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DIáLOGOS

Respuesta a “Los límites


de la hermenéutica analógica”
Mauricio Beuchot

En un inteligente artículo Raúl Alcalá trata de conservar algo de ella, incluso de la mo-
hace algunas observaciones muy atinadas res- dernidad. Aun cuando la modernidad es critica-
pecto a la hermenéutica analógica. Las hace ble, lo es más por los excesos que cometió que
respecto de algunas aplicaciones que se han dado por los caminos por donde iba orientada.
a dicho instrumento cognoscitivo en disciplinas De este modo, la hermenéutica analógica no
como la pedagogía, la psicología y el derecho, en pretende presentarse como panacea, no puede
las que se ha mostrado fructífera. hacerlo. Antes al contrario, es conciencia de las
Pero señala algunas cosas que son importan- limitaciones de nuestros alcances cognoscitivos.
tes. En primer lugar, no se marcan los límites de Claro que tiene límites, tanto en su teoría como
aplicación de la hermenéutica analógica, de mo- en sus aplicaciones. En cuanto a la teoría hay mu-
do que parece un método que aspira a ser único, chos conceptos, aledaños al de analogía, y el de la
una especie de panacea que viene a desbancar a analogía misma, que se resisten a la elucidación
todos los otros métodos. o aclaración completa, conservando siempre un
Para responder a esto quisiera comenzar indi- margen de oscuridad y de ambigüedad, a veces
cando que, por supuesto, la hermenéutica analó- desesperante.
gica no aspira a ser el nuevo discurso del método, En cuanto a sus aplicaciones a diversas dis-
que viene a arruinar a todos los otros métodos ciplinas, trataré de señalar algunas de esas limi-
habidos y por haber. Sería contradictorio con la taciones. La hermenéutica analógica, como toda
misma analogía, sería incurrir en el univocismo. hermenéutica, tiene mayor aplicación a las cien-
En efecto, la misma noción de analogía se intro- cias humanas y sociales que a las ciencias for-
duce al ver las dificultades que conlleva el cono- males y naturales. Por eso se ha centrado sobre
cimiento unívoco, que sólo se puede alcanzar todo en las humanidades. Pero incluso en ella se
contadas veces, si es que puede alcanzarse. Así, han visto algunas deficiencias. Por ejemplo, aun
la analogía es sinónimo de modestia o humildad cuando la economía es una de estas ciencias,
en el conocer; en nuestro caso, es el abandono de requiere lo más que se pueda de univocidad, lo
las ilusiones univocistas de la modernidad. Pero mismo en ramas como la administración, la con-
también es resistencia ante la desilusión posmo- tabilidad, etc.
derna de la racionalidad, de toda racionalidad, y Pero donde al parecer ha encontrado la her-
menéutica analógica aplicaciones válidas y útiles
ha sido la misma filosof ía, la literatura, la his-

R. Alcalá, “Los límites de la hermenéutica analógica”.

M. Beuchot, Compendio de hermenéutica analógica, op. toria, la filología, el derecho, la psicología y la
cit. pedagogía. No es posible sustanciar todas estas

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aplicaciones, pero se han hecho y parece que con subyugó y les impuso paradigmas que no siempre
provecho. les quedaban de manera exacta.
Otra cosa que pregunta Alcalá es si la herme- Para delimitar un poco la hermenéutica ana-
néutica analógica es refutable. De no serlo sería lógica, según pide Alcalá (pues le parece que es
colocada por Popper como metaf ísica y no como demasiado amplia y todo parece caber en ella),
ciencia. Por supuesto que hay un aspecto en el hay que decir que la analogía se aplica a aquellas
que es refutable. He sostenido en varias partes cosas cuyo conocimiento no alcanza la precisión,
que en hermenéutica procedemos por hipótesis pero que tampoco se desea que caigan en la am-
interpretativas de los textos, en ese sentido una bigüedad absoluta, en la equivocidad.
hipótesis tiene que contrastarse, y ya que es dif í- En esta línea, la hermenéutica analógica, co-
cil si no imposible verificarla por lo menos puede mo cualquier hermenéutica, claro que desea in-
refutarse y ser cambiada
por otra conjetura. En
esa medida se escapa del
calificativo de metaf ísica
(que los epistemólogos
tienden a emparejar con
la astrología, la alquimia
o la parapsicología) y se
acerca a la ciencia, aun-
que no creo que pueda
llamarse ciencia o cien-
tífica propiamente.
Heidegger y Gada-
mer ponían la herme-
néutica más del lado de
la ontología (esto es, de
la metaf ísica) que del de
las ciencias (en contra
del positivismo lógico,
que ya estaba actuante
en su tiempo).
Dice Alcalá que tam-
poco se justifica dejar la
epistemología para adoptar la hermenéutica, co- terpretar lo más correctamente posible un texto,
mo pedía Rorty. Es verdad, pero la hermenéutica y para sustentar una interpretación se basará en
analógica, en la misma línea de Rorty, es un reco- las razones o argumentos que haya para eso. Pero
nocimiento de que la epistemología se extralimi- la analogicidad consistirá en que no se exigirá una
tó en sus pretensiones de cientificidad. Se atuvo prueba contundente, sin márgenes de error, cosa
al modelo de las ciencias f ísico-matemáticas, y que se puede pedir a las ciencias formales pero
trató de conquistar la perfecta univocidad en to- no en otras, ni siquiera en las naturales. También
das las disciplinas, incluso en las humanísticas. se prueba en la praxis, por las consecuencias
A diferencia de Rorty, creo que la hermenéutica prácticas que se siguen de mi interpretación (un
puede ser un buen auxiliar de la epistemología, poco de manera cercana al pragmatismo).
en lugar de oponerse a ella. Se complementan, ya También es preciso distinguir la comprensión
que la hermenéutica comprende bien a las cien- de la justificación, pues se puede comprender
cias humanas y sociales, que la epistemología la acción de alguien sin poder justificarla. Creo

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que la comprensión es el paso previo de la jus- en una ontología equívoca, que no tiene funda-

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tificación. Y precisamente he considerado la mento ninguno. Es una ontología analógica, que
argumentación retórica como el contexto de la acepta un fundamento analógico también, es de-
justificación posterior al contexto de descubri- cir, nuestro conocimiento de lo que fundamenta
miento. Digamos que en el descubrimiento inter- no sólo nos alcanza para conocer un fundamento
viene la comprensión (es la intuición, que lleva que se muestra movedizo, no con la inmovilidad,
a un hipótesis explicativa o, en este caso, inter- no la contundencia de lo inconcuso. Al menos
pretativa) y en la justificación interviene la expli- ésa es nuestra experiencia humana, de funda-
cación y el raciocinio (que tiene diversos niveles: mentación existencial y viva, no fija y estática. Se
apodíctico, tópico o retórico), y es la argumenta- quiere evitar tanto el fundacionismo univocista
ción retórica la que me parece que debe tener, co- de la modernidad (que encontraba tal fundamen-
mo mínimo. El propio Alcalá, en otros trabajos, to en el sujeto, en el yo) como el antifundacionis-
ha ponderado la importancia de la retórica para mo equivocista de muchos posmodernos, que no
pasar de la lógica deductiva a la teoría de la argu- aceptan fundamento alguno, ni siquiera débil.
mentación no, como él dice, de la modernidad a Asimismo, tiene razón Alcalá cuando dice
la posmodernidad. que la hermenéutica analógica no desconoce
También es cierto que la hermenéutica analó- otras hermenéuticas; hay muchas que aportan
gica tiene un parecido con la dialéctica. Sólo que cosas valiosas. De lo que se trata es de criticar las
se trataría de una dialéctica en la que se busca- que ostentan demasiada univocidad, ya que en
ría la convivencia de los opuestos, no su mutua hermenéutica resulta inalcanzable, y las que caen
destrucción. En una ocasión estuve en una mesa en demasiada equivocidad, la cual es inservible.
redonda con Baudrillard y Mafesoli en el posgra- En este rango intermedio, según sus intenciona-
do de la Facultad de Ciencias Políticas. Después lidades y recursos, se mueve una constelación de
de presentar la hermenéutica analógica, Mafeso- hermenéuticas diversas, que pueden colaborar
li me dijo que le parecía interesante porque era entre ellas.
una dialéctica premoderna, es decir, no como la Es debido a esta pugna por frenar los excesos
hegeliano-marxista, que busca la superación de de la posmodernidad (relativismo excesivo, anti-
los opuestos en una síntesis superior, sino como fundacionismo recalcitrante y nihilismo desespe-
la dialéctica presocrática, en especial la de Herá- rado) que ha surgido la hermenéutica analógica,
clito, que deja que los opuestos convivan y vivan pero también reconociendo las justas críticas que
precisamente de su tensión o en la tensión. la posmodernidad ha hecho de los excesos de la
En cuanto a la relación de la hermenéutica modernidad (racionalismo a ultranza, universa-
analógica con la ontología, Alcalá ha entendido lismo exagerado y metarrelatos pretensiosos),
bien que no se trata de volver a una ontología uní- que han abierto caminos en la actualidad.
voca, ya que no es posible, después de las críticas Por último, expreso mi gratitud a Raúl Alca-
de la posmodernidad. Pero tampoco se hunde lá como un interlocutor valioso. Es un excelente
amigo, precisamente porque se toma el trabajo de
criticar lo que el otro amigo hace, y eso para com-

M. Beuchot, Tratado de hermenéutica analógica. Ha- partir con él lo que percibe y reflexiona. Todo lo
cia un nuevo modelo de la interpretación, 3ª ed., México, cual es parte de la amistad. Además, siempre será
unam/ Ítaca, 2005, pp. 81-92, el capítulo titulado “La argu-
mentación en la hermenéutica. El paradigma de Perelman”. pertinente lo que se atribuye a Aristóteles: “Ami-
Adopto el paradigma de Chaim Perleman porque está a cus Plato, sed magis amica veritas”.
mitad de camino entre la dialéctica y la retórica.

R. Alcalá, “El papel de la retórica en la transición al pos-
modernismo”, op. cit. 
M. Beuchot, Tratado…, op. cit., pp. 97-121.

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