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Un actor es una persona que interpreta un papel en la televisión, el cine, el teatro o la radio.
Se trata de un individuo que se pone en la piel de un personaje, es decir, que juega a
representar la vida de otro sujeto.
El paso siguiente en la actuación es conocer el libreto que debe respetar. El actor tiene una
letra que repetir en el escenario, aunque, muchas veces, también queda lugar para la
improvisación.
Una vez que el actor ya conoce la personalidad del personaje que tiene que interpretar y sus
parlamentos, llega la hora de la actuación en sí misma, que es el trabajo que lleva a cabo en
el escenario teatral, en el set de filmación, en el estudio de TV o, en el caso del radioteatro,
en estudio de radio.
Por supuesto, el escenario puede estar ubicado en cualquier lugar, y así es como existe el
teatro callejero o incluso pueden interpretarse pequeñas obras o escenas en el transporte
público (por ejemplo, el tren).
En general se considera que un verdadero actor es aquél que hace teatro; el mismo Tom
Hanks, considerado por muchos uno de los más talentosos del mundo, ha apoyado esta idea
en una entrevista, señalando que le gustaría trabajar en teatro cuando se retire del cine.
Resulta imposible de negar que actuar en vivo conlleva una serie de presiones y riesgos que
simplemente no existen en el cine, tales como tener que recordar el texto o ser capaz de
improvisar evitando que la audiencia lo note y consiguiendo que el resto del reparto se
adapte a los inesperados cambios.
Los actores cómicos deben enfrentarse a un enemigo aún más temido que la falta de
memoria: el público. Del mismo modo que ocurre en el mundo de la música, un mismo artista
puede ser celebrado en un teatro y abucheado en otro. Sin llegar a dichos extremos, los
humoristas que realizan espectáculos unipersonales se encuentran muchas veces con
audiencias que no entienden sus chistes, y como consecuencia directa, no se ríen. Uno de
los recursos utilizados en esas situaciones consiste en improvisar líneas “más directas”, que
requieran de un grado menor de abstracción para comprenderlas.
Texto
Las obras dramáticas se escriben en diálogos y en primera persona, en el que existe las
acciones que van entre paréntesis, (llamado lenguaje acotacional)
El hecho de que la obra sólo adquiera plena vigencia en la representación determina además
el carácter distintivo de la escritura dramática respecto a otros géneros literarios. La mayoría
de los grandes dramaturgos de todos los tiempos, desde los clásicos griegos al inglés William
Shakespeare, el francés Molière, el español Pedro Calderón de la Barca o el alemán Bertolt
Brecht, basaron sus creaciones en un conocimiento directo y profundo de los recursos
escénicos e interpretativos y en una sabia utilización de sus posibilidades.
ACOTACIONES TEATRALES
La acotación es todo texto no pronunciado por los actores (suele aparecer en cursivas y entre
paréntesis) que fija los detalles físicos de la escena.
Ello implica la escenografía, el movimiento de los personajes, su expresión facial. Es indicador
igualmente de emociones, por lo que se convierte en un apoyo a la tensión dramática.
Las acotaciones escénicas al comienzo de cada acto son las más extensas porque describen
las características del decorado en que tendrá lugar la acción.
Finalidad
“Las acotaciones son los textos en los que el autor teatral hace indicaciones sobre cómo ha
de ser la representación. Son propias del texto dramático, y conforman la guía de la
transformación del texto en espectáculo.”
Todos los datos aportados por las acotaciones son trasladados a escena mediante referencias
objetivas que son percibidas por el espectador, convirtiéndose en “una verdadera polifonía
informativa.
El espectador de una representación no tendrá acceso a las acotaciones en la forma
lingüística del texto escrito a la que sí accede el lector, sino a la forma espectacular que
adquieren en el escenario.
Las acotaciones son principal pero no exclusivamente de carácter funcional para la puesta en
escena. Mientras que el diálogo se destina a la realización oral, las acotaciones pueden
transformarse en signos no verbales que se ofrecen simultáneamente con los signos verbales
del diálogo en el escenario.
El texto dramático sin acotaciones (o con unas acotaciones mínimas) deja en libertad la
inventiva del director sobre el modo de presentar la obra.
El texto con acotaciones, en cambio, refleja la opinión del autor sobre cómo cree que se han
de presentar los otros elementos de la representación que no son la palabra (o incluso matizar
el tono, volumen… de ésta: nerviosísimo, amenazador, canturreando una canción...)
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