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Por qué nos ofendemos (y cómo es

posible hacerlo con menos frecuencia)


Alejandra Martins BBC News Mundo

 8 enero 2019

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Derechos de autor de la imagen Getty Images Image caption Cuando nos ofendemos "el
cerebro tiene que computar y decidir el significado de las palabras que nos llegan y
ponerlas en contexto".

¿Cómo pudo decirme eso? ¿Qué derecho tiene de actuar así? ¿Quién se cree que es?

Sentirse ofendido es un sentimiento común, pero extremadamente complejo y en gran


medida poco comprendido, asegura la psicóloga Deborah Talmi.

"No es una de esas emociones que sido estudiada por décadas, como las reacciones
motivadas por el miedo. Es algo sutil y que no vemos en los animales", le dice a BBC
esta investigadora del departamento de neurociencia y psicología experimental de la
Universidad de Manchester en Inglaterra.

Pero, entonces, ¿por qué nos ofendemos?

Y si lo haces a menudo y sientes que no te ayuda, ¿es posible hacerlo con menos
frecuencia?

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Pasos "automáticos"
"Lo más obvio es que cuando nos ofendemos el cerebro tiene quecomputar y decidir el
significado de las palabras que nos llegan y ponerlas en contexto", explica Talmi.

Ese proceso involucra lo que se conoce como memoria semántica: el conocimiento que
hemos acumulado a lo largo de nuestras vidas, que nos permite evaluar el significado de
la información que recibimos.

Derechos de autor de la imagen Getty Images Image caption La ofensa no es algo que se
vea en los animales.

Según la investigadora, antes de que se genere un sentimiento, los pasos de ese proceso
cerebral son aproximadamente los siguientes: ¿ésto es relevante para mí? ¿es bueno o
malo para mí? ¿me ayuda o impide mi progreso? ¿qué aspectos de mi persona toca esto?
¿y quién lo dijo y cuál fue su intención?

Talmi asegura que "todos estos pasos pueden ocurrir muy rápidamente y en forma
automática".

Mecanismos evolutivos
Cuando la ofensa es percibida como amenaza genera claramente una reacción física.

"Una vez que has procesado todos esos datos, puesto que tu cerebro es muy inteligente
te prepara para la acción", afirma la psicóloga de la Universidad de Manchester.

Derechos de autor de la imagen Getty Images Image caption Si percibimos la ofensa


como amenaza, esa emoción puede desatar complejos mecanismos evolutivos.

Talmi señaló que, aunque no reaccionemos ante una ofensa que se percibe como
amenaza, hay mecanismos evolutivos que pueden activarse.

Esos mecanismos incluyen un aumento en el ritmo cardíaco y una dilatación de los


vasos sanguíneos para que llegue más sangre a las extremidades.

Y también se producen cambios en la digestión, ya que recursos normalmente usados


en el proceso digestivo deben ser encaminados "hacia una posible reacción de ataque".

"Si cambias tu interpretación..."


¿Pero somos sujetos pasivos de esas reacciones y mecanismos evolutivos?

"Definitivamente es realmente importante que la gente entienda que no somos


simplemente reactivos, que construimos nuestras emociones y estas emociones pueden
cambiar", señala Talmi.
"Mucha gente dice que no puede evitar el sentimiento de ofenderse y las sensaciones
físicas que lo acompañan, pero hay mucho que puedes hacer".

"Sentir una ofensaes resultado de percibir el mundo y comprender un contexto en una


cierta forma".

Como ejemplo, Talmi plantea el caso de una mujer que se ofende cuando su madre
opina sobre la forma en que cría a sus hijos.

Derechos de autor de la imagen Getty Images Image caption "Es posible reencuadrar
una situación, hay elementos conceptuales, y si cambias tu interpretación te sentirás
diferente", afirmó Talmi.

"Podríamos imaginar una situación diferente en que la madre y la hija tengan una
conversación franca y la madre diga por ejemplo, 'me gustaría contarte lo que he
aprendido con mi experiencia, pero entiendo y respeto tus opciones'".

"Tal vez la hija, sin necesidad de decir nada, entienda que su madre actúa por amor, y
que viene de una generación distinta en que las madres sentían un deber de guiar a sus
hijas", dice.

Es posible que en este caso la hija deje de ofenderse porque pondrá la información en
un contexto diferente.

En algunas ocasiones nos ofendemos porque el comentario "toca" fibras profundas, que
tienen que ver con incidentes pasados, incluso de la niñez, señala Talmi.

Pero "es posible reencuadrar una situación, hay elementos conceptuales, y si cambias
tu interpretación te sentirás diferente".

"No estoy juzgando a quienes se ofenden"


¿Es saludable o no saludable ofenderse?

"Como científica no puedo responder esa pregunta", dice Talmi.

"No estoy juzgando a quienes se ofenden, no hay una razón por la que no debes
ofenderte, a veces es lo que corresponde", explica.

"Y la gente ha usado en la historia esos sentimientos de sentirse ignorados para crear
cambios en la sociedad", destaca.

No estoy juzgando a quienes se ofenden, no hay una razón por la que no debes
ofenderte, a veces es lo que corresponde".

Deborah Talmi

La psicóloga asegura, sin embargo, que "aún cuando te ofendes, te sentirás diferente
respecto a muchas situaciones si te relacionas de una forma diferente con tu identidad".
"Si alguien te dice algo racista, pero tú te sientes segura sobre tu lugar en la sociedad,
sobre tu identidad, si sabes que la mayoría de la sociedad no comparte ese comentario y
que tienes el apoyo de tu familia y tus amigos, sentirás tal vez ira, pero no te sentirás
amenazada", dice.

Las señales del cuerpo


Modificar la interpretación de un evento puede entonces aminorar un sentimiento de
ofensa. Pero Talmi asegura que es importante escuchar los mensajes de nuestro
cuerpo.

"Muchas veces nuestros cuerpos, que son muy listos, nos dicen por la forma en que
reaccionan cuál es nuestra interpretación de un evento, aunque nos gustaría que fuera
diferente. Nuestro cuerpo nos da una señal de alerta".

Derechos de autor de la imagen Getty Images Image caption "Gran parte de la


inteligencia es comprender las señales que nos da nuestro cuerpo, que información nos
da un sentimiento, y usar esas emociones como información, no como algo definitivo".

"Es como cuando tratas de concentrarte en algo pero estás con mucha hambre y tu
cuerpo da señales, porque tu azúcar sanguínea bajó y deberías comer algo".

Para la psicóloga, "gran parte de la inteligencia es comprender las señales que nos
da nuestro cuerpo, qué información nos da un sentimiento, y usar esas emociones
como información, no como algo definitivo".

Puedo preguntarme, por ejemplo, "¿está esto relacionado con algo que ocurrió hace
mucho tiempo?, ¿o hay una información que conscientemente trato de ignorar pero tal
vez no debería?"

"Cuando tenía unos 20 años y comencé el camino de la investigación había una


pregunta que me guiaba y todavía lo hace: ¿cuando me enfrento a mi misma quién
gana?", señaló Talmi a BBC Mundo.

"Cuando tienes estas dos voces en tu cabeza ambas son tú".

"Y lo importante es que realmente aprendan a escucharse entre sí con empatía",


concluye.

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