiera calificarse de vida cultural. Mientras el descenso general de la
natalidad causa el natural vacío demográfico en el Imperio, desde fuera

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presionan razas jóvenes, queriendo entrar. Así
como de la gran crisis de la república nació el
principado, de la crisis de éste surge la
siguiente fase política: la autocracia.

Segunda fase del Imperio: La autocracia


El gran Diocleciano prepara al caótico siglo III
un fin, si no feliz, cuando menos ordenado.
Hace nuevamente del ejército un instrumento
subordinado a la política nacional, quitándole su carácter de supremo poder.
Desde entonces el emperador es el único órgano importante en el Estado. Ya
no tiene el senado influencia alguna.

El oriente y el occidente del Imperio tuvieron administraciones separadas pero


los dos emperadores (Augustos), asistidos por vice- emperadores (Césares)
que al mismo tiempo son presuntos sucesores-, debían ayudarse mutuamente
(“tetrarquia”).

El aspecto general que nos ofrece el


Bajo Imperio no fue optimista: falta de
libertad individual, abusos del fisco,
inseguridad en las carreteras, bajo nivel
cultural, constante presión desde el
mundo germánico e infecundidad en
alto grado.

En aquella época, para poder disfrutar


de una vida llevadera, había que ser alto militar o burócrata importante; no
bastaba ya con ser rico.

Las discrepancias teológicas, arrastrando al Estado, añadieron un renglón más


a la larga lista de desgracias postclásicas.
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Los nuevos jefes de los reinos visigodo, borgoñón, ostrogodo, vándalo,
etcétera, sentían a menudo una sincera veneración por la cultura romana, y
administraron sus regiones a veces con gran acierto. Pensemos en el rey
ostrogodo Teodorico, enamorado de Italia y de su antigüedad, que resultó el
mejor gobernante de la península en mucho tiempo. Interesante también es a
este respecto la opinión de Ataúlfo, el rey visigodo. Primero quiso convertir el
Imperio romano en un Imperio godo, pero pudo comprobar que los godos no
sabían obedecer las leyes, y que sin éstas no hay Estado. Prefirió entonces
fundar su gloria en el restablecimiento del antiguo Imperio Romano por la
“fuerza de su pueblo y pasar a la posteridad como el hombre que había
restaurado dicho Estado, ya que le fue imposible cambiarlo”. Con tal
mentalidad, era natural que los nuevos maestros respetaran el derecho
romano, ordenaran su compilación y trataran-a veces, prematuramente- de
aplicar este refinado derecho a sus toscos súbditos, como sucedió, por
ejemplo, en el caso del Edicto de Teodorico4.

En la parte oriental del Mediterráneo se crea una nueva cultura, la bizantina,


de rasgos muy propios, la cual-en medio de toda clase de calamidades- logra
sobrevivir hasta el Renacimiento, para caer finalmente arrollada por los turcos,
en 1453.

A uno de estos emperadores orientales, Justiniano (527-565), el último que


trataba de conservar el latín como lengua oficial, debemos nuestro
conocimiento del derecho romano, que él nos conservó en una gran
compilación, el Corpus iuris civilis, con la cual logra, en parte, remozar el
derecho y acercarlo al nivel del pensamiento jurídico del principado (Floris,
2014, págs.33-44).

4 4
Edicto de Teodorico: Es un cuerpo normativo que probablemente data del año 503, y que es incluido por la
mayoría de los autores dentro del Derecho visigodo.
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Referencias

Bernal, B., y Ledesma, J. (2010). Historia del Derecho Romano y de los


Derechos Neorromanistas. México: Porrúa.
Bialostosky, S. (2014). Panorama del Derecho Romano. México: Porrúa.
Floris, G. (2014). El derecho privado Romano. México: Esfinge.
Morineau, M., e Iglesias, R. (2003). Conceptos generales en Derecho Romano.
[versión en Slideshare]. Recuperado de
http://es.slideshare.net/luisanz/derecho-romano-15908907

Petit, E. (2014). Derecho Romano. México: Porrúa.

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