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Diversidad cultural

La diversidad de la cultura humana es asombrosa. Los valores y las normas de comportamiento varían enormemente de una
cultura a otra, y a menudo contrastan notablemente con lo que los habitantes de las sociedades occidentales consideran –
normal. Por ejemplo, en Occidente actualmente se considera que el asesinato deliberado de bebés y niños constituye uno de los
peores crímenes. Pero en la cultura china tradicional a menudo se estrangulaba a las niñas al nacer porque se consideraban un
lastre más que una ventaja para la familia.
En Occidente comemos ostras y no gatitos o cachorros de perro, pero éstos son auténticas exquisiteces en algunas partes del
mundo. Los judíos no comen cerdo, mientras que los hindúes comen cerdo, pero rechazan la carne de vaca. Para los
occidentales besarse es una manifestación normal del comportamiento sexual, pero en otras muchas culturas dicha práctica es
desconocida o se tacha de desagradable. Todos estos rasgos distintos del comportamiento son aspectos parciales de amplias
diferencias culturales que distinguen unas sociedades de otras.
Las sociedades pequeñas tienden a ser culturalmente uniformes, mientras que las sociedades industrializadas son culturalmente
diversas, e incluyen numerosas subculturas distintas. En las ciudades modernas, por ejemplo, existen muchas comunidades
subculturales que viven unas de otras. Por ejemplo, en algunas áreas del centro de Londres existen actualmente muchos
agrupamientos subculturales: indios occidentales, pakistaníes, indios, bangladeshianos, italianos, griegos y chinos. Todos ellos
pueden tener sus propios territorios y modos de vida.

Culturas extrañas

"Anthony Giddens nos habló ya hace tiempo sobre el etnocentrismo y las dificultades que las personas tenemos para aceptar
otras culturas mirando con ojos horrorizados unas costumbres distintas a las nuestras.
A todo aquel que alguna vez se preguntó por qué las vacas son sagradas en la India o pensó que es una tontería que los
musulmanes no consuman cerdo... En fin, todo el mundo tiene sus “rarezas”. Giddens nos da una lección magistral acerca del
refrán aquel que dice: “ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio...”

“Toda cultura contiene sus propios modelos de compromiso, los cuales resultan extraños a aquellos con otro bagaje cultural.
Podemos tomar como ejemplo los Onacirema, grupo descrito en una célebre investigación de Horace Miner (1956). Miner
concentró su atención en los elaborados rituales corporales que acompañan a la ceremonia matrimonial entre los Onacirema,
rituales de extrañas y exóticas características. Su descripción merece ser citada en toda su extensión:
“ La creencia fundamental que subyace a todo sistema parece ser que el cuerpo humano es feo y que su tendencia natural es
hacia el debilitamiento y la enfermedad. Encarcelado en este cuerpo, la única esperanza del hombre es poder apartarse de éstas
características mediante el uso de las poderosas influencias del ritual y la ceremonia. Cada hogar tiene uno o más altares
dedicados a este fin (...). el lugar central del altar lo ocupa una caja o cofre construido en la pared. En este cofre se guardan
numerosos amuletos y pociones mágicas sin los que ningún nativo cree poder sobrevivir. Estas preparaciones las elaboran
diversos especialistas. Los más poderosos son los curanderos, cuya asistencia debe recompensarse con múltiples regalos. Sin
embargo, estos curanderos no proporcionan las pociones curativas a sus clientes, sino que deciden sobre los ingredientes y
luego los escriben en una lengua antigua y secreta. Esta escritura la comprenden únicamente los curanderos y los herbolarios,
quienes, a cambio de otro regalo proporcionan los amuletos necesarios (...).
Los Onacirema sienten al mismo tiempo un horror casi patológico y una fascinación por la boca, cuya condición se cree que
tiene una influencia sobrenatural en todas las relaciones sociales. Si no fuera por todos los rituales de la boca creen que se les
caerían los dientes, que sus encías sangrarían, que las mandíbulas se reducirían, que sus amigos les abandonarían y que sus
amantes les rechazarían. Creen también que existe una fuerte relación entre las características orales y morales. Por ejemplo,
existe una ablución ritual de la boca de los niños que se supone mejora su fibra moral.
El ritual corporal cotidiano general incluye un rito bucal. Además de ser sumamente puntillosos con el cuidado de la boca, este
rito conlleva una práctica que resulta repulsiva para el no iniciado. Me contaron que el ritual consiste en insertar una pequeña
brocha de pelo en la boca, junto con ciertos polvos mágicos, y en mover la brocha con una serie de gestos formales.

¿Quiénes son los Onacirema y en qué parte del mundo viven? Usted mismo podrá responder a esta pregunta e identificar la
naturaleza de los rituales corporales descritos, simplemente deletreando “Onacirema” de atrás hacia delante. Prácticamente
todas las actividades cotidianas parecen extrañas si son descritas fuera de contexto, en lugar de verse como parte del modo de
vida total de un pueblo. Los rituales de aseo occidentales no son ni más ni menos extraños que las costumbres de cualquier
grupo del Pacífico que se saca los dientes con el fin de embellecerse, o de ciertas tribus sudamericanas que se introducen aros
en los labios para resultar más protuberantes, ya que creen que ello realza su atractivo.

Anthony Guiddens, Sociología 1993. cultura, individuo e interacción social."

Actividades

a) ¿Por qué la diversidad de la cultura humana es asombrosa? Mencionen ejemplos. b) ¿Qué entienden por subcultura? Hay
alguna en nuestro país? c) Después de conocer la cultura de los Onacirema. ¿Qué reflexión les merece?

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