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TRASTORNO

BIPOLAR
Bipolaridad
Tabla de contenido
Trastorno Bipolar ..................................................................................................... 2
BIPOLARIDAD ..................................................................................................... 2
EPIDEMIOLOGÍA ............................................................................................. 3
Tipos de trastornos bipolares ............................................................................... 4
Tipo I: ................................................................................................................ 4
Tipo II: ............................................................................................................... 4
CAUSAS .............................................................................................................. 4
-Factores genéticos .......................................................................................... 4
-Factores ambientales ...................................................................................... 5
-Factores fisiológicos, neurológicos y neuroendocrinos ................................... 6
Síntomas .............................................................................................................. 6
-Síntomas de episodios depresivos .................................................................. 6
-Síntomas maníacos ......................................................................................... 7
Cómo se manifiesta el Trastorno Bipolar en niños? ......................................... 9
TRATAMIENTOS ................................................................................................. 9
Medicación para el trastorno bipolar ................................................................. 9
Tratamiento psicosocial ..................................................................................... 11
Orientación familiar. ........................................................................................ 11
Intervención escolar. ....................................................................................... 11
EVALUACIÓN .................................................................................................... 12
Entrevistas psiquiátricas ................................................................................. 12
Escalas clínicas de evaluación ....................................................................... 12
Escalas de evaluación para niños, padres y educadores ............................... 13
Intervención psicopedagógica ............................................................................ 14
Terapia cognitivo-comportamental .................................................................. 14
Terapia interpersonal ...................................................................................... 14
Trastorno Bipolar
El trastorno bipolar es el nombre moderno de la enfermedad antes llamada
maniacodepresiva. La enfermedad fluctúa entre periodos de hiperactividad y de estado de
ánimo intensivo y de periodos de disminución de vitalidad y depresión. Sin tratamiento es
la enfermedad en la mayoría de los casos peligrosa e invalidizadora. Pero hoy en día hay
tratamientos efectivos que ayudan a la mayoría de los afectados a vivir una vida normal
sin sufrir los difíciles síntomas de la enfermedad. Uno de los métodos modernos es el
combinar el tratamiento a base de medicinas con tratamientos psicoeducativos y
psicológicos.

Bipolaridad

El TB-I está clasificado en la categoría de trastornos del estado de ánimo y, en su


forma clásica, se caracteriza por cambios cíclicos entre manía y episodios
depresivos mayores. Otros subtipos de TB incluyen episodios de depresión mayor
con hipomanía (TB-II); múltiples episodios de hipomanía con un ánimo depresivo,
pero sin episodios claros de depresión mayor (ciclotimia); y episodios subumbrales
(p.ej., más cortos) de manía o hipomanía, con o sin depresión (TB no
especificado). Existen diferencias sutiles entre la Clasificación Internacional de
Enfermedades, décima versión (CIE-10) y el Manual Diagnóstico y Estadístico de
Trastornos Mentales, quinta edición(DSM-5), pero en paralelo con la mayoría de
los reportes de infancia y adolescencia, a menos que se especifique lo contrario,
en este capítulo utilizamos los criterios DSM-5 (APA, 2000). La palabra “niño” se
refiere tanto a niños como adolescentes. El objetivo de este capítulo es revisar la
epidemiología, subtipos, etiología, presentación clínica, diagnóstico diferencial y
tratamiento del TB en niños y adolescentes.

Hoy en día, la sociedad ha avanzado significativamente en cuanto a la


comprensión de las enfermedades mentales. En sus inicios, se consideraba que
una persona con una enfermedad mental, podría ser alguien “tocado” por los
dioses, el cual les da un poder de comprensión de un mundo etéreo que escapa a
nuestra comprensión racional; pasando por la concepción de que en vez de
dioses, esa capacidad del “iluminado” estaría más referida a demonios y pactos
con el diablo; al uso de mecanismos para su control como la privación de libertad,
electroshocks, entre otras, y llegando a nuestros días, en la cual se nos es común
referirnos con ligereza a un compañero y decirle que suena paranoico por decir
que pudiese existir una conspiración mundial de los gobiernos para controlar la

sociedad, catalogar de esquizofrénicos a quien dice haber tenido una visión de un


familiar fallecido o con trastorno de déficit de atención a quien uno percibe como
hiperactivo y con poca capacidad de concentración en la realización de su trabajo

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en determinado momento (Hay que indicar, que aún muchas de estas creencias
primitivas sobre las enfermedades mentales y métodos de tratamiento se
mantienen hoy día y están determinadas según el nivel de evolución de cada
cultura).
Este caso igualmente sucede con la bipolaridad. El término se ha popularizado a
tal punto de que como sociedad, decimos que una persona, digamos un jefe quien
hace unos minutos compartía una anécdota graciosa con sus subordinados y al
rato está de mal humor e irritable, dando órdenes y exigiendo concentración en el
trabajo sin una razón aparente, sufre de bipolaridad. Sin embargo, no siempre esta
comprensión que tenemos sobre las enfermedades mentales es suficiente como
para identificarlas en nosotros mismos o en un tercero. Si bien es cierto que la
bipolaridad implica un trastorno en la cual existen alteraciones en el estado de
ánimo, esta conlleva un conjunto de criterios que a nivel clínico deben estar
presentes para aseverar, esta vez con firmeza y sin ligerezas que una persona
padece esta enfermedad mental.

Epidemiología
La prevalencia del trastorno bipolar TB-I y del espectro bipolar en adultos es
aproximadamente 1% y 5%, respectivamente, y la mayoría de las personas
presentan síntomas del estado de ánimo antes de los 20 años (Perlis et al, 2009).

En las poblaciones clínicas en jóvenes en los Estados Unidos, se ha estimado una


prevalencia de TB de un 0,6% a un 15% dependiendo del entorno, la fuente de
referencia y la metodología para determinar el TB. Estudios recientes,
especialmente en los Estados Unidos, han demostrado un aumento espectacular
en la identificación y en las tasas de TB en niños y adolescentes en los últimos 20
años. Como consecuencia, algunos autores han cuestionado la posibilidad de un
sobre diagnóstico de niños con TB en los EE.UU, mientras que muchos otros han
planteado que durante mucho tiempo se había descuidado la presencia de este
trastorno en la infancia.

Un me análisis reciente sobre la epidemiología del TB en niños y adolescentes de


todo el mundo – que incluyó a 16.222 niños y adolescentes entre 7 y 21 años de
edad entre 1985 y 2007 – informó que la tasa global de TB era de un 1,8% (IC
95%, 1,1%–3,0%) (Van Meter et al, 2011). Este me análisis sugirió que:

• La prevalencia de TB en niños y adolescentes es similar a las estimaciones


actuales de prevalencia de TB en adultos

• La prevalencia de TB en niños y adolescentes no es diferente en los EEUU en


relación con otros países (p.ej., Países Bajos, Reino Unido, España, México,
Irlanda y Nueva Zelanda)

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• A pesar de que el TB se diagnostica con más frecuencia en contextos clínicos, la
prevalencia de TB en los niños y adolescentes en la comunidad no está
aumentando.

Tipos de trastornos bipolares

La forma clásica de trastorno bipolar se caracteriza por fases de depresión y


manía. En función de la intensidad de los síntomas existen dos tipos de trastorno
bipolar:

Tipo I: es la forma clásica, caracterizada por fases maníacas intensas y por


depresiones. En las fases maníacas pueden aparecer delirios (por ejemplo,
creerse Dios o con poderes especiales) y alucinaciones auditivas (voces que dan
órdenes o insultan). En las fases depresivas existe tristeza, apatía, lentitud de
movimientos, ansiedad, insomnio y pérdida del apetito.

Tipo II: se caracteriza por depresiones intensas y fases de euforia moderadas


que se denominan hipomanía. Pueden aparecer síntomas psicóticos pero tienen
que estar asociados a las fases depresivas. Las fases de euforia moderadas a
veces parecen un cambio temperamental o de carácter. Es bastante frecuente que
los familiares detecten más sociabilidad en el paciente, menos timidez, mayor
actividad… Es posible que el paciente no se dé cuenta.

CAUSAS

-Factores genéticos
Se cree que el 60-70% del riesgo de desarrollar bipolaridad depende de factores
genéticos.

Varios estudios han sugerido que ciertos genes y regiones de cromosomas están
relacionados con la susceptibildiad a desarrollar el trastorno, teniendo cada gen
una mayor o menor importancia.

El riesgo de TB en personas con familiares con TB es hasta 10 veces mayor


comparado con la población general. Las investigaciones apuntan a la
heterogeneidad, es decir que diferentes genes están implicados en distintas
familias.

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-Factores ambientales
La investigación demuestra que los factores ambientales tienen un papel
importante en el desarrollo del TB, pudiendo interactuar variables psicosociales
con disposiciones genéticas.

Acontecimientos vitales recientes y relaciones interpersonales contribuyen a la


probabilidad de la ocurrencia de los episodios maníacos y depresivos.

Se ha encontrado que del 30-50% de adultos diagnosticados con TB reportan


experiencias de abuso o traumáticas en la infancia, lo cual está relacionado con
una aparición más temprana del trastorno y con mayores intentos de suicidio.

Desde la teoría evolutiva se podría pensar que las consecuencias negativas que
tiene el trastorno bipolar en la habilidad para adaptarse, provoca que los genes no
sean seleccionados por la selección natural.

Sin embargo, sigue habiendo altas tasas de TB en muchas poblaciones, por lo que
puede que haya algún beneficio evolutivo.

Los defensores de la medicina evolutiva proponen que las altas tasas de TB a


través de la historia sugieren que los cambios entre estados depresivos y
maníacos supusieron alguna ventaja evolutiva en los humanos ancestrales.

En las personas que tuviesen un alto grado de estrés, el estado de ánimo


depresivo podría servir como una estrategia defensiva con la que apartarse del
estresor externo, reservar energías y aumentar las horas de sueño.

La manía podría beneficiar por su relación con la creatividad, confianza, altos


niveles de energía y mayor productividad.

Los estados de hipomanía y depresión moderada podrían tener ciertas ventajas


para las personas que se encuentran en un ambiente cambiante. El problema
estaría en si los genes responsables de esos estados son sobre activados y guían
a la manía y a la depresión mayor.

Los biólogos evolucionistas han propuesto que el TB podría ser una adaptación de
los humanos ancestrales a los climas extremos del norte durante el
Pleistoceno. Durante el verano cálido, la hipomanía podría permitir realizar
muchas actividades en un corto periodo de tiempo.

Al contrario, durante el largo invierno, el sueño excesivo, la ingesta en exceso y la


falta de interés podrían ayudar a la supervivencia. En ausencia de condiciones
climáticas extremas, el TB sería desadaptativo.

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-Factores fisiológicos, neurológicos y neuroendocrinos
Los estudios de imagen cerebral han mostrado diferencias en el volumen de varias
regiones cerebrales entre pacientes con TB y pacientes sanos. Se han encontrado
incrementos en el volumen de los ventrículos laterales, globo pálido e incremento
en la tasa de hiperintensidades de la materia blanca.

Estudios con resonancia magnética han sugerido que existe una modulación
anormal entre el área pre frontal ventral y las regiones límbicas, especialmente la
amígdala. Esto contribuiría a la pobre regulación emocional y a los síntomas
relacionados con el estado de ánimo.

Por otra parte, hay evidencia que apoya la asociación entre experiencias
estresantes tempranas y disfunción del eje hipotalámico-pituitario-adrenal, lo cuál
guía a su sobre activación.

Un TB menos común puede ocurrir como resultado de una lesión o condición


neurológica: trauma cerebral, stroke, VIH, esclerosis múltiple, porfiria y epilepsia
del lóbulo temporal.

Se ha encontrado que un neurotransmisor responsable de la regulación del estado


de ánimo, la dopamina, incrementa su transmisión durante la fase maníaca y
desciende durante la fase depresiva.

El glutamato se incrementa en el córtex prefrontal dorsolateral izquierdo durante la


fase maníaca

SÍNTOMAS

-Síntomas de episodios depresivos


Los signos y síntomas de la fase depresiva del trastorno bipolar incluyen:

 Tristeza persistente.

 Falta de interés por participar en actividades placenteras.

 Apatía o indiferencia.

 Ansiedad o ansiedad social.

 Dolor crónico o irritabilidad.

 Falta de motivación.

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 Culpa, desesperanza, aislamiento social.

 Falta de sueño o de apetito.

 Pensamientos suicidas.

 En casos extremos pueden haber síntomas psicóticos: delirios o


alucinaciones normalmente displacenterios.

Síntomas comunes de la fase depresiva: tristeza, perdida de interés por las


cosas placenteras, falta de energía, incapacidad para disfrutar, dificultad
para concentrarse, desesperación, problemas de sueño, pérdida del apetito.
En casos avanzados de la enfermedad se presentan pensamientos
suicidas, incongruencia y dificultad para llevar a cabo una vida social
normal. Los periodos de depresión varían normalmente entre unas
semanas hasta varios meses, pero es también normal que duren años

-Síntomas maníacos
La manía puede ocurrir en distintos grados:

Hipomanía

Es el grado menos grave de la manía y dura al menos 4 días. No provoca un


descenso marcado de la capacidad de la persona para trabajar, socializar o
adaptarse. Tampoco requiere hospitalización y carece de características
psicóticas.
De hecho, el funcionamiento general puede mejorar durante un episodio
hipomaníaco y se piensa que es un mecanismo natural contra la depresión.

Si un evento de hipomanía no va seguido o precedido de episodios depresivos, no


se considera como un problema, al menos que ese estado de ánimo sea
incontrolable. Los síntomas pueden durar desde algunas semanas hasta varios
meses.

Síntomas comunes de la fase maníaca: hiperactividad, disminución del sueño,


pensamientos acelerados y desordenados, irritabilidad, conducta desorganizada.
En casos graves se desarrollan agresividad, delirio o alucinaciones. Los periodos
de manía varían y pueden durar entre unos días hasta varios meses.

Se caracteriza por:

 Mayor energía y activación.

 Algunas personas pueden tener más creatividad y otras ser más irritables.

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 La persona se puede sentir tan bien que niega que pasa por un estado de
hipomanía

- Manía
La manía es un periodo de euforia y alto estado de ánimo de al menos 7 días. Si
no se trata, un episodio de manía puede durar de 3 a 6 meses.

Se caracteriza por mostrar tres o más de los siguientes comportamientos:

 Habla rápida e ininterrumpida.

 Pensamientos acelerados.

 Agitación.

 Distracción fácil.

 Comportamiento impulsivo y de riesgo.

 Gastos excesivos de dinero.

 Hipersexualidad.

Una persona con manía también puede sentir falta de necesidad de dormir y juicio
inadecuado. Por otra parte, los maníacos pueden tener problemas con abuso de
alcohol u otras sustancias.

Manía y depresión son los síntomas más comunes de la enfermedad. La


fluctuación entre estos dos extremos le ha dado el nombre de bipolar. Pero este
trastorno puede manifestarse también de otras maneras. Si los síntomas de manía
son leves – se le llama hipomanía. Es también común que el estado maníaco y
depresivo se presenten mezclados – a esto se le llama “estado mixto”. Cuando los
cambios entre el estado maníaco y depresivo ocurren frecuentemente se le
denomina “estado con ciclos rápidos”. Muchas veces es difícil determinar los
síntomas de la enfermedad. El trastorno bipolar debuta mayormente durante la
adolescencia y hasta los 25 años de edad, pero no es raro que la enfermedad
haga su debut algo antes o bastante después de este periodo. Puede tardar
mucho tiempo antes de descubrirse que los problemas de estado de ánimo que
sufre una persona son causados por el trastorno bipolar. La forma más común del
trastorno bipolar, es decir manías típicas alternadas con depresiones, afectan a
casi 1 % de la población. Pero si incluimos los otros tipos del trastorno los
afectados ascienden al 5 % de la población.

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Cómo se manifiesta el Trastorno Bipolar en niños?
Canto más pequeño es el niño, mayores son las dificultades de llegar a un
diagnóstico correcto y, por tanto, mayores son las probabilidades de equivocarnos.
Existe la propensión a confundir los trastornos bipolares con el Trastorno por
Déficit Atencional con Hiperactividad o con Problemas de Conducta con las
importantes consecuencias negativas que esto comporta para el tratamiento
correcto. En la infancia, contrariamente a lo que sucede en los adultos, las
alteraciones del humor oscilan rápidamente. El niño suele presentar una mezcla
entre los síntomas de manía y depresión, gran irritabilidad de forma más o menos
continuada y permanente.

Síntomas que pueden presentarse son:

1. Alteraciones del estado de ánimo:

1.1. Humor eufórico, irritabilidad o ambos.

1.2. Depresión: tristeza, llantos.

Estos cambios de humor suelen ser rápidos, durar desde horas a pocos días,
pueden aparecer de forma explosiva y ser causa de difícil contención en casa.

Síntomas de ansiedad:

2.1. Tensión, mayor nivel de vigilancia (expectante).

2.2. Si el niños es pequeño (5-7 años, aproximadamente), pueden presentarse


episodios de ansiedad de separación, sobre todo en situación de estado de ánimo
depresivo.

2.3. Menor número de horas de sueño. Si predomina la depresión, no es raro que


se duerma demasiado.

TRATAMIENTOS

Medicación para el trastorno bipolar


Los medicamentos estabilizadores del estado de ánimo son la base para el
tratamiento del trastorno bipolar. Estas medicinas hacen que las células del
cerebro se desarrollen y lleguen a ser más resistentes y estables. De esta manera
disminuye el riesgo de cambios bruscos entre la manía y la depresión. Sin el
medicamento se corre un alto riesgo de decaimiento. En muchos casos es
suficiente con estabilizadores de ánimo pero es más común el uso de una

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combinación de varios medicamentos. El tratamiento con estabilizadores de ánimo
es por lo general de por vida. Aquí algunos ejemplos de los medicamentos más
usados para el tratamiento del trastorno bipolar:

Litio (Lithionit®) es uno de los estabilizadores de ánimo más probados que se


usa tanto contra la manía como la depresión. Algunos efectos secundarios pueden
ser temblor, aumento de la producción de la orina, diarrea y aumento de peso,
pero en la mayoría de los casos no hay efectos secundarios o estos son muy
leves. Para determinar la dósis correcta de litio se hacen pruebas regulares de la
concentracion de litio en la sangre, 3-4 veces al año. La funcion de la tiroides,
paratiroides y los riñones, los cuales en algunos casos pueden ser afectados por
el litio, son también controlados regularmente.

Valproato Ergenyl®, Orfiril®, Absenor® ) se usa como complemento o en lugar de


litio para tratar y prevenir manias. Aveces se producen efectos secundarios sobre
todo cansancio, dolor estomacal y aumento de peso. Al inicio del tratamiento son
necesarios hacer análisis de sangre.

Lamotrigina (Lamictal®) es un estabilizador emocional que se usa sobre todo


como complemento al litio para tratar y prevenir depresiones en la enfermedad
bipolar. En algunos casos pueden producir reacciones en la piel en forma de
erupción cutanea. Por este motivo la dósis se aumenta gradualmente durante un
periodo mínimo de 4 semanas.

Los antipsicoticos o neurolepticos (Zyprexa®, Haldol®, Risperdal®, Zeldox®,


Trilafon®, Cisordinol®, Abilify®) se usan para el tratamiennto de casos urgentes
con síntomas de manía. Estos son necesarios a veces como medicina preventiva
a largo plazo.

Los antidepresivos (Cipramil®, Seroxat®, Zoloft®, Fontex®, Cipralex®,


Paroxetin®, Fluoxetin®, Citalopram® m fl) son medicamentos para aumentar el
estado de ánimo. Se pueden usar también contra depresiones en el transtorno
bipolar pero con mucho cuidado puesto que en algunos casos pueden causar
manías, hipomanías, estados mixtos o estados con ciclos rápidos. Por lo tanto los
antidepresivos deben ser usados junto con medicamentos estabilizadores del
estado de ánimo

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Tratamiento psicosocial

Orientación familiar.
Los padres deben tener un conocimiento lo más exacto posible de la enfermedad
de su hijo/a. Se debe trabajar con ellos con el objetivo de que pierdan los miedos y
que puedan colaborar el tratamiento a través de la comprensión de los “problemas
de conducta” y los inexplicables cambios de humor tan característicos de estas
enfermedades. En líneas generales deberían:

 ·Actitud firme ante las rabietas y otros desajustes conductuales de su hijo.


 Ser tolerante con aquellos problemas que no sean realmente importantes.
 Procurar no establecer espirales coercitivas que no llevarán a ningún sitio
positivo. Hay que tener presente que su hijo/a presenta serias dificultades
para controlar su conducta y emociones.
 Crear un ambiente relajado en el ámbito intrafamiliar.
 Aprender a relajar a su hijo con alguna técnica sencilla.
 El funcionamiento familiar (actividades), no debe ser excesivamente rígido,
aunque sí manteniendo unos límites claros.
 A veces, la escucha de música relajante, sobre todo en los momentos de
mayor inquietud, puede resultar eficaz.
 Evitar los objetos y las situaciones peligrosas.

Intervención escolar.
Es muy importante considerar al colegio en el tratamiento integral de los niños y
adolescentes con trastornos bipolares. Es habitual que cuando se desencadena la
enfermedad el paciente tenga que dejar momentáneamente el colegio, hasta que
consigamos los reajustes suficientes. Por ello, se deben establecer contactos
periódicos con el / la orientador del centro, tanto para sensibilizar a sus profesores
como para preparar la vuelta al colegio. Todo esto es necesario porque el paciente
debe incorporarse al colegio lo antes posible y son necesarios algunos reajustes:
como incorporación progresiva, actitudes de los profesores frente a las dificultades
que inicialmente pueda presentar ya que, independientemente de su inestabilidad
emocional y/o conductual, también va a presentar los efectos secundarios de la
medicación lo que necesitará de un Plan Individualizado. Se recomienda que ante
comportamientos que, en principio, pudieran parecer inadecuados, se contacte
con el médico del/la paciente para precisar qué se debe a la enfermedad y qué
pueden ser beneficios secundarios.

En los centros que acumulan experiencia con estos pacientes se realizan una
serie de adaptaciones que exponemos a continuación:

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 Evaluar las posibilidades psicopedagógicas del alumno.
 Si el/la paciente presentaba anteriormente dificultades en el rendimiento,
habrá que ajustar el ambiente escolar y académico a esta nueva situación
desencadenada por la enfermedad.
 Deben establecerse mecanismos suficientes de comunicación entre el
colegio y la familia. Se deberán comunicar todas las incidencias.
Igualmente, estos mecanismos de comunicación / coordinación deben
existir entre el médico y el/la orientador del centro escolar.
 Adaptar las entradas y salidas en base a la situación psicopatológica del
paciente.
 Incorporar al paciente a un aula que reúna las mejores condiciones de
tranquilidad. No se recomienda que hayas niños en el aula con trastornos
de conductas u otras conductas disruptivas (ej. Hiperactividad).
 Adaptar las pruebas de evaluación a las posibilidades del paciente.
 La mayoría de las veces, el horario escolar debe adaptarse a la asistencia
del/la paciente a su permanencia el Hospital de Día.

EVALUACIÓN

Entrevistas psiquiátricas
Cuando se evalúan los episodios de estado de ánimo, es importante indagar en su
Frecuencia, Intensidad, Número, y Duración (FIND). Las entrevistas más
ampliamente utilizadas en los estudios de TB son realizadas con dos instrumentos
similares: la Escala Kiddie de Evaluación de Trastornos Afectivos y Esquizofrenia
(KSADS, por sus siglas en inglés) para niños en edad escolar, la versión de
presentación actual y de toda la vida (K-SADS-PL, por sus siglas en inglés) (de
uso gratuito) y la KSADS de la Universidad de Washington (WASH-U-KSADS, por
sus siglas en inglés). Sin embargo, estas entrevistas son extensas, toman una
gran cantidad de tiempo en ser administradas, se utilizan principalmente para fines
de investigación, y requieren la capacitación de los entrevistadores. Dado lo
anterior, las escalas de evaluación de síntomas basadas en el DSM son de gran
utilidad.

Escalas clínicas de evaluación


Actualmente se utilizan dos escalas clínicas para evaluar los síntomas maníacos y
su gravedad en niños y adolescentes, la Escala de Evaluación de Manía en Niños
y Adolescentes (YMRS, por sus siglas en inglés; Young et al, 1978) y la Escala de
Evaluación de Manía K-SADS, desarrollada por Axelson y sus colegas a partir del

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módulo de manía del K-SADS-P (KSADS-MRS, por sus siglas en inglés) (de uso
gratuito).

Escalas de evaluación para niños, padres y educadores


Algunos sugieren que los informes de los padres son más útiles para identificar la
manía que los reportes de los mismos niños, adolescentes y educadores. El
Inventario de Conducta General (P GBI, por sus siglas en inglés; Youngstrom et al,
2008), la versión para padres de la Escala de Evaluación de Manía en Niños y
Adolescentes (P-YMRS, por sus siglas en inglés) (de uso gratuito), la versión para
padres del Cuestionario de Trastornos del Estado de Ánimo (MDQ, por sus siglas
en inglés) y, más recientemente, la Escala de Evaluación de Manía Infantil para
Padres respecto a sus hijos (CMRS-P, por sus siglas en inglés) (Pavuluri et al,
2006) han demostrado tener propiedades psicométricas adecuadas y ser útiles
para el cribado de síntomas de TB en niños y adolescentes.

La versión para padres del Cuestionario de Trastornos del Estado de Ánimo


(Wagner et al, 2006) tiene el nivel de lectura más simple y el mayor número de
traducciones a otros idiomas, pero no es disponible para uso público (su versión
de autor reporte para adolescentes aún está disponible). El Inventario de
Conducta General para Padres (GBI-10, por sus siglas en inglés) (Youngstrom et
al, 2008) tiene la mejor evidencia, es sensible a los efectos del tratamiento, pero
tiene un nivel de lectura más difícil. Se ha sugerido que la Escala de Evaluación de
Manía Infantil para Padres (CMRS -10, por sus siglas en inglés; Henry et al, 2008)
es el instrumento más específico para el cribado del TB en niños y adolescentes, y
tiene una versión para educadores. Los lectores interesados pueden revisar el
artículo de Youngstrom y colaboradores (2005a) donde se comparan varios
instrumentos de evaluación de la manía. Los instrumentos de líneas de tiempo del
estado de ánimo (monitorización del estado de ánimo) deben ser aceptables para
el usuario (niño) y pueden ser modificadas (según la edad, cultura e intereses del
niño) para aumentar la adherencia. Enfoque multidisciplinario Psiquiatras,
psicólogos, pediatras del comportamiento y del desarrollo, trabajadores sociales,
consejeros escolares y educadores, y muchos otros profesionales que están
involucrados en el tratamiento del niño, deben trabajar en equipo, para lograr una
atención óptima en el dominio médico, educacional, familiar y social. Es muy
importante considerar a los padres, al niño y la escuela como parte de este equipo
e incluirlos en la toma de decisiones. También se han utilizado otros instrumentos
de reporte de los padres para el cribado del TB en niños y adolescentes, como el
Inventario de Conducta para Niños (CBCL, por sus siglas en inglés), pero estos
instrumentos no son específicos ni útiles para confirmar la manía (Diler et al,

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2009). Por otro lado, el CBCL o sus subescalas (p.ej., la suma de sus subescalas
de Agresividad, Atención, y Ansiedad/ Depresión – llamado perfil de desregulación
del CBCL, antes denominado perfil bipolar; ver también el Capítulo E.3) pueden
reflejar la gravedad de los síntomas, la comorbilidad, o el impacto negativo en el
funcionamiento de los niños y adolescentes con un TB (Diler et al, 2009). Las
puntuaciones bajas en este perfil (p.ej., problemas externalizantes) pueden ser
útiles para descartar la manía (u otra psicopatología) (Diler et al, 2007;
Youngstrom et al, 2005b).

Intervención psicopedagógica

Terapia cognitivo-comportamental

Diseñada en sus orígenes para el tratamiento de la depresión unipolar, los


objetivos del tratamiento cognitivo comportamental para el TB buscan modificar las
distorsiones cognitivas sobre la enfermedad, monitorear las recaídas, la severidad,
y el curso de los síntomas.

La terapia cognitivo-comportamental se ha utilizado en niños y adolescentes con


TB. Un ejemplo de este tipo de intervención es la terapia cognitivo-
comportamental centrada en el niño y la familia es una terapia diseñada para ser
utilizada junto con la medicación en el TB pediátrico.

Terapia interpersonal
Entendiendo que la autoestima y los vínculos del paciente bipolar suelen verse
afectados por las características de la enfermedad, esta línea de tratamiento
busca capacitar al paciente en la identificación de sus distintos estados
emocionales, la posible relación con su contexto y actividades interpersonales. Se
promueve un estilo de vida organizado, previniendo conflictos vinculares y
promoviendo estilos de comunicación social funcionales. Este modelo se centra en
las situaciones sociales en las que pueden emerger estresores proponiéndose
identificar aquellos patrones de comunicación problemáticos proponiendo
alternativas posibles.

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