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Presupone que el aumento paulatino de la intensidad del estímulo que produce miedo,
unido a la creación de respuestas incompatibles, facilita la extinción de las reacciones
aversivas, hasta llevar al sujeto a una confrontación libre de todo temor con el objeto o
situación tratado
Está basada en los principios del condicionamiento clásico, de tal forma que la intensidad
de una respuesta condicionada como la ansiedad podía ser reducida estableciendo una
respuesta incompatible con la misma, frente al estímulo condicionado por ejemplo una
serpiente; es decir, la presentación de un estímulo ansiogénico (EC) cuando no puede
producirse la respuesta de ansiedad (RC) facilitaría la ruptura de la asociación estímulo-
ansiedad (Ángeles, Díaz & Villalobos, 2012). Lo anterior nos hace referencia a la forma
de revertir el condicionamiento clásico y fue denominada contra condicionamiento por
inhibición recíproca. Este concepto de inhibición recíproca procedía del concepto
fisiológico de Sherrington propuesto en 1961, donde establecía que no pueden darse
simultáneamente dos estados fisiológicos incompatibles: relajación y ansiedad (Ángeles
et al., 2012). La idea básica de la Desensibilización Sistemática consiste en enseñar al
paciente a relajar los músculos voluntarios durante una confrontación imaginaria con el
estímulo del miedo (Wolitzky-Taylor, Horowitz, Powers & Telch, 2010).
Labrador (2008) menciona que Wolpe basándose en los trabajos de Watson y Rayner en
1958 llevó a cabo una serie de investigaciones sobre neurosis inducida en gatos.
Siguiendo los mismos principios Wolpe utilizó con éxito, la ingestión de comida (como
respuesta antagónica de la ansiedad) mientras acercaba progresivamente al gato a los
estímulos temidos. Al momento de trasladar el procedimiento a los seres humanos, Wolpe
se encontró con dos problemas: por un lado, la elección de la respuesta antagónica con la
ansiedad y, por otro, los problemas prácticos que suponía pedir a las personas con fobias
que se expusieras directamente a los estímulos temidos. Para resolver el primer problema,
Wolpe, inspirándose en los trabajos de Jacobson en 1938 sobre la relajación muscular,
optó por la aplicación de esta como respuesta fisiológicamente incompatible con la
ansiedad. Para afrontar el segundo problema, optó por presentar a los pacientes los
estímulos ansiógenos en imaginación, quedando así definido el procedimiento estándar
de aplicación de la técnica, cuyos componentes básicos son la utilización de la relajación
como respuesta incompatible con la ansiedad y la exposición graduada (en imaginación)
al estímulo provocador del miedo (Labrador 2008).
PROCEDIMIENTO DE APLICACIÓN
El tratamiento consta de tres componentes distintos: a) entrenamiento en la relajación
progresiva de la musculatura; b) construcción de una jerarquía de miedos; y c) la
desensibilización propiamente dicha que consistirá en repetidas presentaciones
imaginarias del estímulo de miedo de forma gradual mientras el paciente se encuentra en
una relajación muscular progresiva (Wolitzky-Taylor et al., 2010).
Por lo tanto, se dará comienzo con una respuesta incompatible con la ansiedad, en este
caso la relajación es la ideal, puede utilizarse cualquier otra respuesta que resulte
incompatible con la ansiedad (meditación, hipnosis, estados emocionales positivos, auto-
instrucción asertivo, etc.) (Ángeles et al., 2012). Como se ha hecho mención la clave está
en elegir una respuesta que sea utilizada de forma rápida y fácil mientras se evocan los
estímulos ansiógenos. Por ello dentro de los procedimientos más utilizados en la
desensibilización sistemática se encuentra el Entrenamiento en Relajación Progresiva de
Jacobson, que nos ayuda a identificar los músculos en tensión para conseguir llevarlos
hasta el estado de relajación, de esta manera el paciente tiene que discriminar de los
niveles de tensión y relajación de los distintos grupos musculares a través de ejercicios
de tensión/distensión (García, Burgos, Paz, Santa Cruz, Echeverría & Muñoz., 2011).
APLICACIONES DE LA DESENSIBILIZACIÓN
SISTEMÁTICA
Fobias específicas
la desensibilización sistemática ha sido preferentemente aplicada en el tratamiento de
trastornos desde los comienzos de la técnica hasta la actualidad y se ha considerado
uno de los procedimientos más eficaces en el caso de las fobias específicas (Zettle, 2003).
Entre las fobias específicas más frecuentemente tratadas se encuentran:
Las fobias recogidas en este apartado, tienen la característica de contar o bien con
un alto componente fisiológico en las repuestas de ansiedad o por relacionarse con
procesos de aprendizaje. Esto muestra la capacidad de la técnica para modificar
aprendizajes desadaptativos y reducir la ansiedad fisiológica. En contra de lo que se
piense, introducir ejercicios de relajación parece ser la mejor estrategia para reducir
la ansiedad ante intervenciones médicas, respuesta que se caracteriza principalmente
por afectar a la respiración y la tasa cardiaca. Parece que tal y como postula Wolpe, la
relajación interfiere con la ansiedad al ser ambas incompatibles, favoreciendo la
extinción de la fobia incluso de forma más eficaz que tratamientos farmacológicos. Por
otro lado, el argumento a favor de la incorporación del mayor número posible de ECs
parece verse apoyado por estudios como el de Capafóns et al. (1997), donde se
demuestra que procedimientos de DS que incorporan estrategias de sobreaprendizaje o
jerarquías modificadas con doble criterio (se combina el nivel de ansiedad con la
diversidad de los estímulos ansiógenos, evitando reincidencias) son eficaces en la
reducción de las fobias y presumiblemente favorezcan el establecimiento de un nuevo
aprendizaje.
El mismo efecto se observa en el estudio de Koegel et al. (2004), donde a más amplio
sea el contexto de aprendizaje y se incluya la relajación, mejores resultados se consiguen,
hechos congruentes con lo expuesto por Vurbic y Bouton (2014) a favor del
funcionamiento del contra condicionamiento. En el caso de la fobia social y a exámenes,
se observa cómo el exceso de ansiedad que interfiere en la ejecución se reduce mejor
mediante DS que mediante otras terapias. Además, como puede apreciarse la DS parece
ser un procedimiento flexible capaz de adaptarse y combinarse con otras técnicas,
tanto es así que quizá esto es lo que propició su absorción por otros procedimientos de
extinción que, por el contrario, no cuentan con el potencial de la DS para intervenir
sobre el aprendizaje y la ansiedad fisiológica.
Trastornos Adictivos
Trastornos Somáticos
- García., Burgos, Ma., Paz, J., Santa Cruz, J., Echeverría, A y Muñoz, F. (2011).
Estudio controlado de utilidad de la intervención grupal mediante técnicas de
relajación en la reducción de la ansiedad. Medicina de Familia Andalucía, 12, (2),
19-24.
- Ward, C.M., Brinkman, T., Slifer, K.J. y Paranjape, S.M. (2010). Using
behavioral interventions to assit with routine procedures in children with cystic
fibrosis. Journal of Cystic Fibrosis, 9, 150-153.
Las técnicas de relajación son un gran recurso para el control de la ansiedad. Una
activación del sistema nervioso que sobrepasa determinados niveles durante tiempos
prolongados produce problemas tanto físicos como psicológicos. Mediante las técnicas
de relajación lo que intentamos es conseguir una desactivación fisiológica. Es un efecto
similar al que se produce una vez que terminamos de realizar cualquier actividad física o
deportiva que implica un periodo de descanso o relajación posterior.
El Sistema Nervioso Antónomo se divide en sistema nervioso simpático (el cual prepara
al individuo para la acción) y el sistema nervioso parasimático (que realiza funciones
opuestas al primero como mantener un estado corporal de descanso después de un
esfuerzo, disminuyendo el nivel de estrés del organismo).
La relajación produce una activación de la rama parasimpàtica del SNA. Por lo tanto, la
relajación puede considerarse como un estado de hipoactivación.
¿QUÉ ES LA RELAJACIÓN?
La definición que se otorga desde la psicología de las emociones propone conceptualizar
la relajación como el estado fisiológico, subjetivo y conductual que se experimenta
durante la ocurrencia de una emoción intensa pero de signo opuesto (sobre todo respecto
de las emociones desagradables como la ira, el estrés o la agresividad). Por ello, la
relajación permite contrarrestrar los efectos de activación fisiológica derivados de este
tipo de emociones, así como también deviene un recurso muy útil para reducir la ansiedad,
los temores o los síntomas de depresión.
Otros beneficios de la relajación consisten en: mejora del riego sanguíneo, presión arterial
y frecuencia cardíaca, optimización de la función de las ondas cerebrales, regulación del
ritmo de respiración, favorece la distensión muscular, aumentando la sensación de calma
y vitalidad general, posibilitando un mayor nivel atencional. En definitiva, la relajación
tiene la capacidad de dotar al organismo de un estado de bienestar general facilitando una
adecuada sincronía entre el funcionamiento fisiológico y psicológico del individuo.
El tiempo destinado a los ejercicios de relajación oscila entre los 30-40 minutos diarios
durante las primeras dos semanas para posteriormente reducir la duración de la actividad
a unos 10 minutos o bien espaciándola cada dos días, por ejemplo.
Por otra parte, cabe destacar que en función del individuo, la práctica de la relajación
puede ocasionar que este experimente sensaciones nuevas no familiares para él. Dado que
es un aspecto totalmente habitual, se recomienda únicamente que la persona conozca el
tipo reacciones que pueden tener lugar previamente y el motivo por el cual se producen.
Algunas de dichas sensaciones pueden consistir en: pesadez de una parte del cuerpo o
bien lo contrario, sensación de ligereza; sensación de acorchamiento en las extremidades;
así como hormigueo, sensación de inmovilidad o abandono del cuerpo, etc.
La fase de tensión se realiza para el usuario aprenda a percibir las sensaciones asociadas
a la aparición de la ansiedad o tensión, siendo estas sensaciones las que indicarán a la
persona que tiene que relajarse. Esta tensión muscular permite a los músculos relajarse
todavía más que si se hubieran relajado tensar previamente. Al final del entrenamiento,
se aprenderá a relajar los músculos directamente sin ponerlos previamente en tensión.
FASES
En la Relajación Progresiva de Jacobson usualmente se siguen las siguientes fases:
Durante las dos primeras semanas, se practicará cada día el tensar y después el relajar
los 16 grupos de músculos.
En la tercera semana, el tiempo para relajarse se reduce.
Durante la cuarta semana, se aprende a relajarse directamente sin poner los músculos
previamente en tensión.
REALIZACIÓN
Más concretamente, en cada ejercicio de tensión-distensión el usuario debe tensar un
grupo de músculos durante unos cinco u ocho segundos. Posteriormente, focalizará la
atención en la sensación que está experimentando ante esta tensión muscular. Pasados
estos segundos, la persona relajará este grupo de músculos durante diez o quince
segundos, para concentrarse luego en las sensaciones que experimenta en la zona
relajada.
Sentado en una butaca, con la cabeza apoyada, así como la espalda y los pies apoyados
en el suelo. Los brazos están relajados sobre los muslos.
Tumbado sobre una superficie dura, para tener apoyado todo el cuerpo y la cabeza
ligeramente elevada.
Postura del cochero, sentado en una silla, con el cuerpo inclinado hacia adelante, la
cabeza apoyada en el pecho y los brazos sobre las piernas.
APLICACIÓN DE LA RELAJACIÓN PROGRESIVA DE
JACOBSON
La Relajación Progresiva de Jacobson se centra en enseñar a la persona que lo practica a
distinguir entre la sensación de tensión y distensión en las diferentes partes del cuerpo
en que se distribuye el entrenamiento, en total 16 grupos musculares.
A partir de ese momento, el sujeto va a poder controlar de forma óptima qué situaciones
cotidianas provocan cada una de las sensaciones de tensión-distensión y cómo debe
proceder para destensar los grupos musculares en caso de notar un exceso de tensión.
Las situaciones tensas usualmente, al relacionarse con emociones menos
agradables, van disminuyendo con el entrenamiento, de forma que el estado de bienestar
emocional y psicológico del individuo tiende a aumentar progresivamente.
Ejemplo
Como ejemplificación de las instrucciones de aplicación pueden utilizarse las siguientes
fórmulas:
2. Deja de hacer fuerza, relaja la mano y déjala descansar donde la tienes apoyada.
Observa la diferencia que existe entre la tensión y la relajación (10-15 segundos).
3. Cierra otra vez con fuerza el puño derecho y siente la tensión en la mano y el
antebrazo, obsérvalo detenidamente (10-15 segundos).
4. Y ahora afloja los músculos y deja de hacer fuerza permitiendo que los dedos se
distiendan relajados. Nota una vez más la diferencia entre tensión muscular y relajación
(10-15 segundos).
Y así sucesivamente con el resto de grupos musculares: manos, antebrazos, bíceps,
hombros, frente, ojos, mandíbula, garganta, labios, cuello, nuca, espalda, pecho,
abdomen, piernas (muslos y pantorrillas).