Sie sind auf Seite 1von 3

COMENTARIO DE LA SALA NÚMERO SEIS

La sala número seis cuento del destacado, Antón Chejov el representante más
destacado de la escuela realista en Rusia, narra la historia de unos enfermos mentales
recluidos en un hospital de salud mental que en vez de ser mejor tratados eran
condenados a las peores condiciones ambientales. Como se manifiesta en la siguiente
cita:

“En el patio del hospital hay un pequeño pabellón rodeado de un verdadero bosque de
cardos, ortigas y cáñamo silvestre. Su techumbre está oxidada, la chimenea medio
caída, los escalones de la entrada se hallan podridos y cubiertos de hierba, y del yeso
del enlucido no quedan más que las huellas”

El descuido, indiferencia se traducían en suciedad y desidia del mismo personal que


laboraba allí.

“Aquí, junto a la pared y la estufa, hay verdaderas montañas de trastos y ropas.


Colchonetas, viejas batas hechas un guiñapo, pantalones, camisas a rayas azules,
zapatos rotos que no sirven para nada: todos estos harapos están amontonados,
arrugados, revueltos, medio podridos, y de ellos emana un olor pestilente”

Además de esto, la corrupción era eminente en un hospital como éste que además
estaba olvidado por todos los “normales”

“El inspector, la encargada de la ropa y el practicante robaban a los enfermos, y del


viejo médico, el que había precedido a Andrei Efímich, se contaba que vendía bajo
cuerda el alcohol del hospital y se había creado un harén entre las enfermeras y las
enfermas. En la ciudad se conocían muy bien estas anormalidades, e incluso las
exageraban, pero las toleraban tranquilamente…”

Pero teniendo ya una idea del tipo de hospital, que más parecía cárcel según palabras
del mismo Iván Dmítrich (recluido por delirio de persecución) y del doctor Andrei
Efimich; considero como problema central planteado el de: la represión del hombre
que se opone a un sistema corrupto, inmoral y nocivo.
Este sistema es para mí el Hospital en sí, con sus médicos corruptos, que impone el
orden o la represión con barrotes en las ventanas y con el violento militar Nikita. Los
hombres reprimidos, oprimidos son los mismos pacientes que si bien están locos por
razones diversas y no del todo claras, son tratados peor que animales.

Para sustentar mi idea me baso en las siguientes citas extraídas de la obra misma:

«Estoy al servicio de una obra perjudicial y percibo un sueldo de personas a las que
engaño. Pero por mí mismo no soy nada, una simple partícula de un mal social
necesario: todos los funcionarios de distrito son nocivos y cobran un sueldo que no han
ganado...

La cita nos presenta a Andrei Efímich conciente del mal trabajo que desempañaba
cuando estaba del lado del hospital, es decir del sistema opresor, era bien tratado,
detentaba cierto poder y respeto a pesar de su vida tan poco transcendente. Luego de
empezar a contactarse más con Iván Dmítrich, integrante del sector contrario, de “los
locos” y “peligrosos para la sociedad”, es dado a menos y recluido incluso en el mismo
hospital que dirigía, ello con pretextos de que él no estaba cuerdo.

Una vez recluido Andrei Efímich conoce por boca de Iván su nueva realidad, su nuevo
rol o situación opuesta a la que antes tenía, y esto por diferir de lo acostumbrado por
el sistema: tratar a los reclusos como tal.

-¡Hola! ¿También a usted le han encerrado, amigo? - dijo con una voz ronca, como de
quien acaba de despertarse, y guiñando un ojo -. Lo celebro mucho. Antes chupaba
usted la sangre de la gente y ahora le chuparán la suya. ¡Magnífico!

Es importante reconocer que Iván a pesar de su anomalía tenía un pensamiento lucido


más coherente que el de los que dirigían el sistema. También, se puede aprecia a una
sociedad que se cuidaba de los “peligrosos locos”, pero ¿acaso todos los de la sala
número seis no eran más que hombres indefensos? Entonces ¿por qué recluirlos, si se
sabía que la clínica era mucho más nociva que la misma calle?

La repuesta que hallo es que éstos más que dañinos para la sociedad eran dañinos
para el sistema opresor, por eso los recluían y los tildaban de locos para que cuando
estos manifestasen sus pensamiento e ideas se creyera que eran ilógicos.
La siguiente conversación entre Iván y Andrei es precisa para explicar lo que sostengo:

Iván:

-Sí, estoy enfermo. Pero docenas y cientos de locos se pasean en libertad porque, en su
ignorancia, no saben distinguirlos de los sanos. ¿Por qué estos desgraciados y yo hemos
de estar aquí por todos, como cabezas de turco? Usted, el practicante, el inspector y
toda la canalla del hospital están moralmente muy por debajo de nosotros. ¿Por qué
hemos de permanecer recluidos nosotros, y no ustedes? ¿Dónde está la lógica?

El doctor responde:

El sentido moral y la lógica no tienen nada que ver con esto. Todo depende de la
casualidad. Aquí están los que fueron recluidos, y los que no lo fueron se pasean
libremente, eso es todo. En el hecho de que yo sea médico y usted sea un enfermo
mental no intervienen para nada ni la moral ni la lógica, es simple CASUALIDAD.

¿Casualidad? yo creo que la casualidad aquí no encaja, se trata de conveniencia, de


estrategia del sistema para seguir sosteniéndose y protegiéndose de los opositores a él

Con engaños el médico Andrei es llevado a la Sala Número Seis donde es recluido y
asesinado por Nikita. El sistema lo desechó porque ya no le servía. Finalmente solo dos
personas lo acompañan en su entierro su sirvienta y su amigo.

Alumna: Deza Huamán Sylvia Marielle

Das könnte Ihnen auch gefallen