El estado de ánimo es el filtro afectivo a través del cual interpretamos y valoramos
los acontecimientos en cualquier momento y en cualquier contexto. Cuando nos encontramos muy animados la vida parece fabulosa, los problemas son fáciles de resolver y todo va bien, pero cuando ese ánimo desciende significativamente, la menor complicación puede hacer que la vida nos parezca dura e insoportable. En los estados de ánimo puede jugar un papel importante la tensión a la que estemos sometidos, las probabilidades de éxito que creamos tener y la percepción de control sobre cada situación. Es decir, que el estado de ánimo puede sesgar la percepción y la memoria en un sentido positivo o negativo, por lo que no es de extrañar que influya en prácticamente todas las decisiones que tomamos. Miguel y Orozco (2010).