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Destruida

con humor

Tomás I. González Pondal

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LA IDEOLOGÍA DE
GÉNERO DESTRUIDA
CON HUMOR

Por Tomás I. González Pondal

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ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ................................................................... 5

EL HOMBRE QUE NUNCA FUE ............................................ 6

IMBÉCILES COMPARACIONES .......................................... 10

LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO VA A LA CÁRCEL .................. 11

“EL DOCUMENTO NACIONAL DE NO IDENTIDAD” ............ 13

LOS MODERNOS CAMPOS DE CONCENTRACIÓN ............. 14

¿PARA QUÉ SIRVEN LOS GOLPES? ................................... 15

UNA FIESTA PARA 20 G… .................................................. 17

EL COLEGIO DE LOS DELIRANTES ................................... 19

ENTRE RUBIAS Y NEGRAS (UNA TRAMPA) ........................ 23

¿A DÓNDE ESTÁ EL “CABALLO”? ...................................... 26

CONSTRUIR FIRMEMENTE LA MASCULINIDAD ................ 29

RESUMEN DE UN OBCECADO: “LO QUE TÚ VES MAL,

DÁSELO A LOS NIÑOS POR BUENO” ................................. 31

UNA PORQUERÍA LLAMADA EDUCACIÓN ......................... 32

UN PLANETARIO DENIGRADO ........................................... 36

EL FEMINISMO ATACA A EL PRINCIPITO .......................... 38

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LA EDUCACIÓN SEXUAL INTEGRAL

ABUSA DE LOS NIÑOS....................................................... 43

ME LLAMO NATURALEZA .................................................. 48

“ESPEJITO, ESPEJITO, DIME UNA COSA” ......................... 51

CUANDO TINTÍN FUE A LA JUSTICIA ................................ 53

UN ARMA DESTRUCTORA DE ALMAS LLAMADA

EDUCACIÓN SEXUAL INTEGRAL ....................................... 56

INCENDIANDO UN INCENDIO ............................................ 60

LA LÓGICA DE LA LUNA .................................................... 62

LAS VACAS MUGEN: “MUU” .............................................. 67

VITA BREVIS ...................................................................... 70

ROCKO .............................................................................. 72

BABEL TAMBIÉN ACEPTA PAÑUELOS ............................... 75

CUANDO LA BLASFEMIA PRETENDE DAR CÁTEDRA ........ 78

EL «FEMIHULKIS SANGUINARIUS»

(CULTURA DEL MÁS ALLÁ) ................................................ 80

UNA CONDENA DARTHESCA

(LA HIPOCRESÍA DE ME TOO) ........................................... 83

LO QUE TAPAN LAS FEMI-ME-TOO ................................... 87

3
LOS OSOS NO SON CONEJOS ........................................... 90

LA VERDADERA ENTREGA DE MARTÍN FIERRO ............... 93

TIRE PIEDRAS Y DE BUEN TAMAÑO ................................. 98

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INTRODUCCIÓN

Dejo en manos del lector este sencillo opúsculo contra la Ideología de


Género. Una vez más, y del mismo modo que hice con mi primer libro,
reúno aquí también varios artículos que fueron ya publicados en mi
periódico virtual “Sol de Noche”, no solo para que no caigan en el olvido,
sino también para que queden conservados en una obra concreta y a
disposición de todo aquél que, por la razón que fuere, se mueva a
consultarlos.
Demasiados males produce la perversidad ideológica contra la que
estamos combatiendo, males que, desde luego, muchas veces conducen
a la tristeza, a la lamentación y al llanto. Ello no empece a que en mis
escritos me despache con cierto humor: es un arma para dejar al
descubierto la cantidad de absurdos con los que pretende atajarse e
imponerse la Ideología de Género.
Esta pequeña reunión de escritos la pienso principalmente por el bien
de todos los niños y adolescentes, pues de un modo particular y con una
insistencia que no ahorra respiros, los ideólogos de la contranatura
contra ellos proceden, camuflándose en esa maldita educación sexual
que propone ser un derecho del educando lo que no es más que atropello
de derechos, de bienes y de verdades.
No sé los caminos que recorrerá esta obra llamada “La Ideología de
Género destruida con Humor”, pero quiera Dios que por donde fuere, sea
una antorcha que ilumine y una ayuda para “quemar” el mal consabido.

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EL HOMBRE QUE NUNCA FUE

Había cruzado la puerta del viejo Café Jonás, cuando el cielo plomizo se
deshizo en potentes aguaceros, los cuales en pocos minutos
transformaron las calles en ríos. Carlos, el dueño del local, me recibió
con su cordial saludo y con su cordial pregunta: “Tomás, ¿lo mismo de
siempre?” Me acomodé en una de las últimas mesas, dejé mi saco sobre
una silla y tomé el diario del día. En el interior del periódico encontré una
hoja un tanto arrugada, que no pertenecía al matutino, pero allí estaba
intercalada entre sus páginas, vaya a saber por qué razón y vaya a saber
quién fue el que allí la colocó. Les comparto lo que decía esa hoja.

Se titulaba: “El hombre que nunca fue”. Por subtítulo podía leerse: “De
cómo se prueba la imbecilidad de un sistema”.

«Edgardo Albamont, hombre inteligente y sagaz, con tan solo 28 años de


edad, ideó un plan para burlarse de un sistema perverso dado como ley,
y así, como punto de partida, decidió jubilarse. Buscó a un abogado
amigo al que le expuso su pretensión, obteniendo por respuesta que eso
era una locura imposible de cumplir. Albamont le refrescó al letrado las
aberraciones legales que circulaban, y que todo, ahora, si así uno lo
quería, debía otorgarse con la simple invocación de la palabra
‘autopercepción’. El profesional, convencido, decidió entonces sumarse a
la burla. El resultado fue asombroso. Edgardo obtuvo una jubilación
altísima, pues logró jubilarse como ex presidente de la República
Argentina. En efecto, aseveró que así se autopercibía, y que a su vez
autopercibió que había hecho aportes como presidente de la nación por
más de cincuenta años. Es digno de memorar que, cuando quisieron
oponerse a la fantasía personal del aporte hecho por cincuenta años
aduciendo que en la realidad Edgardo tenía tan solo 28 años de edad, la
oposición se les desmoronó, pues Albamont invocó autopercibirse
viviendo y desempeñándose como presidente antes del nacimiento, con
algo que llamó ‘edad fluida’, y que eso fue así aunque en ningún libro esté
registrado. Por supuesto que nuestro hombre nunca fue presidente, solo
quería probar la imbecilidad del sistema.

Entre las chanzas de Albamont contra el sistema, no puede caer en el


olvido lo sucedido en ‘Mundo Marino’. Si bien no consta la real causa por
la cual no lo querían dejar entrar, en un nuevo intento debieron abrirles
las puertas, pues dijo que él era una viejo lobo de mar, y que si no lo

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dejaban meterse en los piletones de agua, los haría responsable de todo
mal que padeciese. Se supo que ese día apareció Edgardo nadando crol
en los piletones siendo visto por un copioso público, y el número fue
anunciado a la concurrencia como: “Con ustedes, el viejo lobo de mar”. A
la sazón, se encontraban viendo el espectáculo un empleado de
Greenpeace y un empleado del INADI, que elevaron quejas ante los
directivos de Mundo Marino, a raíz de lo sucedido con el hombre del
espectáculo. Ambos quejosos perdieron sus puestos por haber
discriminado a un viejo lobo de mar. Por supuesto que nuestro hombre
nunca fue un lobo de mar, solo quería probar la imbecilidad del sistema

Las hazañas de Albamont se complementaron con encuentros policiales.


En cierta oportunidad pasó por un peaje sin detenerse, sin pagar y
rompiendo la barrera de freno. Como a los dos kilómetros debió detener
su auto, pues un patrullero de la policía se le había cruzado en la ruta.
Los agentes del orden se lanzaron furiosos contra el descontrolado
conductor. Cuando le fuera solicitado los documentos, manifestó
autopercibirse una ráfaga de viento. Huelga decir que la justicia,
fundados en la moderna “legislación”, le dio la razón a Edgardo, y los
efectivos del orden, como nunca “entraron en razones”, fueron pasados a
disponibilidad. Por supuesto que nuestro hombre nunca fue una ráfaga
de viento, solo quería probar la imbecilidad del sistema.

Al tiempo que Albamont desarrollaba su plan maestro de probanzas de


un absurdo ilimitado, apareció en los medios de comunicación una
noticia fatal. Se trataba de la muerte de un chico de quince años que se
autopercibía una gaviota y al que sus progenitores apoyaron, siguiendo
las “razonables” normativas impuestas socialmente, y basándose en que
“si el siente eso, debemos siempre respetar los sentimientos de todos”. El
adolescente saltó desde el quinto piso de un edificio. Lógicamente sucedió
lo esperable. Como la prensa embustera debía ser prolija con la ideología
que apoyaba, se limitaron a expresar imbécilmente: ‘Muere gaviota por
no haber podido desplegar sus alas’. Los padres habían pisoteado lo
razonable. Habían idolatrado los sentimientos. Habían olvidado que los
sentimientos deben ser regulados por la razón, pues sino, es la razón la
que termina siendo regulada por los sentimientos. Habían olvidado que
el respeto al hijo era mostrarle el bien y ayudarlo a apartarse de lo que le
hacía mal. Desde luego que cuando vieron al chico destrozado, lo
abrazaban entre lágrimas diciendo “Martín, mi vida”, y no, “gaviotita
voladora de mi corazón”. Pero aunque suene asombroso, fruto vaya a
saber de qué obstinación y frente al desconcierto del cementerio, fue la
primera vez que se tuvo conocimiento de que en una lápida se inscribió:
“Aquí descansa una gaviota”. Por supuesto que ese hombre nunca fue

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una gaviota, pero por querer serlo, terminó probando la imbecilidad del
sistema.

Volviendo a la lucidez de Albamont y a su plan maestro, no tiene


desperdicio lo que hizo con un ‘maestro’ que apoyaba la nefasta
Educación Sexual Integral. Resulta ser que la hija de un matrimonio
amigo suyo, tenía notas muy bajas en matemática, y estaba a días de ser
evaluada nuevamente. El día del examen Albamont se presentó al curso
(se trataba de quinto grado). Cuando el ‘maestro´ lo vio le preguntó
“¿quién es usted?”. Le respondió: “Soy Leticia, maestro, ¿no me
recuerda?” El docente, con desagrado, dijo: “No me tome el pelo, retírese”.
A lo que Edgardo respondió: “No me retiro nada. Soy su alumna, Leticia,
pues ahora para esta prueba me autopercibo Leticia. Usted mismo, con
su corruptora ESI pretende enseñar que ellos pueden autopercibirse lo
que sea, por tanto, asuma su propia prédica y tómeme”. Flor de despelote
se armó en el colegio. Por supuesto que nuestro hombre nunca fue
Leticia, solo quería probar la imbecilidad del sistema.

Según Albamont, el dislate total del sistema defensor de la


autopercepción, podía probarse utilizando al Chapo Guzmán. Sabía él
que de darse su estrategia, el afamado narcotraficante seguiría preso,
pero, con todo, habrían sumado una prueba muy interesante para
contribuir al derrumbe del absurdo. Fua así como Edgardo puso a su
abogado al tanto de la idea que tenía en mente, y, una vez enterado el
letrado de cuál era el plan, logró comunicárselo al bufet que defiende al
mafioso, estudio ubicado en Estados Unidos, lugar al que fue extraditado
el famoso del Cartel de Sinaloa. Corrió por el mundo la noticia de lo
sucedido en el juicio de Guzmán. El estudio jurídico, dejando claramente
expuesto su rechazo a la invensión fantasiosa pasada como derecho,
fundó, no obstante, su defensa, en la autopercepción, invocando que el
Chapo se autopercibía un muerto y que los muertos ya no tienen asuntos
vinculados con este mundo. La justicia estadounidense se vio acorralada;
dijo: “Si no respetamos lo de la autopercepción, vamos en contra de lo
que hemos avalado como ley. Pero si lo liberamos respetando lo que
tenemos como ley, sabemos que no dejamos libre a un muerto, sino a un
hombre que va a seguir sumando muertos. Debemos reconocer nuestra
torpeza y que hemos engañado a las sociedades admitiendo lo
contranatural. ¡Basta ya!”. El tribunal, previo al veredicto, pidió a los
legisladores derogar la aberración, cosa que se hizo para bien de todos.
El Chapo fue condenado a cadena perpetua. Albamont festejó la medida,
y en su cuenta de twitter dejó anotado: “Si los presos se avivaran”.»

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Miré el diario y lo arrojé sobre una silla. Hoy fue provechosa “otra
lectura”. Llamé a don Carlos, el dueño de Jonás, y pagué mi cuenta. Al
retirarme, había dejado de llover. Por cierto: debo decir que todo se trató
de una hoja que nunca fue, perteneciente al hombre que nunca fue.

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IMBÉCILES COMPARACIONES

Alguien trató de imbéciles a quienes piensen -como yo- que con la


llamada "Educación Sexual Integral" algunos puedan devenir en eso que
ella enseña. Ironiza diciendo que nadie se volverá gay porque le enseñen
diversidad, al modo que él no se volvió Manuel Belgrano cuando aprendió
historia. ¿Habrá advertido quien eso dijo, que la nefasta ESI
precisamente fue hecha para dejar disponible al educando, un abanico
de posibilidades cuasi infinitas de lo que hoy ha venido a llamarse
"género"?

Dejo a ustedes el calificativo que puede ser aplicado a quien no distingue


finalidades. Porque la finalidad de la Historia no es primeramente que
uno se vuelva Manuel Belgrano, sino, más bien, mostrar quíen fue y qué
realizó ese prócer. Pero la finalidad de la perversa "Educación Sexual
Integral" es, entre otras cosas, proponer para practicar como bueno
conductas contranaturales, y, por eso mismo, vemos cómo, ya desde
chicos, en ciertos lugares obligan, cobarde y asquerosamente, a que los
niños actúen como niñas, y éstas como niños.

La historia te enseñará a quién perteneció un caballo llamado Bucéfalo,


pero jamás tal ciencia pretendió que alguien se convierta en tal equino.
La "Educación Sexual Integral" no te enseñará sobre Bucéfalo, pero si te
enseñará que si te autopercibís el caballo de Alejandro Magno, no hay
drama en que pases a ser Buçéfalo.

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LA IDEOLOGÍA DE GÉNERO VA A LA CÁRCEL

En julio del 2016 escribí un artículo que llamé “Trans-gresores”. A los


días escribí “Trans-gresores (II)”, y al poco tiempo otro llamado “Trans-
formers”. Allí ponía en conocimiento lo siguiente: que un hombre que se
creía mujer violó a una menor. El llamado “trans”, en todo momento fue
tratado de “ella” por la prensa imbuida por la ideología de género. Ante el
hecho evidentísimo de que una chica queda embarazada por ser violada
por un hombre, los medios de comunicación ¡ciegos! al hecho evidente
constatable, insistieron en hacer valer una ficción. Y la realidad es
sencilla: si estuviéramos realmente ante dos mujeres, una que daña y
otra dañada, nunca nacería un hijo.

El tiempo pasó demasiado rápido. Ayer fue condenado el hombre que


violó. Le dieron diez años de prisión. Pero la prensa ciega insiste e insiste
en sostener engaños. Porque la ideología de género es una amalgama de
mentiras, perversiones, cegueras, trampas y podredumbre. Por más de
diez veces, en una nota que se titula: “Condenaron a una joven trans por
violar a una adolescente”, le dan tratamiento femenino a quien por
naturaleza es masculino. A toda costa la prensa está diciendo que lo que
es blanco es negro. Le decimos: “¡Miren, es blanco!” Y ellos repiten
ciegamente: “No, no; es negro”. Por eso la prensa relata: “Es que cuando
inició la causa por violación por la que fue acusada, aún era Miguel
Guiñazú (…). Después de que le dictaron el procesamiento con prisión
preventiva hizo el cambio de identidad de género, se convirtió legalmente
en una mujer y adoptó el nombre de Yairuz (…).” Si realmente reconocen
que es mujer (¡ellos creen en esa aberración llamada ley!) entonces
nieguen de plano la posibilidad de violación: y habrán habilitado con
firmeza la posibilidad de que haya hombres que violen, y que, recurriendo
luego al artilugio de una trans-formación concedida por “ley”, hagan al
instante desaparecer el delito, porque ahora son una “nueva mujer”.

El poder encargado de hacer justicia, debe rechazar de plano la ideología


de género si quiere hacer justicia. De lo contrario vivirá ensuciada por
una incapacidad justiciera cobardemente aceptada, que se traducirá a su
vez en injusticias escandalosas. Porque si mandan al hombre a una
prisión de hombres reconociendo validez a una “ley” que lo “trans-forma”
en mujer, van ellos en contra de la propia “ley” en la que dicen creer pero
que ahora violan, mandando a alguien a quien llaman “mujer” a una
cárcel de hombres. Con lo cual lo están discriminando conforme también
a los parámetros modernos retorcidos sobre discriminación. Y si mandan

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al hombre a una cárcel de mujeres pues siguiendo a la perversa “ley
transformista” creen que es mujer, discriminan verdaderamente a las
mujeres reales que moran en la prisión, sometiéndolas a un permanente
riesgo de violación. Esto último fue lo que sucedió en Inglaterra, en donde
una supuesta mujer probó tener un ‘dardo’ y ser buena haciendo
‘puntería al blanco’. Sí: era un hombre devenido en “mujer”, que en cárcel
de mujeres violó a varias. Luego los jueces lo enviaron a una cárcel de
hombres, siendo que creían ¡fundados en su propia “ley”! que se trataba
de una mujer. La incoherencia es total.

La singular torpeza de una prensa que intenta probar todo su amor por
la ideología de género tratando de “ella” a quien por naturaleza es “él”, se
advierte sin rodeos, cuando son ellos mismos quienes, no pudiendo
sostener su discurso fementido, nos dicen clarísimamente: “Guiñazú es
el padre de la criatura, con un 99,99 por ciento de probabilidad”. Veré en
breve de escribirles a los miembros de la Real Academia Española, para
que introduzcan la nueva variante: “la padre”. Si quieren también pueden
incorporar: “el madre”. En todo caso y como paliativo mental de quien
vivirá un tiempo en prisión, al menos sabe que puede festejar al año el
día del padre y el día de la madre, porque hay quienes le reconocen a
veces ser hombre y a veces ser mujer.

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“EL DOCUMENTO NACIONAL DE NO IDENTIDAD”

Hemos llegado al tiempo en donde algunos quieren que el Documento


Nacional de Identidad (DNI), sirva, precisamente, para no identificar.
Quieren que no se identifique el sexo en el documento, para que, más
luego con el correr del tiempo, cada uno elija lo que se le antoje ser. Si
fueran coherentes, también deberían ordenar que ni el nombre ni el
apellido del recién nacido figuren, dado que debería ser el propio
interesado quien más adelante escoja cómo llamarse. Por cierto, no hay
que olvidar algo: en una de esas, el dado a luz, avanzada su vida, opte
sencillamente por “no ser un humano” sino “una chita”, y, como es
sabido, los animales no portan identificación. En el reino del absurdo, es
lógico que un documento nacional de identidad, en verdad, no identifique
nada. Me corrijo: identificará a los amantes de la perversión.

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LOS MODERNOS CAMPOS DE CONCENTRACIÓN

Dirijamos la flecha de la historia hacia la Bulgaria comunista, en


donde no escaseaban los campos de concentración. Es solo un ejemplo.
De ahí, si quieren, tomemos la famosa ‘cárcel de la muerte’, sita en
Lovech. Aquí las mujeres eran cruelísimamente torturadas, por caso, se
las hacía correr con piedras enormes. Cientos de casos finalizaban con la
muerte. Claro está que memorar hechos históricos como el apuntado, no
le conviene a la causa comunista, menos en tiempos en donde las
femihulkas se identifican con tal plataforma desquiciada.

Diario Clarín se sorprende con algo ocurrido en China, y titula una nota:
“Campos de entrenamiento en China para que los chicos recuperen su
masculinidad”. Sucede que los padres los llevan allí, porque los
encuentran demasiado “blandos”. Las causales por las que en China se
considera que los hombres están perdiendo su virilidad, de seguro serán
muy variadas. Pero hay una que el mismo Clarín destaca, y que entiendo
habla por sí sola: hasta el gobierno chino se ha dado cuenta que “el
aspecto físico andrógino de las celebridades masculinas” impacta “en la
sociedad y en los chicos pequeños.” China también se ve afectada por los
malos ejemplos dados por los nuevos prototipos, ejemplares que van
calando en las sociedades por la difusión que se les da desde los medios
de comunicación.

Algunos se espantan que hayan sociedades que quieran recuperar la


masculinidad: yo me espanto de una sociedad que brega por perderla.

Mientras en China se abren “campos de entrenamiento” no obligatorios,


e incluso los padres que dispongan mandar allí a sus hijos para forjar la
masculinidad deben pagar, aquí en Argentina tenemos ya (de hecho y de
derecho) “campos de concentración” obligatorios para forjar en los chicos
la aprobación por comportamientos contranaturales, sean los que sean.
Esos campos de concentración funcionan en colegios, y un arma letal allí
usada para matar almas se llama “Educación Sexual Integral”.

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¿PARA QUÉ SIRVEN LOS GOLPES?

Depende. Depende de cuál es la finalidad buscada y de los medios


empleados. Busco clavar un clavo para colgar un cuadro, entonces, por
ejemplo, necesito un martillo para, mediante golpes, hacer que el objeto
golpeado se introduzca en la pared. Sería una tremenda necedad querer
lograr el objetivo utilizando una grúa con bola gigante de acero: el clavo
seguro se clavará; el tema es que nadie sabrá dónde se clavó, pues lo que
desaparecerá es la pared.

En otro orden de cosas, los golpes pueden servir para causar dolor
injustamente. Suena feo decir “servir”, pero, efectivamente, hay quienes
se sirven de ellos para dañar con injusticia. Hago un alto, para especificar
la expresión: injustamente. Pues hay golpes que causan daño, pero están
circunscriptos dentro de los límites de lo justo. En otras palabras, si,
defendiéndome, golpeo y daño al agresor que en la calle quiso atacarme
para, por caso, robarme, no obro injustamente. Pero si golpeo y daño,
verbigracia, por simple deleite, obro injustamente.

¿A qué a punto con todo lo anterior? A lo siguiente. Los ideólogos de


género se quejan permanentemente, entre otras cosas, de la violencia
física que sufren. Entonces anuncian que tal o cual sujeto que asumió
alguno de sus infinitas “posibilidades”, ha recibido una paliza. No
discutiré estadísticas, ni me interesan aquí. Simplemente tomo un caso
hipotético para la lección que intento sacar. Supongamos que
efectivamente alguien golpee por puro gusto a uno de los personajes de
la ideología de género, causándole daños en su cuerpo. La pregunta
concreta es: ¿por qué ese sujeto se queja de la golpiza? Se queja porque
considera que no es natural verse agredido, dañado en su cuerpo. Se
dice: “no tengo porqué sufrir este ataque”. Vemos entonces que la
naturaleza sí sirve; vemos entonces que cuando les conviene se
resguardan en ella. La naturaleza personal se queja ante las agresiones.

Pero si la naturaleza no cuenta, si todo depende de mí “constructo


cultural”, del mismo modo que ellos alteran a la naturaleza llamando a
lo blanco negro, y a lo negro blanco; viendo mujer donde hay hombre, y
hombre donde hay mujer, de igual modo yo podría decir que la golpiza
que ellos ven, son caricias, y que las verdaderas caricias son golpizas.
Para quien considera válido tergiversar la naturaleza, entonces que
asuma las implicancias en toda su extensión.

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Vemos así, una vez más, que las bases de apoyo de la ideología de género,
son como arena movediza, o sea, no tienen solidez alguna. Sirva este
golpe a la referida ideología, para continuar demoliendo sus mentiras.

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UNA FIESTA PARA 20 G…

Por razón de tiempo ofrezco una inversión probatoria, no porque esté cien
por ciento seguro de estar en lo cierto, sino por estarlo en un noventa y
nueve por ciento. Quisiera saber, por ejemplo, qué país (completamente)
de estos que integran el G20, prohíbe el aborto (completamente). No es
un dato menor a la hora de medir con precisión la talla del anfitrión y de
sus invitados; pasa que el llamado “Nuevo Orden Mundial” (el desorden
con fachada de orden), anticristiano en esencia, también factura con
sangre humana.

Hay gente que se alegró con el paso del G20 por Argentina: sea porque
han visto en ello “un gran acontecimiento histórico”; o porque dicen que
“Argentina fue ensalzada ante los ojos del mundo”; o porque fue “algo
bueno para nuestro país”; o porque nuestro “país quedó a la altura del
primer mundo”; o porque tratándose de tales eventos “apoyo a Macri”; y
así podría continuar refiriendo comentarios por el estilo. No vería en eso
mayor gravedad, sino fuera acaso por las personas que emitieron esos
comentarios: gente que dice estar en contra de la posición abortista de
este gobierno; gente que dice estar en contra de la ideología de género;
gente, en fin, que termina apoyando con entusiasmo el encuentro
globalista liberal-marxista-masónico, en cuya inauguración, como lo
hemos visto, el presidente se expidió favorablemente por la agenda “pro
igualdad y diversidad.” “Pero el país así se levanta”, dicen. ¿Perdón?
¿Levantar? ¿Una mirada exclusivamente economicista para hablar de
levante? ¡Qué pobre es esto! ¡Cómo si solo fuéramos dinero! Además, la
verdad, no veo cuál es la levantada, si ya con la deuda contraída
quedamos esclavos de potencias extranjeras hasta vaya a saber qué
generación. Detesto profundamente enterarme día tras día de que la
directora del FMI, la Sra. Lagarde, felicita y felicita a Mauricio Macri. Por
supuesto es una pésima señal. Podrá alguien engrosar su bolsillo con
algún verde de más, pero la potestad nacional se sigue enervando a pasos
agigantados. Mientras estoy abierto a una debida política internacional
respetuosa de límites, otros están cerrados en un indebido
internacionalismo político que borra fronteras.

No es el hombre que duerme en la calle y al que se barrió como basura


hacia otros lugares el que implica un real peligro para la humanidad; la
humanidad está en peligro con el hombre millonario que anhela la
implementación de ideologías corruptoras. Siguen siendo muchos los

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pobres que me enseñan la alegría de la familia de Nazaret, y muy pocos
los ricos que me recuerdan la dignidad de un José de Arimatea.

No se levanta un país con visitas millonarias, se levanta sembrando


buenas cosas en nuestros niños, y, esto último, aquí, está brillando por
su ausencia. No se levanta un país llorándoles algo a aquellos magnates
que merecen ser llamados genocidas, sino sonriéndoles a nuestros más
pequeños que merecen ser contados entre los seres humanos.

Respeto las fiestas regionales porque me arrojan luz sobre la sana alegría
de los hombres; pero deploro las fiestas de la política globalista, porque
me enseñan principalmente sobre la codicia humana.

Muchos caen rendidos con estos eventos fastuosos de pacotilla barata


apoyados por moradores de este suelo, mientras a su hijo
transversalmente le rompen la cabeza en algún colegio del terruño, y todo
debido a algún plan de esos mismos moradores. Estos “políticos” mañana
les dirán a estas personas las palabras exactas que quieren oír, y luego
correrán parejos a poner el voto en una urna para ‘el encantador de
mentes’. Y pasado mañana, estos votantes, desilusionados contra esos
mismos “políticos”, dirán con la ingenuidad del niño que pincha el globo
y luego dice ‘no fui’: “Oh, nos han traicionado”.

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EL COLEGIO DE LOS DELIRANTES

Tras el coma que lo tuvo inmovilizado por tres años, el profesor Emilio
Bertoni volvió a la docencia. Antes del accidente que lo llevó a la
postración, daba clases de Historia en un colegio privado. Lo que el
historiador nunca iba a imaginar, es cómo había cambiado todo en ese
corto período de tiempo en el que estuvo “ausente”.

De regreso al colegio lo recibió una nueva directora. Desde ese momento


ya notó algo extraño, pues cuando lo saludó le dijo “bienbenidex”, se dio
medio vuelta, y se marchó con tanta premura, que ni tiempo le dio para
darle las gracias. El pobre Emilio atribuyó el yerro terminológico a alguna
secuela que le pudo haber quedado: “Tal vez mi juicio esté un tanto
alterado”, se dijo para sí.

Una persona, tal vez un preceptor, al verlo, le hizo una indicación con la
mano. Le señaló el curso que estaba exactamente en el otro extremo al
que él se encontraba. Rápidamente el educador comprendió que allí le
tocaba dar clases.

Mientras deambulaba por una galería del patio principal de la institución


trayendo a su mente recuerdos pasados que le volvían no sin un dejo de
nostalgia, escuchó un ruido que llegó a estremecerlo. Fue esa la razón
por la cual aprovechó a consultar a un empleado que a la sazón estaba
de espaldas limpiando unas ventanas: “Disculpe que lo moleste, pero:
¿en el tiempo de mi ausencia se ha establecido algún zoológico en las
inmediaciones de la escuela? Al girarse, el interrogado dejó ver que de su
frente salía un cuerno de unos quince centímetros, lo que hizo que
Bertoni retrocediera unos pasos debido al espanto que le produjo la
visión. No se trataba de una máscara, ni de un disfraz; era algo realmente
incrustado en la cabeza. El empleado como si nunca hubiera sido
interrogado, retomó sus quehaceres. Desorientado, el profesor, volvió a
pensar si acaso su mente estaría bien.

Cavilando aún sobre esa suerte de “unicornio humano” que acababa de


ver, debió dejar tal pensamiento y volver de nuevo a parar mientes en el
ruido que antes había oído y que ahora resonaba potentemente por todo
el patio. “Sí… -dijo Emilio-, no me cabe dudas de que debe haber en las
cercanías algún zoológico.”

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Al ingresar al curso le llamó la atención ver a un alumno abrazado a una
de las patas de la mesa:

- “Señor, póngase bien” –expresó Emilio-.

Mientras se dirigía al escritorio para dejar su carpeta, notó que el alumno


seguía tieso, por lo que insistió elevando la voz:

- “Señor, le reitero, póngase bien”.

A duras penas el “aprendiz” se incorporó y quedó parado junto al banco.


Lo notable fue cuando saludo al curso. Al decir “buenos días alumnos”,
vio cómo uno de ellos abrió su boca y dejó escapar una suerte de rugido
ensordecedor. Recordó al instante los ruidos anteriores, los relacionó, y
comprobó que eran exactamente como el que ahora estaba escuchando.
Antes de que Emilio pudiera decir algo, el chico volvió a “rugir” y escapó
corriendo del aula. “¡Señor, regrese, ¿qué le pasa? ¿A dónde va? ¡Qué es
todo esto, señores! –preguntó confundido Emilio- .Uno de los alumnos
que se encontraban cerca, se aproximó y le dijo:

- “Profe, no se preocupe, él es un león”.

El profesor Bertoni un tanto alterado le respondió:


- “¿Me estás tomando el pelo?”.

- “No profesor, jamás –contestó serio el chico-. Y acotó: “Él se autopercibe


un león. Y Martín, el que usted vio enroscado en la pata de la mesa al
ingresar, se autopercibe una boa constrictor”.

- “Perdón, perdón. ¿Cuál es tu nombre, y qué es todo esto de la


‘autopercepción’? –manifestó rendido el docente-.

- “Me llamo Antonio –respondió el muchacho-, y la autopercepción tiene


que ver con todo lo que uno decide ser. Todo es así ahora. Todas las
materias son así. Usted como profesor debería saberlo. Es muy extraño

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que no lo sepa. Si quiere ver un poco más en qué consiste, ingrese en
otros cursos”.

Aunque Emilio sabía que debía dar su clase, pudo más la fuerza del
asombro sobre lo que acababa de vivenciar, por lo que decidió abandonar
el aula y hacer un recorrido por otros cursos. Tocante a la explicación
que le dio el tal Antonio, singularmente le quedó punzando en su mente
eso de que “todas las materias son así”.

En el recorrido que efectuó el profesor de Historia, comprobó que,


efectivamente, lo que el educando le explicó realmente sucedía. Se enteró
que todos los cursos eran un descontrol; que los profesores hacían la
suerte de postes y que solo manejaban un par de ideas sobre algo llamado
“educación”; que ya todo podía desmerecerse y que todo podía ser todo o
nada; que todo debía ser admitido menos la verdad; que quien no admitía
algo automáticamente caía en la mayor infracción consistente en
oponerse a la ‘autopercepción’; que si estaba bien amputarse el pene o
los pechos, también daba lo mismo amputarse las orejas o arrancarse los
ojos; que un alumno mató a su padre porque autopercibió que sus bellos
eran pasto y que debía pasarle la máquina de cortar césped; y se enteró
que ya no existían calificaciones pues: ¿cómo poder evaluar algo si todo
era válido según lo que todos autopercibían? ¿Por qué la palabra vaca
debía ser escrita con “v”, si acaso alguien autopercibía que debía ser
escrita con “b” (baca), o con “p”(paca), o con “c” (caca”? ¿Por qué 10 - 5
debía dar por resultado 5, si para la autopercepción de un alumno 10 -
5 era igual a 3.000.000? ¿Por qué debía estar mal y merecer una
descalificación el alumno que sostenía que Colón descubrió las
hamburguesas, si él así lo autopercibía?

Cabizbajo, Emilio, tomó su carpeta, saludo al tal Antonio que le parecía


dentro de todo el más razonable, y se marchó. Pasó por la dirección para
despedir a la directora, pero vio que estaba sumergida en una bañera
antigua sobre la que había una placa metálica que decía: “Horca. La
vayena hazezina”. Emilio dejó escapar al aire: “Lo ortográfico ya sé por
donde viene; pero lo de asesina, qué bien te queda”. Antes de salir, vio
pegada sobre la puerta de salida un cartel que decía: “Educación Sexual
Integral (ESI). Respeto total a la autopercepción del otro. Educación
transversal, vale decir, debe darse en todas las materias”. Tras leer eso,
la arrolladora lógica de Emilio, lo llevó a una sola e incuestionable
conclusión: “Si a una persona se le permite autopercibirse lo que quiera
ser: ¿por qué entonces no se le podrá permitir que autoperciba todas las
cosas existentes tal y como a él se le ocurren que deberían ser?”

21
Me enteré que, a Dios gracias, Emilio se encuentra impartiendo sus
enseñanzas en un colegio donde la ESI está totalmente prohibida y donde
realmente se apunta a una sana educación para los educandos. Me
enteré también que tuvo muy buena acogida la clase que dio sobre la
historia del hombre que murió descerebrado tras chocar brutalmente
contra un tanque militar que desfiló en una fecha patria, y todo porque
se autopercibia una flecha. Claro que cuando el diario Clarín dio la
noticia, su título lamentaba: “El triste final del empleado unicornio”.

22
ENTRE RUBIAS Y NEGRAS
(UNA TRAMPA)

Alguien podría tener en cuenta la protesta hecha por un grupo de


cerveceros blancos que luchaban por la prohibición de cerveza rubia para
negros, para de ahí compararla, infiriendo una igualación sustancial, con
una protesta que, pasados los años, hicieron un grupo de negros frente
a una gobernación y tomando cerveza rubia, reclamando por el derecho
a la vida de sus hijos aún no nacidos. Por supuesto se trata de una
comparación totalmente indebida, atento a que la primera protesta se
fundaba en algo malo y accidental, y la segunda, en algo bueno y esencial.
No puede compararse en modo alguno -a no ser que, fruto de una ceguera
querida ya no pueda distinguirse entre lo bueno y lo malo-, la pretensión
absurda de algunos que no quieren que otros consuman cerveza de tal
tipo, con la pretensión legítima de otros que no quieren que algunos
maten a sus hijos.

Hay quienes no distinguen entre accidentes y esencias, errores y


verdades, bienes y males; y, jactanciosos, como Pilatos, preguntan con
sorna “¿qué es la verdad?”, no como quien desea averiguar para saber,
sino con la soberbia de quien se cree con autoridad para determinar
caprichosamente cómo debe ser la realidad de todas las cosas.

Entre la variada gama de dedicatorias poco amigables que me hacen


llegar a diario, alguien se queja de que me quejo de muchas cosas
respecto de las cuales no les gustaría que me quejara, sentando algo que
ya sabemos de sobra: que ellos sí pueden quejarse pero uno, no. Aun no
sé si soy retrógrado por quejarme o por plantear cosas que no agradan.
Si es por lo primero, entonces quien se queja de mis quejas incurre
automáticamente en retrogradación; y si es por lo segundo, entonces al
presentar como oposición a eso que no agrada un descalificativo, indica
a las claras quién es el verdadero retrógrado, en el sentido de que la mera
descalificación no se condice con un buen uso de la razón.

Los ideólogos de género no frenan en su intento estúpido de justificar lo


injustificable. Entre sus artimañas, han elucubrado una imagen en
donde se compara una protesta hecha por unos hombres en 1960 para
que no haya casamientos entre personas negras y blancas, con otra que,
pasado un tiempo, hizo un negro casado con una blanca para que no se
apruebe la aberración contranatura llamada matrimonio igualitario; la

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fotografía de esto último está encima de la fotografía que muestra la
manifestación hecha en la década del sesenta. Y agregan la siguiente
leyenda: “Arriba: Una familia protesta contra las familias LGBT. Abajo:
protesta hace 60 años en oposición a familias como la de arriba. Moraleja:
si olvidamos nuestra historia y la de nuestros antepasados, estamos
condenados a perpetuar el ciclo de violencia y a pasar de víctimas a
victimarios”. Como primera aclaración, que aparezca una mujer blanca y
un hombre negro con carteles contra los LGBT, no indica la necesidad de
que ese señor y esa señorita sean familia; aunque si lo fueran, desde
luego no hay problema. Pero llamar familia a las uniones LGBT es un
disparate. No les gustará que se los diga, pero son un rejunte antojadizo
antinatural, no una familia.

Es indebida la comparación que tiende a igualar algo malo con algo


bueno; en todo caso, la comparación es de mal con mal, o de bien con
bien. Veamos. Comparan una protesta mala con una protesta buena, lo
que resulta totalmente improcedente. Dirán -¡los escucho ya!- que “quién
sos vos para determinar lo malo y lo bueno”. Sucede que al no respetar
ya el orden divino y natural; al no respetar las finalidades de los seres; al
ser todo un antojo de ocurrencias personales a las que quieren revestir
con el manto del derecho, se va desdibujando las nociones de bien y mal,
de verdad y de falsedad. No hay razón para protestar contra un
matrimonio entre negros y blancas, más allá del capricho personal; pero
hay demasiadas razones para protestar contra una ficción aberrante que
pretende matrimonios entre personas del mismo sexo. Desde un punto
de vista estrictamente orgánico, la mujer blanca como la mujer negra
poseen el mismísimo órgano diseñado para la recepción del mismísimo
órgano que tiene tanto el hombre blanco como el hombre negro. Desde
un punto de vista procreacional, sucede lo mismo entre un hombre negro
y una mujer blanca, o entre una mujer negra y un hombre blanco, es
decir, más allá de un color, pueden concebir un hijo. Nada de lo anterior
se da entre dos del mismo sexo. Por eso, mal que les pese, tras escupir
contra la naturaleza, se tienen que doblegar ante ella cuando con la
continuidad de su delirio, todavía pretenden adoptar hijos, los cuales,
solo hay una forma de que vengan al mundo, esto es, con la participación
de un hombre y de una mujer.

Por eso, tras la comparación improcedente, la moraleja es igualmente


falsa. Recordemos su moraleja: “Si olvidamos nuestra historia y la de
nuestros antepasados, estamos condenados a perpetuar el ciclo de
violencia y a pasar de víctimas a victimarios”. Lo primero que no debe
olvidarse es de buscar la verdad. Luego podrá analizarse bien la historia
y hacerse las distinciones convenientes. Dicho en otras palabras: lo que
se hizo en los años 60 no tiene comparación igualitaria con lo que sucede,
24
digamos, en el 2019. Lo de los años 60 encontraría un eco igualitario en
estos tiempos, si encontrásemos un grupo de negros y blancos
protestando para que no haya matrimonios entre iguales en color.
Entonces sí podríamos decir que quien antes estaba en situación de
víctima ahora pasa a ser una suerte de victimario. Pero… pero no es, para
pesar de los ideólogos, lo que ellos hacen en el ejemplo que propusieron.
Una vez más su engaño ha quedado puesto en descubierto.

Moraleja: Es un absurdo que un blanco de los 60 hiciera una protesta


reclamando que un negro no podía tomar cerveza rubia; es igualmente
(¡sí, igualmente!) absurdo que un negro del 2019 haga una protesta
reclamando que un blanco no puede tomar cerveza negra. Ciertamente,
hasta aquí, la víctima de antes es el victimario de ahora. Pero querer
comparar para igualar esos casos con casos de lucha legítima y por
cuestiones esenciales, es también un absurdo comparativo.

25
¿A DÓNDE ESTÁ EL “CABALLO”?

Muchos caretas defienden a la ideología de género hasta que uno


comenta un caso que hasta a ellos les suena demencial. Entonces te
dicen: "¿Para qué gastar tinta en eso?" Les respondo: para destruir más
y más a la ideología. Encima, en los colegios, ahora se quiere enseñar esa
demencia a los niños.

La modernidad nos ofrece ahora una nueva transformación. Tiene que


ver con el hombre que primero se “convirtió” en mujer, y ahora ha
“evolucionado” –gracias a la ideología de género y su opción denominada
transespecie- hacia el modo “caballo”. En efecto, tenemos alguien que
dice ser un cuadrúpedo determinado encerrado en un cuerpo humano.
Tenemos muchas cosas obvias que presentar al hecho, y que cualquiera
ya estará imaginando. No dudamos que comerá pasto aprovechando
todos sus beneficios principalmente aquellos destinados a la formación
muscular. No dudamos que defecará bosta en proporciones y formato de
un equino. No dudamos tampoco en que ya su modo de expresión es el
relinche, y queda fuera de discusión que cuando habla en lenguaje
humano, somos todos nosotros los tontos que deformamos sus
relinchadas y creemos locamente estar oyendo palabras propias de un
hombre. Sabemos que el personaje transespecie, gracias a la ideología de
género, comenzará a vivir tranquilamente en una caballeriza o
simplemente a campo abierto; que estará dispuesto a ser montado, a
participar en carreras de hipódromos, a desarrollar tareas de carga, a
recibir fustazos, a ser marcado con hierro al rojo vivo, a recibir
vacunaciones para animales, a ser llevado para aparear yeguas, a ser
usado en partidos de polo o para equitación, a ser vendido para
actividades campestres, a ser parte del conjunto animal de algún circo,
etc., etc.
Es tan único el “corcel” en tratamiento, que hasta se lo ve en un corto
pintándose los labios y hasta fumándose un cigarrillo. Los ideólogos
deberían -¿podrán?- reflexionar sobre el por qué jamás se ha visto a un
verdadero elefante cocinando ñoquis.
Pero gracias a la ideología de género -pregonada como derecho, aplaudida
por estafadores mentales que ocupan altos puestos y que encima
pretende ser enseñada a los niños mediante una corruptora enseñanza
llamada educación sexual-, podemos arribar a otros puertos gracias al
transespecie. En efecto, al sujeto se le debe apartar de la vida ciudadana,
pues ¿qué caballo participa como ciudadano en una sociedad civilizada?
No tendrá más DNI y todo lo que ello implica. No deberá tener derecho

26
civil alguno, pues ningún animal los tiene, por caso, a un domicilio o a
ser elegido intendente; con lo cual se ve este absurdo de los ideólogos:
que conceden a los sujetos transespecie un “derecho”, pero para
quedarse, al fin de cuentas, sin derechos. Es que los caballos no son
humanos.
Hay más. Tanto en el caso del “caballo” como todo lo demás venido de
mano de la ideología bestial consabida, siempre está la cantinela de que
son “algo” encerrado en un cuerpo humano: que son extraterrestres
encerrados en cuerpo humano; o dragones encerrados en cuerpo
humano; o una mujer encerrada en el cuerpo de un hombre. Ahora
tenemos un caballo encerrado. Y como está “atrapado”, propongo que
sigamos el camino; rastreemos a ese animal; vayamos tras sus huellas
para ver dónde nos conduce; en definitiva, aproximémonos lo más que
podamos al “sitio” en donde está encerrado. Por tanto, comencemos con
este interrogante: ¿A dónde está el “caballo”? Se nos dice que está
enclaustrado en un cuerpo humano, veamos. Vayamos a un cirujano
para que abra las piernas del espécimen a ver si encontramos alguna de
las cuatro patas del caballo. Ups… no había nada. Pidámosle al mismo
galeno que ahora corte el rostro del “transespecie”, y nos descubra dónde
está el morro (mal llamado hocico). Ups… tampoco fue hallado nada. No
dejemos ir al especialista y solicitémosle otra cirugía: que opere la zona
trasera de la cadera y nos dé a conocer el anca del animal. Ups… solo
músculos y huesos de humano. Finalmente, exijamos una última cirugía,
esta vez en la cabeza. Pero, ups… acaba de verse un cerebro humano.
Entonces, queda ya clarísimo como el agua una cosa: el único lugar en
donde está encerrada cualquier fantasía de los ideólogos de género, no es
en el cuerpo humano, sino en la imaginación. Allí tienen metida la
irrealidad que enloquece y corrompe. En definitiva, no se trata de “algo”
encerrado en el cuerpo humano, sino de un humano encerrado en su
propia fantasía.

Desde luego que el moderno humano con base en el universo de fantasía


pretende tener a su disposición un sistema jurídico tan fantasioso como
él. Y, por eso, el mismo personaje que clama porque se respete su
tendencia a ser un alazán con crines al viento, será quién mañana, con
solo cambiar su brújula hacia un nuevo capricho delirante, pedirá que
sea enjuiciado aquél que osó tratarlo de “animal”. Pero también sería
posible que alguna sociedad protectora de animales, demande al
mismísimo hombre que dice tener en su interior un “caballo”, porque se
trataría de alguien que está oprimiendo a un equino sin dejarlo “ser”.

Los ideólogos de lo contranatural han pretendido anular la noción de mal


en todo lo que a sexo respecta. Pero la otra forma de caer en eso, la

27
muestran, paradójicamente, quienes dicen oponérseles, al tiempo que
predican un falso derecho individual para hacer lo que se quiera.

Hay quienes favoreciendo al “caballo” pregonan una falsa libertad en


contra del hombre; por mi parte, en favor del hombre, defiendo una
verdadera libertad en contra del “caballo”.

28
CONSTRUIR FIRMEMENTE LA MASCULINIDAD

No haría bien un dentista en solucionar un problema de caries,


proponiendo al paciente arrancarle toda la dentadura; y de seguir esto
último, descarto que eliminará el problema por el cual el visitante visitó
al odontólogo, como también descarto que a partir de la cirugía
arrasadora el operado tendrá ahora otro problema. Si se da una violencia
mal ejercida por parte de un hombre para con una mujer, la solución es
corregir lo malo, no destruir su ser masculino.

Leemos en un titular que “Piden ‘deconstruir’ la masculinidad para lograr


una sociedad más justa”. También se dijo que “el género” (…) está en
relación con la orientación sexual”. Las mismas personas que hablan de
deconstruir la masculinidad son quienes también apuntaron sus
cañones sobre la feminidad, pretendiendo reemplazarla por el feminismo.

La torpeza de los innovadores está, no en solucionar una violencia sino


en violentar una solución. No buscan ponerle un parche al lugar por
donde se filtra agua en el navío, buscan dinamitar al barco aduciendo
que así no entrará más agua.

Una cosa es apuntar sobre la mala violencia, otra cosa es apuntar sobre
el ser masculino. Y hay quienes, ya vemos, mezclando los tantos, quieren
destruir algo que no es malo.

Aunque a tales tergiversadores de seres les resulte un escándalo leer lo


siguiente, vengamos a la proposición. Hay que tender a la construcción
de la masculinidad, del modo en que el dentista tiende a la perfección de
la dentadura o el marino al bien del barco. El interés de quienes bregan
por la deconstrucción de la masculinidad, ya sabemos cuál es: al tiempo
que desploman lo bueno del hombre por lo que ellos consideran “bueno”
para él, quieren hacer crecer más y más al feminismo y toda su perorata
guerrillera. Los propungadores de la deconstrucción que ahora se sientan
a dar “cátedra”, son los mismos que avalan, participan, y acompañan
todo tipo de conductas violentas, hechas y defendidas en nombre del
feminismo y de la ideología de género.

29
Al hablar de “sociedad más justa”, me pregunto cómo pueden entender
de una sociedad más justa quienes son los acérrimos defensores de la
autopercepción. Me pregunto cómo intentan entonces precisiones siendo
que predican la imprecisión. Y ya que sostienen la autopercepción: ¿por
qué rechazan que alguien realmente se vea con toda su masculinidad?
Como todo sería autopercepción no podrían siquiera sostener la
objetividad de lo que es deconstruir. Flotan en un absurdo. Hemos
llegado a un tope en donde quiere inculcarse que desde el nacimiento
venimos indeterminados, sin darse cuenta que en su torpeza determinan
como si fuera científico que estamos abiertos genéricamente.

30
RESUMEN DE UN OBCECADO: “LO QUE TÚ VES
MAL, DÁSELO A LOS NIÑOS POR BUENO”

Tenemos un periodista famoso que en cierta oportunidad dijo


textualmente que “un transexual no es una mujer”, pero ahora está muy
de acuerdo con que se enseñe la nefasta Educación Sexual Integral en
los colegios. De modo que él, siendo mayor y con capacidad de
discernimiento, ve la falsedad propuesta por quienes quieren presentar
como real lo que no es más que una fantasía, pero, no obstante ello,
pretende que ese engaño le sea enseñado a los menores y adolescentes
en los colegios mediante la nefasta “Educación Sexual Integral”, siendo
que la capacidad de discernimiento disminuye mientras más pequeño se
es.

El periodista Jorge Lanata en persona, entrevista hasta quienes están


presos, caso de Fariña o caso del mapuche; y si el entrevistado está lejos,
también es él quien lo entrevista, como hizo con Woody Allem. Pero
parece que en un mano a mano con quien puede poner al descubierto
sus patrañas, brilla por su ausencia, mandando a una mujer a que
efectúe un cuestionario de secundaria. Luego, lo editan intentando que
encaje en su teleología pro contranatura, presentando con sensiblería
barata el caso de un niño transformado en mujer, con la anuencia no
menos perniciosa de sus progenitores. No encausan en el bien:
complacen en el mal.

Jorge Lanata es Clarín, y, en menor medida, Clarín es Jorge Lanata.


Prensa abortista, turbia, oscura, ladina, y favorecedora del movimiento
LGBT+. ¿Esperaban otra cosa?

El resumen de un obcecado puede nuclearse en esto: “Lo que tú ves mal,


dáselo a los niños por bueno”.

31
UNA PORQUERÍA LLAMADA EDUCACIÓN

Cuando C.S. Lewis en su afamada obra “La Abolición del Hombre


(Reflexiones sobre la educación)”, recordó, citando a Aristóteles, que “el
fin de la educación es conseguir que el alumno tenga predilecciones y
aversiones por lo que corresponde”, no solo estaba desempolvando una
lección, sino, refrescando algunas pautas para evitar la destrucción de
los humanos.

Entiéndase bien lo afirmado en el título: no estoy diciendo que la


educación sea una porquería; estoy diciendo que hay una porquería que
se hace pasar por educación. Y esa basura es lo que se nos viene a
proponer ogaño como “Educación Sexual Integral”. Cargo de nuevo tintas
contra ella, pero desde una óptica más amplia teniendo presente lo que
entiendo como su génesis.

El solo hablar de “educación sexual” es estar haciéndoles el juego a los


revolucionarios. En efecto, se trata de su lenguaje. En efecto, en su
momento se ha introducido esa expresión cifrada en dos palabras, con
una finalidad clara: llegar a los postulados actuales. Solo que aquello fue,
desde luego, el primer paso. Con ella y progresivamente, se apuntaba
directamente a la introducción sin tapujos del aborto, la ideología de
género, y, debe ser dicho, de un desorden contrario a lo ordenado por
Dios. Los resultados hoy están a la vista, y, aunque haya quienes les
guste reducir todo a un tema político, me remito a los reclamos de las
hordas hulkicidas: “mi cuerpo, mi decisión”; y “separación Iglesia y
Estado”.

Algunos pretenden entonces la distinción entre “Educación Sexual


Integral” y “Educación Sexual”. Repito: es lo mismo. Sus mentores y
propugnadores principales son los mismos, nada más que se han ido
quitando la máscara progresivamente, hasta darse a conocer tal cual son.

Hasta si llegamos a un real sinceramiento, el método a veces usado por


algunos para evadir la ESI confirma las razones anteriores. En efecto:
¿acaso aquellas instituciones que han querido continuar con buenas
enseñanzas, es decir, contrarias a los postulados ideológicos, no se han
visto en la necesidad de poner la materia “educación sexual” porque se
los exigía algo llamado ley, pero sabiendo que darían un contenido

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completamente opuesto a lo ideológico? ¿Qué es eso entonces sino estar
usando subterfugios para evitar los males que se sabían contenidos en
una aberración llamada ley? “Hay que esquivar el bulto, porque el bulto
es una dinamita.” Ese dato respalda que esa “educación sexual” ya olía a
putrefacción.

En definitiva, la denominada educación sexual es, figurativamente, estar


echando nafta al fuego pero con la necia intención de pretender que no
arda. Quitada la figura, diré que es un adoctrinamiento feroz, para que,
obligatoriamente, los educandos vean lo antinatural como natural, en un
catálogo desenfrenado de propuestas lujuriosas, haciendo del vicio un
bien para ser aprendido y respetado.

Aunque resulte para muchos –lo sé- una proposición exagerada, la


expresión “educación sexual” cumple su función de camuflaje de una
corrupción mental, al modo en que decir interrupción del embarazo
cumple su función de camuflaje de lo que es un verdadero asesinato. En
otras palabras, quedan “lindas” esas camufladas; son biensonantes;
cumplen el cometido de no ser chocantes; encuentran aceptación. Claro:
¿quién, por ventura, sería tan loco de oponerse a algo llamado “educación
sexual”?
Eliminaría de plano entonces la mentada expresión, en primer lugar por
ser la deseada por los ideólogos cuyas tretas tantas veces hemos atacado.

“¿Pero estás loco? ¿Realmente no vez ninguna conveniencia en llamarla


así?” Me explico. El ser humano tiene su sexo; el ser humano tiene
funciones manuales; el ser humano tiene una función nasal; tiene
funciones musculares, renales, pulmones, etc., etc. Ahora, me pregunto:
¿dónde está la ‘Educación Manual Integral’? ¿Dónde la ‘Educación Nasal
Integral’? ¿Y dónde por favor la ‘Educación Renal Integral’ en modo
transversal? ¿En qué colegios, por ejemplo, en Geografía, se está dando
la ‘Educación Integral Pulmonar’? ¿Dónde, dónde, dónde? “Estás loco,
olvidas que hay enfermedades de transmisión sexual”, me dirán. Bueno:
hay enfermedades pulmonares terribles producidas por el cigarrillo. Hay
cánceres más letales que el sida. “Está bien. ¿Entonces?”

Entonces tenemos algo muy sencillo. Que siempre, conforme recuerdo y


conforme estudié, bastó con que se dé biología en los colegios. Allí se veía
en conjunto las cuestiones referentes al cuerpo humano, incluso las
sexuales, y esto con rigor y moderación. Y, en todo caso, si se trataba de
modernas cuestiones como, verbigracia, alguna enfermedad de

33
trasmisión sexual, no había razón para que no se la introduzca en la
referida asignatura. Entonces, en esta suerte de pesquisa en donde
vamos demoliendo las estrategias ideológicas, aparece esto otro:
precisamente como la moderna pretensión se funda en una ideología, no
podía jamás estar hermanada con la biología. Por eso tenemos, conforme
a esta vía lógica, la “moderna educación sexual” con los lineamientos
nefastos que pretenden inculcar en la mente de menores y adolescentes.

Últimamente hemos leído que algunos, para justificar lo injustificable,


recurren al hecho de que la mentada ESI sirve para diferenciar entre
caricias y abusos. Ya lo dije en otro artículo que para alcanzar una
cuestión así no hace falta tantísimo engaño e inoculación ideológica. En
resumen, con cada cosa que afirman solo prueban que hacen agua por
todos lados.

Me causa una gran indignación ver cómo, en colegios públicos locales, se


les pide a los chicos y chicas de 5° grado la confección de láminas en
donde se expone: “Soy Gay; soy lesbiana; soy bisexual; soy transexual;
soy heterosexual; soy como tú, soy humano. Amor es amor (…).
Respetémonos entre todos nosotros”. ¡Sí, quinto grado! Es tristísimo,
pero, al parecer, el silencio de los progenitores habla por sí solo. Les faltó
poner –solo para dar un caso más-: “Soy Incestuoso”, dado que hay que
“respetar” las “orientaciones sexuales de cada uno”, y dado que “amor es
amor”. Por supuesto que también como “amor es amor” los chicos y
chicas deben tragarse la amorosísima práctica abortiva (Obvio. Está
implicada en la ESI), y ya deben haber recibido la amorosa lección
magisterial de que en la Argentina, gracias a la susodicha ideología, el
que desee puede tener sexo indefinido. La complicidad docente a escalas
como las ya cada vez más advertidas, me lleva a la lapidaria frase
esbozada con toda precisión por el gran filósofo Jorge Ribes Cobos:
“Tenemos a muchos docentes contra muchos inocentes”.

Y hasta con mucho desacierto la llaman “sexual”, dado que la ideología


de género desprecia, como bien se sabe, el dato biológico, volcándose
decididamente por las fantasías que a cada uno le venga a la imaginación.

¿Saben una cosa? Ustedes, la abrumadora e inmensa mayoría de la


humanidad, y yo, hemos sido “mal-educados”: no hemos tenido
“educación sexual integral”. Somos de la humanidad pre-ideología de
género, o sea, unos reverendos “mal-educados”. Somos “mal-educados”
porque nuestra educación no contenía lineamientos abortistas. Somos

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“mal-educados” porque seguimos defendiendo el orden divino. Somos
“mal-educados” porque no traicionamos nuestros principios. Somos
“mal-educados” porque nuestra formación no traía postulados
contranaturales. Somos “mal-educados” porque no llamamos derecho a
lo torcido. Somos “mal-educados” y, por eso mismo, necesitamos de esos
“políticos prodigios y tremendamente honorables”, que desean legalizar
el aborto, y, más luego, desean venirnos con peroratas educativas para
los menores. Somos “mal-educados” porque sabemos de Matemáticas, de
Lengua, de Historia, de Ciencias Naturales, de Religión, de Arte, y todo
por culpa de no haber tenido educación sexual integral transversal, es
decir, aquella que debería impartirse en clases también de Matemáticas,
Lengua, Historia, Naturales, Religión y Arte, con lo cual se termina
sabiendo de invenciones lujuriosas y no de esas ciencias. Nos quieren
obligar a acatar falsas leyes, aquellos mismos que desacatan verdaderas
leyes, y como no nos doblegamos a sus imposiciones somos “mal-
educados”. En fin, verán ustedes, que somos “mal-educados” por los que
hoy se creen “bien-educados”. En resumidas cuentas, somos eso, por
aquello que usted seguramente ya sabe: hay quienes al bien llamarán
mal, y al mal llamarán bien.

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UN PLANETARIO DENIGRADO

Cuando me refiero a que el Planetario ha sido denigrado, hago referencia


a que la sociedad ha sido, una vez más, denigrada. El jefe de gobierno de
la Ciudad de Buenos Aires, Rodríguez Larreta, ilumina el emblemático
Planetario con los colores del movimiento LGBT. Claro está que no se
trata de ningún bien común: se trata tan solo de estar apoyando una
causa que corrompe el ordenamiento social, y eso aprovechando la
situación personal en la que hoy se encuentra. La estrategia llevada a
cabo no presenta dificultad alguna: eligieron un monumento
emblemático, a sabiendas de que así podía llegar más lejos el mensaje
que deseaban hacer saber. Solo que no se dieron cuenta de que estaban
usando de una construcción que, si se la aprecia en profundidad, no hace
otra cosa que destruir su corruptora lucha.

A pesar de la pena que me causa lo contado, aprovecharé para sacar


algunas lecciones.

El Planetario es una inmensa herramienta para que, básicamente, sus


visitantes tengan un conocimiento del cosmos. Y si hay algo que ha
causado y aún causa asombro, es el orden perfectísimo que se advierte
en el movimiento cósmico. Una precisión matemática sin igual, en donde,
por ejemplo, planetas y estrellas de dimensiones impensadas, responden
siempre de la misma manera. Todo el ordenamiento planetario se yergue
cuan gigante, para destrozar a la ideología de género que, precisamente,
se burla de todo orden para poner en práctica sus desvaríos. La sola
invocación del nombre ‘Planetario’ les debería servir de humillación.

Un ejemplo. Los astrónomos nos dicen que cuando la Tierra hace sus
pasos por el equinoccio vernal dura 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45,51
segundos. ¡Qué maravilla que pasma! ¡Cuánto orden! Rodríguez Larreta
y sus LGBT+ eligieron muy mal: eligieron un monumento que rinde
homenaje a un orden colosal e inigualable, para intentar hacerlo un
monumento que rinda homenaje a una causa que enarbola un bestial
desorden.

Y ya que estamos hablando sobre cuestiones relativas al cielo, sirva


también esta reflexión sobre el arcoíris, otra producción de la que se han
servido, solo que tampoco han reparado que, si bien se analiza, se les

36
viene en contra. En efecto, ¿en qué consiste el arcoíris? El fenómeno
óptico y meteorológico “consiste en la aparición en el cielo de un arco de
luz multicolor, originado por la descomposición de la luz solar en el
espectro visible, la cual se produce por refracción, cuando los rayos del
sol atraviesan pequeñas gotas de agua contenidas en la atmósfera
terrestre (…). Si bien el arcoíris es un gradiente continuo de colores
espectrales, se considera que estos pueden definirse en siete colores
fundamentales: rojo, naranja, amarillo, verde, cian, azul y violeta”. De
modo que, como puede verse, el arcoíris responde estrictísimamente a un
orden que si no se da, jamás se dará la descomposición lumínica. En
otras palabras, responde a un orden natural. Una vez más, el signo
elegido por los LGBT+ para su causa, es absolutamente errado.

Hay quienes usan el Planetario para mirar las estrellas; otros, en cambio,
en su torpeza, solo lo usan para estrellarse.

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EL FEMINISMO ATACA A EL PRINCIPITO

Literatura en peligro. Ahora, ¿qué cosa no corre peligro en manos de las


femihulkas y de la ideología de género? Clarín –como si nada- cuenta que
el “feminismo se mete con los clásicos: ‘El Principito’ ahora es ‘La
Principesa”, y agrega que ahora “una nueva versión del libro de Saint-
Exupéry tiene como protagonista a una aviadora. Y, para cuidar a los
animales, la serpiente ya no se come al elefante.”

Lo dije el año pasado en mi artículo titulado “El Principito contra la


Ideología de Género”. No iban a soportar al muchachito con título de
príncipe y espada en mano. El tiempo da la razón. No dirán de frente que
están haciendo un ataque al Joven Príncipe; ensayan su estrategia
haciéndose las "amiguitas" de él, pero, en verdad, el resultado es clavarle
un puñal por la espalda.

“No”, se han dicho: eso es patriarcal. Entonces le meten “La Principesa”


para así probar toda su coctelera mental. Ellas, las mismísimas
feministas que detestan la palabra ‘princesa’; ellas que con gusto
marchan con matorrales bajo las axilas; ellas que alocadamente se pintan
de verde hulkido y en sus marchas destrozan hulkidamente y claman por
el aborto en grito hulikicida; ellas, digo, ¿princesas? Sepan que me estoy
riendo. Desean su nueva versión en el intento de ser ‘inclusivas’, yendo
contra su propia imposición de ‘inclusividad”: deberían haber titulado el
engendro como “Le Principitxs”.

Las feministas rechazan el pasado, y ahora vienen a servirse de títulos


nobiliarios.

Van derrapando de fondo a fondo. Parodias todas; deformaciones,


corrupciones. Hasta, finalmente, son una burda imitación del hombre al
que dicen odiar. “Muerte al macho”, las escuchamos gritar, pero se han
vuelto “machotes”; son como “muchachotes pesados, violentos y
groseros”.

Son tan absurdas, que ahora, ¡hasta a los mismos animales quieren
corregir! No se han dado cuenta que no es a Saint Exupéry al que
propiamente vienen a intentar modificar, sino a la misma naturaleza. Es

38
que ellas están acostumbradas al igual que la demoledora ideología de
género, a arruinar el orden de la creación. El tema es este: los animales
se seguirán comiendo entre ellos, por más que estas “Princesotas” saquen
un texto en el que imbécilmente quieran cuidar a los animales evitando
en una lámina que una serpiente se coma a un elefante. La boa seguirá
engullendo animales por más que las feministas en toda su “sensibilidad”
hipócrita no lo deseen. El león seguirá usando sus colmillos y sus garras
para matar. El águila no dejará de descender en vuelo rasante sobre la
liebre para luego comérsela, por más que Clarín tozudamente acometa la
empresa de hacerles llegar al nido la versión obligatoria de las
Princesotas.

Como son tan “cuidadosas” del reino animal, no tienen mejor idea que
hacer que la boa se trague a un volcán. De modo que no desean que los
animales se maten entre sí; quieren -nos dicen literalmente- “cuidar a los
animales”, pero les agrada que la boa se liquide a sí misma, al comer algo
que la conducirá a la muerte, pues no es natural que coma piedras.

Las mismas femihulkas que las vemos cuan demonios enfurecidos


clamar por la matanzas de los seres humanos en gestación, ahora tan
“sensibles” impartiendo lecciones sobre animalitos que no deben tocarse.

El fenómeno espantoso viene con el aval de Clarín. Noten el trato que la


comentarista le da a la parodia abyecta. Hablando de El Principito,
expresa: “Publicado en 1943 y considerado uno de los diez libros más
leídos en la historia de la literatura del siglo XX, tiene ahora su
bonustrack feminista: La Principesa.” Si usted o yo intentásemos la
mínima variación de un texto tan célebre como el aquí tratado, tal vez
suframos linchamiento. Pero como se trata de las feministas y del apoyo
que reciben de grupos económicos fuertes, de “políticos” y malas yerbas
ocultas, se dice que se trata de un “bonustrack”.

Nos comentan como si nada el siguiente atropello: que la parodia


“mantiene la firma de su autor. Es promovido por el proyecto español
Espejos Literarios, el cual ‘busca reformular las obras maestras de la
literatura para dotar de significado a su carácter universal’. Dicen recoger
el guante de Saint Exupéry con esta explicación: ‘Fiel al mensaje
transmitido por el autor, La Principesa es más que una simple traducción
de género; es una obra reescrita a través de un nuevo universo de
personajes que respeta lo esencial de la obra original. Eso que para Saint
Exupéry es invisible a los ojos. El público infantil y adulto que lea La

39
Principesa acompañará a nuestra aviadora protagonista en su
redescubrimiento del amor y la amistad a través de su pequeña amiga de
cabellos violetas, viajando a planetas donde los oficios son desempeñados
indistintamente por hombres y mujeres, y donde los animales reciben un
trato un poco más amable que en la obra original.” ¡Son todo terreno!
Para que su engaño sea más efectivo no temen estampar a la burda
parodia la firma de Saint Exupéry. No tengo la menor duda que su
objetivo, si pudieran, sería que finalmente el nuevo texto sea el que se
tenga finalmente por verdadero, y al verdadero se lo haga poco a poco
desaparecer de la existencia. Dicen que son fieles al mensaje transmitido,
y en su ofuscación no advierten que, a los pocos renglones, sostienen que
los animales en su “prince-hulki” escrito, “reciben un trato más amable
que en el original”.

Sus creadoras, las mismas que manifiestan que todo es “fiel” al original,
cuentan que su versión tiene “algunas referencias ocultas a figuras
históricas femeninas”. Si quieren, como dicen, hacer la reivindicación de
lo femenino, ¿por qué ocultar cosas?

Las tergiversadoras de la buena literatura, fundan su proyecto en la


siguiente frase: "Si no podemos leer no es mi revolución". Ni siquiera lo
dicen bien. Pues deberían decir: “Si no podemos leer no es nuestra
revolución”. Pero vamos al mensaje. No les importa leer, les importa la
revolución, para lo cual la lectura de algo es una mera excusa.

Sucede que ‘El Principito’ trae cosas netamente contrarias a la ideología


de género y al feminismo, por eso, en verdad, para atacar todo eso, nació
un monstruo literario llamado “La Principesa”. Cito entonces parte de un
antiguo artículo mío referido al aclamado libro. En el capítulo de ‘El Rey’,
leemos:

"Si ordeno, decía corrientemente, si yo ordeno a un general que se


transforme en ave marina y si el general no obedece, no será culpa del
general. Será culpa mía."

“Este sentido común que defiende lo natural oponiéndose a


transformaciones indebidas, se va a reiterar nuevamente e, incluso, a
completar con nuevas lecciones. Sucede que enterado el pequeño del
poder impresionante del gobernante y dado que le encantaban las
puestas de sol, le solicita al poderoso monarca que ordene al sol

40
ocultarse. Y el Rey con mucha sabiduría le enseña que no es el momento.
He aquí parte del diálogo:

“- Si ordeno a un general que vuele de flor en flor como una mariposa, o


escriba una tragedia, o que se transforme en ave marina, y si el general
no ejecuta la orden recibida, ¿quién, él o yo, estaría en falta?
- Vos – dijo firmemente el principito.
- Exacto. Hay que exigir a cada uno lo que cada uno puede hacer - replicó
el rey. - La autoridad se fundamenta en primer lugar en la razón. Si
ordenas a tu pueblo que vaya a arrojarse al mar, hará una revolución.
Tengo derecho a exigir obediencia porque mis órdenes son razonables.”

El texto es contundente. Marca incuestionablemente un respeto


acabadísimo por la naturaleza de las cosas, señalando que a cada ser se
le exija aquello para lo cual fue creado. Un general no puede
transformarse en ave marina, o sea, ¡señores y señoras!: una persona no
puede trans-formarse en mujer si es varón o en varón si es mujer, o en
un sireno o en ET”. Niega sin vueltas la autoridad desquiciada,
desequilibrada, caprichosa. No deja lugar a dudas: la autoridad está
fundada en la razón. Y dada una sinrazón y si esa sinrazón atenta contra
algo natural y divino, directamente no debe ser obedecida.

El Rey posee sabiduría: otorga el derecho a que hagamos una revolución


contra la ideología de género, pues ella pide al pueblo algo peor que el
hecho de tirarse al mar: ella exige al pueblo que ahogue a la razón y mate
su alma”.

Seguramente la gran mayoría ha escuchado hablar de Jorge L. Borges.


Este escritor argentino escribió una obra que tituló ‘El Aleph’. Borges
murió. Pasó el tiempo. Otro escritor argentino llamado Pablo Esteban
Katchadjian, escribió un libro que llamó ‘El Aleph Engordado’. Tan solo
publicó de esa obra 200 ejemplares. ¿Resultado? La viuda de Borges le
hizo un juicio, sosteniendo que había alterado el escrito original. ¿Qué
dijo el juez? “Guillermo Carvajal dictaminó que ‘Pablo Esteban
Katchadjian defraudó los derechos de propiedad intelectual que le
reconoce la legislación vigente a María Kodama, viuda de Jorge Luis
Borges (…). Surge en forma palmaria la alteración del texto de la obra de
Borges por parte del evaluado, dejando caer por tierra el descargo
intentado por este último, en cuanto pretende explicar que la publicación
de El aleph engordado obedece simplemente a una experimentación

41
literaria’.” Fue noticia mundial, hasta el The New York Time se hizo eco
de lo acontecido. Y ahora tenemos un mamarracho que altera, ultraja, y
rebaja una encantadora obra; mamarracho que tiene la osadía, encima,
de usar el nombre del autor original; y Clarín lo aprueba y se lo comenta
muy simpáticamente en la sección llamada “Cultura”. Saquen sus
conclusiones.

La corrupción literaria de marras tiene su origen en España. Parece no


ser casual que haya sido una feminista española, Victoria Sau Sánchez,
quien dijo: “El lenguaje, la palabra, es una forma más de poder, una de
las muchas que nos ha estado prohibida”. ¿Cómo le respondo? ¿Con la
psicóloga y favorecedora del aborto, Pilar Sordo, que marcando
diferencias entre hombres y mujeres, sostiene que éstas usan 27.000
palabras al día y aquéllos solo 10.000? ¿O con la experiencia de la
humanidad que, anclada en el sentido común, marca el bellísimo hecho,
les guste o no, de que todos hemos aprendido principalmente los
rudimentos del lenguaje en el regazo materno? Sucede que eso no pueden
verlo las feministas; ellas tienen que revolucionarlo todo.

Quedará esto entre príncipes y “princesas”. Pero ajustemos las cuentas.


La fementida “Principesa”, bajo un camuflaje de bonhomía y dulzura,
deja de lado -¡es obvio!- la gallarda espada, pero porta el mortal veneno
de aquél llamado Príncipe de las tinieblas.

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LA EDUCACIÓN SEXUAL INTEGRAL ABUSA DE
LOS NIÑOS

Debajo de la foto aparecida en un diario que apoya la nefasta Educación


Sexual Integral (ESI), puede leerse: “Los niños aprenderán a evitar y
reconocer cuándo alguien quiera abusar de ellos”. El tema es que quienes
imparten la denominada “educación”, tal como lo pretenden desde el
Gobierno, ya están abusando de los menores.

El diccionario de la Real Academia Española define al abuso como: “Hacer


uso excesivo, injusto o indebido de algo o de alguien”. También: “Hacer
objeto de trato deshonesto a una persona de menor experiencia, fuerza o
poder.” Por ambas partidas quienes apoyan lo que ahora se conoce como
ESI incurren en abuso: de la primera manera, por ejemplo, llamando
indebidamente ley a lo que no lo es, para así poder penetrar en las aulas
y enseñar perversiones como el aborto. De la segunda manera, no se trata
con honestidad a los menores. No es honesto fundarse en la superioridad
para violar fortalezas de inocencia. Hay un libro destinado a “niños” para
que ellos coloreen. En una parte aparecen cuatro dibujos que muestran
esto: “Un hombre puede tener pene, pero también hay “hombres” con
vagina. Una mujer puede tener vagina, pero también hay “mujeres” con
pene.” Otro dibujo para colorear: niño viéndose en un espejo que le refleja
una mujer, pues “podes autopercibirte como quieras”. Como lo hace
notar el filósofo Juan Carlos Monedero, la ESI permite en toda su
vaguedad llenarla con el contenido que cada uno desee, siempre y cuando
esté relacionado a las modernas visiones denominadas de género.

Veamos una patraña. Se quiere hacer creer que esa “ESI” es un derecho
de todos los niños. Permítanme repetirlo otra vez en este artículo: los
mismos que apoyan el aborto de niños, son ahora quienes desean
ardorosamente educar a los niños, a quienes, desde luego, les enseñan
que hay abortos buenos. El derecho que tienen los niños es a que sus
padres los eduquen, no a que vengan unos revolucionarios y pretendan
obligar a todo el mundo con sus invenciones turbias. La ESI como ya he
probado viola el verdadero derecho. Por caso, en la provincia de San Luis,
una tal Sandra Cabrera (con maestría en Género: ¡señores, miren las
maestrías modernas!), habla de “el derecho que tiene todo estudiante a
recibir la ESI”, de ahí que apoye la obligatoriedad. Pero, ¿qué dice la
Constitución Provincial que están avasallando con total descaro? Artículo
71: “El Estado reconoce y apoya a la familia como núcleo básico de la
sociedad y, como tal, agente natural de cultura y educación. Le garantiza

43
la libre elección de la educación para sus hijos.” A Cabrera le gusta decir
que la “legislación” que defiende se apoya en “tratados internacionales
que tienen rango constitucional”. No respetan la propia Constitución
local, y quieren impartir enseñanzas sobre otras leyes.

La diputada de izquierda, Romina del Pla, expresa directamente cuáles


son las pretensiones que se buscan con la ESI: “Buscamos subsanar y
complementar la Ley de Educación Sexual Integral, para asegurar su
plena aplicación contra el bloqueo sistemático que ha sufrido por parte
de los gobiernos y la Iglesia Católica (…). Por eso proponemos que en la
aplicación de la educación sexual integral los centros de estudiantes, a
los sindicatos docentes y a los movimientos de mujeres y colectivos de la
diversidad sexual y de género tengan un rol central (…). Modifica el
artículo 5 para impedir que la Iglesia Católica, en sus colegios, siga
impartiendo una educación sexual reñida con los principios más
elementales de la ciencia y el respeto a la diversidad (…). Garantiza la
impartición de información y educación en materia de anti-concepción y
los métodos científicos disponibles para ello, ya que son la clave para el
ejercicio libre, responsable y gozoso de la sexualidad por parte de la
juventud, incorporando así el derecho de acceso a la anti-concepción, la
salud sexual, abortos seguros e inseguros y la atención sanitaria
adecuada para la juventud.” Parece olvidarse el artículo 2° de la
Constitución Nacional. Primero deberían eliminarlo del todo. Atropellan
la ley como les viene en ganas. Quienes niegan los datos científicos como
que hay vida humana desde la concepción; quienes permiten que se
mate, por caso, a bebitas de cinco meses sin que nada suceda a quienes
matan; quienes niegan la realidad natural de un sexo masculino y otro
femenino; ¿estos seguidores de la contra-ciencia nos vienen a hablar de
ciencia? Manifiestan odio a Jesucristo al que quieren eliminarlo de las
sociedades para instaurar un modelo anticristiano; les encanta blasfemar
contra la Santísima Virgen María en sus bestiales encuentros; dejan al
descubierto sin tapujos su odio a la Iglesia Católica; indican sin rodeos
que su Educación Sexual Integral lleva en su contenido la posibilidad de
abortar, yendo así contra las leyes en todas sus jerarquías; han sido los
propulsores de la demolición de la verdadera familia; y ahora también
pretenden pasar por encima de la patria potestad: ¿estos quieren educar
a los niños?

Como están desesperados por imponer y llevar a la práctica la corruptora


ESI, nos salen que será “transversal”, esto es, que “la imparten todos los
docentes y en todas las materias (…), por ejemplo, Historia, Lengua,
Ciencias Sociales, Naturales, Educación Física, Arte”. Calculo lo que
podrá ser una clase de Matemática. En la “regla de tres simple”,
propondrán lo bueno de tríos, fundados en su axioma de la orientación
44
sexual. Cuando expliquen la “tangente”, dirán que los que optan por
alguna de las cuasi infinitas modalidades de género, son tan gente como
cualquiera. Seguramente el maestro de Lengua, se servirá desde un
principio del nombre de la asignatura para hacer inferencias acordes con
la ESI. Ciencias Sociales, se convertirá en una suerte de chismerío sobre
las relaciones sexuales que han mantenido los próceres, para lo cual, a
no dudarlo, encontrarán prontamente que la mayoría tenía inclinaciones
acordes con los LGBT+. Ni hablar cuando en Naturales se diga que a la
salida del sol se la llama ‘orto’. Automáticamente el docente aprovechará
el término para impartir lecciones acordes con los lineamientos
degenerados de la ESI. El profesor de Educación Física podrá aprovechar
para tocar a las alumnas, y, en caso de que sea una profesora, podrá
hacer otro tanto con sus alumnos, eso sí, todo encuadrado y justificado
en la imposición degenerativa consabida. El maestro en Arte
probablemente quiera hacer de sus alumnos unos apasionados de la
arcilla: podemos imaginar qué tipo de modelaciones animará a realizar.
En definitiva, tendremos a niños y jóvenes que sabrán todo tipo de
aberraciones sexuales, pero cada vez menos tendrán verdadera
educación. Cada vez menos sabrán de Matemática, de Lengua, de
Historia, de Ciencias Sociales, de Naturales, de Arte. Van por la
consecución de almas realmente raquíticas, y, en lo posible, muertas.

¿Se imaginan que el director de un colegio llame a reunión de padres, y,


una vez que hayan concurrido los padres a la convocatoria, el director
pregunte a un papá delante de todos los demás (hombres y mujeres):
“¿Nos cuenta cómo fue la última relación sexual que usted mantuvo con
su mujer”? Con dos dedos de frente ya sabemos qué le dirá el papá al
director de ese colegio. Si entre personas grandes mínimamente eso da
vergüenza: ¿por qué quieren intentar esas cosas con los más chicos?!

Aparece también de mano de la “experta” que tiene “maestría” en


“género”, una aberración vanguardista que viene desde Reino Unido, y es
esto: hacer jugar a los chicos con juguetes de mujeres, y a las mujeres
con juguetes de chicos. Dice Calderón: “en nivel inicial trabajamos con
los diferentes juguetes y les enseñamos que no hay juguetes de nena y
de nene, que el varón puede jugar con muñecos y las nenas con pelotas”.
Esto es completamente destructivo. Pretende desestructurar el proceso
del psiquismo natural, y, principalmente, aniquilar la virilidad en el
hombre. Comete la torpeza de no advertir que usa el término ‘muñeco’,
lo que arroja el femenino de ‘muñeca’, cosa que vemos esconde. Que
denuncie a las industrias jugueteras de estar entonces fomentando
distinciones que no van. Pero la errada es la “experta” y gran “magister”
en “género”. Hay juguetes de nenes, y hay juguetes de nenas, y está muy
bien. Unos y otros tienden a la buena formación de la personalidad,
45
conforme a una naturaleza dada. De lo que no tengo la menor duda, es
que uno de los juguetes predilectos con los que la “magister” Cabrera
debe enseñar a las niñas, son los soldaditos de plomo. Así, rompiendo
“estereotipos” (así hablan), las preparará para la guerra en reemplazo de
los hombres (¡qué silencio guarda el feminismo al respecto!). Quieren
desestructurar todo, y, bajo el intento de una nueva “estructuración”,
llamada “constructo social”, responder a propias creaciones. Dije que hay
un especial ataque hacia la figura masculina. Es tanto el odio al hombre,
que principalmente a él se busca alterar, para que se vuelva lo que no es.
Con ello quieren alcanzar el triunfo de una ideología de género perversa
y del feminismo, tras la demolición del hombre. ¿Qué se pretende
también? Que el chico al que habitúan desde tempranísimas edades a lo
femenino, de grande también “sea” femenino. Se dicen a sí mismos: quien
de chico jugó a las muñecas, está muy bien si de grande usa tacones, y
faldas, y bombachas, y hasta… digan que pueden menstruar.

Cabrera sostiene que hay una “demonización” de la ESI. Sencillamente


la ESI es algo demoníaco. Cabrera sostiene que nosotros
“desinformamos”. No somos nosotros los que con una ESI proponemos
métodos abortivos; no somos nosotros los que proponemos a los menores
que ellos “pueden elegir qué ‘género’ quieren el día de mañana tener”,
borrándoles, incluso, la noción de sexo (masculino y femenino), para
meter ahora por todos lados el macaneo de “género”. No somos nosotros
los que les hacemos preguntas aberrantes e inapropiadas que ni entre
grandes se hacen, invadiéndoles así su intimidad. No somos nosotros los
que queremos destruirles la inocencia a los menores enseñándoles cosas
que no tienen por qué saber, como tampoco y por analogía, deben saber
a esas edades de física cuántica.

Cabrera se suma a las voces que aseveran que “la ideología de género no
existe”; el “nombre correcto, según ella, es “perspectiva de género”.
Podrán decir que el aborto es una “perspectiva de amor y de vida”, y no
por eso dejará de ser una maniobra mortal. Todo lo que pueda resultarles
chocante lo resuelven negándole existencia o diciendo que lo
demonizamos. Reitero: al igual que no les gusta llamar al aborto
asesinato y les gusta llamarlo eufemísticamente interrupción del
embarazo, aquí en vez de ideología le dan el nombre de perspectiva. Dado
que todo el colectivo LGBT+ encuentra su apoyo en eso llamado nuevo
“constructo cultural”, dado que escupe contra lo natural, netamente es
algo ideológico.

46
Eso sí, como si fuera una cargada, Cabrera afirma: “No vamos a enseñar
nada raro, ni extraño”. Hay cosas raras que no son malas, y otras que
están cargadas de perversidad. Por ejemplo, puede salir un nuevo envase
para una bebida que uno está acostumbrado a tomar, y decir: "qué raro
que es"; se lo dice en comparación con el que siempre se usaba. Pero la
ESI no participa de tal concepción; la ESI ingresa directamente en algo
perverso.

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ME LLAMO NATURALEZA

Mostraré una contundente prueba contra los que han pretendido


mediante “legislaciones”, poner presa a la naturaleza y presentarla a los
ojos de los humanos como una asfixiante tirana. La necedad ha quedado
puesta al descubierto y, confundida, tuvo que volver sobre los pasos
andados y reconocer su fracaso. Pongámonos en contexto. Un hombre
que se “transformó” en mujer, al ir preso, fue enviado a una cárcel de
mujeres. ¡Y claro; para los creadores de la contranatura legalizada, se
trataba de una mujer! Resulta que el hombre devenido en woman, en la
cárcel se dio cuenta de que contaba con un “instrumento de jardinería”
para “cavar” la tierra; en otras palabras, “advirtió” que estaba dotado con
un miembro viril y decidió ponerlo en uso, solo que lo hizo de la manera
indebida.

La prensa expresa: “Karen White, que nació como Stephen Wood, cumplía
además condena por otro delito sexual”. El orden de la proposición pone
de relieve cómo lo contranatural ha tomado primacía en ese medio de
comunicación. En efecto, lo que ponen primero como bueno es la
transformación, y, luego, en segundo lugar, colocan aquello que fue
dejado de lado, o, mejor dicho, despreciado. No dicen: “Un hombre
llamado Stephen Wood, con el tiempo se transformó en Karen White”.
Dan tanta entidad y valor a la transformación operada, que empiezan
diciendo que “Karen White antes era Stephen Wood”.

Nos hacen saber que tras las violaciones, “las autoridades británicas le
trasladaron a una cárcel para hombres en Leeds, a pocos kilómetros del
centro femenino.” Esto es realmente el colmo de la hipocresía y una
prueba fenomenal ¡para todos! de lo que es la bestialidad llamada
ideología de género, y que quiere, con una voraz intención demoníaca,
meterse en la mente de los menores con esa perversidad llamada
“educación sexual integral”.

Una gran mayoría cargó tintas directamente contra el violador en


cuestión, esto es, contra Stephen. Pero el punto no es ese, o, al menos,
no es lo capital. La culpa es de quienes aprueban, ven bien, e incluso
legalizan las perversiones transformistas. Son esos mismos incoherentes
quienes sostienen: “¡Oh, ¿qué sucedió?; Karen debe ser hombre porque
violó con su pene!” Son ellos mismos, los que, al enviar al hombre
devenido en mujer a una cárcel de hombres, se condenan a sí mismos

48
como discriminadores conforme a sus leyes establecidas de
discriminación, porque son ellos los que han aprobado que Stephen
devenga en Karen, esto es, que un hombre devenga en mujer. De modo
que son ellos los que ahora mandan según sus reglas a una “mujer” a
una cárcel de hombres, pisoteando sus mismas invenciones atroces. Son
ellos quienes están ahora discriminando a una “mujer” tratándola como
hombre al enviarla a una cárcel de hombres. ¡¿Y qué pasa ahora, oh
jueces desquiciados?! Pasa que cuando a Stephen devenido en doña
Karen lo empiecen a violar en la cárcel de hombres por ser “mujer”, ¿qué
harán los jueces? ¿Mandarán a la “mujer” a la cárcel de mujeres, pues
en la cárcel de hombres están violando a un hombre que dice ser “mujer”?
Pero prueban algo más. Prueban que si fueran coherentes con su apoyo
a la aberración legalizada, jamás deberían tener como violación a lo
perpetrado por Stephen. En efecto, si en él -y de modo ficticio pero firme-
admiten ver a una mujer, también -de modo ficticio pero no menos firme-
deberían admitir que jamás violó usando su miembro viril, pues la ficción
primera para ser coherente avala a la ficción segunda; o: ¿acaso una
mujer tiene pene?

Todavía hay más. Los mismísimos medios informan: “Según la cadena


pública BBC, hay unos 125 presos transgénero en cárceles británicas, de
los cuales 60 están condenados por delitos sexuales, y cerca de 25 están
en prisiones para mujeres”, y he aquí gran parte de la sinrazón, de la
ceguera: “Un portavoz del servicio penitenciario británico señaló a la BBC
que las autoridades velan por tratar ‘a todos los prisioneros, incluidos
aquellos que son transgénero, de manera proporcionada y acorde con la
ley’.” Lo he dicho en otras oportunidades: estamos frente a quienes no
hacen la ley adecuándose al ser, sino que pretenden adecuar al ser a la
invención monstruosa de algo que osan llamar ley. De modo que eso de
que tratan de manera “proporcionada” es puro camelo. Porque un
hombre no es una mujer, y por más que se diga mujer seguirá siendo
hombre, esté en la Antártida, en la luna, en la Quiaca, en la Cochinchina
o en una cárcel de mujeres. Si esos magistrados hubieran respetado
primeramente la naturaleza, las violaciones no se hubieran cometido.

Las autoridades tan formalistas y respetuosas de sus antojos pasados


como ley, están sugiriendo a los hombres que pueden llegar a ir presos,
que se “hagan mujeres”, así van en calidad de tales a una prisión
femenina; y a los hombres que ya están presos también les hacen llegar
un aliciente significativo, y es esto: que quien desee transformarse en
mujer, será mujer, y nada tendrá que hacer en una cárcel de hombres.
Será la excusa perfecta para que una cárcel de hombres pueda ser
clausurada, pues habiéndose transformado todos en “mujeres”, por

49
lógica, deberían ir a pasar mejores días en la cárcel femenina. ¡A respetar
las ficciones señores y a negar las posibles violaciones!

La monstruosidad ventilada en Inglaterra prueba que, mal que les pese,


la naturaleza tiene un canal que el antojo humano entenebrecido no
podrá jamás alterar. Sí. Para el Reino Unido y todo el resto del mundo
que aprueba como bueno lo torcido: ¡Me llamo Naturaleza! Los jueces al
enviar a Stephen a la cárcel de hombres probaron que reconocen, a su
pesar, que estuvieron más que equivocados al haber admitido una
atrocidad. Los que deberían ir presos primeramente son esas
autoridades, y los que, como ellos, han permitido que Stephen viole en la
cárcel de mujeres.

50
“ESPEJITO, ESPEJITO, DIME UNA COSA”

En el campo de la mitología tenemos lo que le sucedió a Narciso, el cual


se vio reflejado en el agua y ya sabemos cómo terminó. La superficie
líquida hizo las veces de un espejo, él vio su hermosura, se enamoró de
sí mismo, y, bajo tal encantamiento, hizo un “aterrizaje acuático” que lo
llevó a la muerte.

También tenemos mucha literatura fantástica en donde vemos aparecer


al espejo como objeto que habilita para hacer con él distintas cosas: una
puerta hacia otros mundos, un elemento de consulta sobre cosas futuras.
Por citar algunos escritores que supieron hacer ficción con un espejo
tenemos a los hermanos Grimm, a Lewis Carroll, o a Tolkien, con su
célebre espejo de Galadriel. Sí, fantasía.

Y tenemos la realidad: el espejo que simplemente arrojará la imagen de


lo que se le presenta, ni más ni menos. Desde luego que hablamos de un
espejo normal, pues interesa inculcar la normalidad.

Lamentablemente, la ideología de género usa también para alcanzar las


deformaciones mentales que añora, al espejo. Entonces, para destruirle
la mente a los menores, arma textos “infantiles” con dibujitos
diabólicamente “simpáticos”, en donde un niño se mira en un espejo, y
en vez de obtener un calco de su imagen, obtiene una mujercita. Y para
los que saben leer, se les dice: “Algún día serás quién quieras ser”. Una
vez más la ideología de género sitúa al hombre en el ámbito de la
anormalidad. Invadieron el universo de la ficción para, a partir de ahí,
querer construir “su realidad”. Les encantaría poder charlar con un
espejo como lo hacía la malvada madrastra de Blancanieves. Les
encantaría poder repetir “espejito, espejito, dime una cosa”. Les
encantaría, yendo más lejos, que los espejos funcionen con perversión,
pues aún en la fantasía mencionada el objeto que hablaba era lo más real
posible, no engañaba: “Mi Reina, está llena de belleza, es cierto, pero su
joven hijastra, la princesa Blancanieves, es mil veces más hermosa que
usted y jamás podrá cambiar eso.” La normalidad de un espejo siempre
nos está diciendo sobre nuestra esencia: “Jamás podrás cambiar eso.
Eres lo que eres”.

51
Pero, además de lo anterior, hay algunas cuestiones menores que
podemos espigar a partir de la trama dañina aquí criticada. Lo que
pergeñaron para que los pequeños miren y lean, se les viene en contra.
Si uno tiene en cuenta el dibujo hecho por los ideólogos y usa sus propias
posturas aberrantes, podría decir que están incentivando al machismo:
el real, el primero, es el hombre; luego, el espectro, lo segundo, es la
mujer. Por otro lado, ¿no es que deben dejarse de lado lo que llaman
estereotipos? ¿Por qué entonces para que su deformación sea más
efectiva, ahora sí usan el pantalón para identificar a un hombre y la
pollera para identificar a la mujer? Y, ¿cómo es que se valen de solo dos
sexos para la construcción de una gráfica maligna, del masculino y del
femenino, siendo que ellos mismos son quienes inventaron y abrieron las
puertas a la infinidad de posibilidades para “identificarse”? También hay
algo que se adquiere sobre la presentación y que nos hace insistir en lo
ilimitado: ¿qué pasa si lo que deseas ser y el espejo te “arroja” es una
ametralladora que fulmine a las personas? ¿Por qué no? ¿Por qué no una
granada? ¿Por qué no un violador serial? ¿Por qué no un marco de
ventana, y el día de mañana te presentas en un negocio de aberturas
para que te pongan en venta en la vidriera con un cartel indicativo: “he
aquí la primera ventana humana”?

Los hermanos Grimm escribieron un cuento literario. La ideología de


género quiere obligar a que se acepte un cuento, pero cuento en este
sentido: el de ser un engaño atroz. Quisieran que el espejo diga lo que
ellos pretenden hacerle decir; quisieran que el espejo brinde una
naturaleza cambiada; pero el espejo de la normalidad solo dice una cosa:
“Jamás podrá cambiar eso”.

52
CUANDO TINTÍN FUE A LA JUSTICIA

Cuando el dibujante belga e inventor de “Las Aventuras de Tintín”,


Gerorges Remi (alias Herge), lanzó la tira titulada “Tintín en el Congo”,
nunca imaginó que tiempo después su obra sería señalada como
incitadora al odio, al racismo, y se le haría pagar los platos que se
suponen rotos, a una editorial que editaba sus textos ilustrados. La
demanda fue promovida por un activista congolés llamado Bienvenu
Mbutu Mondondo. Sucede que modernamente no se juzga una obra
fundándose en los tiempos históricos en que se hizo y según la intención
de su autor, sino que se juzga a esos tiempos y a las intenciones
fundándose en lo que se ahora se considera “recto”. Bajo tales
pensamientos y si algunos pudieran, iniciarían un juicio contra las
editoriales que publican la Biblia, asegurando que eso sería ejemplar para
estos tiempos modernos, y fundándose –es una posibilidad- en que al
pelear Sansón sirviéndose de una mandíbula de burro, estaba
favoreciendo la matanza del referido animal. Podrían también hacer
juicios contra las editoriales que publican El Principito, argumentando
que incita al salvajismo contra las aves, ya que “para su evasión
aprovechó una migración de pájaros silvestres”. No solo hay violación de
principios para tratar la historia, sino que ni siquiera están apoyados en
principios universales.

Parte de la sentencia del tribunal de casación que resolvió el litigio,


sostuvo: «Cultiva la amistad con otros personajes de color y contribuye a
la paz entre dos tribus enemistadas (…). No duda en poner su vida en
peligro para socorrer al prójimo y lucha contra el mal, que está
representado en la historieta por un personaje blanco (…). Tintín es, por
encima de todo, un testimonio de la historia común de Bélgica y el Congo
en un momento dado…».

Me atrevería a decir que la suerte que ha corrido “Tintín en el Congó” tras


su “visita” por ante el tribunal belga, fue bastante excepcional, y eso a
tenor de los modernos postulados que hoy se manejan en una gran
cantidad de países occidentales. Pero nadie tiene la bola de cristal, ni
tampoco me interesa efectuar una suerte de estadísticas por países.

El tema de la causa de Tintín vs Racismo, me sirve en esta ocasión para


hacer un par de cuestionamientos a corrientes modernas que están en
todo ellas cargadas de absurdo. Y es el caso, una vez más, de la ideología

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de género, tan aclamada y deseada por el bestializado mundillo. En
apariencias el planteo que haré parecería agarrado de los pelos. Pero no:
el puño de la naturaleza es tan certero, que nadie escapa de él.

No hace mucho tiempo la “descomunal” Emma Watson pidió perdón por


ser blanca, dejando expuestas con total claridad algunas cuestiones. Por
caso, al pedir disculpas por haber nacido con el “privilegio de ser blanca”,
desde luego que señaló a la naturaleza como culpable de “tamaña
maldad”, pues, según concepción de la actriz, haber sido dada a luz con
el referido color, muestra, mínimamente, “la perversidad de una
naturaleza que es discriminadora”. También probó que está dispuesta a
pedir perdón dadas las circunstancias, por tener dos ojos color marrón,
debido a que eso ha sido un plan aberrante de la detestable natura, en
tanto que privilegia a algunos aclarándole más los ojos. Y, en tal
lineamiento, no caben dudas que debe estar lista para soltar su queja
contra una naturaleza que le ha concedido los pechos que tiene, sea para
repudiar la discriminación que le dio de más o, acaso, de menos. Por
último, agreguemos que Watson, lo quiera o no lo quiera, prueba que si
podemos normalmente identificar a alguien como blanco, no está mal,
con el debido respeto, identificar a otro como negro.

Pero lo mejor que nos enseña las luchas como las expuestas es la
siguiente paradoja: que mostrándose amigas y defensoras de la ideología
de género, en verdad, se vuelven contra ella para probar su necedad
bestial. En otras palabras estoy diciendo esto: que las luchas por el
racismo, por más que se muestren amigables con la ideología de género,
en el fondo son un argumento directo para contribuir a su hundimiento.
Cuando la favorecedora de la ideología de género a la que conocemos
como Emma Watson defiende la negrura otorgada por la naturaleza,
argumenta, sin darse cuenta, contra la ideología mencionada. Defienden,
aunque con criticables excesos, el color negro que da la naturaleza, y, en
el caso de Watson, incluso lo defiende hasta con el deseo de poder haber
nacido negra. Ante una instancia como la referida últimamente, es de
extrañar que la actriz no haya seguido un proceso contrario al de Michel
Jackson (de blanca a negra). Y más que extrañar es ya de sospechar, que
ante un deseo tan intenso como el que dice tener, ni siquiera intente un
maquillaje más efectivo que, al menos, le deje bronceada la piel.

Continuemos con el argumento central: la defensa del color negro es una


defensa de algo otorgado por naturaleza. Para un tema de piel se defiende
a lo dado por naturaleza, pero, como en otras oportunidades lo hice notar,
cuando es preciso escupir contra la naturaleza según lo sugiera el antojo,

54
no hay drama en hacerlo. Así, ante la ideología de género que atropella
bestialmente lo que nos viene dado, no parece importar nada la
mismísima naturaleza. Reiteremos: hay posiciones que son capaces de
defender ferozmente un color (accidente) dado por naturaleza, y no una
esencia dada por naturaleza.

Nos exigen respetar a la naturaleza si se trata de colores (bienvenido),


pero nos conminan con carácter obligatorio a tener que faltarle el respeto
si se trata de sexo.

55
UN ARMA DESTRUCTORA DE ALMAS LLAMADA
EDUCACIÓN SEXUAL INTEGRAL

Respecto a la moderna temática llamada “educación sexual integral”


(propuesta muy amada por los desintegrados), uno lee en periódicos
cosas como: “Buscan que la norma sea obligatoria en las currículas y que
se dé en escuelas públicas y privadas”. A partir de eso se entiende más
el mundo de la hipocresía. Los mismos que para aprobar el aborto
recurren al cuentito falaz de: “no hay que obligar a las mujeres a
continuar un embarazo; puede que deseen abortar”, son quienes ahora
nos vienen a querer obligar a recibir su diabólica perversión denominada
“ESI”. Lo saben: ahí obligan a los niños a ver, entre otras cosas, al aborto
como algo bueno.

El diario Clarín expresó así: “El titular de la comisión de Educación, José


Luis Riccardo (UCR – San Luis), en consenso con autores de otros
proyectos, como Carla Pitiot, Laura Alonso, Marcela Campagnoli, Carla
Carrizo y Claudia Najul, entre otros, impulsan la obligatoriedad
curricular.”

He afirmado en uno de mis artículos que uno debe desconfiar en demasía


de los políticos que se llenan la boca hablando contra la hipocresía; lo
más probable, conforme lo he comprobado, es que esos tales sean ya
graduados con mención de honor en la escuela del fariseísmo. Es una
conclusión a la que he arribado por verificación inductiva. Es el caso del
diputado nacional, José Riccardo, que brindó un acalorado discurso
manifestándose a favor del aborto y votando en su apoyo, pero, antes,
con comportamientos escurridizos se hacía el indeciso. Se trata del
mismo que en campaña electoral embauca a los habitantes de un pueblo
como Candelaria invocando la protección de la Virgen, y, luego, como con
delirio de anciana desquiciada, lo vemos en el recinto parlamentario
cerrando con histéricas palabras su votación favorecedora del asesinato.
Pero si hasta los de su propia fila le reprochan su proceder amaño:
“Gabriela Burgos (…) se sumó a los que reprocharon a Riccardo por no
haber sido convocados a las últimos reuniones de elaboración del paper.”

¿Se da cuenta? Un personaje como el referido Riccardo pretendiendo


educar. ¿Puede educar a alguien con las posiciones públicas que dejan
conocer? No es casual que los principales impulsores de la desintegración
educativa sean los mismos que con denuedo defendieron las maniobras

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abortivas. Por eso mismo es lógico leer lo siguiente: “la radical Alejandra
Martínez, presidente de la Comisión de Familia, dijo que ‘este debate es
el saldo positivo que dejó el debate sobre la interrupción voluntaria del
embarazo’.” Ahí lo tienen. A confesión de parte relevo de pruebas. Las
palabras tramposa están diciendo: “Con esta denominada educación
sexual integral buscaremos por el momento lograr lo que no logramos:
que el aborto sea bien mirado”.

Repárese por favor en esta indignante afirmación salida de la boca de la


diputada Carla Carrizo (Evolución Radical), la cual, para tornar
obligatoria la ESI, dice: “los niños tienen derechos y no son objetos de los
padres". No solo está insultando a los padres diciéndoles “ustedes no
saben educar”, “ustedes objetivizan a sus hijos”, sino que, quien pretende
que los niños no sean “objetos de los padres”, quiere que sean objetos de
ellos. Carrizo nos dice: “Aquí nosotros somos los sabios educadores.
Nosotros sabemos cómo educar a sus hijos, usted no. Usted no tiene idea
de cómo educar, usted solo trata como objeto a su hijo. Nosotros no.”
Entonces estos ladrones de verdades y destructores de almas, nos dicen
que matar es un derecho y pretenden que eso no es tratar de objeto al
otro. ¡Pero, a ver: ¿cómo es posible que manden a abortar y luego
pretendan como si les importase, adueñarse de la educación de los hijos
de quienes sí les importó que viviesen?! Resulta que ahora a los mismos
favorecedores de la muerte de hijos intrauterinos, les interesa,
¡paradójicamente! la educación de quienes tuvieron sus hijos. La patota
de la muerte es terrorífica.

Son previsibles. Sus maniobras tramposas siempre giran en torno a lo


mismo, nada más que van cambiando de escenario. Usaron a las mujeres
pobres cuando se trató directamente de aprobar el aborto y brindaron así
cifras alarmantes. Les fue mal. ¿Qué hacer entonces? El mismo juego:
servirse de cifras infladas, pero cambiando, como expuse, el escenario.
Por eso nos cuentan: “Martínez dio estadísticas oficiales. Dijo que por año
tres mil niñas menores de 15 años se convierten en madres. Y en el 83,4
por ciento de los casos fueron embarazos no planificados.” ¿Cómo es la
cosa? Si se trata de la maternidad a los quince las llaman niñas, pero
cuando se trata de meterles en la mente un bombardeo de perversiones
como el aborto y eso desde las más tempranas edades, los tratan como si
fueran ancianos. No quieren que se conviertan en madres, pero sí en
abortistas. Además: ¿ahora sí reconocen que lo que hay en el vientre de
una mujer sí es un ser humano? Su deseo entonces resulta algo así: que
sería bueno tres mil jóvenes abortando, acabando con sus propios hijos
y reventando así su conciencia.

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Veamos algunos disparates aseverados por el proyecto nefasto:

“Se elimina del texto la posibilidad de que los establecimientos educativos


adapten la ESI a “su ideario institucional y a las convicciones de sus
miembros”. De modo que debería dejarse de lado las “convicciones de sus
miembros” para que todos ahora adopten las convicciones básicamente
riccardeanas, o sea, las de su principal promotor, el “doctísimo” José
Riccardo. Y si ya tenemos una idea de las convicciones de este sujeto:
¿cree que serán realmente algo bueno para la educación? El congresista
en cuestión no respeta ni la Constitución que dice seguir: allí se
consagran derechos, libertades y garantías que el diputado no solo
silencia, sino que pisa con gusto. Riccardo nos viene a decir: “Mire, me
importa un bledo sus convicciones, pero lo obligo a seguir las mías”.

“Incluir en los proyectos institucionales de los establecimientos


educativos a la Educación Sexual Integral de manera transversal y a
través de espacios curriculares específicos.” La transversalidad que se
desea es demasiado significativa. Quieren que los postulados de su ESI
estén prácticamente por todos lados. Desearían si posible fuere, que si el
profesor está hablando de los filamentos de un foco, las alumnas
rápidamente lo relacionen con el DIU. Desearían que si el docente de
literatura al hablar del Cid Campeador trae a colación lo de Minaya
(Montó a caballo Minaya…), la juventud estudiantil dirija sus mentes
hacia posiciones sexuales. Desearían que si la profesora de matemática
está enseñando a restar, el alumnado lo relacione automáticamente con
el aborto. Desearían que si la docente de química está enseñando a
mezclar sustancias, los aprendices piensen prontamente en todas las
mezclas que están permitidas con la ideología de género. Desearían que
la transversalidad fuera tan tajante, que las cadenas de los inodoros y los
bancos usados por los chicos, estén pintados con los seis colores LGBT.

“Asegurar la igualdad de trato y oportunidades, la no discriminación y un


acceso igualitario a la ESI para las diversas identidades de género y
orientaciones sexuales”. Aquí la verdadera discriminación es para con lo
dado por naturaleza. Se trata de corromper la mente infanto-juvenil,
imponiéndoles una visión deformante del ser, y obligándolos a aceptar
como bueno, verdaderas invenciones perversísimas, destructoras de la
familia y de todo orden.

Los impulsores de la educación sexual integral incurren en embuste


intelectual: el sustrato de fondo de estos estafadores de libertades, es la

58
imposición de esclavitudes. Enseñar a liquidar y enseñar a deformar la
naturaleza, no son cosas educativas, son monstruosidades. En resumen,
lo digo en breve: no quieren educar a los niños, quieren imponer
perversiones de grandes.

59
INCENDIANDO UN INCENDIO

La locura de mi título está, al parecer, en pretender que un incendio


incendie a otro incendio. La aplicación literal es simplemente un
imposible. Un fuego no quema a otro fuego, en todo caso harán un solo
fuego. Lo del título va en tono figurado. Quiero decir que intento “prender
fuego” a un engaño dicho sobre el incendio. A su modo, el engaño lanzado
con la intención de que llegue a muchos, es como un fuego peligroso:
abarca mucho creando un peligro.

No me gusta el “fantasma” ecologista excesivo que en la actualidad se ve,


y por eso valgan estas líneas.

Aunque parezca un simple error, no lo es. Se trata de un cambio de


mentalidad, de una nueva visión sobre “crímenes y no crímines”. Un
periódico deja anotado en grande: “Los incendios son un crimen”. A toda
costa se quiere crear una conciencia social, fundada en el exceso al que
se toma por normal, y eso en razón de la “causa ecológica” con la
subversión valorativa que ya conocemos. De modo que estamos frente a
una afirmación total. Quiere decir que un incendio que arrase cien
hectáreas de pasto seco, cae en la esfera de la afirmación (los incendios
son un crimen). Lo que prueba lo siguiente: un incendio de pasto seco sí
es considerado un crimen, pero un bebito abortado vale menos que el
pasto, o sea, su muerte no es vista como algo criminal.

Si hay algo que precisamente no parece un crimen es la indeterminación


de los incendios. No sé qué cable es el criminal que produzco el chispazo
que originó el terrible fuego que acabó con todo un edificio, como tampoco
imagino cómo haremos para llevar al volcán que arrasó con su lava a
poblados enteros, a un estrado judicial para aplicarle la pena “debida”.

Sostener que “los incendios son un crimen”, entraña la desorientación en


cuanto a los límites. No decimos: “las muertes son asesinatos”. Tampoco
decimos: “las demoliciones son actos de terrorismo”. En otras palabras:
¿qué tipo de incendios podrán ingresar en una criminalización? ¿Qué tipo
de muertes serán consideradas asesinatos? ¿Qué demoliciones deben ser
adjudicadas al terrorismo? Si todo incendio es un crimen, deberíamos
meter preso al rayo que provocó un incendio al caer. Si toda muerte es
asesinato, debería ir preso el sapo que tragó al mosquito. Si toda

60
demolición es un acto de terrorismo, el mar es terrorista por demoler el
castillo de arena levantado por un niño.

Centrándonos en el Código Penal Argentino (y por comparación en


muchos otros), considera que incurre en delito por incendio aquél que ha
tenido la intención (dolosa) dañina de causarlo (art. 186), o aquél que,
entre otras cosas, lo causó llevado por la imprudencia o negligencia (art.
189). Una determinación precisa, para que el cuco de la indeterminación
no lleve a un fundamentalismo ecologista.

La frase criticada también muestra esto: que trata de aquellos que


parecen desvivirse por la naturaleza, pero que para otros temas les
importa un comino la naturaleza. Pegarán el grito en el cielo porque
“mamá naturaleza” sufre un incendio, al tiempo que clavarán un puñal
a la “madre natura” si se trata de negarla para defender la perversión
LGBT. Les sirve la naturaleza según capricho, lo cual, sencillamente, es
un proceder antinatural.

Con todo lo anterior, todavía me pregunto: ¿por qué no podría ahora


promover los incendios haciendo su apología, en un país donde está
permitido promover el aborto haciendo su apología? Si se puede lo más,
¿acaso no se podrá lo menos? Tranquilos. No promuevo las figuras
penales. Mi incendio es benéfico: tiende a incendiar un engaño.

61
LA LÓGICA DE LA LUNA

El gran pensador inglés ya fallecido, G. K. Chesterton, dijo no hace


mucho tiempo las siguientes palabras proféticas: “Llegará el día en que
será preciso desenvainar una espada por afirmar que el pasto es verde”.
Cualquier persona con un mínimo de sentido común se dará cuenta
rápidamente que esos tiempos han llegado. Hoy uno pelea porque hay
quienes cuestionan que se es hombre o se es mujer. Uno tiene enemigos
porque hay quienes no quieren entender que no está bien asesinar a un
bebito en el vientre materno. La frase del escritor británico nos sitúa ante
la situación escalofriante de desquicie intelectual. Hay quienes pretenden
arruinar la razón e instaurar el reino de la sinrazón.

En la inteligencia alocada reina solamente el caos, el desorden. La base


intelectual a la que llamamos lógica, ha sido puesta en la mira. Si tengo
que pelear por afirmar que el pasto es verde y que el círculo es redondo,
quiere decir que del otro lado hay alguien que me dice “la lógica ha
muerto”. Y, aunque es verdad que día tras día vemos aumentar el mundo
de la estupidez, hay quienes, aunque sean pocos, están llamados a
“desenvainar la espada”, o sea, a probar que la lógica vive, que la lógica
no ha muerto. Desde luego que esas cuestiones tratan de sentido común,
a lo que relacionamos con una lógica natural. Y queda claro que atacada
esa lógica natural, menos podrá darse adecuadamente una lógica
superior, entendido esto como una disciplina que es arte y ciencia, y que
es perfectiva de nuestra inteligencia. Esta última hoy es casi olvidada, y
aquella otra, como queda dicho, sufre los intentos que muchos hacen por
destruirla.

En las “Crónicas de Narnia (El león, La Bruja y El Ropero)”, C.S. Lewis


pone en boca del profesor estas tristes palabras: “¡Lógica! (…). ¿Por qué
hoy no se enseña lógica en los colegios?” Si estas palabras escritas
alrededor de 1950 ya reflejaban una situación preocupante, ¿qué decir
de ahora, donde no solo no se enseña lógica, sino que, a contramano, se
está enseñando desde tempranas edades a que los niños deformen sus
mentes con postulados atroces, ilógicos, contranaturales, pervertidos y
mortales?

En las líneas venideras hablaré de la lógica como disciplina.

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La lógica tiene que ver con el bien pensar. Del pensar con orden y sin
error, como lo afirma el inigualable Santo Tomás. De modo que trata de
una cuestión principalmente dada en nuestra esfera mental. Es entonces
la mente el campo sobre el que se centra la lógica para estudiar.

He escuchado la expresión “pirotecnia”. Jamás antes oí esa expresión de


modo que tampoco sé a qué hace referencia. Pregunto entonces “¿qué es
pirotecnia?” Me muestran unos petardos y unas cañitas voladoras y me
dicen: “he aquí, esto es pirotecnia”. Ya comprendo de qué se trata, qué
significa. Mi mente conoció algo, y, a su vez, la incorporó de modo
inmaterial en ella. Dado que no incorpora lo material, tiene, no obstante
ello, una capacidad única e incluso misteriosa, capaz de captar las
esencias de las cosas. A esa capacidad mental inicial se la conoce desde
antiguo como “simple aprehensión”. Pero la cuestión no queda en eso. La
misma mente que conoce del modo indicado, a su vez es capaz de
producir algo llamado ‘concepto’, gracias al cual, a partir de que es
producido, conozco de algún modo la esencia de algo.

Al no ser una invención humana, ese proceso natural de formación


conceptual referido, no puede ser cambiado por otro; no puede por caso
el hombre decir “ahora empezaré a conocer las cosas al modo angelical”.
No somos ni Dios, ni somos ángeles, somos humanos, con una forma
particular de conocer.

Esa invisible producción que llamamos concepto, inmaterial pero


realmente dada, el hombre la comunica por la palabra que, como la
definió Aristóteles, es una “voz significativa arbitraria”. La palabra
entonces sí es una invención: en español decimos ‘lámpara’, en ruso le
dicen ‘лампа’. Si yo pusiera juntos, frente a frente y mesa de por medio,
a un ruso que no sabe español y a un español que no sabe ruso, y luego
el ruso le dice al español ‘нож’ y el español le dice al ruso ‘lámpara’,
ambos se mirarán y dirán para sus adentros: “Maldita seas Babel”.
Bueno… no dirán eso, pero sí algo como: “¿Qué me querrá decir este
personaje?” Entonces viene un mozo y coloca sobre la mesa un cuchillo.
Ambos lo ven y no dicen nada. Ambos entienden de qué se trata. Sin el
cuchillo en la mesa, en caso de que el ruso dijera cuchillo en su lengua,
es decir, ‘нож’, el español no sabría qué significa eso; y si el español le
dijera al ruso ‘cuchillo’, el ruso no entendería nada. Pero ante el objeto
ya conocido, captado previamente por ambos gracias a la simple
aprehensión, ambos entienden lo mismo, han captado la misma esencia.

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Lo dicho anteriormente prueba algo: que juntando a un ruso, a un
alemán, a un inglés, a un español y a un francés, aun cuando ninguno
supiese el idioma del otro, admitiendo que todos saben lo que es un
cuchillo, al mostrarle el objeto todos captarán esencialmente lo mismo.
Es que el proceso de conocer es por naturaleza el mismo, todos conocen
gracias a la simple aprehensión la esencia del objeto, todos han
producido naturalmente el mismo concepto pues participaron de la
misma esencia conocida. Entonces el concepto significa la cosa pero de
modo natural, no artificial, y, por eso mismo, todos entienden de qué se
trata lo que ven aunque ninguno sepa la lengua del otro. En cambio, la
palabra, al ser inventada, significa el concepto pero artificiosamente, no
naturalmente, como lo prueba la variedad de lenguas existentes. La
palabra es signo artificial que significa el concepto, el concepto es signo
natural que significa la cosa conocida.

Observada la mente, vemos que no queda todo en lo anterior, sino que,


además, tenemos la capacidad de unir o separar conceptos, formulando
así proposiciones. Porque no solo puedo decir mesa, sino que puedo
afirmar que la mesa que tengo delante es de madera. A esto se lo conoce
como juicio. No solo gracias al verbo “ser” uno dos conceptos referidos a
lo que vi, sino que sucede algo de suma trascendencia: que en cuanto la
afirmación responda a la realidad de la cosa, aparecerá la verdad, y, de
lo contrario, andaremos errados. Si la mesa que tengo delante es de roble
y yo afirmase: “la mesa es de hierro”, se da el error y no la verdad en la
esfera mental. Por eso el Aquinate definió a la verdad diciendo que es la
adecuación de la inteligencia a la cosa. Esto último tiene una importancia
decisiva para el orden mental, y eso ya es manejar una buena lógica. No
estamos diciendo aquí los que Sherlock Holmes le dice a Watson en
“Estudio en Escarlata”, que “quien se guiase por la lógica podría inferir
de una gota de agua la posibilidad de la existencia de una Océano
Atlántico o de un Niágara sin la necesidad de haberlos visto y oído hablar
de ellos”; decimos ahora algo más sencillo. No es lo mismo decir que uno
es el que debe adecuarse a la cosa, a decir que, como hoy con persistencia
se desea, que son las cosas las que se deben adecuar a uno. Un ejemplo
espantoso lo tenemos con la ideología de género. Si por naturaleza soy
hombre afirmo: “yo soy un hombre”. Mi inteligencia se adecua a la
realidad conocida. Los deformadores referidos dicen “no es así”. Dicen:
“que la cosa, esto es, la naturaleza, se adecue a mi capricho”. Por eso
también dicen: “Tendré sexo femenino, pero si me percibo King Kong, eso
seré”. Agregarán: “Mi verdad es que no soy mujer, sino un mega
orangután”. Falsear el juicio, en lógica conduce al engaño. Pero como se
trata de una esfera mental y aunque desborda el objeto en tratamiento,
solo digo que psicológicamente conduce a la locura.

64
Ciertamente hay una verdad objetiva. Supongamos que el hombre haya
estado equivocado durante años respecto de la luna y el sol; supongamos
que se hubiera dicho que el sol recibe los rayos de la luna: ¿en verdad
tales enseñanzas hubieran alterado la realidad? ¿Por más que el hombre
hubiera enseñado ese error como verdad, hubiera cambiado lo que
realmente es? No, jamás. La luna será siempre quien recibe los rayos del
sol, quien los refleja.

Es gracias al plano mental del juicio que si formulo esta enunciación:


“Todo ser humano tiene derecho a la vida desde la concepción”, por una
razón de completo orden lógico y como se trata de algo esencial, jamás
podría darse como verdadera ninguna excepción: “algún ser humano no
tiene derecho a la vida desde la concepción”. Entre las contradictorias se
da la mayor oposición: si una es verdadera la otra siempre será falsa. No
hay excepción.

Aún nuestra inteligencia es capaz de dar un paso más. Es capaz de


efectuar razonamientos sirviéndose de juicios. Y en esto último
alcanzamos lo más acabado en nosotros: el razonar. Razono al decir:
“Todos los niños tienen derecho a una educación sin perversiones.
Lorenzo es niño. Por tanto, Lorenzo tiene derecho a una educación sin
perversiones.” Razono cuando digo: “Toda ideología es malsana. Los
movimientos contranaturales que predican como bueno lo que es torcido
son ideológicos. Luego tales movimientos son malsanos.

Como el orden mental en busca de la verdad no siempre le ha importado


al humano, desde tiempos lejanos hasta nuestros días, nos topamos con
gente que con gusto desordenan la inteligencia falseando la razón; que
con gusto abrazan el engaño; que con gusto siembran las horas del
antojo. Otrora y ogaño responden a un nombre: sofistas. Enseñó
Aristóteles en sus “Refutaciones Sofísticas”, que: “la sofistería no es otra
cosa que una sabiduría aparente y no real, y el sofista solo trata de sacar
provecho de una sabiduría aparente que nada tiene de verdadera”.

El sofista tergiversará palabras o formulará juicios falsos para que así se


lleguen a conclusiones engañosas. El sofista dirá que “toda mujer tiene
derecho a la interrupción del embarazo; y como Romina es mujer, por
tanto Romina tiene derecho a la interrupción del embarazo.” El
engañador no solo parte de un juicio falso, a saber, “toda mujer tiene
derecho a la interrupción del embarazo”, sino que, en la misma
enunciación aparece un eufemismo: “interrupción del embarazo”. En

65
cuanto juicio es falso, pues bien sabemos, como la evidencia lo muestra
y el derecho natural nos alecciona, que ninguna persona tiene derecho
para matar a un inocente. Y la parte eufemística reviste, como también
se sabe, la siguiente trampa: que en el aborto no se interrumpe una vida,
se la extingue. Si fui a tomar agua antes de concluir mi escrito en el papel,
diré que esa ida supuso una interrupción; pero la misma no aparta la
continuidad, por eso mismo, luego, continué mi escrito. Pero si se me
patina el marote y le meto nafta al papel destrozando todo y dejando
cenizas, no interrumpí nada: acabé con todo.

El sofista le hablará de “educación sexual integral” (ESI). Se la presentará


como un avance, como un progreso, como algo digno de aprenderse, como
algo bueno y encomiable. Pero ese que le quiere dirigir la vida a su hijo,
es el mismo político inescrupuloso que impulsó el aborto, y que, incluso
esto último, se lo dará a conocer como parte de ese compendio mortal
llamado “educativo”. Ese mismo que difunde acciones contrarias a la
moral como si fueran buenas, no tiene problemas en continuar su táctica
pervirtiendo la mente de los menores pero llamando a eso “algo bueno y
formativo”. Es el mismo que no supo educar ni a su propio hijo porque
no sabe cómo dirigirse bien a sí mismo, pero ahí lo tiene ocupando una
banca y pronto a votar cómo tiene que ser la educación sexual de los hijos
de los demás. Le llaman Educación Sexual Integral. De integral no tiene
nada: más bien desintegra. Conduce a la corrupción del alma. Quieren
usurpar prerrogativas paternas para lograr imponer una uniformidad de
criterios en la perversión. Su apuro por lo sexual denota toda su
imbecilidad. Es parecido a como si dijera que por miedo a que el día de
mañana los niños y jóvenes fracasen sacando la suma en la verdulería
del barrio viniendo así a ser estafados por el verdulero, entonces preciso
es imponer en todos los colegios desde tempranas edades “Educación
Trigonométrica Integral” (ETI). Se le fundiría la mente, no están
preparados. Está más que claro las intenciones de esa bestialidad
llamada “Educación Sexual Integral”: promover la ideología de género y
el aborto.

La lógica de la luna es digna de ser tenida en cuenta. Recibir los rayos


del sol: ser iluminados por la Verdad.

66
LAS VACAS MUGEN: “MUU”

Hay cosas que, en verdad, no merecerían ser comentadas en demasía, y,


acaso, si se lo hace, convocan al sentido común para que se despache
con un par de bromas (no más que eso). A esto último me dedicaré aquí,
aunque no aseguro el resultado.

Si hay un animal que podría tomarse como un signo contra el feminismo,


es precisamente a la vaca, no solo por su relación con el ternerito o
ternerita, sino, por su relación con el toro. De modo que estamos
cifrándonos en las relaciones vacunas más importantes; de modo que se
entiende con facilidad a qué apunto, y es a esto: que el bellísimo mamífero
rumiante en cuestión, se une con el macho para continuar la vida.
Amamanta luego a su cría, y, de nuevo, si las condiciones se dan, vuelve
junto al toro. La lección es demasiado clara: nada tiene que ver la vaca
con las favorecedoras del asesinato.

Estos grupúsculos de la muerte, cuando pueden (este es el caso


concreto), notoriamente ignoran al toro. Conscientes o
inconscientemente se están midiendo con el fornido irracional en el cual
ven una imagen patriarcal y opresora. No lo nombran porque es un
opresor de la vaca. Taurus somete sexualmente a la hembra. Taurus es
signo de la fertilidad, y “nosotras las feministas bregamos por el reinado
de la infertilidad”. “Nosotras, las feministas, los únicos cuernos
pertenecientes a un animal macho y a los que miramos con simpatía, son
los del macho cabrío, pues nos remite a la figura satánica”.

Cuando las vacas mugen “muu”, indican, para quien las conoce, toda la
actividad esencial del animal. Quiero decir que el “muu” nos lleva a todo
lo que dije en líneas anteriores, y habla de vida, no de muerte. El “muu”
de una vaca conduce incluso hasta el estiércol de ellas, porque, aunque
para alguno resulte chocante, tal materia es usada como fertilizante. El
abono, a su modo, significa vida. De modo que –debo decirlo- ni en la
bosta de la vaca las feministas encuentran acogida para sus
proposiciones.

Entre las subversiones feministas también tenemos que para ellas no son
los animales irracionales para el hombre, sino que el hombre es para los
animales irracionales. Lejos de encontrarse un refinamiento de

67
sensibilidad, tenemos que se llega a un exceso de la misma, exceso
perjudicial y execrable. Fue lo que me tocó comprobar directamente hace
poco tiempo, cuando emprendía un viaje en ómnibus. Una de pañuelo
verde viajaba sentada detrás de mí. Hablaba con otra acompañante sobre
sus posiciones favorecedoras del aborto. Al rato, cuando un ayudante le
ofreció comida, la femihulka expuso: “¿La comida tiene carne? Porque si
llega a tener no comeré. Soy vegana”. La incoherencia es demasiado
manifiesta. Siempre digo lo mismo sobre estas exponentes de las nuevas
reglas sobre la vida y la muerte, utilizando una imagen histórica tan pero
tan acogedora, que no puedo evitar me venga a la mente. Cristo indicó a
sus apóstoles ‘echen redes’, para así capturar tantos peces que las barcas
amenazaban hundirse. Y encima, ¡qué dicha!: “bajaron a tierra, vieron
unas brasas encendidas y un pez puesto sobre ellas, y pan” (Jn. 21, 9).
El mismo Cristo estaba preparando el asado. Claro que las feministas
están pidiendo ahora apostatar: es lógico que de continuar así, no
compartan el banquete que no acabará.

Un cartel feminista expresa: “Los lácteos son machistas. Feministas


contra la explotación de nuestras compañeras (esto de compañeras lo
manifiestan en referencia a las vacas). Los productos lácteos se obtienen
de la explotación de animales hembras, principalmente vacas y cabras,
que son nuestras compañeras, y no debemos permitir que esto siga
ocurriendo.” Son del todo desacertadas expresiones como “los lácteos son
machistas”. Tampoco puedo decir “el acero es asesino”, o: “las sardinas
enlatadas son psicópatas seriales”, o: “las zapatillas de una feminista son
feministas”. Los elementos carecen de intencionalidad. Sabemos que en
las campañas pesqueras, los cardúmenes atrapados son indistintamente
procesados (machos y hembras). De modo que habría que decir que el
comercio pesquero es también un machismo contra el machismo. Un
machismo que se aplasta a sí mismo, en tanto que destroza a peces
machos. Pero como dije anteriormente, en todo el relato feminista hay
una sensibilidad atrofiada, desquiciada, falaz. Lo cual me permitiría
establecer una defensa desmedida de los vegetales, en caso de que
quisiera servirme del mismo patrón ideológico desequilibrado. Ellos
también presentan vida, y, en razón de esto y como mi sensibilidad viaja
a regiones más delirantes que las alcanzadas por las personas veganas,
propongo entonces la defensa de toda vida, más allá de aquella que puede
sentir o no. Amo tanto a las plantitas que desapruebo a quienes las
matan. ¡Basta ya de feminismo vegano que se dedica como conejo a matar
a nuestras compañeras zanahorias! ¡Basta ya de ese feminismo asesino
que mata a las compañeras lechugas y usa su verde! ¡Sí, basta de la
matanza de vegetales! Y aquí va su propia frase retocada: “Las milanesas
de soja son feministas”, y también “las tartas de espinaca son feministas”.

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Y el último ‘basta’ viene del lado de nuestras “sororas” cebollas. Porque
ellas nos hacen llorar, para ver si acaso aprendemos a conmovernos
frente a tantos asesinatos que sufren, y todo debido a nuestro corazón
duro, y la carencia de sentimientos afectuosos hacia ellas.

¡Oh, feministas, ¿hasta dónde llega su hipócrita ‘sororidad’, que usan la


canción del ‘arroz con leche’ para pedir a gritos la aprobación del aborto?
Cuando se trata de la matanza de bebitos intrauterinos, sí acogen a los
lácteos, les son bienvenidos y los celebran con cantatas.

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VITA BREVIS

Hipócrates nos dejó una famosa máxima: “Ars longa, vita brevis” (el arte
dura, la vida es breve). Por ejemplo, pensemos en La Gioconda, y
entenderemos porqué su lúcida mirada es todo un reto para George
Soros.

El médico Eduardo Chini, de la Universidad de Minnesota, ha dicho:


"Aunque el envejecimiento no se considera una enfermedad, es el factor
de riesgo número uno para muchas afecciones, como cáncer,
enfermedades cardíacas, diabetes y más. Por lo tanto, la idea de mejorar
la salud tratando de prevenir o revertir el envejecimiento de células y
tejidos es muy tentadora y en sí misma, un enfoque potencialmente
nuevo para la salud. Así que atacar los mecanismos biológicos del
envejecimiento es muy atractivo para abordar las enfermedades
humanas". El diario Clarín, por su parte, refiriéndose a lo transcripto
sostuvo: “Los científicos pretenden tratar a la vejez no como una cuenta
regresiva, sino como una enfermedad que se puede curar mediante una
acción terapéutica.” Es más, el título que aparece en el diario expresó lo
siguiente: “La ciencia busca tratar el envejecimiento como si fuera una
enfermedad”. Quieren quedarse aquí abajo. Y bueno… Sigan
participando.

No han encontrado aún la cura de ciertas enfermedades, y, no obstante


ello, ya hablan de curar a la vejez por tratarla como enfermedad. Intentan
llevar a la mente de los hombres hacia utopías fantásticas, escondiendo
la más rudimentaria aguja capaz de pinchar la burbuja imaginaria. Les
dejo el objeto con la punta en dirección al globo: ¿cuántos pueden, por
caso, acceder a tratamientos capaces de mermar enfermedades
conocidas? ¿Cuántos? ¿Quiénes entonces gozarán de los beneficios para
volverse “inmortales”? “Los Inmortales” que por ahora conozco, son los
restaurantes argentinos que llevan ese nombre. Sí, lo sabemos. Se trata
del sueño de magnates a los que el tren de la vida les pasa rápidamente,
y que no saben cómo hacer para perpetuarse en este mundillo decadente.

Sigue la sumatoria de prepotencias. Envejecer ahora es estar enfermo,


como así también y como ya hemos visto, el embarazo para algunos es
una enfermedad. Por eso nos presentan al aborto como una cuestión de
“salud” pública, pues, para los innovadores, abortar es salud y estar
embarazada es una enfermedad. Para completar el repertorio, a

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perversiones que alcanzaron el nivel de enfermedad se las dejó de
considerar una enfermedad, y, entonces, a tenor de eso, por ejemplo, los
orgullosos gay también se sintieron orgullosos de que la OMS eliminase
a la homosexualidad de la lista de enfermedades psiquiátricas.

A verdaderas células viejas les quieren dar renovada vida, y a un ser


humano recién concebido, ser lleno de vida, se lo trata como simple célula
y se lo quiere eliminar.

Frente a la soberbia humana que intenta alcanzar un ser inmortal,


perfecto y completamente sano, se advierte que el rumbo que se está
siguiendo es completamente contrario al pretendido. La aventura alocada
del hombre sin Dios, del hombre endiosado, del hombre ensoberbecido,
conduce a la muerte más rápida (principalmente del alma aunque esto
ya es lenguaje arcano para multitudes), a la subversión destructiva, y a
un estado de desequilibrio en donde la sanidad (física y mental) brilla por
su ausencia.

Por más adelantos materiales que se alcancen, hace tiempo se ha


aplicado a las sociedades un instrumento inmaterial de destrucción que
va acabando con todo: el desorden anímico.

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ROCKO

Si hay un perro realmente famoso, ese es Rocko. Lo de “realmente” tiene


todo el peso de la realidad, pues no es que se trate de una ficción o de
una figura que saltó al estrellato gracia a una película de cine. Rocko
cumplió en abril quince años, y su dueño, un agente de la policía de
Santa Fe llamado Fausto Valenzuela, le hizo un gran regalo: un sabroso
asado. El gesto culinario, al ser publicado en redes sociales, rápidamente
se difundió, contribuyendo así a la notoriedad del cumpleañero. Pero la
fama del canino no tuvo su origen en el suceso referido (2018). Leyendo
un poco, me entero que Rocko llamó la atención de los medios, cuando
en el 2011 interrumpió el clásico futbolero entre Colón y Unión entrando
“a la cancha del Sabalero”. Y según cuenta un medio de comunicación,
“la escena es recordada porque el árbitro que dirigía el encuentro, Héctor
Baldassi, se acercó y antes de sacarlo de la cancha lo acarició.”

Sumamos a lo anterior un tercer hecho, en virtud del cual la fama de


Rocko aumentó, pero con el agravante de que, en este caso, se trató de
un acontecimiento triste, lamentable e indignante: cinco o seis feministas
con su significativo pañuelo verde, liberaron todo su odio contra el canino
ya viejito e indefenso (quince años para un perro es ya vivir la vejez),
moliéndolo a palos hasta casi dejarlo muerto. ¿La razón? Es que su
dueño, el agente Fausto, había dado a conocer en redes sociales su
postura contraria al aborto. Fausto dijo: “Rocko tiene 15 años y no se
puede defender, casi lo mataron", agregando “que un vecino lo defendió.”
O sea, que si no hubiera sido por la intervención del vecino, seguramente
Rocko hubiera acabado sus días por las “pacíficas” manos de cinco
“damas” llena de “buenos modales”. ¡Bestias, cobardes, psicópatas,
violentas y desalmadas!

Como si la tremenda golpiza no fuera suficiente, una abortista comentó


en Facebook: “un perro policía es también un policía así que se lo
merece“. Como sabemos, a los ovejeros alemanes se los conoce como
policías. De modo que quien tenga canes de la raza referida, no lo deje
cerca de “pañuelos verdes”. Ya sabe cuál es la raza que ahora corre
peligro de extinción, y no faltará algún progresista que encuentre aún
más justificada la desaparición, invocando el origen alemán de la raza.
Sabemos también el motivo.

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Bajo la imbécil lógica feminista, me veo obligado a advertir a los dueños
de perros san Bernardo que redoblen la protección de su mascota. Se
trata de un canino con connotaciones religiosas, de modo que no me
extrañaría que caiga bajo la mirada despiadada del feminismo y se torne
objeto de ataque. Porque: “un perro san Bernardo es también un religioso
así que se lo merece”.

Recuerdo cuando años atrás haciendo mi libro sobre acoso laboral y


estudiando la psicopatía, leí el libro del psiquiatra Hugo Marietan, “El
Jefe Psicópata”, y allí él decía que ya desde la infancia y la adolescencia
podía verse ciertos rasgos que eran indicativos de esa figura: uno de ellos
era “la complacencia en la agresión de mascotas”. Pero vamos a lo más
elemental. Algo que todo el mundo fácilmente lo puede deducir, y que,
por más que sea un lugar común, debe decirse: quien no teme matar a
un hijo, ¿acaso temerá matar a un perro cuyo dueño no favorece el
aborto?

Rocko no es un "tierno niño encerrado en el cuerpo equivocado de un


animal". Rocko no tiene inteligencia humana y no hace reuniones
sindicales con la jauría de su barrio, en busca de reclamos que tiendan
a pedir el derecho a perpetuidad de poder comer únicamente carne
vacuna cocinada a punto jugoso. Lo evidente: Rocko tiene
comportamientos propios de un animal. Y Rocko como animal simpático
me muestra: que cumple la finalidad que el Creador le ha dado, y, en
cambio, el hombre no siempre; que hay humanos que se han bestializado;
que disfruta las cosas comunes, sencillas y lindas de la vida como es
comer un asado y hasta meterse en un partido de fútbol. No tiene pasión
por destruir cachorros propios o ajenos, sino todo lo contrario.

Casi por un momento y con corazón agitado, me vi exclamando: ¡Rocko


Presidente 2019!

Rocko es la clase evidente del animal seleccionado por la providencia para


empresas importantes. Rocko no permite asambleas congresistas en
donde se trate si el humano puede matar a otro humano. Rocko no
ingresa al recinto, sencillamente se queda parado en la puerta y dice:
¡Desquiciados qué están haciendo, ¿no saben que el hombre no es Dios?!
Rocko ladra porque no es uno de los integrantes del numeroso club de
los “perros mudos”, y ladra fuerte: “Con su bestialidad democrática
favorecedora del asesinato de los más indefensos dan gusto a Satanás”.
“Dios hizo que la burra hablara y le dijera a Balaam: ¿Qué te he hecho?

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¿Por qué me golpeaste tres veces? (Números 22, 26). Rocko, con lágrimas
en sus ojos y para probar la insensatez del hombre, también dice: “¿por
qué me golpean?”

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BABEL TAMBIÉN ACEPTA PAÑUELOS

¿Por qué deberíamos estar molestos con cualquier político al que se lo ha


descubierto metiendo mano en las arcas del Estado? Si esa es la “opinión”
de él, y si, como se enseña ahora, toda opinión debe ser respetada, ¿en
razón de qué criticarlo o decirle que está mal lo que hizo? ¿Por qué
deberíamos indignarnos con los violadores? ¿Por qué juzgarlos? ¿Por qué
someterlos a un proceso judicial que acabe finalmente por condenarlos a
pasar tiempos tras las rejas? ¿Por qué? Concretando: si esa es la
“opinión” de él, y todos debemos ser respetuosos de las opiniones ajenas,
¿por qué descargar la justicia contra él? “No señor –me dirán-, eso no se
hace.” Muy bien, estamos de acuerdo. No es normal “opinar” sobre si
violar es algo bueno, porque la evidencia presenta un solo camino a
seguir. Tampoco cae bajo el ámbito de lo opinable si a partir de mañana
comenzamos todos a respirar por el codo: nuevamente la evidencia pone
delante un solo camino a seguir. Pero, ¿a título de qué me vienen a decir
que no es opinable un mal como la violación, al tiempo que para un delito
mayor como es el asesinato alcanzado con la maniobra abortiva se enseña
que debemos ser “respetuosos de las opiniones” asesinas de los demás?

En una imagen muy difundida, aparecen cuatro pañuelos, uno verde,


uno celeste, uno rojo y uno blanco, y el siguiente texto: “Una mujer de
pañuelo verde se encontró con una de pañuelo celeste. Se abrazaron y
lloraron juntas por la que abortó y también por la que aceptó llevar en su
vientre a un hijo no buscado. Se acercó luego una mujer de pañuelo rojo,
juntas lloraron las tres por las que tiene años de espera para que pueda
ser madre del corazón. Al rato llegó una mujer con un pañuelo blanco y
juntas todas lloraron por aquella que nunca encontró a su hijo. No se
trata de pañuelos, se trata de mujeres, de hijos, de empatía, de tolerancia,
de humanidad, de respeto de opiniones. Por el dolor; aceptemos;
debatamos; escuchemos; sin violencia, sin agresiones, así debe ser en mi
querida Argentina, donde todos somos distintos pero iguales.”

La imagen referida y su texto es una versión más para confundir. Al texto


no le importa la verdad, sino un supuesto respeto. En todo caso, el “todo
vale”, es la única “verdad” que debe ser aceptada. Sos respetuoso si
aceptas el mal propuesto por otro, no sí atacas ese mal. Quien se atreva
a atacar el mal, es un irrespetuoso. ¿Por qué? Porque es la “opinión” de
otro, y ahora el valor supremo es “ser respetuoso”. Sos vos quien la llamás
“mal”, pero para él es un bien, así como lo que vos pensás, para él puede
ser un “mal” y para vos un bien. Si todo es opinión, entonces, bajo tal

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reino, por favor, no haya ataques a los pareceres del otro. Es más, no
haya Códigos Penales. Desenredemos el engaño. Repito lo ya referido en
el primer párrafo: ¿desde cuándo el poder matar al otro cae bajo la órbita
de lo opinable? Para el verde asesinar está bien y hay quienes entonces
me mandan a tener que respetar eso. ¡No!

Quien hizo la mezcolanza apuntada no sé qué realidad estuvo viendo:


porque yo no vi a ninguna de las de pañuelo verde llorando porque
bebitos intrauterinos son asesinados, en cambio sí vi multitudes de ellas
gritando, llorando, gesticulando alocadamente, pataleando y haciendo
desmanes, porque el aborto no fue legalizado. No lloraban por una vida
perdida, lloraban por una muerte no ganada. Hasta en clara muestra de
una bestialidad horrorosa, algunas se jactaban diciendo que “hoy
desayunamos feto”. Ante tal panorama, como se ve, el llanto de las de
pañuelo verde dista mucho de presentar el motivo que el texto pretende.
Y hasta el torpe escrito parece no advertir que si la de “verde” llora por el
hijo no deseado que tuvo la de “celeste”, tal llanto se debe a que en vez
de habérselo abortado, se lo tuvo. Otra falacia de la sensiblería engañosa,
radica en que, tras la aparición de la señora de “rojo” en escena, las tres
lloran por quien lleva “años de espera para que pueda ser madre de
corazón”. Como si la de “verde” fuera un dechado de finísimo amor hacia
el hijo, para poder entender de cosas del corazón. ¿Cuántas veces se le
habrá dicho a las favorecedoras del aborto: “no hay que abortar al hijo,
en todo caso denlo en adopción? Y prefieren el aborto y no la adopción.
Quien está a favor del aborto no llora por la que quiere adoptar.

Sería muy bueno no maquillar el cinismo con palabritas como:


“tolerancia”, “humanidad”, “respeto de opiniones”. Al ser el aborto un
topadora asesina de humanidades, ¿a quién se le ocurre tenerle a eso
respeto?

“Por el dolor; aceptemos, debatamos, sin violencias; sin agresiones”. ¿Por


el dolor de quién? ¿Aceptar qué? ¿Debatir qué? Nos queda claro a partir
del texto objetado que el dolor del ser humano en gestación no cuenta.
Pretender aceptar la propuesta abortista, es, lo repito, hacerse cómplice
del asesinato y de la irrespetuosidad. ¿Hay que dar pruebas de las
violencias y agresiones perpetradas hasta el cansancio por las “verdes”?
Al sentido común le alcanza y le sobra para dar probanza de la violencia
señalada, enrostrar el macabro pedido verdoso que dice: “Aborto legal
ya”. En tal favorecimiento se ve una de las peores violencias existentes.

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Finaliza el texto citando la siguiente expresión tan de moda: “somos
distintos pero iguales”. La RAE define la dicción “distinto” diciendo:
“adjetivo que significa ‘que no es igual’,” lo cual muestra la poquísima
claridad de quien finalizó un par de afirmaciones con eso de “distintos
pero iguales”, por falta de precisión. No se trata de cuatro mujeres con
distinto peso, donde la igualdad estaría en lo femenino y la desigualdad
en la masa corporal. No se trata de cuatro damas gastadoras
compulsivas, donde la igualdad estaría en la cualidad de gastadoras y la
desigualdad en los gustos. Interpretada la expresión (somos distintos
pero iguales) a la luz del mismo texto de las cuatro mujeres llorosas –
texto que se pretende como bueno y aleccionador-, tenemos que lo de
distintos estaría en que una quiere abortar y la otra no, y lo de igual en
que ambas tienen el mismo derecho a que se “respete su opinión.” Y esto
último, por lo que ya quedó aclarado en líneas anteriores, es un absurdo:
el asesinato deseado por alguien no merece ser respetado.

Babel, hoy, más que nunca: Se le llama respeto, a aprobar que alguien
piense tranquilamente que matar al ser humano intrauterino es algo
bueno. Se llama interrupción del embarazo a lo que no es más que la
extinción total de la vida humana (aborto). Se llama derecho a que un
bebito sea liquidado. Hipocresía ahora es oponerse al homicidio del ser
que se está desarrollando en la panza materna (-“¡oh, tonto, no se dice
homicidio” –veo saltando a un apresurado que intentará vanamente decir
que no es un homicidio!). Se llama “persona gestante” para diferenciarla
de la mujer, a la mujer que se cree hombre, dando así con el “hombre”
embarazado. Se considera disminución de muertes, al dar rienda suelta
a las mismas. Se ve como víctima y así se la denomina, a quien es
victimaria. El escritor peruano Mario Vargas Llosa, llama “cavernario” a
quien defiende la vida, y “civilizado” a quien favorece la maniobra
abortiva. Se llama mala discriminación al hecho de que alguien se oponga
a la ideología de género. Bajo lenguaje español y usando por signos a
pañuelos, Babel también acepta pañuelos. Confusión y dispersión. Babel
nunca dejó de existir. Hoy más que nunca se repite todo, solo que de una
manera más extendida, profunda, y caótica. Ahora no solo hay confusión
por distinción de idiomas, sino que hay confusiones impresionantes en
la mismísima lengua de cada uno.

77
CUANDO LA BLASFEMIA PRETENDE DAR
CÁTEDRA

Hay una relación entre el deseo de asesinatos intrauterinos y la


blasfemia. El creerse Dios para venir a pretender disponer de vidas ajenas
inocentes dándoles muerte, prueba fácilmente algo: que a Dios se lo
quiere eliminar y que uno ambiciona ocupar ese lugar. Ya de por sí ese
anhelo es una especie de blasfemia. Es lógico que el embaucador de
masas, Gabriel Rolón, diga blasfemias contra Cristo, para justificar su
deseo de asesinato, o sea, su deseo de aborto.

Rolón, un tergiversador de la psicología, un sofista avezado, ahora


también quiere dictar clases de Sagradas Escrituras. Rolón dice: “Hoy
Cristo estaría con un pañuelo verde”. También, con toda la ordinariez
propia de estos parlantes de Satanás, el “psicoanalista” sostuvo que
Jesucristo nunca fue alguien correcto”, pero que “siempre estuvo del lado
de los que sufrían y padecían injusticias. Yo he estado en el Congreso
hablando a favor de esta ley”. Y bien, en la blasfemia expuesta y por la
cual les pido a todos elevemos oraciones reparadoras, vemos el auto-
endiosamiento roloniano, consistente en esto: luego de rebajar a Cristo,
viene él a presentarse a sí mismo como una autoridad divina en materia
de vida y muerte, de ahí que se nos diga con gran soberbia: “Yo he estado
en el Congreso hablando a favor de esa ley”. En otras palabras, expresa:
“Yo, el gran Rolón, el mismo que apoya la maniobra abortiva y que ahora
se me antoja en libre interpretación decir que Cristo, ogaño, usaría
pañuelo verde abortista, les digo que la legalización del aborto es algo
bueno”. Por otra parte, en Cristo, Dios y Hombre verdadero, es imposible
dejar de ver en Él la corrección absoluta. Sucede que el dios Rolón quiere
acomodar al mismísimo Redentor a su visión demoníaca y asesina. Rolón
es la clase de personas que como no quieren adecuarse a las enseñanzas
del Mesías, buscan que el Mesías se adecue a ellos.

Hay que tener un retorcimiento mayúsculo para decir que Cristo estuvo
del lado de los que sufrían y padecían injusticias, y luego, en vez de hacer
una buena inferencia a partir de eso, salir apoyando el aborto. En efecto,
al ser el aborto precisamente la matanza de un ser humano que no ha
hecho voluntariamente ningún mal, la injusticia está clarísima; y al ser
el aborto miles y millones de veces alcanzado tras sufrimientos atroces
experimentados por los niños sobre quienes recaen las maniobras
asesinas, también está clarísimo quién es la real víctima que sufre. Por
otra parte, es imposible que quien dijo “dejad que los niños vengan a Mí,

78
no se lo impidáis”, use un pañuelo vomitivo, que no es otra cosa que el
collar con el cual Satán pasea gustoso a las hordas deseosas del
asesinato.

El especialista en mentiras, Rolón, así como miente blasfemando sobre


la figura de Cristo, también miente sobre psicología, al decir que lo que
causa el trauma en las mujeres que abortan es sobre todo su ilegalidad.
Ya he hablado de tamaño embuste en otra crítica que efectué contra el
psicoanalista. Solo diré nuevamente que lo que causa el trauma no es la
ilegalidad, sino el pesar que deja en la conciencia una acción tan
espantosa como lo es el matar al propio hijo que se está gestando. Es tan
pero tan estúpida la “psicología” manejada por Rolón, que cree que por
llamar legal a una aberración, la acción aberrante dejará de serlo por
efecto de una palabra. El mal atroz del aborto pesa en la conciencia por
ser un mal en sí, no por el nombre que un legislador decida darle en estos
días. El aborto es ilegal por ser algo malo, no es que sea malo porque
alguien lo llamó ilegal.

Pienso que Cristo lleva en su cuello por siempre, grabados los abrazos de
su Madre dados en el Pesebre de Belén. Jamás quien venció a Satanás y
al pecado, llevaría el “collar verde asesino” del vencido.

79
EL «FEMIHULKIS SANGUINARIUS»
(CULTURA DEL MÁS ALLÁ)

Perteneciente al grupo de las bestias satánicas, el «Femihulkis


Sanguinarius» vivió en el «Modernismo Inferior», siglo XXI, época ésta en
donde sociedades enteras, gustosas, decidieron guerrear contra Dios y el
sentido común. Se trató de un período histórico de lo más nefasto, que,
para colmo de locuras, se jactaba llamándose civilizado.

El «Femihulkis Sanguinarius» se caracterizó por un hambre voraz de


sangre humana. Hizo de la matanza de los bebitos en gestación su motivo
de lucha. Le encantaba probar su ferocidad presentando sus patas
manchadas con color rojo sangre, con lo que deseaba mostrar en concreto
su encanto por el aborto. Alimentaba su cabeza con pensamientos
tenebrosos, como por ejemplo: «tu cuerpo es un campo de batalla». La
frase significaba que el vástago concebido no era un ser digno de ser
amado y respetado, sino un enemigo al que debía fulminarse lo más
pronto posible. Además de eso pero siempre por la efectividad de mensaje
tan destructivo, el ser cruelísimo no tardaba en, prontamente, venir a
dejar su cuerpo en lamentables condiciones, cuando no, directamente
desfigurado.

Cabe señalar que, siempre en referencia al tiempo en el que vivió la mole


maligna de la que se viene dando cuentas, muchísimas sociedades
habían aprobado el aborto como “ley”, como así también aprobaron como
“ley” otras mociones contranaturales promovidas por unos seres
denominados Camalionicus, cosa que jamás se había registrado en época
histórica alguna. A los suedolegisladores que formaron parte de la
destrucción humana de esos días, se los conoció como «Brutus
Diabolicus». También quedan registradas como parte del entramado
monstruoso, unas bestias venenosas que se desplazaban sin dejarse ver
y que se las llamó «Masónicas». Salvo la última denominación, los
nombres completos de los seres bestializados a que se ha hecho
referencia, se lo debemos a un aficionado a la arqueología que jamás llegó
a estudiar en una universidad, y que, quién sabe cómo, encontró un cofre
de acero haciendo una excavación, en cuyo interior habían unos artículos
de un tal González Pondal que vivió en el Siglo XXI, y que denominó en
tal tiempo a parte de esas hordas destructivas como «Increíbles Hulkas»,
«Hulkicidas», «Greenmurder» o «Femidemoníacas». Sirviéndose de tales
documentos, el arqueólogo, usando de un pésimo latín que ni es latín,
nos legó los nombres que hoy llegan a nosotros, acaso movido más bien

80
por ciertas características físicas y de acción halladas en las bestias de
marras. En su explicación dio cuentas que: lo de «Femihulkis» es en
alusión a la ideología significada en un verde-asesinato; y lo de
«Sanguinarius» por su apoyo a la maniobra sanguinaria del aborto.

A partir del «Femihulkis Sanguinarius» se abrieron las puertas de una


manera clarísima, a la sí comprobable situación conocida como
«involución de una especie», proceso perversísimo en donde se vio al
humano en busca de la bestialidad. Contrariamente a la falsedad de la
«evolución de las especies», en la involución, sí hubo un eslabón perdido,
que quedó perdido por la sencilla razón de que voluntariamente se decidió
perderlo. En efecto, quisieron perder la razón a encontrarse en ella. Por
eso la bestialidad quedó asegurada.

Algunos creyeron que el “Femihulkis” era herbívoro debido a que en su


hocico o en su cuello presentaba algo verde, pero no. Se supo que uno de
sus alimentos preferidos eran las hamburguesas compuestas por
sustancias de dudosa procedencia. Generalmente tapaba su cabeza y
dejaba al descubierto sus partes más íntimas, mostrando así con qué se
conducía en realidad. Nunca se lo acusó de exhibicionismo.

Peculiaridad notable del “Femihulkis” era que en el afeamiento corporal


encontraba su belleza, comportamiento este que arroja una idea cabal de
la decadencia que reinaba en su testa. Emitía muy seguido un gemido
espantoso conocido como «blasfemia», y tenía una predilección especial
por burlarse de Cristo y de la Santísima Virgen María, y por la
destrucción de iglesias católicas. Sus acometidas nunca eran
individuales, siempre en masas, y frecuentemente aullaba cosas como:
“la única iglesia que ilumina es la que arde”; “apostasía colectiva,
renunciá a la Iglesia Católica”; “vigilia de brujas por el aborto”; “Satán
Loves”; “desafiliate de la Iglesia Católica”; “gesto litúrgico por el aborto
legal”.

El «Femihulkis» fue muy violento, aunque muchas veces pretendía pasar


como manso cordero. Amén de esa estrategia de camuflaje, su torpeza lo
llevó a confesar: “Violencia y ataque verde, próxima apostasía, por la
separación de la Iglesia y el Estado”.

81
Sea por gusto o por falta de olfato, lo cierto es que el «Femihulkis
Sanguinarius» y demás bestias mencionadas, estaban al servicio de
quienes, por hacer obras del Demonio, fueron llamados «raza de víboras».

Sobre la desaparición del ejemplar aquí expuesto, se han esbozado


distintas teorías, algunas verdaderamente inverosímiles y sin sustento
racional, como esa que pretende basar la extinción en la escasez de
hamburguesas. Otras presentaban solidez y mucha lógica, como aquella
que expuso el proceso de la autoextinción. Y aunque esto último haya
tenido su gran peso, la realidad es que la desaparición del «Femihulkis
Sanguinarius» y otras bestias semejantes, se debió a una intervención
inesperada para muchos, en donde Aquél al cual subían copiosamente
los clamores de la sangre inocente derramada injustamente, dijo
finalmente «Basta».

82
UNA CONDENA DARTHESCA
(LA HIPOCRESÍA DE ME TOO)

Como es sabido, la expresión “escena dantesca” alude a un espanto


grande, a una cuestión infernal; algo que de algún modo trae recuerdos
de lo que sucede en la primera parte (El Infierno) de la Divina Comedia,
escrita por Dante Alighieri. Pero se me ocurre ahora inventar una nueva
expresión para aplicarla a un caso dado en Argentina -aunque también
se ve en otras partes del mundo-, caso que parece estar cobrando
respaldo y buena aceptación: tiene que ver con el hecho de condenar a
alguien sin juicio previo, violando así el principio de inocencia. En virtud
de esto último, entonces, es que hablo de “condena darthesca”.

¿Por qué ‘darthesca’? Un hombre llamado Juan Darthés (actor) fue


condenado anteayer por casi quinientas actrices, debido a una supuesta
violación que habría perpetrado hace diez años atrás cuando se
encontraba en Nicaragua con un elenco argentino del que formaba parte
la ahora acusadora. El supuesto ilícito no fue dado a conocer cuando
supuestamente sucedió, sino que, ahora, una década más tarde, aparece
en escena. Esto último no lo digo porque esté negando que el hecho haya
ocurrido, lejos de mí eso; lo digo por quienes, basándose en las palabras
de alguien, ya condenan a un supuesto violador, sin más fundamento
que: “guardó silencio por el trauma, por el miedo, por… por… por”.
Insisto: no niego que pueda ser así, pero niego que la condena por parte
del tercero (nosotros), sin otra prueba que lo que alguien dice, sea justo.
Gran parte de los medios de comunicación nacional y no pocos
internacionales, apoyaron la condena. Se trató del desembarco en tierras
Argentina del movimiento Me Too, y, como no podía ser de otro modo,
hacía falta hacer sonar por los aires una buena cantidad de bombas.
Claramente hablo de condena, aunque alguien ingenuamente diga que
solo fue una denuncia. Quien busca justicia por un supuesto ilícito va a
un tribunal de justicia; pero quien junta a casi quinientas personas y
trata de violador a alguien en el cadalso de la prensa morbosa
presentando al fenómeno Me Too, al menos a mí, me hace ruido.

Si Darthés violó o no violó, repito, eso deberá determinarlo la Justicia, y,


realmente (debo decirlo debido al déficit judicial argentino) aquella digna
de ser llamada Justicia: porque tenemos magistrados inicuos que
mandan a matar a criaturas de cinco meses en nombre de la ley y de la
justicia. La supuesta violación de Darthés será objeto de un juicio, y,
oportunamente, de una decisión judicial, la que deberá tener en cuenta

83
si las pruebas tienen la necesaria contundencia para convencer al juez
de que un ilícito ha sido cometido por quien es acusado en un debido
proceso penal.

Quinientas mujeres que hicieron aterrizar a Me Too condenando a


Darthés, no me dicen nada sobre el supuesto ilícito de Darthés; pero si
me dicen demasiado sobre ellas. No me dicen nada, porque hay
cuatrocientas noventa y nueve que condenan apoyando a la supuesta
violada, y no solo deben explicar dónde estaban hace diez años, sino, lo
más interesante, es cómo hicieron para estar todas juntas en la
habitación del “violador”, dado la plena convicción que tienen formada
sobre el hecho. No me dicen nada sobre el supuesto ilícito de Darthés,
pero me dicen demasiado demostrando a quién vinieron a exaltar: Me
Too. No me dicen aún nada sobre una violación de un hombre, pero sí
han dado sobradísimas pruebas de otras violaciones por ellas efectuadas.
Aclaro esto último. Las pañuelitos verdes se siguen burlando de la ley en
el rostro de todos los argentinos: violan la ley, apoyando no una violación,
sino una violación seguida de muerte y que recibe el nombre de aborto.
Mientras la supuesta violada deberá probar en juicio la violación de la
que dice haber sido víctima, ella misma da sobradas pruebas en flagrante
delito de estar haciendo la apología de un asesinato. Está violando la ley
en vista de todos.

Hicieron un spot publicitario diciendo “mirá como nos ponemos” en clara


condena a Darthés, siendo que quienes allí dicen “mirá como nos
ponemos” son referentes notables del apoyo al asesinato de los seres
humanos en gestación.

Las de pañuelo verde han enseñado a violar la ley, pero cuando les
conviene pretenden para los demás el brazo más riguroso de la ley. Quien
pide desconocer la ley para matar a un ser humano inocente, no parece
mostrar coherencia alguna al pedir rigor legal para condenar a un
violador. Quien no respeta la mismísima vida ajena, mal puede
constituirse en un paladín defensor de alguna integridad personal.

Algo llamativo en el discurso lacrimógeno de las “femimetoo”, es que “fue


violada cuando era tan solo una niña de 16 años”. Las aborteras
propugnan que desde los 14 años la mujer ya es madura para abortar;
pero si es violada a los 16, es una niña. ¿Saben? ¡No tienen vergüenza!
¿Y saben por qué? ¡Porque por supuesto que una chica de 16 años es
una niña a quien no solo se la debe respetar no violándola ni ultrajándola

84
de algún modo, sino también a quien se le debe la verdad no enseñándole
a asesinar a su vástago! ¡Son estas misma de Me Too que nos venden
ahora compungidas el temita de “era niña”, pero no temen (¡verde en
mano!) en defender a capa y espada que se les meta a los más niños el
aborto en la cabeza y la ideología de género mediante la perversa
educación sexual integral! ¿O es que para eso no son niños?

También, marcadamente y como lo dije en el párrafo primero, se está


enseñando a violar el principio de inocencia, que dice que toda persona
se considerará inocente, a no ser que se demuestre su culpabilidad en
un juicio. Aún no conozco ningún sistema legal en donde el principio
referido quede estipulado así: “toda persona es inocente, a no ser que
algún medio de comunicación declare lo contrario”. Pero en los hechos
nos encontramos muchas veces con ese mamarracho, en donde tal o cual
medio se constituye en perverso juez.

Me too no vino para defender alguna bebita intrauterina asesinada


brutalmente como aconteció en el hospital Rivadavia: ¡Era mujer; era
bebita; era sumamente frágil; sumamente inocente de maldad voluntaria;
completamente indefensa!, pero… ¿dónde estaban todas estas
declamantes de verde que dicen defender a la mujer? Me Too no vino para
defender la vida del bebito que agonizó diez horas en Entre Ríos. En
verdad, no desembarcó para luchar por la mala violencia, sino para
presentarse apoyando a un verde que, como sabemos, se ha convertido
en signo de una aberrante violencia que conduce a la muerte.

Lo repetiré nuevamente. Que los dichos de la acusadora los evalúe una


honorable justicia. Pero los procederes hasta ahora expuesto no son
justos. Han querido habilitar lo siguiente: que cualquiera sosteniendo un
relato puede aparecer en medios de comunicación y fulminar sin más
trámite a cualquier persona.

Con todo lo visto, me dan lugar, una vez más, para refregarles una
cuestión que tantas veces la he condenado. Son estas feministas y una
gran cantidad de medios de comunicación los grandes defensores del
“amor sin barreras”, del “cada uno tiene la orientación sexual que
quiera”, y todo de la mano de la ideología de género. Y les guste o no les
guste escucharlo, en esas mismas expresiones aberrantes que defienden
encuentra acogida también la orientación sexual del violador. Háganse
cargo por favor.

85
Si a estas alturas alguien está pensando que todo lo anterior es confundir
los tantos, no me lo digan a mí, díganselo a quienes han dado acabadas
prueba con su significación verde, de estar reclamando algo a viva voz, al
mismo tiempo que reclaman otra cosa con la voz de un signo.

Si la hipocresía de Me Too pretende poder condenar a muerte a un


inocente, es lógico que también pretenda poder condenar a un adulto
violando el principio de inocencia. Es que si se puede lo más, ¿por qué
no se va a poder lo menos?

86
LO QUE TAPAN LAS FEMI-ME-TOO

Luego de mi último artículo intitulado “Una condena Darthesca”, he


podido arribar a un par de conclusiones, como por ejemplo: Que una
inmensa cantidad de personas en esta sociedad sigue defendiendo el
orden, el deber ser, la verdadera ley, el debido proceso, el respeto hacia
el derecho a la vida del más indefenso, todas cosas que la mayoría de los
medios de comunicación infames y quienes por ellos son arrastrados,
quieren día tras día poner patas para arriba. Que algunos de los que
siempre escriben juzgando que nadie debe juzgar al otro, son quienes te
juzgan, y quienes ya han condenado, a título de “jueces”, a una persona
como violadora. Que hay quienes les encanta tergiversar y mal interpretar
textos, y donde uno clarísimamente pone que “si alguien violó o no violó
que lo determine un juez, y no una prensa morbosa y perversa”, ellos
pretenden que uno ha dicho: “Yo estoy del lado del acusado”; a ver, ¿en
dónde se dice eso, cuando uno expresa con transparencia que ‘sea el juez
quien juzgue’? Y, por supuesto, la comprobación de siempre: que entre
los cientos de comentarios que uno recibe, aquellos que son de pura cepa
feminista no tiene más “fundamento” (¿?) que el insulto, el “se va a caer”,
el hijo de…”, el “sos un asco”, el “van a arder” (¿manejarán un basural
estas pro asesinato?), etc., etc.

Dejando de lado lo anterior, hay dos cosas sorprendentes de las que en


esta breve nota quiero dar cuenta: la primera, de cómo el tiro les salió
por la culata; la segunda, de cómo silencian un hecho que pone en
evidencia la perversidad de las femimetoo.

Sobre lo primero, de cómo el tiro les salió por la culata. Seguramente


tendré algunos de los intérpretes feminoides a los que les encanta
interpretar cualquier cosa, y que dirá que eso del “tiro por la culata” es
invocar y apoyar una violencia extrema. Pero no; cuando me refiero a que
el tiro les salió por la culata, me refiero a lo siguiente: que varios
comentaristas que apoyaron el desembarco de Me Too en Argentina, una
vez más haciendo deformaciones interpretativas de todo, me dijeron que
estaba mezclando el tema de una violación con el tema del aborto, y que
eso no tenía nada que ver. ¿Son o se hacen? Si precisamente esa fue mi
crítica hacia las 500 metooaborteras; precisamente fui yo quien en mi
artículo dejé sentado que “por qué metieron el tema del pañuelo verde”,
y que si lo hicieron fue por algo. ¡Lectores: no fui yo quien llevaba el
pañuelo, fueron ellas! ¿Quiénes metieron la cosa? Por eso dije con total
claridad en el antepenúltimo párrafo de mi artículo anterior (Una

87
condena Darthesca): “Si a estas alturas alguien está pensando que todo
lo anterior es confundir los tantos, no me lo digan a mí, díganselo a
quienes han dado acabadas prueba con su significación verde, de estar
reclamando algo a viva voz, al mismo tiempo que reclaman otra cosa con
la voz de un signo.” Es decir, me estaba adelantando a la crítica, y se ve
que ni siquiera de esa forma uno queda libre de las interpretaciones
deformantes.

Paso a lo segundo, al hecho que silencian. ¿Y cuál es? No hubo un solo


comentario de las femihulkicidas que dijera “mu” cuando les hice saber
concretamente: “Me too no vino para defender alguna bebita intrauterina
asesinada brutalmente como aconteció en el hospital Rivadavia: ¡Era
mujer; era bebita; era sumamente frágil; sumamente inocente de maldad
voluntaria; completamente indefensa!, pero… ¿dónde estaban todas
estas declamantes de verde que dicen defender a la mujer? Me Too no
vino para defender la vida del bebito que agonizó diez horas en Entre
Ríos. En verdad, no desembarcó para luchar por la mala violencia, sino
para presentarse apoyando a un verde que, como sabemos, se ha
convertido en signo de una aberrante violencia que conduce a la muerte.”
Se los refriego de nuevo, caraduras: ¿Dónde estaban? ¿Dónde estaban
estas 500 que justo, justo, justo, justo, con Me Too vienen a saltar? No
se trató de un hombre (sea quien sea) violando a una niña de 15 años;
no se trató de un hombre (sea quien sea) violando a una niña de dos
años; se trató de médicos que a una bebita de cinco meses le metieron
por todo su cuerpo pinzas cortantes y la mataron (se llama asesinato),
eso es el aborto, básicamente. Todos los anteriores casos son aberrantes
y condenables,, pero para lo último me faltan las palabras.

Les agregó más porque el panorama se ha tornado en una gran máscara


de hipocresía. Prestemos atención y reflexionemos sobre este dato que no
es menor y es terrible: Tenemos a “políticos” abortistas condenando ya
un hombre; una inmensa cantidad de medios de comunicación
abortistas, condenando ya a un hombre; grupos y más grupos abortistas
de todo tinte revolucionario que gusten, condenando ya a un hombre; un
Me Too abortista que desembarcó en Argentina, que condenó ya a un
hombre; muchas personas abortistas que condenaron ya a un hombre;
ahora, todos ya condenaron menos quién, según derecho, debe condenar
si es debido: el juez. ¡Pero eso no es lo más grave! ¡¿Qué es lo más grave?!
¡Que en frente nuestro, ante nuestros ojos, todos esos abortistas están
en flagrante violación de la ley, apoyando algo de lo más macabro que
pueda existir, esto es, asesinar, descuartizar a un ser humano en el
vientre materno, y muchos pretenden verlos como personas “civilizadas”,
“honradas, “de bien”, “ajustadas a derecho”, “llenas de sensibilidad”.

88
Miles de abortistas devenidos en jueces, señalan a un hombre como
culpable. Lo dirá la justicia. Mientras tanto, desenmascaro a esos miles
de abortistas que con total evidencia dejan conocer su desprecio por la
ley, y por el derecho fundamental que todo ser humano tiene desde la
concepción: a vivir.

Los mega inmorales que hace años corrompen a las sociedades y a los
menores con basura televisiva; los mismos que ahora enseñan que
asesinar seres humanos en gestación es un derecho; productores que
cosifican mujeres y mujeres que se dejan cosificar, unidos todos en los
objetivos mencionados: hoy se rasgan las vestiduras y pretenden dar
clases de moral.

Se sucedieron en Argentina hechos de una monstruosidad y un atropello


legal patente, evidentísimo: médicos asesinando con total impunidad a
criaturas humanas que rondaban los cinco meses, y una agonizó diez
horas. La inmensísima mayoría de medios de comunicación guardó
silencio. Nadie dijo nada. El presidente nefasto que hoy tiene Argentina,
usando de su acostumbrado discurso mitómano, para defender toda la
obra de Me Too que hace días se vivió, dijo que siempre busca la verdad.
¿Alguien lo ha escuchado hablar en favor de los derechos de esas mujeres
bebitas que fueron pasadas para el otro lado? Me Too pretende tapar todo
eso. Se los hago saltar. Se los refresco. ¿Les molesta? A llorar al campito,
que allí encontraran el verde, pero el sano.

De sobra sabemos que hay buenos y malos jueces, pero ya esto mismo
fue motivo de queja por parte de Platón en su famosa obra “La República
o el Estado”. Todos los jueces del mundo deberían cumplir con la ley
fundada en el recto orden. A las femimetoo que me escriben diciendo que
ellas son ahora las “juezas”, les digo: sigan participando. Cuando un juez
inicuo emite una sentencia inicua, por caso, abortar, las femihulkas
aplauden y dicen “qué maravilloso juez”; pero cuando el juez actúa en
respeto al orden y a la buena ley, gritan “en ese país no hay jueces”.

Quieren naturalizar lo contranatural.

89
LOS OSOS NO SON CONEJOS

La negación de la realidad tiene lógicamente sus consecuencias. Si


tengo delante de mí un poste, y a su vez afirmo: “no hay nada, tengo paso
libre”, piense lo que piense, al avanzar, el poste se encargará de hacerme
saber de su presencia. Ya lo expuso Aristóteles en el libro IV de su
Metafísica cuando diserta sobre el principio de no contradicción y la
verdad o falsedad: “¿Por qué, si encuentran pozos y precipicios al dar sus
paseos en la madrugada, no caminan en línea recta, y antes bien, toman
sus precauciones, como si creyesen que no es a la vez bueno y malo caer
en ellos?”. Y quien es un ser humano de sexo masculino, no podrá ser al
mismo tiempo uno de sexo femenino.
Ocurrió un hecho aberrante pero que pone completamente al
descubierto todo el absurdo de la ideología de género: un “transgenero”
mató a una mujer en una competencia de contacto violento llamada vale
tudo. La noqueó a los 24 segundos de comenzado el primer round, tras
producirle traumatismos craneoencefálicos. Como el objetivo de este
escrito no es la competencia en sí sino otro, me permito en breve digresión
decir que no considero a esas competencias un deporte, por más que los
que estén peleando sean realmente de igual sexo.
Por favor, nadie se deje llevar por las palabras ladinas. La noticia
concretamente es esta: un hombre que se creía mujer, mató sobre un
ring a una mujer. No peleaban dos mujeres: peleaba un hombre y una
mujer. Pero la fantasía perversa y delirante de los defensores de la
ideología de género se empeñan contra toda evidencia en ver lo que no
es. Este resultado evidenciable fácilmente, lo canté de algún modo el 19
de octubre del 2017, en el artículo titulado “’Transexualizando’ el deporte
femenino”, en donde comenté un fallo judicial abominable, que permitía
a un varón que se creía mujer ingresar a jugar en un equipo de hockey
femenino; y en un párrafo expuse: “A lo anterior se lo ve como una victoria
de la justicia y de la igualdad. Pero no hay asomo de justicia ni miras de
igualdad: todas las mujeres de un equipo de hockey notarán una fuerza
extraña que las supera; si hay una pelea –normalmente ocurren en los
partidos-, el hombre camuflado dejará en muy malas condiciones a la
mujer con la que se enfrente; las mujeres de hockey al cambiarse en el
vestuario, acaso tengan que ver contra su deseo, un pene que le cuelga a
alguien que les dice contra toda evidencia: “yo soy mujer como ustedes”.
En resumen: ¿por qué todas esas mujeres deben vivir todo eso, por culpa
de un fallo que es una burla a la justicia? Es mentira que les importa la
mujer. Medidas como las aquí desenmascaradas no implican en modo
alguno defender a la mujer contra las transformaciones, sino que
defienden a las trasformaciones contra la mujer.”

90
Toda la gran farsa de la igualdad quedó desplomada con el caso de
marras. El verdadero luchador devenido en “luchadora”, y su rival, una
verdadera luchadora, podrán haber tenido igualdad de entrenamiento;
igualdad de alimentación; igualdad respecto de las máquinas usadas
para la musculatura; igualdad de técnicas; pero hay una igualdad que es
imposible de alcanzar: que un hombre sea igual a una mujer, o que una
mujer sea igual a un hombre. Y viene aquí una crítica hecha a los
médicos, no desde un enfoque de la medicina respecto de la que me
confieso un ignorante, sino desde el sentido común al que muchos de
ellos parecen desconocer. Porque así como hay letrados que traicionan la
justicia, también hay galenos que traicionan la salud. Las noticias dicen:
“El Comité Deportivo Internacional todavía exige que para competir, ya
sea una mujer trans o un travesti, sea necesaria una prueba de
hormonoterapia para controlar que el nivel de testosterona sea menos de
la mitad de las mujeres heterosexuales. Según las nuevas reglas de esta
institución, las mujeres atletas trans podrán competir después de 12
meses de tratamiento hormonal, pasar la prueba de hormonoterapia
(siendo el nivel de testosterona menor a los 10 nmol/L. En cambio, no es
obligatorio que sufran cirugías para el cambio de sexo y la decisión de
competir con el sexo identificado ha de mantenerse durante al menos
cuatro años consecutivos.” Tamaña sandez podría perfectamente ser
refutada por un niño medianamente lúcido. O sea que si un hombre se
cree mujer durante 4 años, es mujer: pero si se cree mujer habiendo
transcurrido tan solo 3 años y 364 días, aún no lo es, ¿está claro?
También tenemos el cuento de la testosterona. Por si aún no se ha
advertido, la lucha sobre un ring no consiste en ver quien atrapa al otro
para librar una relación sexual, sino en una cuestión de poderío físico
que intenta dejar al oponente, en lo posible, noqueado. Por tanto, la
preparación física (y que es en definitiva lo que interesa a los luchadores)
tiende a ser lo mejor posible, lo más completa. En resumen: con la
testosterona baja, el luchador que se cree una lady, ante un golpe de su
rival que le causó daño, podrá lanzar un grito como el de una delicada
Heidi llamando a su abuelito; pero, sin lugar a dudas, los golpes físicos
que él lance, serán los de un hombre creyéndose un guerrero total y viril;
serán los golpes de una furia masculina en acción, porque precisamente
lo que está actuando es toda una naturaleza masculina, completa, y no,
unas hormonas disminuidas. Cifro en esto lo afirmado: la posible
disminución hormonal no cambia la naturaleza.
Un caso con matices parecidos al aquí tratado pero que no termino en
muerte, fue el sucedido con una mujer llamada Brents, la cual le tocó
luchar contra un hombre que decía ser mujer y se hacía llamar Fallon
Fox. Luego de la lucha Brents dijo: “Nunca sentí la fuerza que sentí en
una pelea como lo hice esa noche. No puedo responder si es porque él
nació un hombre o no, porque yo no soy médico. Sólo puedo decir que
nunca me he sentido tan disminuida en mi vida, y yo soy mujer fuerte”.

91
No hace falta ser médico para responder algo que el sentido común
muestra fácilmente. Nadie duda de que Brents haya sido en ese entonces
“una mujer fuerte”; pero mucho menos puede dudarse de que el luchador
contra el que luchaba haya sido “un hombre fuerte”.
Podrá alguien decir que un oso es un conejo; podrá incluso, dándose
muchas mañas, hacer que el terrible y gran mamífero aparezca con unas
largas orejas como las del simpático animalito de jardín; podrá, por caso,
anestesiando al grandulón feroz, hacer que su inmensa cabeza luzca
como la de un conejillo inofensivo, solo que en tamaño descomunal; pero
todo el ensayo transformativo desaparecerá de un plumazo cuando,
quien creyendo que el salvaje plantígrado es un juguetón conejo, intente
con total ingenuidad darle de comer una pequeña zanahoria. El oso
comerá a la persona dejando de lado a la zanahoria, la cual solamente
servirá de prueba contundente y calificada, respecto de lo que implica la
estupidez humana en un grado nunca antes visto.

92
LA VERDADERA ENTREGA DE MARTÍN FIERRO

Horas atrás y casi al llegar a una subida considerable de un cerro, me


senté sobre una piedra a descansar, y, aún algo agitado por el esfuerzo,
escuché cercana una voz que me dijo:

“Atento, paisano, hermano,


veo que andás liquidao,
mucha mano a tu taclao
pero al deporte le esquivas,
no es la actividad cognitiva
raíz pa estar enterrao.”

Volteé mi cara para el lado de donde provenía la voz, y vi a un gaucho


montado en su caballo. Lo expresado y el modo repentino en que se
produjo me causó inquietud, sumado al hecho de que me dijera “mucha
mano a tu teclao”, o sea, no entendí cómo es que sabía que de tiempo en
tiempo escribo algunas cosas. Fue tal mi sorpresa, que me llevó a
preguntar “cuál era su nombre” y “cómo es que sabía que por ahí me
dedicaba a escribir”. Sin rodeos me expresó: “me llamo Martín Fierro, y
tengo especial permiso”, agregando en tono seco: “no importa cómo sé de
tus cosas, vamos al grano”. Aflojó riendas a su bello tobiano para que
pueda pastar, y me dijo: “ando muy apenao por la Patria, y el asesinato
de niños que ahora quieren aprobar. Además, estoy muy indignado por
el hecho de que los faranduleros de la muerte usen mi nombre para
ponérselo a una estatuilla, la cual entregan como premio de sus obras en
una gala llamada ‘La entrega de los Marín Fierro’.”
El gaucho también me expresó: “Toma, amigo mío, esta hoja que te
entrego. Esta es la verdadera entrega de Martín Fierro”. Acto seguido y
estirando su brazo derecho, me hizo entrega de una hoja doblada, y,
literalmente se esfumó. Me temblaban las piernas ante el hecho.
Sin pérdida de tiempo desdoblé la hoja y leí lo que les comparto:

93
MARTÍN FIERRO DEFIENDE A TODOS LOS NIÑOS POR NACER

Aquí yo vuelvo a cantar,


con voz firme y segura,
mi palabra está en cordura
y a tono con la piedad,
es su hontanar la verdad,
aunque les parezca dura.

Quedó invadida la Patria


con personas sin dignidad,
hablan mucho de libertad
como si en ella vivieran,
son embusteros que alteran,
viviendo en la necedad.

La cabeza sanguinaria
hoy usa pañuelo verde.
Son caterva rebelde
demoledora del orden,
y viven en el desorden
del que su orgullo hace alarde.

Usaron mi nombre en gala


festejando un crimen atroz,
si estoy como oso feroz
ante el satánico encuentro,
es porque llevo muy dentro
el “no matar” del buen Dios.

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Rufianes y asesinos
deambulan por nuestra Patria,
al bien le hacen la guerra
y su código es la mentira,
tienen por guía a la ira
y todo lo que ella encierra.

Proponen matar al más débil


y a esto lo llaman derecho,
pero el aborto es un hecho
que clama justicia al cielo,
cuando lo pienso me hielo
y se me comprime el pecho.

No hay cobardía más grande


ni accionar más inhumano,
que eso de usar de la mano
pa cercenar vida ajena,
al que el aborto no apena
es del infierno villano.

Para avalar el aborto


traen a cuenta violaciones,
y cuan sirenas con canciones
despistan al más sencillo,
ocultan con falso brillo
al dolor, las frustraciones.

Más pequeña que la pequeña,


es la criatura engendrada,

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y si una mujer fue violada
del violador fue la culpa,
esto el abortista lo tapa
y mata al que no hizo nada.

No está a favor de la vida


el que avala algún aborto,
y sepan que no soporto
esa tibieza tramposa,
que apoyando la muerte, osa,
estar a la vida abierto.

Época de los seudosabios,


de los seudosprofetas;
de quienes tienen recetas
macabras bajo la manga,
siendo el encono su daga
para pelear por sus metas.

Cuando terminé de leer me quedé muy pensativo. La porquería que se


organizó y conocida como “Entrega de los Martín Fierro”, fue un evento
pergeñado sibilinamente para favorecer la matanza del bebito en
gestación, e intentar inocular ese mensaje de muerte en quienes vieron
esa entrega.
Guardé cuidadosamente en uno de mis bolsillos la hoja que me dio
Fierro. No quería perderla. Luego bajé cavilando en esos nuevos versos
que no pertenecen al original.
Ya de regreso a mi casa, tomé el libro de José Hernández, lo abrí al
azar para dejar entre sus hojas el misterioso poema que había llegado a
mis manos, y mis ojos leyeron del original:

96
“La sangre que se redama,
no se olvida hasta la muerte;
la impresión es de tal suerte,
que a mi pesar, no lo niego,
cai como gotas de fuego
en el alma del que la vierte”.

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TIRE PIEDRAS Y DE BUEN TAMAÑO

Dedico estas líneas a defender a los niños, pero ¿saben de quien?: ¡de
la santulonería puritana; de los blandengues; de los “amorosos”; de los
que quieren siempre quedar bien con todos menos con los que en verdad
deberían quedar bien; de los fariseos de turno; de los que deforman la
caridad! Me refiero a esa gente que me suele escribir con mucha
frecuencia haciéndome saber que Cristo dijo “quien esté libre de pecado
que arroje la primera piedra”, como si en mis escritos me dedicase a
hablar de los pecados cometidos por quien se tiene por pecador. Tienen
de prueba expuestos en mi página tal vez un centenar de artículos. Invito
a la santulonería que busquen un caso en donde me haya puesto a
condenar a un pecador por su pecado. No lo encontrarán. Sí en cambio
encontrarán que ataco a ideologías perversas y a defensores de esas
ideologías; a gente en concreto que no se presenta como pecadora, mas
tiene la soberbia y el descaro de presentar al mal, a la perversión, al
pecado, como algo bello, deseable, digno de ser practicado e, incluso, con
total encono a todo orden establecido, osan presentarlo como derecho.
No tiro piedras contra un pecador, tiro piedras contra un mal al que
quieren presentarlo como cosa buena. No me dedico en modo alguno a
apedrear pecadores, pero tampoco me dedico a deformar las palabras del
Maestro como sí lo hacen varios: porque Cristo enseñó que no debemos
condenar al pecador, pero en ningún lado dijo que debemos quedarnos
cruzados de brazos dejando a la perversión avanzar. Estos deformadores
de la enseñanza evangélica, si pudieran eliminarían los pasajes en donde
Jesús zahiere a los fariseos con descalificaciones fuertes (“raza de
víboras”, “raposa”, etc.); eliminarían el pasaje en el cual se lo ve al Mesías
expulsando a latigazos a quienes habían transformado el templo de Dios
en casa de ladrones. De modo que les guste o no le guste, la enseñanza
puede resumirse así: no tires piedras condenando al pecador, pero tira
con toda la artillería a los males que pretenden destruir el bien.
Pero decía que estas líneas van por el bien de los niños, ¿y por qué?
Porque “los amorosos” con su “amor ilimitado” que llega a defender a los
ideólogos con ese silencio que pretenden de nosotros, están permitiendo
que la ideología siga avanzando con su perversión, la cual,
principalmente y como vemos día a día, tiene por objetivo principal y en
modo obsesivo, a los más pequeños: a ellos buscan adoctrinar, a ellos
son a quienes se los quiere dar en adopción para parejas contranatura.
Vale decir que estos personajes de “traje blanco” le están haciendo el
caldo gordo a los ideólogos. Imagino que si pudieran nos presentarían a
Cristo con túnica estampada con dibujos alusivos a “mi pequeño pony” y
repartiendo arcoíris de subvenir. ¡Dejen de deformar!

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Pongo por ejemplo uno de mis últimos artículos en donde ataco a la
ideología de género que le concede niños en adopción a parejas de igual
sexo, artículo en el que cité a Ricky Martin, el cual hace gala de ser un
misionero del consabido movimiento trasn-formista. Entonces tengo
pisándome los talones al puritano ocasional que me da lecciones de
Sagradas Escrituras diciendo que deje en paz al pobre Ricky, mientras
que el “pobre Ricky” sigue adelante con su tarea misionera de propagar
más y más las prácticas sodomitas, usando (¡dicho por él!) a sus propios
hijos en la misión. Me mandan a que vea mi “baúl” y que no me fije en el
ajeno. No se trata de eso. No tengo uno sino cien baúles cargados con mis
pecados, pero jamás he proclamado mis faltas como cosas dignas de ser
llevadas a cabo, ni jamás he alzado la voz diciendo que se las hagan
derecho.
Y hay dos cosas de lo más interesante que sirve para desarmar a los
consejeros del “super amor”. Lo primero: por lo general, jamás se verá en
ellos un solo ataque contra los ideólogos del mal (ni en sus páginas, ni en
sus dichos, o sea, nada dicho públicamente, dando la cara, jugándosela
por el bien y la verdad), pero sí se verá que se encargan de atacar a
quienes levantan la voz contra la perversión. No dirán nada contra
quienes difunden el mal, pero sí estarán prontos para aconsejar a quienes
atacan esos males que: ¡Ojo, soberbio; basta, calla. Pues Cristo dijo:
quien esté libre de pecado que arroje la primera piedra! Lo segundo: se
deriva de lo anterior, y es que, ellos sí juzgan al pecador. Son ellos quienes
te escriben juzgando que no debes juzgar. Te juzgan por estar juzgando,
pero con esta diferencia: ellos se dedican principalmente a juzgar a una
persona por juzgar a una ideología, otros juzgamos principalmente a una
ideología. Dicho de otro modo, mientras que son incapaces de atacar a
una ideología, son capaces de atacarte porque tú te atreves a atacar una
perversión.
Repito. En este combate contra una de las cabezas de la bestia,
combate en donde los niños principalmente son atacados, la santulonería
puritana combate del lado del enemigo, dado que su pacifismo es
execrable. Nunca están demás las palabas del gran apologista católico
Félix Sardá y Saldany: “Si la propaganda del bien y la necesidad de atacar
el mal exigen el empleo de frases duras contra los errores y sus
reconocidos coríferos, éstas pueden emplearse sin faltar a la caridad (…).
Al mal debe hacérselo aborrecible y odioso; y no puede hacérsele tal sino
denostándolo como malo y perverso y despreciable (…). No es malo el
apasionamiento producido por la santa pasión de la verdad (…). Al
seductor Elimas Mago, llámale San Pablo ‘hombre lleno de todo fraude y
embuste, hijo del diablo, enemigo de toda verdad y justicia’”.
Pues con todo lo anterior va mi invitación. Y es esta: Contra la
ideología; contra todo mal que pretenda presentarse como algo bueno;
contra toda corrupción que quiera tenerse como derecho; contra toda

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perversión por muy grande que sea, ¡dispare piedras; dispare duro; no
afloje; no escatime; es más, busque los guijarros más grandes y mejores!
Pretender que el mal no debe ser juzgado es, entre otras cosas, tornar
idiota a la inteligencia.

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