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Introducción
La oratoria, es decir, el arte de hablar en público, requiere de un terreno
propicio para poder desarrollarse: un sistema político que respete fundamentalmente la
libertad de expresión. Por eso, durante la República, el género de la oratoria fue tenido
en alta estima, alcanzando su punto culminante en el siglo I a.C., pues resultaba de vital
importancia poseer habilidad de palabra para influir sobre la gente y alcanzar el poder
en las elecciones. Pero con la llegada del régimen político del Imperio y con la pérdida
de libertades (de expresión, de poder criticar al poder…) la oratoria perdió
importancia y se transformó en una actividad que se ejercía tan sólo en las escuelas
de retórica (donde se enseñaba, en plan sólo teórico y ya sin reflejo alguno en la vida
real).
Sus obras:
Se conservan un amplio número de DISCURSOS:
A) JUDICIALES, en los que actuaba como fiscal (discursos “in”) o como
abogado defensor (discursos “pro”) Un ejemplo del primer tipo lo tenemos
en in C. Verrem, más popularmente conocido como “Verrinas”, en contra de
Verres, gobernador de Sicilia y acusado de malversación de fondos. Un
ejemplo del segundo es Pro Archia poeta (a favor del poeta Arquías), donde
defiende el derecho del poeta griego Arquías a la obtención de la ciudadanía
romana.
B) POLÍTICOS como las Catilinarias que pronunció ante el Senado para
denunciar la conspiración de Catilina, un noble romano que intentó dar un
golpe de Estado y arrebatarle el consulado; o las Filípicas, catorce discursos
contra Marco Antonio a la muerte de César que le costaron la vida.
Finalmente hay que destacar entre su ingente producción literaria una serie de
TRATADOS DE RETÓRICA, obras teóricas en las que expone los estilos y
cualidades que debe tener un buen orador: Brutus, De oratore, Orator.
También explica los elementos con los que debe contar un discurso bien hecho:
-inventio o búsqueda de argumentos.
-dispositio o distribución de los mismos en el orden correcto.
-elocutio o arte de utilizar las palabras más convenientes en cada momento.
-memoria para recordar cada cosa en el lugar adecuado.
-actio o la puesta en escena del discurso, gestos, tono de voz, etc.
Estilo:
Destacan en sus escritos los siguientes rasgos:
--una preocupación por la pureza de la lengua, evitando todo helenismo o neologismo.
--una simetría en la construcción de la frase.
--imposición de un ritmo a su discurso para mejor conservar la atención del auditorio.
Como orador, aprovecha todos los recursos de su talento para conseguir sus
propósitos que, como hemos mencionado anteriormente, son agradar, conmover y
convencer. Por esto, sabe ser dramático, irónico o ingenioso según lo requieran las
circunstancias.