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Biografía resumida de Andrés Avelino Cáceres

Andrés Avelino Cáceres Dorregaray nació en Ayacucho el 10 de noviembre de 1836. Sus padres
fueron don Domingo Cáceres y doña Justa Dorregaray.

Siguió la carrera militar sirviendo lealmente al presidente Ramón Castilla en las campañas
contra Echenique (1854) y Vivanco (1857). También participó en el combate del 2 de mayo de
1866 defendiendo el Callao que era bombardeado por la escuadra española.

Al estallar en la Guerra contra Chile (1879) participó en la defensa de Tarapacá dirigiendo al


valeroso batallón Zepita. Estuvo en la derrota de San Francisco (19 de noviembre de 1879) y
fue protagonista en la victoria de Tarapacá (27 de noviembre de 1879). También luchó en la
batalla del Alto de la Alianza (26 de mayo de 1880) en Tacna.

Asimismo, fue uno de los más destacados jefes en la defensa de Lima, luchando en las batallas
de San Juan (13 de enero de 1881) y Miraflores (15 de enero de 1881). Entre 1881 y 1883
lideró la resistencia patriota en la Cordillera de los Andes (Campaña de La Breña). Sus tropas
de origen campesino lograron importantes victorias en el valle del Mantaro, pero el 10 de julio
de 1883 fue derrotado en la batalla de Huamachuco.

Después de la firma del Tratado de Ancón (1883) fundó el Partido Constitucional y derrotó al
presidente Miguel Iglesias en la Guerra Civil de 1885. Al año siguiente fue elegido Presidente
Constitucional del Perú, cargo que ostentó hasta 1890. En 1894 fue reelegido en un proceso
muy discutido y fue derrotado en una nueva Guerra Civil por el caudillo Nicolás de Piérola.

Andrés Avelino Cáceres, conocido también como "El Brujo de los Andes", falleció el 10 de
octubre de 1923, a la edad de 87 años.
En el Perú es considerado un héroe nacional, por haber liderado como general del ejército
peruano la resistencia en la sierra central contra la ocupación de Chile durante la guerra del
Pacífico (1879-1883). Es el patrono del Arma de Infantería del Ejército Peruano. Fue conocido
por sus soldados como Taita Cáceres, mientras que los chilenos le apodaron El Brujo de los
Andes, debido a que siempre burló las maniobras envolventes planeadas con mucho celo por
los generales chilenos, y porque actuaba con tanta fluidez que parecía estar presente en todas
partes.

María Parado de Bellido


(Huamanga, 1761 - Ayacucho, 1822) Heroína peruana de la época de la
independencia. Se cree que fue hija natural, y lo único que se sabe de su
padre es que procedía del Alto Perú. En 1776 contrajo matrimonio en
Huamanga con Mariano Bellido, de quien tuvo siete hijos.

María Parado de Bellido

En 1820 parte de su familia se integró al grupo de patriotas organizado


en Paras (Cangallo), con el fin de colaborar con la guerrilla auspiciada en
la sierra central por el general Álvarez de Arenales, que obedecía a la
estrategia del general José de San Martín encaminada a desgastar al ejército
realista. Mariano Bellido y sus hijos actuaron como correos del ejército
patriota en la región de Huamanga, y su misión principal consistió en dar
cuenta de los movimientos de las tropas realistas.
En 1822 el virrey José de la Serna ordenó a las tropas del general José
Canterac, acantonadas en Jauja, que se combatiera la insurrección
popular organizada en Huamanga. Canterac encomendó a la compañía al
mando del general Carratalá la tarea de reprimir el movimiento
ayacuchano. Fue en esa coyuntura que uno de los hijos de María Parado,
Tomás Bellido, fue hecho prisionero y fusilado por los realistas ya
acantonados en Cangallo. Este hecho motivó que María Parado de Bellido
se integrara al movimiento patriota y colaborara con su esposo en las
tareas de espionaje.

Debido a su condición de analfabeta, dictaba las cartas dirigidas a Mariano


Bellido a un amigo de confianza que, a su vez, se encargaba de trasladar
la información al cuartel del guerrillero patriota Cayetano Quiroz. Gracias
a ello, los patriotas fueron avisados a tiempo de la planeada incursión del
ejército realista al pueblo de Quilcamachay el 29 de marzo de 1822, y la
localidad pudo ser evacuada a tiempo.

No obstante, la persona a través de la que María Parado enviaba su


correspondencia fue capturada ese día por unos sacerdotes leales al
virrey, que lo entregaron al general Carratalá. El general conoció así las
actividades que realizaba María Parado, ya que una de las cartas llevaba
su firma. Las tropas españolas rodearon la vivienda en que María Parado
se hallaba en compañía de sus hijas y la capturaron. Llevada ante el
general Carratalá, María Parado se negó a contestar las preguntas
encaminadas a desarticular la red de información, desechó las ofertas de
recompensa y tampoco se inmutó al ser advertida de que su casa sería
quemada si no colaboraba.

Su actitud motivó que fuera condenada a morir fusilada. El 1 de mayo de


1822 fue paseada por los alrededores de la plaza de armas de Huamanga,
al tiempo que se voceaba su delito de traición, y luego murió ante el
pelotón de fusilamiento en la Pampa del Arco. Sus restos fueron
sepultados en la iglesia de la Merced.

Cuando la independencia fue consolidada por el general Simón Bolívar, el


Libertador otorgó a las hijas de María Parado de Bellido una casa que había
pertenecido a un soldado realista en Huamanga, mediante un decreto de
1826. Poco después fue declarada mártir de la independencia. Un
importante colegio nacional para mujeres de Lima lleva en la actualidad
su nombre.
José Silverio Olaya Balandra, mártir patriota. Nació en 1782 en la villa de San
Pedro de Chorrillos, una ranchería de pescadores y, simultáneamente, uno de los
balnearios más famosos de la época. Hijo de José Apolinario Olaya y de Melchora
Balandra. Aparentemente sirvió desde muy joven a la causa libertadora, pues se
dice que ya desde 1820 portaba mensajes de enlace entre Chorrillos y las naves de
la escuadra libertadora recién llegadas al litoral peruano, al mando del marino
británico Thomas Cochrane. Su padre fallece en 1822 y al año siguiente conoce
a Juana de Dios Manrique, quien apoyaba igualmente la causa de la
emancipación y cuyo nombre serviría de cubierta a las comunicaciones secretas
entre los patriotas. En junio de 1823, luego de la derrota del ejército libertador en
las batallas de Torata y Moquegua, Lima fue ocupada por las tropas realistas
del general José Canterac y el gobierno independiente tuvo que refugiarse en los
castillos del Real Felipe, al igual que las fuerzas del ejército libertador al mando
del general Antonio José de Sucre. Era de imperiosa necesidad restablecer la
comunicación entre los sitiados en el Callao y los patriotas de Lima, además de
conocer los movimientos del ejército enemigo de ocupación. En tal
circunstancia, Andrés Riquero, antiguo contador mayor y tío de Juana de Dios
Manrique, planteó a Sucre la posibilidad de utilizar para tal misión la experiencia
y el probado valor de José Olaya, quien por su oficio hacía continuos viajes entre
el pueblo de Chorrillos y la isla de San Lorenzo, y no despertaría sospecha alguna.
El 27 de junio de 1823, cuando llevaba una carta de Sucre para Narciso de la
Colina, el pescador fue descubierto -se dice que a raíz que alguien lo delató- y
capturado en la calle de Acequia Alta. Sometido a indescriptibles torturas por el
brigadier Ramón Rodil, gobernador de la capital, se negó a revelar los nombres de
los comprometidos en las comunicaciones. Ante su resolución, dos días después, el
29 de junio, fue fusilado en el callejón de Petateros, situado a un costado de la
plaza de Armas de Lima, que hoy lleva el nombre del mártir. Se cuenta que, antes
de morir, se dirigió a sus captores diciendo:
Si mil vidas tuviera, gustoso las daría por mi patria.
En mérito a su ejemplar conducta, José Olaya es honrado hasta hoy como patrono
del arma de Comunicaciones del Ejército.
Miguel Grau
(Miguel María Grau Seminario; Paita, 1834 - Punta Angamos, 1879)
Marino y militar peruano. Apasionado del mar desde la infancia, desarrolló
una brillante carrera militar en la marina y llegó a ser diputado. Sus
aptitudes como estratega, así como su lealtad y su heroísmo, brillaron
particularmente en la Guerra del Pacífico (1879-1883), que enfrentó a
Perú y Bolivia contra Chile.
Miguel Grau

El océano fue al principio el más destacado escenario de aquella guerra,


en la que era patente la supremacía de la armada chilena, dotada de
embarcaciones modernas y bien equipadas. La marina peruana apenas
contaba con dos navíos blindados con muchos años de antigüedad, que
presentaban problemas técnicos y de mantenimiento, al igual que sus
viejas corbetas y cañoneras.

Pese a ello, uno de los navíos peruanos, el Huáscar, protagonizó uno de los
episodios más heroicos de la contienda. Comandado por el almirante
Miguel Grau, el Huáscar llevó a cabo una auténtica guerra de guerrillas
marítima contra las naves chilenas en 1879. Mediante temerarias acciones
sorpresa en las que hundió diversas embarcaciones enemigas y
bombardeó puertos en poder de Chile, el almirante Grau mantuvo a raya
durante meses a los navíos enemigos, impidiendo con ello el desembarco
de las tropas chilenas en territorio peruano.
Al interferir el transporte de tropas y provisiones que se dirigían hacia el
norte, el Huáscar se convirtió en la pesadilla de los chilenos. Imposibilitado
de continuar la campaña de forma regular, el mando chileno dio la orden
de destruir o capturar el buque. Dos blindados y tres corbetas de la
armada chilena lo esperaron en la mañana del 8 de octubre de 1879 en
Punta Angamos, cerca de la localidad de Mejillones. En los primeros
intercambios de artillería el Huáscar quedó inmovilizado y Miguel Grau
perdió la vida. El resto de la tripulación fue capturada y la embarcación
arrastrada hasta el puerto de Valparaíso. El impacto psicológico de esta
derrota fue muy negativo para la moral de las tropas aliadas peruano-
bolivianas.
Biografía

Hijo del teniente coronel Juan Manuel Grau Berrío, de ascendencia


catalana, y de Luisa Seminario del Castillo, descendiente de antiguas
familias de la región, la infancia de Miguel Grau transcurrió en Piura y más
tarde en el puerto de Paita, cuando su progenitor fue nombrado vista de
aduana.

En 1843, siendo todavía un niño, el pequeño Miguel se embarcó en una


goleta comandada por Ramón Herrera, gran amigo de su padre, que hacía
un viaje de Paita a Panamá. Lamentablemente la goleta naufragó y, a su
regreso al hogar, su madre no estaba dispuesta a consentir ya nuevos
embarques. Ingresó en el colegio de Nieto, en el cual, según uno de sus
biógrafos, Fernando Romero Pintado, "Miguel se torna taciturno. En el
colegio está siempre distraído, callado, casi hosco. Merodea por la playa
apenas terminan las clases y en los días de vacaciones".

Contaba once años cuando doña Luisa, su madre, aceptó que volviera a
cruzar los océanos. Recorrió entonces todos los mares y durante nueve
años (según el historiador Alberto Tauro del Pino) el joven Grau "surca
mares de Asia, Europa y América en diversos transportes y aun en buques
balleneros". Al regresar al Perú (1853) se radicó en Lima, donde fue
alumno del poeta español Velarde y estudió para ingresar en la Marina.

El 14 de marzo de 1854, con diecinueve años, se convirtió en


guardiamarina y vistió por primera vez el uniforme que cubriría de gloria.
Navegó en los vapores Rímac, Vigilante y Ucayali antes de ser trasladado a
la fragata Apurímac, donde sirvió con Lizardo Montero, otro ilustre marino
piurano. Cuando prestaba servicio en la Apurímac, el comandante de esta
nave apoyó la revolución del general Manuel Ignacio de Vivanco. Tras el
fracaso del movimiento, y junto con otros jóvenes oficiales que formaban
parte de la tripulación, Miguel Grau fue separado del servicio (1858) y
volvió a la marina mercante.
De guardiamarina a diputado
Llamado nuevamente, regresó a la Marina el 11 de septiembre de 1863,
casado ya con Dolores Cavero, quien le dio nueve hijos. Ascendió a
teniente segundo y el 4 de diciembre del mismo año a teniente primero,
para pasar pocos meses después a capitán de corbeta. Enviado a Europa
para traer la corbeta Unión, llegó a Valparaíso en 1865, año en que fue
ascendido a capitán de fragata, y desde el puerto chileno apoyó la
revolución del coronel Mariano Ignacio Prado.
Miguel Grau en una imagen tomada en 1874

Siempre al mando de la corbeta Unión, participó en el combate naval de


Abtao (7 de febrero de 1866), y siguió hacia el sur hasta los canales de
Chile, para esperar las nuevas naves adquiridas en Inglaterra. Cuando
Prado, posponiendo a brillantes marinos peruanos, contrató al
contralmirante norteamericano John Tucker para comandar la Armada,
Grau protestó y presentó su renuncia, actitud que fue considerada como
rebeldía. Fue preso en la isla de San Lorenzo y permaneció allí hasta que,
después de un largo juicio, salió absuelto.
Pasó nuevamente a ejercer su profesión de marino en la actividad privada
y tuvo el mando del vapor mercante Puno, propiedad de la Compañía
Inglesa. A finales de 1867 regresó a la Marina en calidad de comandante
del monitor Huáscar. El 25 de julio del año siguiente fue ascendido a capitán
de navío y el 19 de abril de 1873 a capitán de navío efectivo, siendo
después, durante siete meses, comandante general de la escuadra de
evoluciones. Pasó luego a ocupar el alto cargo de comandante general de
la Marina.

En 1872, al iniciarse la revolución de los hermanos Gutiérrez, Grau


encabezó el pronunciamiento de la Marina en contra de la dictadura. Al no
ser escuchado para reorganizar y modernizar la Armada, ingresó en la
política y fue elegido diputado por Paita en el período comprendido entre
1876 y 1878.

La Guerra del Pacífico


En 1879 estalló la Guerra del Pacífico, también llamada Guerra del Salitre.
En aquella contienda Perú y Bolivia se enfrentaron contra Chile por el
control de la región situada al norte del desierto de Atacama, muy rica en
salitre. El primer gran escenario del conflicto fue el mar, el único medio a
través del cual podían desplazarse los ejércitos. Chile contaba con una
escuadra superior a la del Perú, y la flota de Bolivia era inexistente.
Cuando Chile declaró la guerra al Perú, Grau aceptó dirigir la primera
división naval aun a sabiendas de la superioridad que tenía la escuadra
chilena en tonelaje, número de barcos, cañones y espesor de blindaje,
frente a la debilidad y mal estado de las unidades peruanas.

El combate de Iquique (óleo de Thomas Somerscales)

Durante seis meses Miguel Grau, al mando del monitor Huáscar, lograría
impedir el desembarco de las tropas chilenas en el territorio peruano.
Inició su campaña en mayo del mismo año y en su primera acción, el
combate naval de Iquique, hundió la corbeta chilena Esmeralda,
capitaneada por Arturo Prat, que resistió heroicamente. Miguel Grau salvó
a los náufragos, lo que hizo que uno de ellos, al llegar a la cubierta
del Huáscar, gritara agradecido: "Viva el Perú generoso".
El Huáscar realizó en los meses siguientes una serie de acciones
sorprendentes frente a una escuadra tan poderosa como la chilena.
Apresó transportes enemigos, requisó carbón de puertos chilenos y
despistó constantemente a los buques enemigos que recorrían la costa en
su busca. El congreso ascendió a Grau al grado de contralmirante el 26
de agosto de 1879.
La batalla de Angamos
El primero de octubre de 1879, en la que iba a ser su última partida,
el Huáscarzarpó del puerto de Iquique, donde el transporte Rímac había
desembarcado tropas bajo su protección. Apresó una goleta al sur de
Huasco y el día 5 se hallaba ya en la costa de Coquimbo, territorio chileno.
La marina chilena había renovado los mandos y ordenado su flota en dos
divisiones para cazar al ya célebre navío. Su plan tuvo éxito el 8 de octubre
de 1879, cuando descubrieron al Huáscar en alta mar, frente a Punta
Angamos, acompañado de la Unión, en viaje hacia el norte.

El Huáscar, comandado por Miguel Grau

La flota chilena, compuesta por seis barcos todos ellos superiores


al Huáscar en blindaje y potencia de fuego, formaron un círculo para batirse
con el buque insignia de la marina peruana. Grau ordenó a
la Unión retirarse para distraer la flota enemiga, lo que se logró en parte
porque dos corbetas chilenas salieron en su persecución. La Unión fue más
rápida y consiguió escapar; el Huáscar, en cambio, fue encarado por
el Cochrane, que con sus poderosos cañones logró perforar el blindaje del
casco y la torre de mando.
El comandante Grau murió despedazado. El mando pasó a Elías Aguirre,
que también murió. Correspondió el turno al teniente primero Melitón
Rodríguez. Caído también él, tocó el mando al teniente Pedro Garezón,
quien conversó brevemente con tres oficiales que quedaban vivos y
ordenó hundir la nave porque ya se encontraba inmovilizada. Los
maquinistas abrieron las válvulas, pero los desperfectos de la maquinaria
paralizaron la inmersión, dando tiempo a que llegaran los buques
enemigos, abordaran el monitor y detuvieran su hundimiento. Miguel Grau
pasó a la inmortalidad como un marino estratega y valiente pero
generoso, que cumplió con sus proféticas palabras: "si el Huáscar no
regresa triunfante al Callao, tampoco yo regresaré".
José Quiñones
(José Abelardo Quiñones Gonzáles o González; Pimentel, 1914 - Quebrada
Seca, 1941) Héroe de la aviación peruana. Nacido el 22 de abril de 1914
en el puerto de Pimentel, convertido hoy en distrito de la provincia de
Chiclayo, departamento de Lambayeque, José Quiñones era hijo de José
María Quiñones Arizola y de Juana Rosa González Orrego. Egresó de la
Escuela Central de Aviación Jorge Chávez con la promoción Comandante
Raguz y recibió por Resolución Suprema nº 2, el 9 de enero de 1939, su
despacho de alférez de aeronáutica. En la fecha de su graduación, durante
la demostración aérea de su promoción, asombró a la concurrencia
realizando un vuelo invertido a un metro del suelo, con lo que demostró
sus portentosas aptitudes, rayanas en lo imposible.

José Quiñones

En 1941 se produjo la agresión ecuatoriana en la frontera Norte. La


primera división ligera, en su orden del 2 de julio, fijó la misión de
recuperar la frontera en una maniobra apoyada por la acción de la aviación
sobre el puerto ecuatoriano de Quebrada Seca. Es así como a las 07:50
horas del 23 de julio, conforme consta en los partes de misión y en los
testimonios escritos de testigos presenciales, la escuadrilla 41 despegó
para dar cumplimiento a su misión.

Dicha escuadrilla estaba al mando del teniente Antonio Alberti,


acompañado de los tenientes Fernando Paraud y José Quiñones y del
alférez Manuel Rivera. A las 08:00 horas se encontraron sobre el objetivo
e iniciaron el pasaje para dar cumplimiento al bombardeo de Quebrada
Seca. En ese preciso momento y cuando el teniente Quiñones efectuaba
un descenso para lanzar sus bombas, su avión fue alcanzado por el fuego
de las piezas antiaéreas enemigas, quedando afectado en sus partes
vitales.

Envuelto en llamas su avión, el teniente Quiñones, lejos de utilizar su


paracaídas, en el uso del cual era experto, con plena conciencia de sus
actos mantuvo el equilibrio de la máquina y describió con ella un ceñido
viraje hacia la batería enemiga, contra la que se estrelló destruyéndola
por completo. Cumplió así la misión confiada heroicamente, con
desprendimiento, valor, abnegación y el sacrificio de su propia vida, que
había jurado consagrar a la patria cuando recibió su espada de oficial de
la Fuerza Aérea del Perú. La propia Fuerza Aérea ecuatoriana reconoció el
heroísmo de Quiñones y el gobierno del Perú le concedió el ascenso
póstumo al grado de capitán de Aeronáutica por muerte en acción de
armas.

Por ley nº 16126, del 10 de mayo de 1966, el congreso de la República lo


declaró héroe nacional, a la vez que dispuso que el día 23 de julio de cada
año, aniversario de su sublime sacrificio, fuese declarado el día de la
Aviación Militar del Perú y que se efectuasen en la citada fecha ceremonias
conmemorativas recordatorias en todas las bases aéreas de la República.
De esta manera exalta el país los méritos de uno de sus hijos más
queridos, cuyo ejemplo constituye una lección de patriotismo para las
presentes y futuras generaciones de peruanos.

FÍA CORTA DE FRANCISCO BOLOGNESI


Biografía corta de Francisco Bolognesi

Francisco Bolognesi Cervantes nació en Lima el 4 de noviembre de 1816. Sus padres fueron
Andrés Bolognesi y Juana Cervantes. Se dedicó a los negocios, hasta que ingresó al ejército en
1853.

En 1854, combatió en la Revolución Liberal de Ramón Castilla que derrocó al corrupto régimen
de Rufino Echenique. En 1857 defendió la Constitución Liberal de 1856 luchando contra
Manuel Ignacio de Vivanco. En 1858 acompañó al presidente Ramón Castilla al conflicto con
Ecuador. En 1865, durante el conflicto con España, el presidente Juan A. Pezet le encargó
adquirir cañones en Europa, los que contribuyeron a la defensa del Callao en el combate del 2
de mayo de 1866.

Al estallar la guerra con Chile se le confió el mando de la II División del Sur y tuvo destacada
participación en las batallas de San Francisco (19-11-1879) y Tarapacá (27-11-1879). Luego se
le encargó la comandancia general de Arica.

En Arica, Bolognesi contaba con 1600 soldados y cerca de 7000 chilenos llegaron a Arica al
mando de Pedro Lagos, quien ofreció una "rendición digna" a los peruanos, prometiendo
respetarles la vida si se entregaban pacíficamente. Entonces, Bolognesi respondió su histórica
frase: "Tengo deberes sagrados y los cumpliré hasta quemar el último cartucho". Cumpliendo
su deber, murió luchando en la batalla de Arica, el 7 de junio de 1880.
Micaela Bastidas
Biografía

Hija de Manuel Bastidas, descendiente de africanos, y de Josefa Puyucahua (o Puyucawa),


indígena, la joven Micaela era de esbelta belleza y tez bronceada, con el cabello ondulado. Por
sus raíces tanto africanas como amerindias era conocida como zamba, nombre que se daba en
época colonial a las personas producto del mestizaje entre africanos e indígenas.

El 25 de mayo de 1760, poco antes de cumplir 16 años, se casó con el joven mestizo
descendiente de la nobleza incaica José Gabriel Condorcanqui, en la iglesia de Nuestra Señora
de la Purificación, en el pueblo de Surimana, lugar del curacazgo de su marido. Condorcanqui
era descendiente directo por línea materna del último inca Túpac Amaru I. En 1764 fue
nombrado cacique de los territorios que le correspondían por herencia: Pampamarca,
Tungasuca y Surimana, y fijaron su residencia en Tinta, localidad perteneciente a Cusco.

Tuvieron tres hijos varones, Hipólito (1761), Mariano (1762) y Fernando (1768).

José Gabriel había recibido una educación privilegiada en colegios jesuitas de Lima y Cusco.
Dominaba el castellano, el quechua y el latín, era un ávido lector y su interés por diversos
temas le dio un nivel cultural remarcable. Poseedor de grandes extensiones de tierras y
riqueza, cumplía múltiples roles en la administración de sus bienes. Como curaca debía mediar
entre el corregidor y los indígenas a su cargo. Como próspero hacendado se vio afectado como
el resto de la población debido a las alzas fiscales y la creación de aduanas internas. Como
arriero recorría su territorio, viviendo de cerca las historias y desgracias de los trabajadores y
sus duras condiciones. Como mestizo sentía que toda la injusticia con su gente lo tocaba en
carne propia. Realizó reclamos y solicitudes oficiales a las autoridades coloniales de Tinta,
Cusco y Lima, para que los indígenas fueran liberados del trabajo obligatorio en las minas y
exonerados del cumplimiento de la mita, obteniendo siempre negativas o indiferencia y
comenzó a desarrollar una ideología libertaria basada en la defensa de indígenas, esclavos,
criollos y mestizos, orientada a la independencia de su territorio y comercio de las decisiones
de la corona de España.

Micaela, en cambio, recibió en la infancia la educación elemental en letras y artes que era
usual en esa época para las mujeres. Su marido fue su maestro ideológico, ella se concientizó
rápidamente de la compleja situación de su gente y se involucró con la causa. Lo apoyaba
firmemente, defendiendo y divulgando los postulados que harían resurgir la conciencia del
derecho de los labriegos a liberar su tierra y su existencia de la mano opresora española.

La rebelión

Efigies de Micaela Bastidas en el Panteón de los Próceres en Lima.

En 1780, agotadas las vías de diálogo con los representantes de la corona española, José
Gabriel Condorcanqui inicia un movimiento en contra de la dominación española. Es apoyado
por curacas ligados a hacendados de Cusco unidos en contra de la nueva aduana, criollos,
indios y mestizos. En ese momento adopta el nombre de Túpac Amaru II, en honor de su
antepasado el último Inca de Vilcabamba. El 4 de noviembre de 1780 Túpac Amaru II dio el
primer grito de libertad y difundió una proclama independentista, dando comienzo a la
rebelión de Túpac Amaru II. El corregidor Antonio de Arriaga fue tomado prisionero y
condenado a morir en el cadalso. Los rebeldes instalaron su cuartel general en Tungasuca.2

Desde ese momento, Micaela se convirtió en la principal consejera de Túpac Amaru, participó
en el juicio sumario contra Arriaga y asumió múltiples roles en el movimiento. Actuaba con
dinamismo y persuasión, tal vez más concientizada incluso que su marido, ya que el papel de la
mujer indígena era el más vilipendiado por los opresores.3

Los indígenas tenían prohibida la tenencia de armas de fuego, uno de los mayores problemas a
los que se enfrentaron fue la obtención de armamento. Micaela fue la encargada del
aprovisionamiento de las tropas, lo que incluía conseguir y distribuir dinero, alimentos,
vestimentas y armas. Expedía los salvoconductos para facilitar el movimiento de quienes
viajaban a través de amplios territorios. Estuvo a cargo de la retaguardia indígena,
demostrando diligencia y capacidad, implementando medidas de seguridad y luchando contra
el espionaje. Implementó un eficiente sistema de comunicaciones, organizando un servicio de
chasquis a caballo que llevaban rápidamente información de un punto a otro del territorio
rebelde.4

Una verdadera legión de luchadoras andinas, quechuas y aymaras trabajaron junto a Micaela
en el levantamiento, realizaron estrategias y dieron apoyo a las tropas. Para ellas se trataba no
solo de liberar a su pueblo de la explotación española, sino también de restablecer el rol de la
mujer indígena con participación en la vida social y política, tradición que el sistema colonial
intentó abolir convirtiéndolas en víctimas de todo tipo de abusos. Fueron líderes dentro del
movimiento Cecilia Túpac Amaru y Tomasa Tito Condemayta, cacica de Acos, entre muchas
otras.5

Estas mujeres participaban también en la batalla, junto a sus hijos y maridos. También lo hacía
Micaela, quien con su carácter enérgico infundía aliento a Túpac Amaru desde el mismo campo
de batalla. Luego del triunfo de Sangarará fue constituida jefe interino de la rebelión.6
El 18 de noviembre de 1780 el ejército rebelde vencía a los españoles en la batalla de
Sangarará. Túpac Amaru expidió un mensaje a los pueblos del Perú, convocando a los criollos a
unirse a la causa india: «Vivamos como hermanos y congregados en un solo cuerpo. Cuidemos
de la protección y conservación de los españoles; criollos, mestizos, zambos e indios por ser
todos compatriotas, como nacidos en estas tierras y de un mismo origen».7

En marzo de 1781 el ejército de Túpac Amaru contaba con siete mil hombres y mujeres
dispuestos a pelear hasta la muerte contra la corona española, quienes proclamaron a Túpac
Amaru II como Emperador de América.

En testimonios de la época es Micaela quien aparece como principal estratega a través de


tareas políticas, militares y administrativas y principal consejera del líder. Con su sólida
convicción, claridad de pensamiento y alta intuición, se convirtió en el sexto sentido de la
rebelión.8

Ejecución

Cuando ella aconsejaba realizar un ataque inmediato a Cusco para lograr su rendición, su
marido no la escuchó y en un grave error táctico se concentró en otras villas, al tiempo que
fueron delatados por un traidor. El contingente de Túpac Amaru fue rodeado y emboscado, y
junto a Micaela, sus hijos Hipólito de 18 años y Fernando de 10, y varios de sus familiares
fueron apresados y llevados a Cusco, donde permanecieron presos en el convento de la
Compañía de Jesús convertido en cuartel militar. Fueron sometidos a interrogatorios y
tormentos para poder ubicar al resto de las tropas revolucionarias, les prometían disminuir la
pena si delataban a sus amigos, pero no lograron conseguir de ellos ninguna información y el
14 de mayo fueron condenados a la pena capital.9

La sentencia ordenaba el «descuartizamiento en vida para el jefe principal, mutilaciones y


pena de muerte para los otros reos, amén de otros castigos».10

El 18 de mayo de 1781 fueron llevados a la plaza de armas del Cuzco para ser ejecutados uno a
uno. A su hijo Hipólito primero le fue cortada la lengua, por haber hablado en contra de los
españoles y luego fue ahorcado. Micaela y José Gabriel fueron obligados a presenciar la
muerte de su hijo, y luego la hicieron subir a ella al tablado. A la vista de su esposo y de su hijo
Fernando, Micaela luchó con sus verdugos, hasta que finalmente la sometieron y le cortaron la
lengua, su cuello delgado no alcanzaba al torno para ahogarla, y le echaron lazos al cuello que
tiraban de uno y otro lado para estrangularla, dándole garrote y terminaron de matarla a
patadas en el estómago y los pechos.1112

Luego llevaron al centro de la plaza a Túpac Amaru, quien también fue sometido a una
espantosa muerte. Ambos fueron desmembrados y sus partes enviadas a diferentes pueblos
de la región para ser exhibidos en las plazas públicas, alertando a sus habitantes sobre las
consecuencias de rebelarse.12

Constituyó una inspiración para las guerras de independencia hispanoamericanas.13


Alfonso Ugarte
Alfonso Ugarte fue un militar peruano, héroe de la Guerra del Pacifico, cobrando
protagonismo en la Batalla de Arica, al arrojarse del morro en defensa del Pabellón Nacional.

Alfonso Ugarte Vernal nació el 13 de julio de 1847 en la ciudad de Iquique (provincia de


Tarapacá). Fue hijo de Narciso Ugarte y Rosa Vernal. Ante la temprana muerte de su padre,
Ugarte es enviado por su madre a Valparaíso, donde recibe una esmerada educación.

En 1876, fue elegido alcalde de la ciudad de Iquique y al concluir su mandato, decidió


emprender viaje a Europa para tomarse unas vacaciones. Sin embargo, antes de su expedición,
le llegó la noticia de la declaratoria de guerra de Chile al Perú.

Alfonso Ugarte no dudó en suspender su viaje y con sus propios recursos decidió organizar el
batallón Iquique Nº 1, del que fue nombrado coronel y se unió a la lucha. Participó de la batalla
de San Francisco el 19 de noviembre de 1879 y en la batalla de Tarapacá el 27 de noviembre,
en donde, recibió una herida en la cabeza.
Luego de la derrota del Alto de la Alianza, el 26 de mayo de 1880, y ocupada Tacna, Arica
quedó como único bastión peruano en el sur. Alfonso Ugarte comandaba la octava división,
compuesta por 529 hombres distribuidos en los batallones Iquique y Tarapacá, este último al
mando del teniente coronel Ramón Zavala, joven de 27 años y rico salitrero, quien, al igual que
Ugarte, había armado esa tropa a su costa. Durante los días previos a la batalla, la atmósfera
en la sitiada guarnición era tensa, pero decidida, incluso cuando ya se sabía que el tan
esperado auxilio no acudiría.

Luego, se trasladó a Arica, donde participó en las dos Juntas de Guerra que realizó el coronel
Francisco Bolognesi, donde tomó el acuerdo de defender la plaza ''hasta quemar el último
cartucho''.

En la plaza de Arica asumió como Comandante de la Octava División del Ejército del Sur y
participó en las dos Juntas de Guerra que convocó el anciano coronel Francisco Bolognesi, en
las que se tomó el acuerdo de defender la plaza «hasta quemar el último cartucho».

Murió combatiendo denodadamente en la batalla de Arica, lo que es de admirar tratándose de


un civil y no de un militar de oficio. Varios relatos señalan que se lanzó montado en su caballo
desde la cima del Morro, llevando consigo la bandera del Perú, para evitar que el enemigo lo
tomara como trofeo, muriendo estrellado entre las rocas. Como prueba de lo temprana de
esta versión, el 21 de junio de 1880, a solo 15 días de la batalla de Arica.

BIOGRAFÍA DE TÚPAC AMARU II (RESUMEN)


Túpac Amaru II. Pintura: Etna Velarde.

Biografía resumida de Túpac Amaru II

Su verdadero nombre fue José Gabriel Condorcanqui Noguera. Nació en Surimana (al sur del
Cusco) el 19 de marzo de 1738, siendo sus padres don Miguel Condorcanqui y doña Rosa
Noguera.

Por el lado paterno, Túpac Amaru II descendía de Túpac Amaru I, el último Inca de Vilcabamba,
decapitado por el virrey Francisco de Toledo en 1572.

Estudió en el colegio de indios nobles San Francisco de Borja del Cusco, donde tuvo maestros
jesuitas. Heredó los cacicazgos de Surimana, Pampamarca y Tungasuca, y a los 22 años se casó
con Micaela Bastidas Puyucawa, con quien tuvo tres hijos: Hipólito, Mariano y Fernando.

Fue un hombre de considerable fortuna, especialmente por dedicarse al comercio y al arrieraje


(transporte de mercancías en mulas). A la par, tuvo una gran solidaridad con los pobladores
indígenas que sufrían la excesiva explotación de los españoles en las minas, obrajes y repartos
mercantiles.

Asímismo, protestó contra las reformas fiscales que implantó el visitador Antonio de Areche
(aumento de tributos, alcabalas y aduanas) desde 1778.

En 1780 lideró una gran rebelión anticolonial donde ganó la batalla de Sangarará y estuvo a
punto de tomar el Cusco. Sin embargo, las fuerzas enviadas por el virrey Agustín de Jáuregui lo
derrotaron en la batalla de Checacupe, y lo capturaron en Langui.

Murió descuartizado el 18 de mayo de 1781 en la Plaza de Armas del Cusco.


BIOGRAFÍA DE SANTA ROSA DE LIMA
Santa Rosa de Lima fue una mística cristiana, reconocida por ser la patrona de América Latina,
fue la primera persona de todo el continente americano, cuya santidad fue reconocida por la
Iglesia Católica, Su fiesta se celebra en dos fechas respectivamente el 23 de agosto en algunos
países y 30 de agosto en la mayor parte de América. Nació el 20 de abril de 1586 en Lima, Perú
y fue bautizada bajo el nombre de Isabel Flores de Oliva; además, fue hija de María de Oliva y
Gaspar Flores.

Por su belleza recibió popularmente el nombre de “Rosa” al que ella añadió “de Santa María” y
el señor Arzobispo al momento de la confirmación le coloco definitivamente el nombre con el
que hoy es conocida en todo el mundo.

Desde muy niña, Rosa se inclinó por la oración y meditación, un día rezando ante la imagen de
la Virgen María le pareció que el niño Jesús le decía: “Rosa conságrame a mí todo tu amor” y
desde ese instante se propuso vivir para amar a Jesucristo. Renunció a mostrar su belleza para
no tentar a los hombres, se cortó el cabello y se cubrió el rostro.

Rosa en su interior vivió un dilema: tenía vocación de religiosa contemplativa, pero por otro
lado percibía el llamado a realizar esta vocación en el interior de su familia, trabajando por el
reino de Dios desde fuera del convento.

A los 20 años ingresó al movimiento seglar de los Dominicos donde se propuso imitar la vida
de Santa Catalina de Siena. En su casa construyó una cabaña donde meditaba el Evangelio,
oraba y entraba en comunicación con Dios, con los hombres y la naturaleza.

En sus escritos, Rosa explicaba que la mortificación es necesaria para ser saciados, orientados y
renovados por el Espíritu de Dios. También fue una mujer de mayores penitencias y
mortificaciones.

Debido a que su padre no tuvo éxito en la mina donde trabajaba, la familia quedó en gran
pobreza, por lo que Rosa se dedicó a cultivar un huerto en el solar de su casa y en la noche
realizar costuras para ayudar en los gastos del hogar. Atendía a los enfermos, ayudaba a los
pobres y enseñaba catequesis a los niños. Participaba en la Eucaristía en el convento de Santo
Domingo. Realizaba continuos ayunos y su abstinencia de carnes era perpetua. No tomaba
bebidas refrescantes y cuando la sed la atormentaba le bastaba mirar el crucifijo y recordar la
sed de Jesús en la Cruz.
En sus últimos años, Rosa se dedicó a la oración mística, con la mente en el cielo, con sus
sacrificios y penitencias conseguía numerosas conversiones de los pecadores y aumento de
fervor en los sacerdotes y religiosos.

Rosa pasó los últimos tres años de su vida en la casa de Gonzalo de la Maza (Empleado rico del
gobierno) y su esposa María de Uzategui quien tenía gran aprecio por ella. Durante la penosa y
larga enfermedad que precedió a su muerte, la oración de la joven era: “Señor, auméntame los
sufrimientos, pero auméntame en la misma medida tu amor.

Desde 1614 cuando llegaba la fiesta de San Bartolomé, el 24 de agosto, sintió una gran alegría
explicando que en una fiesta del santo partiría para siempre al encuentro con Jesús. Y tal como
lo decía sucedió el 24 de agosto de 1617, después de una terrible y dolorosa agonía murió de
tuberculosis a sus 31 años de edad en la ciudad de Lima, Perú. Sus restos mortales se guardan
en el subterráneo del convento de Santo Domingo.

Rosa fue beatificada el 15 de abril de 1668 por el Papa Clemente IX y canonizada por Clemente
X el 12 de abril de 1671. Desde ese año fue declarada patrona principal de América, Filipinas y
las Indias Orientales; además fue llamada Santa Rosa de Lima.
Chabuca Granda
(María Isabel Granda Larco; Apurímac, 1920 - Miami, 1983) Cantante y compositora peruana.
Hija del administrador de la mina de Cotabambas Auraria, Chabuca Granda se trasladó a Lima
junto a su familia cuando aún era una niña y allí cursó estudios en el colegio de los Sagrados
Corazones de Jesús.

Chabuca Granda

A los doce años descubrió su vocación musical; comenzó a cantar y fue escogida
vicepresidenta de la Asociación de Canto de su colegio. En 1937 formó el dúo llamado Luz y
Sombra junto a su amiga Pilar Chamaca Mújica. El dúo cantó en diversas emisoras como Radio
Nacional o Radio Miraflores, en la que Chabuca animaba un programa para artistas
aficionados.

En 1940 formó un trío con Martha y Charo Gibson; interpretaban canciones mexicanas, muy de
moda en la época. Dos años más tarde contrajo matrimonio con el brasileño Enrique Demetrio
Fuller Da Costa, del que se separó en 1952, lo que supuso un no pequeño escándalo en la
sociedad de la época. Ese mismo año inició su carrera en solitario.

Autodidacta y de extraordinaria sensibilidad artística, Chabuca Granda compuso más de un


centenar de canciones, basadas en el folclore y en la historia del país. Su fama internacional,
que la llevaría a dar recitales por Europa, procede del vals La flor de la canela, al que siguieron
otras exitosas melodías como Fina estampa y José Antonio, a las que supo imprimir un intenso
lirismo y que han sido interpretadas en muchas ocasiones por célebres músicos de la talla de
María Dolores Pradera y Julio Iglesias.

A lo largo de su carrera como compositora trabajó diversos ritmos como el tondero, el vals
criollo y los ritmos negroides. Estos últimos se dejan ver en melodías como El surco o Me he de
guardar. Escribió también un ciclo de canciones dedicadas a su compatriota el poeta
guerrillero Javier Heraud, abatido a los veintiún años de edad.
Biografía de Sarita Colonia
Una de las figuras religiosas más veneradas en el Perú y en algunos países de América Latina es
Sarita Colonia, que a pesar de no haber sido santificada es reconocida como una divinidad por
sus fieles que le rezan y extienden sus oraciones. Sarita Colonia nació en Huaraz, una provincia
limeña, un 1ero de marzo de 1914.

Su infancia la pasó en una pequeña localidad de su provincia natal, estudió y dedicó gran parte
de su infancia a ayudar a sus hermanos y compañeros del pueblo. Se dice que Sarita realizó
muchos milagros de niña y hasta pudo pronosticar hechos que luego ocurrieron, como
pronosticar la muerte de una de las autoridades de su pueblo. Sarita le anunció que su corazón
dejaría de latir diciéndole "yo ya no lo veo entre nosotros", unos días después el hombre
falleció.

Ya de adolescente Sarita debió viajar a Lima con sus padres y hermanos porque la salud de su
madre se deterioraba, viajaron a Lima y se instalaron en el distrito del Callao, allí vivió unos
años pero su madre continuaba muy delicada, así que debieron regresar a su pueblo en donde
permanecieron un tiempo más hasta que su madre falleció.
Tras la muerte de su madre, Sarita debió ocuparse de sus hermanos menores así que con su
padre deberían viajar nuevamente a Lima y trabajar, Sarita empieza a trabajar con su tía
vendiendo comida en un mercado, y allí empezó su vida religiosa ayudando a cuantas personas
podía, dicen que ella solía dar sus vestimentas a desvalidos y a mendigos para que no pasaran
frío, de igual forma siempre disponía una cantidad de su suelo para su familia y para los
mendigos, quienes la empezaron a seguir por las calles para agradecerle.

Sarita Colonia dedicó su corta vida a los demás, ella murió muy joven, a los 26 años un 20 de
diciembre de 1940, nunca se supo cuáles fueron las causas de su muerte, según dijeron en el
hospital que había muerto víctima del paludismo, pero su familia y devotos creen que murió
asesinada.

Sarita llenó multitudes el día de su funeral y empezaron a visitar su tumba llevándole plegarias
que según dicen se han cumplido. Hoy en día a pesar de que la iglesia no ha reconocido sus
milagros es considerada santa por su pueblo, que hasta el día de hoy la veneran y le rezan
pidiéndole milagros.

La vida de San Martín de Porres


Beatificación: por Gregorio XVI en 1837

Canonización: por Juan XXIII en 1962

Festividad: 3 de noviembre

Conocido como: El santo de la escoba

Nombre: Martín de Porres Velázquez

Nació el 9 de diciembre de 1579 en Lima, Perú.

Hijo del hidalgo español Juan de Porres, miembro de la Orden de Alcántara, y de la afro-
panameña Ana Velásquez. En 1581 nació Juana, su única hermana.

Fue bautizado en la misma pila bautismal en que siete años más tarde lo sería Santa Rosa de
Lima, en la iglesia de San Sebastián.
Martín aprendió el oficio de barbero, que incluía el de cirujano y medicina general aunque
consagró su vida a ayudar a los más desfavorecidos. En 1594, entró en la Orden de Santo
Domingo de Guzmán.

Después de largos y denodados esfuerzos, se le concedió el hábito de religioso en 1603.

Otorgando votos de pobreza, obediencia y castidad. San Martín de Porres se sometía a severas
penitencias y a intensas horas de oración, dormía y se alimentaba poco. Su servicio como
enfermero se extendía desde sus hermanos dominicos hasta las personas más abandonadas
que podía encontrar en la calle.

Su santidad se manifestó a través del amor que mostró por los demás y la gran pureza de su
vida, especialmente en el cuidado que siempre dispensó a los pobres y los enfermos,
enfermero y hortelano herbolario, Fray Martín cultivaba las plantas medicinales que aliviaban
a sus enfermos.

Martín de Porres murió en Lima el 3 de noviembre de 1639. Gozó ya en vida de fama de


santidad. Prueba de ello fue su multitudinario entierro. La ciudad entera se volcó para verlo
por última vez. Su cuerpo fue llevado procesionalmente hasta su sepultura en hombros de
Feliciano de la Vega (arzobispo de México), Pedro de Ortega Sotomayor (deán de la catedral de
Lima y después obispo del Cusco), Juan de Peñafiel (oidor de la Real Audiencia) y Juan de
Figueroa Sotomayor (regidor del cabildo y más tarde alcalde limeño), entre otras notabilidades
presentes a la hora del entierro.

Fue canonizado en la Basílica de San Pedro en el Vaticano por el papa Juan XXIII en 1962
convirtiéndose en el primer mulato en ser canonizado por la Iglesia. Los milagros aprobados
por la Iglesia para su canonización ocurrieron en Asunción (Paraguay) y en Santa Cruz de
Tenerife (Islas Canarias). Su festividad se celebra el 3 de noviembre. El Gobierno peruano lo
declaró Patrono de la Justicia Social.

Sus restos mortales descansan en la Basílica y Convento de Santo Domingo de Lima, junto a los
restos de Santa Rosa de Lima y San Juan Macías en el denominado "Altar de los Santos
Peruanos".
Pedro Ruíz Gallo

Pedro Ruiz Gallo fue un militar e inventor peruano, es considerado como uno de los
precursores de la aeronáutica moderna y patrón del arma de ingeniería del ejército peruano.

Nació en Eten (Chiclayo) el 24 de junio de 1838. Fue hijo del coronel español Pedro Manuel
Ruiz y la dama peruana Juliana Gallo. Siendo niño perdió a sus padres por lo que abandonó su
ciudad natal y se dirigió a Chiclayo, en donde empezó a trabajar a los 11 años como ayudante
de relojero.

Desde niño, Ruiz Gallo mostró interés por la mecánica y por la vida militar. A los 15 años se
trasladó a Lima para enrolarse en el ejército, tomando una plaza de cadete en 1848. Debido a
sus méritos e inteligencia ascendió rápidamente en la carrera de armas al punto que en 1855
ya ostentaba el grado de capitán, trabajando como ayudante en la prefectura del
departamento de Amazonas, en donde realizó estudios y exploraciones en la selva peruana. En
ese período, trabajó en medicina, logrando descubrir el fluido vacuno contra la viruela, con el
que logró crear una eficiente vacuna.

En 1865, fue ascendido a Mayor Graduado en el año en que Mariano Ignacio Prado iniciaría su
revolución en contra del gobierno del presidente Pezet y que culminaría en la guerra con
España. Se unió al ejército restaurador que marchó a Lima para derrocar a Pezet y combatir en
el combate del 2 de mayo ante los españoles. Tras el éxito en ambos frentes, Ruiz Gallo
ascendió a Teniente Coronel.

Culminada la guerra con España, diseñó y contruyó un reloj monumental en la ciudad de Lima.
Constituyó durante años, una de las mayores atracciones de Lima. El reloj está sostenido por
12 columnas de de madera de 4 metros de altura, cuenta con 198 piezas distintas.

El rejoj creador por Pedro Ruíz Gallo fue por varios años una de las mayores atracciones de
Lima. Además, prosiguió con sus estudios científicos, abocandose hacia la aeronáutica,
publicando en 1878 los ''Estudios Generales sobre la Navegación Aérea y Resolución de este
importante problema'', obra donde planteaba la construcción de una máquina voladora
mevida por prepulsión, mecánica que le permitirá al hombre, conquistar los cielos.

Pero, estos estudios se vieron truncados cuando Chile le declaró la guerra el Perú el 5 de abril
de 1879.

En 1879, Pedro Ruíz Gallo volvió a unirse al Ejército y tras la pérdida del monitor Huáscar en el
Combate de Angamos del 8 de octubre, se dedicó a la fabricación de torpedos para ser usados
contra la escuadra chilena que había llegado al Callao.

Pero, realizando una maestranza en el balneario de Ancón, encontró la muerte el 24 de abril


de 1880, cuando por accidente durante el trabajo en un torpedo experimental, se produjo una
explosión que acabó con su vida. Sus restos descansan en la Cripta de los Héroes de la Guerra
del Pacífico.

El Teniente Coronel Pedro Ruiz Gallo, fue nombrado como Patrono del Arma de Ingeniería, por
el Sr. Presidente de la República General Manuel A. Odría, El 2 de enero de 1951 y con su
nombramiento, se estimula la educación moral de los Oficiales, Técncos, Sub Oficiales de la
tropa, asi como es modelo de eminentes virtudes ciudadanas y militares.
RAÚL PORRAS BARRENECHEA

El historiador ensayista, diplomático y político peruano Raúl Porras Barrenechea, nace en Pisco
el 23 de marzo de 1897 y fallece el 27 de septiembre de 1960. Hijo de Don Guillermo Porras
Osores y Doña Juana Barrenechea y Raygada, de niño vivió en Barranco y luego se trasladó al
centro de Lima. Sus estudios escolares los realizó en el Colegio San José de Cluny y luego en el
Colegio de la Recoleta en la Plaza Francia de Lima.

En 1913 ingresa a la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos, donde se graduó de


abogado (1922) y de doctor en letras en 1928. Posteriormente se hizo cargo de la cátedra de
Lengua Castellana.

Raúl Porras Barrenechea forma parte del denominado Generación del 900 o arielista,
integrada por José de la Riva Agüero, su hermano Francisco García Calderón, José Gálvez,
Javier Prado, Felipe Barreda y Laos, Víctor Andrés García Belaunde, Raimundo Morales de la
Torre, Alberto Ureta y Luis Fernán Cisneros, Guillermo Luna Cartland, Carlos Moreyra Paz
Soldán, José Quesada, José Luis Llosa Belaúnde y Jorge Basadre.

Desempeñó diversos cargos: Bibliotecario (1922 – 1926), asesor de la delegación acreditada


ante la comisión plebiscitaria de Tacna y Arica (1926), jefe del archivo de límites (1926 – 1931)
y jefe del departamento de límites de la cancillería (1930 – 1931). Luego asumió el cargo de
representar al Perú ante la Sociedad de las Naciones (1936 – 1938), y la embajada en España.

Entre 1959 y 1938 ocupa el cargo de ministro de relaciones exteriores, del cual fue obligado a
renunciar debido a diferencias ideológicas con el gobierno del presidente Manuel Prado. En
1956 fue electo senador por Lima y llegó a ejercer la presidencia de la cámara alta.

Fallece en Lima el 27 de setiembre de 1960 en su casa de Miraflores, hoy Casa-Museo y sede


del Instituto de Estudios que lleva su nombre.

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