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La inflamación y las enfermedades del corazón

Don Colbert

Las enfermedades del corazón están ocultas en más de la mitad de todos los
adultos por encima de los treinta y cinco años de edad. Eso supone más de la
mitad de nuestros familiares y amigos. Muchos piensan que debido a que su
colesterol es normal, están protegidos contra las enfermedades del corazón, pero
la ciencia está descubriendo que mantener sanas nuestras arterias se trata de
mucho más que de tan sólo niveles de colesterol. Aproximadamente la mitad de
las personas que tienen ataques al corazón tienen también niveles de colesterol
normales. La raíz de las enfermedades del corazón no es un colesterol elevado sino
la inflamación.

Sus arterias coronarias están compuestas de tres capas. La mayoría piensa en las
arterias y los vasos sanguíneos como sencillos y flexibles tubos, pero en realidad
son dinámicas estructuras musculares que se expanden y se contraen para ayudar
a la circulación y mantener estable la presión sanguínea. La capa exterior es la
túnica adventicia. La capa intermedia está formada por músculo liso, el cual
capacita a las arterias para dilatarse y contraerse, y se denomina túnica media. La
capa interior, llamada la íntima o endotelio, es lisa como el teflón y es una capa
muy fina de sólo una célula de grosor.

A medida que envejecemos, las áreas de la suave y lisa capa del endotelio de las
arterias finalmente llegan a dañarse por varios factores, entre los que se incluyen
la alta presión arterial, la oxidación de colesterol LDL, el humo de los cigarrillos, los
radicales libres, elevados niveles de homocisteína, elevados niveles de PCR
(proteína C reactiva), elevado azúcar en sangre y niveles de insulina, grasas
perjudiciales, una mala dieta, productos químicos y metales tóxicos, y otros. Estos
daños solos o combinados a zonas de las arterias coronarias encienden la
inflamación, que es lo que conduce a la ateroesclerosis.

La presencia de sustancias químicas relacionadas con la inflamación, llamadas


citocinas, causa que la capa interior de las arterias se vuelva más parecida al
velcro que al teflón. En zonas de las arterias coronarias que han sido dañadas por
elevada presión arterial, humo de tabaco u otros factores, la presencia de estas
citocinas inflamatorias atrae a un tipo de glóbulo blanco llamado monocito.
Estos monocitos finalmente se transforman en macrófagos, que son aún más
potentes que los monocitos. Los macrófagos engullen células muertas al igual que
basura celular, incluyendo colesterol oxidado. Estos macrófagos comen y comen,
literalmente llenándose de colesterol oxidado y basura celular a medida que siguen
haciéndose cada vez más grandes.

Cuando la inflamación crónica está presente, los macrófagos siguen comiendo, y


pueden ponerse tan grandes que se parecen a la espuma y se denominan células
espumosas. A medida que la inflamación continúa, los macrófagos siguen
comiendo hasta que finalmente mueren comiéndose a sí mismos. Cuando mueren,
sus contenidos se derraman en la pared arterial y parecen una veta adiposa
amarilla en el interior de la arteria. Debido a esto, los investigadores están
comenzando a entender que tratar las enfermedades del corazón puede que se
trate más de controlar la inflamación crónica que de simplemente bajar los niveles
de colesterol en el flujo sanguíneo.

Sin embargo, si usted apaga el fuego de la inflamación, sus arterias intentarán


curarse a sí mismas formando una capa fibrosa. Una capa fibrosa se denomina
placa estable, y es mucho menos probable que se rompa que la placa inestable. La
capa fibrosa está formada por tejido cicatricial, y normalmente permanecerá
estable mientras la inflamación esté controlada. Además de esto, hay buena
evidencia de que al sofocar la inflamación crónica y modificar ciertos factores de
riesgo seremos capaces de estabilizar la placa y a veces en realidad revertir la
ateroesclerosis.

Si la inflamación no es detenida y la inflamación crónica continúa sin disminuir, la


veta adiposa seguirá convirtiéndose en placa de grasa. A medida que esas células
espumosas mueren y liberan sus contenidos de grasa, la placa forma un núcleo
adiposo, que es un suave líquido amarillo similar en consistencia a la margarina
líquida. Cuando este proceso continúa, el núcleo adiposo seguirá extendiéndose a
medida que cada vez más macrófagos siguen comiendo y comiendo el colesterol
oxidado y el desecho celular y siguen creciendo y finalmente mueren. En última
instancia, si este proceso inflamatorio no es detenido, el propio sistema inmune de
su cuerpo puede realmente matarle mediante mecanismos que implican la
inflamación crónica.
La inflamación crónica finalmente puede hacer que la capa fibrosa se rompa, de
forma parecida a reventar una espinilla grande. El líquido adiposo, parecido a la
margarina líquida, rezumará de la placa. Inmediatamente, se adherirán plaquetas
al material adiposo que rezuma como si fueran un enjambre de moscas en una tira
pegamoscas, y se forma un coágulo de sangre. Cuando este coágulo de sangre
bloquea el flujo de sangre, corta el paso de oxígeno y nutrientes vitales y causa un
ataque al corazón o un derrame cerebral, dependiendo de cuál sea la arteria en la
que se produzca. Si ocurre en una arteria coronaria, se produce un ataque al
corazón. Si ocurre en una arteria cerebral o carótida, se produce un derrame
cerebral. Aproximadamente el 80 por ciento de los ataques al corazón son debidos
a placa rota.

Si tiene usted la suerte suficiente de llegar al hospital a tiempo, el doctor


enseguida le administrará un medicamento anticoagulante o insertará un stent o
catéter para abrir la arteria obstruida. Un medicamento anticoagulante disolverá el
coágulo, permitiendo que la sangre fluya de nuevo al corazón, pero no disuelve la
placa. Los individuos normalmente no acumulan placa sólo en una o dos zonas,
sino en decenas de zonas. Cada zona puede romperse, y tan sólo una ruptura
puede causar un ataque al corazón. También, una formación de placa puede
causar sólo un veinte por ciento de obstrucción, pero incluso una zona tan
pequeña de placa puede romperse y causar un ataque al corazón.

Este es el lado oscuro de la inflamación, que está en la raíz de la mayoría de


enfermedades del corazón. Sin embargo, hay muy buenas noticias: podemos
apagar los fuegos de la inflamación crónica. Consumir una dieta que sea
antiinflamatoria, al igual que tomar antioxidantes y nutrientes específicos, puede
apagar de manera eficaz los fuegos de la inflamación y prevenir, y en muchos
casos incluso revertir, las enfermedades cardiovasculares.

—Tomado del libro Cómo revertir la inflamación por Dr. Don Colbert. Publicado
por Casa Creación. Usado con permiso.

http://vidacristiana.com/boletines/boletin-de-vida-cristiana/20007-la-inflamacion-y-las-
enfermedades-del-corazon

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