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UNIVERSIDAD ESAN

Libro de Ensayo:

“Jueces, justicia y el poder en el Perú”

Autor: Luis Pàsara

Ensayo parte del curso de Sociología y Derecho que presenta la alumna:

Vivian Sarela Martínez Reynoso


Código: 18100384
Profesor: Honores Gonzáles, Renzo
Sección:
Lima 01 de Octubre del 2018
JUECES, JUSTICIA Y PODER EN EL PERÚ

Explicar la relación de jueces, justicia y poder en nuestro país no es una

tarea sólo de descripción y caracterización tan común al poblador, requiere de

un análisis científico y profundo. La intención principal del presente ensayo es

explicar cuál era el desafío de la justicia peruana en la década de 1970.

La tesis de Luis Pásara establece que el principal desafío de la Justicia

peruana en la década del 70 era lograr la independencia de los otros poderes

del Estado y la otra lograr una reforma que mejore el poder judicial.

En todas las sociedades el poder controla la administración de justicia,

porque el dominio político fortalece significativamente el estatus de poder y la

estabilidad de sus centros de decisión, manteniendo por consiguiente la

estructura social, por tanto se deduce también que el poder político no permite

una descentralización de decisiones judiciales porque posibilita compartir el

poder.

Los efectos sociales del orden jurídico sobre la vida, la libertad y los

bienes son cuestiones sustanciales para entender que sucedió en la década de

1970 durante el gobierno militar de Juan Velazco Alvarado. En primer término se

analiza la relación entre la administración de justicia y el poder donde el

gobernante expone a la población su respeto por un Poder Judicial que mantiene

el “orden jurídico” el cuál fue alterado con el golpe de estado. El segundo punto

del análisis se centra en la creación de un cuerpo legal, de normas que la

sociedad gesta y la hace respetar para desenvolverse, aun cuando la cuestiona.

La relación entre juez, justicia y poder en el Perú se ve reflejado desde

tiempos muy anteriores a esta década. Así, los pocos estudios peruanos
realizados al respecto empiezan por caracterizar que el origen de esta ”relación

funcional” se remonta a la época de la colonia (Quiróz, 2013), porque la

aplicación de la ley a través del aparato judicial está muy unida con el poder de

los gobernantes y que genera en el poblador cierto temor y desconfianza y que

deben recurrir a él para resolver conflictos sociales (Iberico, 1980)

constituyéndose a su vez como “un mal necesario” porque es un rechazo y

contestación a una justicia impuesta por un orden social para mantener el

sistema, sin embargo se amparan en un organismo estatal del cual desconfían.

Existe en esa década una crisis de legitimidad social del Poder Judicial

pero justificada por el Gobierno Militar para mantener el orden jurídico. Algunos

jueces consideran que la crítica a la administración de justicia es problema de

hombres, de las personas por cuanto hay carencia de honestidad, de

capacitación; mientras que otros dicen que la crisis se centra en el contenido de

la propia ley que no se ajusta al orden social y no son justas.

En el discurso de la época se dice que la justicia que se busca realizar a

través de las sentencias, exige el que éstas expresen la voluntad de la Ley

apoyados por las pruebas del expediente judicial y mediante el cual el juez debe

decidir por tanto el poder judicial no debe tener vinculación política.

La Constitución de 1979 considera un juez apolítico a su tarea, ajeno a

todo lo que no sean las pruebas que obran en el expediente y las normas

contenidas en la Ley. Sin embargo el concepto de autonomía de poderes resulta

un formalismo pues el contenido del ordenamiento jurídico, sus principios y las

sentencias ejecutadas son dependientes del sistema político.

Respecto a la vida, contradictoriamente en esa época se fusilaron a

presuntos delincuentes por cometer actos ilícitos, aun cuando no hubo el debido
proceso, constituyéndose estas acciones en generar un rechazo de la población;

respecto a la libertad, esta fue restringida en el gobierno militar cuando se

acentuaron las deportaciones por profesar actitud contraria al gobierno de facto

y sobre los bienes cuando se establece la Reforma Agraria que decidió expropiar

terrenos de propiedad privada a favor de los campesinos.

En la realidad se visualiza que el administrador de justicia se identifica con

cierto sector social principalmente el de poder principalmente el político el cual

responde a un orden internacional constituyéndose en un estado oligárquico de

tal manera que los principios jurídicos eran incongruentes con la realidad socio

económica de la población. Estas consideraciones hacen deducir que existe una

“justicia de clase” que reduce el proceso judicial a la relación de poder de quienes

litigan y de las características socio económicas de su población subyugándose

a la voluntad expresa de quien es socialmente dominante.

El Estado utiliza el poder cuando existen conflictos sociales y se vale del

Poder Judicial para ello, utilizan dos tipos de normas las sustantivas que

establecen deberes y derechos para las partes en conflicto y las procesales el

cual indica quién debe encargarse de resolver el litigio.

La judicatura ha sido siempre un espacio de poder ayudado por los líderes

políticos quienes consideran que las cortes son instrumentos claves para

controlar decisiones sobre políticas públicas y sobre los intereses predominantes

de la sociedad considerando a los “poderosos” quienes son protegidos a través

de la maquinaria judicial, llegando aún a la designación, ascenso y destitución

de jueces por quienes controlan el Estado para evitar el ingreso de personas

contrarios a ese sistema, legitimando su actuar a favor de un grupo o clase

social. Durante el gobierno militar existió mediocridad judicial y sumisión al poder


originando una distinta forma de pensar del aparato judicial por cuestionar la

forma como se venía desempeñando la función del Estado; sin embargo el

desmoronamiento de la ideología tradicional y la pluralidad ideo jurídica posterior

son los efectos más importantes de ese periodo. El Poder Judicial se halla

subordinado al poder político que controla los otros poderes del Estado y avala

sus decisiones.

En conclusión en la década del 70 no se logró la independencia del Poder

Judicial por cuanto fue establecido por el gobierno Militar de Velazco y por el

contrario lo legitimó. Porque se entiende que la la separación de poderes está

basada en la división funcional de los poderes, la división desde el punto de vista

de los órganos y la diferenciación personal entre los miembros que la componen

(Losing 2011). Tampoco se logró la tan ansiada reforma judicial. Los posteriores

gobiernos civiles como militares mantuvieron el dominio político excluyente de

las grandes mayorías de la población. Por ello urge la necesidad de despolitizar

la justicia para que la población perciba que la justicia no es controlada por el

poder y llegue a las poblaciones por igual, conceptos técnicos jurídicos y no

políticos, procedimientos formalizados que prevalecen sobre el derecho

sustantivo, principios establecidos que se imponen sobre preferencias

personales y donde debe primar la buena fe de quien imparte justicia.

Finalmente considero que falta mucho por lograr la independencia de

poderes mientras siga existiendo desigualdades entre las poblaciones urbanas

y rurales de nuestro país, mientras siga existiendo pobreza y desnutrición entre

nuestros niños y niñas, deficiente educación entre la zona urbana y rural, entre

el acceso a los servicios básicos y se logre una mejor calidad de vida porque el

poder político necesita legitimarse para seguir manteniendo la situación social


de la población. Por el contrario se visualiza un sofisticado sistema de corrupción

e impunidad que se origina por el control político de todos los poderes del Estado

administrado por personas con deficiente capacidad moral y profesional que

facilitaron su sometimiento al poder (Mejía, 2001).

Aún existe justicia en nuestro país, ya sea por problemas de acceso, sean

territoriales o lingüísticos, barreras económicas o culturales, que es

incomprensible para el ciudadano. La falta de control judicial sobre el desempeño

de quien gobierna –alcaldes, ministros, parlamentarios, presidentes– ha sido

casi completa. No todos los jueces se atreven a ejercer el cargo con

independencia.

BIBLIOGRAFÍA

Losing, N. (2011) Independencia y función del Poder Judicial en el Estado


democrático del derecho. Anuario de derecho constitucional
Latinoamericano. Montevideo.

Mejía, B. (2001) Corrupción Judicial en Perú: Causas, formas y alternativas.


Transparencia internacional. Banco Mundial.

Pásara, L. (1982) Jueces, justicia y poder en el Perú. Centro de Estudios de


Derecho y Sociedad. Lima.

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