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A.

TIMOTEO
Timoteo hijo espiritual de Pablo (2Timoteo 2:1), compañero y ayudante (Filipense
2:19-22), cuyo nombre significa literalmente “quien honra a Dios”[1]. Nació en Listra
provincia de Galacia, en Asia Menor (hoy es parte de Turquía), era hijo de madre
judía llamada Eunice hija de Loida, quienes le enseñaron las Escrituras desde su
niñez y cuyo padre era griego, de quien desconocemos el nombre (Hechos 16:1-2;
2Timoteo 1:5, 3:15). Es probable que Timoteo se haya convertido por la predicación
de Pablo en esa ciudad, unos años antes; o como afirma Wilton M. Nelson «fue
durante el primer viaje misionero de Pablo»[2] y por esto, se le considera “hijo
espiritual” de Pablo (1Corintios 4:17; Filipenses 2:19-23; 1Tesalonisenses 3:2;
1Timoteo 1:2,18; 6:20; 2Timoteo 1:2) El apóstol Pablo llama a Timoteo «mi hijo
amado y fiel en el Señor» (1 Co. 4:17) y «verdadero hijo en la fe» (1 Ti. 1:2). Debido
a que el padre de Timoteo era griego, este no había sido circuncidado. Entonces
Pablo hizo que se circuncidara ya que iban a estar ministrando entre muchos judíos
y no quería Pablo ofenderlos (Hechos 16:2-3). Timoteo fue compañero de trabajo de
Pablo (Romanos 16:21), El apóstol sentía una gran simpatía para con el joven
Timoteo, y aun cuando hacía poco que había remplazado a Bernabé por Silas como
compañero de viaje, apregó a Timoteo a la partida, quizá como sustituto de Juan
Marcos, al que se había negado a aceptar (Hch. 15.36s). Esta elección parece haber
sido apoyada por otros, porque Pablo más tarde se refiere a manifestaciones
proféticas que confirmaron el que Timoteo debía ser apartado para esta obra (1 Ti.
1.18; 4.14). En ese momento habría recibido una dotación especial para su misión,
comunicada mediante la imposición de manos de los ancianos y Pablo (1 Ti. 4.14; 2
Ti. 1.6). Para aquietar cualquier oposición innecesaria por parte de los judíos del
lugar, Timoteo fue circuncidado antes de iniciar sus viajes.

Primeramente se le encomendó una misión especial a Tesalónica, con el fin de


alentar a los cristianos que estaban siendo perseguidos y despues este lo envío para
cumplir con una labor importantísima en la evangelización de Grecia y Asia Menor,
durante el tercer viaje misionero de Pablo (Hechos 17:14,15; 18:5; 19:22; 20:4;
Romano 16:21; 1Corintios 16:10; 2Corintios 1:19; 1Tesalonisenses 3:2,6). Cuando el
apóstol no pudo ir a Corinto, envío a Timoteo en representación suya y de sus
enseñanzas (1Corintios 4:17). Se cree y es muy posible que Timoteo aya tenido algo
que ver con la escritura de, por lo menos, seis cartas paulinas, debido a que su
nombre aparece en el encabezamiento de ellas[3] (2Corintios 1:1; Filipenses 1:1;
Colosenses 1:1; 1Tesalonises 1:1; Filemón 1:1). Como precio por su compromiso
con el evangelio, Timoteo estuvo en la cárcel, y es posible, junto a Pablo (Hebreos
13:23; Filemón 1:1). A medida que se acercaba el final de su ministerio, Pablo lo
insto a permanecer comprometido con su llamamiento (1Timoteo 1:18). Además el
apóstol le escribió dos cartas (1Timoteo 1:1; 2Timoteo 1:1); en las “epístolas
pastorales” presentan a Timoteo como pastor y dan un cuadro más completo de su
personalidad. Y finalmente el apóstol Pablo cuando ya esta para morir, le pidió a
Timoteo que fuera para acompañarlo (2Timoteo 4:9).

En resumen, toda esta información es un claro testimonio acerca del tipo de


liderazgo que el pastor Timoteo ejerció en la iglesia primitiva para honra de Dios;
Timoteo, sin duda, rindió tributo al significado de su nombre (quien honra a Dios). En
esta breve biografía, podemos ver la relación maestro-alumno o mentor-aconsejado
que existió entre Pablo y Timoteo. Aunque no es de extrañar, pues, que Pablo haya
tomado tiempo para escribir dos cartas a Timoteo para cultivar la relación fraternal y
el desarrollo de su liderazgo.
Era un hombre afectuoso (2 Ti. 1.4) pero muy temeroso (2 Ti. 1.7ss), que
necesitó más de una admonición de parte de su padre espiritual; se le advierte que
no debe dar lugar a los deseos juveniles (2 Ti. 2.22), y que no debe avergonzarse
del evangelio (2 Ti. 1.8). Sin embargo, ninguno de los otros compañeros de Pablo es
elogiado tan calurosamente por su lealtad (1 Co. 16.10; Fil. 2.19ss; 2 Ti. 3.10ss).
Resulta apropiado que la carta final escrita por el apóstol fuese dirigida tan
afectuosamente a este sucesor casi renuente, cuyas debilidades son tan evidentes
como sus virtudes. No se sabe nada de los años posteriores de Timoteo. Una
antigua tradición afirma que siguió dirigiendo la iglesia en Éfeso, y que sufrió el
martirio bajo Domiciano o Nerva.

B. TITO.
Compañero gentil del ministerio del apóstol Pablo (Gálatas 2:3), y a quien le
escribe su tercera carta pastoral; fue un líder digno en quien Pablo confiaba y a
quien apreciaba. Sin, embargo el papel que Tito jugo no fue tan decisivo como el de
Timoteo.
No hay mucha información de la persona Tito, y como bien afirmaba el
reconocido pastor Samuel Vila «…su nombre no figura en el libro de los Hechos,
pero si con frecuencia en las epístolas de Pablo.»;[4] aunque el libro de los Hechos
no menciona a Tito, si participo de las actividades misioneras de Pablo, tal como se
muestra en las cartas paulinas (Gálatas 2:1-3).
Pero aun, con la poca referencia que encontramos a comparación a lo que se
menciona de Timoteo; con ello, trataremos de formar la corta biografía que
presentan las cartas de Pablo referente a Tito.
Tito fue un joven griego (Gálatas 2:3)[5] que se convirtió a Cristo, quizás
durante el ministerio de Pablo en Antioquia de Siria, al norte de Palestina (Hechos
11:25-26; Tito 1:4). Fue uno de sus primeros colaboradores y, acompaño al apóstol y
a Bernabé a Jerusalén (Gálatas 2:1), probablemente en la visita para ayudar a
superar la hambruna (Hechos 11:28-30). Pablo no permitió que Tito fuera
circuncidado por quienes le querían aplicar la ley mosaica en Jerusalén (Gálatas 2:1-
5). Sirvió como representante de Pablo en Corinto (2Corintios 8:6; 12:18), pareciera
haber sido una persona muy capaz ya que Pablo lo llamó “mi compañero y
colaborador entre ustedes” (2Corintios 8:23;). Le fue confiada la delicada tarea de
entregar la severa carta de Pablo (2Corintios 2:1-4; 7:6-12) a los corintios y
solucionar los problemas en la iglesia de ese lugar (2Corintios 7:13-15). La genuina
preocupación de Tito por los corintios y su trato ecuánime para con ellos (2Corintios
8:16,17; 12:18) sin duda contribuyeron a su éxito, algo que le informo personalmente
a Pablo, que lo esperaba ansioso en Macedonia (2Corintios 2:13; 7:5,6, 13-15). El
apóstol respondió escribiendo la segunda carta a los Corintios, que se cree que Tito,
la haya entregado (2Corintios 8:6-7,16-22; 8:23-24).
Se cree y es muy posible que Tito haya acompañado a Pablo durante su
segundo encarcelamiento[6](2Timoteo 4:10) en Roma[7], que no se menciona en el
libro de los Hechos. En cuanto a la polémica del segundo encarceladito de Pablo el
muy respetable erudito, Craig L. Blomberg hace la siguiente afirmación:

“ya hemos visto que en el cristianismo temprano ya hay evidencias de que Pablo fue liberado
del arresto domiciliario en Roma alrededor del año 62. Eso le habría dado la libertad de escribir y
viajar, tal como se puede inferir de 1Timoteo y Tito. Y 2Timoteo correspondería con un segundo
y ultimo encarcelamiento durante la persecución de Nerón, que quiso acabar con los cristianos
de Roma y alrededores (64-68 d.C.).”[8]

Se supone que, en uno de ellos, Pablo y Tito llegaron a Creta, donde este se
quedó para supervisar y administrar la iglesia (Tito 1:5). Allí Pablo escribió su carta
solicitándole a Tito que se reuniera con el en Nicópolis, en la costa oeste de Grecia
(Tito 3:12). Luego del siguiente encarcelamiento de Pablo, Tito fue enviado a
Dalmacia (2Timoteo 4:10). Y según la tradición de la iglesia, fue el primer obispo de
Creta.
A la luz de esta aprobación acreditada, Tito, ciertamente honro su nombre
como enviado del apóstol y, al escribirle, Pablo insta a Tito a que siga cultivando
esta gran reputación y la relación entre ellos.

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